Una buena defensa de la solución agustiniana al problema sinóptico

Reseña de: John Wenham, Redating Matthew, Mark & Luke: A Fresh Assault on the Synoptic Problem, InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois, Estados Unidos de América, 1992.

Daniel Iglesias Grezes

El libro en cuestión tiene una introducción y doce capítulos, cada uno de los cuales comienza con un excelente resumen del contenido a tratar. A continuación, ofreceré mi traducción al español de esos doce resúmenes, encabezados por el nombre de cada capítulo. El libro concluye con 61 páginas de notas (pp. 245-305) y cuatro índices: de referencias bíblicas, de autores antiguos, de autores modernos y de temas (pp. 306-319).

1. El problema intratable

“Las semejanzas y diferencias entre los tres Evangelios [sinópticos] presentan un problema de complejidad casi infinita. La opinión de que Mateo y Lucas, independientemente, usaron Marcos y una fuente perdida Q es sostenida aún como una hipótesis de trabajo por la mayoría de los académicos, pero con confianza decreciente. No hay ningún consenso nuevo entre los disidentes. No puede haber ninguna solución usando métodos defectuosos, pero hay una respuesta, porque el problema sinóptico se refiere a algo que ocurrió realmente.

Durante casi cien años la búsqueda ha estado orientada a soluciones literarias. Antes de eso, era popular la creencia en una forma común de instrucción oral básica, siendo Westcott su expositor más destacado. Sus opiniones fueron eclipsadas por la Escuela de Oxford: Sanday, Hawkins y Streeter. Sin embargo, es perfectamente posible que la tradición oral sea transmitida con precisión, y la teoría oral ha sido revivida por Rist, Reike, Scott y Chilton. Pero la independencia completa parece improbable por tres razones: 1) Implica que una larga lista de perícopas fue memorizada, pero, de forma demostrable, no fue considerada como sacrosanta. 2) Requiere que los tres Evangelios hayan sido publicados casi simultáneamente. 3) Parece ser contraria a la tradición eclesial.

Hay una tercera vía que enfatiza la independencia verbal con un grado de dependencia estructural” (p. 1).

2. Construcción de una teoría sinóptica: (1) La relación entre Lucas y Marcos

“Este capítulo considera los primeros tres de cinco pasos para la construcción de una teoría sinóptica.

Paso 1: Lucas conoció el Evangelio de Marcos. Ya hemos visto el amplio consenso académico de que Lucas y Marcos no son totalmente independientes. La escuela de Griesbach argumenta que Marcos siguió a Lucas, siendo una narración compuesta producida por el entretejido de Mateo y Lucas, párrafo por párrafo, frase por frase y palabra por palabra. Tal procedimiento es improbable. Hay muy poco de la redacción de Lucas en Marcos. Los paralelos prefabricados de Q no son usados por Marcos. El argumento del orden es inválido. Por lo tanto, Lucas probablemente vino después de Marcos.

Paso 2: 52 perícopas de Lucas y Marcos tienen un origen común (pasajes de Categoría 1), y otras catorce cubren el mismo terreno, pero no muestran signos de un origen común (Categoría 2).

Paso 3: Lucas conserva el sentido de Marcos en los pasajes realmente paralelos. En los pasajes de Categoría 1 los dos Evangelios difieren 5.000 veces en sus palabras, pero no en el sentido. Las diferencias son complementarias más que contradictorias, como en el discurso escatológico de Jesús. La contradicción aparente sobre si llevar o no un bastón no parece una adaptación de Marcos por parte de Lucas. Los catorce pasajes de Categoría 2, once en los relatos de la pasión y la resurrección y tres anteriores, muestran no tener un origen común por sus grandes diferencias de redacción y por las diferencias de orden dentro de las perícopas. Afirmar que Lucas conserva el sentido de Marcos en los pasajes de Categoría 1 y no en los de Categoría 2 no es argumentar en círculo dado que las dos categorías de materiales son evidentemente distintas” (pp. 11-12).

