No es una cuestión de tiempo
¿Sacerdocio para las mujeres, sí o no? Si pensásemos en términos de “derechos” la respuesta no podría ser más que una: “Sacerdocio sí”. Las mujeres no son menos dignas que los hombres, ni menos inteligentes, ni menos hijas de Dios.
¿Pero el sacerdocio es un “derecho”? Obviamente, no lo es. Nadie tiene “derecho” a ser ordenado diácono, presbítero u obispo. Nadie. Ni un hombre ni una mujer. El sacerdocio es una llamada que procede de Cristo y que la Iglesia ha de verificar.
En la Antigüedad las mujeres eran, con frecuencia, sacerdotisas de los cultos paganos. Sin embargo, Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, no eligió a las mujeres para ser, en el sentido pleno del término, “apóstoles” suyos. No consta que lo haya hecho. ¿Podría haberlo hecho? Sin duda, pero no se sabe que lo haya hecho nunca.
El problema es que la Iglesia se siente vinculada a la voluntad de Cristo. No es menos digna la cerveza que el vino, pero Él escogió el vino como materia de la Eucaristía. Ni es menos digno el queso que el pan, pero Él escogió el pan…
Hay una remisión constante a “lo recibido”, a lo que no depende de nosotros, a lo que Dios, en su libre voluntad, ha dispuesto. ¿Cuál es la lógica de la fe? ¿Pedirle a Dios cuentas por haber actuado como ha actuado o tratar de atenerse a su actuación?
Dios es Dios. Y el sacerdocio es lo que es: un signo de la grandeza de Dios, de su “excedencia”, de la gratuidad de sus dones. El Hijo de Dios se hizo “hombre”, no “ser humano” genéricamente hablando, sino “hombre”, varón. ¿Por qué? No lo sé. Y Cristo no es la más perfecta criatura, porque Cristo es el Creador y no la criatura. La más perfecta criatura es una mujer: María, la madre de Cristo.
San Pablo, hablando de la Eucaristía, se remite a lo que él ha recibido; a lo que ha recibido procedente del Señor. ¿Podemos acaso anticipar “a priori” la voluntad divina? ¿Dios debe acomodarse a lo que nosotros queremos? ¿O, por el contario, Dios es Dios?
Me merece mucho respeto una Iglesia servidora del querer de Dios, cuidadosa con lo que Dios ha dicho, “secundaria” con respecto a la revelación. Una Iglesia que llegase a pensar que es ella la que decide, la que tiene la última palabra, la que no se sintiese vinculada a la Palabra, me daría motivos fundados para la desconfianza.
Se diga o no, en el fondo de los debates sobre el sacerdocio femenino late una interrogación: “¿Por qué el Hijo de Dios se hizo hombre?”. Y si digo “hombre” digo también “varón”. ¿Por qué? Yo no lo sé, pero así sí ha sido. Solo puedo pensar una cosa: No es lo más importante ser varón o mujer, ser sacerdote o no serlo: Lo más importante es ser santos.
La Iglesia Católica, en la que “subsiste” la Iglesia querida por Cristo, ya se ha pronunciado. Y lo ha hecho a través de un papa, Juan Pablo II. Me parece absurdo decir que otro papa, dentro de mil años, pueda enmendarle la plana.
La teología no es la ciencia de la desconfianza, del recelo perpetuo. Yo creo que no. La teología es el modesto saber que se edifica sobre la palabra divina.
Guillermo Juan Morado.
51 comentarios
De estos dos progenitores ha surgido este monstruo, una de cuyas ultimas manifestaciones son las palabras del obispo que detenta (literaliter) la diócesis de Ulises.
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-Por principio antropológico de evolución creativa: El hombre Adán estuvo más cerca de ver y comprender a Dios que la mujer Eva. Y por lo tanto el hombre Adán -con más tiempo transcurrido de evolución creativa que la mujer- fue más inteligente y más digno que la mujer Eva.
