(198) Apostasía –1. La denigración del pasado cristiano
(198) De Cristo o del mundo -XL. Apostasía -1. La denigración del pasado cristiano
–Ya me temía que hubiera abandonado la serie.
–Sus temores son morbosos. Quizá fuera bueno que le vieran.
En esta serie De Cristo o del mundo he expuesto ya cómo se da esa relación en los primeros siglos de la Iglesia (159-177), en la Cristiandad (178-185), en el Fin de la Cristiandad (186-194), en la Descristianización (195-197), y comienzo a estudiar el tema en la Apostasía de los tiempos más recientes.
Calumniando a Cristo y falsificando la historia de los siglos más cristianos, se pasa de la Cristiandad a la Descristianización, y de ésta a la Apostasía. Se comprende perfectamente que los que pretenden hacer sin-Cristo un mundo nuevo, lleno de justicia, bondad y belleza, necesitan desacreditar el mundo que venía realizándose con-Cristo, haciéndolo despreciable y odioso: «Ahora es cuando finalmente pasamos del oscurantismo al siglo de las luces»… Y los católicos mundanizados, poco a poco, al principio con dificultad, pero ya en nuestros días con toda naturalidad, asimilan esa enorme y sistemática falsificación de la historia cristiana. Por eso precisamente están mundanizados. Laicos liberales ilustrados, no pocos sacerdotes y religiosos, en publicaciones, en catequesis, en Universidades y colegios católicos, asimilan esa historia anti-cristiana, y la difunden con el orgullo de sentirse así «humildes», admitiéndola como verdadera.
Ya he descrito, aunque a veces sólo en forma implícita, este proceso en los siglos de la descristianización. Son los tiempos de Voltaire y compañía: «écrasez l’infâme». Pero lo que aquí me interesa especialmente es describir la actitud de los católicos mundanos, que se suman con fervor de neófitos a esa maligna descalificación de la Cristiandad, asegurándose así un puesto confortable al sol de la modernidad.
La condena del pasado (del pasado cristiano) viene a ser hoy una convicción de cultura general: «Cualquier tiempo pasado fue peor». El cristiano mundanizado, que ve la paja en el ojo del cristianismo antiguo y no ve la viga en el ojo del mundo actual, deseoso de integrarse a fondo en el mundo moderno, aceptando en la frente y en la mano el sello de la Bestia, está obligado a repudiar el pasado, a cortar, en todo lo que venga exigido, con la tradición de la Iglesia. Y en el mejor de los casos, decide generosamente olvidar la miserable historia del pueblo cristiano, desentendiéndose de ella. Borrón y cuenta nueva. No tenemos por qué cargar con la vergonzosa historia de la Iglesia. Vivamos el cristianismo, pero sin lastres de tradición, partiendo de un Evangelio entendido a la luz del mundo moderno, no de los Padres antiguos, y menos aún del Magisterio apostólico.
Pero es «historia sagrada» la de la Iglesia. Se da en esto una paradoja muy curiosa. Muchos de quienes aprecian sinceramente la historia sagrada de Israel, y ven continuamente en ella las intervenciones del «fuerte brazo de Yavé», consideran, por el contrario, la historia de la Iglesia con una visión secularizada, siendo precisamente esa historia la más sagrada, pues está, dirigida continuamente por Cristo, Señor de la historia, a quien ha sido dado «todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18). Es decir, no quieren en modo alguno entender la historia de la Iglesia como historia sagrada de Cristo y de su cuerpo eclesial, porque ello les enfrentaría con el mundo.
Éstos son los que suelen mostrarse convencidos de que, si queremos proceder seriamente al interpretar la historia, debemos prescindir de toda intervención de la Providencia divina en las realidades temporales, explicando el camino de la humanidad a través de los siglos en términos principalmente culturales, ideológicos, técnicos o económicos. Están convencidos de que «debe negarse toda acción de Dios sobre los hombres y sobre el mundo» (Pío IX, 1864, Syllabus 2). Y así profanan la historia sagrada de la Iglesia, pensando que su clave fundamental de interpretación no es la fe, sino el liberalismo o el marxismo.
La denigración del pasado cristiano es hoy una de las primeras exigencias del mundo. Si los cristianos no cumplen con ella, el mundo los aparta y en modo alguno los acepta e integra. La condena del pasado –la condena, se entiende, del pasado cristiano– es el pasaporte imprescindible que los cristianos hoy necesitan para circular libremente por el mundo. Sin él quedan hundidos en la masa irrecuperable de los retrógrados, es decir, de los nostálgicos del pasado, y caen irremediablemente en «el basurero de la historia». Por tanto, para adquirir ese pasaporte que garantiza su auténtica modernidad, los cristianos han de estar dispuestos a pisotear la historia cristiana, tal como el mundo lo exija. Han de aceptar, pues, estas exigencias:
1.- Ignorar o devaluar la obra de Cristo en la historia de los pueblos de Occidente. Es necesario ignorar o negar todo lo que Cristo y la Iglesia han hecho y hacen por liberar a los hombres de sus cautividades espirituales y mundanas, por la dignificación de la mujer, del matrimonio, de las costumbres y leyes; por el progreso del pensamiento, de las artes, de las ciencias y técnicas; por la unidad de las naciones, el desarrollo de la cultura, desde la escuela a la universidad; por la belleza de la arquitectura, la escultura, la literatura, la pintura, la música, y hasta de los vestidos y las fiestas populares, etc.
