La importancia de destacar la estructura sacramental de la fe

I. El alcance de lo que significa la “estructura sacramental de la fe”, a la que se refiere el papa Francisco en Lumen fidei 40, puede ser ilustrado, en un primer momento, con ayuda de la categoría de sacramentalidad, esencial para la comprensión no solo de los sacramentos, sino de todo lo cristiano.

Desde esta perspectiva, la revelación, la fe como respuesta humana a la revelación, y la credibilidad de ambas, son vistas de un modo mucho más concreto y personal. La sacramentalidad remite a lo invisible desde lo visible, a lo divino desde lo material.

Dios llega hasta nosotros, entra en el espacio y en el tiempo, en la particularidad de la historia, para facilitarnos el acceso al exceso de su bondad. Así sucede ejemplarmente en el Bautismo y en la Eucaristía.

Para creer nadie está llamado a huir de la singularidad propia o a negarla, sino a abrirse a la novedad de Dios que irrumpe en lo humano manteniendo la unidad y la diferencia, en una cercanía en la que la proximidad no lleva consigo, como recuerda Calcedonia, ni confusión ni separación.

II. Una segunda vía, complementaria, para avanzar en la comprensión de la “sacramentalidad de la fe” la proporcionan los sentidos, que constituyen un cauce mediante el cual el hombre entero, en conformidad con el realismo de la Encarnación, se abre paso para llegar al conocimiento de Dios.

La liturgia, que implica los sentidos, hace hoy concreta en el mundo la presencia de Cristo que nos “toca” en los sacramentos. La fe no se reduce a la experiencia, pero incluye la experiencia, y el testimonio cristiano se hace más creíble si apela existencialmente a lo visto y oído.

La fe se transmite por contacto, de persona a persona, de la Persona de Cristo con cada creyente, y de cada creyente con los demás hombres.

III. La tercera vía que permite ahondar en la “estructura sacramental de la fe” es la imaginación, una facultad humana que sirve de mediación entre el espíritu y la carne. A través de los sentidos, los sacramentos “tocan” la imaginación y  la mueven así, en la medida en que la imaginación se deja modelar por Cristo - no solo Verbo sino Imagen -, a conocer la verdad y a obrar el bien.

Imaginar para conocer y para actuar. Para construir, en conformidad con la singularidad del creer, la utopía de lo posible, ofreciendo frente a los imaginarios esclavizadores del hombre contra-imágenes de corte ético que fluyen de la Eucaristía.

Guillermo Juan Morado.

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Pueden encontrar un desarrollo más académico de esta temática en:

Guillermo Juan Morado, “La estructura sacramental de la fe. La fe, los sentidos y la imaginación", Revista Española de Teología, LXXVIII (Cuaderno 2) , 2018, 333-356.

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