-Al amparo esta premisa cabe entender lo siguiente:
El hombre -creado antes que la mujer- es directamente proporcional en grado de inteligencia y evolución alcanzada al tiempo que le separa del principio de la Creación y el fin de la misma
-Bien entendido esto que: Así como no todos los que se dicen judíos son judíos,... sino que mienten (Ap.3,9;2,9). Otros hay que se dicen hombres o mujeres como hijos de Dios; Cuando en realidad son hijos de la Ciencia de la abominación y dela mentira. (Ap.(Ap.21,27)
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-"Hombre" varón. ¿Porqué?: Pues por lo dicho, y sin menospreciar el "llena eres de gracia María", porque el varón -aquí Jesús diciendo sin hablar-, creativamente es más evolutivo y por lo tanto está más cerca de Dios que la mujer.
-Como así más cerca de Dios está el ministro -quien digna o indignamente- es consagrado que aquel otro que no lo está; Y por ende aquella otra que no puede estar consagrada porque la Iglesia así lo dice.
Una Iglesia que llegase a pensar que es ella la que decide, la que tiene la última palabra, la que no se sintiese vinculada a la Palabra, me daría motivos fundados para la desconfianza.
Y yo digo, no sé si con razón, pero sí con el corazón:
Una Iglesia en la que uno de sus cardenales y obispos se permite el lujo de contradecir públicamente sus enseñanzas sin que le pase nada, me daría motivos fundados para la desconfianza.
Conste que todavía no se sabe si al cardenal y arzobispo de Lisboa le va a pasar algo o no.
El hombre tiene el don del sacerdocio, la mujer el don de la maternidad.
No busquemos más complicaciones ni en uno ni en otro, la cosa es más sencilla de lo que parece.
Tanto el uno como otro son valiosos a los ojos de Dios.
¿Es un derecho tener fe?
Lo que se hace continuamente con esas tonterias del machismo, etc., es pedir cuentas a Dios de lo que hace, porque una parte de los que se consideran creyentes, pretenden Dios sea un reflejo de sus particulares opiniones, o creencias.
Dices: Una Iglesia en la que uno de sus cardenales y obispos se permite el lujo de contradecir públicamente sus enseñanzas sin que le pase nada, me daría motivos fundados para la desconfianza.
Pues naturalmente, pero matizando, desconfianza en el buen gobierno, al menos en algunas medidas, por acción o por omisión, pero, a pesar de todo, aunque nos parta el corazón, esta Iglesia es la Iglesia de Xto., aunque sus miembros dejemos, metámonos todos, mucho que desear.
Respecto a las frases de marras, el cardenal se ha limitado, de una parte, a repetir lo que vengo oyendo los últimos 30 años, lo que ya no se puede tolerar, es que , resuelta la cuestión, diga que "no se puede zanjar así", falta, en el cardenal, honradez humana elemental, si no está conforme, dimita y apártese, no aproveche el púlpito cardenalicio para propagar lo que no es doctrina de la Iglesia, esa misma que le hizo cardenal.
Ya sólo faltaría que acabásemos repartiendo el sacerdocio por cuotas.
(Forestier, no sé cuáles serán las razones que no es políticamente correcto enumerar, pero haces muy bien en no enumerarlas, no vayan a ser que lo que tú "consideras" sean eso, "consideraciones" tuyas, y que a lo mejor son tan tuyas que no están en el Magisterio; y el Magisterio que es clarísimo e inequívoco en cuanto a la idéntica dignidad de varore y mujeres. Y recuerda que, cuando Dios quiso escoger y elevar a su más perfecta criatura por encima de todas las demás de su Creación, la hizo mujer)
¿Si llega un día en que un Papa legítimo admite que las mujeres sean ordenadas sacerdotisas, lo aceptaremos en paz?.
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De momento, lo que tenemos que aceptar con paz, es decir, sin vacilaciones ni dudas y sin ponerlo siquiera en cuestión, es que pertenece al depósito invariable de la Fe, como ha declarado el Magisterio infalible del Papa, que las mujeres no pueden ni podrán jamás ser ordenadas sacerdotisas.
Aceptemos con paz lo claramente definido aquí y ahora,
sin preocuparnos de una hipotética paz acerca de lo que es más que improbable que se defina en un futuro.
