No nos dejes caer en la tentación
Homilía para el Primer Domingo de Cuaresma (ciclo c)
Jesús, el Ungido por el Espíritu Santo, inaugura, en su bautismo, su misión de Siervo doliente. Se deja conducir por el Espíritu Santo, “que lo fue llevando por el desierto” (Lc 4,1) y, a la vez, se deja tentar por el diablo. Jesús, que permitió ser contado entre los pecadores, quiere afrontar también el combate contra la tentación. Como leemos en la Carta a los Hebreos: “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino que, de manera semejante a nosotros, ha sido probado en todo, excepto en el pecado” (Hb 4,15).
Cada uno de nosotros podemos ver reflejada nuestra propia vida en la vida del Señor. Por el sacramento del Bautismo hemos sido hechos templos del Espíritu Santo, quien, si no ponemos obstáculos, nos guía con suavidad y firmeza en el camino del seguimiento de Cristo. Un camino de obediencia, de confianza, de fe en la bondad de Dios, porque “nadie que cree en Él quedará defraudado” (cf Rm 10,11).
Como a Jesús, también a nosotros el diablo nos tienta. Quiere poner a prueba nuestra condición de hijos de Dios, quiere sembrar en nuestra alma la desconfianza hacia Dios y busca, para ello, las ocasiones de mayor debilidad, como buscó el momento en el que Jesús, después de un ayuno prolongado, “sintió hambre”. La debilidad, la vulnerabilidad, es una característica de nuestra condición humana que se manifiesta con múltiples rostros: el sufrimiento, la enfermedad, la muerte, las fragilidades inherentes a la vida y la concupiscencia, la inclinación al pecado.
¡Cuántas veces, probados por el sufrimiento, experimentamos la tentación de pensar que Dios se ha olvidado de nosotros! Y, razonando con una lógica de desobediencia, tendemos, incluso, a sospechar que es Dios mismo el autor de los males que nos afligen: ¿Por qué, Señor, si Tú existes, si Tú eres bueno, si Tú eres Padre, tengo que padecer el dolor? Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para saber discernir, para separar lo que no debe ser confundido: la prueba y la tentación. La prueba, la dificultad, nos hace crecer interiormente, nos ayuda a abandonarnos en manos de Dios, como Cristo paciente se abandona en manos de su Padre en la Cruz. La tentación, sin embargo, si sucumbimos ante ella, nos conduce al pecado y a la muerte.
San Ambrosio explica que “el diablo emplea tres armas para herir el alma del hombre: la gula, la vanagloria y la ambición”. La gula es la sensualidad, el materialismo, la comodidad; el excesivo apego a los placeres y a los bienes de la tierra: “Comamos y bebamos, que mañana moriremos” (cf Is 22,13), como si el comer y el beber fuese el máximo bien al que puede aspirar el hombre. Jesús, frente a unas piedras que se ofrecen como panes, recuerda la primacía de Dios: “No sólo de pan vive el hombre”.
La segunda arma es la ambición, el afán inmoderado de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama: “todo será tuyo”, promete falsamente el diablo. La adoración y el culto a Dios previene contra esta idolatría de vender el alma por la fascinación ciega de querer, a cualquier precio, tener más o aparentar ser más importantes.
La vanagloria, la jactancia del propio valer u obrar, es la tercera de las armas. Benedicto XVI advierte frente a este afán de llamar la atención, de buscar presuntuosamente nuestra gloria en lugar de la gloria de Dios: “Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica. En la sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya que esta tentación se plantea continuamente”.
Jesús quiso afrontar la lucha de la tentación para mostrarnos que es posible vencerla. No con nuestras solas fuerzas, pero sí con la ayuda de la oración: “Por medio de su oración, Jesús es vencedor del Tentador desde el principio y en el último combate de su agonía” (Catecismo 2849). Cuando pedimos, en el “Padre nuestro”, “no nos dejes caer en la tentación” Cristo nos une a su combate y a su agonía.
Guillermo Juan Morado.
57 comentarios
__________________________
La verdad es que yo no tenía fuerzas para vencer aquella tentación. Pero la vencí. Y no creo que fuera por mi; sino por lo Él prometiera a todos quellos quienes me engendrarón prometió.
