(652) El Santo Cura de Ars
–Danos, Señor, sacerdotes
–¡Danos sacerdotes santos!
–Jesús salvará al pueblo de sus pecados
«Un ángel del Señor le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ella ha concebido es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará de sus pecados al pueblo» (Mt 1,20-21). Y Juan Bautista, al bautizar a Jesús junto al río Jordán, lo presentó a los penitentes que habían venido a recibir de Juan el bautismo: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29).
San Juan María Vianney (1786-1859), como alter Christus, dedicó también su vida principalmente a quitar el pecado del mundo por el sacramento de la penitencia, con la gracia de Cristo Salvador único de los hombres. Bueno será, pues, que recordemos –aunque sea a vuelapluma, pues escribo después de la Misa– su fisonomía sacerdotal y pastoral en un tiempo en que la soteriología (salvación / condenación) [ver en mi blog 08 y 09] se ha casi eliminado de la predicación y de la catequesis, y un tiempo, en consecuencia, en que el sacramento de la penitencia ha desaparecido prácticamente en no pocas Iglesias locales.
¡Santo cura de Ars, Patrono de los sacerdotes parroquiales, ruega por nosotros!
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–Nace en Dardilly, un pueblo cerca de Lion, en el seno de una familia muy cristiana de agricultores, piadosos y compasivos con los pobres, que siempre recibían con servicial amabilidad. En una ocasión atendieron así a San Benito Labre, que acababa de salir de la Trapa, para hacer su vida mendicante.
Juan-María, uno de los seis hijos de esta familia, fue bautizado el mismo día de su nacimiento. Gracias a su madre, pudo decir después: «La Santísima Virgen es mi mayor afecto; la amaba aun antes de conocerla» (Proceso Ordinario 677).
–En su infancia, el Estado perseguía a la Iglesia, y exigía al clero jurar la infame Constitución Civil, que en la comarca de Lión entró en vigor en 1791. La guillotina funcionaba sin descanso: eran los años de El Terror (1793-1794). La iglesia de Dardilly permanecía cerrada. Juan-María, con una hermana suya, pronto fue encargado de sacar el ganado. Arrodillados en el campo hacían sus oraciones.
–A los nueve años Juan-María apenas sabía leer, enseñado por su hermana mayor. En 1794 se abrió por fin en el pueblo una escuela, donde el niño recibió una instrucción básica. Varios sacerdotes no juramentados vivían cerca, en Ecully, disimulando su condición con otros trabajos. Con uno de ellos, que visitó Dardilly, hizo su primera confesión a los once años.
–El general Bonaparte, en un golpe de Estado (1799), devolvió la libertad cívica a la Iglesia. Juan-María trabaja entonces con su padre en las faenas agrícolas. El Concordato logrado entre Roma y París (1801) hizo sonar las campanas de Francia. Juan-María pudo mejorar su formación cristiana, sobre todo con los Evangelios y la Imitación de Cristo.
A los diecisiete años, teniendo solamente conocimientos incompletos de la enseñanza primaria, quería ser sacerdote. A los diecinueve años, el buen sacerdote Balley, que había sido nombrado párroco de Ecully, lo recibió en un improvisado seminario. Carente de los conocimientos más básicos, aunque era muy aplicado e inteligente, en los comienzos progresaba con gran dificultad, y se estrellaba con el latín. Más tarde su estudio se hizo más provechoso.
El Arzobispo de Lión consiguió que los inscritos en el seminario quedaran exentos del servicio militar. Y en esa lista entró Juan-María, que recibió la confirmación a los 20 años de edad. Por un error, que no fue subsanado, en 1807 fue llamado como recluta al cuartel de Lión. Pronto cayó enfermo, tras una serie de complicadas vicisitudes, no llegó a reincorporarse a tiempo, y se vió convertido en prófugo sin haberlo pretendido. En 1810, una amnistía liberó a Juan María de su delictiva situación.
Acelero mi narración por necesidad. Animado por el cura Balley, hizo Juan-María el curso de Filosofía en Verrières (1812-1813). Ingresó en el Seminario Mayor de Lión (1813-1814), pero seis meses después le rogaron que se retirara. Grande fue su pena. Sin embargo, Dios movió el corazón del Vicario General, Mons. Courbon, y enterado de la profunda vida espiritual de Vianney, se decidió a recibirlo: «¿Es un modelo de piedad? Pues bien, yo lo admito. La gracia de Dios hará lo que falte».
