Pregón de la Semana Santa de Cangas

Ilmo. Sr. Alcalde de Cangas,

Ilma. Sra. Alcaldesa de Medina del Campo,

Rvdo. Sr. Párroco,

Sres. Directores de la Juntas de Cofradías,

Sres. y Sras. Cofrades,

Sres. y Sras,

 

Un pregón, según el Diccionario de la Real Academia Española, es un “discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella”.

 

Y ambas finalidades, anunciar, dar noticia de algo, e incitar, estimular a la participación, deseo perseguir con estas palabras que tengo el honor de pronunciar. Ante todo, debo expresar mi agradecimiento por la invitación recibida de parte de la Junta de Cofradías y del Rvdo. Sr. Párroco, D. Severo Lobato, quien – como su predecesor, D. Jesús Barreiro, tan querido aquí  y tan llorado – acompaña con la prudencia de un pastor las buenas iniciativas que hacen que esta población, esta villa de Cangas, capital de la comarca del Morrazo, se abra no solo al mar, sino también hacia lo alto, hacia la trascendencia y, abriéndose hacia lo alto, dilate sus fronteras para acoger a todos, ya que extender el horizonte de nuestra mirada no nos empequeñece, sino que nos hace más grandes.

No es difícil, en esta hermosa iglesia, antigua colegiata, hilvanar un discurso elogioso, cuando hay tantas cosas que alabar. El Concello dice, con toda justicia, en su página web, que la Semana Santa de Cangas, declarada de Interés Turístico Gallego, es “de renombrada solemnidad en toda la comarca, siendo la más importante de la provincia”. Y uno se asombra al conocer la variedad de las procesiones y la antigüedad de las cofradías. Elogiando la Semana Santa estamos reconociendo los méritos de este pueblo, las razones que lo hacen digno de aprecio.

 

Pero, si vamos al fondo de esta festividad, si no queremos detenernos en la superficie, nuestro pregón ha de recordar un anuncio mucho más antiguo, escrito veinte años después de la muerte de Cristo. Me refiero a un texto de San Pablo que podemos leer en la primera carta a los Corintios en el que dice: “Os he transmitido lo que a mi vez yo he recibido: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, fue sepultado y ha resucitado al tercer día según las Escrituras” (1 Cor 15,3-4).

 

El apóstol transmite lo que ha recibido. Y lo que nos hace llegar es un testimonio antiquísimo y global de los acontecimientos pascuales; es decir, de la razón última por la que aquí y en todo el mundo se anuncia la Semana Santa. Estas celebraciones no nos remiten a un mito intemporal, sino a una historia concreta en la que están involucrados los hombres y Dios, Dios y los hombres. Esta festividad que se anuncia en público, la Semana Santa, nos obliga a hacer memoria de acontecimientos históricos y salvadores: la muerte, la sepultura, la resurrección y las apariciones de Jesús, el Viviente.

 

También hoy se puede conjugar este binomio: transmitir y recibir. Lo que hoy, en este año 2015, ustedes transmiten, lo que comunican a otros, es lo que han recibido, lo que les han legado sus padres y sus abuelos, que han sido sendos eslabones de la gran cadena de los creyentes, de una serie que, generación tras generación, nos vincula a Jesús y a sus inmediatos seguidores.

 

La tradición es, como decía Benedicto XVI, “el río de la vida nueva, que viene desde los orígenes, desde Cristo, hasta nosotros, y nos inserta en la historia de Dios con la humanidad”. Gracias a este río vivo, “Cristo no está distante dos mil años, sino que está realmente presente entre nosotros y nos da la Verdad”.

 

Ustedes son ahora los eslabones vivos que tienen la responsabilidad de hacer llegar a otros el anuncio, el pregón, de la Pascua de Cristo, de una muerte, la suya, que destruye la muerte y abre, para todos, un nuevo futuro marcado por la esperanza.

 

Participar en la Semana Santa, en los cultos que se celebrarán en la iglesia y en las diversas procesiones que se tendrán en las calles y en las plazas, significa sumergirse en el amor de Dios manifestado en Cristo muerto y resucitado. En las celebraciones litúrgicas el misterio de la Pascua de Jesucristo se actualiza, se hace presente en medio de nosotros con toda su fuerza y dinamismo.

 

De este Misterio brotan también las expresiones de la piedad popular porque, como enseña el Papa Francisco, los pueblos en los que ha sido inculturado el Evangelio son sujetos activos, agentes de evangelización. Y aquí, en Cangas, en las imágenes y en los pasos de la Semana Santa, la fe se hecho cultura viva, que el pueblo recrea permanentemente y que cada generación transmite a la siguiente. Se trata de un valiosísimo patrimonio, de un legado de belleza, de sentimiento y de sentido, que refleja y configura la identidad de este pueblo.

 

Permítanme formular un ruego: ¡Cuiden este legado! Procuren que también los niños y los jóvenes se impliquen para que lo sientan como algo propio y, de este modo, ellos sean asimismo sujetos transmisores de esta herencia siempre nueva y actual.

 

De la Muerte y la Resurrección de Jesucristo surge la vida plena, la vida que merece la pena ser vivida con alegría y con esperanza. De la Pascua nace lo que el Papa llama “la revolución de la ternura”, que consiste en salir de sí mismo para unirse a otros, superando la sospecha, la desconfianza, el miedo y las actitudes defensivas que nos impone el mundo actual.

 

Las imágenes de la Semana Santa tienen, por así decirlo, carne y tienen rostros, transmiten realismo y suscitan en quien las contempla una respuesta que moviliza la totalidad del propio ser. La Semana Santa nos invita a no escapar de los demás, a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su dolor, con sus reclamos y con su alegría que se contagia.

 

Este es pues, con pobres palabras, mi discurso elogioso, que se transforma en deseo y en plegaria: ¡Entremos en la Semana Santa y dejémonos conquistar por esta revolución de la ternura que parte del amor de Dios y que quiere llegar, a través de cada uno de nosotros, a todos los demás, a todo este pueblo y a la sociedad en su conjunto!

 

¡Feliz Semana Santa!

 

Muchas gracias.

 

Guillermo Juan Morado.

14-Marzo-2015.

Los comentarios están cerrados para esta publicación.