Psicoanálisis
La decadencia de la pseudociencia freudiana
Daniel Iglesias Grèzes
El médico austríaco Sigmund Freud (1856-1939), ateo y materialista, fue el creador del psicoanálisis, una forma de psicoterapia basada en una teoría mecanicista y determinista de la mente humana. Freud afirmó que el “aparato de la mente” consta de tres partes: el “ello", el “yo” y el “superyó". Según Freud: a) el ello, totalmente inconsciente, sería la parte más primitiva e importante de la mente, y representaría a los instintos, siendo gobernado por el “principio del placer", especialmente el placer sexual; b) el yo sería sobre todo el lugar de la sensación consciente y de la memoria subconsciente, y obedecería al “principio de realidad", tratando de mediar entre las pulsiones del ello y los requisitos del mundo exterior; c) el superyó, en gran medida inconsciente, representaría a la moralidad, o sea las normas morales transmitidas por los padres y la cultura. Las neurosis se originarían cuando el yo no logra resolver bien los conflictos entre las exigencias instintivas del ello, las exigencias de la realidad externa y las exigencias morales del superyó.
El método terapéutico del psicoanálisis se basa principalmente en la asociación libre: el paciente expresa a su psicoanalista todo lo que se le ocurre, en el orden y en la forma en que se le presenta en su mente. Esta práctica permitiría explorar el inconsciente y traerlo en parte a la conciencia. La toma de conciencia de los deseos y conflictos reprimidos permitiría liberar al paciente de sus neurosis.
Las críticas científicas al psicoanálisis freudiano son muchas y poderosas. Pese al cientificismo de Freud, su teoría de la mente no está basada en evidencias científicas, sino en sus prejuicios filosóficos, sus especulaciones teóricas y el análisis de su propia mente y las mentes de sus pacientes, principalmente mujeres vienesas ricas nacidas en la era victoriana, una muestra muy poco representativa de la humanidad1. Aunque Freud fue nominado 32 veces para el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, nunca lo obtuvo. En 1929 el comité responsable de ese premio concluyó que la obra de Freud no tenía ningún valor científico comprobado. El agnóstico austríaco Karl Popper, gran filósofo de la ciencia del siglo XX, fue de la misma opinión: calificó al psicoanálisis freudiano como pseudociencia porque es imposible ponerlo a prueba y eventualmente refutarlo por medios empíricos. Freud era un buen escritor, y su prosa elegante disimuló las debilidades de sus teorías.
Freud consideró a la religión como una neurosis obsesiva colectiva que amenaza la felicidad de los seres humanos. Esta neurosis habría surgido del complejo de Edipo, que infundiría en cada hombre el deseo de matar a su padre y acostarse con su madre. En Tótem y tabú, Freud, en un acto de arrogancia intelectual poco común, pretendió haber descubierto el acontecimiento trágico que, en el origen de la prehistoria humana, habría dado lugar al tabú del incesto y a la primera forma (animista) de la religión: un padre tiránico que tenía un derecho exclusivo sobre todas las mujeres de una horda humana primitiva fue asesinado y comido por sus hijos; luego, arrepentidos, los hermanos habrían divinizado al padre, sustituyéndolo por un tótem.
Además, en Moisés y la religión monoteísta, Freud sostuvo que Moisés fue un egipcio que transmitió a los israelitas el monoteísmo del faraón Akenatón. Los israelitas habrían asesinado a Moisés y olvidado su religión. El pueblo judío y la religión judía se habrían originado mucho después, cuando este recuerdo reprimido salió a la superficie.
Estas fábulas de Freud son una afrenta a la antropología científica y a la exégesis bíblica, pero no lo desprestigiaron entre sus seguidores, que tomaron sus escritos casi como una verdad revelada y formaron una especie de secta. Freud no permitía ninguna desviación de su enseñanza “ortodoxa". Quien discrepaba de Freud era apartado de su círculo2.
En El porvenir de una ilusión, Freud comparó la religión a una ilusión infantil que debía ser descartada por una humanidad llegada a la edad de la razón. En mi opinión, las religiones monoteístas sobrevivirán a la ilusión freudiana, que está en retroceso.
Mediante un trabajo minucioso, en parte basado en escritos inéditos3, varios historiadores descubrieron que Freud mintió en sus libros, presentando como éxitos terapéuticos del psicoanálisis casos que habían sido fracasos claros.
En las últimas décadas los cuestionamientos al psicoanálisis golpearon a este duramente, haciéndolo casi desaparecer de las cátedras de psicología de las universidades de los Estados Unidos y de varios países de Europa. En Francia, donde la influencia del freudismo aún es grande, se publicó en 2004 la obra colectiva El Libro Negro del Psicoanálisis, una crítica dura y documentada del valor científico y terapéutico del psicoanálisis y de la ética científica de su fundador.
Notas
1) El filósofo ateo francés Michel Onfray, autor de Freud: el crepúsculo de un ídolo, escribió que el psicoanálisis es “una disciplina verdadera y justa en lo que concierne a Freud y nadie más” y que “cura tanto como la homeopatía, el magnetismo [y] la radiestesia".
2) Por ejemplo Alfred Adler en 1911 y Carl Gustav Jung en 1913.
3) Por ejemplo las 1.539 cartas que Freud y su esposa intercambiaron durante su noviazgo (1882-1886), mantenidas en secreto en los Archivos Freud hasta el año 2000.
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8 comentarios
2. Materialista presenta un gran problema científico a una disciplina que se autodenomina científica en cuanto a la libertad y la inteligencia como actividades sobrenaturales.
3. La psicología es un punto de vista de conocer la realidad hasta cierto punto, porque niega a Dios y a la propia ciencia. Sólo puede moverse en patrones de conducta anormales basados en la media normal.
