¿Puede crear Dios un mundo en el que nadie se salve?

Creación

Se ha discutido recientemente la tesis, que es también nuestra, que dice que Dios puede, si quiere, salvar a todas las creaturas racionales que ha creado.

Me parece importante, para arrojar más luz sobre el asunto, plantear la cuestión inversa: ¿es posible que en un mundo creado por Dios se condenen todas las creaturas racionales?

Así planteada, la pregunta lleva al tema de la distinción entre el “poder divino absoluto” y el “poder divino ordenado”. El primero es el Poder divino en sí mismo considerado, el segundo es el Poder divino considerado en relación con otros atributos divinos como la Sabiduría y la Bondad.

Desde el primer punto de vista, la respuesta es claramente afirmativa. Un mundo en el que todas las creaturas racionales se condenan no implica contradicción alguna, y eso alcanza para que algo caiga dentro del radio de la Omnipotencia divina.

Desde el segundo punto de vista, se puede argumentar que no sería coherente con la Sabiduría y la Bondad divinas crear un mundo así.

En todo caso, queremos tratar aquí esa pregunta con este agregado: ¿es posible que en un mundo que Dios crea con la intención de que se salven algunas creaturas racionales, todas las creaturas racionales se condenen?

La respuesta afirmativa llevaría necesariamente a un mayúsculo círculo cuadrado como es el fracaso de la Omnipotencia divina.

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En efecto, si Dios quiere algo, o puede conseguirlo, o no. Lo segundo queda excluido por la Omnipotencia divina. Es cierto que podemos pensar en “cosas” imposibles, como el círculo cuadrado, pero por eso mismo, están excluidas también del querer divino.

Si Dios quiere algo, y puede conseguirlo, y no lo consigue de hecho, eso puede ser, o bien porque se lo impide una fuerza mayor, es decir, una causa que no está bajo su control, o bien porque ese querer divino no era un querer absoluto, sino solamente condicional.

Lo primero es imposible. Todas las causas segundas son tales porque dependen en su misma causalidad de la Causa Primera. Una causa creada que impidiese a Dios alcanzar lo que Él quiere debería ser movida para ello por Dios mismo, pero entonces Dios sí alcanzaría lo que Él quiere, porque es claro que la movería queriendo moverla. 

Si se dice que sería solamente la falla de la causa creada la que impediría a Dios alcanzar lo que Él quiere, y que la falla no necesita causa eficiente, sino sólo deficiente, para lo cual se basta la creatura, esa falla debería ser en todo caso permitida por Dios, y entonces, el querer de Dios en ese caso no sería absoluto, sino condicional, ya que iría unido al querer permitir que la cosa querida por Dios no suceda o no se logre.

¿Será entonces que Dios quiere sólo condicionalmente que algunos se salven?

Eso tampoco es posible. El querer de Dios, que es realmente idéntico al mismo Dios, no puede estar condicionado por nada distinto de Dios mismo. Nada que no sea Dios puede condicionar a Dios, porque todo lo que no es Dios está condicionado por Dios.

No puede Dios estar condicionado por algo que haga la creatura, sino solamente por algo que haga el mismo Dios.  Es decir, si Dios quiere A con la condición de B, eso quiere decir que Dios quiere A con la condición de que Dios quiera y haga (o permita) B.

Por eso no puede ser que todo querer divino sea condicional, ya que eso nos llevaría a un retroceso al infinito, pues las condiciones sólo pueden ser, en definitiva, otros quereres divinos.

Y por eso Dios no puede querer la salvación de algunos en forma sólo condicional. Pues la condición ha de ser otro querer divino, y tampoco aquí se puede retroceder al infinito. Hay entonces un querer divino respecto de la salvación de algunos que es absoluto, no condicional. 

Y entonces, ese querer divino absoluto respecto de la salvación de algunos pone en juego inevitablemente a la Omnipotencia divina, de modo que la frustración de ese querer divino sería un mayúsculo círculo cuadrado: un fracaso de la Omnipotencia.

De modo que es efectivamente necesario que alguno se salve, si Dios quiere en forma absoluta que alguno se salve.  

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La respuesta negativa, que nos parece por tanto la única posible, es decir, que no es posible que nadie se salve en un mundo que Dios ha creado con la intención de que algunos se salven, nos plantea inevitablemente el tema de la relación entre la Omnipotencia divina y la libertad de las creaturas racionales.

Porque en efecto, en un mundo así, entonces, necesariamente algunas creaturas racionales han de salvarse, y si ello necesariamente ha de ocurrir ¿cómo son libres estas creaturas racionales?

No sirve responder que lo que Dios quiere en esta hipótesis es simplemente que “algunos”, en forma indeterminada, se salven, y que por tanto no hace falta que Dios se asegure de la salvación de algún individuo determinado, como Pedro o Juan.

Porque “algunos”, así entendido, es una abstracción, y las abstracciones no se salvan, ni tampoco se condenan.

Porque además, si es la Omnipotencia divina la que ha de hacer que “algunos” se salven, lo ha realizar mediante algún tipo de causalidad, y de nuevo, la causalidad no se ejerce sobre las abstracciones, sino sobre las realidades individuales concretas.

En todo caso, es claro que Dios no puede asegurarse de que algunos se salven sin asegurarse de que Pedro, o Juan, o María, o alguien más, se salve.

En efecto, supongamos que Dios se asegura de que algunos se salven, pero no se asegura de que nadie en particular y en concreto se salve. ¿Qué puede querer decir eso? ¿Qué son y dónde están esos misteriosos “algunos” abstractos sobre los cuales operaría no menos abstractamente la Omnipotencia divina? ¿Y cómo, sobre todo, bastaría eso para evitar el escenario que en esta hipótesis hay que evitar, a saber, aquel en el que todos en concreto se condenan?

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Ahora bien ¿implica esto necesariamente un determinismo? Es decir, es claro que implica una necesidad: asegurarse de que alguien se salve implica que en algún sentido esa persona necesariamente se salva. ¿Implica eso necesariamente un determinismo, en el sentido de la negación del libre albedrío?

Pues no, tanto si atendemos a la explicación tomista como a la explicación molinista.

En la explicación tomista Dios se asegura de que Pedro se salve moviendo infaliblemente a la voluntad de Pedro a realizar los actos libres que conducen a Pedro a la salvación.  Se podrá querer sostener que esta tesis es contradictoria, pero no que sea determinista. Se podrá querer negar que la Omnipotencia divina sea capaz de mover infaliblemente a las creaturas racionales a la realización de actos libres, pero no se puede sostener que si la Omnipotencia divina hace eso, le quita libertad a esos actos o a esas creaturas.  Hacer que alguien actúe libremente no es la mejor forma de privarlo de la libertad.

En la explicación molinista, Dios se asegura de que Pedro se salve creándolo en aquellas circunstancias en las que Dios ha previsto infaliblemente, por su “ciencia media”, que Pedro efectiva y libremente se salvará.

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Por lo general nadie acusa al molinismo de ser determinista en este punto, porque no aparece aquí, en efecto, la causalidad infalible de la Omnipotencia divina sobre la libertad del hombre.

Pero si se mira con atención, la situación es la misma, en el fondo, que la que es en el tomismo.

Porque en el molinismo, Dios, en definitiva, crea a Pedro en las circunstancias en las que Dios quiere libre y soberanamente crearlo, y esas circunstancias pueden ser de dos clases: aquellas en las que Pedro libremente se salva, tal como lo prevé infaliblemente la “ciencia media” divina, y aquellas en las que Pedro libremente se condena, tal como lo prevé infaliblemente la “ciencia media” divina.

Por tanto, supuesta la soberana y libre decisión divina de crear a Pedro en las circunstancias en las que Pedro se salva a la vez libre e infaliblemente, en el sentido dicho, es necesario que Pedro se salve, y la misma necesidad se aplica si hablamos de la condenación de un Pedro creado libre y soberanamente por Dios en las circunstancias en las que la “ciencia media” divina ha previsto infaliblemente desde la Eternidad que Pedro libremente se condena.

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Tanto tomistas como molinistas, entonces, pueden decir, bajo este aspecto de la cuestión, que en sus respectivos sistemas la necesidad no implica determinismo. En efecto, los molinistas por su parte dirán que tampoco es la mejor forma de privar a alguien de su libertad crearlo en las circunstancias en las que se ha previsto en forma infalible que esa persona obrará libremente.

Por supuesto que tanto tomistas como molinistas tienen aquí a su disposición la esencial distinción entre la necesidad condicional y la necesidad absoluta, que es lo mismo que la distinción entre la necesidad de la consecuencia y la necesidad del consecuente, que es lo mismo que la distinción entre la necesidad en sentido compuesto y la necesidad en sentido dividido.

Se puede ironizar todo lo que se quiera acerca de esas distinciones, lo que no se puede es dar un paso en este tema sin ellas.

Al menos un paso en la dirección correcta, claro está.

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¿Cuál es entonces la alternativa a esta necesidad que está presente tanto en el tomismo como en el molinismo?

Sólo puede ser que Dios no se asegure de la salvación de nadie en particular, lo cual deja abierta la posibilidad de que ninguno se salve, en un mundo en el que Dios quiere absolutamente que se salven al menos algunos, o sea, la posibilidad un fracaso de la Omnipotencia divina que es la posibilidad de un grandioso círculo cuadrado, o sea, de algo imposible.

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En el sistema de Marín – Solá la salvación de las creaturas depende de que no hagan fallar la “moción falible” inicial. Se rechaza la “ciencia media” molinista tanto como la “premoción física” tomista, al menos esto último para lo que tiene que ver con la “moción falible”.

¿Cómo sabe entonces Dios con certeza, desde la Eternidad, quiénes se salvan y quiénes se condenan? Ni lo prevé infaliblemente con la “ciencia media”, ni lo ve infaliblemente en un decreto Suyo de mover infaliblemente las voluntades creadas. ¿Cómo lo sabe entonces?

Marín – Solá responde que por la “vía de Eternidad”, o sea, porque todos los instantes del tiempo están siempre presentes ante la Eternidad divina.

