Festividad de Santo Tomás de Aquino
Según Benedicto XVI el cristianismo es la religión del Logos. El prólogo de San Juan nos muestra al Logos que en el principio y desde siempre está junto a Dios y es Dios, y que se hizo carne y habitó entre nosotros.
“Logos” en griego quiere decir muchas cosas (palabra, norma, medida, ley), pero todas tienen que ver con la razón, la inteligencia. La Palabra en Dios no es una voz ni un sonido, sino algo espiritual, algo que tiene que ver con el intelecto, es aquello que procede de la Inteligencia divina al conocerse Dios perfectamente a Sí mismo y en Él mismo a todas las cosas.
El cristianismo, según esto, es la religión de la razón, porque es la religión de la Inteligencia divina, de la Palabra que ha creado el mundo (Fiat lux), ha revelado el plan de Dios a los profetas, y se ha hecho hombre en la plenitud de los tiempos en Jesucristo.
De esa Inteligencia divina participa toda creatura inteligente, angélica o humana, y las mismas leyes esenciales y naturales que rigen a los entes irracionales son una irradiación del Plan que subsiste eternamente en la Mente de Dios.
Lejos de ser, entonces, la religión de la fe contraria a la razón, el cristianismo es la religión de la fe que es la respuesta de la inteligencia y la voluntad del hombre, movidas por la gracia de Dios, a la Revelación que procede de la Inteligencia y la Voluntad divinas.
Por eso no es de extrañar tampoco que haya sido en Europa occidental donde se desarrolló, a partir del Renacimiento, la ciencia moderna. Curiosamente, para los aficionados a la “leyenda negra”, luego de mil años de civilización católica.
Los griegos llegaron hasta donde llegaron, pero fue después de mil años de catolicismo que se pudo aplicar el método experimental. El P. Stanley Jaki, doctor en Teología y en Física, lo explica muy bien: para los griegos, el mundo, en el fondo autosuficiente como Dios mismo, se regía por leyes necesarias que la sola razón especulativa debería poder descubrir, para los cristianos, el mundo, fruto de una libre iniciativa del Creador, es algo contingente que no se puede, en su detalle, calcular “a priori”, sino que exige el recurso a la experiencia.
Lástima que el P. Jaki se entusiasma demasiado con el tema de la contingencia del mundo y así llega a darle cierta preferencia al voluntarismo escotista y nominalista sobre el intelectualismo realista de Santo Tomás.
Ya en 1277 el Obispo de París, Esteban Tempier, condenaba unas doscientas y pico de tesis de los “averroístas latinos”, que siguiendo la interpretación averroísta de Aristóteles hacían del mundo una emanación necesaria de Dios y negaban la Libertad divina. Pero Tempier, fervoroso agustiniano, mezcló dos o tres tesis de Santo Tomás en la condena, pues estaba convencido de que el tomismo no se alejaba lo suficiente del necesitarismo averroísta.
De hecho, en 1322, cuando se canoniza a Santo Tomás, se anula la condena de Tempier por lo que tocaba a esas dos o tres tesis tomistas.
Esa convicción nacida de la condena de 1277, según la cual en el tomismo no se defendía suficientemente la Libertad divina, llevó a Duns Escoto y a su sucesor, Guillermo de Ockham, a afirmar el primado de la voluntad sobre la inteligencia, y hacer depender las esencias mismas de las cosas creadas de la Voluntad divina, el primero, o negarlas sin más, el segundo.
Se pasó así del reconocimiento de la contingencia del mundo, que es absolutamente imprescindible para el cristiano y para todo hombre razonable, a un contingentismo que destruye todo nexo racional necesario y relativiza por eso mismo todo razonamiento humano. Es decir, con el voluntarismo y el subsiguiente nominalismo se abrió la puerta a la Modernidad.
De hecho eso ayudó, “per accidens”, al surgimiento de las ciencias modernas, por la consiguiente concentración en lo empírico de los autores nominalistas previos a Galileo, como por ejemplo Buridán. Tal vez en una cultura que hubiese permanecido realista las ciencias experimentales habrían demorado un poco más en aparecer, pero el costo en términos de destrucción cristiana y humana de Occidente habría sido sin duda muchísimo menor.
El nominalismo declara imposible la Metafísica como ciencia, cierra a la inteligencia humana el camino hacia Dios, que queda en todo caso como objeto de un puro fideísmo, elimina la noción de la naturaleza humana y con ello el fundamento mismo de la dignidad de la persona humana y de sus derechos y deberes.
En Santo Tomás la contingencia de las cosas no consiste en que sus esencias puedan ser distintas de como son, por ejemplo, que el perro pueda ser reptil o que el triángulo pueda tener cuatro lados, sino en que esas esencias no tienen ninguna necesidad de existir, y sólo vienen a la existencia en virtud de una libre decisión del Creador.
Tampoco es que las esencias de las cosas se le “impongan” a Dios, como parece que temían los herederos de la condena de Tempier. Las esencias de las cosas son los (infinitos) modos posibles en que puede ser participada e imitada la Esencia divina, que por tanto no pueden ser otros que los que son, como la misma Esencia divina no puede ser otra que la que es: Dios es el Ser Necesario.
La libertad absoluta no existe, es absurda y contradictoria, sería la libertad de existir o no existir y de ser libre o de no serlo, de modo que en el primer caso habría que existir antes de existir, y en el segundo, habría que ser libre antes de ser libre.