A cada día le basta su afán.
El que acepta con paz lo ya definido ahora, puesto que se lo define además como invariable y permanente, ni siquiera puede plantearse la más mínima duda de que no siga siendo así en el futuro. Si se lo plantea con esa duda futura, es que no lo acepta con paz ahora.
¿Porqué preocuparnos por el día de mañana, si en el mismo día de hoy se nos dice que no nos preocupemos por ello en el futuro, ya que se declara dicha doctrina invariable para siempre, y se nos declara no por un mindungui sino por el mismísimo Papa, haciendo uso de su infalibilidad y asesorado por la Santa Congregación para la Doctrina de la Fe?.
Realmente negar el sacerdocio a la mujer por semejante razón es un BARBARISMO, que carece de fundamentación teológica, antropológica, y cualquier lógica.
Lean un buen libro como el de Teresa Forcades.
Que el Señor ilumine sus mentes
GJM. Quizá no haya leído usted bien. Las mujeres no son sacerdotes porque Cristo, que instituyó el sacerdocio, no llamó a ninguna mujer para desempeñar ese ministerio. Así de simple.
«Las mujeres ni pueden ser sacerdotes ni recibir orden alguna ni tener potestad eclesiástica; y esto de derecho divino.
Lo que a mi más me convence es que en tantos años y habiendo habido en la Iglesia tal abundancia de santísimas y sapientísimas mujeres, nunca la Iglesia confirió a alguna potestad para el ministerio eclesiástico. Para mí es grande argumento éste en esta y parecidas causas, que lo que nunca se hizo, habiéndose presentado numerosas ocasiones de poderlo hacer, es que, ni fue lícito ni se puede hacer.
Y así opino, que no es lícito ordenar a mujer alguna; y si se ha hecho alguna vez, ha sido nula la ordenación.»
Saludos.
GJM. Gracias, es una cita muy pertinente. Efectivamente, va en contra de la Tradición de la Iglesia la ordenación de mujeres. El Papa no es el dueño de la Tradición (que transmite la revelación) sino su máximo intérprete autorizado. El Papa no puede cambiar lo que ha sido recibido de Cristo y de los apóstoles y que como tal ha sido transmitido.
Por cierto que tampoco consta que N.S. eligiera a ningún alemán para ser apóstol suyo. En realidad, no eligió a ningún no-judío, aunque tenía un montón a mano, conversos al judaísmo incluidos. Igual es que S. Pablo hizo la revolución de los gentiles en la Iglesia, y falta quien haga la revolución de las mujeres.
GJM. ¿Eso es lo que le gustaría a usted? ¿Propiciar cambios vía imposición judicial? ¿Qué tribunales civiles tienen autoridad para decidir sobre los sacramentos? ¡Ay, cuánta nostalgia del cesaropapismo!
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Es que, cuando un papa declara que una doctrina es definitiva, ningún otro papa podrá ya cambiarla, ni dentro de un año ni dentro de mil.
...una organización en que las mujeres pueden pertenecer pero no ser directivas, empiece a ser condenada por los tribunales de cualquier país libre que se tome en serio la no discriminación por razón de sexo.
Pues me parece que debe informarse un poco:
1) La organización "Iglesia", no se forma por la ocurrencia de unos "socios", que registran la cosa en la oficina correspondiente del Sanedrín, y luego, con mucho esfuerzo por los costes de inscripción lo hacen en Roma, con alcance jurisdiccional en todo el Imperio, no verá, no fue así.
2) La ocurrencia paulina no fue tal, ni siquiera fue del bueno de Saulo Paulus, sino que está en la Biblia, no le abrumo a textos porque no se los va a leer, pero debe bastarle que el señor envió a predicar hasta los confines del mundo,y, desde luego sin el paso previo por el judaísmo que no menciona ni remotamente.
3) Lo meter a la "organización" en cintura, ya vemos cómo las gasta Vd., cuales son sus "democráticos" principios y su concepto de libertad y derechos: no, la democracia "orgánica", ya pasó.