3. Construcción de una teoría sinóptica: (2) La relación entre Lucas y Mateo

“El argumento a presentar es el Paso 4: Se puede suponer que Lucas conserva el sentido de sus otras fuentes. Las diferencias de sentido entre el material Q de Mateo y el de Lucas vuelven improbable la dependencia de Q o el préstamo a gran escala de Mateo.

El prefacio de Lucas hace las reivindicaciones más fuertes de fiabilidad, lo que implica que él sólo habría usado fuentes en las que confiaba y a cuyo sentido se habría adherido.

El material Q es examinado primero bajo la hipótesis de que una fuente Q existió sustancialmente en la forma mateana y Lucas fue responsable de los cambios. En la Sección Central de Lucas el material Q no tiene un orden común. (Antes de discutir la redacción es necesario mirar al origen de la crítica de la redacción y entender cómo Goulder y otros han llegado a ver relaciones literarias incluso donde las semejanzas verbales son pocas. La prueba del hombre sencillo que requiere semejanzas verbales fuertes para hacer probable la relación literaria es más sensata). Las semejanzas de redacción pueden deberse a veces a las repeticiones de un predicador itinerante, y a veces al recuerdo o transmisión independiente del mismo discurso; rara vez parece la adaptación de alguien que está copiando. Hay nueve ejemplos de diferencia de sentido de un tipo que Lucas no podría haber hecho si su objetivo era el seguimiento fiel de fuentes confiables. La sección central de Lucas puede haber provenido de uno de los 70 [discípulos]. En el Gran Sermón hay un orden común, pero muchas diferencias verbales, que sugieren informes condensados independientes de un solo discurso. En el resto de Lucas hay dos pasajes sobre el Bautista tan cercanos a Mateo como para sugerir que Lucas está realmente copiando a Mateo.

Si suponemos que Mateo es el innovador, encontramos que, a pesar de 8.000 cambios verbales, también él se mantiene cerca del sentido de Marcos y que por lo tanto se puede presuponer que no es probable que haya creado las grandes diferencias encontradas en el material Q. La suposición de que tanto Mateo como Lucas hicieron cambios sustanciales a Q es igualmente improbable.

Las diferencias en el material Q también descartan el uso a gran escala de Mateo por parte de Lucas, aunque parece probable el préstamo a pequeña escala” (pp. 40-41).

4. Construcción de una teoría sinóptica: (3) La relación entre Mateo y Marcos

Paso 5: La relación entre Mateo y Marcos puede ser explicada satisfactoriamente en la línea de la tradición patrística. El argumento del orden vuelve improbable la independencia completa entre Mateo y Marcos. El reconocimiento de la mal llamada falacia de Lachmann implica que cuatro de las cinco pruebas de Streeter sólo muestran a Marcos como el término medio entre Mateo y Lucas, no necesariamente como el primero. La defensa de Styler de la prioridad de Marcos es muy débil. Los argumentos a favor de la prioridad de Mateo, aunque no son abrumadores, son sustanciales. Mateo parece original. Sus 8.000 supuestas desviaciones del texto de Marcos están hábilmente disfrazadas. Parece antiguo y palestinense, y reflejar un choque terrible entre Jesús y las autoridades religiosas, más que un choque posterior al 70 entre la Iglesia y la Sinagoga. Marcos parece la versión de Pedro de la misma tradición palestinense compuesta para lectores judíos y gentiles fuera de Palestina. Marcos muestra signos de hacer conscientemente omisiones, por ejemplo, parábolas. Las tres diferencias de orden pueden ser explicadas como el recuerdo de Pedro del orden original de los eventos. La curación de dos endemoniados y de dos mendigos ciegos y la mención de dos burros en lugar del único de Marcos son mejor explicadas con base en la prioridad de Mateo. La tradición de que Mateo estaba originalmente [escrito] en hebreo no debería ser desestimada sumariamente. Goodspeed muestra que el cobrador de impuestos era apto para ser autor y afirma la probabilidad de que se tomaran notas de la enseñanza de Jesús durante su vida” (p. 88).

