Philip Trower, La Iglesia docta y la rebelión de los eruditos -2C

(Véanse en este blog las secciones anteriores: 1A, 1B, 1C, 1D, 2A y 2B).

BARRICADAS EN EL CAMINO A LA FE EN DIOS

Estas tres tendencias también deberían, creo, ser vistas como conectadas con la expansión del ateísmo.

Cuando los hombres ya no crean en Dios, habrá un deseo creciente de no saber que Su existencia puede ser descubierta usando la mente: un deseo de bloquear el camino hacia la posibilidad de tal conocimiento.

Para los hombres que, además, piensan que tienen sólo una existencia breve aquí con sus posibilidades limitadas de goce, lo que es fijo —una naturaleza a la que hay que conformarse, una ley que debe ser obedecida— será ciertamente detestado. De ahí los elaborados y eruditos ataques de los moralistas de hoy contra el concepto de una ley natural. Incluso si los hombres con esta actitud mental no quieren inmediatamente hacer nada malo ellos mismos, no les gusta la idea de verse obstaculizados si el capricho se apoderara de ellos.

Por último, cuando los hombres están persuadidos de que sus mentes son inútiles como instrumentos para encontrar y conocer a Dios, van a abandonar la búsqueda o a confiar en sus instintos y sentimientos.

Entre 1890 y 1910, las corrientes filosóficas que he descrito fluyeron juntas en la entonces de moda evolución creativa o vitalismo de Bergson y el pragmatismo de William James —siendo el pragmatismo la filosofía de la máxima ventaja humana.

Para nuestros propósitos, lo importante de estas filosofías es la visión de la verdad que popularizaron.

La visión aceptada de la verdad, aplicada a una idea o afirmación, es que ésta describe o se corresponde con la realidad. ("Dime las cosas como son, hombre", es una forma popular y contundente de expresar el punto).

Según las nuevas concepciones, una idea era verdadera si (a) estaba viva, o (b) tenía lo que se consideraba resultados útiles o beneficiosos. Una idea está viva cuando mucha gente cree en ella, y es beneficiosa cuando les da satisfacción espiritual o los hace mejores o felices. Por lo tanto, la creencia en Moloch estuvo una vez viva, y en este sentido era “verdadera". Para los cananeos, cuando arrojaban a sus bebés en los hornos, la adoración a Moloch era, como la gente diría hoy, “significativa". Cuando ya no hubo más adoradores de Moloch, la idea estaba “muerta” y ya no era “verdadera". Las creencias cristianas son “verdaderas” porque hacen que las personas sean altruistas o actúan como un tranquilizante psicológico, una idea popularizada por el inmensamente influyente libro de James Las variedades de la experiencia religiosa.

No debemos subestimar el poder de esta última idea. Gana fácilmente la aceptación del Sr. Hombre Promedio, ya que, sin la fe y la gracia, la mayoría de los hombres se inclinarán a ser pragmatistas; se preocuparán más por los resultados que por la verdad. Ésta es la razón por la que hoy los “cristianos” modernistas de todas las denominaciones enfatizan la ortopraxis (la “acción correcta") a expensas de la ortodoxia (la fe verdadera), y por la que la ortopraxis (en el sentido de acuerdo sobre lo que debe hacerse) es presentada como la base adecuada para la reunión cristiana, en lugar de la ortodoxia (el acuerdo sobre lo que Dios ha revelado).

¿QUÉ ES LA VERDAD?

En realidad, el significado de la palabra verdad había sido alterado. Los hombres que la usan de esta manera no están hablando de la verdad sino de la utilidad, aunque en su mayoría afirmarán que lo que consideran útil es también bueno y correcto.

Lo dicho antes es realmente la visión de la verdad de James. La de Bergson era levemente diferente: no se basaba en el principio de utilidad sino en su concepto de la realidad. La verdad siempre estaba cambiando porque la realidad siempre estaba cambiando. “La realidad", como él dijo, “siempre está en devenir". Esta idea abrió posibilidades diferentes y deliciosas. Dado que todo lo que ocurre es parte de la realidad en tanto ésta se hace a sí misma, más o menos cualquier cosa puede ser justificada. Tenemos aquí uno de los fundamentos de la ética de la situación. (No hace falta decir que, como sucede a menudo con los filósofos, ninguno de los dos era personalmente inmoral en la forma en que lo era su sistema).