Fue encomendado al buen cura Balley, que se encargó de su formación durante el año escolar (1814-1815). Recibió el diaconado en 1815 y a los 32 añosde edad fue ordenado sacerdote el 13 de agosto de 1815, y destinado coadjutor del párroco Balley en Ecully. En febrero de (1818) fue destinado como párroco a Ars, donde permaneció hasta su muerte, en 1859.
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–Fisonomía espiritual y pastoral
Ars era un pueblo pequeño, cuya parroquia se hallaba en muy mala situación espiritual, pues había sido atendido los últimos decenios por sacerdotes «juramentados». En los comienzos de su ministerio, San Juan-María se centró en visitar las familias y en rezar durante horas en la iglesia ante el sagrario. Su santidad humilde y atrayente, fue acercando a la iglesia a la feligresía. Pasado un tiempo, la parroquia salió de su situación miserable a una considerable vida espiritual. Llegó un momento en que los que habían conocido Ars hace años, apenas daban crédito a lo que después veían: «Ahora parece ser un convento».
El Santo Cura era sumamente penitente. Dormía poco más de dos horas. Su alimentación era extremadamente sobria. Nunca tomó vacaciones. Ayudaba con esfuerzo en las parroquias de los pueblos vecinos cuando el cura estaba enfermo o ausente. El clero vecino lo estimaba, y en ocasiones recibía de buen grado sus correcciones amables. A un cura que se quejaba de la frialdad de sus feligreses le dijo:
«¿Ha predicado usted? ¿Ha orado? ¿Ha ayunado? ¿Ha tomado disciplinas? ¿Ha dormido sobre duro? Mientras no se resuelva a esto no tiene derecho a quejarse».
También a los feligreses les inculcaba la penitencia. Pero sobre todo la Misa y los sacramentos, especialmente el de la penitencia y el ayuno del pecado y de las diversiones peligrosas. Acabó con la blasfemia, con la profanación del domingo, con el baile y las modas indecentes. Al mismo tiempo que exhortaba con entusiasmo a la oración:
«El alma no puede alimentarse sino de Dios. Sólo Dios puede bastarle. Sólo Dios puede llenarla. Fuera de Dios no hay nada que pueda saciar su hambre. Necesita absolutamente de Dios… ¡Qué felices son las almas puras que se unen a Dios por la comunión!… ¡Oh hombre, qué grande eres!… Id, pues, a comulgar, hijos míos».
Cada año iba creciendo el número de penitentes que acudían a su confesonario. Incluso comenzaron a llegar de fuera de la parroquia, más aún, de muchos lugares de Francia y del extranjero. Llegaron tiempos en los que pasaba días recluido 10 o 12 horas en el confesonario, atendiendo de día a los hombres, y por la noche, antes de amanecer, a las mujeres. Ayudaba a los más alejados pecadores, que ni siquiera eran capaces de declarar sus pecados, diciéndoselos él mismo, pues, como Cristo, «los conocía a todos… y sabía lo que en el hombre había» (Jn 2,4; +Mt 9,4). Era tal el flujo de penitentes, que se veía en la necesidad de ser breve en la administración del sacramento de la penitencia.
En una ocasión, terminada la acusación larga y terrible, el penitente empecatado esperaba su exhortación, que no llegaba. Miró por la rejilla preocupado, y halló que el Santo Cura estaba llorando. Lloraba al ver ofendido a Dios de tantos modos infames, y lloraba al ver al pecador, tan aplastado por sus culpas –«la maldad da muerte al malvado» (Sal 33,22)–, y que se abría entonces al perdón de Dios…
Pero la alegría de ser el mediador sacramental de ese perdón de Dios era inmensa. En cierta ocasión el señor del Castillo de Ars, Próspero des Garets, que siempre fue muy amigo y ayudante del Cura de Ars en cuanto le era posible, como quien no quiere sonsacar, le preguntó a solas a cuántos calculaba que había convertido en un año. El Cura, con tanta sinceridad como humildad, le contestó: «Más de setecientos». ¡Unos dos por día!… Y así muchos años. Conversiones firmes y perdurables… Él no daba mayor importancia a los milagros corporales que hizo, porque ante todo se gozaba de los milagros espirituales que por él estaba haciendo el Señor.
