Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos -4C

(Véanse en este blog los tres capítulos anteriores y las dos primeras secciones del Capítulo IV).

ENTRA EN ESCENA KARL RAHNER

Tal es el sistema de ideas, o la visión de la vida, principalmente en su forma heideggeriana, que el teólogo alemán P. Karl Rahner y sus seguidores han estado tratando de empujar y arrastrar hasta su lugar para que pueda convertirse en la base filosófica para la enseñanza y la predicación de la fe católica y la formación de sacerdotes católicos. Ha de reemplazar no sólo la filosofía de Santo Tomás, sino todas las categorías naturales del pensamiento filosófico —descritas peyorativamente como “esencialismo". Para que la empresa parezca más presentable, el modelo particular de existencialismo del P. Rahner es llamado “tomismo trascendental". Lo que están haciendo es mover la fe desde una base filosófica de hormigón a un lecho de arena y barro.

El P. Rahner, que estudió con Heidegger, había sido su admirador y discípulo de toda la vida, y fue uno de los principales teólogos cuyas ideas fueron censuradas por Pío XII en la Humani Generis. Sin embargo, después de 1960, principalmente gracias a los esfuerzos de ciertos obispos alemanes, las autoridades de Roma fueron persuadidas de dejarlo en libertad. Sus partidarios lo representaron como un nuevo Santo Tomás de Aquino, que está repitiendo en el siglo XX lo que Santo Tomás logró en el siglo XIII. Santo Tomás reconcilió la fe con el pensamiento de Aristóteles; el P. Rahner, afirmaron, la está reconciliando con el pensamiento de Heidegger. Heidegger es supuestamente el nuevo Aristóteles. Quizás el comentario sea superfluo.

(Si se ha de trazar algún paralelo, uno real sería entre el P. Rahner y Malebranche. En el siglo XVII, el sacerdote oratoriano francés Malebranche trató de casar indisolublemente la fe católica con el racionalismo de Descartes. Ahora casi todos están de acuerdo en que sus esfuerzos fueron desastrosos —incluso los “nuevos teólogos". Cuando [éstos] se quejan de que antes del Concilio la presentación de la filosofía en los seminarios era demasiado abstracta, en la medida en que no objetan el hecho de que era ortodoxa, objetan los resultados de la influencia de Malebranche).

A TRAVÉS DE LA ÉLITE SOFISTICADA

A diferencia del Père Teilhard de Chardin, el P. Rahner no tiene una reputación popular extendida ni muchos seguidores. Entre otras cosas, él es mucho más difícil de leer, además de ser mucho más cauteloso en la forma en que presenta sus ideas. No obstante, su prestigio entre los intelectualmente sofisticados en la Iglesia es inmenso (ha sido ayudado por una campaña de adulación y construcción de fama al estilo de la Avenida Madison), y a través de ellos su influencia ha alcanzado a los fieles menos sofisticados. Él es la única figura hasta el momento en el neomodernismo de importancia comparable a Teilhard de Chardin. Ha estado haciendo por el existencialismo lo que Père Teilhard ha hecho por la religión del progreso evolutivo. Sería difícil decir cuál de estos dos hombres es responsable del mayor daño. Es la introducción de la terminología y las categorías de pensamiento existencialistas lo que ha habilitado a los revolucionarios teológicos a hacer que parezca como si toda la doctrina católica se estuviera disolviendo en una niebla de duda, y a persuadir a la gente de que sus innovaciones son “desarrollos de la doctrina” en lugar de las herejías que son en realidad. Para suavizar la resistencia de los clérigos, se les dice que el existencialismo es la filosofía del hombre moderno, que el hombre moderno no se separará de él, y que a menos que se permita al hombre moderno traer consigo el existencialismo a la Iglesia, él no será convertido.

Nada podría ser menos verdadero. Al clero simplemente le han mentido. Muy pocos hombres modernos saben conscientemente algo sobre el existencialismo; y aún menos lo sabían antes del Concilio. La mayoría de los filósofos angloamericanos han sido hostiles a él, considerándolo como una palabrería sin sentido romántica y continental (no viene al caso si con justicia o no); es ajeno a la mente científica —uno encuentra pocos científicos familiarizados con él o interesados ​​en él; en cuanto a los hombres modernos en general, si no son creyentes de algún tipo, entonces en la medida en que filosóficamente sean alguna cosa, es probable que la mayoría sean racionalistas o materialistas al viejo estilo.