Hay ciertos “no poderes” en Dios que son justamente signo de su Omnipotencia y Perfección absolutas: no poder pecar, no poder fallar, no poder ignorar nada, no poder ser malo, no poder no ser Dios, no poder no ser, no poder cambiar, no poder dejar de existir, etc.
Además, si bien las esencias de las cosas son necesarias y no pueden ser distintas de como son, las cosas pueden perder la esencia que tienen y adquirir otra (cambio sustancial) y además hay muchos accidentes contingentes en las cosas que pueden no darse en ellas o darse de otra manera (cambio accidental).
Por eso en el tomismo hay lugar tanto para una metafísica que procede por razonamiento deductivo (siempre partiendo, como es obvio, de la experiencia) como para una ciencia particular experimental que contrasta con la experiencia las hipótesis acerca del modo en que “funcionan” las cosas de este mundo.
El mundo actual presenta la paradoja más desconcertante. La frase de Heidegger según la cual nunca se supo tantas cosas acerca del hombre y nunca se supo tan poco acerca del hombre es más actual aún hoy día. Estamos en un estadio avanzadísmo de la descomposición que comenzó en 1277, a raíz de la condena de Tempier.
Los avances científicos y tecnológicos actuales son algo absolutamente asombroso, y nos quedamos cortos. Al mismo tiempo, un ataque de estupidez en grado de locura parece haberse apoderado de nuestras sociedades. El contraste no puede ser más agudo.
En el siglo XIII, cuando la Iglesia hacía frente a la ofensiva musulmana que era tanto militar como intelectual, y que enarbolaba a Aristóteles como bandera de guerra contra el cristianismo, y mientras la mayoría de los teólogos católicos seguían pensando en hacer frente a ese ataque basados exclusivamente en el platonismo heredado de San Agustín, la Providencia divina suscitó al Doctor Angélico, que con su inteligencia ya prodigiosa en lo natural, y potenciada más aún por la gracia sobrenatural, vivida en grado de santidad, además, realizó la síntesis suprema del pensamiento humano y cristiano, no sólo para la contingencia histórica de su tiempo, como pretenden algunos, sino para los siglos futuros, pues resolvió los problemas no con ingeniosidades del momento para salir del paso, sino penetrando más que sus geniales predecesores, en los que se apoyaba, en las esencias eternas de las cosas.
Que por la intercesión de Santo Tomás de Aquino esa misma Providencia divina se apiade de la Iglesia y del mundo en el tiempo actual, y suscite, si no un genio comparable al Angélico, que en estos tiempos tendría mucho de milagro de los más sobrenaturales, sí una gran cantidad de fieles seguidores que profundicen día tras día en sus obras inmortales y guarden para las generaciones futuras, si no llega antes la Parusía, el tesoro de la luz divina en estos tiempos de la más negra oscuridad. Así sea.
30 comentarios
-Oiga - le dije - ¿no ve por el hábito que son dominicos?
-No soy experta en órdenes medievales- me contestó.
Entonces le pregunté al párroco quién era el otro dominico y me enteré, para mi sorpresa, que se trataba de Santo Tomás de Aquino.
Cuando yo estudiaba la fiesta de Santo Tomás de Aquino era el 8 de marzo y aquel día no íbamos a clase pero sí a misa, por eso le llamábamos irreverentemente "Fiesta de Aquino Sestudia", tiene gracia decir eso el día de ese santo precisamente ¡muchachas ignorantes!.
Después de muchos años me di cuenta que el Santo me había acompañado en mis estudios porque todos mis profesores fueron tomistas, hasta la profesora de Filosofía, Doña Carmen, lo era.
Por eso, aunque Santo Tomás de Aquino no sea de los santos más populares, yo le tengo un cariño especial.
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Muchas gracias e igualmente. Dice Chesterton que Santo Tomás es como esas montañas que son tan grandes y silenciosas que nadie las ve. O al menos dice algo parecido :)
Saludos cordiales.
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En efecto, "El Buey Mudo". Es ahí donde compara a Santo Tomás con una montaña grande y silenciosa de cuya presencia se va tomando conciencia de a poco.
Y es que en realidad todo ser humano es tomista, cuando piensa como debe.
Saludos cordiales.
1) ¿Recomendaría leer a Francisco Suarez? o deberíamos tomar sus obras "con cuidado"
2) ¿El realismo le da poca importancia a la búsqueda del conocimiento empírico?
3) Dado que en el artículo dice "la religión de la razón" ¿Podemos afirmar rectamente que la Inteligencia Divina "vio" que era mejor crear que no crear?
4) Con respecto a los "no poderes". La frase "Dios no puede engañarse" me parece evidente. Pero la segunda parte "Dios no puede engañarnos", aunque la acepto, no la entiendo. ¿Me podría explicar por favor? Haciendo analogía, yo entiendo que es muy difícil engañarme a mí mismo, pero sí podría engañar a los demás.
Cómo siempre agradezco de antemano por sus respuestas.
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Suárez intentó una especie de conciliación entre el tomismo, el escotismo y el nominalismo, de tipo ecléctico, o sea, más tomando un poco de aquí y otro poco de allá que desarrollando coherentemente algunos principios básicos y verdaderos como hace Santo Tomás.
Como consecuencia, es más complicado y menos coherente y profundo. Es cierto que hay quien dice que “en Suárez se oye a toda la escuela”, precisamente por ese cariz ecléctico, pero en todo caso pienso que sería útil leerlo teniendo una buena formación tomista previa.
