La multiplicación de los panes: ¿un simple reparto de provisiones?
En 1996, para culminar mis seis años de estudio de una Maestría en Ciencias Religiosas, escribí una pequeña tesis (“tesina”) que era básicamente un estudio bíblico y teológico del milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Al comienzo del Capítulo 4, al elencar las distintas interpretaciones de los relatos evangélicos de ese milagro, digo en primer lugar lo siguiente: “La explicación natural (Paulus, Holtzmann, Evely) ve en este acontecimiento el ejemplo de un reparto fraternal.” Aquí, en vez de “natural”, debí decir “naturalista”.
En ese punto de mi tesina se inserta la nota 14, que dice lo siguiente: “En relación con esta explicación comparto las opiniones de S. Légasse y X. Léon-Dufour:
“En cuanto al intento de desmitologizar el prodigio viendo en su origen un simple reparto de provisiones, lo único que debemos desear es que esta torpe explicación desaparezca para siempre de la literatura.” (S. Légasse, en X. Léon-Dufour (ed.), Los milagros de Jesús, p. 120).
“Este milagro no tiene nada que ver con una excursión en la que se reparte la merienda, sino que tiene como punto de referencia la figura de Dios alimentando a su pueblo en el desierto.” (X. Léon-Dufour, o.c., pp. 321-322).”
Lamentablemente, el justo deseo del exégeta Légasse no se cumplió. Recientemente tuve la oportunidad de leer cuatro textos distintos en los que teólogos y obispos católicos niegan el carácter sobrenatural del gran signo de la multiplicación de los panes y apoyan la “explicación naturalista”: Jesús no multiplicó los panes ni los peces. Sólo los bendijo y no se acabaron. No hizo magia, sino que enseñó a los presentes a compartir lo propio con los demás. Así todos comieron hasta saciarse e incluso sobró comida.
La “explicación naturalista” de este milagro se aprovecha abusivamente de la típica sobriedad de los relatos evangélicos de los milagros de Jesús. Como digo en el punto 4.1.2 de la tesina (titulado “Aplicación de los criterios de historicidad”), bajo el subtítulo “Estilo de Jesús”: “A pesar del carácter singularmente maravilloso de este prodigio, no pertenece al terreno de la magia. Jesús actúa, como en los demás milagros, con sencillez y por su propia autoridad. La sobriedad de los relatos hace eco a la del propio Jesús: no dicen cómo se obró el prodigio, sino que todos los invitados comieron hasta saciarse y que se recogieron restos en abundancia.”
La refutación de la “explicación naturalista” podría hacer hincapié en dos aspectos.
En primer lugar, la “explicación naturalista” destruye la inteligibilidad de los relatos evangélicos de la multiplicación de los panes. Éstos tienen una estructura interna coherente, se insertan adecuadamente en el contexto de la crisis de la misión pública de Jesús y se relacionan perfectamente con otros misterios de la vida de Jesús. En cambio la “explicación naturalista” ni siquiera reconoce la existencia del problema: una multitud hambrienta y casi sin alimentos en el desierto. Además, en el marco de esa “explicación” pierden todo sentido la preocupación de los apóstoles, la pregunta de Jesús (“¿Cuántos panes tenéis?”), su mandato de alimentar a la multitud (“Dadles vosotros de comer”), el papel mediador de los discípulos (“Se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente”), etc.
En segundo lugar, la “explicación naturalista” es incapaz de explicar las consecuencias del acontecimiento en cuestión. Reproduciré ahora lo escrito bajo el subtítulo “Explicación necesaria” en el mismo punto 4.1.2: “Sólo la realidad histórica del milagro es capaz de explicar y armonizar los siguientes elementos:
* Como consecuencia de aquel suceso, Jesús fue considerado como el profeta esperado y se lo quiso proclamar rey (Jn 6,14-15). Jesús se rehusó a ser rey, lo cual decepcionó a muchos de sus discípulos, que dejaron de seguirlo (Jn 6,66).
* Después de la multiplicación de los panes recrudecieron las discusiones de Jesús con los fariseos y saduceos, quienes le pedían que hiciera una señal (Mt 16,1-4; Mc 8,11-13; Lc 11,29-32; Jn 6,30-31).