COLGANDO PREGUNTAS DE DUDA

El P. Rahner, sin embargo, es más que el campeón de un sistema filosófico dudoso. Usando el existencialismo como base, él ha desempeñado un papel activo en la destrucción de la fe católica, funcionando como la artillería pesada de la revolución. Él avanza lentamente, manteniéndose bien detrás de las líneas, y dispara sobre las cabezas de las tropas que avanzan (los Padres Küng, Schillebeeckx, Häring, Schoonenberg et al.) para debilitar de antemano las posiciones dogmáticas que están a punto de asaltar. Rara vez él mismo ataca directamente una doctrina. Su método es sembrar dudas sobre ella en la mente planteando una pregunta. 

¿Es posible, por ejemplo, que ya no podamos entender la definición calcedoniana de la Divinidad de nuestro Señor? ¿O que los sacramentos deban su origen a los hombres más que a Dios (el hombre los erige como “un hito")? ¿O que el Papa pudiera convertirse a sí mismo en un monarca constitucional? ¿O que el oficio de obispo pudiera ser ocupado por un comité de clérigos? ¿O que la herejía sea ahora una imposibilidad —los católicos pueden permanecer de buena fe en la Iglesia sin creer más en lo que ella enseña? ¿O que todos los que están comprometidos con “construir el futuro", incluidos los ateos, sean de alguna manera miembros de la Iglesia?

Habiendo formulado la pregunta, se mueve engorrosamente alrededor de ella, la mira cuidadosamente como si presentara dificultades insolubles, luego retrocede, se chupa el dedo índice y se pregunta. Por fin, cuando él ha dado la impresión de que la respuesta debe ser “sí” y que la Iglesia tendrá que aceptar cualquiera de estas opiniones heterodoxas que él está impulsando, se retira detrás de una cortina de humo de calificaciones y afirmaciones de ortodoxia, dejando las preguntas aún colgadas en el aire, y las dudas fijadas como púas en las mentes de sus lectores. Los 13 volúmenes de sus Escritos de Teología [Nota del Traductor: hasta 1984, año de la muerte de K. Rahner, se publicaron 16 volúmenes de sus Escritos de Teología] son los libros que han sembrado la mayoría de estas dudas. Pero en el momento en que estoy escribiendo [1979], él no era muy conocido fuera de un círculo restringido. La fama, con su aliento mortal, aún no había tocado al pobre hombre.

INMORALISMO CATÓLICO

El existencialismo, como se verá fácilmente, está en el corazón de la revolución tanto moral como doctrinal. No sólo destruye el marco metafísico de la realidad por el cual la mente asciende a Dios, reduciendo todo a una niebla y un flujo donde Él está perdido. Proporciona la justificación de la ética de situación (cada situación exige una respuesta diferente) y la teoría de la opción fundamental (sólo hay un pecado grave —no estar “comprometido con Cristo” o no ser “un hombre para los demás").

En este campo, otra figura fatídica, el P. Bernard Häring, abre el camino con su nuevo inmoralismo “católico".

Se afirma que el P. Häring ha vuelto a poner “la persona de Cristo” en el centro de la teología moral. Lo que realmente ha puesto allí es el hombre existencialista, quien, después de “encontrarse con Cristo” y “comprometerse con Cristo en el amor", es supuestamente libre de decidir por sí mismo, según surjan las circunstancias, lo que la ley de Cristo permite —el pecado mortal, si él así lo desea.

Con el existencialismo como ácido, el P. Häring está disolviendo la teología moral católica de la manera en que el P. Rahner está disolviendo la teología dogmática.

Tal ha sido hasta ahora, diría yo, la influencia del existencialismo en la fe y la mente católica. Las incursiones sustantivas y destructivas, destinadas a destronar al alma como el centro de preocupación del hombre, fueron facilitadas por la filosofía del existencialismo y la ciencia de la psicología en rápida maduración.

EL ALMA Y LA PSICOLOGÍA

Bajo el impacto de la “nueva” psicología, con el apoyo del existencialismo, la enseñanza católica sobre el alma —que es una realidad sustancial que da unidad y forma al cuerpo y continúa existiendo incluso cuando sus facultades están dormidas o impedidas de trabajar por daños físicos o por enfermedad— comenzó a ser cuestionada o rechazada por un gran número de clérigos lectores de libros eruditos.