5. Testimonio antiguo del Evangelio de Mateo

“Los Padres [de la Iglesia] son casi unánimes en afirmar que Mateo el cobrador de impuestos fue el autor, y que escribió primero, para los hebreos en lengua hebrea: Papías (c. 60-130), Ireneo (c. 130-200), Panteno (muerto c. 190), Orígenes (c. 185-254), Eusebio (c. 260-340), Epifanio (c. 315-403), Cirilo de Jerusalén (c. 315-386) y otros escriben en este sentido. El Evangelio hebreo medieval de Mateo en [la obra] Even Bohan podría ser una versión corrompida del original. Aunque no tiene rival, la tradición ha sido desestimada por varias razones, particularmente por la supuesta falta de confiabilidad de Papías, de quien algunos derivarían toda la tradición. Pero Papías es muy antiguo, habiendo tenido contacto directo con dos de los verdaderos seguidores de Jesús. Es bastante inseguro asumir que todos los escritores posteriores recibieron de él una tradición incorrecta y nunca oyeron la historia correcta. Vincent Taylor argumenta contra la autoría de Mateo sobre la base de que un apóstol no habría usado una obra de Marcos, pero esto no necesariamente habría sido visto como un plagio. La aceptación de la creencia en la dependencia de Mateo respecto al Marcos griego tiende irresistiblemente a gobernar el argumento. Eusebio estaba ansioso por demostrar la existencia de dos Juanes y así negar que Papías tenía información de primera mano del apóstol Juan. Un intento de mostrar cómo Papías podría haberse equivocado fue la propuesta de que los logia de Mateo se referían al documento perdido Q. Los logia, sin embargo, son escrituras. Eusebio tenía los mismos Evangelios que nosotros. A Papías le preocupaba su interpretación correcta, que él prefería obtener a partir de personas vivas que estuvieron en contacto con los apóstoles. El intento de Kürzinger de interpretar ‘Ebraidi dialékto como “en un estilo hebreo” es forzado. La tradición incontrovertida de la Iglesia tiene más peso que Papías solo. Hengel muestra que nuestros títulos de los Evangelios son muy tempranos” (pp. 116-117).

6. Testimonio antiguo del Evangelio de Marcos

“Eusebio cita a Papías, quien a su vez cita a Juan el Presbítero (¿=el Apóstol Juan?), quien dice que Marcos se convirtió en el intérprete de Pedro y escribió con exactitud todo lo que él recordaba de las cosas dichas o hechas por el Señor. ‘Intérprete’ probablemente significa, no que Marcos tradujo las palabras arameas de Pedro al griego, sino que como catequista expuso la enseñanza de Pedro. Eusebio contrasta la disposición ordenada de Mateo con la enseñanza oral de Pedro, menos estructurada.

Ireneo cuenta cómo Marcos, el discípulo de Pedro, entregó la enseñanza de Pedro después del ‘éxodo’ de este último, probablemente su muerte. El Prólogo Antimarcionita dice que Marcos escribió el Evangelio en Italia después del ‘éxodo’. Clemente de Alejandría dice que Marcos escribió a pedido de cristianos destacados de Roma y que más tarde Pedro le dio su aprobación. Orígenes dice que Marcos escribió por orden de Pedro. Hay pues un núcleo sólido de tradición que asocia a Marcos con la enseñanza de Pedro en Roma.

La carta de Clemente de Alejandría del siglo XVIII descubierta en el monasterio de Mar Saba que habla de una versión secreta del Evangelio de Marcos para iniciados es de autenticidad muy dudosa” (p. 136).