¿Pero eso quiere decir que Dios recibe el conocimiento de las creaturas, o que el conocimiento divino, unido a la libre divina Voluntad, hace que las creaturas sean lo que son?

Porque, fuera del venturoso azar, no hay otra forma de explicar el acuerdo entre lo que Dios sabe que ocurre y lo que de hecho ocurre, en esos casos.

Ahora bien, lo primero es imposible, Dios no recibe nada de la creatura. Y lo segundo es el tomismo clásico. O sea, la “premoción física”.

Pero en la primera alternativa parece que sí, que Dios no se asegura de la salvación de nadie, sino que los que se salvan se salvan porque de hecho no hicieron fallar la “moción falible”, de modo que la certeza divina sobre la salvación de algunos sería una certeza “a posteriori”.

Y entonces, en un mundo que Dios crease con la intención de que algunos se salven, podría suceder , según lo que implica el sistema de Marín - Solá, y también el de Maritain, que no se salve ninguno, al hacer fallar todos la “moción falible”. Lo cual, como dijimos, niega la Omnipotencia divina.

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La Omnipotencia divina, entonces, exige que en un mundo en el que Dios quiere que algunos se salven, Dios se asegure de que algunos se salvan, y que lo haga, obviamente, sin desmedro de la libertad de esos que se salvan.

Pero si puede hacerlo así con algunos, es claro que puede hacerlo así también con todos, y si a algunos no les quita el libre albedrío por el hecho de asegurarse de su salvación, tampoco se lo quitaría a nadie si se asegurase de la salvación de todos.

Por tanto, Dios sí puede crear un mundo en el que todos se salven y nadie se condene. 

23 comentarios

  
Fernando XXV
"En la explicación tomista Dios se asegura de que Pedro se salve moviendo infaliblemente a la voluntad de Pedro a realizar los actos libres que conducen a Pedro a la salvación."

No sería mejor decir aquí :"...moviendo infaliblemente a la voluntad de Pedro a realizar los actos libres.", sin el añadido de "que conducen a Pedro a la salvación". Puesto que Pedro en ciertos momentos realizará también actos (pecados) que lleven a la condenación, aunque finalmente se salve. Y como Dios no quiere el pecado, así quedaría que Dios mueve a la libertad y que gracias a esa libertad apoyada en la gracia puede salvarse. De la otra manera parece querer decir que lo mueve a realizar actos específicos y no actos libres.

Por otro lado, ¿por qué considera Tomás que Dios mueve a la libertad? ¿No se supone que somos libres ontologicamente hablando? ¿O la libertad es algo dado continuamente del exterior?

Gracias.

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No sé si entendí bien el planteo, pero señalo algunas cosas:

Toda moción divina es por definición infalible. En realidad, hay que distinguir entre la moción como proyecto, por decirlo de algún modo, y la moción efectivamente realizada.

De la segunda no tiene sentido decir que es falible, porque si no mueve, no es moción. Respecto de la primera, es infalible en el caso en que el agente de la moción es Omnipotente.

Todo acto de cualquier creatura requiere la moción divina, porque las causas segundas sólo obran en tanto que movidas por la Causa Primera, de la que reciben el ser, y por tanto, también el obrar.

Todos los actos a los que Dios mueve a las creaturas son específicos, porque no se puede mover algo hacia lo indeterminado, como sería por ejemplo mover un mueble sin una dirección determinada.

En el caso de las creaturas no hay oposición entre lo que pertenece al ser de las mismas y lo que tiene causa externa, porque el mismo ser de las creaturas depende de una Causa externa, que es Dios.

La creatura racional tiene por naturaleza, intrínsecamente, la capacidad de ser causa de sus propios actos, pero no la capacidad de ser Causa Primera de sus propios actos.

En general, toda operación de las creaturas es un pasaje de potencia a acto y por tanto requiere de una causa en acto distinta de la creatura misma. Eso no quiere decir que la creatura no sea causa de su acto, sino que no es causa única ni Primera de su acto.

En el acto del pecado, Dios causa todo lo que dicho acto tiene de ser y de bien, y permite solamente, sin causarlo ni quererlo, lo que tiene de malo, que es una carencia de ser, concretamente, la carencia de la recta relación con la ley moral.

Saludos cordiales.
25/03/25 9:15 PM
  
Federico Ma.
Muy buen post, Néstor. Muchas gracias. Dios te lo pague.

En cuanto a que el molinismo no implique lógicamente la negación del libre arbitrio creado, bien dices "bajo este aspecto" y "en este punto". Pero si se va al fondo de la ciencia media, si la ciencia divina es, como no puede negarlo ningún católico en uso de razón, infalible, entonces parece que va allí implicada en el molinismo la negación del libre arbitrio creado, como bien lo denunciaron del Prado y Garrigou-Lagrange, ya sea por el determinismo de las circunstancias o por la naturaleza misma de la voluntad. Pues, si no es en su mismo decreto, ¿dónde ve Dios que actuarán las personas creadas de una manera determinada puestas en tales circunstancias? No parece que esto pueda ser sino por un determinismo de las circunstancias o por un determinismo por el lado del sujeto, "supercomprendiendo" al cual Dios sabría cómo habría de proceder. En ambos casos hay que despedirse del libre arbitrio creado. Claro que además está siempre en el molinismo y su ciencia media el grueso e impío error que luego mencionas: Dios recibiría algo de la creatura, siendo así, horresco referens, determinado el Acto Puro por lo creado...

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Exacto. En esas comparaciones lo que quiero dejar claro es que también en el molinismo es necesario afirmar una necesidad que es compatible con el libre albedrío, aunque es cierto que ese libre albedrío desaparece después en el molinismo por otras razones, como has señalado.

Es que me parece fundamental, para clarificar un poco este debate, deslindar, entre las tesis "escandalosas" (obviamente que en realidad no lo son), aquellas que son específicas del tomismo, y aquellas que el tomismo comparte con sus adversarios, pero que se le suelen achacar, con evidente injusticia, solamente al tomismo, como si los otros solamente tuviesen que corretear por campos floridos.

Gracias y saludos cordiales.
25/03/25 9:33 PM
  
JORDAN
ES DE CAJON

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Sí, si hablamos de la "potencia divina absoluta", es decir, del Poder divino considerado en sí mismo y no en relación con la Sabiduría y la Bondad divinas, que es como existe en concreto.

Saludos cordiales.
25/03/25 10:12 PM
  
JSP
¿Puede crear Dios un mundo en el que nadie se salve?

1. No, en ningún caso, porque Dios es la Primera Realidad motor inmóvil, causa incausada, ser necesario, ser infinito y supremo director que no puede fracasar por Su perfección en la finalidad de Su Creación por Su Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia.
2. Dios respeta nuestra libertad, pero cuando es necesario interviene sobrenaturalmente directamente (Virgen María, Adan y Eva; Abel; Abraham; Noé; Moisés; José ...), porque mantiene una relación Personal con su creatura.
3. Ayer fue el día de la Anunciación y Encarnación.
4. "Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco” (Mt 3,17; 17,5-8).

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La sola Omnipotencia divina nos lleva a la conclusión de que Dios no puede crear un mundo en el que nadie se salve, si se añade que al crear ese mundo Dios tiene la intención de que se salven algunos.

De lo contrario, por la sola Omnipotencia divina no se podría concluir que tal mundo es imposible, otra cosa es si se mira a la Omnipotencia divina en relación con la Sabiduría y la Bondad de Dios.

Dios respeta siempre nuestra libertad, y Dios interviene siempre en nuestra libertad, porque Dios respeta nuestra libertad moviéndonos en forma eficaz e infalible a la realización de actos libres, sin cuya moción divina, como creaturas que somos, no podríamos actuar libremente.

Saludos cordiales.
26/03/25 8:06 AM
  
Fernando XXV
Gracias por su respuesta, Nestor, y perdone mi torpeza a la hora de expresarme.

Lo que yo quería comprender es si Dios mueve a los actos concretos de la salvación o si por el contrario solo mueve al uso de la libertad.

Pero después de lo que me ha respondido no me queda del todo claro qué es la libertad del hombre en el tomismo. ¿Es la capacidad de elegir entre varias potenciales mociones que existen en el presente? Es decir, en el presente se me darían varias mociones en potencia a elegir: la voluntad de Dios, mi voluntad, mis apetitos corporales, tentaciones del demonio, etc.. luego, ¿uno elige y Dios hace posible en acto dicha elección? Pero, ¿hasta esa elección de la voluntad, ese deseo, no está también precedido por Dios?

Gracias por su tiempo.

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Es que la libertad se usa en actos concretos de elección. Dios no puede mover al uso de la libertad sin mover a realizar actos concretos de elección.

La libertad no consiste en elegir entre mociones, sino en elegir entre actos posibles (o no actos, porque también se puede elegir no actuar). Las mociones mueven a la voluntad a elegir uno de esos actos posibles.

El tomismo dice redondamente que Dios es la Causa Primera de nuestros actos libres, es decir, que mueve nuestra voluntad a la realización de actos libres. Eso es lo que se conoce como la "premoción física".

Para entender esto, hay que entender la definición de la libertad de elección, que es la indiferencia de la voluntad ante el bien particular.

Es decir, la voluntad tiene un objeto, que es el bien como tal o bien en general. Frente a ese objeto no es libre, sino que no puede no quererlo, y todo lo que quiere, lo quiere en tanto que es una participación del bien en general.

Por eso mismo, la voluntad es libre ante los bienes particulares, puede quererlos o no "a voluntad", porque ninguno de ellos se equipara con el bien como tal o bien en general, sino que son bienes limitados.

La moción divina, por más que es infalible, no cambia nada de eso: los bienes particulares siguen siendo bienes particulares y la voluntad creada sigue siendo de suyo indiferente a ellos en el sentido dicho, de modo que su querer esos bienes, infaliblemente causado por Dios, sigue sin ser necesario, en el sentido en que "necesario" se opone aquí a "libre".

En efecto, lo contrario de la autodeterminación no es la heterodeterminación, sino la no autodeterminación, así como lo contrario de ser causa no es depender para ello de la Causa Primera, sino no ser causa.

Y la razón para afirmar todo ello es que no puede haber fuera de Dios nada de ser ni de bien que no sea causado por Dios, tampoco, por tanto, en los actos libres de las creaturas racionales.

