¿Amor de hombres?
El “amor” se define, según el Diccionario, como el “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. El amor, así definido, revista múltiples matices. Necesitamos y buscamos el encuentro con otros: el amor de los padres, el de los hermanos, el de los amigos. También, si es el caso, el amor conyugal.
La amistad es una de las más nobles y humanas modulaciones del amor. Sentimos afecto personal por los amigos. Un afecto puro y desinteresado – al menos, en el ideal de amistad - ; un afecto compartido con otra persona; un afecto que nace y se fortalece con el trato.
La Escritura levanta acta de amistades profundas. Como la de David y Jonatán. En la elegía entonada por David por la muerte de Saúl y de Jonatán, dice, con respecto al segundo: “por ti lleno de angustia, Jonatán, hermano mío, en extremo querido, más delicioso para mí tu amor que el amor de las mujeres” (2 Samuel 1,26).
Y Jesús, en todo el Evangelio, aparece como amigo. Llora por Lázaro, su amigo, que acaba de fallecer (Juan 11, 35). Llama “amigos” a sus discípulos: “Vosotros sois mis amigos” (Juan 15,14). Unos amigos a los que Él ha elegido, con quienes comparte lo que sabe del Padre, a quienes destina para que den fruto, y lo den en abundancia.
La amistad seria, profunda, es posible. Casi como un milagro, porque todo lo humanamente pleno lo es: El amor matrimonial logrado, la relación de paternidad y filiación. Y también la amistad. Es posible que un hombre ame a otro hombre, con amor de amistad. O que una mujer ame a otra mujer. O que un hombre ame a una mujer y viceversa, con ese tipo de amor singular, que no es total – ya que no incluye todo lo que somos; porque no incluye nuestra genitalidad – , ni tampoco exclusivo -porque amar a un amigo no incluye no amar a otros amigos - .
Me ha apenado que sobre la sombra de la amistad que en vida unió al Cardenal Newman con Ambrose St John se pretendiese sembrar la duda. ¿Por qué su amistad no pudo ser amistad? ¿Por qué no pudieron amarse, sin que su amor incluyese la totalidad y la exclusividad? ¿Por qué proyectar las propias opciones – justas o injustas – sobre las opciones de los que ya han muerto, violando así su libertad?
Ambrose St John nació en 1815 y murió en 1875. Se graduó en Christ Church. En 1843 se unió al grupo de Littlemore que lideraba Newman. Se hizo católico en 1845. Acompañó a Newman en Roma y se ordenó sacerdote con él en 1847. Fue enteramente fiel –que es lo que se espera de un amigo - a Newman. Ambos comparten la misma tumba en el cementerio oratoniano que existe junto a Birmingham.
Ni uno ni otro, ni Newman ni St John, reivindicaron jamás ningún tipo de relación que no fuese la amistad. Si ellos no lo han hecho, nadie tiene derecho a hacerlo. Se puede tener amigos, sin que los amigos sean “amantes”. Hace falta querer estar ciego, y querer cegar a otros, para negar esta obviedad. Una obviedad al alcance de la experiencia de cualquier ser humano. Hasta al alcance de la experiencia de los santos.
Guillermo Juan Morado.
20 comentarios
Cuando se dice que entre los hermanos en la fe Newman y Ambrose existió algo más que "amistad" ya sabemos lo que esto quiere decir para ciertas mentes que exageran, para su conveniencia, los hechos que pasan.
Y eso se hace como si fueran los únicos casos en el mundo de personas que han querido ser enterradas juntas pero no por la existencia de ningún tipo de relación, digamos, sexual (que es lo se pretende decir en este particular caso) sino por puro "amor"
Tampoco se suele comprender la amistad que vaya más allá de un salir a tomar copas, ir a fiestas o asistir a algún deporte. La amistad, como sabemos, hoy día, está trufada, muchas veces, de intereses que esconden los verdaderos sentimientos. Es una "amistad" a conveniencia, una amistad muy del hoy, muy del siglo.
No es la amistad como se entendía antaño en la que los amigos lo eran para todo y para cualquier circunstancia (aunque fuera de vida o muerte) La amistad, así entendida, era verdadero amor pero en la cual no tenía que haber, a la fuerza, relación sexual alguna.
Sin embargo, cuando se quiere arrimar el ascua a determinada sardina peopia, se dice lo que se quiere sabiendo que la Iglesia sólo puede rezar por las personas que así piensan y que, alejadas de la simple realidad, son capaces de tergiversar cualquier circunstancia personal con tal de que se adecúe a sus mezquinos intereses.
Estaba buscando una cita del libro de Cicerón "De la amistad" que creo que refleja bien lo que he querido decir antes.
Dice así:
"Pues el que mira a un amigo verdadero lo está viendo como otra imagen de sí mismo. Por lo cual los ausentes están presentes, los que necesitan algo abundan en todo, los débiles se sienten fuertes y -lo más difícil de afirmar- los muertos viven, ya que así es de grande el honor, la memoria y la añoranza de los amigos que les acompañan ("De la amistad" VII, 23)
Eso es lo que yo quería decir aunque, claro, mucho mejor dicho.
Pero ante las respuestas de Eleuterio y a la vista de la doctrina católica sobre estos temas, me pregunto lo siguiente. Las personas célibes por consagración están llamadas a la cstidad, como todas las demás personas pero, en su caso, la castidad consiste en continencia. Las personas consagradas tienen su tendencia sexual que someten a casta continencia. Si un sacerdote es de tendencia homosexual podría ser perfectamente casto en continencia como un sacerdote heterosexual.