Hay autores cristianos capaces de escribir la historia de España o de Europa o de Hispanoamérica sin mencionar apenas a la Iglesia, o dedicándole un capítulo aparte. Resulta patético. Es como si escribieran la biografía de Beethoven olvidando decir que era músico, o diciéndolo en una breve nota a pie de página. Es un fraude, es una falsificación total. Hay autores católicos que, por ejemplo, al propugnar hoy la unidad de los países de la América hispana se remiten no a los tres siglos cristianos e hispánicos, XVI, XVII y XVIII, en los que estuvo efectivamente unida, ¡sino a los sueños del general Bolívar (!), el que con otras ayudas partió el mapa de América en un buen número de trozos!…
2.- No es bastante, sin embargo, ignorar o devaluar el pasado histórico cristiano: es preciso calumniarlo y pisotearlo. Debe quedar claro que Cristo y la cultura cristiana vienen a estar en la raíz más profunda de todos los males que sufre hoy el mundo moderno. Que así piensen, no por razón, sino por odio, algunos agnósticos y ateos resulta comprensible, hasta cierto punto, sabiendo que la voluntad influye en el juicio. Pero que ese esquema mental afecte en algún grado a aquellos católicos que caminan hacia la apostasía o que ya llegaron a ella resulta muy especialmente penoso.
Un ejemplo. El periodista católico, corresponsal en Roma, de un gran diario español, dando la noticia de una venganza odiosa sucedida en Palermo, se despacha así sobre la Edad Media: «Un gesto de bárbaros. Algo indigno de una sociedad civilizada. Un acto medieval, propio de cierta cultura retrógrada, basada en conceptos absurdos… Una cosa medieval, salvaje, cruel» (17-11-1992). El milenio europeo cristiano –el de las catedrales y las Summas, el del ideal caballeresco, el que eliminó la esclavitud, la poligamia, el aborto, el suicidio, suavizando y sanando las costumbres greco-romanas y bárbaras, el que dió nacimiento y forma a tantas naciones, el que produjo la unidad europea en una fe, una lengua y una cultura, el generador de tantas bellezas– es un tiempo oscuro y bárbaro, indigno y cruel, salvaje y basado en fundamentos absurdos…
Lo hacen a veces sin mala intención.Muchos cristianos se hacen cómplices del mundo en la condenación de la historia de la Iglesia inconscientemente, más aún, en contra de sus convicciones personales. Ellos, simplemente, por superficialidad, por ligereza, por falta de advertencia, se dejan llevar en esto por una forma mentis mundana, que condiciona fuertemente los juicios y más aún el lenguaje de nuestro tiempo. Y así, sin darse de ello mucha cuenta, vienen a dar en el axioma: «antes íbamos mal, ahora vamos bien». Antes vivíamos bajo el yugo duro y aplastante de un falso Jesucristo; pero ahora hemos descubierto que Jesús de Nazaret es puro amor, que no exige conversión para entrar en su amistad, y que no manda nada… A estos pobres cristianos engañados, a veces, si se les hace pensar un poquito, reconocen sinceramente que antes no íbamos tan mal, y que ahora, en todo caso, vamos peor.
Piensan que es cuestión de humildad y de honradez intelectual. Los católicos mundanos, que aceptan cualquier calumnia contra la Cristiandad pasada o presente, sin el menor sentido crítico o histórico, creen aceptar estas calumnias del mundo contra Cristo y su Iglesia en el nombre de la veracidad y de la humildad, virtudes tan eminentemente evangélicas. Según estos pseudo-cristianos, es necesario que los discípulos de Cristo, concretamente en las misiones, abandonemos nuestras prepotencias salvadoras. Es absurdo que dentro del pluralismo cultural y religioso del mundo actual pretendamos creer y predicar que Jesús es «el Salvador de todos los hombres» (1Tim 4,10), «el verdadero Salvador del mundo» (Jn 4,42), y que «en ningún otro hay salvación» (Hch 4,12). Es increíble que veamos a la Iglesia católica como el «sacramento universal de salvación» (Vat. II, LG 48; AG 1). Ya decía el P. Roger Haight, S.J., en Jesus Symbol of God (1999), que «es imposible en la cultura postmoderna pensar que… una religión pueda pretender ser el centro, al cual todas las otras han de ser reconducidas».
Por el contrario, con toda honradez y humildad, hemos de reconocer como algo probado por la historia que «la fuerza de progreso está en el mundo». Es el mundo el que descubre y progresa; más aún, precisando más, el que descubre y progresa «en la medida en que se independiza del yugo oscurantista de la Iglesia», que esclavizó el pensamiento durante tantos siglos de Cristiandad. La Iglesia, en efecto –así piensan estos pobres engañados por el diablo–, ha sido siempre «la última en enterarse de las cosas», «el freno de todo forma de progreso»; y ahora, «si no quiere perder una vez más el tren de la historia», debe «reconciliarse con el mundo moderno», deponiendo ante él toda confrontación, toda actitud apologética, combativa o de fuga mundi. Sólo así podrá «recuperar el tiempo perdido», tan neciamente perdido durante tantos siglos… Efectivamente, tanto tiempo: para ser más exactos, desde el Calvario, donde Cristo entabló combate abierto contra el pecado del mundo y contra su Príncipe satánico, y «venció al mundo» por su resurrección (Jn 16,33).