* Este episodio, al principio incomprendido por los apóstoles (Mt 16,5-12; Mc 8,14-21; Lc 12,1), resultó sin embargo fundamental en su camino hacia la fe en la mesianidad de Jesús (Mt 16,13-20; Mc 8,27-30; Lc 9,18-21; Jn 6,69).
* El episodio, único en su género, tuvo gran importancia en la tradición litúrgica, en la redacción de los cuatro evangelios, en la iconografía de los primeros siglos y en la tradición patrística.”
Es imposible que un mero picnic en el desierto haya tenido tan grandes consecuencias.
La “explicación naturalista” no tiene por qué limitarse a la multiplicación de los panes y los peces. El mismo tipo de “explicación” podría aplicarse a algunos de los otros milagros de Jesús (o a todos). Así, en la pesca milagrosa Jesús tal vez puso en práctica sus excelentes conocimientos del arte de la pesca, o tal vez tuvo suerte. No sé cuál podría ser la “explicación naturalista” del milagro de la conversión del agua en vino en las bodas de Caná.
Reitero aquí las conclusiones de mi tesina, corrigiendo levemente una de ellas:
* Frente a la visión modernista que tiende a reducir los milagros a simples prodigios, la teología católica mantiene la convicción de que el milagro es un hecho sobrenatural en sentido estricto.
* Frente al racionalismo que rechaza el milagro, la filosofía cristiana sostiene que Dios, Creador y Señor del universo, puede intervenir libremente en los acontecimientos del mundo, superando las potencialidades del orden de la naturaleza creada.
* La aplicación de los criterios de autenticidad histórica a los relatos de milagros de Jesús permite concluir que dichos relatos tienen valor histórico.
* El sentido de los relatos evangélicos de milagros es prepascual y procede del mismo Jesús. Los milagros son signos visibles del Reino de Dios que se hace presente en Jesucristo y son llamadas a la fe en Él y a la conversión, condiciones indispensables para acceder al Reino.
* Los seis relatos evangélicos de la multiplicación de los panes narran uno o dos milagros de Jesús, realmente acontecidos.
* Jesús sintió compasión de la multitud hambrienta en el desierto y la alimentó por medio de un milagro que es figura del banquete mesiánico anunciado por los profetas, cuyo cumplimiento pleno ocurrió en la Última Cena.
* En la multiplicación de los panes Jesús rechazó la tentación de convertirse en un rey mundano, provocando así la decepción de la gente que malinterpretó su signo viendo en él sólo un prodigio espectacular y la oportunidad de satisfacer sus necesidades materiales.
* El pan multiplicado por Jesús prefigura el sacramento de la eucaristía, incluso en su abundancia. Jesús es el verdadero pan de vida bajado del cielo que el Padre nos da a comer para que tengamos vida eterna. Ese pan vivo es su carne (cuerpo) entregada en la cruz para la salvación del mundo.
* La multiplicación de los panes nos revela que el amor de Dios a los hombres es tan grande que entrega a su Hijo a la muerte y lo resucita para liberar a los hombres del pecado y la muerte y para darles la posibilidad de vivir en comunión con Él. Esta comunión con Dios (Reino de Dios) es ya plena en Jesucristo y por el don del Espíritu Santo se dilata en el mundo, haciéndose visible en la Iglesia alimentada por la eucaristía, hasta que llegue a la consumación definitiva en el fin de los tiempos.
Daniel Iglesias Grèzes
PS: He republicado este artículo del año 2015, debido a su valor actual.
PD (14/07/2019): Contra la interpretación crítica o mitológica de los milagros de Jesús se alza firmemente la doctrina católica tradicional sobre el carácter histórico de los Evangelios, enunciada así por el Concilio Vaticano II: “La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo.” (Constitución Dei Verbum, n. 19).
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16 comentarios
(DIG: Mensaje editado para respetar la línea editorial de InfoCatólica).
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DIG: Juan menciona sólo los trozos sobrantes de los panes; Marcos 6 menciona que los trozos sobrantes eran de los panes y los peces; los otros cuatro relatos (Mateo 14, Mateo 15, Marcos 8 y Lucas) mencionan los trozos sobrantes, pero no especifican si eran de panes, de peces o de ambos (que es lo más probable). ¡Feliz Domingo!
Más bien habría que pensar que unos poquitos llevaban verdaderos carromatos de alimentos, porque de lo contrario, si fuese al revés, que la mayoría llevaba comida y unos pocos no, no valdría la pena ni siquiera mencionar el hecho de que entre todos juntaron algo para los que no tenían.