Saludos cordiales.
26/03/25 8:32 AM
  
enri
Un post muy bien estructurado y razonado en el que coincido en que :
"Dios sí puede crear un mundo en el que todos se salven y nadie se condene."

Desde mi forma de pensar el esquema es el siguiente:
Dios es Amor. Desde el Amor crea nuestras Almas. Las crea a imagen y semejanza Suya.
En nuestro interior reside la Semilla de Dios.
El Amor Verdadero no puede existir sin Libertad. Si no hay Libertad el "amor" es condicionado y no existe en su Máxima Expresión.

En el Eterno Presente la dimensión es vertical. Todo el pasado y el futuro están en el mismo punto de la línea del tiempo que el presente.
Para nosotros el pasado ocupa unos puntos anteriores en la línea del tiempo (horizontal) en cada instante presente y unos puntos posteriores el futuro. Y es necesario que sea así porque es desde nuestra libertad que tenemos que decidir si:
Nos alejamos de Dios y experimentamos como el hijo pródigo.
O si nos acercamos a Dios (como hace posteriormente el hijo pródigo) y permanecemos siempre unidos a Dios.

Desde hace bastantes años éste tema lo he meditado con profundidad. Resumiendo o sintetizando he llegado a una conclusión, y, de momento, sigo en la misma:
Creo que el propósito principal de nuestra existencia es tener la completa seguridad que la creación de nuestro ser a partir de Dios y del Amor sólo es posible de la forma que es. Es decir, con libertad y sin que haya una acotación del tiempo en horizontal. De ahí se deduce que el infierno existe y es eterno en tanto en cuanto es eterna nuestra libertad.
Por supuesto, a Dios Le corresponde la última palabra.

Hay una posibilidad en el pensamiento y es el concepto de ciclo de creación. Desde esa posibilidad no todos se salvarían en un futuro de la línea de tiempo horizontal.
Creo que en el Eterno Presente está claro, para Dios, lo que ocurrirá en la línea horizontal y veo más probable que todos se salven o que se salven la mayoría. No veo nada probable que nadie se salve. Veo muy poco probable que sólo se salve una minoría. Creo que serán la mayoría los que se salven y la incógnita es si: ¿serán todos?.

Un cordial saludo, Nestor, y muchas gracias por el post.

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En realidad, la forma máxima del Amor es sin libertad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se aman en forma necesaria, no libre. No pueden no amarse, porque no es posible no amar a Dios visto en su Esencia.

Es cierto que en nuestro caso, eso será así solamente en Cielo, si ahí nos conduce la Misericordia divina. En esta vida, de nuestra parte, una parte importante del amor incluye la libertad. Digo una parte importante del amor, porque también amamos necesariamente la felicidad, y todo lo hacemos por ella. Necesariamente, al menos, si pensamos en ella, podemos también no pensar en la felicidad.

La libertad tampoco exige necesariamente el tiempo. Dios es Libre (respecto de las creaturas, se entiende) y está fuera del tiempo.

El error que sostiene que todas las creaturas racionales se han de salvar ha sido condenado por la Iglesia, de lo cual se sigue que no todas se salvan.

En cuanto a cuántos son los que se salvan, como dije, los pasajes bíblicos que hablan del tema van en sentido contrario a lo que hoy día se tiende a pensar.

Saludos cordiales.
26/03/25 11:24 AM
  
sofía
Y por qué la voluntad absoluta de Dios no puede ser que su voluntad respecto a la salvación o condenación sea siempre condicional?
Lo que es incompatible con la bondad y la sabiduría de Dios es crear a alguien para la condenación con voluntad absoluta.

(...)

Saludos cordiales

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Si la Voluntad absoluta de Dios fuese que su Voluntad respecto de la salvación o condenación de las creaturas racionales fuese siempre condicional, eso querría decir que el único querer absoluto de la Voluntad divina sería algo así:

“Quiero que todas mis Voluntades respecto de la salvación de las creaturas racionales sean condicionales”.

Ahora bien, como digo en el “post”, Dios no puede ser condicionado por nada distinto de Él mismo, porque Él condiciona todo lo demás. Si la creatura quisiese condicionar al Creador, llegaría tarde, porque ese mismo querer suyo tendría al Creador como condición, sea por un querer divino o por una permisión divina.

Por tanto, esa única Voluntad divina absoluta debería formularse así:

“Quiero que todas mis Voluntades respecto de la salvación de las creaturas racionales estén condicionadas a otras Voluntades mías respecto de la salvación de las creaturas racionales”.

Lo cual nos lleva a un absurdo e imposible retroceso al infinito, porque todas las Voluntades divinas respecto de la salvación de las creaturas racionales estarían condicionadas a otras voluntades divinas respecto de la salvación de las creaturas racionales, y por tanto, estas últimas también, y así "in infinitum".

Además, toda serie de quereres condicionales debe terminar en un querer incondicionado, si es que esos quereres van a producir algún efecto real, porque si se quiere A a condición de que se quiera B, y se quiere B a condición de que se quiera C, y así “in infinitum”, no se llega nunca a querer algo de modo que ese algo sea efectivamente hecho.

Es decir, la voluntad condicional sólo da lugar a la producción de algo cuando una de sus condiciones no es condicional, como en “Quiero pintar la pared si llueve. Llueve. Por tanto, quiero pintar la pared (y la pinto).”

Por tanto, al menos una de las Voluntades divinas respecto de la salvación de las creaturas racionales ha de ser absoluta, si es que esas Voluntades divinas van a producir algún efecto fuera de Dios.

Porque la alternativa sería que la Voluntad salvífica divina no produjese ningún efecto real en el mundo.

Si se dice que ese efecto real es solamente la gracia suficiente, que capacita a las creaturas para que se salven, entonces, o se va contra el principio que dice que Dios no es condicionado por nada distinto de Él mismo, o se vuelve a caer en el “retroceso al infinito”.

Porque en esa hipótesis, sería absoluta la Voluntad divina de dar la gracia suficiente a las creaturas, pero seguiría siendo condicional la Voluntad divina (que en todo caso ha de existir) de que efectivamente las creaturas usen bien la gracia suficiente y se salven.

Si esta última Voluntad divina está condicionada por esa misma respuesta positiva de las creaturas, entonces, además de que vamos contra el principio que dice que Dios no puede estar condicionado por nada que no sea Dios, resulta también que sería una Voluntad redundante y superflua, porque para poder existir como querer absoluto supondría la existencia de eso mismo que quiere. O sea, aquí también se llegaría tarde, pero que la que llegaría tarde sería la Voluntad divina.

Y si se quiere evitar esto, pero seguir teniendo como solamente condicional la Voluntad divina de que la creatura efectivamente use bien la gracia suficiente, la condición para ello debería ser otra Voluntad divina, que debería ser también condicional a otra Voluntad divina, y así "in infinitum".

En cuanto a crear a alguien para la condenación eterna con Voluntad absoluta, parece que ha de entenderse naturalmente en el sentido de decretar la condenación de esa persona “ante previsa demerita”, antes de prever sus culpas y en especial su impenitencia final. Y eso sin duda que es contrario a la Sabiduría y Bondad del Creador, y es en lo que consiste el error de Calvino.

No así si se decreta eternamente la condenación del pecador finalmente impenitente luego de haber previsto eternamente su pecado y su impenitencia final, o sea, “post praevisa demerita”, que es la tesis agustiniana y tomista.

En cuanto a la tesis de Marín – Solá, por lo dicho parece que no puede evitar el hacer depender a Dios de algo distinto de Dios mismo, pues sería la respuesta positiva de las creaturas racionales a la “moción falible” lo que convertiría en absoluta la Voluntad divina de que esas creaturas se salven, según el modelo ya dicho (“Quiero A si la creatura hace B. Pero la creatura hace B. Por tanto, quiero A”).

A no ser que se diga que Dios no depende de la creatura y que todas las Voluntades divinas al respecto siguen siendo condicionales, lo cual lleva como dije al retroceso “in infinitum” ("Quiero A si quiero B, y quiero B si quiero C, etc.").

El meollo de la cuestión, en definitiva, es que Dios no es simplemente el apéndice necesario de nuestro proyecto vital, sino que es el Ser que existe y es real con anterioridad a todos nosotros, que condiciona a todo lo que no es Él, y por tanto, a todos nosotros, y que no es condicionado por nada que no sea Él, o sea, tampoco por ninguno de nosotros y por ninguno de nuestros actos.

Saludos cordiales.
26/03/25 11:56 AM
  
Marta de Jesús
Criada en una especie de molinismo, no dado como tal, de hecho nunca había oído hablar del señor Molina, Dios me iluminó a través de san Pablo. #¿Qué tienes tú que no hayas recibido?# Esas palabras empezaron a resonar con fuerza y cobraron vida.

Por lo demás, cuando le leo, o mejor dicho, cuando intento leerle, me enfrento a mi ignorancia. Me resulta muy espeso. A lo mejor la espesa soy yo. Probablemente. Así que no comento más. Pero podría preguntarle, ¿por qué, entonces, creó un mundo en el que no todos se salvan? En eso da igual Aquino que Molina, ¿o los molinistas llegaron a negar el infierno?

Saludos.

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Tanto Santo Tomás como Molina sostienen que no todos se salvan. La explicación molinista es que Dios ha previsto desde la eternidad que algunos se salvan y otros se condenan.

Yo agrego, siguiendo la lógica del molinismo, que para el molinismo Dios ha querido, simplemente, crear a los seres humanos en las circunstancias en las que ha previsto desde la eternidad que A, B y C se salvan, y D, E y F se condenan, en vez de querer, también simplemente, crearlos en las circunstancias en que ha previsto desde la Eternidad que D, E y F se salvan y que A, B y C se condenan, o en las circunstancias en las que ha previsto que todos se salvan.