Con una vida tan orante y laboriosa, todavía halló tiempo para ejercitarse como mendigo y limosnero, pues quiso fundar y sostener la Casa de Providencia, una escuela para educación de niñas ¡y de las que habían de ser sus maestras! Una obra que visitaba todos los días, y que era para él predilecta.
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No sigo, por falta de tiempo. Pero quiero añadir el texto de una predicación del Santo Cura de Ars sobre la oración. Lo copio/pego del que hoy trae la Liturgia de las Horas. Así «oyen» su voz.
De una catequesis de san Juan María Vianney, presbítero, sobre la oración
Consideradlo, hijos míos: el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde está nuestro tesoro.
El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo.
La oración no es otra cosa que la unión con Dios. Todo aquel que tiene el corazón puro y unido a Dios experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura que embriaga; se siente como rodeado de una luz admirable. En esta íntima unión, Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre criatura; es una felicidad que supera nuestra comprensión.
Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada.
Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios. La oración una degustación anticipada del cielo, hace que una parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo. En la oración hecha debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol.
Otro beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y, creedme, que el tiempo se me hacía corto.
Hay personas que se sumergen totalmente en la oración, como los peces en el agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no está dividido. ¡Cuánto amo a estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían a nuestro Señor y hablaban con él, del mismo modo que hablamos entre nosotros.
Nosotros, por el contrario, ¡cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que hemos de hacer o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen Dios: «Sólo dos palabras, para deshacerme de ti…» Muchas veces pienso que, cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro.
Oración
Dios de poder y misericordia, que hiciste admirable a san Juan María Vianney por su celo pastoral, concédenos por su intercesión y su ejemplo, ganar para Cristo a nuestros hermanos y alcanzar, juntamente con ellos, los premios de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
José María Iraburu, sacerdote
Post post.– Se han escrito numerosas biografías sobre el Cura de Ars. Yo recomiendo la antigua y clásica del presbítero Francisco Trochu, El Cura de Ars (Ed. Palabra, Madrid, col. Arcaduz, 1984, 12ª ed., 672 pgs). El benemérito portal Mercaba, ofrece en .pdf gratuitamente la versión íntegra de la 9ª edición de esa obra.
Más moderna, y con gran abundancia de documentos fontales, es la obra de Mgr. René Fourrey, Evêque de Belley, Le Curé d’Ars authentique (Librairie Arthème Fayard, Paris 1965, 557 pgs).
29 comentarios
Que Dios lo colme de bendiciones y le pague con creces todo la ayuda que nos brinda para nuestro crecimiento espiritual.
El Espíritu Santo lo siga iluminando y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
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JMI. -Gracias, Beatriz, fiel lectora de mi blog.
Bendición + JMI
Que Dios nos regale santos sacerdotes enamorados de él. Un saludo desde Colombia tierra de María.
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JMI.-Gracias por su gratitud y sus oraciones.
Bendición +
Todo en un hombre sin grandes cualidades humanas,el mismo así lo admitía. En un pueblo perdido de Francia. Cuanto tenemos que aprender de los santos!!. Laus Deo!!
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JMI.-Da un poco lo mismo lo que sea el hombre concreto en sí mismo. El caso es que "ya no vive él, es Cristo quien vive en él". Y resulta la maravilla de las maravillas.
Bendición +
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JMI.- Y todos los santos son un milagro, a cuál más atrayente.
Bendición +
“Te amo, Dios mío, y mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, Dios mío infinitamente amable, y prefiero morir amándote a vivir sin amarte. Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es amarte eternamente… Dios mío, si mi lengua no puede decir en todos los momentos que te amo, quiero que mi corazón te lo repita cada vez que respiro.”
santo Cura de Ars
Al memorizar que:
Los milagros registrados por sus biógrafos son de 3 clases:
en primer lugar, la obtención de recursos para sus limosnas y alimento para sus huérfanos;
en segundo lugar, conocimiento sobrenatural del pasado y del futuro;
n tercer lugar, curación de enfermos, especialmente niños.
