Resentimientos

Uno puede resentirse del cuerpo o del alma. Un accidente, una caída, un golpe fuerte pueden dejar una herida duradera, un pesar, una molestia que se empeña en pervivir en el tiempo. Mi espalda puede resentirse de dolencias pasadas y, de vez en cuando, puede hacerme llegar el eco de esa sensación molesta y aflictiva.

También el alma se resiente. Los disgustos, los desengaños, las decepciones, las traiciones, las faltas de correspondencia a la amistad nos lastiman. Y el pasado, como es nuestro pasado, nunca acaba de irse. En la medida en que lo recordamos forma parte también de nuestro presente. El pesar o el enojo, motivados quizá por acontecimientos que han sucedido hace años, no son a veces pesares o enojos de ayer, sino de hoy, vivos en su lacerante impresión.

En la vida religiosa de las personas, en el enfriamiento de la fe de muchos o, incluso, en su pérdida han pesado, y pesan, los resentimientos. No es fácil ser juez de resentimientos ajenos. Y tampoco resulta simple serlo de los propios. El centro de la persona no es la inteligencia; es el corazón. Y la inteligencia que juzga es una inteligencia modelada, influida, inclinada por el peso de los afectos y de los desafectos. Una inteligencia marcada por las humillaciones y ofensas, reales o sentidas como reales, que jalonan una vida.

Kant llevó a cabo una crítica de la razón; un análisis cuidadoso de sus posibilidades y de sus límites; de sus condicionamientos y de su ejercicio. Quizá fuese bueno, a nivel personal, intentar una crítica de los resentimientos. Preguntarnos cuál es su causa, cuál el peso que adquieren en nuestros juicios, cuál el alcance que poseen para condicionar nuestra posición en el mundo.

La herida mejor curada, por grave que haya sido, es aquella de la que jamás no resentimos. Vivir es convalecer, recobrar continuamente fuerzas perdidas, restaurar tejidos dañados, salir sin intermisión de los peligros y de las postraciones.

Merece la pena, en todos los campos, pero particularmente en el campo de la fe, dejar atrás los resentimientos. No es sabio, no compensa, no es, tantas veces, ni siquiera justo que la memoria de los agravios, reales o sentidos como reales, empañe una relación, la relación con Dios, que ha de ser vivida en el agradecimiento, en el perdón y - ¿por qué no? – hasta en la alegría. Pero estas cosas pasan por el corazón, que necesita tiempo, y, sobre todo, la acción sanadora de la gracia.

Guillermo Juan Morado.

10 comentarios

  
susi
si nosotros no perdonamos ni nos perdonamos, es difícil que el propio Dios lo haga. Perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores...
paz para el 2009
31/12/08 1:33 PM
  
Yolanda (RNA)
( Como habrás visto, llevo tiempo sin participar. Despés de lo ocurrido, se me han quitado las ganas de tantas cosas...y le prometí a Carlos no polemizar en estos blogs y entrar sólo a leer o a hacer comentarios sin acritud. Tengo que elaborar nuestro duelo, el mío y el de m is hijos. Ayer mismo fue el funeral, gracias alñ cual, hoy me siento algo más reconfortada)

¡Padre Guillermo!
Hoy entro en tu blog porque estoy sorprendida. Es un post hermosísimo. La lectura del texto sobre un tema tan doloroso me ha parecido deliciosa... hasta una frasecita final. Es cietrto que el resentimiento sólo hace daño a quen lo padece. En consecuencoa es más sabio perdonar y olvidar. Pero como muy bien dices, la centralidad de nuestro ser no es la inteligencia, y por eso no siempre somos capaces de hacer "lo más sabio", máxime si encima padecemos una herida que no acaba de curar.

Después de un texto tan humano y tan bonito, el párrafo final es tan inadecudamente cerebral que parece destinado a alimentar heridas. ¡Claro que merece la pena perdonar, claro que no compensa sufrir resentimiento, y menos en el terreno de la fe! Pero si hay algo que puede contribuir a cerrar heridas es otro tipo de actitud. ¿Para cuándo la Iglesia que hirió el corazón de tantos niños aterrorizados por amenazas de infiernos, de tantos marginados empujados aún más a la marginalidad, de tantos pecadores no acogidos, va ha hacer un examen de conciencia que admita no haber sido acogedora, y cuándo va admitir que aunque tarde, sí quiere acoger con ternura de madre a quienes hayan recibido el trato inhumano que tantas veces ha dado a los pobres, niños, excluidos y pecadores? Es decir, a los débiles y frágiles, a los que buscaba con preferencia Jesús.

