(723) Iglesias descristianizadas (7) por malas doctrinas (6). Teilhard de Chardin
Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955)
Descendiente de una familia aristocrática de Auvernia (Francia), estudió en un colegio de los jesuitas de Mongré, ingresó en la Compañía de Jesús, y por las leyes antireligiosas de Combes, hubo de proseguir su formación en Inglaterra, y fue ordenado en 1905. Junto a su vocación religiosa, tuvo desde su adolescencia una vocación científica, que se centró en la paleontología, de la que se doctoró en la Sorbona. Fue catedrático de geología en el Instituto Católico de París. Desarrolló, con diversos nombramientos, su especialidad en varios lugares, especialmente en China durante más de veinte años.
Publicó numerosos estudios científicos en diversas revistas especializadas. Y muy pronto vio la conveniencia de conciliar los avances de la ciencia moderna con la dogmática de la Iglesia Publicó con este fin, por medios dactilográficos, numerosas obras, promoviendo lo que alguno han llamado «evolucionismo teológico». Sus escritos, en los que el impulso literario era notable, tuvieron difusión y suscitaron no pocos discípulos. Algunos de ellos, en el año de su muerte, 1955, iniciaron la publicación póstuma de sus Obras completas, inéditas hasta entonces.
–Leonardo Castellani (1899-1981) – Critica de Teilhard
Castellani, argentino, fue uno de los más cultos y excelentes escritores del siglo XX en lengua hispana. Jesuita primero (1918-149), anti-liberal, expulsado de la Compañía (1949), fue acogido como sacerdote por el Obispo de Salta. (1950). En ese año publicó su obra ¿Cristo vuelve o no vuelve?. se atreve Castellani a escribir en su obra ¿Cristo vuelve o no vuelve? –parece increíble–, en la que realiza una crítica muy fuerte contra la ideología teilhardiana.
«Quien dudare de que se está formando ante nuestros ojos una nueva y vasta religión herética puede leer las obras […] o recorrer los numerosos opúsculos a mimeógrafo y sin imprimatur del P. Teilhard de Chardin, […] mezcla detonante que constituye un vasto y complejo programa de neocatolicismo profundamente heterodoxo y ‘modernista’». Y cinco años más tarde ofrece una lista de los principales errores de ese autor, presentes en sus obras de modo implícito o explícito:
«1.– El transformismo darwiniano dado como verdad cierta. 2.– La negación de la Parusía o Segunda Venida de Cristo tal como la entiende la Iglesia. 3.– La negación de la Redención por la obra personal de Cristo. 4.– La negación del pecado original, a la manera de Pelagius. 5.– Monismo materialista evolucionista parecido al de Spencer y Haeckel. 6.– Panteísmo sutil a la manera de Bergson. 7.– Interpretación modernista de todos los Sacramentos, empezando por la Eucaristía, a la manera de Guenther. 8.– Negación del fin primario del Matrimonio y constitución del fin primario del matrimonio en la «ayuda espiritual mutua de los esposos». 9.– Aprobación de los medios contraconcepcionistas en el matrimonio, a la manera de Malthus. 10.– Negativa implícita de la autoridad de la Iglesia para definir, a la manera [modernista] de Loisy, Tyrrel y otros» (Dinámica Social, nº 63, Buenos Aires, nov. 1955).
–La Iglesia reprobó los errores de Teilhard
+Pío XII (1939-1958), a los doce años de su pontificado, en la encíclica Humani Generis (1950), Sobre las falsas opiniones contrarias a los fundamentos de la doctrina católica, incluye una crítica contra la ideología de Teilhard, sin nombrarlo:
3.– Algunos admiten de hecho, sin discreción y sin prudencia, el sistema evolucionista, aunque ni en el mismo campo de las ciencias naturales ha sido probado como indiscutible, y pretenden que hay que extenderlo al origen de todas las cosas; y sostienen temerariamente la hipótesis monista y panteista de un mundo sujeto a perpetua evolución… 5.–Los teólogos y filósofos católicos… no deben ignorar ni desatender estas opiniones, que se apartan del recto camino… 8.–Los que, o por reprensible afán de novedad o por algún motivo laudable [¿¿¡…!??], propugnan estas nuevas opiniones… Y aunque ordinariamente se suelen tratar, con mayor cautela, esas materias en los libros que se publican, se habla ya con mayor libertad en folletos distribuidos privadamente, sea en lecciones dactilografiadas, conferencias y reuniones. Estas doctrinas se divulgan no sólo entre los miembros de uno y otro clero, en los seminarios e institutos religiosos, sino también entre los seglares, sobre todo entre quienes se dedican a la educación e instrucción de la juventud».
