Arte y Teología

Me han pedido, para el catágolo de una exposición conmemorativa del Cincuenta Aniversario del Seminario Mayor de Vigo, un texto sobre “Arte y Teología". El comisario de la exposición es el Vicerrector del Seminario, D. Santiago Vega, Licenciado en Bellas Artes. Más adelante, daré más detalles sobre este acontecimiento. Adjunto ahora el texto que he preparado:

Arte y Teología

Guillermo Juan Morado

Instituto Teológico de Vigo

Unas palabras de Simone Weil pueden situarnos en la perspectiva adecuada para relacionar el arte con la teología: “En todo lo que suscita en nosotros el sentimiento puro y auténtico de la belleza está realmente la presencia de Dios. Existe casi una especie de encarnación de Dios en el mundo, cuyo signo es la belleza. Lo bello es la prueba experimental de que la encarnación es posible. Por esto todo arte es, por su esencia, religioso”.

El acento puesto en la encarnación de Dios en el mundo, como elemento distintivo al que la belleza apunta como signo, traza un puente entre el arte y la teología. El arte iconográfico, sobre todo en Oriente, es parte integrante de la teología por una razón metafísica, en tanto que lo bello es apertura al Ser. Desde la perspectiva cristiana, el misterio del ser irrumpe en la historia en una forma simbólica y sacramental: la humanidad de Cristo, el Verbo encarnado. Dios sigue siendo Dios, oculto en su majestad soberana, pero el resplandor de su gloria ha brillado en la carne de Jesús (cf Jn 1,14).

No es casual que San Juan Damasceno, frente a los iconoclastas, reivindicase la legitimidad de las imágenes sagradas apelando al acontecimiento de la Encarnación: “En otro tiempo, Dios, que no tenía cuerpo ni figura, no podía de ningún modo ser representado con una imagen. Pero ahora que se ha hecho ver en la carne y que ha vivido con los hombres, puedo hacer una imagen de lo que he visto de Dios”.

Si el arte se remite a la belleza, la teología encuentra su ancla en la revelación divina, en el desvelamiento del Deus semper maior en Jesús de Nazaret. Una revelación completa, pero al mismo tiempo abierta a lo que nos excede y nos supera. Como la obra de arte puede expresar la belleza, sin aprisionarla, así en la revelación Dios se acerca y se da a conocer sin suprimir la distancia ontológica que diferencia al Creador de la criatura, al Todo del fragmento.

La belleza y la revelación, el arte y la teología, nos empujan al éxodo, a caminar más allá de nosotros mismos. La percepción estética y el acto de fe despiertan, ambos, la vocación itinerante. Como a Abraham, nos impulsan a cada uno de nosotros a salir hacia un lugar que hemos de recibir en herencia, sí, pero, en todo, caso, a salir sin saber a dónde vamos (cf Hb 11,8).

A diferencia de la inmediatez de lo que se come o de lo que se bebe, el arte y la teología nos trasladan, sin dejar este mundo, a otro mundo, rompiendo las ataduras que nos reducen “a la mera materialidad, a una visión limitada y banal” de la existencia, como ha puesto de relieve Benedicto XVI en su encuentro con los artistas en la Capilla Sixtina: “¿Qué puede volver a dar entusiasmo y confianza, qué puede alentar al espíritu humano a encontrar de nuevo el camino, a levantar la mirada hacia el horizonte, a soñar con una vida digna de su vocación, sino la belleza?”.

La saludable sacudida que produce la belleza despierta al hombre para abrirse a lo que está por encima de él: “La humanidad puede vivir sin la ciencia, puede vivir sin pan, pero nunca podría vivir sin la belleza, porque ya no habría motivo para estar en el mundo. Todo el secreto está aquí, toda la historia está aquí”, escribía Dostoievski. En estas palabras resuena la enseñanza de Jesús: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios” (Mt 4, 4). El Tentador, en el desierto de un mundo marcado por lo funcional, siente aversión hacia aquello que ofrece resistencia a la conversión del hombre en una bestia o en una máquina.

Belleza y revelación convergen en Jesús. Él es el Universale concretum personale y el “más bello de los hombres” (Sal 44,3). Frente a la lógica pequeña del mero interés, Jesús ha inaugurado la lógica dilatada de la transfiguración. En la Eucaristía, clave de bóveda del edificio del cristianismo, la materia es transustanciada por la acción del Espíritu Santo y por la eficacia creadora de la palabra de Cristo. Como un artista que convierte un bloque de mármol en una escultura, así Dios anticipa, en el Sacramento, un nuevo cielo y una tierra nueva.

