(518) Apocalipsis (I). «Vengo pronto» – «Nuevos cielos y nueva tierra»

 Cristo - Río de Janeiro, 1931

–Todo eso ya lo he leído en su blog.

–[Qué hombre…] En 9 años llevo más de 500 articulos, y hay varios en los que he tratado del Apocalipsis en algún subtítulo. Pero esta vez, tal como está el patio, quiero exponer más ampliamente la Revelación de Jesucristo, uno de los libros más grandiosos del N. T., y quizá el más ignorado.

    En la prensa diaria se dan sobre todo noticias malas de cosas ya pasadas,relativas a este mundo que es pasando. Resulta abrumador, deprimente, engañoso. Se entiende, pues, que León Bloy dijera: «Cuando quiero saber las últimas noticias, leo el Apocalipsis»: un libro luminoso, confortador, lleno de esperanza; hoy especialmente necesario en la Iglesia, entre tantos males y tantas falsificaciones de la verdadera realidad. Aten­damos, pues, a la invitación del ángel: «sube aquí, y te mostraré lo que va a suce­der después de esto» (Ap 4,1).

* * *

–De Cristo o del mundo

    El Apocalipsis de San Juan Evangelista, el último libro del Nuevo Testamento, es al mismo tiempo una profecía y una explicación de la historia de la Iglesia. No hay libro que revele más claramente cómolos cristianos se perfeccionan, se santifican en Cristo, sufriendo al mundo con fidelidad y pa­ciencia.

Ya lo dijo nuestro Señor Jesucristo: «Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que yo os he elegido sacándoos del mundo, por esto el mundo os odia… Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán» (Jn 15,19-20; +Mt 5,11-12). Y San Pablo: «el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo» (Gál 6,14).

Hoy no pocos cristianos estiman que debemos hacernos amigos del mundo, conciliándonos con él, cuanto sea posible, en «pensamientos y caminos» (cf. Is 55,8). Como si fuera posible. Pero la tesis es falsa, es mentira, y por tanto, es diabólica. Nuestra fe, directamente fundamentada en la Palabra de Dios, enseña y manda justamente lo contrario: «Adúlteros… Quien pretende ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios» (Sant 4,4).

Estas doctrinas chocan de frente contra la ideología hoy predominante en gran parte de la Iglesia: ustedes lo ven hace ya décadas. Pero siguen siendo verdaderas, y eso es lo único que nos vale. «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24,35). «Sabemos que somos de Dios, mientras que el mundo todo está bajo el Maligno» (1Jn 5,19), que es «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44).

(Cf. José María Iraburu, De Cristo o del mundo, Fund. GRATIS DATE, Pamplona 2013, 3ªed., 233 pgs.)

 

–Apocalipsis de Jesucristo

    Compuesto hacia el año 68, el libro de la Revelación de Jesucristo fue escrito como libro de Consolación y de exaltación del martirio. En efecto, para confortar a las Iglesias primeras, que estaban padeciendo ya los pri­meros zarpazos de la Bestia imperial ro­mana, y animar al martirio, mostrándolo como la gran victoria de Cristo en sus fieles. Ahora bien, siendo así que el mundo perseguirá siempre a la Iglesia, el Apocalipsis fue escrito para asistir y orientar en las pruebas de la historia a todas las Iglesias del pre­sente y del futuro, también a las de hoy (+Ap 2,11; 22,16.18).

    «El Apocalipsis es claramente un Evangelio», «un quinto Evangelio» (J-P, Charlier, OP, II,131. 224). Es una Buena Noticia que a los cristianos perseguidos les da Juan, «vuestro hermano y com­pañero de la tribu­lación, del reino y de la paciencia, en Jesús» (Ap 1,9). Por eso las biena­venturanzas jalo­nan este maravilloso texto revelado.

    Son bienaventurados los que leen y guardan las palabras de este libro (1,3; 22,7), los que permane­cen vigilantes y puros (16,15), los que mue­ren por el Señor (14,13), los que son in­vitados a las bodas del Cordero (19,9), y así entran para siempre en la Ciudad celeste con limpias vestiduras limpias (22,14).

Aunque no pocos puntos de este libro misterioso tienen difícil interpretación, sus revela­ciones fundamentales son muy claras, y sumamente importantes a la hora de situarse en el mundo según la fe, buscando la santidad, la perfección evangélica, con la fuerza y alegría de la esperanza. El mensaje fundamental del «Apocalipsis de Jesucristo» (1,1) es éste:

Desde la victoria de la Cruz, hay una opo­sición permanente y durísima entre Cristo y el Dragón infernal, entre la Iglesia y la Bes­tia mundana (Vat. II, GS 13b,37b), a la que ha sido dado poder en el siglo para perse­guir  a la descendencia de la Mujer coronada de doce estrellas. No debe, sin embargo, apode­rarse de los cristianos el pánico. La victoria es ciertamente de Cristo y de aquéllos que, en la fe y la paciencia, guardan su testimo­nio, si es preciso con el martirio.

   

–La Bestia del mundo moderno

    Si los intérpretes del Apocalipsis han reconocido generalmente los rasgos de la Bestia mundana en el Im­perio romano y en otros poderes mundanos semejantes de la época o posteriores, ¿cómo los cristianos de hoy no reconoceremos la Bestia maligna en los actuales Imperios ateizantes,que se empeñan en construir la Ciudad  del mundo sin Dios y contra Cristo?