+La Sagrada Congregación del Santo Oficio (1957), un año antes de morir Pío XII , ordena en un decreto que
«los libros del Padre Teilhard de Chardin, S. J., deben ser retirados de las bibliotecas de los Seminarios y de Instituciones religiosas. No deben ser puestos a la venta en Librerías Católicas y no es lícito traducirlos a otras lenguas».
Es una reprobación. Pero de hecho, sin embargo, sus escritos, mimeografiados –por supuesto, sin nihil obstat–, se difundieron ampliamente traducidos a muchas lenguas. Y la verdad es que el combate contra tan grandes herejías no parece que fuera suficientemente planteado… Una vez, que yo sepa, estando en los Estados Unidos, fue citado por Roma para examinar sus doctrinas (octubre 1948), pero tenía otras actividades entre manos y no fue.
+Juan XXIII (1958-1963). Un año antes de su muerte, la Congregación del Santo Oficio (1962) publicó un Monitum severo:
«Varias obras del P. Pierre Teilhard de Chardin, algunas de las cuales fueron publicadas en forma póstuma, están siendo editadas y están obteniendo mucha difusión. Prescindiendo de un juicio sobre aquellos puntos que conciernen a las ciencias positivas, es suficientemente claro que las obras arriba mencionadas abundan en tales ambigüedades e incluso errores serios, que ofenden a la doctrina católica.
«Por esta razón, los eminentísimos y reverendísimos Padres del Santo Oficio exhortan a todos los Ordinarios, así como a los superiores de institutos religiosos, rectores de seminarios y presidentes de universidades, a proteger eficazmente las mentes, particularmente de los jóvenes, contra los peligros presentados por las obras del P. Teilhard de Chardin y de sus seguidores» (AAA 54, 1962,526).
En la misma fecha, L’Osservatore Romano (30-6-1962) publicó el Monitum acompañado de un estudio muy amplio. En éste se describían y reprobaban detalladamente graves errores y ambigüedades, la mayor parte de ellas ya señaladas por Castellani.
La Creación del mundo no es para Teilhard un acto libre de Dios, y la evolución mundana, infaliblemente progresiva, en la que, de alguna manera, Dios se va perfeccionando, conduce necesariamente hacia el Punto Omega. Por eso, «el Cristo de la Revelación no es otro que el Omega de la Evolución»… «Cristo salva. Pero ¿no es preciso añadir inmediatamente que él es también salvado por la Evolución?» (Le Christique, ensayo inédito 1955). Ese mismo texto afirma que hay en Cristo, «en sens vrai», una «tercera naturaleza», no humana, no divina, sino «cósmica».
Estas tesis no son simplemente «ambigüedades y errores serios», sino herejías enormes, que en otros tiempos más sanos y fuertes de la Iglesia, hubieran exigido retractación pública o excomunión.
Teilhard, en su teología-evolutiva, rinde al Mundo una veneración suprema. En 1934 (Comment je crois) confesaba: «si se diera el caso de que yo sufriera una revolución interior (renversement), si llegara yo a perder sucesivamente mi fe en Cristo, mi fe en un Dios personal, mi fe en el Espíritu, pienso que continuaría creyendo en el Mundo. El Mundo (el valor, la infalibilidad y la bondad del Mundo), tal es, en último análisis, la primera y la única cosa en la que yo creo».
–Como he dicho, el combate de la fe contra las grandes herejías de Teilhard fue lamentablemente flojo y poco eficaz. Entre otras cosas nos muestra que ya antes del Vaticano II –en quien algunos ven el origen de todos los errores y males–, sufría la Iglesia, como en toda su historia, el ataque del Padre de la Mentira. Y que el Demonio, al paso de los siglos, fue aprendiendo a sutilizar sus mentiras de tal modo que pudieran penetrar en la misma Iglesia Católica, y concretamente en sus más altas Jerarquías apostólicas y cátedras principales.