Arte y teología, en definitiva, nos empujan a atravesar el umbral de la esperanza, y nos permiten así pregustar la salvación.

Guillermo Juan Morado.

40 comentarios

  
Yolanda
Frente a la lógica pequeña del mero interés, Jesús ha inaugurado la lógica dilatada de la transfiguración

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Oh
21/02/10 4:37 PM
  
Guillermo Juan Morado
Creo que el Misterio de la Transfiguración es imprescindible para comprender, desde la perspectiva cristiana, el arte.
21/02/10 4:40 PM
  
RockyMarciano
En la Eucaristía, clave de bóveda del edificio del cristianismo, la materia es transustanciada por la acción del Espíritu Santo y por la eficacia creadora de la palabra de Cristo. Como un artista que convierte un bloque de mármol en una escultura, así Dios anticipa, en el Sacramento, un nuevo cielo y una tierra nueva.

En cierto modo, es como decía Miguel Ángel, que al esculpir veía la figura aprisionada en el mármol y se limitaba a eliminar lo que sobraba. Suena bien, pero requiere un genio para hacerlo: de otro modo, es imposible.

Así Dios. Consigue sacar de las criaturas lo que, sin su genio creador -ahora, en sentido propio- es imposible.

Logra sacar de nosotros, pecadores sin remedio humano, hijos suyos; y nos va cincelado hasta que seamos imagen perfecta de su Hijo Unigénito. No importa lo que cueste: Él ya ha pagado el más alto precio.
21/02/10 7:07 PM
  
Eduardo Jariod
Muchas gracias, D. Guillermo, por este (otro más de una larga serie) excelente texto.

Es aquí donde reside el profundo consuelo que produce el arte en el espíritu humano. Es aquí donde se halla la raíz de su sentido y su razón de ser.

No saben en Vigo lo que tienen...
21/02/10 7:19 PM
  
Guillermo Juan Morado
Bueno, en Vigo esperamos - o al menos, espero yo - un artículo sobre el Moisés de Miguel Ángel, escrito por un autor que se llamada Eduardo Jariod....
21/02/10 7:23 PM
  
Eduardo Jariod
Es usted muy amable. Lo que puedo conocer al respecto no merece ese honor. Y no es falsa modestia.
21/02/10 7:45 PM
  
luis
jaja qué tentación escribir un par de cositas sobre el Moisés de Miguel Angel...
Pero estamos en Cuaresma.
21/02/10 7:48 PM
  
Eduardo Jariod
Voy a hacer de tentador: venga, luis, anímese...
21/02/10 7:51 PM
  
Eduardo Jariod
Yo, es que ante el Moisés de Miguel Ángel, me ocurre lo que el mismo Freud confiesa en su famoso texto: apenas puedo resistir su mirada.
21/02/10 7:54 PM
  
luis
Eduardo, mire que tomo el martillo y hago lo que aquel personaje con la Pietá, ¿recuerda?

Gran arte el Moisés. Eso sí, la religión habrá que buscarla en alguna sinagoga próxima.
21/02/10 8:07 PM
  
Eduardo Jariod
Eso sí, la religión habrá que buscarla en alguna sinagoga próxima.

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¿Por qué, luis?
21/02/10 8:10 PM
  
Yolanda
Oh, Eduardo, ¿le has preguntado a luis que "por qué" a algo epatante que haya dicho?

Tú te lo has buscado... Que una cosa es redoblar las penitencias en cuaresma y otra buscar el martirio sin ton ni son.

Y me recato ya del tono SPH que en unas horas regresamos al silencio cuaresmal.
21/02/10 8:36 PM
  
Guillermo Juan Morado
Luis, encantado de recibir un texto suyo, pero dentro de la máxima corrección...

Pobre Miguel Ángel!
21/02/10 9:19 PM
  
luis
Un matón de barrio, engreído con su poder hasta las orejas. Un canto a la inmanencia del poder, a la brutalidad de la fuerza sin compasión. Un bloque de mármol grácil asentado incestuosamente sobre músculos de acero. Algo redondo, impermeable, cerrado a toda hendidura de la carne. El hombre hecho dios sin necesidad de que Dios se haga hombre. El poder sin explicación y sin fuente.