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/ Rogamos, para pedir, la intercesión de San Juan Bautista María Vianney( 1786) el santo cura de Ars, quien, el 4 de Agosto de 1859, luego de haberse recostado por sentirse indispuesto, sintiendo, que era el tiempo de su Pascua, mientras su coadjutor, en el lecho rezaba: «que los santos ángeles de Dios te salgan al encuentro y te introduzcan en la celestial Jerusalén», suavemente, sin agonía, «como obrero que ha terminado bien su jornada», entregó su alma a Dios.( conservándose su cuerpo incorrupto en la Basílica de Ars)
/Oramos, para pedir, la intercesión de San Juan Bautista María Vianney, el santo cura de Ars, teniendo presente su gran espíritu de oración, penitencia por los pecadores, que contradecían la Voluntad de Dios y ejemplaridad de vida , cuyo testimonio de santidad, convocó a miles de peregrinos, no solamente de toda Francia, sino de Europa , quienes, acudían para confesarse, ser aconsejados y recibir sus bendiciones( al cual la autoridad diocesana de aquel entonces, luego de haberle puesto innumerables obstáculos para su ordenación, porque, tenía dificultades para aprender el latín ¡¡¡ logró ordenarse de sacerdote a los 29 años, pero, fue relegado a uno de los pueblos mas pequeños y menos devotos.
/ Imploramos , para no olvidar, que durante los últimos diez años de su vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario, siendo su consejo buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, laicos con toda clase de dificultades y enfermos, caracterizándose por el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural de los fieles que acudían , y gracias a su consejo, constante aliento y dedicación la Madre Marie de la Providencia,(Eugenia Smet) fundó la congregación de Hermanas Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio.
enrique Cheli Pedraza
Instituto
Nuestra Señora de las Américas
[email protected]
Argentina
Sabemos, que san Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, combatió contra Satán o el Diablo y sus legiones de demonios en diversas ocasiones. En una de ellas, mientras se preparaba para celebrar la Misa, le avisaron que su dormitorio se estaba incendiando. ¿Cuál fue su respuesta? “El Gruñón está furioso. Cuando no consigue agarrar el pájaro, él quema su jaula”. Entregó la llave para aquellos que iban ayudar a apagar el fuego. Sabía que Satanás quería impedir la Misa y no lo permitió.
Dios, premió su perseverancia delante de las pruebas con un poder extraordinario que le permitía expulsar al Maligno y los demonios de las personas, víctimas de diversos niveles de infestaciones, obsesiones y posesiones . Su confianza en Dios y fe inamovible nos dan varias lecciones que pueden también ayudarnos en nuestras luchas durante nuestra caminata en esta tierra. Al tanto, que estamos enfrentando una batalla espiritual entre el Bien y el Mal (No dejando de rezar la oración de san Miguel: “Defiéndenos en la batalla, se nuestro amparo y fortaleza contra las acechanzas y perversidad del demonio .Reprímale , pedimos suplicantes, Oh, príncipe de la milicia celestial y arroja con el divino Poder de Dios a Satanás y espíritus malignos al infierno que andan dispersos por el mundo en búsqueda de quien perder”
1. No imaginemos que exista un lugar en la tierra donde podamos escapar de la lucha contra el Mal; si tenemos la gracia de Dios, que nunca nos es negada, podemos siempre triunfar.
2. Como el buen soldado no tiene miedo del combate, así el buen cristiano no debe tener miedo de la tentación( No pedimos en el Padre Nuestro, ser liberados de la tentación, sino, no ceder a la tentación) .
3. El demonio tienta solamente a quienes quieren salir de la esclavitud del pecado y aquellas que están en estado de gracia. Las otras ya le pertenecen, no se preocupa en tentarlas.
( Recordar que la medalla de San Benito nos protege contra el mal)
4. Una santa se quejó a Jesús después de la tentación, preguntando a Él: “¿dónde estabas, Jesús , durante esta horrible tempestad?” A lo que Él le respondió: “Yo estaba en medio de tu corazón, fortaleciéndote”.
5. Un cristiano debe siempre estar listo para el combate. Como en tiempo de guerra, tiene siempre centinelas aquí y allí para ver si el enemigo se aproxima. De la misma manera, debemos estar atentos para ver si el enemigo no está preparándonos trampas y, si él viene a tomarnos de sorpresa…
6. Tres cosas son absolutamente necesarias contra la tentación: la oración, para aclararnos; los Sacramentos, para fortalecernos; y la vigilancia para preservarnos.