De la Iglesia Católica Ortodoxa no tengo noticia de que se den herejías semejantes a las de la Iglesia latina, porque «perseveran en la enseñanza de los Apóstoles» (Hch 2,42) y de los Santos Padres y Concilios del primer milenio. O porque si surgen algunas herejías, inmediatamente son eliminadas. Tampoco el Islam permite en absoluto las herejías contra el Corán. No se dan porque se expulsaría rápidamente a quien las afirmase en público. Y se perseguiría a muerte a quien persistiera en ellas. En la Iglesia latina de Occidente, en cambio –como lo vemos en el caso de Teilhard y lo hemos comprobado ya en otros docentes de «mala doctrina» (blog 718-722), no es infrecuente que Autores católicos heterodoxos sean tolerados, al menos durante decenios, sin reprobaciones eficaces, e incluso promovidos, y que terminen su vida con paz y prestigio… En cuanto a las Iglesias locales que así andan, terminan en Iglesias descristianizadas.
–Intentos de rehabilitar a Teilhard
+El cardenal Agostino Casaroli
Secretario de Estado de la Santa Sede (1979-1990), celebrando el Instituto Católico de París el centenario de la muerte de Teilhard, escribió una carta al Rector para hacer presente a Roma en la solemne ocasión (L’Osservatore Romano 10-06-1981)… Fue tal el número de protestas recibidas, que la Oficina de Prensa de la Santa Sede hubo de publicar un mes después una nota aclaratoria, asegurando que
el Monitum de 1962 seguía vigente, «después de haber consultado al Cardenal Secretario de Estado [Cardenal Casaroli] y al Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, quienes por orden del Santo Padre [Juan Pablo II], habían sido debidamente consultados acerca de la carta en cuestión» (L’Osservatore Romano 20-07-1981). Así andamos…
+El P. Luzzi, S. J., teilhardiano, rebatido por el P. Castellani
El P. Luzzi, ignorando el Monitum de 1962 y obras críticas tan excelentes como la de 1965 del sacerdote argentino P. Julio Meinvielle (1905-1973, canta la gloria de Teilhard en un artículo ¿Mundo y Dios en controversia? Lo publica nada menos que en la revista paolina, de grandísima difusión popular, Familia cristiana (abril 1968).
Poco después, el bueno de Castellani comenta adecuadamente el artículo. Pero antes de cederle la palabra, hago notar que con frecuencia él habla de Telar de Chardon, alegando que «éste es su nombre español, créanme, así lo hubieran llamado Cervantes y Luis de Granada»:
«El trabajo de este profesor [P. Luzzi] constituye un intento de presentar a Telar en forma sinóptica y panegírica, para uso de la familia cristiana indefensa; a la cual la parta un rayo, si se fía de las ‘paolinas’ […] Si Luzzi dijera palmariamente: ‘Nuestro Dios es un dios que se hace’, saltaría a los ojos una herejía patente […] Pero no lo dicen así: lo dicen amontonando la Cristogénesis, la centreidad, la morfología, la superconciencia, el punto Omega, el espacio-tiempo de forma cónica, la noosfera y cien más. Así, que te entienda Las Vargas.
«Las ‘ambigüedades’ hormiguean en este escrito. Tomemos un ejemplo: Telar y su heraldo [el P. Luzzi] llaman conciencia a la afinidad química de los minerales, a los tropismos de las plantas, a la percepción del animal y a la conciencia del hombre; y por si fuera poco, también al hecho –si es hecho– de que ‘el portuario de Londres, el de Buenos Aires, el de Santa Fe reaccionan del mismo modo [?]. Hay algo que los hace manifestarse así, hay una conciencia común… ¿No notamos en esto una unificación de las conciencias?’. O sea una ‘superconciencia’ destinada a unificarse en un bloque e ir a parar al Punto Omega en forma cónica». [Pues no, no lo notamos].
«Esto pasa ya de la ambigüedad; es un bruto sofisma. El profesor dice que es ‘analogía’. Nones. Es un bruto equívoco, es equivocación. Nos toma por memos… Y así se podrían traer seis ‘ambigüedades’ más. Como la que el espacio-tiempo-energía (Trinidad chardoniana) tiene necesariamente forma de cono. Risum tenete, amici! [amigos, aguanten la risa].
«Ellas [las ambigüedades] tiran a persuadir que en la Iglesia hay y había muchas cosas mal, que una buena inyección de Telar curaría como por ensalmo. Los que se opongan a eso, el Luzzi los amenaza con una cantidad de males que resumiremos en esto: se quedarán atrasados en las tinieblas de la Edad Media y no podrán convertir obreros –de los cuales Telar y el Luzzi deben haber convertido millares–; mientras los que se incorporan al movimiento gozarán de una cantidad de bienes tal que recuerdan el aria Ciarlatano en L’elisir d’amore de Donizzeti» (Jauja, nº 18, Buenos Aires, junio 1968).