Todas estas tendencias tuvieron su efecto en los católicos cultos, y la mayoría de los modernistas parecen haber sido dejado atónitos por ellas. Porque son nuevas, deben ser verdaderas, expresando la realidad en evolución en el punto más lejano de su avance.

Encontramos en la mayoría de los modernistas un odio a la metafísica rayano en la paranoia, que se desbordó sobre la persona y la filosofía de Santo Tomás, así como sobre Platón y “la mente griega": el mismo enamoramiento por el cambio, el crecimiento y el “dinamismo", y la misma repulsión por todo lo que se considera “estático", como si estos dos aspectos de la creación fueran enemigos y no pudieran vivir juntos como amigos en un solo universo; la misma aversión por la certeza religiosa, el mismo prejuicio contra el uso de la mente como fuente de conocimiento religioso y, sobre todo, del pensamiento abstracto en relación con la religión o las cuestiones filosóficas importantes que conducen a la religión.

Sin embargo, este prejuicio no se extendió al uso de la mente con fines científicos. En la ciencia debía haber exactitud y precisión; sólo en la religión debía haber incertidumbre y confusión.

Comenzó una agitación para que la Iglesia adaptara su enseñanza a la perspectiva de Bergson y James. Blondel y Leroy tomaron la iniciativa. Aunque es mucho menos conocido en los países de habla inglesa que Loisy o Tyrrel, Leroy fue, creo, mucho más importante, por razones que aparecerán en breve. Su “filosofía de la acción” fue una síntesis de la visión evolutiva de la realidad de Bergson y de la visión oportunista de la verdad de James.

He aquí un ejemplo de la forma en que él aplica sus principios filosóficos a la interpretación de los dogmas católicos. Los dogmas, argumenta en Dogme et Critique [Dogma y Crítica], no dan información: no son verdades para creer sino guías para la acción. La doctrina de las Tres Personas en la Trinidad, por ejemplo, no nos dice nada acerca de Dios, pero es una forma de decirnos que valoremos las relaciones personales. En otro pasaje, él usa el mismo principio de manera diferente, pero con un efecto aún más letal. Después de anunciar: “Creo sin restricción ni reserva que la Resurrección de Jesús es un hecho objetivamente real", se pone a rebajar gradualmente esta audaz profesión de fe y a retractarse de ella. La Resurrección, se nos dice, no tiene nada que ver con la “noción vulgar” de la “reanimación de un cadáver". Entonces, ¿cómo puede decir que es un hecho real? Por su reinterpretación del significado de la palabra real. Las cosas son reales (en realidad en este punto está hablando de las ideas) si se pueden poner en práctica sin romperse y si son “fértiles para la vida". La idea ilusoria de que Cristo resucitó de entre los muertos ha inspirado a generaciones de hombres a llevar vidas abnegadas: en este sentido es “real” y “un hecho".

Vale la pena reflexionar sobre este equívoco interesante, creo, porque proporciona el patrón para todos los equívocos que ahora nos rodean. También nos permite ver, con respecto a las “nuevas enseñanzas” de hoy, cuán viejas son por debajo de sus pelucas, colorete y sombra de ojos.

UNA AVALANCHA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

Después de la filosofía, la historia y los estudios históricos para haber sido los que más hicieron para desgastar la fe. Dos factores tuvieron influencia.

El primero fue la acumulación de nuevo material histórico. Durante los 100 años previos había aumentado enormemente, y hacia fines del siglo [XIX] se había convertido en una avalancha.

Ahora bien, en cualquier tema la aparición repentina de una gran cantidad de información nueva y detallada a menudo tiene el efecto de provocar un aumento temporal de oscuridad e incomprensión en vez de luz. Como dice el refrán, “los hombres no pueden ver el bosque por los árboles". Algo como esto sucedió cuando los eruditos católicos aplicaron sus mentes para ordenar y evaluar la masa de nueva información sobre la historia de la Iglesia. El carácter sobrenatural de la Iglesia comenzó a oscurecerse mientras la miraban a través de una pantalla cada vez más gruesa de apariencias naturales y humanas. Así se apresuró el proceso que la falta de fe ya había comenzado y que terminaría con la Iglesia pareciendo no tener nada divino.

La otra influencia en este trabajo de erosión fue la escuela alemana de alta crítica.

