La bondad de nuestro Dios
Como mañana, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, tendré, previsiblemente, un día muy ocupado, adelanto hoy el post que tenía previsto. Se trata de la presentación del libro “La bondad de nuestro Dios”, una presentación que puede ser de interés para los lectores del blog, ya que ellos, los lectores, han estado muy presentes en la gestación de ese texto:
Presentación
En este libro ofrecemos treinta y un textos para ayudar a hacer oración, a hablar con el Señor, a entablar ese diálogo de corazón a corazón entre cada uno de nosotros y la bondad de nuestro Dios.
En uno de sus sermones, San Bernardo se maravillaba de la aparición de la bondad de Dios. En la plenitud de los tiempos, con la Encarnación, “es como si Dios hubiera vaciado sobre la tierra un saco lleno de su misericordia; un saco que habría de desfondarse en la pasión, para que se derramara nuestro precio, oculto en él; un saco pequeño, pero lleno”.
La plenitud de Dios nos sale al encuentro en carne mortal “para que, al presentarse así ante quienes eran carnales, en la aparición de su humanidad se reconociese su bondad. Porque, cuando se pone de manifiesto la humanidad de Dios, ya no puede mantenerse oculta su bondad” (Sermón 1 en la Epifanía del Señor).
La bondad de Dios no permanece oculta, sino que ha sido manifestada. Contemplar, desde esta perspectiva, algunos misterios de nuestra fe nos llena de admiración y de agradecimiento: La grandeza de Dios, Uno y Trino, se hace accesible en la historia de Jesús de Nazaret, singularmente en su Pasión y en su Cruz. El Hijo de Dios, hecho hombre por nosotros, fue enaltecido, con su humanidad, a la gloria del Padre, como Soberano del universo. La fuerza de su Espíritu transforma cuanto toca, renovando el mundo y nuestras almas.