Por “conocimiento empírico” podemos entender dos cosas: simplemente un conocimiento basado en la experiencia, y eso incluye las mismas 5 vías de Santo Tomás, cuyos puntos de partida son hechos de experiencia, o un conocimiento que verifica experimentalmente hipótesis previamente concebidas, y eso no es propio de la filosofía ni de la teología, sino de las ciencias particulares como la física o la química. Por supuesto que estas ciencias encuentran cómodamente su lugar en el marco de una filosofía realista como la de Santo Tomás.
Lo que me parece que podemos decir es que la Inteligencia divina ha visto desde la Eternidad que crear es bueno, pero no es necesario, de modo que ha sido la libre Voluntad divina la que ha elegido crear en vez de no crear.
Cuando decimos que Dios no puede equivocarse o engañarse, lo decimos por la perfección absoluta de su Inteligencia, mientras que cuando decimos que no puede engañarnos o mentirnos es por la perfección absoluta de su Bondad y Santidad, que es incompatible con la misma posibilidad de querer engañarnos o mentirnos.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
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Lo que pasa es que no hace falta ser infalible para estar en lo cierto, pero una vez que una tesis es verdadera, es inevitable que todo lo que la contradiga sea falso.
Es como cuando se arma un rompecabezas: existe la posibilidad de armarlo bien, y es una sola.
Saludos cordiales.
Aunque creo haberlo leido antes, en mi carrera de Derecho, no lo he tenido presente ultimamente.
Gracias
Gisela Fiorito
Montevideo-Uruguay
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En efecto, sobre todo en Filosofía del Derecho es fácil encontrarse con Santo Tomás porque es el exponente máximo de la teoría de la ley natural o iusnaturalismo como fundamento del orden jurídico.
Si en nuestro mundo se estudiase más a Santo Tomás la confusión conceptual retrocedería significativamente, pienso.
Saludos cordiales.
5) En el artículo menciona "El platonismo heredado de San Agustín". ¿Tiene errores filosóficos San Agustín?
6) ¿Qué nos quiere decir con "no se puede, en su detalle, calcular 'a priori'” ?
7) La física se encarga de estudiar la materia y vemos los accidentes. ¿Pero es posible llegar a descubrir, algún día, empíricamente la forma y la sustancia o sólo podemos saber su "existencia" por el método deductivo (la razón)?
Gracias, por sus respuestas.
Me siento como un principiante ante estos temas. Pero muy participante como ya vio.
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En general habría que decir que la filosofía de San Agustín es incompleta en algunos puntos donde es completada magníficamente por Santo Tomás, precisamente porque éste aporta el punto de vista aristotélico y hace así una síntesis impresionante entre San Agustín y Aristóteles.
En algunos puntos particulares pienso que sí habría que señalar un error en la filosofía agustiniana, por ejemplo, cuando dice que la sensación es obra solamente del alma espiritual, que está atenta a las modificaciones que sufren los órganos de los sentidos y produce las imágenes sensibles correspondientes, sin recibirlas de las cosas mismas.
Con eso de que el detalle de los fenómenos no se puede calcular "a priori" me refiero a que no puede deducirse de algunos principios generales sin recurrir a la experiencia, como sí sucede en las ciencias deductivas de tipo axiomático. No hay deducción a partir de principios generales que nos haga saber que el agua hierve a 100 grados, que se compone de hidrógeno y oxígeno, etc. En cambio, en sus "Elementos", Euclides demuestra deductivamente las verdades geométricas partiendo de unos pocos axiomas, postulados y definiciones.
En efecto, los principios metafísicos como el acto y la potencia, la materia y la forma, la sustancia y los accidentes, etc., no pueden ser verificados experimentalmente, porque no pertenecen al plano de los accidentes sensibles. Son exigencias racionales de las cosas dadas en nuestra experiencia cuando se las contempla a la luz del principio de no contradicción. Por ejemplo, el hecho de que todo cambio implique alguna permanencia nos lleva a concluir que lo que cambia se compone de dos elementos, uno que permanece y otro que no, porque no puede ser que lo mismo, al mismo tiempo y en el mismo sentido, permanezca y no permanezca.
Eso es una exigencia racional, pero no se va a inventar nunca el microscopio o aparato que sea que nos muestre el punto en que uno de esos elementos termina y comienza el otro.
Saludos cordiales.
Tenía que decirse y se dijo...
Una hermosa síntesis del proceso histórico de la cultura occidental desde la Santo Tomás al presente.
Es urgente volver a Santo Tomás y no apartarse de él. Lo contrario es la razón de la sin razón...
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Gracias. Por eso este "blog" se llama "No sin grave daño", son las palabras proféticas de San Pio X acerca de lo que sucede cuando la filosofía y la teología se apartan de los principios de Santo Tomás, que fueron confirmadas por la cruel experiencia post-conciliar.
Saludos cordiales.
Gracias.
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La demostración de la verdad de la religión cristiana (es el tema de una disciplina teológica llamada "Apologética", de la cual existen muchos manuales) tiene dos partes: los "preámbulos de la fe", que son los argumentos filosóficos que prueban la existencia de Dios, su capacidad para entrar en diálogo con el hombre, la inmortalidad del alma humana, la libertad de la voluntad y la existencia de la ley moral natural, y los "motivos de credibilidad", que son los argumentos de tipo histórico que prueban el hecho de la Revelación divina, primero al pueblo de Israel, y luego definitivamente en Jesucristo.
El medio para esta prueba son los libros del Antiguo y el Nuevo Testamento considerados en su valor de documentos históricos, y el fundamento de la prueba es el milagro, como signo decisivo de la intervención sobrenatural de Dios en la historia, que confirma las pretensiones de quien se presenta como enviado de Dios.