"Guía lectura y sumario de los Documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1966-2007", de Eduardo Vadillo, páginas 83-85.
http://www.bac-editorial.com/ficha.php?id=13412
Un saludo
GJM. Gracias por la referencia.
Ya en 1978 en su obra Problemas del cristianismo, Julián Marías expresa:
El núcleo de la cuestión (se refiere a qué pasa ahora con el cristianismo) es, a mi juicio, que el cristianismo tiende a no funcionar primariamente como religión sino como otras cosas...Con enorme frecuencia se pierde la perspectiva justa de la fe.Por supuesto no se la descarta, solamente se la desvirtúa. Se mantiene una creencia "nominal" en Dios, sin detenerse en Él, sin "impleción", podríamos decir. Se le toma como "punto de partida", para ir a otras cosas, que son las que de verdad interesan.
Han pasado 33 años, sin embargo las palabras no han perdido validez,¿verdad P. Daniel?.
En resumen, que ese histerismo que consiste en pretender que la mujer se asemeje en todo al hombre, más allá de los derechos que tanto hombres como mujeres tenemos reconocidos por igual, provoca lo que provoca. Lo que antaño era machismo ha devenido en un acomplejamiento del hombre, que hasta por el hecho de ser sacerdote debe pedir perdón. Yo he llegado a ver como un sacerdote decía convencido que el día de mañana las mujeres dirían misa. Y lo decía en medio de la misma, como pidiendo perdón. ¡Qué penoso!
No se que santo dijo: ¡Es más hermoso, percibir y sentir el perfume de una flor, sin saber la flor misma que es hermosa!
Miremos a las Santas, Santa Teresa de Ávila (española) , Santa Catalina de Siena (italiana), Teresita de Linux (francesa) las tres Doctoras de la Iglesia ,Santa Rosa de Lima patrona también de la JMJ ,y otras tantas mujeres que siguiendo el ejemplo de María ,tienen no sólo esa armonía espiritual si no también intelectual, y así tantas y tantas mujeres valiosas, empezando por la paciencia la entrega de nuestras madres, glorificando a Dios con sus acciones de amor y servicio a la familia y al trabajo.
Querer cambiar el designio de Dios en estos temas, desde luego no nos hace felices.
Queremos tomar el lugar del hombre no nos hace felices.
No tenemos que competir con nada, ni nadie, el valor de la mujer ya esta dada y el valor del hombre también, ambos no necesitamos y nos complementamos, y debemos respetar lo que Dios en su infinita sabiduría nos quiso dar.
Lo correspondiente a derechos civiles que atañen a una sociedad eso corresponde a la jurisdicción de los estados de cada país, por tanto, no es derecho divino.
Estamos en el mundo pero no somos del mundo.
Así pues, con los pies bien puestos en la tierra, miremos al cielo.
Cierto es lo que dices, que en ésta sociedad se ha llevado todo al extremo y por eso se pierde el norte en estos asuntos.
Luis Fernando, no desconfiemos. A donde iremos, entonces?
Forestier y Rastri: Tarari que te vi!!! Sin más (que dirían mis hijos).
Estamos en la era en la que discutimos sobre asuntos innecesarios y descuidamos lo único verdaderamente importante.
Teresita...¿de Linux?, ni de Linux, ni de Windows, ni de..es de Lisieux, jeje.
Mejor aún del Niño Jesús.
Un saludo cordial.
Un saludo y un enlace
http://webcatolicodejavier.org/terepeli.html
Creo que la cuestión no merece estar abierta a discusión; el porqué ha quedado perfectamente explicado de manera nítida e incontestable en el post.
Juan Pablo II en su declaración Inter insigniores (1.976) concluye que “la Iglesia no se considera autorizada a admitir mujeres a la ordenación sacerdotal.” Pero, el mismo Juan Pablo II en su Ordinatio sacerdotalis puso de manifiesto que “la presencia y el papel de la mujer en la vida y en la misión de la Iglesia, aunque no vinculados al sacerdocio ministerial, continua siendo absolutamente necesaria e irremplazable.” Su Carta a las mujeres o la Mulieris dignitatem dejan sin argumentos a los detractores de la Iglesia que ven en este rotundo posicionamiento–debido a su ignorancia , cuando no a su maldad- tintes misóginos.