Puesme dijo: -Si entras ahí no saldrás, nunca jamás-
Y aquí el dilema: ¿Cuál fue la tentación; Y cuál es a cambio lo que me prometió?
Buen método para el examen de conciencia repasar las tres grandes formas de tentación que cita San Ambrosio. ¿En qué maneras pecamos, dejándonos seducir por las mil caras que muestras esas tres heridas de la condición humana: la gula, la vanagloria y la ambición?
Me ha ayudado a parame a pensar en cada una de las maneras en que cotidianamente nos dejamos seducir por el apego inmoderado a placeres que nos apartan del deber; por el deseo de aprobación de los demás o por su aplauso; por el deseo querer aparentar o de parecer importantes a base de "bienes" inútiles...
Y ocurre más de lo que parece, a poco que nos sinceremos con Dios. Ampliar el tiempo (y la seriedad) de la oración en una Cuaresma que no debemos dejar escapar como quizá haymos hecho con otras Cuaresmas pasadas (al menos yo he dejado escapar muchas cuaresmas), nos ayudará a no caer en la tentación
Si reveladora es la distinción que con tanta claridad establece entre la realidad de la prueba y la de la tentación, no lo es menos su señalamiento sobre el momento propicio en que el Maligno escoge para alejarnos de Dios. En efecto, cuando sentimos "hambre".
En el hombre, el ámbito de la debilidad, de la necesidad, posee multitud de significados o contenidos posibles. Es más, puede ser suscitada o estimulada de mil maneras en muy diferentes situaciones. En el pasaje del Evangelio, Satanás cree entender en la primera tentación que el Señor está padeciendo sobre todo hambre física. Tras resistir este embate, lo tienta con el hambre de poder y de dominio. La última tentación, tras ser derrotado en las dos anteriores, es ya más un signo de impotencia del Maligno ante la fortaleza del Señor.
El Maligno actúa en cada uno de nosotros exactamente de la misma forma, pero apenas algunos pocos ofrecen una resistencia ante sus ataques propia de un seguidor de Cristo. Y ello es precisamente por esta misma debilidad, que sólo puede ser superada por la oración, es decir, si nos apoyamos única y exclusivamente en el Señor. El olvido de nuestra santa dependencia de Aquél que venció a la muerte y a Satanás, nos hace más frágiles y débiles que nunca, y, por lo tanto, más vulnerables al poder del mal. La advertencia de Benedicto XVI, que cita D. Guillermo, es especialmente significativa en este sentido. Y tendemos a olvidar mucho, a olvidarLe mucho, para colocarnos nosotros en su lugar. Entonces, cuando esto ocurre (y ocurre muchísimo en nosotros, creyentes o no), ya venció Satanás.
Seamos conscientes de esta "dinámica humano-satánica" en estos tiempos de Cuaresma. Y a confesarse.
Nuestra civilización financiera quiere que ya las piedras se transformen en pan, por atajos. Y nuestra espiritualidad quiere lo mismo. Pero los molinos de Dios muelen despacio.
Gracias, don Guillermo, porque a mí el pasaje de las tentaciones de Jesús me parece escalofriante por la precisión y agudeza con que sabe atacar Satanás, incluso manipulando la Sagrada Escritura. Y con fines aparentemente lícitos: hacerlo todo más fácil.
La confesión es un medio extraordinario para atajar toda tentación. Y frecuente, para mí lo ideal es la confesión semanal, precisamente el domingo, día de resurrección.
Me ha ayudado a parame a pensar en cada una de las maneras en que cotidianamente nos dejamos seducir por el apego inmoderado a placeres que nos apartan del deber; por el deseo de aprobación de los demás o por su aplauso; por el deseo querer aparentar o de parecer importantes a base de "bienes" inútiles...
-------------------
Comentario de Luis:
Eso de mandar que las piedras se conviertan en panes, además, tiene el añadido de la tentación del atajo, de la vía fácil.