No olvidemos que no por cantar las excelencias y bondades de la Iglesia, que son muchas y muy ecelentes, se calman los corazones heridos por muchas faltas de la madre y maestra que se haya comportado como madrastrona y verdugo.

Me hace una triste gracia que la palabra ·resentido· se emplee como insulto ¡nada menos que como si el resentimiento fuera fruto de un tacha o tara del resentido! ¿No nos preguntaremos qué parte de responsabilidad tenemos en la herida que se resiente?

recomiendo de corazón que se lean unos posts que aprecieron en RD hace mucho, mucho, en el blog de don Antonio Piñero, firmados por Fernando bermejo, sobre el resentimiento y cómo la palabra "resentido"se ha convertido en una injustísma arma arrojadiza. Son estas las fechas: 20 y 26 de junio de 2007. Son antiguos pero ahí siguen. Merece la pena hacer ese examen de conciencia además de usar el resentimiento como arma o de simplemente recomendar el perdón, como si cabeza y corazón fueran una misma cosa.
31/12/08 2:37 PM
  
Guillermo Juan Morado
RNA: No me he atrevido a escribirte (¿era el momento?, ¿mejor más tarde?), aunque supe por Luis Fernando lo que pasó. No debes dudar de que os he tenido muy presentes.
Sobre el post, mi párrafo final no quiere alimentar heridas, en absoluto. Quiere invitar a mirar hacia adelante.
Yo dedico mucho tiempo a confesar, y si hablo de estas cosas, es porque he oído mucho - aunque no pueda hablar de lo que oiga -. Y a las personas no les hace bien estar resentidas.

Claro que tenemos que examinarnos... Los curas, los primeros. Si algo me da miedo es que por mi culpa, alguna persona quede injustamente resentida.

Pero eso no impide que cada cual sea crítico con sus resentimientos; que intente superarlos, que intente ver a Dios, pese a la limitación de sus mediaciones.

No sé si me explico.

Que sepas, lo sabes ya, que he rezado mucho por vosotros. Un abrazo.
________

Al hilo de lo que dices he modificado ligeramente el post. No es tan fácil decir bien lo que uno quiere decir. Gracias.
31/12/08 3:19 PM
  
Yolanda (RNA)
Gracias, estaba segura de que nos tenías presentes. Ayer en el funeral, que fue de lo más reconfortante para mí y para mis hijos, me acordé de una parroquia de Vigo, donde en alguna misa se habrá tenido presente a Carlos, que murió como deseaaba, en su casa, en su cama, rodeado por nosotros tres, confesado y confortado con la unción y escuchando In manus tuas, pater, commendo spiritum meum...

Espero, de verdad, de corazón, que nuncam nunca, nunca, seas de los muchos que sí han sembrado resentimiento en espíritus frágiles y fácilmente quebradizos, los niños, los peores pecadores en busca de consuelo, los marginados, los solitarios

Y léete esos enlaces que te digo. Son un poco agrios, sí, pero lee el fondo entre líneas. A un sacerdote no puede venirle mal.

Y gracias por todo.
31/12/08 3:29 PM
  
Guillermo Juan Morado
Sí, coincidió además que en esos días estaba fuera, sin acceso fácil a la Red. Le agradezco mucho a Luis Fernando que me hubiese llamado por teléfono. Un abrazo.
31/12/08 3:31 PM
  
María Lourdes
P. Guillermo Juan, muchas gracias por un precioso artículo que me llegó al corazón y que compartiré con algunos que conozco personalmente, aunque no hablen español. Le pido que se acuerde de mí y de mi familia en sus oraciones. ¡Feliz Año Nuevo!

Yolanda (RNA), me conmueve mucho la muerte de su esposo. No les olvido a usted y a su familia (incluyendo su esposo) en mis oraciones y les deseo siempre todo lo mejor que sólo el Señor puede conceder.
31/12/08 4:40 PM
  
Luis Fernando
Bienvenida de nuevo por estos lares, Yolanda.
31/12/08 5:07 PM
  
Yolanda (RNA)
:-)
31/12/08 6:27 PM
  
asun
Gracias por este artículo, P. Guillermo. Me ha dado mucho que pensar
Yolanda,
Me alegro de "verte" por aquí.
De acuerdo en que aparte de analizar nuestros resentimientos, también tendremos que ver si hemos causado heridas a otros de las que puedan resentirse.

Espero que tengáis todos mucha paz y amor en este 2009 que acaba de empezar.
01/01/09 2:01 AM
  
Ana
Asun:Me parece que has estado muy oportuna en que también nosotros tenemos que pensar en las heridas que hemos podido causar o que causamos.
03/01/09 12:34 PM

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