La aprobación del presente (del presente pagano) es otra exigencia del mundo. Al actual cristiano mundanizado, no le basta con repudiar el pasado cristiano, sino que simétricamente ha de mostrarse de acuerdo con el mundo moderno en sus planteamientos generales. Le será permitido mostrarse crítico en algunos puntos concretos –ciertas injusticias sociales, esta guerra, aquella marginación de un grupo–; pero en modo alguno le será permitido poner en duda las tesis fundamentales de un mundo que quiere autoconstruirse sin Dios. Y por consiguiente, como el mundo no se lo permite, él mismo no se lo permitirá, ni siquiera en el pensamiento. Juzga que debe proteger ante todo su misión como cristiano en el mundo, evitando el martirio como sea.
El cristiano mundano, descristianizado, de hecho, considera los errores y maldades que abundan en el mundo sinCristo con una benignidad que sólo es comparable con la dureza de su juicio hacia el pasado cristiano. No es que no vea los males del mundo moderno, es más bien que ignora que el rechazo de Cristo y de su Iglesia es la causa principal de todos esos errores y males. Intentaré explicarme más en los artículos que siguen.
Hoy necesitamos urgentemente historiadores cristianos, que narren con toda verdad la historia sagrada de la Iglesia. El primer historiador fue San Lucas, en los Hechos de los apóstoles. Y esa labor grandiosa, que requiere en el escritor no solamente buena documentación histórica, sino también una fe muy luminosa, se cumplió siempre: en la antigüedad patrística, en la Edad Media y hasta nuestro tiempo. Es a mediados del siglo XX, cuando en Occidente la crisis de la fe, iniciada a comienzos del XVIII, se agudiza, cuando el naturalismo anti-cristiano va apoderándose de la historiografía, la del mundo en primer lugar, pero en seguida la de la Iglesia.
Dom Guéranger (1805-1875), gran renovador de la liturgia, vencedor del galicanismo, defensor de la Inmaculada y de la infalibilidad pontificia, restaurador de la Orden benedictina en Francia, poco después de la Revolución Francesa, añade a estos méritos el de haber combatido un buen combate contra el naturalismo histórico de su tiempo, publicando numerosos estudios en favor de la historia verdadera. Él afirma que «el historiador cristiano debe ser, ante todo, un narrador verídico. No debe halagar a nadie, ni ocultar los errores de nadie. Y al mismo tiempo, no ha de tener miedo a combatir las mil calumnias que han hecho de la historia una inmensa conspiración contra la verdad […] Tiene que estar bien determinado a ir a la contra [de las mentiras vigentes], y si no tiene para ello el coraje suficiente, es mejor que se abstenga de escribir historia. Ya tenemos suficientes libros híbridos, en los que autores creyentes hacen coro en sus interpretaciones con los incrédulos. Se han dado traiciones innumerables, que han engendrado tantos prejuicios y tantas inconsecuencias, que han llegado a formar un obstáculo invencible para la formación de una catolicidad enérgica y compacta» (Jésus-Christ roi de l’histoire, artículos publicados en L’Univers y en Monde [1857-1860], y editados varias veces como libro: Association Saint-Jérôme, Saint-Macaire 2005, pg. 57).
Una historia denigrante de la Iglesia conduce a los fieles a la apostasía. En la catequesis y en la predicación cristiana, por todos los medios, ha de comunicarse a los fieles una formación católica en la historia de la Iglesia y del mundo. Hacen mucho bien aquellos libros que obran como un antivirus que purifica con la verdad las mentes cristianas invadidas por los virus de una historia establecida por el padre de la mentira y los suyos. Es ésta una necesidad urgente, muy especialmente en los adolescentes y jóvenes. A éstos les gusta estar a la contra, para sentirse independientes, en este caso, de las coordenadas mentales mundanas que les encarcelan en la mentira. Yo he comprobado no pocas veces el efecto «devastador-benéfico» que estos libros producen en sus vidas.
Cito solamente unos pocos que tengo a mano: Gilbert K., Chesterton, Lo que está mal en el mundo (Ciudadela 2006); Vittorio Messori, Leyendas negras de la Iglesia (Planeta 2002); Thomas E. Woods, jr., Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental (Ciudadela 2007); George Weigel, El coraje de ser católico (Planeta 2002); con perdón, José María Iraburu, Hechos de los apóstoles de América (Fund. GRATIS DATE 2003, 3ª ed.); y los muchos libros de historia verdadera que lleva años escribiendo el P. Alfredo Sáenz, S.J. (Gladius, B.Aires).
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
29 comentarios
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Ciertamente, los pecados de los cristianos, de cualquier época, son escandalosos y más graves que si los cometiera un no cristiano, porque "al que más se le dio, más se le pedirá".