+Juan Jesús Cañete Olmedo
Sacerdote diocesano de Jaén y Profesor de Filosofía en el Instituto teológico San Eufrasio, agregado a la Facultad teológica de Granada, Universidad Loyola, y en oyros centros académicos. Tiene varias presencias en la web y en redes sociales. He visto algunos artículos suyos y un video actuales de una serie numerosa sobre Teilhard. No he querido ver más. < https://diocesisdejaen.es >… Qué pena.
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Hoy estamos muy necesitados del atrevimiento verbal bien preciso y argumentado del P. Leonardo Castellani, para denunciar y afrontar a «la manga de sabiazos», elevados en nuestro tiempo como grandes ídolos teológicos; alejados años-luz de Escritura, Tradición patrística y litúrgica, Magisterio apostólico y modos de hablar de la Iglesia.
Y en cambio estamos hartos de lenguajes científicos-teológicos, congénitamente ambiguos cuando tratan de Dios y del misterio de Cristo y del Mundo, como los habituales de Teilhard… Si se tratan en un lenguaje totalmente ajeno al lenguaje cristiano, causan necesariamente confusión. Atentan contra «la norma de hablar de la Iglesia» (Mysterium Fidei 10), que ha ido definiendo sus misterios al paso de los siglos con sagradas palabras. Lo que dicen y más aún lo que quieren decir es inconciliable ciertamente con la fe y doctrina de la Iglesia.
–Admiradores actuales de Teilhard de Chardin
No deja de ser significativo que quienes rinden culto al P. Pierre Teilhard de Chardin, S.J. suelen ser señalados enemigos de la Iglesia. Por ejemplo:
+La New Age admira a Teilhard de Chardin. El Pontificio Consejo de la Cultura y el Pontificio Consejo para el Diálogo interreligioso, con otros altos organismos de la Santa Sede, elaboraron un amplio documento sobre la New Age, titulado Gesù Cristo, portatore dell’acqua viva. Una riflexione cristiana sul «New Age»» (2-3-2003). El documento analiza las presentes tendencias gnósticas, panteístas, evolucionistas, naturalistas, esotéricas, etc. que confluyen en la New Age, y señala también su afinidad con el pensamiento de Teilhard, cuando dice en el documento (nota 15):
«A fines de 1977, Marilyn Ferguson [una de las principales teóricas de la New Age], envió un cuestionario a 210 ‘personas empeñadas en la transformación social’, que ella llamó Aquarian Conspirators […] Solicitó a los encuestados que dieran el nombre de los individuos cuyas ideas les habían influido […] Los más nombrados, por orden de frecuencia fueron éstos: Pierre Teilhard de Chardin, C.G.. Yung, Abraham Maslow, Carl Rogers, Aldous Huxley, Roberto Assagioli y J. Krishnamurti». (The Aquarian Conspiracy. Personal and Social Transformation in Our Time, Tarcher, Los Ángeles 1980, pg. 50, nota 1 y pg. 434).
+La Masonería admira también a Teilhard de Chardin. En la Asamblea General del Gran Oriente de Francia (3/7-9-1962), Jacques Mitterrand (hermano de François, presidente de Francia), Gran Maestre de la Masonería, declaró:
Teilhard de Chardin, «quizá sin que se diese cuenta de ello, ha cometido el crimen de Lucifer de que la Iglesia de Roma con frecuencia ha acusado a los masones: él ha afirmado que en el fenómeno de la hominización […] es el hombre quien tiene la precedencia y no Dios y es el artículo principal de este proceso. Cuando esta conciencia colectiva alcance su apogeo en el punto Omega –como dice Teilhard–, entonces habremos producido el nuevo tipo de hombre, como lo deseamos: libre en su carne y sin trabas en su mente» (Roca, XV, nº 171, 3-1982).
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«A Dios nadie lo ha visto jamás» (Jn 1,18). Él se nos revela en toda su verdad por Cristo, su Palabra, que se nos da en «la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia» (Dei Verbum 10). Todo lo que sea inconciliable con esa Santa Tríada luminosa del Espíritu Santo es «pensamiento humano», que dista tanto del «pensamiento divino», como dista la tierra del cielo (Is 55,8-9). Aunque sean pensamientos inefables de Teilhard.
Tiene razón Castellani: nos toman por memos.
José María Iraburu, sacerdote
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