Galilea y la misión universal
“¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.” (Mateo 4,15-16; cf. Isaías 8,23-9,1).
En Nazaret de Galilea el Hijo de Dios se hizo hombre, encarnándose en el seno de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Allí vivió Él, junto a su Santa Madre y a San José, su padre adoptivo, luego de su regreso de Egipto, durante su infancia y su juventud. A la edad de treinta años, según la tradición cristiana, Jesús de Nazaret dejó su ciudad y, después de ser bautizado por Juan en el río Jordán, comenzó a predicar la Buena Noticia del Reino de Dios por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y curando a los enfermos y endemoniados. Jesús solía enseñar a orillas del mar de Galilea. Allí se encontró con Simón Pedro y Andrés, Santiago y Juan, que eran pescadores, y los invitó a seguirlo.