Al abordar esta cuestión no hay porque mencionar el término “derecho”, ya que no estamos hablando de un “oficio” o de una “profesión”, sino de un don, y por tanto es una cuestión que trasciende el tema laboral o la tan manipulada cuestión de “igualdad de géneros.”
“Y Cristo no es la más perfecta criatura, porque Cristo es el Creador y no la criatura. La más perfecta criatura es una mujer: María, la madre de Dios.”
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“Nuestra madre la Iglesia ha otorgado a las mujeres un gran honor en la presencia de Dios al proclamar a María madre de la Iglesia.” Beata Madre Teresa de Calcuta
Se han perdido, no obstante, algunos comentarios. Por ejemplo, uno muy interesante de Eduardo.
Siento también que no haya entrado el comentario de Eduardo.
Primero, felicitar y agradecer a D. Guillermo por el acierto en la orientación de este problema. Es ésta la perspectiva desde la que hay que abordar esta discusión. En lo tocante a la voluntad de Dios expresada en su Palabra, atengámonos a lo que Él señaló, sin interponer nuestro deseo mundano o circunstancial sobre tales realidades.
Pero es que esa es la tendencia del hombre en todo tiempo, mucho más en éstos en que se enseñorea una visión relativista de la realidad, de la que no se libra siquiera la Sagrada Escritura.
El fundamento de todo derecho ha de encontrar su fundamento en el ser, es decir, en la naturaleza de las cosas. Más precisamente aún, en lo que las cosas son. Sin embargo, cuando se pone en cuestión que las cosas sean de un determinado modo, cuando se piensa que lo que es está sujeto a interpretación o a construcción; es decir, cuando pensamos que no hay verdad en la realidad más que aquella que establece cada uno en su relación con ella, definimos toda una nueva fundamentación del derecho. Ésta ya no se basa en la realidad de lo que es, sino en cómo la percibimos, la sentimos y, en definitiva, de nuestra voluntad y de nuestro deseo. El ser es sustituido por el deseo.
De esta forma, desterrado el ser, desterrada la verdad de las cosas como son, los derechos se multiplican según nuestro antojo y voluntad. Así, puede hablarse desde esta perspectiva del derecho a abortar, a suicidarse, a ser homosexual o transexual, a contraer matrimonio homosexual, a concebir artificialmente hijos sin la existencia de figura paterna alguna... Y, por supuesto, a ordenar a sacerdotisas u obispas, pues tampoco la Palabra de Dios es, sino que la hago mía en función de mi percepción de ella o de mis tendencias afectivas, emocionales, psicológicas o intelectuales de mi circunstancia vital.
Es de agradecer hoy más que nunca que alguien nos señale que la realidad es de un modo con independencia de nuestras interpretaciones y apetencias. Y que nos lo señale con autoridad, con la autoridad de la verdad. Gracias de nuevo, P. Guillermo, por desempeñar este papel fundamental, quizá hoy más fundamental que nunca.
GJM. Su comentario, profundo y argumentado, aunque no "políticamente correcto", mejora, como tantas veces sucede, mi post. Así que muchas gracias.
GJM. Sí, muchas veces los comentarios mejoran los posts. Y, sin duda, los enriquecen.
Como él dice "cuando se pone en cuestión que las cosas sean de un determinado modo,.....cuando pensamos que no hay verdad en la realidad más que aquella que establece cada uno en su relación con ella,....desterrada la verdad de las cosas como son, los derechos se multiplican según nuestro antojo y voluntad. El ser es sustituído por el deseo."
Ya pasó con la Humanae Vitae de Pablo VI, respecto a la moral matrimonial, a la cual contestaron multitud de obispos y teólogos de nota, incluso casi Conferencias Episcopales enteras. Y así en muchísimos casos más.
Pero precisamente en estos casos de enorme confusión tenemos la guía segura del Magisterio auténtico de la Iglesia, especialmente el del Papa.
