La religión verdadera –2
En este artículo probaré, mediante citas de varios documentos recientes del Magisterio de la Iglesia, que la doctrina católica sigue afirmando sin lugar a dudas que el cristianismo (e incluso el catolicismo) es la única religión verdadera. Para comenzar, veamos cuatro citas del último Concilio Ecuménico.
Primera cita: “En primer lugar, profesa el sagrado Concilio que Dios manifestó al género humano el camino por el que, sirviéndole, pueden los hombres salvarse y ser felices en Cristo. Creemos que esta única y verdadera religión subsiste en la Iglesia Católica y Apostólica, a la cual el Señor Jesús confió la misión de difundirla a todos los hombres, diciendo a los Apóstoles: ‘Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado’ (Mt 28,19-20). Por su parte, todos los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla.” (Concilio Vaticano II, Declaración sobre la libertad religiosa Dignitatis Humanae –DH–, 7/12/1965, n. 1).
Cuando analicemos el significado de la expresión latina “subsistit in” (= subsiste en), quedará claro que DH 1 enseña que el catolicismo es la única religión verdadera.
Segunda cita: “Cristo, el único Mediador, instituyó y mantiene continuamente en la tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad, como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos. Mas la sociedad provista de sus órganos jerárquicos y el Cuerpo místico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser consideradas como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino. Por eso se la compara, por una notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a Él, de modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo (cf. Ef 4,16).
Ésta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos como una, santa, católica y apostólica, y que nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Jn 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18 ss), y la erigió perpetuamente como columna y fundamento de la verdad (cf. 1 Tm 3,15). Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él [13], si bien fuera de su estructura se encuentren muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.” (Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium –LG–, 21/11/1964, n. 8).
La nota 13 de la LG dice lo siguiente: “Se dice «Santa (católica apostólica) Romana Iglesia» en Prof. fidei Trid., l. c., y Conc. Vat. I. const. dogm. de fe católica Dei Filius: Denz., 1782 (3001).”
Cuando analicemos el significado de la expresión latina “subsistit in” (= subsiste en), quedará claro que LG 8 enseña que la Iglesia Católica es la única Iglesia de Cristo, y por ende la única religión revelada por Dios en Cristo, es decir la única religión verdadera.
Tercera cita: “Todo esto, realizado prudente y pacientemente por los fieles de la Iglesia católica, bajo la vigilancia de los pastores, conduce al bien de la equidad y de la verdad, de la concordia y de la colaboración, del amor fraterno y de la unión; para que poco a poco por esta vía, superados todos los obstáculos que impiden la perfecta comunión eclesiástica, todos los cristianos se congreguen en una única celebración de la Eucaristía, en orden a la unidad de la una y única Iglesia, a la unidad que Cristo dio a su Iglesia desde un principio, y que creemos subsiste indefectible en la Iglesia católica [y esperamos que crezca día a día hasta la consumación] de los siglos.” (Concilio Vaticano II, Decreto sobre el ecumenismo Unitatis Redintegratio –UR–, 21/11/1964, n. 4).
Tomé esta cita (como todas las otras) del sitio web de la Santa Sede. Comparando el texto en español con los correspondientes textos en latín, italiano, portugués, francés e inglés, comprobé que la última frase está bastante incompleta. Por lo tanto, la completé con mi propia traducción de la parte faltante en la versión española (véase la parte entre corchetes).
A los efectos de nuestro tema, UR 4 dice lo mismo que LG 8: la única Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia Católica.
Cuarta cita: “La santa Iglesia católica, que es el Cuerpo místico de Cristo, consta de fieles que se unen orgánicamente en el Espíritu Santo por la misma fe, por los mismos sacramentos y por el mismo gobierno.” (Concilio Vaticano II, Decreto sobre las Iglesias orientales católicas Orientalium Ecclesiarum –OE–, 21/11/1964, n. 2).
El Decreto Orientalium Ecclesiarum fue promulgado el mismo día que la Constitución Lumen Gentium y el Decreto Unitatis Redintegratio. Por consiguiente es muy razonable emplearlo para iluminar el sentido de la expresión “subsiste en” contenida en LG 8 y UR 4, expresión que, pese a la claridad de su sentido original y auténtico, ha sido muy a menudo malinterpretada después del Concilio, en busca de apoyo para cambios radicales en la eclesiología católica. Pues bien, OE 2 dice simplemente que la Iglesia Católica es el Cuerpo místico de Cristo, o sea la única Iglesia de Cristo.
Ahora analizaré el significado de la expresión latina “subsistit in” (= subsiste en) citando varios textos del siguiente documento de la Santa Sede: Congregación para la Doctrina de la Fe, Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia, 29/06/2007(en adelante citado como: CDF, Respuestas…). Esos textos están referidos a LG 8, pero pueden ser aplicados igualmente a DH 1. Veamos los textos.
“Primera pregunta: ¿El Concilio Ecuménico Vaticano II ha cambiado la precedente doctrina sobre la Iglesia? Respuesta: El Concilio Ecuménico Vaticano II ni ha querido cambiar la doctrina sobre la Iglesia ni de hecho la ha cambiado, sino que la ha desarrollado, profundizado y expuesto más ampliamente. (…)” (CDF, Respuestas…, 1).
Antes del Vaticano II, la doctrina católica sostenía que la Iglesia Católica es la única Iglesia de Cristo. El Vaticano II no ha cambiado la doctrina sobre la Iglesia. Ergo, la doctrina católica sigue afirmando que la Iglesia Católica es la única Iglesia de Cristo.
“Segunda pregunta: ¿Cómo se debe entender la afirmación según la cual Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica? Respuesta: (…) En la Constitución dogmática Lumen Gentium 8 la subsistencia es esta perenne continuidad histórica y la permanencia de todos los elementos instituidos por Cristo en la Iglesia católica, en la cual, concretamente, se encuentra la Iglesia de Cristo en esta tierra. (…)” (CDF, Respuestas…, 2).
Ergo, decir que la única Iglesia de Cristo “subsiste en” la Iglesia Católica significa que toda su sustancia permanece en ella y sólo en ella, en una perenne continuidad histórica. La Iglesia universal gobernada hoy por el Papa Francisco y los Obispos en comunión con él es la misma Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y de sus Apóstoles.
“Tercera pregunta: ¿Por qué se usa la expresión ‘subsiste en ella’ y no sencillamente la forma verbal ‘es’? Respuesta: El uso de esta expresión, que indica la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia católica, no cambia la doctrina sobre la Iglesia. (…)” (CDF, Respuestas…, 3).
Decir que la única Iglesia de Cristo “subsiste en” la Iglesia Católica significa que existe plena identidad entre ambas. Ergo, la única Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica.
Por último, destaco que la nota 4 de CDF, Respuestas… comienza diciendo: “El Concilio ha querido expresar la identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica”; y a continuación demuestra minuciosamente esa afirmación, citando cuatro partes de un documento de fecha 10/11/1964 del Secretariado para la Unidad de los Cristianos, que se encuentra en las Actas del Concilio (Act. Syn. III/VII 11-49).
A los argumentos de esa nota 4 podemos agregar el siguiente. Hoy se sabe que el autor de la expresión “subsistit in” fue el P. Sebastian Tromp SJ, teólogo escolástico holandés que, en la época del Vaticano II, trabajaba en el Santo Oficio como importante colaborador del Cardenal Alfredo Ottaviani, principal exponente de la corriente conservadora durante el Concilio. Es simplemente impensable que el P. Tromp pretendiera dar a esa expresión un sentido contrario a la doctrina católica tradicional. (Continuará).
Daniel Iglesias Grèzes
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