Reyes en el Hijo (escrito por Koko)
Hoy celebramos la fiesta de Cristo, Rey del Universo y terminamos el ciclo litúrgico, para la próxima semana comenzar ya con el tiempo de Adviento, que es tiempo de espera y de esperanza.
En este día son claves las palabras que dirige el buen ladrón a Jesús “acuérdate de mi cuando llegues a tu Reino”. Y podemos preguntarnos a qué clase de Reino se refiere el Evangelio, ciertamente al Reino celestial, pero el Paraíso es necesario construirlo ya en esta vida. Pero eso solo es posible hacerlo siguiendo a Cristo rey, lo que pasa es que Él no reinó desde el poder, ni desde un trono, sino que lo hizo desde el servicio, desde la humildad, en el compromiso con los más necesitados y en la entrega confiada hasta llegar a la Cruz.
Por lo tanto, el reinado de Jesús es aquel que crece desde el amor y la justicia de un Dios que es Padre de todos.
Pero a veces, es relativamente fácil aclamar a Cristo Rey en una procesión, o en un momento de euforia espiritual. Sin embargo, nos resulta más difícil creer en un Cristo, presente e influyente en nuestra vida cotidiana, en un Cristo que compromete y cambia nuestra forma de vivir, en un Cristo exigente que pide fidelidad a los valores permanentes del Evangelio.
En ocasiones parece que tratamos de enorgullecernos de lo que tenemos, pretendemos presumir delante de los demás, intentamos ostentar como si eso nos convirtiese en “reyes” delante de todo el mundo. Pero, esta actitud es absurda, ya que como vemos en la segunda lectura, el Señor ya nos hizo herederos del reino de su Hijo, es decir, también nosotros somos verdaderos reyes en la medida en que somos hijos de Dios por el Bautismo y somos portadores del Evangelio y de la verdad.