Aún así, la Iglesia sigue siendo santa, porque tiene la inagotable santidad de Cristo, que es su cabeza. Gracias a Dios, la Iglesia se hizo para pecadores y no para perfectos, porque de otro modo no cabríamos en ella ninguno de nosotros.
Las condenas de la Inquisición, siendo una barbaridad por la que Juan Pablo II pidió públicamente perdón en nombre de la Iglesia, no le llegan a la altura del betún a las enormes barbaridades que se han cometido en todas las épocas de la historia. En nuestra época tan moderna y civilizada, por ejemplo, se matan más niños no nacidos cada hora y media que todas las personas ejecutadas por la Inquisición en siete u ocho siglos de historia. La propaganda ideológica es el arte de esconder o minimizar los propios errores y desorbitar fuera de toda medida los ajenos. Así que los cristianos no debemos tragarnos la propaganda anticristiana.
Junto a los pecados que siempre han estado y siempre estarán presentes entre los miembros pecadores de la Iglesia, hay que mostrar también los increíbles milagros morales que la gracia de Dios ha hecho en la Iglesia a lo largo de los siglos: los millones de contemplativos, de célibes y vírgenes al perpetuo servicio material y espiritual de los hombres, la fidelidad estable de millones y millones de matrimonios monógamos a lo largo de los siglos, la defensa de la Verdad contra todo tipo de errores, el cuidado de pobres y enfermos que nadie atendía, los innumerables sacerdotes que han dado la vida por sus fieles, la evangelización de tantas naciones de lenguas y tradiciones diversas, las grandes obras hechas con medios pobrísimos, el amor a los enemigos, la sangre de los mártires que mueren perdonando, la vida de los santos...
Es más, es justo y equitativo fijarse especialmente en todo esto, porque los pecados son "lo normal", lo propio de todos los hombres, cristianos o no, mientras que los milagros de la gracia de Dios son el tesoro propio y especial de la Iglesia, "sacramento universal de salvación".
¡Un saludo grande Padre José María!
Agregaría yo a la lista de libros "antivirus" la larga serie de luz del p. Alfredo Sáenz, especialmente sus tomos de historia de la Iglesia(van ya por el XII) sobre "La Nave y las Tempestades", y los publicados también por F.Gratis Date.
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JMI.-Ya he añadido la cita al P. Sáenz.
Yo tengo, creo, casi todos sus libros, y son buenísimos, especialmente en su enorme eficacia como antivirus.
Los vencedores en el campo de batalla, para ser más concreto.
La Cristiandad tuvo su origen en la Batalla del Puente Milvo. Y comenzó a replegarse luego del desastre de la "Invencible", las derrotas de Carlos V a manos protestantes, los triunfos napoleónicos, Trafalgar y especialmente luego de la IGM, cuando cayó la dinastía católica emblemática, la de los Habsburgos.
La IIGM fue nada más que una disputa entre hampones masónicos vs. hampones antimasónicos, para ver quién se quedaba con los despojos de la Cristiandad. Como todo el mundo sabe, ganaron los masónicos.
En ese contexto, la proliferación de infamias y leyendas negras contra España y contra la Iglesia, ambas identificadas de manera destacadísima con la Cristiandad fenecida, es lamentable pero más aún, esperable.
Es necesario que se enseñe en las aulas escolares fundamentos deLógica. Y por otra la Filosofía de la Historia actual no es mas que una Teologia de la Historia pervertida, a este respecto me hace gracia las famosas tres edades de COMTE, cualquiera te las pone como el súmmum del positivismo, cuando dicha teoria no es mas que una copia de una serie de reflexiones que ya hicieron SAN AGUSTÍN o FIORE. Vuelta a lo que indicaba al principio del post.
El demonio existe porque Dios le ha creado. La Bestia actual existe gracias a la acción en la historia de la Iglesia.
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JMI.-Ojo con la penúltima frase, que tal como va, puede ser malentendida. La fe católica enseña que "el diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismo malos" por su pecado (Catecismo 391).
Esa es mi analogía. Lucifer era bueno hasta que renegó. Occidente también era algo bello hasta que renegó de su madre la Iglesia. El demonio sabe que nunca vencerá a Dios, algo horrible para el. La Bestia sabe que no va a sobrevivir a la Iglesia.
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JMI.-Así queda claro.
Le agradezco mucho sus artículos, que a mí, me ayudan mucho y me dan mucha luz. Le agradecería uno sobre la situación de la escuela católica. En Infocatólica está el que yo he publicado sobre ese tema. Le agradecería su opinión al respecto.
Un fuerta abrazo,
Pedro L. Llera
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JMI.-Dios mediante, trataré del tema.
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JMI.-Bueno es que los lectores complementen mi artículo señalando autores que pueden ayudar mucho a conocer la historia verdadera de la Iglesia; y del mundo. Antiguos y modernos. Hay tantos, gracias a Dios.
http://fr.wikipedia.org/wiki/Pierre_Simon_(m%C3%A9decin).
Clemente XI a principios del siglo XVIII da órdenes a los nuncios de Madrid y Lisboa de que actúen para conseguir poner fin a la esclavitud. No hubo respuesta.Y gente sin escrupulos como Voltaire,todavía de gran prestigio en los circulos progresistas,se forraba con la trata de negros.