La explicación tomista es que la trae el Angélico en estos pasajes de la Suma:

“Dios reprueba a algunos. Ya se dijo anteriormente que la predestinación es parte de la providencia. Y a la providencia, como también se dijo, pertenece permitir la existencia de algún defecto en las cosas que le están sometidas. Por eso, como por la providencia divina los hombres están ordenados a la vida eterna, también pertenece a la providencia divina permitir que algunos no alcancen este fin. Y a esto se llama reprobar. Por lo tanto, así como la predestinación es parte de la providencia con respecto a aquellos que están ordenados por Dios a la salvación eterna, así también la reprobación es parte de la providencia con respecto a aquellos que no alcanzan dicho fin. De ahí que la reprobación no significa solamente presciencia, sino que agrega algo según nuestro modo de entender, como también la providencia, como ya se dijo. Así como la predestinación incluye la voluntad de otorgar la gracia y la gloria, así también la reprobación incluye la voluntad de permitir a alguien caer en culpa y de inferir la pena de la condenación por la culpa.”

(Ia. q. 23, a. 3. c.)

“De distinta manera se relacionan la reprobación y la predestinación con la causalidad. Pues la predestinación es causa de lo esperado en la vida futura por los predestinados, esto es, la gloria; y es causa, también, de lo que se recibe en la vida presente, esto es, la gracia. En cambio, la reprobación no es causa de lo que hay en la vida presente, esto es, la culpa, pero es la causa del abandono por parte de Dios. Sí es causa de lo que se retribuirá en el futuro, esto es, la pena eterna. Pero la culpa proviene del libre albedrío del que es reprobado y es abandonado por la gracia. Y según esto se verifica lo dicho por el profeta: Israel, tú mismo te pierdes.”

(Ia.q. 23, a. 3, ad 2um)

Aquí el Aquinate defiende la predestinación de los justos "ante praevisa merita", anterior a la previsión de sus méritos e independiente por tanto de ellos, y la reprobación de los malos "post praevisa demerita", posterior a la previsión de sus culpas, especialmente la impenitencia final.

“La reprobación de Dios no merma la capacidad del reprobado. Por eso, cuando se dice que el reprobado no puede alcanzar la gracia, no hay que entenderlo como una imposibilidad absoluta, sino condicionada. Al igual que es necesario que el predestinado se salve, como ya dijimos, con necesidad condicionada, esto es, que no anula la libertad del albedrío. Por eso, si bien el reprobado por Dios no puede alcanzar la gracia, sin embargo, el que incurra en éste o aquel pecado sucede por su libre albedrío. Por eso, con razón se le imputa la culpa.”

(Ia. q. 23, a. 3, ad 3um)

Aquí Santo Tomás recurre a la distinción entre necesidad absoluta y necesidad condicionada, que es la misma, como digo en el "post", que la distinción entre necesidad del consecuente y necesidad de la consecuencia, y que la distinción entre necesidad en sentido dividido y necesidad en sentido compuesto.

Finalmente, dice Santo Tomás:

“En la misma bondad divina puede encontrarse la razón de la predestinación de algunos y de la reprobación de otros. Pues en este sentido se dice que Dios hizo todas las cosas debido a su bondad: para que la bondad divina estuviera representada en las cosas. Por lo tanto, es necesario que la bondad divina, que en sí es una y simple, esté representada de múltiples formas en las cosas, debido a que las cosas creadas no pueden alcanzar la simplicidad divina. De aquí que para la plenitud del universo se precisen diversos grados en las cosas, de las cuales algunas tengan un lugar alto y otras uno bajo en el universo. Y para que se conserve la multiformidad de grados en las cosas Dios permite que haya algunos males a fin de que no se impidan muchos bienes, como ya se dijo anteriormente.
Por lo tanto, tomemos todo el género humano como la totalidad de las cosas. Y así, respecto de los hombres, en algunos, a los que predestina, Dios quiso representar su bondad por modo de misericordia, perdonando, y en otros, a los que reprueba, por modo de justicia, castigando. Y ésta es la razón por la que Dios a unos predestina y a otros reprueba. A esta misma causa se refiere el Apóstol en Rom 9,22s. cuando dice: Queriendo Dios mostrar su ira (esto es, su justicia vindicativa), y queriendo dar a conocer su poder, soportó (esto es, permitió) con mucha paciencia los vasos de la ira preparados para la perdición a fin de dar a conocer la riqueza de su gloria en los vasos de la misericordia preparados para la gloria. Y en 2 Tim 2,20, dice: En una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; unos, para usos honrosos; otros, para usos viles.
Pero porqué elige a éstos para la gloria y a aquellos los reprueba, eso no tiene razón sino en la Voluntad divina. Por eso dice San Agustín en Super Ioannem: porqué trae a éste y a aquel no lo trae, no lo quieras juzgar, si no quieres errar."

(Ia. q.23, a. 5, ad 3um)

Saludos cordiales.
26/03/25 12:50 PM
  
Marta de Jesús
Luego leo su respuesta con más calma. Pero le doy las gracias de antemano.

El molinismo no es entonces en lo que yo me crié. Sería más bien uno desviado que negaba la condenación. Quienes se han adherido a él tienen la misma complicación, entonces. Por qué Dios ha creado a D, E y F, y no solo a A, B y C.

Creo que la clave está en entender que #todo parte de la Bondad de Dios#, como explica Sto.Tomás. Pienso que muchas veces decimos misericordia como si nos refiriéramos a bondad. Como si fueran casi sinónimos. Según ese esquema la justicia no sería algo bueno, y obviamente tiene que serlo, pues proviene de Dios, y por eso no nos encaja. Además de buena, la justicia ha de ser necesaria. La consecuencia fue negarla ampliamente. Y en ese ambiente nacimos algunos que nos estamos formando ahora. Gracias de nuevo.

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Exacto, no se ve porqué en el esquema molinista Dios no podría poner a todos los seres racionales en las circunstancias en las que Él prevé infaliblemente que libremente se salvarán todos ellos.

Y también es cierto, hoy día se reduce la bondad a la misericordia, como si la justicia fuera mala o no fuera buena, lo cual es un gran disparate. Lo malo es lo injusto, no lo justo.

Saludos cordiales.
26/03/25 8:53 PM
  
sofía
Es que la voluntad absoluta de Dios de querer que su voluntad sobre la salvación y condenación sea siempre condicionada, no la condiciona la criatura, porque la condición no la pone la criatura, la pone Dios, que no quiere salvar a la criatura a menos que la criatura acepte su gracia y su salvación. Esa es la voluntad absoluta de Dios que no está condicionada por la criatura.
Dios ni depende de la criatura, ni aprende de la criatura, simplemente su voluntad es ofrecerles la gracia para que se puedan salvar si la aceptan o condenarse si la rechazan.
Dios no aprende de la criatura “a posteriori”, sabe eternamente lo que vamos a hacer, porque para él todo está presente, pero Dios no causa nuestro rechazo, simplemente lo conoce y lo permite.
Por tanto cuando alguien rechaza su gracia y se condena, no se frustra el plan de Dios, porque su plan incluye permitir que se pueda rechazar su gracia.
Así que según lo veo, Marín Solá tiene razón y no hace depender a Dios de su criatura.
Además las mociones falibles no son contradictorias y por tanto son posibles y Dios puede hacer mociones falibles si quiere y parece razonable pensar que así es.
Saludos cordiales

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La Voluntad absoluta de Dios, según eso, sería:

"Quiero que mis Voluntades acerca de la salvación de las creaturas se cumplan si las creaturas responden positivamente."

Eso es lo mismo que decir que la Voluntad absoluta de Dios es que las otras Voluntades suyas sean condicionadas por la respuesta de la creatura. Pero Dios no puede querer lo que es intrínsecamente imposible, como es que su Voluntad, la que sea, sea condicionada por sus creaturas.

Además, como digo en el "post", si Dios sabe desde la Eternidad lo que de hecho hacen las creaturas, eso sólo puede ser, o bien porque Dios aprende de sus creaturas, o bien porque el conocimiento divino, unido a la libre Voluntad divina, causa lo que hacen las creaturas, o bien por el venturoso azar.

Porque hay que dar alguna razón del acuerdo entre lo que Dios sabe y lo que la creatura hace, y no hay otra posible fuera de esas tres, de hecho, la última ni siquiera es una razón, porque el azar no es una razón.

Las mociones falibles son contradictorias, por lo dicho. Como mociones efectivamente dadas, no pueden no mover, porque no serian mociones. Es como decir que yo muevo una silla y la silla no se mueve, o que puede no moverse a la vez que la estoy moviendo.

Y como Voluntad de mover, en el caso de Dios la Voluntad absoluta de mover algo es infalible, porque Dios es Omnipotente. Y sobre las Voluntades divinas condicionales ya hablamos.

Saludos cordiales.
27/03/25 1:07 AM
  
sofía
Sigo:
O sea, que no me parece cierto el planteamiento: (“Quiero A si la creatura hace B. Pero la creatura hace B. Por tanto, quiero A”).
No hay un primero sucede B y como consecuencia Dios quiere A, sino la voluntad absoluta V, eterna, de salvación para quien no la rechace. Dios no es un ser temporal su "quiero" es eterno.
Nosotros sí somos temporales, de ahí que si uno se condena es porque antes ha rechazado la gracia, pero no podemos endosar a Dios nuestras limitaciones temporales.
Y sobre cómo entender la libertad, también tendría que preguntar muchas cosas, pero habrá que coger los temas de uno en uno.
Saludos cordiales

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No necesariamente la condicionalidad tiene algo que ver con el tiempo. Si desde la Eternidad Dios quiere que se dé A si se da B, entonces Dios quiere A a condición de B. Esa condición no puede ser algo creado, por lo dicho.

Saludos cordiales.
27/03/25 1:54 AM
  
Juan G. C.
Estimado Nestor:

No veo como se pasa de "No puede ser que todo querer divino sea condicional" a "Dios no puede querer la salvación de algunos en forma sólo condicional". ¿No puede Dios querer la salvación de algunos de forma condicional a otro querer divino que no sea relativo a la salvación? Muchas gracias.

Reciba un cordial saludo:
Juan G. C.

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Efectivamente, Dios quiere la salvación de algunos en forma sólo condicional, a saber, la de los que se condenan. Porque si la quisiera en forma absoluta, se salvarían, porque Dios es Omnipotente.