Supopongamos que un sacerdote heterosexual siente inclinación amorosa hacia una mujer. Supongo -digo yo, porque obviamente no he podido tener tal experiencia- que intentará no alimentar ese amor y, puesto que los sentimientos son algo pasivo, algo que nos ocurre, no algo que voluntariamente "hacemos", vivirá castamente en continencia ese amor en espera de que se esfume y, si no se le pasa, sufrirlo en silencia sin exponerse demasiado ¿Sería correcto ese proceder?
¿Y si el sacerdote es de tendencia homosexual? ¿No sería correcto prodeder del mismo modo? ¿Podría un sacerdote sentir amor por otro hombre y vivirlo en casta continencia como una prueba que se esfuerza -y consigue- superar?
Ha habido miles y miles de sacerdotes en la historia. Prefiero pensar que la inmensa mayoría cumplieron sus votos. Y que algunos de ellos se enamoraron sin poder evitarlo y, aun así, fueron heroicamente fieles a la castidad continente. Tanto si el objeto de su amor era una mujer como si era otro hombre. Algunos habrá habido; y en vez de decir que hablar de ello responde a "mezquinos intereses", podríamos penar lo contrario: es digno de elogio el sacerdote que, sea cual sea el objeto de su amor, supera la prueba y vive castamente continente esa relación como una amistad.
Para una persona que ha amado castamente a otra, es una muestra de afecto compartir la tumba.
Hoy ese sentimiento ha desaparecido, porque incluso se ha perdido todo el ritual que conllevaba pasar de la vida a la muerte.
¿Cuántas extremauciones ha dado padre?. Lenguaje del XXI: "el muerto al hoyo y el vivo al bollo".
Saludos.
Hoy en día
"el muerto al hoyo y el vivo al bollo" es lenguaje del siglo.... XVII por lo menos, seguramente anterior. Y con otras formulaciones, tiene milenios de historia.
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Estoy de acuerdo. Aunque no creo que haya que atribuirle a Newman lo que él no confiesa de sí mismo. Un saludo,
Instrucción "Sobre los criterios de discernimiento vocacional concernientes a las personas con tendencias homosexuales en vistas a su admisión al seminario y a las Órdenes Sagradas"
4 de noviembre de 2005
En relación con el post del P. Guillermo, completamente de acuerdo: "Se puede tener amigos, sin que los amigos sean “amantes”. Hace falta querer estar ciego, y querer cegar a otros, para negar esta obviedad. Una obviedad al alcance de la experiencia de cualquier ser humano". Ahora bien, no entendí bien algo, pues creo que la exclusividad y totalidad no creo que pueda aplicarse a la amistad sino al amor conyugal.
"Puesto que el carisma del celibato, aun cuando es auténtico y probado, deja intactas las inclinaciones de la afectividad y los impulsos del instinto, los candidatos al sacerdocio necesitan una madurez afectiva que capacite a la prudencia, a la renuncia a todo lo que pueda ponerla en peligro, a la vigilancia sobre el cuerpo y el espíritu, a la estima y respeto en las relaciones interpersonales con hombres y mujeres. Una ayuda valiosa podrá hallarse en una adecuada educación para la verdadera amistad, a semejanza de los vínculos de afecto fraterno que Cristo mismo vivió en su vida (cf. Jn 11, 5)"
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En efecto, esas características son propias del amor conyugal, no de la amistad.
Desde luego es usted un prodigio de respeto a esos que llama "enfermos". Si lo fueran, ¿por qué un cristiano se muestra tan malévolo con ellos? . Más bien se diría que es usted el que padece ese "odio que le carcome". Aquí decimos "cree el ladrón que todos son de su condición". A ver si ve usted en los otros (pobrecitos enfermos con quienes tan poca comprensión y misericordia muestra) el odio que le corroe a usted.
Si yo tengo un hermano con el que convivo toda mi vida con el que comparto creencias, vida y sinsabores, a ninguna mente racional se le ocurre pensar en que exista una relación sexual.
Casi todo el mundo hemos tenido un amigo de niños, de nuestro sexo o no, y en ocasiones esa amistad se ha prolongado a lo largo de la vida. A ninguna persona sensata se le ocurre pensar en relación sexual.
¿Por que entonces cuando dos personas se han conocido a lo largo de su vida ¿no pueden ser almas gemelas, sin que se tenga que plantear la sexualidad?.
¿Acaso el ser humano no tiene una inteligencia, unos sentimientos más allá de los sexuales?
Sinceramente, por que lo he vivido, por que aún lo vivo, se positivamente que puede haber, que hay amor sin necesidad de sexo, sea entre personas del mismo sexo o de sexo distinto, por que gracias a Dios las personas somos algo más que sexo.
Ciudadano, claro que se ha hablado de amistad y amor sin sexo, casi diría que no se ha hablado de otra cosa.
Tiene una tendencia, diria que casi natural, a polemizar y contradecir lo que otros opinan.
El pequeño detalle es que a veces no recuerda lo que el/ella escribe. Por favor repase lo que Vd. ha escrito, sobre tendencias, "salir del armario", etc. en lo que da por supuesto determinadas tendencias, y en nigun momento habla de amor fraternal.
En cuanto a polemizar, dos cosas:
1ª muchas otras personas serían má indicadas que tú para reprocharme esa presunta tendencia que me achacas
2ª- ya he dicho muchas veces que yo participo en estos blogs conservadores por sentido de la responsabilidad, porque creo que esto es un foro público y que hay ciertas cosas que no deben quedar sin respuesta. no me leas si no te gusto y asunto arreglado. Y si quieres polemizar,has encontrado a la persona adecuada, pero explícate porque no sé de qué me acusas, te has debido de hacer un lío.
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