4. Para un psicólogo o psiquiátra cuando no puede entender con la razón algo como es un milagro, una posesión diabólica, simplemente niega la realidad y se queda tan tranquilo. Tiene que ser una gran impotencia para el "científico" no poder explicar lo que considera de su campo de estudio.
5. Para un psicólogo o psiquiátra cuando no puede dar solución a algo, como es la homosexualidad o el transgénero, a nivel poblacional, lo más "científico" que se le ocurre es votarlo y pedirle al gobernante que lo normalice por ley.
6. Sigmund Freud pagaba a las señoras ricas para justificar sus estudios y métodos "científicos" indicándoles lo que tenían que decir.
7. a) el ello, totalmente inconsciente, sería la parte más primitiva e importante de la mente, y representaría a los instintos, siendo gobernado por el “principio del placer", especialmente el placer sexual; b) el yo sería sobre todo el lugar de la sensación consciente y de la memoria subconsciente, y obedecería al “principio de realidad", tratando de mediar entre las pulsiones del ello y los requisitos del mundo exterior; c) el superyó, en gran medida inconsciente, representaría a la moralidad, o sea las normas morales transmitidas por los padres y la cultura. Las neurosis se originarían cuando el yo no logra resolver bien los conflictos entre las exigencias instintivas del ello, las exigencias de la realidad externa y las exigencias morales del superyó. Viktor Frankl, discípulo de Freud, lo refutó en cuanto a que el ser humano tiene una dimensión más profunda. Se puede leer en su libro "El sentido de la vida." Y, por supuesto, Cristo refuta las soluciones dadas por la psicología en cuanto a la felicidad, pues ninguno puede hacer feliz al hombre con píldores ni pueden dar un sentido a la vida. Cristo es el que da un sentido pleno a la vida humana y los Confesionarios y la Eucaristía curan de verdad y mucho más que sus sesiones y terapias más allá de los patrones evidentes.
culpas y temores desconectándose de prohibiciones morales para obtener la plena satisfacción de sus instintos, especialmente los sexuales. No obstante, una vez lograda la satisfacción
placentera y disuelto el sentimiento de culpa, los individuos están en las condiciones idóneas para acceder a la tranquila pacificación de sus conflictos de conciencia, de la distensión de sus placeres y de su plena culminación afectiva. ¿Y después? Freud, a diferencia de Nietzsche, carece del suficiente arrojo intelectual para llegar hasta el desesperanzado final del nihilismo, al vislumbrar sus demoledoras consecuencias. Pero no deja de ser una acerada pregunta que demanda una respuesta: después de conseguido el pacífico sosiego mediante la domesticación de los instintos, solamente aparece en el horizonte del ser humano, la terrible soledad y el gélido abismo de la nada. ("El sentimiento de Culpa en Nietzsche y Freud". L Pifarré)
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DIG: Los profetas no hablan allí de la religión verdadera.
De su vida personal, no olvidemos que consumió cocaína durante 2 años.
Yo no me fiaría de un consumidor de cocaína para que me opere del cerebro, menos para que opere mi psiquis.
En México (específicamente en Cuernavaca, Morelos), durante los años 60 del siglo XX, el obispo Méndez Arceo nombró como formador del seminario al monje benedictino belga Gregorio Lemercier quien promovía la aplicación del psicoanálisis en la formación sacerdotal, lo 'curioso' es que devino su espiritualidad en satanismo. En lugar de crucifijo, en su oficina tenía el cráneo de un macho cabrío y escribió un libro llamado "Mis conversaciones con el Diablo", sale sobrando señalar el contenido nada metafórico de la obra.
Una gran virtud para los que escriben.
Mis Felicitaciones y agradecimiento.
Yo siento mucho decirle que las objeciones que se le hacen a Freud no aguantan un análisis empírico. Es lo empírico lo que demuestra la certeza de las teorías Freudianas. ¿Quieren algo que pruebe la certeza de la mayoría (digo mayoría porque no es que este de acuerdo en absolutamente todas)? Que se miren a si mismos y a sus vidas con algo de sentido común.
Para ver la certeza de la existencia del complejo de edipo no es sino que uno se pregunta como ve un niño al padre del sexo opuesto y ahí está.
Eso de que el psicoanálisis no es comprobable solo puede dar risa, pero en ningún caso es un juicio serio.
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DIG: Gracias, pero discrepo totalmente. No hay ninguna prueba empírica del ello, el yo y el superyo, ni del complejo de Edipo, ni del complejo de Electra, ni de muchas otras teorías freudianas (las que mencioné de "Totem y tabú", etc.). Freud fue en buena medida un charlatán. Como se puede apreciar, el Comité del Premio Nobel pensaba lo mismo que yo, al igual que los responsables académicos de la mayoría de las universidades actuales; por no hablar de los autores de "El Libro Negro del Psicoanálisis".
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DIG: La gran mayoría de los psicólogos actuales no son freudianos, y no están locos. La teoría de la mente de Freud (materialista e individualista) no cuenta con evidencia empírica ni racional que la respalde. Por cierto, no es compatible con la antropología cristiana.
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Es algo que debería ser de sentido común en la actualidad. Solo tenemos que preguntarnos que pasa con alguien al que Dios le tiene que sanar sus recuerdos.
A Freud hay que mirarlo desde lo objetivo, porque si lo miramos desde sus opiniones personales sobre la religión, que haya o no haya sido anticatólico dependerá de la interpretación (si bien es cierto que Freud si profesaba el ateísmo)
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DIG: No es problema de interpretaciones. Por ejemplo, ¿usted cree en el complejo de Edipo? ¿Por qué? ¿Lo encuentra al reflexionar sobre su propia vida?
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