El estilo del papa Francisco
El estilo del papa Francisco
El “estilo” es el modo, la manera, la forma de comportarse, de decir y de hacer. Es algo así como el carácter propio que cada artista da a sus obras; a las que crea o a las que ejecuta. Si hablamos del estilo de un Papa podríamos, creo yo, compararlo con un gran director de orquesta que interpreta una partitura. La mayor parte de las veces el director no es el autor de las obras, pero tiene la responsabilidad de conjuntar y marcar una orientación a los componentes de la orquesta o del coro, asumiendo la responsabilidad de su actuación pública.
El Papa se encuentra con una partitura ya escrita, con un texto de una composición de la cual él, el Papa, no es autor. El Papa es el primero que ha de ser fiel al Evangelio, a lo que viene de Cristo, a lo que el Señor ha confiado a su Iglesia. En este punto no caben “originalidades”. Nadie admitiría que un director enmendase a Mozart cuando interpreta una obra suya.
Por consiguiente, resulta obvio decir que lo que el Papa enseña es lo que la Iglesia enseña. No está en sus manos cambiar, modificar o alterar esa doctrina. Pero sí puede marcar el modo de comunicarla.
¿Cómo comunica la doctrina de la Iglesia el papa Francisco? Yo creo que con un estilo, con un modo, eminentemente misionero. Resulta muy interesante, a este respecto, leer el discurso del Santo Padre dirigido al Comité de Coordinación del CELAM (de las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe).
Ha insistido el Papa en dos aspectos de la misión, la dimensión programática y la paradigmática: “La misión programática, como su nombre lo indica, consiste en la realización de actos de índole misionera. La misión paradigmática, en cambio, implica poner en clave misionera la actividad habitual de las Iglesias particulares”.
¿A dónde conduce esta actitud misional? Básicamente, a la renovación interna de la Iglesia y al diálogo con el mundo actual. ¿Cuál es la base de esa renovación interna? Es la fe. Consiste, esa renovación, en creer: “creer en la Buena Nueva, creer en Jesucristo portador del Reino de Dios, en su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación”.
El diálogo con el mundo actual ha de recordar las palabras del Concilio Vaticano II: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (cf. GS, 1). Aquí reside el fundamento del diálogo con el mundo actual”.
Optar por un estilo misionero exige sortear algunas tentaciones y obstáculos: La ideologización del mensaje evangélico, el funcionalismo y el clericalismo.
Un estilo misionero pide atender al “hoy”, evitando la autorreferencialidad de la Iglesia y optando por la cercanía y el encuentro.
Guillermo Juan Morado.
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