Las influencias transformadoras en este campo han sido principalmente Pavlov y Freud —y, supongo que hay que añadir con tristeza, el Informe Kinsey, que desde principios de los años ‘50 muchos sacerdotes parecen haber usado como su manual para la ciencia del alma.

No se puede decir que las ideas de Pavlov, Freud o sus seguidores, por sí mismas, destruyeron la fe en el alma. La existencia del alma es negada por razones distintas a las puramente intelectuales. Pero la nueva psicología adjuntó el prestigio de la ciencia a la incredulidad en el alma, cuya inexistencia podría ser concebida ahora como un hecho probado experimentalmente de algún modo.

El conductismo derivado de Pavlov es en realidad sólo la vieja y vulgar noción de que el hombre es sólo un cuerpo y su cuerpo una máquina; lo que se pensaba que eran sus facultades espirituales son sólo reflejos nerviosos y musculares. Los hombres occidentales han tenido que escuchar algo como esto desde que La Mettrie popularizó la idea en L’Homme Machine [El hombre máquina] hace más de 200 años (1747). Pero las ideas conductistas ahora han influido profundamente en la teoría educativa “católica", considerándose a la educación como condicionar reflejos o programar la computadora, en lugar de alimentar la mente con la verdad y entrenar la voluntad en la virtud.

La presentación de Freud de la actividad psíquica es más compleja y sutil sin ser menos materialista. El hombre es un centro o fuente de energías psíquicas que el cuerpo genera de algún modo en la forma en que suda. Más importante aún, como sabemos muy bien, se dice que todas estas energías son de origen sexual. Aunque la “personalidad” humana se construye dirigiendo la mayor parte de estas energías a otros canales por medio del miedo y la desaprobación, de modo que formen una costra o caparazón de “personalidad” alrededor de las energías aún no dirigidas y que fluyen libremente de la libido, su naturaleza fundamental no cambia.

SIN ALMA Y SIN PECADO

De todo esto los hombres han concluido lógicamente que, si las energías básicas del hombre son sexuales, él es esencialmente un animal sexual. Por lo tanto la felicidad debe residir en liberar estas energías, y la desdicha, así como el daño a la salud, resultan de controlarlas o restringirlas. Esta conclusión es ahora, como sabemos, otro principio aceptado tanto por los nuevos teólogos morales como por los educadores.

Los existencialistas han hecho una contribución en esta área. Siendo las actividades sexuales una de las “posibilidades” del hombre, él se vuelve más persona cuanto más se entrega a ellas. Es por esto que el famoso programa “católico” de educación sexual en Estados Unidos se llama Becoming A Person [Convertirse en una persona]. Por su parte, los psiquiatras apoyan a los existencialistas en su preocupación por las “relaciones", ya que una característica de muchos de los psicológicamente enfermos con los que tratan es no poder llevarse bien con la gente. Es por la misma razón que oímos tanto sobre la necesidad de “madurez". Una debilidad de quienes tienen una afición por la psicología es ver a todos como necesitados de una visita a la clínica psiquiátrica.

El rechazo de la creencia en el alma sobre la base de que entra en conflicto con los hallazgos de la psicología moderna (así como con los principios del existencialismo y la investigación bíblica más reciente —el concepto del alma fue una invención griega) y el materialismo implícito en todo esto es, creo, la adición reciente más importante al modernismo.

La psicología contemporánea también, no hace falta decirlo, ha ayudado a debilitar o demoler la creencia en la realidad del pecado. Esto lo ha hecho en gran parte porque no proporciona ninguna base teórica para reconocer la distinción entre el carácter (lo que hacemos de nosotros mismos) y el temperamento (las cualidades que encontramos en nosotros mismos en cierto sentido “dadas” al principio), y en consecuencia entre acciones responsables y acciones reflejas o compulsivas. Todas las acciones pueden ser presentadas como condicionadas. Adler fue el único psicólogo moderno importante que proporcionó una base para tal distinción —Freud, a pesar de su autodisciplina personal, no lo hace— y Adler ha tenido la menor influencia en el nivel popular.