7. Y, tomar conciencia , que aun sobreviven en nosotros las consecuencias del pecado original, por lo tanto o nuestros instintos nos gobiernan o nosotros gobernamos nuestros instintos
8. Nuestro Ángel de la Guarda, está siempre disponible para auxiliarnos, y defendernos del enemigo visible e invisible, pero, necesitamos invocarle y convocarlo para que nos custodie .Recordando, decir diariamente :“No nos dejemos estar , trabajemos para ganar el Cielo, que, nos encaminamos rumbo a la “ eternidad”
9. El demonio deja bien tranquilos a los cristianos instalados en irrespetar los 10 Mandamientos o en algunos de los 7 pecados o tendencias e inclinaciones capitales ;ni siquiera se preocupa por tales, mas contra quienes hacen el bien, y, están en pos de la Verdad , él suscita mil sospechas, mil calumnias, mil ofensas.
10. La Señal de la Cruz es temida por el demonio porque es por la Cruz que fue derrotado. Siendo, preciso hacer la Señal de la Cruz varias veces al día, diciendo al mismo tiempo que nos santiguamos : “En el nombre del Padre que nos creo, del Hijo que nos redimió con su preciosísima sangre y del Espíritu Santo que nos santifica con su amor”
Pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen María bajo todas sus advocaciones; de san José; Arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael; Ángel de la guarda y santos y santas del día .
Fuente( Desde la Fe)
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JMI.-Gracias- Bendición
Esto es algo que no entiendo. ¿No es exagerado acabar con todo el baile en vez de solo con los bailes malos? Una jota no puede tener nada de pecaminosa
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JMI.-..."el baile y las modas indecentes".
Prohibe el baile indecente.
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JMI.-Pues ya sabe lo que tiene que hacer: rezar por mí. Ánimo.
Bendición +
Hoy funciona otra guillotina. La guerra con el mundo y sus aliados sólo termina con la Segunda Venida de Jesucristo.
Hay que reconocer que en otras épocas eran más sinceros y directos.
La penitencia y la mortificación física cayeron en desuso. Casi no se sabe de ellas. ¿O son algo malo?
La penitencia no es solo para Cuaresma, y es fuente de tranquilidad.
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JMI.- Hoy son muchos los "cristianos" que son "enemigos de la cruz de Cristo. El término de ésos será la perdición" (Flp 3,19). Culto a las riquezas, al cuerpo, al poder. Anticoncepción y abortos, divorcios y adulterios, ni Misa, ni sacramentos, etc. Apostasía.
Oremos, oremos, oremos. Y demos "testimonio de la verdad", como Cristo (Jn 18,37), "con oportunidad o sin ella" (2Tim 4,2).
Bendición + JMI
Porque los santos no tienen el pensamiento del mundo, sino de Dios: «nosotros tenemos la mente de Cristo» (I Corintios, 2, 16), y así dice el Señor: «Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos - oráculo de Yahveh -. Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros» (Is 55, 8-9).
Si uno ve qué tipo de baile se hacía en su tiempo y él condenaba, seguramente se verá tremendamente sorprendido. Lejos de nosotros calificarlo de puritano o extremista, pues la condena a los bailes parte de una larga tradición que nace ya en los santos padres, como san Ambrosio de Milán o san Juan Crisóstomo, y que tiene sus fuertes ecos en santos como san Francisco de Sales, el santo del presente artículo o san Antonio María Claret (además de algún sínodo regional de la Iglesia); y cuando uno ve las razones que en sus homilías el santo Cura de Ars aducía para prohibir los bailes, verá que son razones vistas sólo con los ojos espirituales, que no se verían sin los dones del Espíritu Santo; razones fundamentadas en un profundísimo conocimiento del hombre y su naturaleza herida por el pecado de Adán.
A este respecto, san Francisco de Sales tiene un artículo dedicado en su "Introducción a la vida devota", donde da razones del peligro y daño del baile, razones que son reforzadas con las homilías del Cura de Ars sobre el baile.
En fin, muchas gracias por este artículo pater. Nuevamente, le ruego su tan necesaria bendición.
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JMI.-Valiosa su aportación. Gracias.
Bendición +
Padre Iraburu, ¿habrá alguna posibilidad de que fuera al revés? Me pregunto qué pensaría un marido que viera salir a su mujer por la noche con el pretexto de irse a confesar.