Hugh Thomas concluye: "Estas denuncias aisladas permiten a la Iglesia Católica presentarse como una prefiguración del movimiento abolicionista con más plau- sibilidad de lo que generalmente se concede. A lo largo del siglo XVII cartas de protesta sobre le asunto del tráfico de esclavos continuaron a llegar a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma de parte de capuchinos, jesuitas y obispos".
¿Comprendes, por que es un desastre que la sociedad civil repudie la tutela moral de la Iglesia.?
Ojalá ayude a muchos cristianos a reconciliarse con la historia de SU Iglesia y a mirar hacia atrás sin complejos. ¡Cuánta falta nos hace a los cristianos sacudirnos de encima mil complejos que nos ahogan!
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Pero la Historia de Israel está clara en los libros canónicos y la sobrenaturalidad de la Historia de la Iglesia tan sólo aparece en el Apocalipsis y en las "revelaciones privadas" (mundo profético).
Y el interés por ambas cosas son "despreciados" por sacerdotes y doctos constantemente[1]. Así la Historia de Israel es sobrenatural pero la nuestra es "natural".
La otra pata es la Historia patria en sus grandes hechos. Digamos España, con sus "mitos" de sobrenaturalidad: Santiago, Reconquista, Reyes católicos, Evangelización de América, guerra contra protestantes, invasión francesa y Cruzada del 36.
Casi todos ellos igualmente denostados por una Iglesia que prefiere ponerse de perfil... con lo cual los fieles hacen lo mismo.
Hasta los ortodoxos, los "neocon" que dicen, están en lo de construir una Nueva Evangelización sin raices, sino tirando de "un nuevo video" y diseños postmodernos de márketing. Todo adanismo...
..."ingratos a los padres", que dicen las Escrituras.
[1] Un ejemplo: para el Cielo la "Historia" de la Iglesia del Siglo XX es Fátima, ahí está la gran visible intervención divina y su mandato; pero si acudimos a un "sabio" nos dará un inmensa perorata de intrahistoria eclesial centrada probablemente en el Concilio Vaticano y su problemática exclusivamente.
No son cosas contradictorias, pero lo segundo debe hacerse a la luz de Fátima.
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JMI.-Excelente. En la Fund. GRATIS DATE publicamos su libro "Liberalismo y apostasía". En la benemérita Edit. Santiago Apóstol (B.Aires) publicó "El Nuevo Mundo. El Descubrimiento, la Conquista y la Evangelización de América y la Cultura Occidental", 607 pgs. Un tesoro. Lo tengo con su dedicatoria inapreciable manuscrita.
Las maravillosas verdades que en esa historia narra están hoy más perdidas que una aguja en un pajar. Es un gran don de Dios dar con libros como éste.
Me permito recomendar la serie sobre la historia de la cristiandad escrita por Warren Carroll en 5 tomos ya publicados con el sexto último, póstumo, a punto de salir al mercado.
El Dr. Carroll, historiador profesional, hace un recorrido magistral de toda la historia de la Iglesia comenzando desde el principio mismo del universo y pasando por la historia de Israel, la Iglesia de los Mártires, edad media, reforma, contrarreforma y en general todo lo que ha sucedido hasta el presente.
Toda la obra parte del principio de la verdad objetiva de la fe católica y desde esa perspectiva expone de manera amena y completa el panorama de la historia de la civilización. Es el primer gran trabajo histórico contemporaneo que, a mi juicio,se toma en serio la verdad que la Iglesia enseña y se separa conscientemente de los prejuicios postmodernos, materialistas, naturalistas o agnósticos que plagan casi toda la literatura histórica contemporánea.
Creo que sólo se encuentra disponible en inglés por ahora. Pero bien vale la pena aprender inglés para leerlo. Sólo las notas explicativas y bibliográficas, por sí solas, valen el precio de la colección. He encontrado referencias bibliográficas ortodoxas que previamente no conocía sobre historia de Israel, estudios bíblicos y teología que son invaluables en esta época de lenguaje teológico ambiguo.
Dios le haya concedido al Dr. Carroll la perseverancia final y lo tenga en su gloria. Amén.
P.D: Ore por este intelectual ateo, convertido hace pocos años a la fe verdadera, que soy yo, y que todavía cae mil veces en el pecado.
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JMI.-"Siete veces al día cae el justo, y vuelve a levantarse" (Proverbios 24,16). Bueno, la mano de Dios, su gracia, le levanta.
Cuente con mis oraciones y las de los lectores.
Muchas gracias por el dato.
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LA DESCRISTIANIZACIÓN DEL MUNDO
He aquí que al final de la Edad Media los pueblos cristianos cometen grandes, enormes, espantosos pecados... El clero, sobre todo, que debía ser
sal de la tierra y luz del mundo se corrompe y se oscurece.