Del tartamudo trémulo, de la zarza ardiente, del hombre que ni siquiera fue digno de entrar en la Tierra, del hermano del débil Aaron, nada.
21/02/10 9:22 PM
  
Guillermo Juan Morado
Luis, no tiene Usted remedio...

No estoy de acuerdo, desprecia usted el Renacimiento...
21/02/10 9:50 PM
  
Guillermo Juan Morado
Nos veremos el próximo domingo. Saludos a todos.
21/02/10 9:55 PM
  
Ano-nimo
Luis:

Creo que no te puedes quedar solamente en el Moisés, tienes que tener en cuenta a todo el grupo escultórico. Flanqueando al Moisés están Lía y Raquel y además, Miguel Angel había abierto un hueco en el techo de la iglesia para que la luz del sol diera directamente sobre la cara y los nodos de la cabeza, y fuera reflejada, pero más adelante se mandó tapar por lo que el efecto óptico se perdió. Así que teniendo en cuenta lo de la luz, sería que Dios es el que le infundía esa fuerza para conducir al pueblo. Creo que entonces cambia bastante la cosa.

Un cordial saludo.
21/02/10 9:57 PM
  
Guillermo Juan Morado
Ana_MS:

Huy, no le dé cuerda a Luis... en estas cosas.

SPH.
21/02/10 10:02 PM
  
Ano-nimo
jajajaja...¡De acuerdo, padre Guillermo!. Cuando acabe la Cuaresma...queda pendiente.

Feliz y santa semana. Hasta el domingo.

Un cordial saludo.
21/02/10 10:06 PM
  
luis
Ana Ms, sí, los efectos especiales eran la debilidad de estos tipos, una especie de Spielbergs de la época. Bernini hizo lo mismo con esa palomita ridícula frente al solio papal por la que pasa la luz, y con la infame estatua de Santa Teresa. En el fondo, aspiraban a la ópera, culminación del barroco por excelencia.
Humano, demasiado humano.


21/02/10 10:08 PM
  
Yolanda
la infame estatua de Santa Teresa (ji ji ji... otro de los demonios de luis)
21/02/10 10:21 PM
  
Ano-nimo
Luis:

Cuando pase la Cuaresma retomamos este debate, ¿vale?. Ahora, menos tu, yo y alguno más están todos guardando silencio, pero ya hablaremos.

un cordial saludo.

P.D. Que conste que estoy de acuerdo contigo en lo del Barroco, das en el clavo con total precisión.
21/02/10 10:32 PM
  
Ano-nimo
Yolanda:

Es que se trataba precisamente de mover a las masas conmoviendo los sentimientos a través de los sentidos los cuales son engañados mediante distintas técnicas, pero todo ello es estudiado, mecánico, casi matemático, como la columna salomónica. Es una arte propagandístico más que educativo. Bueno, y ya me callo.

un cordial saludo.
21/02/10 10:37 PM
  
Guillermo Juan Morado
Comentario de: : Ana_MS [Visitante]
Luis:

Cuando pase la Cuaresma retomamos este debate, ¿vale?. Ahora, menos tu, yo y alguno más están todos guardando silencio, pero ya hablaremos.

un cordial saludo.

P.D. Que conste que estoy de acuerdo contigo en lo del Barroco, das en el clavo con total precisión.


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Concesión del blogger, sin que la excepción confirme la norma: Ya suponía que Luis en su avenida del Barroco, en el Purgatorio, muy largo, muy dilatado, estaría aburrido él solo. Ok. Le sale compañía para la purgación. Me alegro por él. Siempre es mejor no sufrir solo.

.....

Las réplicas, en Pascua. Con afecto hacia ambos.
21/02/10 10:43 PM
  
luis
Lo bueno es que estarán Bernini y Buonarotti esperando ahí cuando uno llegue, Deo mediante.
21/02/10 10:45 PM
  
Eduardo Jariod
En fin, estamos en Cuaresma; no entraré en materia. Sólo decir que puedo entender el rechazo a la sobrecarga emocional que el Barroco utiliza por sistema, pero el arte de Miguel Ángel es de un equilibrio en este sentido extraordinario, propio del mejor espíritu renacentista. Que Miguel Ángel represente a los grandes personajes de la Historia Sagrada como personas atléticas, físicamente imponentes, es una recreación legítima de un artista genial para evocar la grandeza del papel que jugaron o, mejor dicho, del papel que Dios hizo que jugaran. No veo que se dé mayor espiritualidad por representar de forma realista a Moisés como un enclenque porque lo era así en la realidad. Miguel Ángel era un artista, no un cronista o un historiador.
21/02/10 10:46 PM
  
Eduardo Jariod
Y ciertamente, luis, es usted todo un personaje. Enclenque o hercúleo, pero todo un personaje.
21/02/10 10:49 PM
  
Yolanda
Bueno, Ana-Ms et alii, creo que del Barroco... algo sé.