Otra novedad derivada de esta fuente es el rechazo de la castidad como algo dañino y maligno. A esto podemos agregar la convicción actual de muchos clérigos de que los hombres y las mujeres son incapaces de vivir castamente. (Lo son sin la gracia; pero la gracia está disponible). El Informe Kinsey supuestamente proporcionó una prueba estadística de esta hipótesis, convirtiendo así a la anticoncepción, las relaciones sexuales fuera del matrimonio y el abandono del celibato del clero en una necesidad.

Los primeros modernistas, en su mayor parte, no negaron la existencia del alma. Por el contrario, estaban orgullosos de sus almas, y hay que reconocer que no eran apologistas de la lujuria. ¿Se dirá lo mismo en alguna fecha futura de los neomodernistas que se encuentran con los fieles en casi todos los rincones del mundo en la actualidad?

(FIN DEL CAPÍTULO IV. CONTINUARÁ).

Copyright © Estate of Philip Trower 1979, 2019.

Fuente: http://www.christendom-awake.org/pages/trower/church-learned/church-learned-chap-4.htm (versión del 07/03/2019).

Traducido al español por Daniel Iglesias Grèzes con autorización de Mark Alder, re


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4 comentarios

  
Néstor
Genial. Uno de los mejores retratos de Rahner que he leído. ¡Cuánto más se tendría que haber dicho desde hace años contra la moda existencialista en la Iglesia!

No me quedó claro este párrafo:

"Cuando [éstos] se quejan de que antes del Concilio la presentación de la filosofía en los seminarios era demasiado abstracta, en la medida en que no objetan el hecho de que era ortodoxa, objetan los resultados de la influencia de Malebranche)."

Al parecer dice que la filosofía "preconciliar" era abstracta por influencia de Malebranche. En realidad, la abstracción es el elemento de la filosofía, y no se puede hacer otra cosa que asumirlo. Pero en cuanto a que Malebranche haya influido especialmente en la neoescolástica o en su carácter abstracto no me parece que se pueda afirmar.

Por otra parte, si un lector de Rahner se queja de la abstracción de la escolástica es que hay algo que no funciona. Hay pasajes de Ranher respecto de los que cabe preguntar si él mismo los entendió :)

Saludos cordiales y Feliz Navidad.
26/12/21 1:06 AM
  
M.Angels
¿Esto es un libro? ¿ Está publicado en español? Me parece interesantísimo. Explica muchas cosas que no se entienden de la Iglesia, a un nivel que los que no somos filósofos lo podemos comprender.
Muchas gracias.



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DIG: Sí, es un libro y lo estoy traduciendo al español poco a poco.
26/12/21 12:06 PM
  
Lohengrin
Es muy interesante, pero hay aspectos bastante discutibles, sobre todo cuando parecería que deja a la tradición filosófica anglosajona libre de toda culpa en lo que está sucediendo. En realidad, la filosofía surgida de las universidades anglonorteamericanas que es hegemónica ahora (ya el existencialismo pasó de moda hace rato), tanto en su versión neopositivista como analítica, es tanto o más dañina que él. Es obvio que por ejemplo la famosa afirmación: "No podemos identificar nada a favor o en contra que pueda verificar las afirmaciones concernientes a Dios", de Van Buren, tiene su origen en esa corriente y en sus famosos análisis del lenguaje.

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DIG: Trower trata ese tema en la sección 5A del libro, que publicaré hoy en este blog.
26/12/21 4:44 PM
  
Lohengrin
Detrás de la "moral de situación" (tanto o más dañina que todo lo analizado acá) de Joseph Fletcher, están Bentham, Stuart Mill, George E. Moore, Dewey y Adam Smith (con su sentimiento moral), entre otros autores muy poco continentales y sí muy anglosajones.

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DIG: Gracias por su aporte. Evidentemente esta obra tiene un carácter introductorio. No pretende ser exhaustiva.

Para evitar cualquier falsa impresión de patrioterismo anglosajón, subrayo que en este breve libro Trower critica a Darwin (sección 2A), Locke, Berkeley y Hume (sección 2B), William James (sección 2C), Acton y Frazer (sección 2D), Kinsey (sección 4C), los positivistas lógicos ingleses (sección 5A), Niebuhr (sección 5B), la Universidad de Notre Dame y la Catholic Theological Society of America (sección 5C), etc. También cabe destacar en ese sentido algo que dice en la conclusión del libro (sección 6B). Ya lo veremos, si Dios quiere.
27/12/21 3:34 AM

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