Para la demostración de la verdad de la religión católica hay que agregar la demostración de que la Iglesia Católica es la Iglesia querida y fundada por Jesucristo, el enviado definitivo de Dios a los hombres.
Esta prueba se basa también en el Nuevo Testamento y en la historia de la Iglesia.
Saludos cordiales.
Gracias.
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En un mundo material en el que no existiesen seres racionales y libres como nosotros, una inteligencia suficientemente poderosa podría calcular el desarrollo futuro del universo, pero solamente partiendo de ciertos datos de hecho, y por tanto, no sería una deducción totalmente "a priori", como la que intentaría por ejemplo (erradamente) un metafísico que creyese que el mundo emana necesariamente de Dios.
Digo que ese cálculo podría ser hecho, basándonos en el principio de razón suficiente y en la existencia de leyes naturales que tienen necesidad, no metafísica, pero sí natural.
Es decir, cada evento de ese universo dependería de una razón suficiente, y ésta a su vez de otra, y entonces, partiendo de cualquiera de ellas (y por tanto, de alguna situación de hecho), se podría predecir lo futuro, si hubiese la suficiente comprensión, claro.
Esto abarca también lo accidental y azaroso, porque esto no es lo que carece de razón suficiente, sino lo que carece de finalidad natural. Es decir, no responde a ninguna finalidad natural que la piedra que cae de la montaña vaya a dar a un estanque de agua, pero se sigue necesariamente de la situación fáctica del universo en el momento de desprenderse esa piedra y de las leyes naturales.
Pero dado que existimos los seres humanos, esa deducción no sería posible ni para la más potente inteligencia deductiva, porque tenemos la capacidad de elegir y entonces nuestros actos no se explican por sus antecedentes empíricos y temporales.
Es claro que por el momento la gran marcha del Universo no parece que sea afectada por nuestras decisiones libres, así que en la práctica esa previsión todavía sería posible al menos a ese nivel "macro".
En cuanto a la fecha de la "terminación" del Universo (dejado a su pura dinámica natural y haciendo abstracción de la libre Voluntad divina y de la capacidad de Dios para intervenir sobrenaturalmente en el mundo) tenía entendido que algo habían calculado ya los científicos sobre la base de la "entropía".
Ciertamente que es una fecha algo remota como para que por ese lado, aún dentro de la abstracción mencionada, se justificase alguna inquietud nuestra :)
Dios y los ángeles no deducen, sino que conocen la verdad por intuición directa, lo cual no quiere decir, obviamente, que no conozcan, de ese modo, qué cosas se siguen necesariamente de qué cosas.
Saludos cordiales.
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Gracias, Fray Nelson. No quise dejar pasar la fiesta de Santo Tomás sin escribir algo.
Saludos cordiales.
Lo primero que hice fue preguntar por qué el buey mudo, encontré una respuesta atribuida a San Alberto, el maestro de Tomás, que les manifestó a los estudiantes, compañeros de Tomás, "ustedes lo llaman el buey mudo, recuerden que este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero».
Acertó y tu lo demuestras hoy 1274 a 2022.
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Gracias. Me parece que le decían el Buey Mudo porque era alto, robusto, tímido y silencioso. Hay una anécdota que dice que viéndolo tan callado pensaban que no entendía la lección, y le enviaron a uno de los mejores alumnos a que le explicara, lo cual él agradeció mucho, hasta que llegaron a un punto en que el explicador se equivocó, y entonces él no tuvo más remedio que señalarle la explicación correcta. Creo que Chesterton es el que dice que ahí su amor a la verdad pudo más que su humildad.
Saludos cordiales.
"San Francisco era tan fogoso y nervioso que los eclesiásticos que visitó sin avisar le tomaron por loco.
Santo Tomás era tan imperturbable que los doctores de las Universidades a las que asistió regularmente le tomaron por zote".
Creo en la sonrisa de Cristo al verlos al loco y al zote haciendo justamente lo que debían hacer, con alegría y santidad.
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Exacto. Es brillante ese paralelismo que hace Chesterton entre los dos santos tan distintos.
Saludos cordiales.
Me refiero a cuando dice:
"En el siglo XIII, cuando la Iglesia hacía frente a la ofensiva musulmana que era tanto militar como intelectual, y que enarbolaba a Aristóteles como bandera de guerra contra el cristianismo, y mientras la mayoría de los teólogos católicos seguían pensando en hacer frente a ese ataque basados exclusivamente en el platonismo heredado de San Agustín..."
La ofensiva musulmana era fundamentalmente militar con un importantísimo elemento religoso que la vertebraba. Y ese elemento religoso y su civilización no pueden ser mas opuestos Aristóteles. Es cierto que algunos musulmanes o judios residentes en territorios musulmanes podían ser seguidores de aristóteles en diferente grado, Averroes u otros, pero no es menos cierto que en cuanto un estado musulman asentaba su poder físico sobre un territorio y cuando el islam comenzaba de verdad a asentarse, como por ejemplo con Al Hakem II en España, entonces se acababan las tonterías aristotelicas o de cualquier tipo. La amenaza a la Iglesia del islam era militar, y civilizatoria y sobre todo religiosa. Al islám le sobra y le repele aristóteles porque aunque los eruditos islámicos emplean la lógica aristotelica sin pensarlo habitualmente, existen ciertos postulados sobre los atributos de la divinidad donde no es que la abandonen, es que la refutan. Y cualquiera que pretenda establecer algúna linea de pensamiento atistotelico en un país donde exista un grupo de cierta importancia de eruditos islámicos (hablamos del mundo sunní) se va a encontrar en seguida con el equivalente a anatema en forma de fatwa o fetwa (edicto) y si fuesemos al mundo chii el resultado sería similar, en cuanto los eruditos de la escuela de un gran ayatollah estudiasen el asunto. En resumen. Es imposible que el islam sea aristotelico como decía uno por la ley de la gravedad o por su propio peso. Un saludo.