--------------
Comentario de D. Guillermo:
Jesús quiso afrontar la lucha de la tentación para mostrarnos que es posible vencerla. No con nuestras solas fuerzas, pero sí con la ayuda de la oración: “Por medio de su oración, Jesús es vencedor del Tentador desde el principio y en el último combate de su agonía” (Catecismo 2849). Cuando pedimos, en el “Padre nuestro”, “no nos dejes caer en la tentación” Cristo nos une a su combate y a su agonía.
-------------
Y cuantas veces vemos la tentación rondando a nuestro alrededor y pensamos que con nuestras fuerzas podemos vencerla; y cuantas veces la dejamos pasar-a la tentación-,bailamos con ella-caemos-,nos damos cuenta y sin embargo decimos: "mañana lucho contra ella". Sin Dios, está claro,sin Jesús,nada podemos.
__________-
No sé vosotros, pero de eso yo sé un rato, como Lope de Vega:
"...mañana le abriremos, respondía
para lo mismo responder mañana"
Gracias.
"...mañana le abriremos, respondía
para lo mismo responder mañana"
20/02/10 8:44 PM
---------------
Pues bienvenida a este desdichado club. Es esta la primera Cuaresma que me tomo "en serio",y leer todo esto de vosotros,el post,otros escritos,orar a diario,renunciar a ciertas cosas que comunmente hago,encomendarme al Señor constantemente y pedir Su perdón por todo mal que hago,digo y bien que dejo de hacer.....es lo mejor que me concede el Señor para que,por ejemplo ,si descuelgo el tfno. y hago una llamada,tenga la tentación tan cerca de mí ,que mis miserables fuerzas no podrían evitar la caída.
Dios es misericordioso y fuerte,uno no lo es. Si le pierdo de vista y no reconozco mi debilidad.....adiós.
Espero que todos esteis bien,que no os he saludado antes.
__________________
César, una de las cosas más impresionantes que he escuchado en mi vida, me la dijeron en un retiro y es esta: al diablo le encanta hacernos creer que somos peores de lo que somos.
de ahí se deduce la extraordinaria importancia de una buena dirección espiritual, para ayudarnos a discernir.
Claro que sobre el Príncipe está el Rey.
Y muy aguda observación la suya, luis.
Por cierto, les encantaba la obra.
_____________
Lo ampliamos. Si lo mejoramos es sólo en la medida en que quienes aquí hablamos lo hacemos desde la sinceridad y la experiencia humana con autenticidad.
César: la mayoría somos normalitos, ni muy buenos ni muy malos. Pecadores todos. Y cada uno con su "defectos dominante" (del que habla el P. José-Fernando Rey Ballesteros en su artículo titula do "Esta Cuaresma", arriba, en la sección d opinión). Ese es el que hay que empeñarse con todas las armas cuaresmales en domar ESTA Cuaresma (no dejarlo para la siguiente, que es lo que vengo haciendo toda la vida).
Ella no tenía ciencia infusa para saber su camino, pero confiaba en Diós.
Nosotros conocemos que después de la cuaresma viene la Resurrección, pero, por no imitar a nuestra Madre,confiamos muy poquito, yo lo justito, en el Señor. A pesar de rezar a menudo la oración de la confianza.
Muy buena la explicación de la diferencia entre prueba y tentación, así como la de los tipos de pecado.
Para pensar en ello en esta semana...
El comentario de Luis sobre la piedra convertida en pan es como de un padre de la Iglesia.
Y como siempre, las aportaciones de Yolanda, Flavia, César et. al., añaden matices interesantísimos.
El comentario de César me hace pensar en los pecados por omisión, que en mi caso son abundantes.
Y la frase: "Jesús, que permitió ser contado entre los pecadores, quiere afrontar también el combate contra la tentación." no me cuadra. Pero lo llevaré a la oración, como dice mi párroco real.
Saludos a todos, y buen camino cuaresmal.
"No pidas que los demás, que tantas veces te parecen, o realmente están endurecidos como piedras, se conviertan en pan para saciarte a tí, en un egoísmo total. Pide al Señor en esta Cuaresma un Espíritu que convierta tu corazón de pierda y todo tu yo en pan para los demás, como El hizo.