    El Imperio romano era para los cristianos un perro de mal genio, con el que se podía con­vivir a veces, aunque en cualquier mo­mento podía morder, comparado con el tigre del Blo­que comunista o más aún con el león poderoso de los Estados occidentales após­tatas, cifra­dos en la riqueza y en una liber­tad humana sin Dios y sin Cristo, abandonada a sí misma por el liberalismo (+Ap 13,2.11). Para hacerse una idea de la ferocidad de cada una de las Bestias citadas, basta apre­ciar la fuerza histórica real que cada una de ellas ha mostrado para combatir y llevar a los cristianos a la apostasía. «Por sus frutos los conoceréis»

Es curioso. Los primeros apologistas cristianos –Justino, Atenágoras, Tertuliano–, en el mero he­cho de componer sus apologías, todavía manifiestan una cierta esperanza de que sus destinatarios, el em­perador a veces, atiendan a razones y depongan su hostilidad. Y es que los poderosos del mundo eran entonces paganos, pero no apóstatas. Los actuales, por el contrario, vienen de vuelta del cristianismo, y saben bien que gracias a que no creen o a que callan en la política su fe en Cristo, evitan la persecución y están donde están, en el poder mundano

    Hoy la Bestia mundana, comparada con sus primeras encarnaciones históricas, es in­comparablemente más poderosa y seductora, más inteligente en la persecu­ción de la Iglesia, tiene muchos más cóm­plices, también dentro de la Iglesia, y está mucho más determinada en hacer desaparecer de la tierra a los cristianos y toda huella de cristianismo.

 

–Una Bestia herida de muerte

    «¡Ay de la tierra y del mar! Porque el Diablo ha bajado a vosotras con gran furor, sa­biendo que le queda poco tiempo» (Ap 12,12). En efecto, la Bestia secular, a pesar de su aparente prepotencia, está siempre conde­nada a una muerte más o menos próxima. No es Casa edificada sobre la roca, como la Iglesia en Cristo, sino sobre la arena, y está destinada por tanto a un derrumbamiento inevitable (Mt 7,26-27).

    El Cristo glorioso del Apo­calipsis se manifiesta en cambio sereno y domi­nador, siempre imponente y victorioso. Resucitado, vencedor del pecado, del mundo y del diablo, asciende al Padre, y con Él y el Espíritu Santo «vive y reina por los siglos». En la visión de Juan,

    «sus pies pa­recían como de metal precioso acrisolado en el horno; su voz como voz de grandes aguas; tenía en su mano derecha siete estre­llas [todas las Iglesias], y de su boca salía una espada aguda de dos filos» (1,15-16). En los momentos que su providencia elige, Cristo por sus ángeles o por sí mismo de­rrama las copas de la ira, hiere a los pa­ganos con la espada de su boca, captura a la Bestia, quiebra sus pies de arcilla, y la enca­dena por un tiempo, o la suelta por otro tiempo, o bien la arroja definitivamente con el falso pro­feta al lago de fuego inextinguible.

    Desde los sucesos de la Cruz y la resurrección, la Bestia diabólica, a pesar de todas sus prepotencias y prestigios mundanos, está condenada a muerte, y lo sabe: avanza inexorable­mente hacia ese abismo de absoluta condena. Sabe bien que a Cristo le «ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18). Y que Él, como Rey del mundo, actúa conti­nuamente como Salvador en la historia de la humanidad, obrando directamente o a través de sus ángeles y san­tos, o bien por la permisión providente de una cadena de causas malvadas, que son dejadas a su propia inercia siniestra.

 

La maldad da muerte al malvado

    En este mundo, el bien tiene ser, bondad y belleza, y por eso es durable. El mal, en cambio, a pesar de su aparato fascinante, apenas tiene ser, bondad ni au­téntica belleza, y está destinado necesariamente a la muerte: nihil violentum durabile. El mal por su propio pensamiento y paso camina a la ruina. «La maldad da muerte al mal­vado» (Sal 33,22).

    El Imperio comunista, por ejemplo, tan colosal y coherente en sí mismo, tan «irreversiblemente» instalado en el poder, tan capaz de durar para siempre y de apoderarse del mundo entero, tenía –como toda Bestia diabólica– los pies de hierro y barro, y no fue abatido a cañona­zos o por la invasión de fuerzas extranjeras o por la irrupción de ejércitos celestiales, no. Duró solamente «hasta que una piedra se desprendió, sin intervención humana, y chocó contra los pies de hierro y barro de la estatua, haciéndola pedazos» (Dan 2,33-34.41-42; +Ap 2,27). Esto sucedió en el año de gra­cia de 1989, reinando, como siempre, nuestro Señor Jesucristo. Y sin que ningún kremlinólogo lo hubiera previsto. A fines del 87, por ejemplo, invitados por Gorbachov, visitaron la Unión Soviética tanto fray Betto como Leonardo y Clovis Boff, grandiosos profetas del progresismo, que no queriendo ser los últimos cristianos, vinieron a ser los últimos marxistas. Pues bien, para los hermanos Boff aquélla era «una sociedad libre, limpia, donde uno no se siente perseguido» (sic). Si tardan un poco en salir de su pasmo admirativo y no abandonan la región, se les cae encima todo el Sis­tema comunista en su auto-derribo. Tuvieron suerte.