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Es cierto, los filósofos musulmanes importantes no fueron buenos musulmanes, y el principal pensador musulmán ortodoxo es Al Gazel o Ghazali, que escribió justamente "La destrucción de los filósofos".
Dicho esto, es cierto también que los musulmanes descubrieron a Aristóteles primero que los cristianos de Occidente, y que las obras de Aristóteles llegaban a Europa en árabe, luego de haber sido traducidas del sirio, al que a su vez habían sido traducidas del griego, y en Europa eran traducidas al latín.
Y junto con las obras de Aristóteles llegaban los comentarios de Avicena y Averroes, que agregaban otros errores contra la fe a los que ya había en Aristóteles.
Por eso, los cristianos occidentales veían todo eso como parte de un mismo ataque islámico, y esa era una de las razones además de la desconfianza ante Aristóteles e incluso, de parte de algunos, respecto del mismo Santo Tomás.
Saludos cordiales.
Dice usted:
"Y junto con las obras de Aristóteles llegaban los comentarios de Avicena y Averroes, que agregaban otros errores contra la fe a los que ya había en Aristóteles."
En este parrafo se refiere usted a la fe musulmana o catolica?
Si se refiere a la catolica no lo acabo de entender. Se supone que Aristóteles es anterior al cristianismo y que la religión o pseudo religión que podía conocer era el politeismo griego.
No me parece justo con el pobre Aristóteles, y digo pobre por no haber podido conocer a San Pablo, el atribuirle errores que si se desprenden de algún modo de sus esplicaciones filosoficas son comprensibles y perdonables dado que no tenía la opción de conocer el cristianismo.
Si situamos a Aristóteles en su contexto, es decir sin cristianismo, y dentro del politeismo griego igual esos errores se minimizan. Y luego habría que ver hasta que punto los comentaristas de Aristóteles no metieron cosas de su cosecha. Creo que si Aristóteles hubiera podido pasear una tarde con Santo Tomas, hubiera rectificado de inmediato cualquier posible error.
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Cuando hablo de "errores" hablo de proposiciones falsas, no adecuadas a la realidad, y cuando digo que son errores contra la fe, es porque esas proposiciones falsas contradicen alguna verdad de fe.
Eso es independiente de si se le puede reprochar o no a la persona que sostenga esas proposiciones. Si tales doctrinas se difunden entre los fieles, corrompen su fe, independientemente de si el autor de esas teorías es culpable o no por darlas a luz.
Aristóteles afirmó, por ejemplo, que el mundo y el movimiento no tienen comienzo, y eso contradice la verdad revelada por Dios acerca del comienzo de la creación.
En filosofía y teología, en general, no hablamos de las personas, sino de sus doctrinas, de sus proposiciones y sus argumentos. El mismo Santo Tomás, en este sentido, es grande porque su filosofía y su teología lo son, no al revés.
Otra cosa, por supuesto, es la grandeza del Aquinate como santo, que eso sí es de orden personal.
Saludos cordiales.
A veces hay cierto reproche, o bien, cierta descalificación cuando uno habla tan bien de santo Tomás y es tan profundamente tomista, como si esto fuera de sólo unos católicos en particular, y que estamos autorizados a no sentir ni pensar ello del Aquino, teniéndolo sólo como un gran doctor de la Iglesia, pero igual que otros; esto es tan falso, porque quién primeramente es profundamente tomista y habla tan bien de santo Tomás, es la mismísima Iglesia de Jesucristo; no como algunos ignorantes o mal intencionados dice que es la opinión particular de tal o cual Papa. Notemos lo que menciona Pío XI en la Studiorum ducem:
Y Nos, al hacernos eco de este coro de alabanzas, tributadas a aquel sublime ingenio, aprobarnos no sólo que sea llamado Angélico, sino también que se le dé el nombre de Doctor Común o Universal, puesto que la Iglesia ha hecho suya la doctrina de él, como se confirma con muchísimos documentos
Veamos: «la Iglesia ha hecho suya la doctrina de él» ¿Qué cosa? La Iglesia ha hecho suya la doctrina de santo Tomás. Pero ahora llegan los ignorantes o los pérfidos a objetar: «Esa es la opinión del Papa» Pero el Papa les cierra la boca a estos falsarios: «como se confirma con muchísimos documentos»
Dos cosas, pues.
Uno, la afirmación: «la Iglesia ha hecho suya la doctrina de él [de santo Tomás]»
Dos, la confirmación: «como se confirma con muchísimos documentos»
No es, pues, la opinión de tal o cual Papa, es la autoridad de la Iglesia. Por eso, en la mísma encíclica el Papa afirma: «Por lo tanto, así como interesa a toda la cristiandad que este centenario sea dignamente celebrado, de modo que honrando a Santo Tomás se trate no solamente de su gloria, sino también de la autoridad de la Iglesia docente».
Por eso, si hay algún doctor que esté rozando o sea ya de facto infalible, ése es sin duda santo Tomás de Aquino, pues también dice el Papa san Pablo VI en la carta Lumen Ecclesiae:
De esta manera la Iglesia ha querido reconocer en la doctrina de Santo Tomás la expresión particularmente elevada, completa y fiel de su Magisterio y del sensus fidei de todo el pueblo de Dios, como se habían manifestado en un hombre provisto de todas las dotes necesarias y en un momento histórico especialmente favorable.