(CONTINUARÁ).

Copyright © Estate of Philip Trower 1979, 2019.

Fuente: http://www.christendom-awake.org/pages/trower/church-learned/church-learned-chap-2.htm (versión del 05/03/2019).

Traducido al español por Daniel Iglesias Grèzes con autorización de Mark Alder, responsable del sitio Christendom Awake.


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2 comentarios

  
Reggie Dunlop
Para los hombres que, además, piensan que tienen sólo una existencia breve aquí con sus posibilidades limitadas de goce, lo que es fijo —una naturaleza a la que hay que conformarse, una ley que debe ser obedecida— será ciertamente detestado. De ahí los elaborados y eruditos ataques de los moralistas de hoy contra el concepto de una ley natural.

__________

Un ejemplo más de los peligros de utilizar la filosofía griega sin depurarla, la tenemos en el concepto de ley natural.

El concepto de ley natural no es un concepto judío sino griego. En concreto, los cristianos lo tomaron de los estoicos.

Y tiene problemas análogos, a los que implica introducir a Aristóteles, sin expurgar, para sondear los misterios de la fe.

Y es que Ley Natural, además de no ser un término bíblico, no sirve para explicar de modo riguroso que principios naturales deben regir el comportamiento del hombre.

Y el motivo es sencillo. En el cristianismo no existe lo natural. Existe la naturaleza, es decir, la natura lesa por el pecado original.

Y es por eso que San Pablo, que conocía la filosofía griega, no quiere utilizar ese término griego estoico, para explicar al hombre que principios de moral ha de seguir. Para Pablo no hay ninguna Ley Natural a la que el hombre ha de amoldarse. Lo que hay es una lucha entre el Espíritu y la Carne. Entre la Ley espiritual que tiene su origen en Dios y la Carne.

Por eso no hay ninguna Ley Natural a la que amoldarse. Lo que hay que hacer es vivir según la Ley de Espíritu. La naturaleza en los hombres es a ser promiscuos, pero la ley espiritual es a ser castos. Hay una lucha entre la ley de la carne animal en nosotros y la ley espiritual de hijos de Dios.

Por eso la crítica moderna y posmoderna a la ley natural cristiana por errónea, es permitida por Dios, porque tiene algo de verdad. Es verdad que sí tu consigues denominar a algo como que es de ley natural lo estás predisponiendo a que actue de tal manera. El problema es que cuando los cristianos salieron de los límites europeos cristianizados comprobaron que los paganos no se regian por dicha ley natural. Luego, no podía ser natural. No podia ser ley. Y estaban en lo cierto.

Lo que los cristianos llaman ley natural no es tal, sino que es una ley divina positiva y espiritual.

Por la carne soy promiscuo. Por el espíritu debo ser virgen o casto. Como mi carne(naturaleza) está en lucha con el Espíritu, preciso de la Gracia para vencer la carne y el pecado que hay en mi.

Esto último es lo correcto por bíblico. Y por sentido común. Si a un joven de 18 años no le gustan las jovencitas es que no está sano. Eso sí, para no caer a lo que tu naturaleza animal te reclama, pide la Gracia para cumplir con la Ley espiritual de la castidad y cásate para tener relaciones con una, aunque te gusten muchas.

Repito el argumento. Dios permite que los enemigos ataquen las enseñanzas de la Iglesia, para que no pasemos por alto cosas que no estamos advirtiendo.

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DIG: Todo este argumento es erróneo. El término griego physis (naturaleza) y sus derivados aparece dieciocho veces en el Nuevo Testamento. Por ejemplo en: Romanos 1,26-27; 2,14; 2,27; 11,21 y 11,24; 1 Corintios 11,14; 2 Pedro 1,3-4 (un caso magnífico: "partícipes de la naturaleza divina").

Que hay una ley moral natural que puede ser conocida por la sola razón es una verdad de fe católica.
08/12/21 3:05 AM
  
Federico Ma.
Muy lúcidas las afirmaciones de Trower. Gracias por las traducciones.

Es notable cómo ha descrito a cierto comentador y los disparates que escribe:
"Encontramos en la mayoría de los modernistas un odio a la metafísica rayano en la paranoia, que se desbordó sobre la persona y la filosofía de Santo Tomás, así como sobre Platón y “la mente griega"...".
13/12/21 2:36 AM

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