Lo mismo ha sucedido con todos los Imperios bes­tiales del mundo. Y lo mismo sucederá al monstruoso Le­viatán de las actuales democracias liberales, potentes propugnadoras del Nuevo Orden Mundial. Cuando la manipulación política y la permisividad liberal, cuando la confusión y el desorden de una sociedad partida en partidos, en facciones sistemáticamente hostiles entre sí; cuando el abuso, la corrupción, la destrucción del orden natural, la lujuria y la falta de hijos, lleven a ciertos límites la degradación de las na­ciones antes cristianas, y cuando a pesar de éstas y otras plagas que hoy apenas podemos imaginar, los hom­bres persistan en sus pecados y, más aún, «blasfemen contra Dios a causa de sus dolores y llagas, pero sin arrepentirse de sus obras» (Ap 16,11; +16,9.21), entonces la Gran Babilonia se verá con­sumida en el incen­dio de sus propios vicios.

Y todos los que la admiraban llorarán su ruina, eso sí, pru­dentemente, «desde lejos», llenos de estupor al ver cómo «de golpe» (18,21), «en una hora, ha sido arruinada tanta riqueza» (18,17). Allí una Bestia marxista, consumida por la miseria, se de­rrumbó en una hora; y aquí la Otra liberal y apóstata, podrida por las riquezas, la mentira y los peores vicios, que ahora son su orgullo, caerá también en una hora. Es igual. En uno y otro caso, la maldad da muerte al malvado.

 

–La victoria definitiva está próxima

    A Cristo resucitado y vencedor –que es «el que nos ama» (Ap 1,5), «el alfa y el omega, el que es, el que era, el que viene, el Todopoderoso» (1,8)– le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, y todo está sujeto a su im­perio irresistible. No se escandalicen, pues, los fieles, despreciados y humillados por el mundo; no pierdan el ánimo ante las per­secuciones de la mala Bestia miserable, infiltrada incluso en la «Iglesia». Por el contrario, resistién­dose a la seducción de los Poderes y presti­gios mundanos, asistidos por la Santísima Trinidad y la Mujer de las doce estrellas, venzamos al mundo por la fe y la paciencia, guar­dando fielmente la Pala­bra divina y el testimonio de Jesús. Y por misericordia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, después de la muerte y de la última purificación necesaria, seremos conducidos a la Casa del Padre.

«Estos son los que vienen de la gran tribulación, y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero… Ya no tendrán hambre, ni sed, ni caerá sobre ellos el sol, ni ardor alguno, porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a las fuentes de agua de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos» (7,14-17; +21,3-4). «Éstos son los que guardan los preceptos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús» (12,17).

La vic­toria final de Cristo está próxima. Bienaventurados, dichosos los fieles, llamados a las bodas del Cordero (19,9), pues en la Ciudad santa de Dios ya no reina la mentira y el pecado, ya no hay muerte ni llanto (21,3-4), ya que el Dios lumi­noso de la vida ha venido a ser todo en todas las cosas (1Cor 15,28).

Pronto, muy pronto, Cristo vencerá total y definitivamente al mundo. Es uno de los mensajes principales del Apocalipsis: «Revelación de Jesu­cristo… para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto» (Ap 1,1; +22,7; 2,16). «Vengo pronto; mantén con firmeza lo que tienes, para que nadie te arrebate tu co­rona» (3,12). «Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo, para pagar a cada uno según su trabajo» (22,12). «Sí, vengo pronto» (22,20).

«Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron… Y oí una voz fuerte que decía desde el trono:… “Mira, hago nuevas todas las cosas”» (Ap 21,1.5). Es la misma voz fuerte del Señor Dios, que dijo al principio: «Hágase la luz, y hubo luz» (Gen1,3)… Sólo el Creador del mundo puede ser su Salvador.

José María Iraburu, sacerdote

 Índice de Reforma o apostasía

 

31 comentarios

  
Carmen A.
Ayer, para hacer un rato de lectura, utilicé el libro de los Macabeos I, y lo uno a lo que usted escribe.Pienso en que Dios nos ayudará si con fé identificamos al maligno en todo ese mundo que nos quiere apartar de El, y nos exforzamos, luchando como esos Macabeos y como los Hijos buenos de Dios de todos los tiempos
31/10/18 2:32 PM
  
Manoletina
Nosotros estamos llamados a la Esperanza y como tal, no esperamos el Fin del mundo, ni la venida del (un) antictisto, no, esperamos la Venida de Cristo. Nuestra liberacion.
Hay muchos católicos que están continuamente con el mira esto horrible, mira aquello aun peor. Se meten de cabeza en pseudoprofecias de calamidades. Y en interpretaciones rocambolescas de apariciones. Y parece que estan esperando más la persecucion, aviso, el castigo de este mundo que la liberación que Cristo nos promete en su Segunda Venida.
Yo, personalmente no creo que el fin sea inminente en sentido temporal, precisamemte por el alarmismo tan extendido que veo sobre el asunto y por la actitud erronea que veo al respecto. Pues tambien oigo mucho el "vedlo aqui, vedlo alla". Y será como un ladron en la noche.
Es decir, que por las dos caracteristicas antetiores, la habitual mentalidad de quien suele creer que ya estamos en los ultimos tiempos cronologicos (pues otro sentido siempre estamos en los ultimos tiempos) me parece erronea y antievangelica.
31/10/18 3:18 PM
  
Miguel Ángel
Gracias por este post P. Iraburu.
Muy esclarecedor y consolador como siempre.
Un comentario, que creo es atingente, es el hecho de que antes del Fin de los Tiempos debe venir el Anticristo, que entiendo será una persona. Por lo que he leído, hasta el siglo IV había consenso que debía ser una persona, y no solo un sistema de gobierno político.

Saludos.
31/10/18 5:15 PM
  
Ecclesiam
Luminosa publicación.