La Iglesia, para decirlo brevemente, convalida con su autoridad la doctrina del Doctor Angélico y la utiliza como instrumento magnífico, extendiendo de esta manera los rayos de su Magisterio al Aquinate, tanto y más que a otro insignes Doctores suyos.
Destaco esta frase que atormenta a los disque católicos anti-tomistas: «La Iglesia... convalida con su autoridad la doctrina del Doctor Angélico».
Y como ya veo venir la común objeción de la Inmaculada, decir dos cosas: Primero, santo Tomás es completamente ortodoxo en su rechazo de la misma, pues lo que él rechaza es una inmaculada concepción irredenta, que es exactamente lo mismo que hoy rechaza y siempre rechazará la Iglesia; por lo tanto, su argumento en contra de innmaculada concepción sigue siendo verdadero hoy, y de hecho, debe seguir siendo expuesto. Además, este rechazo no es simple y llanamente, sino según algo, por lo cual es imprudente y llanamente falso decir simplemente que santo Tomás se opone a la Inmaculada, como he visto que alguno ya ha hecho hasta un vídeo titulado así. Segundo, que, por esos argumentos el afirme que la Virgen María fue concebida con pecado original, en el siglo XIII, recalco: en el siglo XIII, es completamente ortodoxo, porque no desdice en absoluto a las sentencias del Magisterio de su tiempo.
Así que así queda salvado del Aquinate, y refutados y confundido sus oponentes.
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O sea que el dicho de Pablo VI según el cual la Iglesia confirma con su autoridad la doctrina de Santo Tomás viene a hacer eco al texto de Pio XI según el cual la Iglesia ha hecho suya su doctrina.
Más que decir que Santo Tomás es infalible, lo que se puede y debe decir, entiendo, es que de hecho no erró en sus posiciones fundamentales. Una cosa es no errar, y otra no poder errar.
En el tema de la Inmaculada Concepción, es claro que en tiempos de Santo Tomás el dogma no estaba definido, así que no se lo puede acusar de herejía por haberla negado.
Ahora bien, es cierto también que él afirma que la Virgen contrajo el pecado original, y que esa proposición contradice el dogma definido siglos después.
Dice en efecto en IIIa, q. 27, a. 2, ad 2um:
"Si el alma de la Santísima Virgen no hubiera estado nunca manchada con la corrupción del pecado original, eso rebajaría la dignidad de Cristo, que emana de ser el Salvador universal de todos. Y por eso, después de Cristo, que no necesitó de salvación, por ser el Salvador universal, la pureza de la Santísima Virgen fue la máxima. Cristo no contrajo en modo alguno el pecado original, sino que fue santo en su misma concepción, según las palabras de Lc 1,35: Lo santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. En cambio, la Virgen María sí contrajo el pecado original , aunque fue purificada del mismo antes de nacer del seno materno. Y esto es dado a entender en Job 3,9, donde, refiriéndose a la noche del pecado original, se dice: Espere la luz es decir, a Cristo, y no la vea (porque nada manchado ha entrado en tal luz como se lee en Sab 7,25), ni el nacimiento de la aurora que despunta, esto es, de la Santísima Virgen, que en su nacimiento estuvo exenta de pecado original."
Esa afirmación, por tanto, es en sí misma errónea, más allá de que en su momento no se la podía calificar de herética, al contrario, era la tesis mayoritaria entre los teólogos de ese tiempo, porque no veían la forma de conciliar la Inmaculada Concepción con la universalidad de la Redención de Jesucristo.
El aporte del beato Duns Escoto fue el concepto de "redención preventiva", por el cual la Inmaculada Concepción forma parte de la Redención obrada por Jesucristo, que en su caso, en vez de librarla del pecado original ya contraído, la libra de incurrir en él.
Lo esencial en este punto, me parece a mí, es que la afirmación según la cual la Virgen estuvo al menos un instante de tiempo bajo el pecado original no se deduce necesariamente, es claro, de los principios fundamentales que forman la doctrina filosófica y teológica de Santo Tomás.
Saludos cordiales.
Esta expresión "de quia loquimur" sería completamente inútil e irrelevante de agregarla si santo Tomás considerase que sólo existe un modo de santificación; pero es realmente impensable que la pluma del más agudo y meticuloso de todos los doctores de la Iglesia haya escrito algo inútil e irrelevante, y más aún cuando habla de la Virgen María, a quién profesaba una profundísima veneración. Es claro que aquí santo Tomás también hace entrever otro modo de santificación en el cual es posible que la Virgen María no contrajera el pecado original; pero si él quería mantener la postura de que sí lo contrajo, por este modo de santificación, es una postura completamente ortodoxa en su tiempo. Y, de hecho, según algo, es decir, según el modo de santificación del cual él habla, es verdadera esa postura; pero no simplemente, pues esa afirmación así sin más, como es claro por el dogma, es falsa.
En este aspecto, no veo problemas que el Magisterio alguna vez sentencie que, por ejemplo, toda la Suma teológica de santo Tomás no contiene ningún error, porque bien enteniendo a santo Tomás, efectivamente, no es erróneo afirmar que María nació con pecado original secundum quid, como él hace. Pues, al fin y el cabo, incluso las mismas Sagradas Escrituras tienen que entenderse así, ya que, por ejemplo, la afirmación de Cristo sobre el Padre Jn 14,28 sólo puede ser verdadera secundum quid, pero no simpliciter; aquí la línea que separa al catolicismo del arrianismo es muy pequeña.