En esa hipótesis, es extraño que en los relatos evangélicos ni siquiera haya una sombra de mención del tema. Con lo entusiasmados que deberían estar los evangelistas, según la teología de la liberación, en subrayar el tema de los pobres y los ricos, que aquí no se diga nada de que unos ricos explotadores acompañaban a la multitud que seguía a Jesús con caravanas de esclavos portadores de alimentos, y que viendo el ejemplo de Jesús y los suyos, cambiaron su conciencia de clase y ordenaron la gran repartija.
O mejor aún, que inspirados por la actitud solidaria de los Apóstoles, la multitud se levantó el rebeldía contra estos ricos y realizó una expropación popular para que todos pudieran comer. No, nada de eso comienza siquiera a asomar en los relatos evangélicos. En fin.
Saludos cordiales.
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DIG: Je, je. Gracias, Néstor.
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DIG: Muy chistoso, pero no es verdad.
En cambio, no veo a don Bill Gates compartiendo su fortuna, como no sea por la vía de la evasión fiscal y sus intereses personales. Y puse de ejemplo a un hombre "caritativo" con fundación y todo. De Donald Trump, hablamos otro día.
Entonces, ya en serio: Sí, se multiplican más panes cada día que personas compartiendo lo que llevan, claro que sí. No dudo ni por un instante que el Señor multiplicó aquéllos cinco panes y que pasa cada día a las diez por mi casa multiplicando otros dos. Pero si el sermón del monte fuera en el 2015 por CNN, el milagro sería que en lugar de botar las migas que nos sobran, invitáramos a comer al vecino que pasa más hambre que nosotros.
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DIG: En teología, como en cualquier ciencia, hay que usar las palabras con propiedad. Ni las obras de caridad, ni la Providencia ordinaria de Dios, ni las habilidades de economía doméstica son milagros, como sí lo fue la multiplicación de los panes y los peces.
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DIG: El mandamiento del amor al prójimo, en su vertiente de obras de misericordia corporal, no está en discusión, pero no es el tema del post.
" No sé cuál podría ser la “explicación naturalista” del milagro de la conversión del agua en vino en las bodas de Caná."
Me sorprende que carezca de esta información teológica. Se vé que en los 6 años de Maestría en Ciencias Religiosas, nunca se encontró con la fundamental, profética y preclara escuela de teología de la cual el sabio oriental Choi Mulis Toh, el profesor licenciado Higinio Fernández, o el Doctor Don Dedijhe Digod Igodiegho (entre otros, para los demás consulte a D. Bruno Moreno) son ejemplares ejemplos.
Por ejemplo, que los servidores habían sisado el vino bueno, para venderlo posteriormente, y la pretensión kerigmatica de Cristo de servir agua en vez de vino los metanoizó e hizo que sirivieran ese vino.
O que, en realidad Jesús (Chus para lo que le tienen confianza), en realidad sirvió agua (de los floreros esos), y todos se quejaron y lo echaron a cajas destempladas como aguafiestas; pero el evento pascual hizo que la comprensión postpasqual del mismo creara en los discípulos una comprensión sublimada, que hizo que escribieran que era un "milagro".
O ... bueno, hay tantas explicaciones como teologos (o como longanizas), ya que la diferencia y la contradicción son signos infalibres (sic) de la genuina búsqueda de la verdad, a diferencia de los dogmas petrificadores e inmovilistas, tan de boga en tiempos pretéritos (traducido: todo depende de lo que cenó el día anterior el teólogo en cuestión)
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DIG: A los visitantes ocasionales de InfoCatólica, les explico que este comentario es irónico y humorístico.
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DIG: ¿Habrá dicho eso Einstein realmente? Se le atribuyen más frases que a la Madre Teresa de Calcuta y que a Borges, lo que ya es decir bastante...
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Es sorprendente cómo esa providencia común de Dios nos ha llevado a tener alimento abundante para una población 35 veces más grande que la de aquéllos tiempos, y aún así hoy se pasa más hambre que entonces (y hay más obesidad... mmm... no sé... sospecho que ambas situaciones están ligadas pero no será por la providencia común, espero).
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DIG: Estás fuera del tema del post.