7. La fecha de la ida de Pedro a Roma

“Durante muchos siglos la Iglesia de Roma sostuvo que Pedro llegó allí después de su escape de la prisión en el 42. Una gran parte de las autoridades modernas ha estado en contra de esto, pero sin embargo ha habido voces del otro lado, entre las que se destaca Edmundson, cuyas Conferencias Bampton de 1913 (The Church in Rome in the First Century –La Iglesia de Roma en el siglo I) pasaron casi inadvertidas. Hay un argumento cuádruple: 1) Había una iglesia de fama mundial en Roma en el 57 con la que Pablo había tenido contacto durante algunos años. 2) Una tradición bien fundada dice que sus cimientos fueron puestos por Pedro en el segundo año de Claudio. Esto concuerda con la tradición de que los apóstoles fueron dispersados a partir de Jerusalén doce años después de la Ascensión. También explica el notable interés por Simón el mago en Hechos. Justino Mártir cuenta cómo también Simón fue a Roma en el reinado de Claudio y tuvo allí un gran conflicto con Pedro. 3) Esta tradición encaja sin dificultad en la narración sobre Pedro en Hechos. 4) La reivindicación de Roma de una fundación petrina fue indiscutida en toda la Iglesia” (p. 146).

8. Evangelio de Marcos: consideraciones adicionales

Consideraciones externas adicionales. La tradición copta hace del poco distinguido Marcos el fundador de la Iglesia de Alejandría. Esto es afirmado claramente por Eusebio, quien da los nombres de los obispos que lo sucedieron; también por Las Constituciones Apostólicas y por Epifanio. [El papiro] P52 ofrece una evidencia directa de una iglesia en Egipto a principios del siglo II. Hay una década completa en los años 50 en la que Marcos podría haber estado evangelizando Egipto y la [Libia] Cirenaica.

El fragmento 7Q5 recuperado de la Cueva 7 en Qumrán, que fue sellada en el año 68, según afirma O’Callaghan con seguridad, proviene de Marcos 6:52s. Él responde a dos objeciones: 1) se lee una tau en un punto donde en el texto ordinario se lee delta. Pero éste es un rasgo común en los papiros bíblicos egipcios. 2) Falta epi ten gen. Pero esta frase también falta en algunos manuscritos coptos de Marcos. Esta identificación es una posibilidad que debería tomarse en serio.

Una consideración interna adicional es el argumento de H. D. A. Major que ve en Marcos Recuerdos de Jesús de parte de un testigo ocular. Esto suministra una explicación más fácil de las características de Marcos que la postulación de un genio literario” (p. 173).

9. Testimonio antiguo del Evangelio de Lucas

“Hay un testimonio virtualmente universal de que el autor del tercer Evangelio fue Lucas, el querido médico y compañero de Pablo. El Prólogo Antimarcionita dice que era un sirio de Antioquía, discípulo de los apóstoles, soltero, que murió a la edad de 84, habiendo escrito su Evangelio en Acaya. Teófilo debe de haber conocido el nombre del autor y es improbable que haya sido olvidado. El libro de Hobart El lenguaje médico de San Lucas (1882) de hecho no demuestra que el autor fuera un médico. Hay una evidencia débil, pero no despreciable, a favor de las tradiciones tardías acerca de que Lucas fue uno de los 70, de que fue el discípulo anónimo del camino de Emaús y de que fue Lucio de Cirene, un pariente de Pablo.

Clemente de Alejandría dice que ‘los Evangelios que se escribieron primero son los que incluyen las generalogías’. Esto parece significar que Lucas (y Mateo) fueron escritos antes que Marcos (y Juan). Éste es el argumento más fuerte en la tesis de Griesbach, porque Clemente es antiguo (c. 150-215) y está bien informado. La creencia de Peabody de que esta opinión fue sostenida por Agustín en la vejez parece mal fundada. Gamba encuentra rastros de la opinión en el Prólogo Monarquiano a Marcos y en el escrito de Sedulio Escoto del siglo IX. Esta tradición no es tan fuerte como la tradición Mateo-Marcos-Lucas-Juan. Si tiene que ser excusada, quizás lo más fácil sea asumir que Clemente quiso decir que Mateo fue compuesto antes que Marcos y Lucas antes que Juan.

Luego se resumen los puntos principales del debate entre [las teorías de] Griesbach y los dos documentos” (p. 183).

