Consagración del Seminario de Tui al Sagrado Corazón de Jesús
Ayer celebramos en Tui el aniversario de la Consagración del Seminario al Sagrado Corazón de Jesús, que tuvo lugar por primera vez el 13 de mayo de 1921. Don Avelino Bouzón, canónigo archivero de la catedral, resume el significado de ese día: La iniciativa de la Consagración del Seminario de Tui (entonces no existía el de San José de Vigo) al Sagrado Corazón partió de los alumnos, estimulados por sus formadores, al finalizar el curso 1917-1918. La idea entusiasmó al clero tudense y a los antiguos alumnos que se habían formado en el Seminario, pero que descubrieron que su vocación no era el sacerdocio.
El obispo D. Manuel Lago González, natural de Randufe (Tui), pone su celo ardiente para que “se levante en el patio del Seminario una estatua del Corazón de Jesús y que de una manera oficial y solemne se le consagre el bendito plantel de sacerdotes”. Con el obispo a la cabeza, se implicaron en llevar a feliz término el deseado proyecto todo el clero de la diócesis, las autoridades de la ciudad tudense y otras personalidades relevantes del ámbito cultural en aquella época.
Cada 13 de mayo se renueva esta consagración y se celebran los principales aniversarios de ordenación sacerdotal: bodas de plata, de oro… Este año se conmemoraron también los veinticinco años de la ordenación episcopal de nuestro obispo, don Luis Quinteiro Fiuza.
Ante la imagen del Sagrado Corazón se canta un himno, escrito por el entonces obispo, Manuel Lago González, que llegaría a ser arzobispo de Santiago de Compostela. Encuentro recogido el texto en la segunda edición de la antología de Yolanda Obregón García, “400 poemas para explicar la fe. Selección de poesía religiosa para la catequesis” (Vita Brevis, Maxstadt 2023):
“Gloria y honor, ¡oh Corazón Divino!
Gloria y honor a Ti, ¡gloria y honor!
Tú eres la luz, del cielo el camino,
la verdad y la vida y el amor.
Fórmanos sacerdotes a tu imagen
para alumbrar al mundo con tu luz
sacerdotes que recen y trabajen,
y que amen tus espinas y tu cruz”.
De 1981 data un texto de Joseph Ratzinger sobre el corazón de Cristo: «El misterio pascual. Contenido y fundamento profundos de la veneración al Sagrado Corazón de Jesús». En el capítulo 11 del libro de Oseas encuentra la base veterotestamentaria de la comprensión de la pasión de Jesús como el drama del corazón divino. Ese Corazón no es autoconservación, sino donación de sí. Él salva al mundo en cuanto se abre.
La revolución del Corazón abierto es el contenido mismo del misterio pascual. El corazón salva, sí, pero salva en cuanto se dona, se derrocha. Así, en el corazón de Jesús, nos es dado el centro del cristianismo. Ese corazón habla a nuestro corazón. Nos invita a encontrar la plenitud del amor en el amar junto a Él, en el donarnos a Él y con Él, pues únicamente la plenitud del amor es eternidad y conservación del mundo.
Guillermo Juan Morado.
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