5.07.12

(184) La Cristiandad. La caballería medieval

(184) De Cristo o del mundo -XXVI. La Cristiandad. 7. La caballería medieval

–O sea que en la Edad Media los cristianos iban a caballo… ¿Es eso, no?

–Más o menos. Ahora le cuento.

La semejanza entre la vida religiosa y la vida laical se mantiene a lo largo de todo el milenio de la Cristiandad, más o menos del 500 al 1500. En estos siglos el hogar verdaderamente cristiano guarda una relativa homogeneidad con el monasterio, y a veces parece un convento por la piedad y la austeridad de las costum­bres. Nada tiene esto de extraño si sabemos que con frecuencia los hijos, especialmente los de los nobles, son encomendados a monjes, frailes o religiosas para que reciban una edu­cación in­tegral. La vida de los religiosos y la vida de los laicos es la misma, la vida en Cristo, vivida en modalidades diferentes. Y no es raro que algunos laicos, al tener ya cria­dos los hijos o al quedar viudos, se hagan religiosos o terciarios, o se retiren a un mo­nasterio al final de sus vidas –como todavía lo hace Carlos I de España a mediados del XVI–.

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27.06.12

(183) De Cristo o del mundo -XXV. La Cristiandad. 6. Laicos medievales-II

–A lo mejor la canonización del rey San Luis fue más bien política. Digo.

–Y dice mal. Justamente fue de los primeros santos medievales que fueron canonizados por la Iglesia después de un Proceso rigurosamente canónico.

En el artículo anterior traje como ejemplo de santidad laical en la Edad Media el ofrecido por las comunidades de los Humillados. Esta vez considero esa santidad en la persona de un laico santo, que no tiene otra comunidad que su propia familia.

San Luis de Francia nació en 1214, en el tiempo en que surgieron los franciscanos y dominicos. Luis IX fue rey de Francia desde 1226, año en que muere su pa­dre. Blanca de Castilla, su madre, llevó la regen­cia un tiempo. El rey Luis casó con Mar­garita de Provenza, a la que amó siem­pre mucho, y con la que tuvo once hijos. Mu­rió junto a las murallas de Túnez en 1270, a los cincuenta y seis años de edad.

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20.06.12

(182) De Cristo o del mundo -XXIV. La Cristiandad. 5. Laicos medievales-I

–No entiendo. ¿Cómo puede usted hablarnos de la espiritualidad de los laicos en la Edad Media si no fue descubierta hasta siglos más tarde, en el Concilio Vaticano II?

–Lo que usted pretende es hacerme rabiar y provocarme. Pero no caeré en la trampa.

Religiosos y laicos medievales. Hemos explorado la espiritualidad de los religiosos en la Edad Media –benedictinos, franciscanos y dominicos–, poniendo como siempre especial atención a su relación con el mundo secular. En esta misma perspectiva estudio ahora la espiritualidad de los laicos medievales, en los que hay igualmente una clara conciencia de que la gracia de Cristo ha de hacer hombres realmente nuevos, vencedores del mundo, del demonio y de la carne, y por tanto distintos de los hombres viejos, no sólo en su vida personal, sino también en su vida comunitaria y social. Los movimientos laicales siguen, pues, las enseñanzas de la Biblia y de la Tradición católica. Y por eso mismo guardan en su espiritualidad una sana homogeneidad substancial con la de los religiosos, de tal modo que sus diferencias son accidentales y afectan sólo a los modos.

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13.06.12

(181) De Cristo o del mundo -XXIII. La Cristiandad. 4. Franciscanos y dominicos

–O sea que los frailes medievales se añaden a los monjes antiguos.

–Ahí los tiene usted todos juntos en la pintura de Fra Angélico.

No es fácil para el hombre actual imaginar siquiera cómo la Edad Media tuvo su alma en los miles y miles de monasterios que había en ella. Pido por eso a mis lectores que hagan un esfuerzo para entender cómo aquella inmensa red de monasterios fue durante siglos el alma de Europa, formando no sólo la trama religiosa, sino también cultural de la Cristiandad. Ellos dieron forma, incluso física, no sólo a Europa, sino también al norte del África y al Asia cristiana. La Orden de San Benito fue la más importante, pero también quiero citar algunas otras de la Iglesia de occidente.

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6.06.12

(180-3) Elogio del pudor - y II. Comentarios

–Cuando alguien inicia en su blog una serie, yo creo que…

–Ya, ya, ya. Hay razones de estado que a veces aconsejan interrumpir la serie.

Una lectora me ha sugerido publicar un artículo partiendo de los 60 comentarios que tuvo el Elogio del pudor antes de ser cerrada la Sala de Comentarios (03/06/12 10:05 AM). La idea me parece buena, y he tratado de recoger todo lo más valioso. Para facilitar la lectura, subrayo algunas frases, y sin cambiar el texto, aunque abreviándolo a veces, arreglo a veces un poquito la ortografía o la sintaxis. El texto íntegro de los comentarios, por supuesto, permanece en el artículo anterior.

Pero antes, unas observaciones previas.

El impudor y la lujuria atacan hoy a la humanidad con una fuerza invasora mayor de lo que se ha conocido antes en la historia. Hasta el tiempo de nuestros abuelos los humanos sufrían muchísimas menos agresiones habituales contra el pudor y la castidad. Estas tentaciones eran incomparablemente menores, y puede decirse que había que buscarlas –comprar una mala revista, asistir a un espectáculo obsceno, ir a un burdel– para caer en ellas. Actualmente, por el contrario, la invasión de impudor y lujuria está omnipresente: en TV, cine, internet, calles y piscinas, publicidad de perfumes, autos o de cualquier cosa, departamentos políticos sobre la juventud, colegios y universidades, fiestas, farmacias, librerías, diarios y revistas, tiendas de confección, etc. La tentación es en esta materia casi continua, y afecta no solamente a los más ricos, sino a toda la población y a todas las edades.

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