19.07.09

(16) El demonio –I

–Me lo temía, me lo veía venir. Y más de uno… Mejor no digo nada.
–Yo también me lo temía, me veía venir su comentario. Lo que me sorprende gratamente es su prudente decisión de no decir nada. Comienzo a sospechar que va usted mejorando.

Hoy no creen en el demonio muchos cristianos, sobre todo entre los más ilustrados. Actualmente, la existencia y la acción del demonio en la vida de los hombres y de las sociedades es silenciada sistemáticamente por aquellos sacerdotes que han perdido la fe en esta realidad central del Evangelio. O que tienen la fe tan débil, que ya no da de sí para confesarla en la predicación y la catequesis. Hemos de reconocer, sin embargo, que esta deficiencia en la fe es muy grave, ya que falsifica el Evangelio y toda la vida cristiana. En todo caso, esto es lo que hay: aleccionados por la Manga de Sabiazos omnidocente de los últimos decenios,

Leer más... »

16.07.09

(15) El adulterio –y II

–Leí el post anterior y el caso Pavarotti me vale, pero el caso Martini no, porque es aislado.
–¿Aislado? Sus declaraciones recibieron muchos apoyos. Según los directores de Vida nueva y de Religión digital, por ejemplo, representan el pensamiento de una gran parte de la Iglesia. Y es verdad.

Adulterio-perverso y adulterio-mal-remedio. En el post precedente cité yo intencionadamente dos casos muy especialmente escandalosos: el adulterio de Pavarotti, que termina en la apoteosis catedralicia de Módena, y las increíbles declaraciones de un Cardenal partidario de que la Iglesia cambie su doctrina y su modo de tratar a los cristianos «divorciados que han vuelto a contraer matrimonio» (sic). Lo hice para mostrar hasta qué punto el horror al adulterio ha ido derivando a una tolerancia próxima a la complicidad.

Leer más... »

14.07.09

(14) El adulterio –I

–Y ahora del adulterio. Y más de uno. Pues vamos bien…
–El adulterio es hoy cada vez más frecuente y más tolerado por el pueblo cristiano. La palabra adulterio, palabra fuerte propia de la Biblia y de la Tradición cristiana, no se emplea ya casi nunca, sino que se habla de divorciados vueltos a casar, que suena mejor. Comienzo citando dos casos.

El caso Pavarotti, 2007. La grandiosa catedral de Módena, una de las joyas más preciosas del románico en Europa, en el corazón de la Emilia-Romaña, pocas veces durante sus nueve siglos de existencia se ha visto invadida y rodeada por muchedumbres tan numerosas, unas 50.000 personas, como las que acudieron a ella, encabezadas por una turba de políticos, artistas y periodistas, con ocasión de los funerales de Luciano Pavarotti.

Leer más... »

11.07.09

(13) Misiones y conversiones

–¿Tres sobre el pudor y uno solo sobre misiones y conversiones?…
–Así es. ¿Y qué pasa? En este blog habrá temas principales que trate brevemente, por tener contenidos muy claros, y otros más secundarios que exijan escritos más extensos. Pero usted no se preocupe por eso. Soy yo el que me encargo de resolver la cuestión en cada caso.

La misión de Cristo en el mundo es la conversión de los pecadores. «Por nosotros los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo y se hizo hombre» (Credo)». Los hombres, pecadores de nacimiento, necesitamos un Salvador divino. El Evangelio, la Buena Noticia más esencial, es que en Belén nos ha nacido «el Salvador» (Lc 2,11); «será su nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Tiene Cristo plena conciencia de que su misión es «llamar a conversión a los pecadores» (Lc 5,32). Por eso comienza su predicación llamando al arrepentimiento (Mc 1,15) y consuma su misión salvadora ofreciendo su vida en el sacrificio de la cruz «para el perdón de los pecados» (Mt 26,28). Ascendido al Padre, y por obra del Espíritu Santo, hace nacer la Iglesia, como «sacramento universal de salvación» (Vaticano II, LG 48, AG 1).

Leer más... »

8.07.09

(12) El pudor –y III

–¿Qué, terminamos ya con el tema?
–Solo por un poquito. Salió muy largo este post, y estuve a punto de hacer dos, un III y un IV.
–Bendigamos al Señor.

El silencio actual en la predicación del pudor rompe una tradición continua, como vimos, desde el Nuevo Testamento. Y este silenciamiento del Evangelio del pudor se hace tanto más incomprensible cuanto más hundido en la lujuria está el mundo moderno. ¿Cómo es posible que estando hoy gran parte del pueblo cristiano tan gravemente enfermo de lujuria casi nunca se le prediquen la castidad y el pudor?… La pregunta, en cierto modo, está mal planteada. Porque es al revés. La falta de predicación del Evangelio del pudor y de la castidad es la causa principal de la abundancia de la lujuria y del impudor en el pueblo cristiano y en el mundo pagano. Cuando un lugar se queda a oscuras, atribuimos esa oscuridad parcial o total a que a luz se ha debilitado o apagado. ¿No es ésa precisamente la causa principal de la oscuridad?

Leer más... »