Mons. Straubinger acusaba -ya en su tiempo, antes del Sagrado Concilio- a los cristianos de estar muy poco familiarizados con la Palabra de Dios. Y esto es patente, cuando, por ejemplo, vemos a buenos y piadosos cristianos acusar al Concilio Vaticano II de los malos frutos que se han multiplicado en las últimas décadas. ¿Es que no consideran estos cristianos, que después del gran castigo de la segunda guerra, "los demás hombres, los no exterminados por estas plagas, no se convirtieron de las obras de sus manos" (Ap 9, 20)? Al contrario, "blasfemaron del nombre de Dios que tiene poder sobre tales plagas, y no se arrepintieron dándole gloria." (Ap 16, 9) ¿Cómo blasfemaron el nombre de Dios? Aprobando el aborto, las uniones homosexuales, anticonceptivos, divorcios, quitando a Cristo de la vida pública, etcétera, etcétera, etcétera...

La Iglesia jamás puede dar malos frutos, pues "¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?" (Mt 7, 16) Tal es así, que cuando se ven malos frutos en ella, van los ángeles y le preguntan al Señor "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?" (Mt 13, 27) ¡Hasta los ángeles se extrañan de encontrar malos frutos! Pero ellos saben que es imposible que diese malos frutos, por eso le 'recuerdan' que Cristo sembró buenas semillas (Si hubiese 'sembrado' malas, lo sabrían) y viendo imposible la contradicción, con toda humildad le preguntan "¿Cómo es que tiene cizaña?" y la respuesta de Cristo, válida para todos los siglos de los siglos, es siempre la misma: "Algún enemigo ha hecho esto." (Mt 13, 28)
31/10/18 5:21 PM
  
Joaquín Simó Caballer
La Bestia y el falso profeta están condenados a muerte, cierto, pero serán arrojados vivos a averno. Y lo saben. Nadie les podrá quitar la vida. Sólo serán vencidos por la refulgente Parusía de Cristo. El Jinete sobre el caballo blanco. A eso nos enfrentamos. Pues si es de poca hondura católica el pánico y la desesperanza ante este plausible panorama, también lo es el sistemático y deliberado olvido y ataque sobre este asunto. Y de no visualizar la actualidad en clave escatológica nos vienen tantas inseguridades y deformaciobes. El Apocalipsis no es sólo para octubre. Es para todo el año. Para cada Misa. Para cada día. Es nuestra esperanza en el Triunfo de Cristo. Pued reinará. A pesar de los impíos. Y de los piadosos falsos. Que también los hay.
Gracias Padre por su post.
31/10/18 5:38 PM
  
Luis López
Libro verdaderamente grandioso, el perfecto cierre de la Palabra eterna de Dios que la Biblia. El libro que liga el Árbol de la Ciencia con el Árbol de la Vida. El primero para la caída, el segundo para la salvación.

Siempre llevo en el corazón la hermosa y profunda imagen de la Eucaristía que nos deja el luminoso versículo 20, Capítulo 3: "Mira que estoy a la puerta, llamando a tu casa; si alguien me abre la puerta, entraré en su morada y cenaré con él y él conmigo".

Y una sublime advertencia para los tiempos confusos: "Vengo pronto, conserva lo que has recibido" (3,11)
31/10/18 9:13 PM
  
estéfano sobrino
¡Muy oportuno!
Desde otro punto de vista, el autor del Apocalipsis no sirve para escribir guiones de películas: mucho mostrar los ejércitos del mal que se juntan, y de repente ¡ya han sido vencidos!, sin combates ni nada: a disfrutar de la Nueva Jerusalén.
Pero claro, San Juan no escribía una obra de ficción, ni estaba atado a sus ritmos. Y si el Todopoderoso actúa, pues se acabo la historia, literalmente.
Personalmente, me llama la atención la connotación negativa de todo lo "apocalíptico": es cierto que se describen muchos padecimientos (como los que vemos alrededor a diario), pero sobre todo se anuncia un triunfo inevitable, que nos debe llenar de esperanza y alegría.
¡Ven, ven Señor, no tardes!
31/10/18 9:24 PM
  
Jordi
Está bien el artículo, pero le falta, en mi opinión, más ciencia de Dios consumador, en su aspecto de Escatología social y eclesial.

La Escatología de almas corresponde a la muerte, juicio particular, cielo, purgatorio e infierno. Algunos se refieren a la hipótesis de las almas errantes.

Pero la Escatología socio-eclesial espera, sin ningún género de dudas, por interpretación literal, esta secuencia lógica:

--- Expansión de la Iglesia por el mundo, Gran Apostasía (2Te2) que corresponde a nuestro 2018, Anticristo (2Te2), su derrota, la prisión de satanás, la Segunda Venida de Cristo, el Fin de los tiempos, el Milenio (Ap20) como el Reino consumado de Cristo en la Tierra y sus Santos, Gog (Ap20), la última batalla de Gog y su derrota final, el Fin del mundo, juicio universal, resurrección al cielo o infierno, Jerusalén celestial, Reino consumado y eterno de Dios Padre en el Cielo.

Los estudios teológicos sobre Dios consumador y la Escatología socio-eclesial (Anticristo-Milenio-Gog) son muy deficientes y escasos.

El catolicismo sabe de dónde viene (protología y hamartiología: Adán y el pecado original), y sabe a dónde vamos (Anticristo-Milenio-Jerusalén celestial).