No veo porqué en el querer divino condicional ese otro querer divino habría de no ser relativo a la salvación, pero en todo caso, sí, la única condición posible para un querer divino es otro querer divino, como digo en el "post".

Gracias y saludos cordiales.
27/03/25 10:41 AM
  
claudio
Respetado Néstor..

El Monte Tabor demuestra que hay algunos que se salvaron, por lo menos Moisés y Elías...

Con los Santos (y Santas, claro) qué sucede ?.

En todo caso el hombre y la mujer creados pueden arruinarle el Plan hasta a Dios, "cansarlo" según Malaquías...

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Según nuestra fe es claro que algunos se salvan. Por ejemplo, los santos canonizados están en el Cielo con toda seguridad.

Nada creado puede arruinarle el plan a Dios. Dios es Omnipotente, y toda creatura sólo se mueve un milímetro si Dios la mueve como Causa Primera. Como digo en el "post", nada puede condicionar a Dios, porque Dios condiciona a todo lo que no es Él mismo.

La Escritura usa expresiones metafóricas, a veces, para hablar de Dios. Son metafóricas todas las expresiones que implican algún tipo de imperfección en la Naturaleza divina.

Por ejemplo, la Biblia habla de mano de Dios, el brazo de Dios, el ojo de Dios, etc.

Saludos cordiales.
27/03/25 12:48 PM
  
Luis López
La Biblia es luminosa al describirnos "quién" es Dios (no "qué" es Dios). Sabemos quién es por sus acciones (creación y redención). Y no hay duda de que Dios, que Padre nuestro, quiere que TODOS se salven (1 Tim.). Dios no puede querer el mal, esto es, crear un ser libre para que se condene sin excepciones , de ahí las continuas oportunidades que le da a lo largo de toda la historia sagrada hasta culminar en su Hijo, que nos trae ese auxilio sobrenatural para salvarnos, la Gracia. ¿Daría tantas oportunidades sabiendo que nadie las cogería?

Como SER omnipotente podría condenarnos a todos, sí (sería como el "dios" de Calvino, que predestina sin referencia a nuestras acciones), pero por su bondad no puede crearnos para condenarnos universalmente. Sería un inmenso contrasentido y Dios no hace absurdos, ni metafísicos (un triángulo cuadrado) ni morales (crearnos como seres libres para atormentarlos eternamente a todos en el infierno, apartados de Él, sobre todo habiendo tantos que le amamos sobre todas las cosas y deseamos estar con Él para siempre).

Eso no implica que todos se salven -la disposición de cada uno es fundamental- pero es obvio que la Biblia no diría lo anterior ("Dios quiere que todos se salven") si TODOS se condenasen. Ergo, Dios no quiere un mundo donde nadie se salvase. En cuanto al número de elegidos, ni la menor idea, aunque es de suponer -por lo anterior- que serán más que los condenados.

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Por eso digo que no parece compatible con la Sabiduría y la Bondad de Dios crear un mundo en el que todos se condenen.

Éste es un nuevo argumento para decir que no puede ser que el plan de Dios consista simplemente en darle a cada uno la gracia suficiente y luego observar a ver si alguno se salva, con la posibilidad de que no se salve ninguno, al no querer ninguno de ellos usar correctamente la gracia suficiente.

Es decir, si es verdad que Dios no puede crear un mundo en el que todos se condenen, entonces en cualquier mundo que Dios cree, Él ha de asegurarse de que al menos algunos se salven, y eso implica que en algún sentido, esas personas se salvarán necesariamente, sin que ello niegue su libre albedrío.

Por otra parte, cuando la Escritura dice que Dios quiere que todos se salven, está hablando de un libre querer divino. No está diciendo que necesariamente, si Dios crea un mundo, ha de querer que en ese mundo todos se salven.

Es cierto que en este mundo concreto, esa Voluntad divina de que todos se salven es solamente condicional, porque de hecho algunos se condenan. Pero ni siquiera dice la Biblia que esa Voluntad divina condicional de salvación de todos sea algo necesario en Dios y no sea simplemente la libre opción divina para este mundo concreto que ha querido Dios crear, en cuyo caso Dios podría haber creado un mundo en el que no quisiese ni siquiera condicionalmente que se salvasen todos.

Es cierto que se puede argumentar que dado que Dios crea a un ser humano, ha de tener una Voluntad al menos condicional de que ese ser humano alcance su fin último. En ese caso sí, en todo mundo creado por Dios y habitado por seres racionales habría en Dios una Voluntad al menos condicional de que todos esos seres racionales se salven.

En cuanto que los que se salvan sean más que los que se condenan, al menos los textos bíblicos que hablan del tema parecen decir lo contrario. Muchos son llamados y pocos elegidos, muchos entran por la puerta amplia que lleva a la perdición, y pocos por la puerta estrecha que lleva a la Vida.

Saludos cordiales.
27/03/25 1:45 PM
  
claudio
Estimado Néstor.

Mencionas "la mano de Dios", es cierto siempre está dispuesto a darnos "una mano" y de las ya dadas ni hablemos, ni las vemos y siempre están y hay una garantía que siempre estarán y aún en el Cielo, en la Vida Eterna también estará "la mano de Dios".

Pero también hay que tener presente "el silencio de Dios"...

Cómo la ves....

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Cierto, también están la ira y la paciencia de Dios. Me acabo de enterar en estos días de que Federico Barbarroja, el emperador alemán del siglo XII, llegó a instalar un antipapa en Roma y hacerse coronar Emperador por él, y que entonces, en la cumbre de su poder, cayó una peste tal sobre su ejército que tuvo que volverse a Alemania con los restos del mismo.

Ese episodio no es tan famoso como la muerte del Emperador al querer vadear un río en Oriente durante la tercera Cruzada.

Saludos cordiales.
27/03/25 6:48 PM
  
sofía
Gracias por su respuesta, aunque yo no lo veo así.

Dice usted: “La Voluntad absoluta de Dios, según eso, sería:
"Quiero que mis Voluntades acerca de la salvación de las creaturas se cumplan si las creaturas responden positivamente."
Eso es lo mismo que decir que la Voluntad absoluta de Dios es que las otras Voluntades suyas sean condicionadas por la respuesta de la creatura. Pero Dios no puede querer lo que es intrínsecamente imposible, como es que su Voluntad, la que sea, sea condicionada por sus creaturas.”

En realidad lo que yo digo en el párrafo al que se refiere usted con “según eso” es todo lo contrario de lo que dice usted aquí. Digo que la criatura no condiciona a Dios, que la condición la impone Dios a la criatura.
No es: “quiero que mis Voluntades acerca de la salvación de las creaturas se cumplan si las creaturas responden positivamente”
Es: Mi Voluntad acerca de la salvación, que siempre se cumple, es ofrecer la salvación a todos para que se salven los que no la rechacen y que no se salven los que quieran rechazarla.

Dice usted:
“Además, como digo en el "post", si Dios sabe desde la Eternidad lo que de hecho hacen las creaturas, eso sólo puede ser, o bien porque Dios aprende de sus creaturas, o bien porque el conocimiento divino, unido a la libre Voluntad divina, causa lo que hacen las creaturas, o bien por el venturoso azar.“
¿Según usted entonces si Dios conoce desde la eternidad que alguien peca será “porque el conocimiento divino, unido a la libre Voluntad divina, causa” ese pecado? No lo causa, solo lo permite, que no es lo mismo.
Dios conoce todo desde la eternidad porque para eso es Dios, plenitud de sabiduría y bondad y eterno y no necesita aprender nada de ningún ser temporal para conocerlo desde la eternidad. Y el azar estamos de acuerdo en que sobra. Ninguna de esas tres opciones.

Respecto a las mociones rompibles, no son contradictorias, porque existen en la vida real. Puse una vez el ejemplo de que yo decido que voy a tirar de la correa de mi perro pero que lo voy a dejar que se vaya si quiere irse y tira en dirección opuesta. Pues eso sería una moción rompible y no sería una contradicción imposible, es perfectamente posible. Pues si yo puedo hacerlo Dios también puede hacerlo si eso es lo que quiere.

Saludos cordiales

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Eso es lo mismo que si el Señor dijese:

“Mi Voluntad acerca de la salvación, que siempre se cumple, es que se salven los que pongan la condición de no rechazar la gracia, y que no se salven los que no pongan esa condición. Por tanto, mi Voluntad es que mi Voluntad respecto de la salvación de éste o de aquel (que en todo caso siempre ha de existir, porque Dios no quiere la salvación de algunos en abstracto, sino que quiere en concreto la salvación de éste o la salvación de aquel) sea condicionada por la creatura”.

Lo cual es imposible.

Efectivamente, Dios quiere que Pedro, por ejemplo, se salve. ¿Lo quiere absolutamente o lo quiere en forma condicional? Según Ud., sólo puede quererlo condicionalmente. Según San Agustín y Santo Tomás, si Pedro es de los elegidos, lo quiere en forma absoluta e incondicional.

Pero supuesto que lo quiere condicionalmente, hay dos posibilidades: que esa condición sea el mismo querer divino de hacer que Pedro responda positivamente, o que sea algo creado. Lo segundo es imposible. Lo primero nos tiene que llevar en definitiva a un querer divino absoluto de que Pedro responda positivamente, porque de lo contrario, la serie de quereres divinos condicionados por otros quereres divinos retrocedería “in infinitum”.

Dios causa todo lo que en el acto del pecado hay de ser y de bien, pues no hay ser ni bien que no procedan del Ser y el Bien Supremo, que es Dios. No causa lo que en el acto del pecado hay de mal, que es un no ser, más precisamente, una privación de ser, sino que lo permite.

Por tanto, el conocimiento divino del acto del pecado es el conocimiento que Dios tiene del libre decreto de su Voluntad de querer y causar todo lo que en ese acto hay de ser y de bien, y de permitir lo que en ese acto hay de mal.

No alcanza con que Dios sea Dios para que Dios conozca lo que pasa en el mundo, porque Dios es igualmente Dios si el mundo no existe. La razón del acuerdo entre lo que Dios conoce del mundo y la realidad del mundo no puede ser simplemente que Dios es Dios, porque entonces Dios sabría lo que pasa en el mundo incluso si no hubiese mundo, ya que incluso en esa hipótesis Dios es Dios.