Pero este debate me aburre...(SPH)

Y me retiro al silencio cuaresmal.

No sin antes dejaros unas estrofas de Fary Luis parafraseando el salmo 1 que hoys se rezaba en el Oficio de Lectura:


1. Es bienaventurado
varón, el que en concilio malicioso
no anduvo descuidado,
ni el paso perezoso
detuvo del camino peligroso;
y huye de la silla
de los que mofan la virtud y al bueno,
y juntos, en gavilla,
arrojan el veneno,
que anda recogido en lengua y seno.

2. Mas en la ley divina
pone su voluntad, su pensamiento,
el día cuando inclina
y el claro movimiento,
lo escuro de la noche en ella atento.

3. Será cual verde planta
que a las corrientes aguas asentada
al cielo se levanta
con fruta sazonada,
de hermosas hojas siempre coronada.
Será en todo dichoso,
seguro de la suerte que se muda.

......

21/02/10 10:51 PM
  
Carmen
Precioso post. Me ha encantado. Efectivamente quienes amamos el arte, sentimos un impulso reverencial frente a la maravilla. Aunque el bueno de luis no disfrute del renacimiento ni el barroco, queda claro que cada época ha dado luz al arte religioso, según los canones del momento. ¡Y qué gozada poder disfrutar de ellas!.

Buena Cuaresma
21/02/10 11:04 PM
  
luis
Eduardo, hay una forma de representar la inmanencia que no admite referencia a lo trascendente. Este Moisés está firme y acampado en la tierra, no se puede creer que lleve cuarenta años errando por el Desierto en procura de la Tierra del Señor.

Basta comparar un ícono con este Moisés. O el "Cristo" del Juicio Final, una cruza de Apolo con Buey Apis.

Bueno, no hay arte menos barroco que el icónico. Uno, la apoteosis de la carne y el movimiento ante la angustia de la duda y de la nada, éste la transfiguración de la carne en espíritu que brota como una luz por abajo de esa carne.

Uno, "arte de tema religioso", ansioso por lograr el "efecto" sentimental; el otro, "arte religioso", desligado de todo efecto y de toda representación, porque se trata de diafanizar la materia para que emerja la luz, que en sí no necesita "propaganda"; y menos, "propaganda fidei".

Cordialmente,
21/02/10 11:17 PM
  
asrone
No pretendan que si le gusta la película Ostrov, disfrute con el Renacimiento o el Barroco. Yo la vi y me gustó. Pero La Pietà, también.


luis,
una vez te pregunté por los escritos de Grün. Y hoy me encontré con este post:

http://familia-mujer.blogspot.com/2010/02/y-dijo-el-hombre-hagamos-dios-nuestra.html

¡Vaya con el monje benedictino! Para encender asados. Con sus libros, claro, jaja!

21/02/10 11:19 PM
  
luis
Creo, estimado Asrone, que con esos libros, los asados saldrían hervidos, no sé si me explico.
21/02/10 11:20 PM
  
luis
Me olvidaba de agregar a la lista de adefesios (la palomita, la Teresa de Bernini, el Cristo del Juicio Final), las patas de elefante teratológico y reumático, en el medio de la Basílica de San Pedro, eso que llaman "baldaquino". Para peor, con bronce expoliado al Panteón.
22/02/10 1:36 AM
  
Eduardo Jariod
Bueno, luis, evidentemente es su opinión y su predilección ante las diferentes formas de abordar artísticamente la temática religiosa.

Personalmente, creo, como en todo, que la clave está en que la obra que se ejecuta sea verdadera, es decir, quiera reflejar con verdad aquello que quiere trasmitir. Si, además, parte de una vivencia genuina del artista, tanto mejor; posiblemente entonces la obra resultará más lograda.

Como toda disciplina que implica una técnica, el arte cuenta con sus recursos para crear efectos buscados según la sensibilidad del artista. Miguel Ángel consideró, no sin razón, que los profetas, los santos o, no digamos, el Señor, eran seres excepcionales y grandiosos. Así, los representó grandiosos en toda la extensión del término, también en lo físico.