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JMI.- Todo se hacía con mucho recogimiento y silencio, con un hermano que vigilaba y ponía orden. No tengo noticias de que ningún marido se quejara.
Paz y bien.
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JMI.- Nos hace mucho bien leer "vidas de santos". Mi madre leía el Año cristiano del benedictino Pérez de Urbel, y nos dio ejemplo para que sus hijos hiciéramos lo mismo. Y lo hacíamos.
Nos ayuda mucho esa lectura porque los santos son muy atrayentes, ayuda a conocer a Cristo que en ellos se manifiesta, y nos anima a caminar por donde ellos anduvieron.
Bendición +
Es en los territorios de la Monarquía Hispánica donde el ideal de la gran Cristiandad permanecería, si bien disminuido y limitado, durante al menos dos siglos mas
Sigue siendo un placer leer su blog, Padre.
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JMI.-Gracias por su última frase.
Pero permita que le diga que este espacio se ofrece para "comentarios" acerca del articulo presente.
Bendición +
Es para echar al vuelo la contemplación de la escena...
Dolerse, con-dolerse con el pecador arrepentido... es una forma de Comunión de los Santos...
Completar el confesor, el insuficiente dolor de los pecados del penitente...
Gozarse hasta las lágrimas, con el arrepentido... y gracias al arrepentido...
Gozarse en la Paternidad Divina acogiendo amorosamente al pecador...
¡Gracias, Señor, por el Sacerdocio!. Danos muchos y santos sacerdotes.
Muchas gracias, D. José María.
Ave Maria, gratia plena...
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JMI.- Sí que es una escena impresionante. Y como ésa hay muchas en la vida del Santo Cura de Ars, orgullo de la Iglesia y gloria de Dios.
¡Ruegue por nosotros!
Bendición +
Hoy además me recuerdo a mi misma que con el Señor permanentemente cerca conmigo, Somos uno, y pienso como Él y amo como Él y siento como Él....y en cuanto me separo....vuelvo a ser la mediocre de siempre....parece que hasta muero un poco....Gracias!!!!
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JMI.-Gracias a Dios. Gracias a los santos, que tanto nos enseñan y estimulan con su ejemplo y que tanto nos ayudan con su intercesión.
Bendigamos al Señor que los hace.
Bendición +
Tiempo después, tuvo la oportunidad de ir a Ars para confesarse con el Santo Cura y le contó lo que le había sucedido en aquel baile. El Santo Cura de Ars entonces le contestó que no sintiera pesar por aquella experiencia sino, todo lo contrario, que se sintiera alegre y que diera gracias a Dios por haber sido rechazada porque aquel joven tan galante y apuesto no era otro más que el mismo demonio que había ido personalmente a la fiesta para atrapar almas. Como ella portaba su inseparable escapulario, cuando ella se paseaba por donde estaba el demonio, resultaba obvio que él de inmediato la rechazara con agresividad ya que venía, por así decirlo, guardada por su Ángel de la Guarda y de Nuestra Señora. En cambio, todas las que bailaron con él, quedaron de alguna manera, predispuestas a cometer pecados contra la pureza de diversas índoles según cada naturaleza.
Hasta aquí la anécdota.
No tengo detalles sobre esta historia, sobre quien era la joven, ni donde ni cuando fue la fiesta, por lo que, si hay imprecisiones de tipo histórico o, incluso, es alguna historia piadosa hecha para exaltar las virtudes del santo, pues me atengo a su buen juicio y conocimientos sobre san Juán María Vianney como para que pueda usted dar paso a este comentario de su servidor.
Éso sí, me dejó tan impactado el escuchar esta historia que, desde entonces, no me separo de mi Escapulario en ningún momento teniendo presente claro está que, el mismo no es una especie de amuleto o artilugio mágico que lo libra a uno de no pecar sino una ayuda (un sacramental) que nos ayuda a ir por el buen camino por donde nosotros con la frecuencia de la oración, los sacramentos y la práctica de la virtudes, evitamos caer en las tentaciones que nos asechan y procurar permanecer en gracia de Dios (me corrige por favor si dije alguna cosa en este último párrafo inexacta o inapropiada).
Suplico a Ud humildemente su bendición.