La razón de ese conocimiento divino de lo que pasa en el mundo sólo puede estar en Dios o en la creatura. Lo segundo implica que Dios aprende de la creatura, recibe conocimiento de ella, la Inteligencia divina es informada por el ser creado. Todo ello es absurdo e imposible.

Lo primero implica que en Dios hay un acto libre, que por serlo, podría no darse, en el caso, por ejemplo, de que no hubiese mundo. Ese acto libre tiene como término, sea por causalidad o por permisión, lo que pasa en el mundo, porque sólo así el conocimiento de ese acto libre lleva al conocimiento de lo que pasa en el mundo. Por tanto, ese acto es el libre decreto divino de causar o permitir tal o cual evento mundano.

Ese libre acto divino, que puede darse o no, tampoco implica cambio en Dios, porque la contingencia de ese acto está solamente en su término creado, no en el ser mismo del acto libre, en tanto que realmente idéntico a la Esencia divina.

En el ejemplo del perro y la correa, la moción que Ud. causa no es rompible, porque no se rompe: su perro es efectivamente tirado por la correa cuando Ud. tira de ella. Luego viene otra moción, de su perro, que tira en la dirección opuesta, la cual tampoco se rompe ni es rompible. Y luego viene su decisión de Ud. de no mover más al perro, lo cual tampoco es una moción rompible, porque no es una moción.

Saludos cordiales.
28/03/25 2:51 AM
  
Gerardo S. I.
Nestor,
Tengo una duda relacionada con este tema, que me gustaria saber que opina Usted, y si sabe cual es la Doctrina Catolica, si la hay.
En mi opinion, la mayoria de la humanidad va a lograr la salvacion final (minimo mas del 50 %; yo creo que dos tercios), porque si mas de la mitad de dicha humanidad se condena, se podria concluir que con ello, el diablo obtuvo la victoria sobre Dios.
¿que opina?
Saludos cordiales.

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Por lo que tiene que ver con la doctrina católica, no tengo claro que la haya precisamente sobre este punto; lo que conozco es lo que enseñan los teólogos clásicos, como San Agustín o Santo Tomás, que se guían por los pasajes evangélicos que cito en una respuesta anterior y por eso dicen que son menos los que se salvan que los que se condenan.

En cuanto a la victoria del diablo, sólo podría consistir en hacer que se perdiese uno de los elegidos, cosa que es imposible tanto en el tomismo como en el molinismo, me refiero a una imposibilidad de la consecuencia, no del consecuente.

Nadie puede en realidad ser contendiente de Dios. El diablo actúa estrictamente dentro de los límites de la permisión divina.

Saludos cordiales.
28/03/25 5:43 PM
  
sofía
Son demasiadas cuestiones y tendré que leer sus respuestas con más detenimiento, pero por ahora empezaré por el final.
Dice usted:
“En el ejemplo del perro y la correa, la moción que Ud. causa no es rompible, porque no se rompe: su perro es efectivamente tirado por la correa cuando Ud. tira de ella. Luego viene otra moción, de su perro, que tira en la dirección opuesta, la cual tampoco se rompe ni es rompible. Y luego viene su decisión de Ud. de no mover más al perro, lo cual tampoco es una moción rompible, porque no es una moción.”
Pero eso no es cierto. Primero viene la decisión mía sobre cómo mover al perro y decido tirar de la correa pero dejar de tirar si el perro se opone, es decir, decido que mi moción se pueda romper (que sea rompible). Luego tiro de la correa y efectivamente si el perro se opone se rompe mi moción, yo dejo de tirar; pero no dejo de tirar si el perro me sigue, y en ese caso no se rompe, porque la moción solo se tenía que romper si el perro se oponía. Eso es lo que yo había decidido: una moción rompible.
Saludos cordiales

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No es que en ese caso la moción se haya roto, es que ha dejado de existir simplemente porque Ud. así lo ha decidido. La moción no ha fallado, no se le puede pedir a una moción que siga moviendo cuando el agente ha dejado de mover mediante ella. El cese de una moción no es un fallo, de lo contrario toda moción que no falle debería durar para siempre. Lo que se le puede pedir a una moción para que no falle, es que mientras exista, mueva, y eso se cumple con toda moción, porque si no mueve, no es moción. Por eso es que no hay mociones falibles en general.

Además, en su caso, hay factores que Ud. no controla, como ser la resistencia del perro. En el caso en que el Agente motor es Dios, eso no existe: nada escapa al control del Omnipotente. La moción que Ud. da no es falible, sino que está programada para ser detenida en caso de que el perro la resista con total independencia de la voluntad de Ud. Las mociones divinas tampoco son falibles, pero no pueden ser programadas así, porque la resistencia de la creatura depende de la Voluntad divina de permitirla. Más bien, la fórmula, en el caso de la moción divina, sería ésta: “Si permito que el perro resista, entonces dejo de tirar de la correa”.

Saludos cordiales.
02/04/25 1:50 AM
  
sofía
“No alcanza con que Dios sea Dios para que Dios conozca lo que pasa en el mundo, porque Dios es igualmente Dios si el mundo no existe. La razón del acuerdo entre lo que Dios conoce del mundo y la realidad del mundo no puede ser simplemente que Dios es Dios, porque entonces Dios sabría lo que pasa en el mundo incluso si no hubiese mundo, ya que incluso en esa hipótesis Dios es Dios.”

Yo creo que sí alcanza con que Dios sea Dios para que lo conozca todo.
Dios es Dios, plenitud de Sabiduría y Bondad, exista o no exista el mundo, pero el mundo existe, lo ha creado, y por eso lo conoce, pero si no existiera, también conocería su posibilidad de existencia.

Saludos cordiales

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En efecto, si el mundo existe, es porque Dios lo ha creado, pero no alcanza con que Dios sea Dios para que Dios cree el mundo, porque entonces Dios sería Creador por necesidad y no en virtud de un acto libre, ya que Dios no puede no ser Dios.

Por tanto, es evidente que no alcanza con que Dios sea Dios para que Dios sepa lo que pasa en el mundo.

Saludos cordiales.
02/04/25 2:15 AM
  
Juan G. C.
Estimado Néstor:

Muchas gracias por su respuesta, y disculpe la tardanza en responder. Pero entonces, ¿por qué no podría Dios querer la salvación de todos de forma solo condicional, de modo que, por otros "quereres" divinos, al final nadie se salvara? ¿Por qué es necesario que quiera de forma absoluta la salvación de algunos? Eso es lo que no veo que se deduzca de "No puede ser que todo querer divino sea condicional".

Reciba un cordial saludo:
Juan G.C.

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Si esos otros quereres divinos también fuesen condicionales, y así "in infinitum", eso es absurdo, imposible, como todo retroceso al infinito en una serie de condiciones.

Ha de haber por tanto un querer divino absoluto. ¿Porqué ha de ser para la salvación de algunos? Eso es lo que pongo al comienzo del "post": de "potentia absoluta", Dios podría crear un mundo en el que nadie se salvase, pero de "potentia ordinata", es decir, considerando el Poder de Dios no solamente en sí mismo sin en relación con su Sabiduría y Bondad, si Dios crea seres racionales, es para que algunos de ellos al menos lleguen a su fin último.

Y entonces, como detrás de esto, por lo dicho, ha de haber un querer divino absoluto, esos seres racionales que llegan al fin último necesariamente llegan él, aunque no lleguen necesariamente a él, es decir, llegan con necesidad de la consecuencia, no del consecuente.

Saludos cordiales
02/04/25 10:00 AM
  
sofía
En cuanto a Dios, yo no he dicho ni sugerido en ningún momento que haya creado el mundo por necesidad, claro que lo ha creado libremente. No he dicho que basta que Dios sea Dios para que cree el mundo, he dicho que basta que Dios sea Dios, para que lo conozca todo, porque es Sabiduría infinita, y por tanto conoce todo lo que existe y lo que podría existir.

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No basta con que Dios sea Dios, si además no ha creado el mundo, para que Dios conozca lo que de hecho sucede en el mundo.

Si lo ha creado, hay que explicar la correlación entre el mundo existente y lo que Dios sabe de él.

Alguna razón tiene que haber, porque si Dios, siempre siendo Dios, no hubiese creado el mundo, esa correlación no existiría.

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Respecto a la moción, esta agente no considera un fracaso de su moción, ni de sí misma, que esa moción sea rompible, puesto que mi voluntad era precisamente mover de esa manera, diseñar una moción que lleve al perro a donde yo estoy si no se resiste cuando tire de la correa, pero que se interrumpa si el perro se resiste, permitiendo que se vaya el perro. Una moción rompible es la que se puede romper o no, y si no se rompe, no seguirá indefinidamente porque de todos modos cesará cuando alcance su objetivo. Si se rompe, no alcanzará ese objetivo, claro está, porque esa es mi voluntad al diseñarla.
Por tanto la moción rompible no es ninguna contradicción.

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Precisamente, porque su moción no fracasa ni falla, es que tampoco se rompe. Rompible y falible es lo mismo. De hecho, "falible" es la palabra que usa Marín - Solá, "rompible" la que usa Maritain.

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Lo que sí es cierto es que cuando yo digo que permitiré al perro irse si quiere, no lo estoy determinando a irse ni a quedarse, su voluntad es independiente de la mía, en cambio parece ser que usted dice que Dios sí nos predetermina a unos a querer irse y a otros a querer quedarse. En el caso de Dios, permitir el mal parece ser que es causar que suceda el mal, si lo permite ocurrirá forzosamente. En ese caso Dios sería causa al menos indirecta del mal, puesto que ha creado seres malos que harán siempre el mal a menos que él los haga querer hacer el bien en cuyo caso harán forzosamente el bien.

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Permitir no es querer ni causar, es solamente no impedir. Dios no está obligado a impedir todos los pecados de las creaturas, por eso tampoco es responsable ni causa de ellos si ocurren, tampoco en el caso de que ocurran necesariamente (con necesidad de la consecuencia, no del consecuente) en caso de que los permita.

Cuando Dios mueve a las creaturas a realizar libremente el bien, es absurdo decir que las creaturas hacen el bien forzosamente. Es lo que digo en el "post".