Que a usted le desagrade esta omnipresencia de lo humano en el arte renacentista puede estar justificado por una sensibilidad educada en otros gustos estéticos o por su forma de entender la experiencia religiosa. Creo que, en este sentido, hay que ser consciente de que cada época histórica se enfrenta a la Verdad eterna con los cánones de su época. Sería un anacronismo notable hacer iglesias con estilo románico o gótico en pleno siglo XXI.

También a mí me gusta más unos estilos artísticos que otros, pero nunca se ha de perder la sensibilidad a la belleza allí donde se da. Por cierto, este es un principio tomista donde los haya, como usted debe saber. Y en Miguel Ángel, en Boticelli, en Bernini o en Benvenuto Cellini hay belleza a raudales.

Y ya me he extendido demasiado.

Y, por supuesto, cordialmente, amigo luis.
22/02/10 7:06 AM
  
luis
Nada que objetar, Eduardo. Una cosa es el arte, otra el arte religioso. Una cosa la estatua, otra el ícono. Una cosa la belleza, otra el sacrum.

La tremenda desviación antropotrópica, evidenciada a partir del Renacimiento, no destruye del todo la percepción de la belleza.
22/02/10 12:02 PM
  
antiguo alumno salesiano
Leyendo algunos comentarios, uno llega a la conclusión, lo digo sinceramente, de que el refranero es un pozo de sabiduría:
"Si quieres ser feliz como tú dices, no analices, hijo, no analices".
22/02/10 12:07 PM
  
luis
"Creo que, en este sentido, hay que ser consciente de que cada época histórica se enfrenta a la Verdad eterna con los cánones de su época. Sería un anacronismo notable hacer iglesias con estilo románico o gótico en pleno siglo XXI"

Y nada que objetar tampoco a ésto, con una salvedad: si la época es mala, intoxicada de antropocentrismo, la plasmación de esa Verdad, salvo esfuerzo adicional de distanciarse del Zeitgeist, será deformada. La "autenticidad" y la "fidelidad al tiempo presente" no garantiza la manifestación del sacrum. Lo demuestran las iglesias hangares, las iglesias gigantistas y las diversas monstruosidades de quienes quieren un arte acorde con el siglo. Tampoco las iglesias de Disneylandia de Violet le Duc o los anacronismos, por supuesto.

Videtur mi post El Elefante Barroco:

http://caminante-wanderer.blogspot.com/2009/09/el-elefante-barroco.html
22/02/10 12:27 PM
  
luis
Videtur también, Eduardo, este link, que completa la perspectiva del arte moderno vs. arte sulpiciano:

http://cnelkurtz.blogspot.com/2009/04/sulspiciano-y-modernismo-eclesial-dos.html
22/02/10 12:30 PM
  
Eduardo Jariod
Y nada que objetar tampoco a ésto, con una salvedad: si la época es mala, intoxicada de antropocentrismo, la plasmación de esa Verdad, salvo esfuerzo adicional de distanciarse del Zeitgeist, será deformada. La "autenticidad" y la "fidelidad al tiempo presente" no garantiza la manifestación del sacrum. Lo demuestran las iglesias hangares, las iglesias gigantistas y las diversas monstruosidades de quienes quieren un arte acorde con el siglo. Tampoco las iglesias de Disneylandia de Violet le Duc o los anacronismos, por supuesto.

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En efecto, tanto es así que el arte contemporáneo, especialmente desde que se dió el salto a la abstracción de forma sistemática, no sólo resulta feo, pobre, alienante y alienado, sino que apenas puede tildarse de arte, pues ya ha renunciado a reflejar la verdad que anida en el alma humana y que la trasciende por su propia naturaleza, entre otras cosas porque ya no cree en su existencia ni en verdad alguna. El arte de los últimos 80-90 años, salvo honrosísimas excepciones, está hecho de escombros, de los escombros humanos que quedan después de haber destrozado todo lo que el hombre es.

Y leeré con mucho interés los enlaces que aporta.
22/02/10 2:46 PM
  
antiguo alumno salesiano
A un servidor le encantan la catedral de Liverpool, también conocida como "el exprimidor de limones", la catedral de Brasilia y la fachada de la Pasión del templo de la Sagrada Familia, en mi querida ciudad natal.
22/02/10 7:18 PM

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