Pero la falsa Iglesia modernista y progresista, actualmente muy presente en la Iglesia Católica, nos falsifica, engaña y miente sobre el Apocalipsis: es puro símbolo.
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Está bien el artículo, pero le falta, en mi opinión...
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JMI.-Es el art. primero de una serie sobre el Apocalipsis.
Le faltan muchos temas, por supuesto. Los que, Dios mediante, iré exponiendo.
01/11/18 4:37 AM
  
Pepe Jacobo
Yo creía que en los últimos tiempos entramos el día de nuestro bautismo y llegamos a ellos cada vez que vamos a misa. Sin duda habrá un caída final que precederá s la Parusía pero no es tan importante como el apocalipsis que vivimos cada día.
01/11/18 4:04 PM
  
María de las Nieves
La lucha final se libra en nosotros en el egocentrismo ,en los errores ,en las mentiras ,en echar culpa a los otros ,examinemonos invocando la presencia de Jesucristo celeste y su luz divina y que corrija nuestro hombre interior y nos transforme en cuerpos vivos de luz y Gloria como el de El ,así sabremos que Jesus ha venido a cada uno y tenemos la misión de reconstruir su reinado ,haciéndonos Uno en Espíritu como El y el Padre son Uno.
Cristo viene a cada corazón ,pero falta fe para verlo actuar, tendremos que promover la veneración al Sagrado Corazón de Jesucristo en lugares públicos junto a la Eucaristia y el amor al prójimo.Para el año que viene se cumplen 100 años de la consagración de España al Sagrado Corazon y es misión de todos resucitar la fe en El.
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JMI.-"La lucha final se libra en nosotros"...
Lo que dice puede ser bien entendido como conforme a la fe. Pero con esfuerzo.
La Parusía no se expresa suficientemente en su texto. Los Evangelios, San Pablo, el Apocalipsis, etc. no lo reducen a una "lucha final que se libra en nosotros, en el egocentrismo", etc. Es la segunda venida de Cristo en cuerpo glorioso y en plena majestad irresistible, acompañado de sus ángeles y santos, y precedida y acompañada de signos potentísimos... Es, digamos, un acontecimiento histórico que finaliza la historia de la humanidad. Así "esperamos la venida gloriosa de N.Sr. Jesucristo".
02/11/18 12:24 AM
  
Joaquín Simó Caballer
JMI.-Gracias, Joaquín.
02/11/18 10:12 AM
  
JUAN NADIE
Afirma usted que el imperio soviético se derrumbó por si mismo, sin intervención exterior, y sin previsión.
No es cierto. Hubo una experta que vaticinó su caída, la francea Helene Herrere d Encausage, (escribo el nombre de memoria) pero si busca usted referencias comprobará que lo le digo es cierto.
En la caída de la Unión Soviética fue muy imporante la guerra de Afganistán, alimentada por EEUU. Si se lee la obra, la guerra de Charlie Wilson lo comprobará. Ahí se explica con precisión como van graduando la presión sobre el ejercito soviético.
Y también resultó esencial la alianza Reagan Tacher Juan Pablo II. No me voy a extender, pero no se puede afirmar con rigor que la Unión Sovíetica se derrumbó sin ninguna intervención exterior. Igual al cabo de mas años pudiera haberse derrubado sola, pero lo cierto es que cuando lo hizo si que había intervenciones "exteriores" completamente lógicas y razonables.
02/11/18 10:19 AM
  
maru
Gracias P. Iraburu, por recordarnos que, del libro del Apocalipsis, emana una gran esperanza, ''unos cielos nuevos y una tierra nueva''. En estos ''tiempos recios'' (sta. Teresa de Jesús), yo digo, muy recios, lo que más necesitamos es la esperanza para creer que el Señor triunfará.
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JMI.-Triunfará porque ya triunfó, y le fue dado todo poder en el cielo y en la tierra,
y vive y REINA por los siglos de los siglos. Amén.
02/11/18 2:11 PM
  
JSP
Amén.
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JMI.-Amén.
02/11/18 4:03 PM
  
Feliz
Gracias padre José María, el Apocalipsis es bellísimo, exhorta, consuela, profetiza lo que ha de suceder para que no perdamos la fe y nos promete una vida eterna de paz, justicia y gozo con la Santísima Trinidad.
Me parece que no hubo caída del comunismo si no cambio de disfraz con el nombre de socialismo.

Gracias Jordi por sus comentarios.
02/11/18 7:53 PM
  
Pepe Jacobo
Juan Nadie depende de cómo lo mires. Siempre hay alguna intervención. Pero no hubo invasión, ni golpe de estado, ni gorvachov o walesa estaban al servicio de la CIA ni nada. La elección de Juan Pablo II y sus visitas fueron el revulsivo que cambio Polonia lo cual afecto todo el bloque si, pero el movimiento que surgió allí ni fue iniciado, ni organizado, ni financiadl por Juan Pablo II, ni el propósito de sus visitas fue ese. La tierra de las galaxias y la de Afganistán añadieron presión sobre la URSS pero fue su reacción , sus iniciativas y el estado en el que estaban lo que lo provocó. No se puede decir que fuera una caída provocada desde fuera, aunque sin duda lo que se hizo desde fuera contribuyó (y cada uno a su manera, San Juan Pablo II y Ronald Reagan tuvieron mérito en ello).
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JMI.-Y el derrumbamiento de la URSS no fue previsto por los kremlinólogos, ergo no había un plan de acción común entre las fuerzas anti-soviéticas, porque de haberlo se hubiera sabido antes de la caída.
03/11/18 11:07 AM
  
Luis Fernando
Manda narices que haya tardado tantos días en leer uno de los artículos más importantes que se han publicado en esta web.
Mea culpa, mea culpa...
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jMI.-Pobretes: somos tan limitaditos...
De todos modos, si algo bueno recibimos, es por puro don de Dios.
Bendito sea.
Bendición +
04/11/18 11:10 PM
  
Pepito
Todo el Apocalipsis es un libro consolador, pues nos asegura que el mal no tendrá la última palabra, sino que Cristo derrotará finalmente a todos los que no quieren que reine sobre ellos.