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JMI.- Esas ayudas que prestaba el santo Cura de Ars, "interpretando" con una lucidez extraordinaria los sucesos y situaciones de un penitente en confesión o de un fiel en consulta, tenían una muy especial asistencia del Espíritu Santo. Y contribuía mucho a la conversión de los pecadores y al perfeccionamiento de los fieles fieles.
Bendición +
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JMI.-Ángeles... Así se llamaba mi madre, Ángela, Angelita.
Que la gracia de Dios te revista siempre, haciéndote digna de tu nombre.
Bendición +
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JMI.-"Debiera abrir los comentarios".
¿Y cómo lo sabe usted, si no tiene la menor idea de cuál es mi situación personal, más cerca de los 90 que de los 80?
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JMI.-Gracias por avisar. En cuanto pueda los arreglo.
Bendición +
Agosto, donde vivo: no hay misas de diario y una sola los domingos porque los párrocos de las dos parroquias, faltaría más, "merecen" vacaciones. Eso sí, si hay algún entierro, habrá misa de funeral sin problema.
Puede que me equivoque, pero ¿no se toman vacaciones incluso los papas?
Me hubiera gustado haber podido confesarme con él, por su extraordinaria clarividencia.
Su humildad y paciencia eran heroicas, a pesar de que tenia fuerte caracter, y su generosidad con Dios y con las almas impresionante.
Su Amor era inefable, como se ve en la oración que compuso, que escribe enrique.
Los sermones, son flechas directas llamando a la conversion. No se andaba con rodeos o eufemismos, odiaba el pecado con la misma fuerza que amaba al pecador. Su obsesión era salvar almas, al precio que fuera, el hacia casi toda la penitencia que correspondia a los pecadores que se confesaban con él.
Sus frecuentes ataques del demonio, que no le dejaban dormir, a el le producian alegria, porque pensaba: mañana va a caer un pez gordo, y asi era, al dia siguiente se convertia un gran pecador.
"Dios mío, por esta agua bendita y, por la preciosa sangre de Jesucristo vuestro Hijo, lavadme, purificadme de todos mis pecados".
Esta oración la compuso para librarse de los pecados veniales.
Muy amante de la Virgen Maria, como no podia ser de otra manera, compró una imagen de la Virgen, y le puso una cinta con los nombres de todo el pueblo.
Con su extraordinaria clarividencia, vió que algunas almas se salvaron por una gracia especial en los últimos instantes de su vida.
Gracias a Dios y a Juan Maria Vianney, por tan gran santo.
Saludos cordiales.
Que hay que orar ... ya lo sé. Pero poco puede hacer Dios, mientras los implicados NO QUIERAN, cambiar.
Ante la falta de otra oportunidad, me gustaría hacerle una consulta teológica. Si así lo estima, no publique este comentario, ya que se sale del tema del post, y desde ya le pido disculpas por eso. Sin más, mi duda, por si me puede ayudar:
Desde hace rato vengo estudiando todo lo relacionado con el Magisterio, pero hay algo que no me queda claro, y es lo referido al Magisterio ordinario. Diversos autores dan respuestas distintas. Mi pregunta en concreto:
¿Cómo reconocer aquello que es magisterio ordinario?, debe ser determinativo, impositivo, o basta con que el Papa, por ejemplo, tenga la intención de enseñar algo relativo a la fe y la moral?
Por ejemplo, el caso de la Amoris Laetitia, en los cual concuerdo con usted en que el capítulo 8 no es propiamente Magisterio ¿Que debería decirse, que no es Magisterio, o que es Magisterio ordinario (meramente auténtico) y que ahí ha errado?
Le agradecería me de luz al respecto, sobre todo en mi pregunta fundamental ¿Cómo reconocer cuándo alguna enseñanza es Magisterio ordinario?
PD: perdón por aclarar lo que sigue, pero es solo para que se sienta libre de hablar profundamente si es necesario. Tengo cierta preparación teológica en este punto.
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JMI.-Perdone que no conteste su pregunta. Más cerca de los 90 que de los 80, no me lo permiten mis limitadas fuerzas. Bendición +
Al contrario, que quieran (queramos) cambiar es un don de Dios, que le podemos y debemos pedir.
Saludos cordiales.
Gracias por tanto bien que ha hecho. Dios lo bendiga.
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