Esto es gravísimo para la salud de los pueblos; porque si se van descristianizando, tendrán que irse judaizando. Esta es la ley teológica. Esta es también la comprobación, punto por punto, de la historia. Los hechos nos van diciendo que el proceso de descristianización, iniciado por el Humanismo del
Renacimiento y de la Revolución Francesa, y que culmina ahora en la Revolución Soviética, es un proceso típico de judaización del mundo, es decir,
en que los planes judaicos de dominación universal y absoluta sobre los cristianos van logrando cumplimiento.
Que estos planes existen no puede haber la menor duda para aquellos que han seguido los dos capítulos anteriores. Lo exige la irreductible oposición
de Ismael e Isaac, de Esaú y Jacob, de Caín y Abel, que ha dispuesto Dios sobre el mundo. Lo exige el Talmud, que es el Código civil y religioso de los
judíos. Lo comprueba la historia en todo lugar y tiempo.
Se demuestra, además, que tanto el Renacimiento como la Reforma Protestante, el Enciclopedismo pedantesco del siglo XVIII, la Revolución Francesa, el Capitalismo, la contaminación de los pueblos con el Liberalismo y el Socialismo, el Comunismo, la Revolución Soviética, han sido en gran parte
fraguados por los judíos y han servido ciertamente de beneficio a los judíos en
detrimento de los pueblos cristianos.
En otras palabras: desde el Renacimiento hasta el Comunismo se desenvuelve un proceso uniforme de descristianización de los pueblos y de su
sometimiento a los judíos, que de siervos que eran en la Edad Media pasan a amos y reyes. Y este proceso es en gran parte obra de los judíos.
Creo que no es necesario advertir a lectores inteligentes que al atribuir al judío un papel preponderante en la obra de descristianización del mundo moderno no se quiere hacer de él un dios maligno con poderes sobrehumanos para fraguar revoluciones y catástrofes.
Todo proceso histórico se realiza dentro de un complicado ajetreo de fuerzas las más diversas, muchas de las cuales se determinan libremente; de
suerte que hay que tener en cuenta todos estos intereses que se cruzan para explicar totalmente las realidades históricas que se engendran en el curso de la historia. Pero, aunque esto sea verdad, no hay duda que podemos enfocar nuestra atención exclusivamente sobre la acción e influencia de los judíos, para ver en qué sentido proceden y con qué intensidad y alcance, dentro de las posibilidades de acción, para crear y dar nacimiento a los grandes hechos que se producen m la historia desde el Renacimiento hasta aquí. Y mi tesis es que,
dentro de las posibilidades de actuación, los judíos son causa primera y principal (digamos el cerebro que piensa y la mano que dirige, en expresión de
Mons. Jouin) de los principales hechos anticristianos que se van jalonando desde el Renacimiento hasta el Comunismo.
El judío, agente teológico de la iniquidad, como demostré en el primer Capítulo, va cumpliendo con tenacidad indefectible esta tarea demoledora de
destrucción del cristianismo.
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JMI.- "Y mi tesis es que"...
Ésa es su tesis.
(Dicho sea de paso, lo normal suele ser que los blogs no admitan comentarios de más d 500 caracteres. Tendrá que abreviar en otras ocasiones).
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La "mano que mece la cuna" en todo este proceso de erosión del Cristianismo es el Judaísmo Talmúdico.
Los demás simplemente embisten, siguiendo la máxima aquélla de Antonio Machado, que decía que de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten.
Tres personajes de los que más han hecho por desmontar Occidente y la Civilización Cristiana han sido judíos: Karl Marx, Sigmund Freud y Franz Boas.
No tenemos más que ver cómo el cristianismo es acosado y deformado desde la prensa (mayormente ne manos de capital judío), o desde el cine (Hollywood está en manos judías).
Por otra parte, a misma Enciclopedia Judía recoge y reivindica como judíos a los ideólogos y figuras principales del Comunismo, gran y encarnizado enemigo del Cristianismo, y mal muerto todavía.
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Acompaño algunas citas reveladoras:
The American Hebrew publicó, el 10 de septiembre de 1920, está auténtica confesión de parte:
«La Revolución bolchevique en Rusia fue obra de cerebros judíos, de la insatisfacción judía, de la planificación judía, cuyo objetivo es crear un orden nuevo en el mundo. Lo que de tan excelente manera fue realizado en Rusia, gracias a cerebros judíos y a causa de la insatisfacción judía y mediante la planificación judía será también, a través de las mismas fuerzas mentales y físicas judías, una realidad en todo el mundo».
el Jewish Chronicle londinense escribió el 4 de abril de 1919:
«Hay mucho de bueno en el bolchevismo, no sólo porque muchos judíos son bolcheviques, sino porque los ideales del comunismo y los del judaísmo son consonantes en lo esencial.»
Alfred Nossig, uno de los más celebrados líderes espirituales del judaísmo declaró, en 1925:
«El socialismo y el código mosaico no están en oposición... nosotros tenemos un interés vital en la victoria final del socialismo en el mundo, no solamente por motivos tácticos y ocasionales, sino sobre todo porque el marxismo y la doctrina mosaica son prácticamente idénticos... »
El Dr. Oscar Levy, judío americano, en una carta que fue reproducida en el prefacio del libro The World Significance of the Russian Revolution, de G. Pitt-Rivers, reconoció (1920):
«Al frente del comunismo y del capitalismo hay elementos judíos, que buscan la ruina espiritual y material de este mundo... para satisfacción del intenso idealismo judío.»