Personalmente me resulta consoladora la lectura del Capítulo 19, versículos 11 al 21: "Ví el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba es llamado Fiel y Verídico, y con justicia juzga y hace la guerra.....viste un manto empapado en sangre y tiene por nombre Verbo de Dios.................Y fue aprisionada la Bestia, y con ella el Falso Profeta que hacía señales delante de ella, con las cuales extraviaba a los que habían recibido del carácter de la Bestia y a los que adoraban su imagen; vivos fueron arrojados ambos al lago de fuego que arde con azufre. Los demás fueron muertos por la espada que le salía de la boca al que montaba el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes."

Veo claro que al final de los tiempos tendrá que venir el mismo Cristo en plan guerrero, de una manera extraordinaria, a librarnos de nuestros enemigos anticatólicos, y que no nos bastaremos con las solas fuerzas ordinarias de la gracia para vencerlos.

La verdad es que me gustaría que cuanto antes llegase ya la batalla del Armagedón, aunque por supuesto que sea cuando Dios quiera.
05/11/18 3:53 AM
  
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Muchísimas gracias, Padre José María Iraburu, por este excelente y muy clarificador artículo. Ya he preparado el Apocalipsis para meditarlo en mi tiempo de oración y no lo suelto hasta impregnarme de él. No sabe lo bien que me ha hecho leer y saborear su post.
Que el Espíritu Santo lo siga iluminando, para nuestro provecho. Y Dios le pague con creces todo el bien que nos hace.
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JMI.-Bendición + Beatriz
05/11/18 9:52 PM
  
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Miguel Ángel: En mi opinión, si el Nuevo Orden Mundial no es el Anticristo, se le parece bastante. Bendiciones.
05/11/18 9:55 PM
  
Verónica de Chile
Gracias P. José María, como siempre tan iluminador, sobre todo en estos tiempos de tinieblas.
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JMI.-Bendición + Verónica (si es la que yo conozco; y si no, también)
06/11/18 3:38 AM
  
hornero (Argentina)
Así es, Padre Iraburu, el Apocalipsis comprende plenamente nuestro tiempo actual, por lo cual resulta un gran bien leerlo y procurar entender su lenguaje misterioso. Y como se refiere de modo ´particular a nuestro tiempo, nada mejor que ayudarnos con la Virgen, que en sus diversas manifestaciones extraordinarias, desde La Salette en adelante, nos habla detenidamente sobre nuestra situación presente y de los acontecimientos que se irán sucediendo hasta la consumación del tiempo. No podemos prescindir de María, porque Ella viene enviada por Cristo para ayudarnos a transitar la crisis final de la Iglesia y de la humanidad, la conmoción universal que nos sacude a causa de la violenta y decisiva batalla final que libra La Señora Vestida de Sol contra el demonio. Materia que usted, nos dice, expondrá en sucesivas exposiciones. La Virgen no sólo nos habla del Apocalipsis, sino que es la Actora principal que conduce su desarrollo misterioso. Cristo es el Principio y el Fin de este Libro mayor de las Escrituras. “Sí, vengo pronto”, pero ha confiado a Su Madre la misión de conducir a la Iglesia y a la humanidad al encuentro del Señor que viene a instaurar su Reino glorioso entre nosotros. Reino que Él sembró como un grano de mostaza que llegará a su pleno crecimiento por medio del cuidado de María, la Llena de gracia, que Ella distribuye como Madre y Reina de la Iglesia. Y así, como no hay Cristo sin María, no hay Apocalipsis sin Ella; es su Conductora, en tanto le ha sido confiado pisar la cabeza de Satanás, el dragón infernal, disponer los acontecimientos que sacuden nuestros días como partes de esta ejecución que compromete al cielo y a la tierra, prevista y encomendada por Cristo desde la Cruz, cuando nos la dio como Madre. Todo sucede en torno al hecho fundamental anunciado por la Virgen en Fátima y reiterado en sus actuales manifestaciones: “Al fin triunfará Mi Corazón Inmaculado”. Triunfo sobre el demonio, que abrirá las puestas a la nueva edad del Reino de Dios entre nosotros.

08/11/18 8:32 AM
  
Daniel Iglesias
Excelente artículo. Muy consolador. Muchas gracias, P. Iraburu.