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Lo que yo he querido decir es que en aquéllos tiempos, cuando los conciertos multitudinarios no tenían el servicio de McDonald's móviles, el milagro apropiado era -y fue- multiplicar panes y rogarle a Dios que no saliera un cliente a dieta sin gluten o que no come pescado por aquéllo del mercurio. Hoy día el milagro apropiado a lo mejor fuera otro.
Pero disgrego. Mi señora está enferma y me toca hacer el almuerzo. Padre nuestro que estás en el cielo...
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DIG: Que se mejore tu esposa.
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DIG: Ningún teólogo católico ortodoxo ha enseñado jamás que los milagros de Jesús sean "meros hechos", sin "un significado teológico profundo".
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No sé de quién es este texto ni tengo por qué estar de acuerdo en todo pero léanlo:
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DIG: ¿No lo sabes? Una simple búsqueda en Internet arroja que ese texto es del "teólogo" Enrique Martínez Lozano, "maestro advaita", no cristiano sino panteísta...
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Con el relato de las "bodas de Caná", situado al inicio del evangelio, el autor busca transmitirnos el primer retrato de Jesús. Por eso, una lectura del mismo en clave literal lo desfigura, al reducirlo a un episodio anecdótico que roza lo mágico, y lo priva de su significado para nosotros.
En efecto, ¿qué sentido podría tener imaginar a un Jesús dotado de poderes mágicos, que los utilizara para cambiar el agua en vino en una fiesta de bodas? Cuando se ha leído de esa forma literal, se ha puesto el acento en el "poder" y en la "bondad" de Jesús, así como en la "preocupación atenta" de María. Nada de eso se niega, pero parece evidente que el autor no ha querido empezar su evangelio –sumamente elaborado- con una mera anécdota familiar.
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DIG: La Iglesia Católica cree firmemente en la historicidad de los Evangelios. Los textos evangélicos tienen varios significados, pero el primero y fundamental es el sentido literal. Los milagros de Jesús no son magia (técnicas mediante las cuales los hombres procuran manipular poderes sobrenaturales) sino manifestaciones del poder divino que hay en Jesús, que es personalmente Dios.
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Sabemos que los relatos evangélicos que han llegado a nosotros tuvieron un largo recorrido hasta quedar plasmados en la forma en que hoy los leemos. Fueron textos transmitidos oralmente, adaptados a las diferentes situaciones de las comunidades primeras, elaborados y trabajados con fidelidad al trasfondo histórico pero, al mismo tiempo, con una gran creatividad, de cara a responder a las nuevas situaciones y hacerlos comprensibles en los nuevos contextos.
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DIG: Ésta es la explicación naturalista del milagro propia de este autor. Los discípulos (tan creativos ellos) se inventaron toda la escena, tan cargada de ricos simbolismos... O sea, no hubo milagro alguno.
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En aquel proceso primero de elaboración, el cuarto evangelio alcanza las cotas más altas. Todo él es un relato minuciosamente cuidado que juega con un rico simbolismo, con el que busca presentar a Jesús como el revelador del Padre.
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DIG: Busca presentarlo como lo que Él es verdaderamente.
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Ante tal presencia de elementos simbólicos, Ch. Dodd, uno de los mejores especialistas en el estudio de este evangelio, llega a plantear que el presente relato sería, en su origen, una parábola que tendría como "motivo central", igual que tantas otras, una fiesta nupcial. Posteriormente, el relato parabólico se habría convertido en una "historia de milagro".
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DIG: Más claro, echarle agua. En su origen, este relato fue una parábola. O sea, cero historicidad. Esto es contrario a la doctrina católica.
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(Borro todo el resto porque el comentario es más largo que mi post).
Pero con independencia de que realmente tuvo lugar el milagro, yo así lo creo, me parece que la profundidad del contenido simbólico es enorme y da pena ver autores que comentan este milagro y no salen del vino y del agua, con la enorme enseñanza que hay detrás.
Pues desconocía la existencia de este señor.
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DIG: Gracias, Antonio. Con respecto a la multiplicación de los panes, la parte dogmática de mi tesina permite atisbar un poco los inmensos tesoros de la exégesis católica tradicional.
Lo que me escandaliza es que sacerdotes (...) duden de este milagro.
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DIG: También el Papa se puede equivocar cuando no habla ex cathedra (y rara vez habla ex cathedra). Lo que podemos y debemos hacer siempre como catequistas o como simples fieles es enseñar la doctrina católica.
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