Un documento judío, citado por el Sunday Times, de Londres del 4 de abril de 1920, se jactaba, entusiásticamente, de que el comunismo no era más que una conspiración israelita para conseguir el imperio mundial de Sión. El despacho en cuestión decía exactamente: «La Prensa polaca reproduce un documento hallado en la cartera del comandante bolchevique Sunder, jefe de un batallón. Sunder fue muerto en acción. Ese documento, escrito en yiddisch, proyecta la luz sobre la organización clandestina judía en Rusia. He aquí su contenido:
"Secreto. Al presidente de la sección de la Alianza israelita universal. La hora de nuestro completo triunfo se acerca. Estamos en la alborada de la conquista del mundo. Nuestros viejos sueños se están cumpliendo. A pesar de que, hace relativamente poco tiempo no teníamos ningún poder, ahora podemos alcanzar la victoria. Ya hemos obtenido el poder en Rusia. Nuestros primeros planes han sido coronados por el éxito, pero no debemos olvidar que los rusos, aunque estén ahora bajo nuestro dominio, nunca dejarán de ser nuestros mortales enemigos... Firmado. El Comité Central de la sección de Petrogrado de la alianza israelita universal.»
En la revista Le Nouveau Mercure (París, marzo de 1927) el periodista hebreo René Gross, decía:
«Las dos internacionales de la finanza y del bolchevismo trabajan con ardor. Ambas representan los dos frentes de la internacional judía... Se trata de una conspiración contra todas las naciones gentiles».
El publicista judío Hermalin dijo, en un discurso pronunciado en Nueva York, en 1917, que
«... la Revolución rusa fue realizada por judíos. Nosotros formamos las sociedades secretas.. Nosotros inspiramos el reinado del terror... Nosotros por medio de nuestra convincente propaganda y de nuestras represiones masivas...»
Su articulo y sus reflexiones siempre nos Ilumínan... nos dan fortaleza para seguir en este mundo tan paranoico .
Desde mi parecer gran parte de la culpa lo tiene la justificación del "Buenismo" por prte de los Dirigentes ...sobre todo . llamados Liberales.
Han tendido una trampa a los hombres , les hacen ver lo buenos que son.... preocupandose del más debil, del marginado, de los según ellos oprimidos , ...., del trabajador, del emigrante.......
Han querido suplantar a DIOS........pero a su vez "erradicándolo"...es decir ellos predican el amor al prójimo...pero de una manera mundanizada...equivocada ,...pero que a los ojos de los hombres es la correcta...el " buenismo" oh! que buenos son, como se preocupan de nosotros!!!!!.
Utilizan el Amor al prójimo, pero descartan ... ,desautorizan,y errradican a DIOS y por lo tanto a nuestro primer Mandamiento " AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS ".
Los Cristianos tenemos que tener bien presente que no se puede Amar al Prójimo...si antes no se Ama a DIOS sobre todas las cosas"......lo uno... va unido a lo otro.
Y esto es lo que ellos quieren separar y lo están consiguiendo.
Como nos dice el Santo Padre Benedicto XVI , tenemos que fortalecenos en la FE ...tenemos que instruirnos bien y rezar mucho para que DIOS nos Ilumine con su GRACIA" Y PODAMOS HACER FRENTE A ESTE MUNDO .
Por otra parte tenemos que pensar .....quien es el único que ha querido destruir y anular a DIOS desde todos los tiempos.......y Ese es el verdadero culpable....el que nos tienta y el que nos inclina al pecado .....como siempre engañandonos.....el REY DE LA MENTIRA Y DE LA FALSEDAD.....EL DEMONIO.
Los judíos son un pueblo especialísimo, único. A ellos los adoptó Dios primero, allí nació el Redentor, su Ssma Madre y los Apóstoles, y ellos serán preservados hasta el Fin de los Tiempos (Parusía) para que se cumpla la profecía del Evangelio: se convertirán a Cristo. Hitler no creyó en esta profecía y así le fue.
Esa preservación implica conservar la esencia de su identidad, de la que mucho nos habló NSJC y que quedó sellada con el "Que Su sangre caiga sobre nosotros" del Pretorio. O el "¡Bajate de la Cruz y creeremos en Ti!" del Calvario. Y en efecto, ellos no han cambiado sustancialmente desde entonces.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que tanto los judíos como los masones son muy amigos del "autobombo". Según los masones, todo hombre público de algún valor fue afiliado a su secta. Según los judíos, todo lo que ha sucedido en el mundo en los últimos siglos ha respondido dócilmente a sus planes. Hay mucha, muchísima mentira y propaganda en esto. Pero no es éso lo que nos debe preocupar mayormente como católicos, allá ellos si no temen mentir.
Lo que sí debe preocuparnos como católicos, antes que la perversidad supuesta o real de cierta raza, es la falta de fe puertas adentro. Es un gran problema al que al Papa le ha dedicado todo un año de oración, reflexión y petición. Si no hay fe, no sólo los judíos sino cualquiera que pase por la puerta entrará a llevarse los depojos de la Iglesia. Que no perecerá pero que sí parecerá una ruina, un escarnio, una parodia de lo que fue.