Dios no es causa del pecado, porque para que un acto sea pecado hace falta un no ser, una privación, la falta de adecuación a la norma moral, y Dios causa solamente lo que hay de ser y de bien en el acto del pecado. Lo que hay de mal solamente lo permite.

La Escritura está llena de frases como ésta:

"Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del Señor; a todo lo que quiere lo inclina." (Prov. 21, 1);

"porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer , para su beneplácito." (Fil. 2, 13);

"Vuélvenos, Señor, a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio." (Lam. 5, 21);

"Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra." (Ez. 36, 27).

La Liturgia de las horas casi que no le pide a Dios otra cosa, sino que mueva nuestras voluntades a hacer el bien, algunos ejemplos:

"Tú que en la cruz obtuviste del Padre el perdón para tus verdugos, concédenos amar a los enemigos y orar por los que nos persiguen."

"Haz que trabajemos contigo para impregnar este mundo con tu Espíritu, y que así la ciudad terrena alcance más eficazmente su fin en la justicia, la caridad y la paz."

"Haz que quienes aún no creen en el Evangelio entren en tu Iglesia, y que con buenas obras la edifiquen siempre en la caridad."

"Concédenos, te rogamos, Señor, una perseverante servidumbre en tu voluntad, para que en nuestros días se acreciente en mérito y en número el pueblo que te sirve."

"Haz que colaboremos con alegría en la perfección del orden del mundo, para que por tu Iglesia se difunda más fácilmente el anuncio de la paz."

"Concédenos alegrar hoy con nuestra benevolencia a los necesitados, y al socorrerlos encontremos en ellos a ti mismo."

"Danos obrar el bien, lo recto y lo verdadero ante ti, y buscarte siempre con todo el corazón."

"Tú que te compadeciste de toda dolencia, levanta la esperanza de los enfermos y sánalos, y haznos solícitos en ayudarlos."

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¿No existe posibilidad de que las criaturas hagan por sí mismas ni siquiera actos neutros moralmente? (...)
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Las creaturas hacen por sí mismas aquello que Dios les concede hacer moviéndolas infaliblemente a que lo hagan. La Causa Primera mueve a las causas segundas a que realicen sus propias acciones.

En definitiva, un "dios" que sólo quisiese condicionalmente la salvación de todas o de algunas de sus creaturas racionales, a saber, con la condición de que respondiesen positivamente a la gracia, no daría ninguna moción falible ni rompible, porque nada ocurriría en el mundo fuera de lo querido por ese "dios", ya que un querer condicional no se frustra por el hecho de que no se cumpla la condición bajo la cual se quiere algo.

Si se quiere A en el caso de B, quiere decir que no se lo quiere fuera de ese caso, y entonces, si A no ocurre cuando B tampoco ocurre, eso no va contra la voluntad del que así quiere A.

En ese mundo, sería posible que todas las creaturas racionales se condenasen, y eso tampoco sería contrario a la voluntad de ese "dios", por lo dicho.

Si de hecho eso no va a ser así en nuestro mundo, ello se debe en esta hipótesis solamente a la feliz circunstancia de que algunas creaturas deciden responder positivamente a la gracia divina, lo cual convierte a ese "dios" en un dios afortunado.

Y si ese "dios" conoce con certeza desde la Eternidad que algunas creaturas suyas se salvarán, simplemente porque la Eternidad es simultánea con todo momento del tiempo, entonces ese "dios" es el primer destinatario de la "buena noticia", al enterarse, por lo que ve ocurrir de hecho, de que algunas creaturas racionales se salvan.

Nada cambia en el fondo con decir que ese "dios" es destinatario de la "buena nueva" desde la Eternidad.

No se puede decir en esa hipótesis que realmente ese "dios" sea Salvador. La salvación de Pedro se debe al factor diferencial que hace que Pedro se salve en vez de condenarse, y en este esquema ese factor diferencial es solamente la libre decisión de Pedro de aceptar la gracia en vez de rechazarla.

O sea que en el fondo, lo que este "dios" afortunado recibe desde la Eternidad de las creaturas es la "buena nueva" de la autosalvación de algunas creaturas racionales.

Saludos cordiales.
10/04/25 2:31 AM
  
sofía
Antes que nada aclararé que yo no tengo el menor problema con esas citas bíblicas, tal cual. Y es que yo creo en Dios tal como se ha revelado plenamente en Jesucristo, quien nos dijo: “...Pedid, y se os dará… Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”

Usted añade mentalmente a las citas bíblicas su interpretación bañeciana, pero yo no, aunque reconozco que la Iglesia Católica admite tanto esa interpretación como la molinista o la tomista no bañeciana. Yo, de momento prefiero la tomista no bañeciana a la tomista bañeciana, porque rechazo la reprobación negativa antecedente, pero lo esencial es que estoy plenamente de acuerdo con las Sagradas Escrituras interpretadas desde la Iglesia Católica. Lo importante para un católico es que rechace interpretaciones luteranas o calvinistas o pelagianas o jansenistas; pero entre las interpretaciones católicas podemos elegir la que más nos convenza.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice el catecismo sobre el misterio de la “predestinación” y con lo que dice Trento sobre la gracia, tal cual, tal como se interpreta desde el sentido común y el lenguaje normal – ninguna necesidad para el católico de a pie de añadirle interpretaciones bañecianas, aunque ustedes puedan hacerlo si quieren, pero no hay por qué.

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En ese caso, lo que Ud. dice de su perro no se aplica a las creaturas racionales:

"no lo estoy determinando a irse ni a quedarse, su voluntad es independiente de la mía"

porque esas citas muestran con total claridad que la voluntad de las creaturas racionales sí depende de la Voluntad divina, y no sólo para poder querer, sino para el querer mismo.

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A partir de esa aclaración, puedo seguir intentando comprender lo que usted dice, puesto que podemos razonar sobre nuestra fe.

Dice usted: “Precisamente, porque su moción no fracasa ni falla, es que tampoco se rompe. Rompible y falible es lo mismo. De hecho, "falible" es la palabra que usa Marín - Solá, "rompible" la que usa Maritain.”

Yo no puedo fallar como agente porque precisamente he diseñado una moción rompible (para que se pueda romper o no). No fallo si se rompe y no fallo si no se rompe, en ningún caso. Tampoco considero que una moción rompible falle cuando se rompe, por eso prefiero llamarla moción rompible, como Maritain, pero también acepto que se la llame falible, teniendo en cuenta que la moción puede alcanzar o no un objetivo, según se rompa o no. Marín-Solá se fijará en ese aspecto de la posibilidad de que no alcance ese objetivo. Pero el nombre es lo de menos. La cuestión es que la moción rompible no es una contradicción como un círculo cuadrado, sino algo que existe en la realidad.

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La moción no es una entidad en sí, la moción es un acto del agente y el efecto de ese acto en el paciente. Si el agente no falla, la moción no falla.

¿Si la moción "se rompe", no falla? ¿Qué quiere decir que la moción se rompe? No puede ser simplemente que se detiene y deja de mover, porque eso puede ser lo que quiere precisamente el agente, mover hasta ese punto, y entonces, no es que la moción se haya roto, sino que terminó, es decir, el agente dejó voluntariamente de mover.

Para decir que la moción "se rompe", por lo menos habría que pedir, entonces, que el agente quisiese que la moción fuese más allá de adonde de hecho llega. Ahora bien, ese querer puede ser absoluto o condicional. Si es absoluto, ahí sí se puede hablar, en este sentido al menos, de una moción "rota". Pero justamente eso es lo que no puede pasar con el querer absoluto de Dios, que es Omnipotente.

Si ese querer es condicional, entonces el agente quiere que la moción siga más allá de adonde de hecho llega, solamente si se da tal o cual condición. Por lo cual, en el caso de que esa condición no se dé, tampoco se puede decir que la moción se haya roto, pues hemos debido acudir a la voluntad del agente para poder darle sentido a la "rotura" de la moción, y una voluntad condicional rige solamente cuando se da la condición en cuestión, no cuando no se da.

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Dice usted:
“Si lo ha creado, hay que explicar la correlación entre el mundo existente y lo que Dios sabe de él.
Alguna razón tiene que haber, porque si Dios, siempre siendo Dios, no hubiese creado el mundo, esa correlación no existiría.”

Más bien lo inexplicable sería que no hubiera una correlación entre ese mundo creado y lo que Dios sabe de él, puesto que Dios lo sabe todo. Y a mi parecer si no hubiese creado el mundo también habría una correlación entre ese mundo posible y lo que Dios sabe de él, incluyendo que sabe que no es existente porque no lo ha creado.

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Exacto, si Dios no hubiese creado el mundo, sólo habría una correlación entre lo que Dios sabe y el mundo posible, no el mundo actualmente existente, que en esa hipótesis no existiría.

Y sin embargo, Dios no sería ni un ápice menos Dios que en la hipótesis en la que Dios sí crea el mundo.

Por tanto, no alcanza con que Dios sea Dios para que sepa lo que sucede en el mundo actualmente existente.

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Dice usted:
“Permitir no es querer ni causar, es solamente no impedir. Dios no está obligado a impedir todos los pecados de las creaturas, por eso tampoco es responsable ni causa de ellos si ocurren, tampoco en el caso de que ocurran necesariamente (con necesidad de la consecuencia, no del consecuente) en caso de que los permita.”
De acuerdo en que Dios no está obligado a impedir todos los pecados de las criaturas, pero en el caso de que ocurran necesariamente siempre que los permita, tampoco las criaturas son responsables, puesto que no se han creado a sí mismas para hacer necesariamente el mal si Dios no lo impide sino que, aparentemente, habrían sido creadas para hacer necesariamente el mal si Dios no lo impide. Conste que yo no creo que eso sea verdad porque no creo en la reprobación antecedente ni positiva (calvinista) ni negativa (tomista bañeciana)

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Las creaturas no son responsables si sus acciones se siguen necesariamente de la permisión divina con necesidad del consecuente, sí lo son, si esas acciones se siguen necesariamente de la permisión divina con necesidad solamente de la consecuencia.

