Ciencia y religión
Si un hábito de la mente determina nuestro modo de pensar y de vivir en la sociedad actual es la ciencia. El rigor, la precisión, la capacidad de predecir resultados conforman un ámbito del saber, el científico, de cuyas aplicaciones prácticas nos beneficiamos diariamente.
Ciencia y religión son vistas en ocasiones como parcelas rivales o en competencia. Si la ciencia explica mucho – se cree a veces - a la religión le quedaría, en consecuencia, poco que explicar. Ya Comte, adalid del positivismo, preveía la sustitución de la religión por la metafísica y, ulteriormente, de la metafísica por la ciencia.
Pero el conflicto, o la incompatibilidad entre ciencia y religión, es más aparente que real. La ciencia, en sí misma, no excluye la religión. Puede quizá caer en la tentación de excluirla si de la ciencia se deriva hacia una ideología cientificista, según la cual el único conocimiento válido sería el conocimiento científico y la única realidad sería aquella parcela de lo real que puede circunscribirse en el perímetro de la investigación científica.
Sobre este binomio, “ciencia-religión”, deseo recomendar un libro, cuya lectura me ha parecido de enorme interés. Se trata de una obra de Mariano Artigas, titulada “Ciencia y religión. Conceptos fundamentales” (EUNSA, Pamplona, 2007, 422 páginas).
El autor, ya fallecido, es un pensador solvente, doctor en Ciencias Físicas y en Filosofía. Un libro suyo anterior, “La mente del universo”, ya me había parecido enormemente sugestivo. Artigas compagina, como los buenos maestros, la seriedad con la claridad.
El libro que presentamos aborda veinticinco temas en los que están implicadas la ciencia y la religión. Temas de tipo epistemológico, que clarifican las características y el alcance de ambos saberes: “Ciencia y conocimiento ordinario”, “ciencia y filosofía”, “ciencia y religión”, “cientificismo”, “lenguaje científico”, etc. Temas de tipo histórico, como un brillante capítulo dedicado a “Galileo y la Iglesia”. O bien cuestiones de enfoque más sistemático como las dedicadas al “alma”, al “creacionismo”, a “Dios” o a la relación entre “evolucionismo y fe cristiana”.
Este libro tiene, además, la ventaja de que no hay que leerlo de un tirón. Cada uno de los capítulos conserva su autonomía. Si no lo han leído, háganlo. Les gustará.
Guillermo Juan Morado.
23 comentarios
BIENVENIDO AL LUGAR DONDE TANTO LO ESPERÁBAMOS!!!
¿Seguro que este libro es recomendable y no un nido de herejías?
Recomendable sin ninguna duda. Don Mariano Artigas era sacerdote del Opus Dei, y el Opus Dei es hoy la institución de la Iglesia Católica más fiel a la misma (y en consecuencia, a Dios). Además, el rigor y la solvencia intelectuales son sello de los autores de esta Prelatura Personal. Si su muerte pasó desapercibida, además de por razones de humildad en la vida de este gran intelectual español (comprensible por ser quien era), también es achacable al desprecio que la racionalidad progre en España siente por quien les supera intelectualmente y no se somete a los dictados de la cristianofobia irracional oficial. Probablemente si Don Mariano Artigas hubiera sido un pensador infiel al Magisterio y hostil a la Iglesia, se le hubiera ensalzado sin límite. Su mayor premio: ser un buen sacerdote y científico católico.
Me recuerda un poco a Georges Lemaître.
Disidente:
¿Has mirado si está en iberlibro.com? Suelen tener libros difíciles de encontrar
Es posible conseguir ese libro. Mire bien en Internet en librerías de ocasión. Si no lo encuentra me lo dice que tengo controlado uno si vive cerca de Madrid.
Es fundamental volver a autores "seguros". Ya está bien de tanto teólogo de frontera y cosas parecidas. Como bien dice en su comentario, Artigas es un autor muy seguro para el católico.
Me gustaría, pasando a otro tema (a otro libro) que comentase el "Jesús" de Pagola. Recuerdo perfectísicamente su matizado comentario en la otra web. Ahora es el momento de explicarse.
Sr. Secundino, tiene usted una mente abierta y libre de prejuicios ¿eh?...
Vaya, yo incluiría el Camino Neocatecumenal, pero no es cuestión de ir como colgando medallas a nadie.