El P. Iraburu te lo dice en dos palabras: "reforma o apostasía". This is the question.
(Esto último no lo dijo el P. Iraburu. ¡El escribe sólo en castellano!:-)
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JMI.-Of course!
A su lista de libros me permito añadir los escritos por Jean Dumont sobre la Iglesia, la obra de España en América y la reina Isabel, editados por Encuentro. Y también los de Luis Suárez, como 'Lo que el mundo le debe a España' y 'Lo que España debe a la Iglesia católica'.
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JMI.-Las dos obras (y por supuesto, los dos autores) son ejemplos formidables de historia verdadera, muy documentada y entendida a la luz de la fe católica.
El de Jean Dumont, "La hora de Dios en el Nuevo Mundo" (Encuentro, Madrid 2007) es tan bueno que en la Fund. GRATIS DATE adquirimos unos cien ejemplares y los vamos enviando poco a poco. Murió este gran hispanista francés hace, creo, un par de años.
Los de Luis Suárez, como todos los suyos, informan de cosas que para muchos serán una revelación. Concretamente, "Lo que el mundo le debe a España" (Ariel, Madrid 2009,3ª edición; la primera se publicó ¡en el mismo año!).
Libros como éstos entran con toda fuerza, llevando en alto el estandarte de la verdad, en un mundo "que yace todo bajo el Maligno", el padre de la mentira. Y hacen verdaderos estragos-benéficos. Y parece que muchos Colegios y Universidades católicos, Seminarios y Noviciados, y muchas familias católicas, ni se enteran.
Gracias, Pedro.
Ya era consciente de que me excedía de la extensión, pero consideraba que la transcripción bien merecía la pena.
Respecto de la tesis del P. Julio Meinvielle, está apoyada por muchos otros estudiosos.
Hasta donde yo sé, se trata de un sacerdote totalmente dentro de la ortodoxia de la ICAR.
El papel de demolición del Cristanismo llevado a cabo por el Judaísmo seguidor del Talmud considero que está ampliamente documentado (el propio Talmud; José María Caro Rodríguez; Pranaitis, etc.).
En el lanzamiento de la Revolución Francesa, por ejemplo, (que estuvo a punto de ser lanzada desde Alemania), destacaba el papel de las logias masónicas y del elemento judío; la Escuela de Frankfurt, el 68, etc.: todo tiene el sello judío detrás.
No es que hayan sido los únicos agentes, pero sí que han sido unos agentes muy destacados y tenaces a lo largo de los siglos.
Ello no significa, en la propia tesis del P. Julio Meinvielle, que el judío deba ser rechazado, ya que "la salvación viene de los judíos", de hecho, la parte del pueblo Judío que acepta a Jesucristo, es convertida en el fundamento de la Iglesia (Virgen María, los Apóstoles, etc.).
Así como también está profetizado que convergeremos con los judíos en la Fe en Jesucristo.
No obstante, estoy con la tesis de Ricardo de Argentina respecto de que lo peor es la pérdida de Fe junto con los pecados y escándalos de los propios miembros de la Iglesia.
No obstante, sé que está escrito que "las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella (la Iglesia)", y por mucho mal que se quiera hacer desde fuera, si la casa está cimentada sobre la Roca, no habrá quien la derribe.
Por lo tanto, quede mi post como una aportación que no pretende dar la idea de que se trata de una obra en exclusividad llevada a cabo por el elemento judío, y menos que de ello se deba derivar odio hacia ellos, pero sí que, en mi opinión, debe quedar claro que el proceso de demolición que se lleva a cabo contra el Cristianismo, si bien tiene su cuartel general en el propio Infierno, también tiene alguna delegación o interfaz en la Tierra.
Un fraternal saludo.
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JMI.-Confiesa al principio que en el comentario anterior "se excedió en la extensión". Pero, por lo que veo, no ha habido arrepentimiento sincer.
En penitencia: tres Avemarías más el IVA.
Gracias de cualquier manera por la recomendación.
En cuanto al IVA, no sé en cuánto va a quedar, porque parece ser que a Marianico le han dicho que lo vuelva a subir, y él es muy obediente.
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JMI.-Me conformo con un Gloria.
Cammilleri, Rino: “Los monstruos de la razón”, Homo Legens
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JMI.-Muy interesante. "Los monstruos de la razón. Viaje por los delirios utopistas y revolucionarios" (Rialp, Madrid 1995). Me ayudó en mi libro "Evangelio y utopía".
También muestra bien la miseria de los intelectuales modelnos increyentes Paul Johnson, "Intelectuales" (Javier Vergara editor, 1988).
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JMI.-Me figuro que se refiere a fraterlupus.
Dedíquele Ud. mismo un comentario crítico, si lo estima prudente.
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JMI.-Si mira www.gratisdate.org verá que ya hemos publicado cuatro cuadernos grandes (A4) con varias series de este blog:
Reforma o apostasía
Mala doctrina
Gracia y libertad
Católicos y política
Y si Dios quiere, seguiremos haciendo lo mismo con otras series:
Ya está preparada casi
La Cruz gloriosa
Pueden pedirse a [email protected]
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