Finalmente, algo que debía en mi primer mensaje, agradecerle mucho por este magnífico post. Que santo Tomás de Aquino, el más grande de todos los doctores, ruegue por nosotros.
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Es que no parece que tenga sentido pronunciarse sobre esta cuestión "secundum quid" y no "simpliciter". Si Santo Tomás sostenía sólo "secundum quid" que la Virgen habia estado un instante bajo el pecado original, quiere decir que "simpliciter" sostenía que nunca lo había estado, pero entonces eso es lo que debería haber dicho en este artículo, en vez de decir exactamente lo contrario.
Es impensable, precisamente, que Santo Tomás, hablando de María Santísima, en vez de decir "simpliciter" que nunca contrajo el pecado original, si ésa era su tesis, se quede en una supuesta consideración "secundum quid" que lo lleva a decir que sí lo contrajo.
El sentido de la expresión "de qua loquimur" es que Santo Tomás está razonando a partir del concepto de "santificación" para concluir que la Virgen no pudo ser santificada antes de recibir el alma espiritual (recordar la teoría aristotélica de la "animación retardada" y que Santo Tomás sólo considera las posibilidades "antes de la animación - después de la animación", donde la segunda implica que la Virgen sí estuvo bajo el pecado original).
Su argumento es: "La santificación es la purificación del pecado original. Pero esta purificación no puede suceder antes de la animación, porque sólo el alma puede ser purificada así, ya que sólo ella puede ser sujeto del pecado original. Por tanto, la santificación no pudo suceder antes de la animación."
El "de qua loquimur" no es una especificación del tipo de santificación relativa al pecado original de que está hablando. Es la definición de "santificación" para el contexto del pecado original.
Y por eso concluye así:
"Y así, de cualquier manera en que la Virgen María hubiera sido santificada antes de la animación, jamás hubiese incurrido en la mancha de la culpa original y, en consecuencia, tampoco hubiera necesitado de la redención y de la salvación, que viene por Cristo, de quien se dice en Mt 1,21: El salvará a su pueblo de sus pecados. Pero resulta inaceptable que Cristo no sea el Salvador de todos los hombres, como se afirma en 1 Tim 4,10. De donde se concluye que la santificación de la Virgen María tuvo lugar después de su animación."
¿Qué pasa con "en la animación"? ¿Porqué Santo Tomás no lo tiene en cuenta, si parece una tercera posibilidad además de "antes de la animación" y "después de la animación"?
Me parece que Santo Tomás, muy lógicamente, admite sólo dos situaciones posibles: la materia de la Virgen no ha recibido aún el alma espiritual - ya la ha recibido. No puede encontrarse esa materia en otra situación distinta de estas dos. Por tanto, la santificación sólo puede ser o antes de la animación, o después de la animación.
Algunos tomistas aceptan que la Virgen no fue santificada antes de su animación, pero distinguen los instantes temporales y los instantes naturales: fue santificada en un instante natural y lógicamente posterior a su animación, pero no temporalmente posterior a la misma, de modo que en ningún instante de tiempo estuvo bajo el pecado original.
El caso es que eso contradice los textos de Santo Tomás en ese mismo artículo:
"Si el alma de la Santísima Virgen no hubiera estado nunca manchada con la corrupción del pecado original, eso rebajaría la dignidad de Cristo, que emana de ser el Salvador universal de todos. Y por eso, después de Cristo, que no necesitó de salvación, por ser el Salvador universal, la pureza de la Santísima Virgen fue la máxima. Cristo no contrajo en modo alguno el pecado original, sino que fue santo en su misma concepción, según las palabras de Lc 1,35: Lo santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. En cambio, la Virgen María sí contrajo el pecado original, aunque fue purificada del mismo antes de nacer del seno materno ."
Ese "sí contrajo el pecado original" no parece compatible con "en ningún instante de tiempo estuvo bajo el pecado original", y fijarse que Santo Tomás marca el momento de la purificación de la Virgen para "antes de nacer", lo cual también está bastante lejos de "en un instante sólo lógicamente posterior a la animación".
Y más claro todavía en la respuesta a la siguiente objeción:
"Aunque la Iglesia romana no celebra la Concepción de la Santísima Virgen, tolera, sin embargo, la costumbre de celebrarla por parte de algunas iglesias. Por eso no debe reprobarse totalmente tal celebración. No obstante, al celebrar la fiesta de la Concepción, no se da a entender que fuera santa en su concepción. Sino que, al ignorarse el tiempo en que fue santificada , se celebra más bien la fiesta de su santificación que la de su concepción, en el día que ésta tuvo lugar."
Saludos cordiales.
En cuanto a lo de la inmaculada concepción de la Santísima Virgen no hay que olvidar que finalmente parece que santo Tomás la admitió. Pienso que eso en parte explica algún intento de explicación, por parte de algún tomista, como N. del Prado, de lo que dijo santo Tomás en la Summa, no pretendiendo, al parecer, tanto ser fiel a la letra (conforme a la cual la niega, como bien has expuesto, Néstor) sino tratando de compatibilizar, en lo posible, el razonamiento allí expuesto con su ulterior afirmación (no poco lacónica, para lo que esperaríamos) del privilegio mariano.
Tampoco hay que olvidar que la defensa de la Inmaculada, en Teología, no vale así como así...: pues entonces uno de sus primeros defensores habría sido el heresiarca Pelagio. Y en ese sentido, como bien dice Ecclesiam, la Inmaculada que santo Tomás rechazó la rechaza la fe católica: una Inmaculada "irredenta".