Frente a las tres armas del diablo que cita S. Ambrosio, las tres armas que nos dá el Señor en su Iglesia: Oracion, Ayuno y Limosna.
Buena Cuaresma
(De los Comentarios de san Agustín sobre los salmos)
____
Jesús permitió ser contado entre los pecadores al dejarse bautizar por Juan en el Jordán. Pero Él, que no tenía pecado, quiso afrontar también en el desierto el combate contra la tentación.
Me voy a Misa ahora, luego os releo. Feliz Domingo a todos-
PD: ¿Y qué llevo yo ahora a la oración? SPH
Puedo llevar mi saco de pecados y tentaciones, por ejemplo.
___________________
¡Pues anda que no hay cosas! Y no me refiero a tu saco de pecados, que seguro que no es más que una bolsita tamañno de las de farmacia como mucho. Llévame a mí y a mis hijos a la oración, oye, por sugerir...si no se te ocurre otra cosa...
SPH
Gracias.
-------------------
Como suele suceder, es usted, Padre, demasiado amable.
Aquí todos sabemos quién es el que verdaderamente sabe.
Creo que ambas cuestiones son evidentes y actuales. El poder político ha propiciado -y sigue propiciando- catástrofes humanas y guerras. Y la Palabra Sagrada ha sido utilizada -y se sigue usando- como arma en manos de herejes e intolerantes.
José María Vegas, La fe y las tentaciones
http://josemvegas.wordpress.com/2010/02/20/la-fe-y-las-tentaciones/
Según he leído en la homilía que cito arriba puede que el diablo exagere en esa segunda tentación. No obstante, si damos la espalda al Espíritu, ciertamente "todos los reinos del mundo" servirán a quien no deben.
Del episodio de la tentaciones en Lucas -que he escuchado en la Misa de esta mañana-, hay dos cosas sobre todo que me llaman la atención: 1.- Que el demonio -príncipe de la mentira- diga una ¿verdad?: que el poder político del mundo es cosa suya. 2.- Que utilice las Escrituras para tentar a Jesús, es decir que haga un uso diabólico de la palabra santa.
Creo que ambas cuestiones son evidentes y actuales. El poder político ha propiciado -y sigue propiciando- catástrofes humanas y guerras. Y la Palabra Sagrada ha sido utilizada -y se sigue usando- como arma en manos de herejes e intolerantes.
_____
Luis, no estoy, en línea de principio, haciendo abstracción de la situación política actual, muy de acuerdo. Por dos razones:
1. El poder político en el mundo no viene del demonio. No se puede dar lo que no se tiene. El poder lo tiene Dios, no el demonio. El poder viene de Dios. Y no para legitimar a quien ejerce el poder, sino para recordarle su función "vicaria". Quien tiene el poder lo ha de ejercer no como suyo, sino como delegado por Dios. Lo que viene del demonio es "usurpar" el poder, o que el poder temporal se atribuya competencias que no son suyas: por ejemplo, manipular y cambiar a su antojo la ley moral natural.
2. ¿Un uso diábolico de la Escritura? Sí, es posible hacerlo. Cuando la Escritura se separa de Cristo y de la Iglesia de Cristo.
Sólo para plantear la Scylla y la Caribdis de la discusión:
Scylla: el poder es una criatura (relacional, accidental) y por lo tanto como ser no puede ser intrínsecamente malo, como creían los maniqueos;
Caribdis: no es mera jactancia la frase de Satán de que los reinos del poder le pertenecen y él los da. Cristo lo reconoce como Principe de este mundo; dice que es "su hora"; caracteriza al poder político como tendencialmente perverso ("los Príncipes de este mundo gustan de ser llamados benefactores...")
En las dos primeras tentaciones, Jesús responde al demosnio con un "Está escrito"... Así que en la tercera, el demonio decide emplear las mismas "armas" y es él quien comienza con un "Está escrito", para pillarle con sus propio argumento: uso persverso de la Escrtitura.
Dado que ha constituido la lectura del Evangelio en la Misa de hoy y de su homilía virtual, son una ocasión interesante para pedirle, si es tan amable, la interpretación de la Iglesia respecto de algunas cuestiones que se plantean en este texto.