10. ¿Cómo fueron escritos los Evangelios?

“La Iglesia primitiva estaba ansiosa de transmitir las palabras y los hechos de Jesús tanto a los oyentes de habla aramea como a los de habla griega. El aprendizaje se hacía principalmente de memoria, pero no se adoptó una forma rígida de catequesis. Probablemente se requirieron registros escritos muy tempranamente para una Iglesia dispersa. El apóstol Mateo, como primer autor, probablemente puso por escrito lo que él y sus colegas estaban acostumbrados a enseñar al flujo de visitantes que venían a Jerusalén. Su orden no fue totalmente cronológico, puesto que quería poner el Sermón de la Montaña y el encargo de la misión en la vanguardia de su libro. Pedro conoció el Evangelio de Mateo (ya sea en forma semítica o griega) y es la enseñanza de Pedro lo que Marcos registra. Se enfatizan las dificultades físicas de escribir, y más aún de adaptar, un rollo. Es improbable que un evangelista trabajara directamente sobre el rollo de otro. Los historiadores antiguos confiaban en sus memorias y en las notas más breves. Sólo muy raramente intentaban una combinación [de narraciones] y, en ese caso, del tipo más simple. Marcos probablemente escribió en la forma en que él y Pedro estaban acostumbrados a enseñar, basando su orden en Mateo y posiblemente usando a Mateo al hacer su revisión final.

Lucas probablemente escribió en conocimiento de la obra de Mateo (un testigo ocular desde el principio) y de Marcos (un ministro de la Palabra) y como resultado de un largo seguimiento de las palabras y acciones de Jesús. Lucas siguió el orden de Marcos, haciendo algunas omisiones y un gran número de adiciones, pero manteniendo su propia forma normal de hablar. También hace adiciones pequeñas a partir de Mateo. Su suave tendencia armonizadora deja intacta la discrepancia de Jericó, posiblemente porque era consciente de dos pueblos llamados Jericó. Su geografía (por ejemplo, sobre Samaria y Galilea) parece sólida. Se consideran otras cuestiones de armonía (por ejemplo, sobre las genealogías)” (pp. 198-199).

11. La tradición de Jesús oral y escrita

“Si los Evangelios fueron escritos muy tempranamente, ¿por qué no hay referencias a ellos en el resto del Nuevo Testamento? Éste es un problema para todos los que mantienen la confiabilidad sustancial de la tradición de Jesús en los Evangelios sinópticos. M. B. Thompson piensa que Pablo podía asumir algún conocimiento de ella de parte de los miembros comunes de la Iglesia. Bultmann pensaba que tal conocimiento era mínimo. Resch vio más de mil alusiones a los Evangelios en las cartas paulinas. Sin embargo, las apelaciones implícitas a dichos del Señor eran raras. Esta escasez de apelaciones a los Evangelios persiste en la era subapostólica, cuando la existencia de los Evangelios ya no es discutible. Lucas en los Hechos, teniendo en mente al menos 24 capítulos de tradición de Jesús, no se refiere a ella. Hebreos, Santiago, 1 y 2 Pedro, 1 Juan y el Apocalipsis presuponen, todos ellos, el conocimiento de la tradición. 1 Timoteo 5:18 parece ser una verdadera cita de Lucas 10:7.

Los factores que militaron contra el establecimiento de normas escritas incluyen: 1) Mientras los apóstoles pudieran ser oídos, habría pocos incentivos para referirse a sus escritos. 2) Los cristianos no tenían escuelas sinagogales en las que enseñar sus escrituras. 3) La verificación de las citas, tanto para el escritor como para el lector, sería difícil. 4) Pasó algún tiempo antes de que la lectura regular de la ‘Epístola’ y el ‘Evangelio’ echara raíces, y con ella la idea de la escritura del Nuevo Testamento. 5) No había una autoridad central para definir la canonicidad, un concepto que se desarrolló gradualmente.