Aunque todos los Obispos del planeta y todos los teólogos del mundo mundial se empeñasen en contrariar lo definido por el Sumo Pontífice, haciendo uso éste de su magisterio máximo e infalible, tendríamos que seguir sin dudarlo un sólo momento el del Papa.
En este caso de la imposibilidad absoluta de la ordenación sacerdotal de las mujeres, los que no asienten a lo clara y definitivamente definido por el Papa como perteneciente al Depósito de la Fe, si lo hacen con plena advertencia y pertinacia, incurren en una doble herejía: la negación de dicha imposibilidad y la negación de la infalibilidad papal.
Prefieren seguir a Kung y compañía que al Sucesor legítimo de Pedro, al que por la misma Fe sabemos que le asiste de una manera especial el Espíritu Santo cuando define como de Fe católica una verdad.
A los fieles sencillos, entre los cuales tengo el honor de contarme, siempre nos queda la guía segura de Pedro, por muy contestado que sea de manera incomprensible y escandalosa por los propios sacerdotes, obispos, cardenales y teólogos de la Iglesia.
No debemos desanimarnos ni desorientarnos en tales momentos de confusión, sino recordar y poner en práctica más intensamente que nunca las palabras de Cristo: "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella".
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P. Daniel dice:
"Realmente negar el sacerdocio a la mujer, por la razón de que Cristo fué hombre, es un BARBARISMO que carece de fundamentación teológica, antropológica y de cualquier lógica."
Es posible que ello sea así. No siempre se acierta al tratar de explicar o demostrar, hasta donde es posible a nuestra débil razón, las verdades definidas por el Magisterio como pertenecientes al Depósito de la Fe.
Muy bien puede suceder que la razón de que Cristo fué hombre no sea explicativa de la imposibilidad de la ordenación sacerdotal de las mujeres.
Pero sea cual sea o cuales sean las posibles razones de ciencia teológica acerca de dicha imposibilidad, ello no quita para que sea de Fe católica dicha verdad, desde el mismo momento en que así ha quedado definido por el Magisterio infalible del mismísimo Santo Padre.
¿Es que también piensa Vd. que Juan Pablo II cometió un BARBARISMO al definir tal verdad como perteneciente al Depósito de la Fe y proponerla a la totalidad de la Iglesia Universal como de Fe Católica?
GJM. Es verdad, pero es conveniente remitir al Papa a la revelación. Algo no es verdad porque lo diga el Papa, sino que el Papa lo dice porque es verdad (porque está en la revelación, o porque está intrínsecamente vinculado con la revelación).
Tiene Vd. razón "es conveniente remitir al Papa a la Revelación. Algo no es verdad porque lo diga el Papa, sino que lo dice el Papa porque es verdad o porque está intrínsecamente vinculado con la Revelación."
Totalmente de acuerdo con Vd., pero mientras se elaboran en la ciencia teológica esas remisiones a la Revelación, aunque de momento no las tengamos totalmente perfiladas o sean poco claras y debatidas entre los mismos teólogos, debemos mantener y remitirnos mientras tanto a la verdad sustantiva definida por el Papa como de Fe católica.
GJM. Sí, el papa, cualquier papa, suele ser más sensato que cualquiera de nosotros. Pero tienen algo de razón quienes critican una única referencia al Papa. Es preciso remontarse a la Escritura y a la Tradición, y al magisterio, también al magisterio papal, como instancia interpretativa.
Con permiso de todos, guardo una copia del post para poder rebatir cuando salga el tema en mi entorno.