Salvando la aparente incoherencia entre los días que pueden mediar desde el bautismo de Jesús en el Jordán y el encuentro con los que van a ser sus dos primeros apóstoles, Andrés y Simón, (más de 40, evidentemente, para los evangelistas que refieren el episodio de las tentaciones, y sólo 3, parece, según San Juan), está claro en todos ellos que el nombramiento de los primeros apóstoles fue posterior a los 40 días de ayuno y tentación.
Por otro lado, los evangelios son escritos en los que sus autores dan testimonio de lo que Jesús hizo, habló y enseñó, para que quienes no lo conocimos en persona sepamos que es el Hijo de Dios vivo, hecho hombre para salvarnos. Así, cuentan lo que le vieron hacer, lo que le oyeron de sus labios, incluso aún sin entenderlo, y siempre, continuamente, aclaran que quien escribe es testigo, (o está refiriendo lo que otro testigo le dice); “Y Jesús dijo…”, “Les contó esta metáfora…”, “Jesús puso sus manos sobre él…”, “Jesús bajó de la barca y se dirigió a la multitud…”
Y todo esto es entendible para nosotros porque lo están viendo con sus propios ojos. Pero, ¿y en el episodio de las tentaciones? ¿Quién estaba con Él si se fue sólo al desierto? ¿Quién y cómo sabe de la montaña desde la que se divisan los reinos del mundo?¿Quién vio a Jesús en lo alto del alero del tejado del templo para contar lo que allí pasó? ¿Cómo se sabe lo que ofrecía el demonio?¿Y las respuestas de Jesús?
Podría ser que Él lo hubiera contado, pero cuando Él contaba cosas ajenas a lo visible, incomprensibles, como los avisos de su muerte y resurrección, el narrador siempre lo advierte: “y Jesús dijo…”
Además, cuando las “tentaciones”, todavía no tenía a sus apóstoles… Sólo Él pudo contarlo, porque sólo Él estuvo allí, pero, ¿a quién? ¿Y por qué San Juan no habla de ello y no salen las cuentas de los días según su relato?
Feliz Cuaresma para todos.
No tengo respuestas.
Pero tampoco las busco.
Nada de lo que se consigna en los evangelios es banal. Está referido, en los evangelios, con toda verdad todo lo necesario para nuestra salvación.
No sobra ni una palabra.
Y mucho menos un episdodio tan profundo como el de las tentaciones.
¿Cómo tienen noticia de él los evangelistas? No lo sé. ¿Acaso no pudo haberlos intruido Jesús?
En todo caso, el carisma de la "inspiración" es un carisma de transmisión fiel.
19. La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo. Los Apóstoles, ciertamente, después de la ascensión del Señor, predicaron a sus oyentes lo que El había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu de verdad. Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de proclamación de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús. Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes "desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra" para que conozcamos "la verdad" de las palabras que nos enseñan (cf. Lc., 1,2-4).
Concilio Vaticano II, Dei Verbum, 19.
Me da alegría verte, aunque no tanta viendo el tipo de dudas en que andas enzarzado.
Si nos ponemos a enumerar discrepancias entre los evangelistas, apaga y vámonos. No hace falta fijarse tanto en el relato de Lucas de las tentaciones. Te pones a escrutar con lupa las narraciones de la Resurrección y, si eso constituyera motivo verdadero de duda, vana 100% sería nuestra fe.
En cuanto a testigos, te propongo otro enigma más difícl: ¿quién contempló la agonía en Getsemaní? Porque los tres amiguitos se durmieron, los muy insensatos. Y, encima, luego no hubo ocasión de que los instruyera Jesús, porque de inmediato lo prendieron y los otros se disperasaron.
Bueno, ni que decir tiene que lo que acabo de decir no me supone problema ninguno. ¿Cuántos detalles se omiten por irrelevantes en los Evangelios? (por ejemplo que, quizá, entre rato y rato de oración, Jesús conversó algo más con los tres discípulo, o que quizá hubo alguien más por allí (el famoso joven enigmático envuelto en una sábana o cualquier otra persona; o que el prendimiento no fuera inmediato...).