Este no me interesa lo más mínimo si viene del Opus.
Entonces, siguiendo su criterio prejuicioso sobre 'el Opus', si a usted le recomendaran, para su salud, ingresar en la Clínica de la Universidad de Navarra (que 'viene del Opus'), una de las mejores de España en tratamiento oncológico puntero (por ejemplo), ¿usted preferiría morirse, dado que 'esa clínica no le interesa lo más mínimo, pues viene del Opus'? Eso si que es sectarismo prejuicioso.
Vaya, yo incluiría el Camino Neocatecumenal, pero no es cuestión de ir como colgando medallas a nadie.
Sin duda; pero si he señalado el Opus Dei al hilo de lo comentado, ha sido por dos razones:
a) Por su antigüedad institucional en la Iglesia.
b) Porque posee una de las mejores universidades del mundo, y los trabajos científicos y filosófico-teológicos que genera, suelen ser de gran profundidad y rigor. Basta que usted consulte, entre otras, la editorial EUNSA:
http://www.eunsa.es/
El doctor Don Mariano Artigas era doctor en Ciencias Físicas (con señeros estudios publicados en revistas profesionales y con comunicación con los mejores físicos del momento) y doctor en Filosofía, además de su formación como teólogo para el sacerdocio. El utillaje intelectual de este pensador era importante.
Por cierto, yo no soy del Opus Dei, pero sé reconocer la excelencia intelectual cuando estoy en su presencia.
Saludos cordiales.
¿Por qué llaman prejuiciosamente prejuicio a lo que no es sino un juicio con mucho conocimiento de causa?
El conocimiento de causa, negativo, que usted pueda personalmente tener del Opus Dei, contrasta y contradice probablemente el que personalmente tienen muchos otros, y con el que realmente tenga esta Prelatura en la propia Iglesia, de la que forma parte. No se puede juzgar a una institución por la desafección de unos pocos miembros, porque entonces ninguna institución humana saldría bien parada.
Además, ¿qué tiene que ver que, según usted da a entender, un filósofo sea miembro de la Obra, con la obra filosófica de dicho filósofo? ¿O es que usted juzga (prejuiciosamente, pues no otro calificativo merece su juicio apriorístico) la obra intelectual de un pensador por su filiación institucional, en lugar de por la propia obra? Aquí lo que se valora en este libro no es si el autor es del Opus, sino la calidad científico-filosófica del mismo, y valorar dicha calidad por la personal circunstancia del autor es un puro prejuicio, que tiene poco de 'racional.
¿Por qué llaman prejuiciosamente prejuicio a lo que no es sino un juicio con mucho conocimiento de causa?
Su afirmación es inexacta. Usted, al afirmar (implícitamente) que don Mariano Artigas, al ser 'del Opus', no merece ser leído (que es una forma de decir que su obra científico-filosófica carece de valor), está exhibiendo un pre-juicio, pues juzga la obra del autor no por ella misma (juicio), sino por su previa animadversión hacia la institución a la cual pertenece el autor (pre-juicio). Además, el juicio que usted tenga del 'Opus' es personal, y probablemente disímil del que tengan miles de miembros de la Obra que la juzgan buena. Por semejante razón, estos miembros deberían juzgar como buenos (filosófica, científicamente) cualesquiera libros que publicasen sus compañeros, lo que también sería prejuicioso.
Además de un prejuicio, su afirmación respecto a Artigas es reo de falacia: al menos dos, la ad hominem (pues le niega valor científico, implícitamente, por su pertenencia a la Obra); y de generalización precipitada, pues juzga al todo por la parte, al negarse a leer un buen libro porque su autor es del Opus, e inducir (erróneamente) que todo 'el Opus' (y todos los del 'Opus') es malo (son malos), como consecuencia de haber usted tenido una mala experiencia en dicha institución.
Para personas con tan malísima experiencia con muchas malas personas del Opus es un motivo para no fiarse del librito.
Reitero mis discuplas por la tontería inicial referida a lo del otro libro y al otro blogger de RD. Le ruego que la borre si le parece, y si piensa que es mejor dejarla para que se vea lo malo que soy yo, tambien lo entenderé. Hay que saber responsabilizarse incluso de los arrebatios, cuando uno ç se arrepiente después de haber hecho el daño.
Un saludo, padre.
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