Un detalle menor: El post dice con (a mi pobre entender) demasiada certeza que el Apocalipsis fue compuesto a fines del siglo I; pero creo que hay buenas razones para sostener que fue compuesto hacia el año 68.
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JMI.-En datación de libros bíblicos me fío mucho más de D. Daniel Iglesias que del P. Iraburu. Sus arts. sobre datación de Evangelios los guardo impresos entre mis libros sobre Escritura. Así que cambio el dato en mi art.
Gracias, Daniel.
09/11/18 11:24 AM
  
javier dolid
Todo esto está bien, o lo parece, y puede ser tomado como breve comentario sobre el desarrollo de la "Parusia extra Ecclesia", pero qué hay de la "Parusia intra ecclesia"? Qué está pasando, cuando el P. James Martín, que no es precisamente un mindungui, afirma sin rubor que ¿uno de los principios rectores? de los nombramientos de obispos por el reinante Papa Francisco están orientados a incorporar a la Iglesia los nuevos principios LGTBI?
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JMI.-
Ad 1º- No hay una parusía extra Ecclesia y otra intra.
Ad 2º- La última frase es falsa.
09/11/18 7:27 PM
  
Andres
Hola. Muy buen articulo Padre José María Iraburu. Apocalipsis es uno de los libros mas fascinantes de la Biblia: las siete copas de ira, la parusia, el anticrtisto, el gran trono blanco, etc. Tengo una consulta: me podrian decir cual es el orden cronologico de los acontecimientos en apocalipsis? Gracias
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JMI.- Podríamos, pero no vamos a hacer ese trabajo, que nos llevaría lo suyo. Seguro que en el CATECISMO DE LA IGLESIA encuentra algunos números en que responden su pregunta.
19/04/20 4:50 AM
  
Juan Bautista García
Apocalipsis ¡gran libro! ¿Me permitiría aportar una perspectiva con un enfoque exegético y aplicativo al libro en cuestión? Hay un punto de vista que usted señala, pero, ¿no sería bueno escuchar otro en exclusividad bíblica? No pretendo debatir su blog , sino simplemente presentar otro punto de vista, que en algunas cosas coincidirá y posiblemente en otras difiera. Agradecería su opinión al respecto.
Un cordial saludo y bendición del Señor.
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JMI.-Permitido. Manteniendo, claro, mi obligación responsable de discernir si conviene o no darle el paso a lo que mande.
Bendición +
11/11/20 9:14 AM
  
Juan Bautista García
APOCALIPSIS
Exégesis del libro
Prólogo (1:1-8)
“Revelación de Jesucristo que dio le - Dios para mostrar a los siervos de Él lo que debe suceder en breve; y dio a entender enviando mediante el ángel del al siervo de Él, Juan” (Gr.)
Juan comienza su escrito estableciendo para él la categoría de revelación. Con ese sustantivo se abre el texto. Siendo el primer nombre en la primera cláusula, el valor es incuestionable en el griego, enfatizando la condición del escrito, como una revelación que se va a comunicar. El término griego tiene el sentido de descubrir, desvelar, expresando la idea de quitar un velo que oculta algo para hacerlo visible. El sustantivo aparece en otros lugares del Nuevo Testamento, para referirse a la manifestación de verdades sobrenaturales, en algún caso como una luz que permite la visión espiritual de los gentiles en la manifestación del Verbo de Dios encarnado (Lc.2:32); o la verdad que se conoce por revelación directa de Dios mismo (Ro.16:25): incluso la capacidad que sólo Dios puede comunicar para conocerle a Él (Ef.1:17). La misma palabra se usa también en relación con revelaciones que Pablo recibió directamente del Señor Jesucristo (Gál.1:12; Ef.3:3); o las indicaciones que por la misma vía de revelación recibió para hacer alguna cosa (Gál.2:2); también en relación con visiones recibidas sobrenaturalmente (2Co.12:1). Otras veces la palabra se usa para referirse a la segunda venida del Señor o a su manifestación futura. Así ocurre en relación con el juicio para los no arrepentidos en el día de la ira de Dios (Ro.2:5); con la aparición gloriosa del Señor que los creyentes esperamos (1Co.1:7; 2Ts.1:7; 1P.1:7, 13: 4:13).
Juan afirma que cuanto va a escribir se produjo de semejan te manera, como una revelación que Dios le hizo directamente. Por esta causa se conoce también el Apocalipsis con el título de Revelación.
La revelación es de Jesucristo. El texto griego exige que se tomen los dos nombres, Jesús y Cristo, como genitivo subjetivo, es decir, es una revelación que hace Cristo, pero que la hace de si mismo. Pudiera tomarse también como un genitivo objetivo, en cuyo caso sería una revelación acerca de Jesucristo. Amabas cosas son verdad, sin embargo, debe entenderse que esta revelación, que sin duda tiene que ver continuamente con Jesucristo, llega a Juan por Cristo mismo que sele la da. Es una revelación que tiene que ver con Jesús mismo y con los acontecimientos futuros que involucran la historia de la humanidad, desde la perspectiva de la soberanía de quien tiene el nombre de suprema autoridad en cielos y tierra (Fil.2:9-11)
Bendición del Señor.