Dices:
...cuando Él contaba cosas ajenas a lo visible, incomprensibles, como los avisos de su muerte y resurrección, el narrador siempre lo advierte: “y Jesús dijo…”
A lo mejor te sobra el "siempre".
En fin, leer en plan positivista los evangelios es más problemático que hacerlo con más amplitud de visión, creo yo.
Mis dificultades de fe, cuando las he tenido, jamás han tenido que ver con la literalidad de los relatos: ¿Y por qué San Juan no habla de ello y no salen las cuentas de los días según su relato?
Hay muchas otras cuentas que no salen. Y unos autores cuentan unas cosas y omiten otras. ¿Te imaginas a Marcos contando esos larguísimos discursos tan teologizados en boca de Jesús? Preguntémonos por qué Marcos los "omite".
Nada, Winston, no veo el problema por ningún lado. Para eso tenemos cuatro Evangelio canónicos, para que se complementen mutuamente por los siglos de los siglos.
A mí tampoco me preocupa por qué los evangelistas no hacen una introducción crítica a sus respectivos evangelios.
Vamos, no me preocupa nada. Considero ese gesto, esa omisión, como un signo de autenticidad.
¿Y de qué habló Jesús con sus discípulos luego de la Resurrección? ¿Del tiempo?
__________
Estupenda pregunta.
No sólo después, sino antes.
Claro, como Jesús no llamó a un notario...
Y si lo hubiese llamado, el notario podría estar más pendiente de las expectativas de la comunidad que de lo testificado...
El debate me aburre.
Ciao.
Nuestra vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y de tentaciones
(De los Comentarios de san Agustín sobre los salmos)
_______________________________________
Es curioso Flavia, yo siempre he tenido la percepción contraria: que es más peligroso creerse mejor de lo que uno es realmente. Porque si te crees muy bueno, ¿para qué luchar por ser mejor?
Yo creo que es mejor tirar un poco a la baja en la valoración de uno mismo para darte cuenta de que aún quedan muchos aspectos que pulir.
Es otra cosa.
No te apenes por mis dudas, además, no estoy enzarzado en ellas. Simplemente son mis compañeras de Fe. Nunca he dicho que no tuviera dudas. Quizá en los temas en que he participado con más frecuencia no lo he manifestado por no ser el tema, aunque creo que en los que se haya tratado sobre el mal, el dolor y el silencio de Dios sí lo he expresado…
En cualquier caso, mi Fe es como la del padre del joven epiléptico a quien Jesús sanó, una Fe que quiere ser Fe, “Señor creo, pero ayuda mi incredulidad”.
De modo que no te preocupes, que no estoy recorriendo ningún camino “con la marcha atrás metida”. Es fundamental, pienso, encontrar la veracidad en todo testimonio, no sólo para uno mismo, sino para aquéllos a quienes se lo quieras transmitir. La pregunta que tú no quieras hacerte te la van a hacer otros, y no siempre es admisible como respuesta lo de “te lo crees y ya está”.
En el tema que nos ocupa, el episodio de las “tentaciones de Jesús”, sencillamente he pensado que el páter , con su conocimiento, podía darme alguna luz en el asunto porque, por supuesto, no seré yo el único que lo haya planteado y, pensaba, tendrá ya muchas aclaraciones.
Y ya, dirigiéndome a D. Guillermo, le agradezco su respuesta. La cita del CVII me parece muy oportuna para explicar la naturaleza y finalidad de los evangelios.
“…Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes "desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra" para que conozcamos "la verdad" de las palabras que nos enseñan.”
pero no aporta nada al tema porque ninguno de los evangelistas estuvo con Jesús durante sus 40 días en el desierto.
No termino de encontrar la relación entre las conversaciones del Cristo resucitado y sus discípulos con el episodio de las tentaciones… Cristo resucitado interpretó las Escrituras a Cleofás y otro de sus discípulos mientras se dirigían a Emaús, pedía a Tomás que metiera sus manos en sus heridas y les confiaba la misión de predicar el Evangelio a toda criatura… De todo lo que hablaron y han querido dejar constancia, lo han hecho. Si les hubiera hablado entonces de las tentaciones del desierto, lo habrían contado también en estos últimos capítulos que hablan de su resurrección… No tiene sentido que no hagan referencia a ello y lo inserten fuera del tiempo en el que han conocido la noticia.