Porque todas las acciones libres y responsables de las creaturas racionales son necesarias con necesidad de la consecuencia, no del consecuente. Por ejemplo, esta consecuencia: "Si Dios sabe desde la Eternidad que mañana levantaré libre y responsablemente el brazo, entonces levantaré libre y responsablemente el brazo", es necesaria. Lo que no es necesario es el consecuente: "Levantaré libre y responsablemente el brazo".

En un sentido, es imposible que las cosas sucedan de otro modo de como Dios sabe que han de suceder. Simplemente porque Dios no puede equivocarse. Más aún, simplemente porque no se puede saber lo falso. Y no sirve tampoco decir que la Eternidad no es temporal, sino simultánea con cada momento del tiempo. Precisamente por eso, ese saber está ya presente en Dios desde la Eternidad, y por tanto, visto desde nosotros, también durante todo el tiempo anterior al evento en cuestión, desde la Creación del mundo.

Y lo que es imposible que no suceda, es necesario que suceda. Eso se aplica también a los actos libres de las creaturas racionales. Lo que pasa es que esos actos no son necesarios en sí mismos, sino que lo que es necesario es que sucedan supuesto que Dios los conoce desde la Eternidad. Eso se llama necesidad de la consecuencia y no del consecuente, necesidad condicional y no absoluta, necesidad en sentido compuesto y no en sentido dividido.

La permisión divina incluye obviamente algo más que el conocimiento, pero el caso es que la necesidad de la consecuencia y no del consecuente no va contra la libertad y responsabilidad de las creaturas racionales.

Porque en efecto, dado que la creatura no hace nada si no es movida por el Creador para hacerlo, en el caso en que la creatura debe optar entre pecar o no pecar, no tiene otra posibilidad, de modo que debe hacer una de esas dos cosas, y si Dios no la mueve para que no peque, entonces peca. Esa necesidad no afecta la libertad de la creatura, porque es la necesidad de hacer libremente una cosa o hacer libremente la otra, pero la creatura no hace nada libremente sin ser movida eficazmente a ello por Dios, eso es lo que dicen las citas bíblicas y litúrgicas que puse antes.

En el caso del pecado ya dijimos que Dios mueve a todo lo que en el acto de pecado hay de ser y de bien, y permite solamente, sin mover a ello ni causarlo, lo que hay de mal y de no ser, es decir, de privación, y por tanto, propiamente de pecado.

En cuanto a Santo Tomás, es tomista bañeciano :). Ya en este pasaje de Ia., q. 23, a. 3, c., dice:

"Así como la predestinación incluye la voluntad de otorgar la gracia y la gloria, así también la reprobación incluye la voluntad de permitir a alguien caer en culpa y de inferir la pena de la condenación por la culpa."

Es claro que la reprobación positiva consecuente es eso, inferir la pena por la culpa prevista de la creatura racional. Antes de eso, Santo Tomás pone otra cosa, que es obviamente anterior a la culpa misma, porque es la permisión de la culpa, y que para Santo Tomás es parte de la reprobación, que bajo ese aspecto no puede llamarse sino reprobación negativa antecedente.

Dice ahí mismo en ad 2um:

"De distinta manera se relacionan la reprobación y la predestinación con la causalidad. Pues la predestinación es causa de lo esperado en la vida futura por los predestinados, esto es, la gloria; y es causa, también, de lo que se recibe en la vida presente, esto es, la gracia. En cambio, la reprobación no es causa de lo que hay en la vida presente, esto es, la culpa, pero es la causa del abandono por parte de Dios. Sí es causa de lo que se retribuirá en el futuro, esto es, la pena eterna. Pero la culpa proviene del libre albedrío del que es reprobado y es abandonado por la gracia. Y según esto se verifica lo dicho por el profeta: Israel, tú mismo te pierdes."

Hay algo de lo que la reprobación divina es causa, y que es distinto de la retribución futura, pero no es la culpa (ésa sería la tesis calvinista). Es "el abandono por parte de Dios". No dice que la causa de ese abandono sea la culpa de la creatura, y sí dice que es la reprobación divina. Eso no se explica si Santo Tomás pensase que el abandono por parte de Dios es, radicalmente hablando, efecto de la culpa de la creatura.

En cambio, se entiende perfectamente que ese "abandono por parte de Dios" es o incluye la permisión divina del pecado, que es lógicamente anterior al pecado mismo.

Sin duda, la culpa puede hacer que la creatura pierda tal gracia particular, pero a su vez esa culpa ha supuesto la falta de la gracia eficaz, la que hace obrar, y no se puede retroceder al infinito en la serie de culpas que producen la falta de la gracia eficaz y a su vez suponen la falta de una gracia eficaz anterior.

Nótese que estamos hablando aquí de la gracia eficaz, porque contra el jansenismo, Dios da siempre la gracia suficiente para poder no pecar.

Fijarse que el pasaje no termina en "pero la culpa proviene del libre albedrío del que peca (lo cual es una gran verdad, obviamente) y es abandonado por la gracia", sino "pero la culpa proviene del libre albedrío del que es reprobado y es abandonado por la gracia".

Por algo esa frase, "sed est causa derelictionis a Deo", ha sido censurada en las dos traducciones de la BAC, la antigua y la nueva.

Por eso, no sé qué que cosa más "bañeciana" puede haber que este pasaje de Ia, q. 23, a. 5, ad 3um:

"En la misma bondad divina puede encontrarse la razón de la predestinación de algunos y de la reprobación de otros. Pues en este sentido se dice que Dios hizo todas las cosas debido a su bondad: para que la bondad divina estuviera representada en las cosas. Por lo tanto, es necesario que la bondad divina, que en sí es una y simple, esté representada de múltiples formas en las cosas, debido a que las cosas creadas no pueden alcanzar la simplicidad divina. De aquí que para la plenitud del universo se precisen diversos grados en las cosas, de las cuales algunas tengan un lugar alto y otras uno bajo en el universo. Y para que se conserve la multiformidad de grados en las cosas Dios permite que haya algunos males a fin de que no se impidan muchos bienes, como ya se dijo anteriormente (q.2 a.3 ad 1; q.22 a.2).

Por lo tanto, tomemos todo el género humano como la totalidad de las cosas. Y así, respecto de los hombres, en algunos, a los que predestina, Dios quiso representar su bondad por modo de misericordia, perdonando, y en otros, a los que reprueba, por modo de justicia, castigando. Y ésta es la razón por la que Dios a unos predestina y a otros reprueba. A esta misma causa se refiere el Apóstol en Rom 9,22s. cuando dice: Queriendo Dios mostrar su ira (esto es, su justicia vindicativa), y queriendo dar a conocer su poder, soportó (esto es, permitió) con mucha paciencia los vasos de la ira preparados para la perdición a fin de dar a conocer la riqueza de su gloria en los vasos de la misericordia preparados para la gloria. Y en 2 Tim 2,20, dice: En una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; unos, para usos honrosos; otros, para usos viles.

Pero porqué elige a éstos para la gloria y a aquellos los reprueba, eso no tiene razón sino en la Voluntad divina. Por eso dice San Agustín en Super Ioannem: porqué trae a éste y a aquel no lo trae, no lo quieras juzgar, si no quieres errar."

Meditemos esta frase de Báñez, digo, de Santo Tomás:

"Y así, respecto de los hombres, en algunos, a los que predestina, Dios quiso representar su bondad por modo de misericordia, perdonando, y en otros, a los que reprueba, por modo de justicia, castigando. Y ésta es la razón por la que Dios a unos predestina y a otros reprueba."

Ésta es la razón, dice Ba.., digo, Santo Tomás. ¿No era éste el lugar preciso para decir que esa razón es el pecado de unos y los méritos de otros? Más bien, ha comenzado diciendo que en definitiva, la razón es la "la bondad divina", que debe ser representada en los diversos grados de bondad y perfección de las creaturas, y especialmente, por la misericordia en unos casos, y por la justicia (que es buena, no olvidemos) en otros.

Y la frutilla de la torta:

"Pero porqué elige a éstos para la gloria y a aquellos los reprueba, eso no tiene razón sino en la Voluntad divina. Por eso dice San Agustín en Super Ioannem: porqué trae a éste y a aquel no lo trae, no lo quieras juzgar, si no quieres errar."

Hay que ser bañeciano, sin duda, para ver un misterio insondable ahí donde la sencilla respuesta es: "porque previó que éstos iban a aceptar la gracia y aquellos otros no", y en vez de eso, decir que ello "no tiene razón sino en la Voluntad divina".

¿Santo Tomás, entonces, discípulo de Báñez? No, mucho más sencillo: Báñez, fiel discípulo de Santo Tomás.

Saludos cordiales.
14/04/25 2:32 PM
  
sofía
Respecto a ese “dios”, aunque esto se ha alargado bastante, al menos voy a empezar de momento con lo primero que usted dice:

“En definitiva, un "dios" que sólo quisiese condicionalmente la salvación de todas o de algunas de sus creaturas racionales, a saber, con la condición de que respondiesen positivamente a la gracia, no daría ninguna moción falible ni rompible, porque nada ocurriría en el mundo fuera de lo querido por ese "dios", ya que un querer condicional no se frustra por el hecho de que no se cumpla la condición bajo la cual se quiere algo.”


En realidad lo que quiere Dios es que todos los hombres se salven excepto los que rechacen su gracia, y sí mandaría mociones de cualquier tipo que quiera mandarlas, porque sin esas mociones al bien no habría posibilidad de salvarse y él quiere que todos los hombres se salven excepto los que rechacen esa salvación.

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Es lo mismo querer que todos los hombres se salven excepto los que rechacen la salvación, y querer que todos los hombres se salven a condición de que no rechacen y sí acepten la salvación. Es una voluntad condicional, y no va contra esa voluntad condicional que ningún hombre se salve, si ninguno acepta la salvación y todos la rechazan.

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Quien salva es Dios que es quien nos da la salvación. El hombre no podría salvarse nunca por sí mismo.

Saludos cordiales

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En su teoría Dios no nos da la salvación, porque según Ud. Dios le da lo mismo al que se salva y al que se condena, y es claro que no les da a ambos la salvación.

Saludos cordiales.
14/04/25 2:58 PM

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