22/11/20 11:44 AM
  
Juan Bautista García
Esta revelación que Jesús da a su siervo Juan, le es a su vez dada por el Padre, como escribe Juan. “qué Dios le dio”. Pudiera parecer que hay una contradicción con el ministerio revelador que Jesús trajo en su vida humana. Aquel que venía del cielo, el Verbo encarnado, manifiesta en plenitud absoluta y suprema a Dios mismo (Jn.1:18; Heb.1:2). En su naturaleza divina nada hay de la mente del Padre que no conozca el Hijo. Ninguna cosa puede haber secreta en Dios para quien es el Verbo de Dios. Dios se expresa en el Hijo. El verbo expresar es frecuentativo del verbo exprimir, es decir, cuando expresamos algo primeramente hemos exprimido nuestra mente para generar la idea y comunicarla por medio de palabras. Dios se expresó a si mismo en un exprimirse absoluto en el Hijo que como Verbo lo revela y hace en Él mismo, como hombre, visible al Invisible. Ahora bien, si en su naturaleza divina no hay limitación de conocimiento y, por tanto, de revelación de Dios hacia el exterior, si la hay en su naturaleza humana. En cuanto hombre, como corresponde a la limitación del ser humano, puesto que se hizo carne (Jn.1:14), hay limitación en el conocimiento de cosas que corresponden exclusivamente a Dios y que están veladas al hombre: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Mr.13:32). Durante el ministerio terrenal Jesús, desde el plano de su naturaleza humana, vinculada con los discípulos como Maestro, se limitó a darles las palabras que había recibido del Padre (Jn.17:8, 14). Es desde su dimensión de humanidad glorificada que puede comunicar lo oculto de Dios, en la dimensión dable al hombre, y todo lo futuro de la historia humana (Jn.3:34, 35; 5:20-24; 7:16; 8:28; 12:49; 14:10, 24; 16:15; 17:8). De todo lo futuro conocía en el plano de su humanidad lo que Dios le comunicaba. Juan se refiere aquí al contenido de la revelación que se establece en el Apocalipsis. El Padre comunica al Hijo la revelación que, como Agente divino, Mediador entre Dios y los hombres, en toda la extensión de la palabra, la da a conocer a Juan. Dios el Padre es la fuente inicial y final de toda revelación, mientras que es por Dios el Hijo que es impartida y llega a los hombres. El Hijo exaltado y glorificado recibió del Padre, todo lo que es y lo que tiene, verdad enfatizada ampliamente en la Escritura y, especialmente en los escritos de Juan (Jn.3:35; 5:20-26; 7:16; 8:28). Esto no significa en modo alguno desconocimiento o limitación alguna de conocimiento, en el plano de la deidad que sustentaba la humanidad de Jesús de Nazaret, quién como el Verbo de Dios encarnado, no desconocía nada desde su naturaleza divina.
Bendición del Señor.





24/11/20 11:03 AM
  
Juan Bautista García
Estimado Sr. Iraburu,

Como observa este estudio del Apocalipsis es en forma exegética, y todavía estoy considerando el versículo uno; por ello, llevaría muchos comentarios, así que, me planteo, si usted lo ve bien, desistir de seguir enviándolos, ya que otros comentarios pensarían que hay preferencia a los míos y no a los suyos, lo ideal sería tener un blog personal para seguir con esta exégesis del Apocalipsis, pero, de momento, no se si el director estaría de acuerdo. Así que según usted me diga sigo o lo dejo. ¡Gracias! El autor principal de este comentario exegético es Samuel Pérez Millos, y tengo su autorización para su uso, que también añadiría otros expositores, y también católicos, incluyéndole a usted en su comentario del Apocalipsis. Creo que el Apocalipsis la cuestión de dogmatismo no está muy clara.

La revelación que Dios da a Jesucristo y éste a Juan tiene como objeto “manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Como se ha considerado arriba, el verbo manifestar, tiene el sentido de hacer ver, mostrar, de manera que Dios tiene como propósito poner de manifiesto anticipadamente lasa cosas que sucederán en un tiempo determinado de la historia humana. ¿Quiénes son estos siervos? Primeramente, Juan, que usa ese calificativo para sí mismo, y extensivamente a todos los cristianos, que han sido libertados de la esclavitud del pecado para pasar a ser siervos de la justicia (Ro.6:18), servidores del Dios vivo y verdadero (1Ts.1:9-10). Como dice el Dr. Carballosa:

“El mensaje del Apocalipsis va dirigido a los siervos o esclavos de Dios son personas sujetas a su Palabra y ocupados en los intereses del Soberano. Con la excepción de los capítulos 2 y 3, al parecer el resto del Apocalipsis está dirigido a los creyentes identificados como sus siervos, probablemente porque están dispuestos a obedecer el contenido del mensaje del libro”.

La revelación tiene que ver con “cosas que van a suceder pronto”, por tanto, la profecía señala hacia eventos futuros, acontecimientos que tendrán lugar en un tiempo posterior al del escrito profético y a su revelación personal a Juan. La expresión es sumamente enfática, ya que Juan utiliza un verbo que expresa la idea de algo que debe producirse, es decir, algo que es inevitable que se produzca; al estar en presente de indicativo este verbo impersonal designa una necesidad absoluta, por tanto, los enunciados que se forman con ese verbo tienen por naturaleza carácter absoluto, incuestionable y determinístico, esto es, se cumplirán inexorablemente. Sin embargo, esto no significa que lo que viene seguidamente, en especial a partir del capítulo 6 sea simplemente una adaptación cristiana de la apocalíptica judía. Sobre esto escribe George Eldon Ladd:

Un cordial saludo y bendición del Señor













25/11/20 9:29 AM
  
Juan Bautista García
Estimado Sr. Iraburu,
Le agradezco que me haya permitido enviarle los comentarios al libro de Apocalipsis, pero también le hubiese agradecido unas palabras de que ya no iba a incluir mi último comentario, diciéndome sus razones que yo aceptaré, ya que es su blog.
Un cordial saludo, y bendición de Dios
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JMI.- Ya le di las razones: que la sala de comentarios en los blogs ha de recibir comentarios al articulo; no articulos nuevos del lector.
Bendición +
26/11/20 9:07 AM
  
Juan Bautista García
Estimado Sr Iraburu,
Gracias por su aclaración, en principio pensé que como me admitía un nuevo comentario, podría seguir, aunque no correspondía a su blog. Le pido disculpas y en lo sucesivo me atendré de manera exclusiva a su articulado.
Un cordial saludo, y Dios le bendiga.
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JMI- Bendición +
26/11/20 11:34 AM

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