Por eso mi pregunta inicial al páter, como experto en las Escrituras: ¿Está descartada la posibilidad de que el episodio de las tentaciones de Jesús sea una especie de “estrambote con moraleja” inserto de buena fe, con buena intención, en los evangelios sinópticos, más como resultado de tradición o expresión popular que testimonial?
Porque, de no ser así, deberíamos encontrar un monte desde el cual se divisan todos los reinos del mundo…
Abrazos a todos.
No tiene mucho sentido imaginar que la comunidad primitiva hubiera atribuido a Jesús este episodio, sin que tuviese base en la vida de Jesús.
La tentación aparece, con mucha lógica, en el comienzo de la lucha de Jesús como Mesías con Satanás, el adversario de Dios. Una lucha que se extiende a toda su actividad pública.
El relato evangélico se remonta a Jesús mismo y no es una invención de la comunidad primitiva.
No hay, sin embargo, que suponer [NECESARIAMENTE, como matiza Luis más abajo; nota del blogger] un traslado real a un monte alto ni un traslado real al alero del templo. Basta con pensar que el demonio evoca ante Jesús la imaginación del mayor esplendor terrenal posible.
Todo el proceso de la tentación es espiritual y se desarrolla en el desierto, donde Jesús se encuentra desde el principio hasta el final de estas tentaciones.
Pequeña corrección, "no hay, sin embargo, que suponer NECESARIAMENTE un traslado real..."
Ni el Pater ni Winston estuvieron allí.
El "necesariamente" hay que suponerlo siempre. Por ejemplo, en una época se había puesto de moda decir que la creación de la luz, en el Génesis, tenía un sentido simbólico, que no había que pensar que efectivamente era la primera cosa creada, que era absurdo pensarlo. Hasta que hace unos años un físico salió a aclarar que el primer instante del Big Bang fue precedido por una liberación de energía lumínica.
Otro ejemplo: los ejercitos de millones de personas del Apocalipsis. Renan se burlaba en el siglo XIX de esto, diciendo que es imposible que haya millones de combatientes en un ejército. Jaja.
Un poco de cauto agnosticismo, en ambos sentidos, el alegórico y el literal, please.
__________________________
¡ Qué bueno, luis ! Y lo mismo sucedió con la piscina de Betesda, dale con que era alegórica, hasta que la piqueta de los arqueólogos la descubrió. Y se hartaron a decir que Nazaret no existió, que debíamos entender " Genezaret " como el territorio cercano al Lago... hasta que fue un eminente profesor de la Universidad hebrea el que puso los puntos sobre las íes.
Si es que...
( Huy, me he salido del silencio... Me callo. )
"El cristianismo es alegría, la religión es alegría, la fe es alegría, la Cruz es alegría, Xto. es alegría, la verdadera alegría del mundo". Pablo VI
Feliz Cuaresma.
... la cuestión sobre si el mundo es eterno o ha tenido inicio continúa siendo indecidible, no antinómica pero sí razonable, ya que ni desde la ciencia ni desde la filosofía puede ser demostrado el inicio temporal del mundo, ni tampoco es contradictorio pensar que el mundo pueda ser eterno y creado. El comienzo temporal del mundo continúa perteneciendo al ámbito de la doctrina revelada strictu sensu, como enseña Tomás y sostiene el reciente Magisterio de la Iglesia.
... ninguna teoría científica podrá identificar o demostrar el comienzo temporal de la Creación.
http://www.google.com/url?sa=t&source=web&ct=res&cd=2&ved=0CAoQFjAB&url=http%3A%2F%2Fwww.poblet.cat%2Fpfw_files%2Fcma%2FContent%2Fdimensio%2FPOBLET_15.pdf&rct=j&q=lluc+torcal+big+bang&ei=Q--CS_7GLZKTjAelkq3FBA&usg=AFQjCNGrnpA0PVYvpBo9OTL_7iAQI79Kaw
Dejar un comentario