Amfortas, la palabra “derecho” en este contexto equivale a “vocación”. Creo que se refiere a cuando digo que el asunto no merece ser sometido a discusión .Por supuesto, todo diálogo es importante y edificante, pero una cosa es diálogo y otra cosa es discusión. Benedicto XVI no difiere en absoluto de la postura de su predecesor. La Iglesia no tiene “en modo alguno la facultad de ordenar a mujeres. No es que, digamos, no nos guste, sino que no podemos. El Señor dio a la Iglesia una figura en los Doce, y después en sucesión de ellos, con los obispos y los sacerdotes. Esta figura de la Iglesia, no la hemos hecho nosotros, sino que es constitutiva desde Él(…)Es importante que la Iglesia muestre que NO SOMOS UN RÉGIMEN ARBITRARIO(…)Por lo demás hay tantas funciones destacadas, importantes de las mujeres en la Iglesia que NO PUEDE HABLARSE DE DISCRIMINACIÓN. Ése sería el caso si el sacerdocio fuese una suerte de señorío, mientras que por el contrario, debe ser todo servicio.”Luz del mundo, Peter Seewald.
El sacerdote no es un agente social y como tal, sujeto a efímeras modas temporales; el sacerdote es un alter Christus; dos mil años de historia avalan y engrandecen este don y misterio. La razón de ser de la Iglesia es la fidelidad a su fundador-que era varón-, aunque esto le suponga críticas y ataques.
En cuanto a las voces detractoras de la Iglesia me refería tanto a la de hombres como a la de mujeres. Pero, creo que esas voces siempre se alzan desde fuera de la Iglesia, a la que acusan de institución retrógrada. Conozco a mujeres que participan muy activamente en la Iglesia, en labores de pastoral, organización de la Jornada Mundial de la Juventud, muchas de ellas con una gran formación académica y desde luego, no se sienten marginadas. Esas voces críticas mayoritariamente proceden de feministas o partidos políticos cuyos idearios en cuestión de moral se apartan de la doctrina de la Iglesia.”Pienso que quizá un cierto feminismo contemporáneo tenga sus raíces ahí, en la ausencia de un verdadero respeto por la mujer (…) El respeto por la mujer, el asombro por el misterio de la femineidad(…)testimonian una rica tradición de usos y costumbres que hay está más bien sometido a una degradación.”Cruzando el umbral de la esperanza
Puedo ser tolerante, pero no hipócrita, y por ello, he de decir que yo sí me siento “marginada” por esas feministas o políticos que agreden mi dignidad como mujer cada vez que hablan del aborto como un derecho , de la legalización de la prostitución a la que consideran un trabajo muy digno ,etc.
Por otra parte, me pregunto si los hombres se sienten discriminados porque Dios no les ha concedido el maravilloso don de dar vida.¿ Por qué Dios ha elegido a un varón para ser ministro de Cristo o por qué la mujer ha sido elegida por Dios para ser portadora dentro de su seno de un ser vivo? No lo sé. Los misterios no se pueden explicar, sólo admitirlos desde la fe.
Totalmente de acuerdo con su puntualización: "El Papa, cualquier Papa,suele ser más sensato que cualquiera de nosotros. Pero tienen algo de razón quienes critican una única referencia al Papa.Es preciso remontarse a la Escritura y a la Tradición, y al magisterio, también al magisterio papal, como instancia interpretativa."
!Y ánimo, Don Guillermo, persevere Vd. como blogero
infocatólico, muchos se lo agradeceremos¡
Un cordial saludo.
Para grabar en pórfido y bronce sobre la Cátedra de Pedro que levantó Bernini. Entre la Paloma y la Silla.
Gracias Eduardo ,eres un pequeño oasis en el desierto.
y como estamos en verano en Europa que bien nos viene.
Un beso.
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La rúbrica de luis parece que hace más verdadera la afirmación de que " algo no es verdad porque lo diga el Papa, sino que el Papa lo dice porque es verdad "
SPH
Es que faltaba tu apostilla, luis: no acababa de parecerme cierto del todo que "algo no sea verdad porque lo diga el Papa, sino que el Papa lo dice porque es verdad", hasta que dsjiste lo de grabarlo en pórfido...
:D
Al menos el pobre Bernini levantó algo honroso.
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Jajajaja
;)
Hay que saber que la gran meta en de todo bautizado, hombre o mujer, es no el sacerdocio ministerial sino alcanzar la santidad, y, en este sentido, hay que decir que el número de santos y santas declarados por la Iglesia a través de la historia es muy similar.
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