De c. 40 a c. 160 las tradiciones escrita y oral circularon una al lado de la otra. La autoridad especial de la primera, estando menos sujeta a cambios, fue reconocida a medida que pasó la era apostólica” (p. 217).

12. ¿Cuándo fueron escritos los Evangelios?

“Bien mirado, el apocalipsis sinóptico hace probable una fecha anterior al 70 para los tres Evangelios: no hay ninguna sugerencia de que la importante profecía de Jesús se haya cumplido. Dodd argumenta que la versión de Lucas del apocalipsis refleja profecías del Antiguo Testamento más que la historia reciente. La obra de Hemer The Book of Acts in the Setting of Hellenistic History [El libro de los Hechos en el marco de la historia helenística] vuelve necesaria una reconsideración de la fecha del 62 para los Hechos. Harnack se movió de una fecha posterior al 70 al 62; Bruce se ha movido en la dirección opuesta por razones insuficientes. Una razón para desacreditar los Hechos como historia ha sido la supuesta inconsistencia de su retrato de Pablo cuando se lo compara con el derivado de sus epístolas, y algunos han visto esto como una razón para dar una fecha tardía al libro. Ha sido mucho más decisiva la supuesta necesidad de datar al Evangelio de Lucas (y al de Marcos antes de él) mucho después del 62. Lucas y Hechos son obras separadas. La primera pudo haber sido escrita durante la prisión de Pablo en Cesarea, pero 2 Corintios 8:18 sugiere una fecha aún más temprana. El ‘hermano cuya fama en el evangelio está en todas las iglesias’ es evidentemente Lucas, y su fama deriva de su libro evangélico. (Este uso de eúaggélion era de esperarse en cualquier momento después que Marcos 1:1 había sido escrito). Hace del 55 la fecha más tardía posible para Lucas.

Marcos ha de ser fechado c. 45, después de la primera visita de Pedro a Roma en 42-44.

Mateo ha de ser fechado antes de la dispersión de los apóstoles en el 42. Ireneo es a menudo malinterpretado a favor de una fecha posterior a la llegada de Pablo a Roma.

Finalmente, un resumen de las conclusiones a extraer del libro en su conjunto pone fin al volumen” (pp. 223-224).

Mi valoración

Ya antes de leer esta valiosa obra del teólogo anglicano John Wenham (1913-1996), yo estaba convencido de la necesidad de descartar la prioridad de Marcos y volver a la prioridad de Mateo, pero dudaba entre las dos soluciones básicas al problema sinóptico en la línea de la prioridad de Mateo: la solución agustiniana, que defiende el orden de composición Mateo-Marcos-Lucas, y la solución clementina, que defiende el orden de composición Mateo-Lucas-Marcos. Más aún, yo me inclinaba más a favor de la solución clementina, pese a parecerme algo compleja. Sin embargo, la argumentación de Wenham me parece bastante convincente, por lo que ahora me inclino más hacia la solución agustiniana, sin descartar totalmente la clementina.

Por otra parte, me pareció muy razonable el énfasis puesto por Wenham en la importancia de la tradición oral, pese a reconocer que existe una dependencia literaria entre los Evangelios sinópticos. Esto acerca la tesis de Wenham a la línea seguida por el grupo de investigadores nucleados en la sociedad académica EEChO - Enjeux de l’Étude du Christianisme des Origines [Temas del Estudio del Cristianismo de los Orígenes], que también subraya la importancia de la tradición oral y defiende la tesis de que los Evangelios fueron escritos originalmente en arameo; véase el sitio https://www.eecho.fr/. La mayoría de los académicos vinculados a EEChO son franceses, pero entre ellos figura también el teólogo español José Francisco López Sáez.


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1 comentario

  
Marta de Jesús
Muy interesante.

Precisamente su compañero, el padre Jorge, hoy ha encabezado su post con una cita de S.Mateo. La de Pedro como piedra. Voy entendiendo el interés porque Mateo dejara de ser considerado primero.

Brille la verdad.
25/03/25 11:55 AM

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