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El asunto es que tampoco está claro que Santo Tomás haya afirmado la Inmaculada Concepción al final de su vida, al menos por lo que recuerdo haber leído sobre el punto, si me hacen el favor de aducir los textos pertinentes, lo podemos ver con más precisión.
Es cierto que la Inmaculada que Santo Tomás rechaza es la "irredenta", pero es que para Santo Tomás, como se ve por el texto de la Suma, ésa es la única Inmaculada posible. Su argumento principal es que si la Virgen no hubiese estado nunca bajo el pecado original, la Redención de Cristo no sería universal. Es claro, por tanto, que no contempla el concepto de "redención preventiva", y por ello entiende que sin previa sujeción al pecado original no hay Redención posible.
Saludos cordiales.
"Pero es menester agregar con el P. Vosté, que al final de su vida (1272-1273), Santo Tomás parece por cierto volver de nuevo a la afirmación de sus comienzos (in Ium Sent., dist. XLIV, q. 1, a. 3, ad 3um): talis fuit puritas B. M. V. quae a peccato originali et actuali immunis fuit. Escribe en efecto (in Ps. XIV [diciembre de 1272], 2): Sed in Christo et in Virgine Maria nulla omnino macula fuit. In sole posuit etc., id est corpus suum (Christus) posuit in sole, id est in B. Virgine, quae nullam habuit obscuritatem peccati (in Ps. XVIII, 6): Tota pulchra es, amica mea, et macula non est in te (Cant., IV, 7). Compendium theologie (c. 224): Non solum a peccato actuali immunis fuit B. M. V., sed etiam ab originali; speciali privilegio mundata; si es "speciali privilegio", no fue como Jeremías y Juan Bautista. Por último in Expositione Salutationis angélica (3-4 de abril de 1273), según la edición crítica hecha recientemente (Placenza, 1931) por I. F. Rossi, C. M. (Gratia plena), se lee: Tertio excelluit Angelos quantum ad puritatem, quia B. Virgo non solum fuit pura in se, sed eiiam procuravit puritatem aliis. Ipsa enim purissima fuit et quantum ad culpam, quia nec originale, nec mortale, nec veniale peccatum incurrit. Item quantum ad poenam (scil. ad tres maledictiones, speciatim immunis fuit a corruptione sepulchri). Es cierto que en este mismo lugar, un poco antes, Santo Tomás dice: B. M. V. in originali est concepta, sed non nata, pero ya sabemos que para él la concepción del cuerpo tiene una notable prioridad de tiempo sobre la animación, y si se quiere evitar en este escrito una contradicción inadmisible a pocas líneas de distancia, se debe ver en las palabras in originali concepta el debitum contrahendi en razón del cuerpo formado por generación ordinaria y no el propio pecado original, que sólo puede estar en el alma (cf. C. Frietoff y P. Mandonnet en "Bulletin thomiste", enero-marzo de 1933, Notes et Communications, pp. 164-167). Concluimos con el P. Vosté: tendens ad finem cursus sui in hoc mundo, paulatim declinabat iterum Angelicus Doctor ad primam suam affirmationem: Talis fuit puritas beatae Virginis, quae a peccato originali et actuali immunis fuit (I Sent., 1254)".
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De estos textos, solamente el del Compendium Theologiae y de la Expositio Salutationis Angelicae hablan o parecen hablar del pecado original.
En cuanto al primero, el texto completo dice:
Compendium theologiae, lib. 1 cap. 224
“Quia igitur, ut ex praedictis apparet, beata virgo Maria mater filii Dei facta est, de spiritu sancto concipiens, decuit ut excellentissima puritate mundaretur, per quam congrueret tanto filio: et ideo credendum est eam ab omni labe actualis peccati immunem fuisse non tantum mortalis, sed etiam venialis, quod nulli sanctorum convenire potest post Christum, cum dicatur I Ioan. I, 8: si dixerimus quoniam peccatum non habemus, ipsi nos seducimus, et veritas in nobis non est. Sed de beata virgine matre Dei intelligi potest quod Cant. IV, 7, dicitur: tota pulchra es, amica mea, et macula non est in te. Nec solum a peccato actuali immunis fuit, sed etiam ab originali, speciali privilegio mundata. Oportuit siquidem quod cum peccato originali conciperetur , utpote quae ex utriusque sexus commixtione concepta fuit. Hoc enim privilegium sibi soli servabatur ut virgo conciperet filium Dei. Commixtio autem sexus, quae sine libidine esse non potest post peccatum primi parentis, transmittit peccatum originale in prolem. Similiter etiam quia si cum peccato originali concepta non fuisset, non indigeret per Christum redimi, et sic non esset Christus universalis hominum redemptor, quod derogat dignitati Christi. Est ergo tenendum, quod cum peccato originali concepta fuit, sed ab eo quodam speciali modo purgata fuit.”
Dice Garrigou – Lagrange:
“Es cierto que en este mismo lugar, un poco antes, Santo Tomás dice: B. M. V. in originali est concepta, sed non nata, pero ya sabemos que para él la concepción del cuerpo tiene una notable prioridad de tiempo sobre la animación, y si se quiere evitar en este escrito una contradicción inadmisible a pocas líneas de distancia, se debe ver en las palabras in originali concepta el debitum contrahendi en razón del cuerpo formado por generación ordinaria y no el propio pecado original, que sólo puede estar en el alma.”
Pero esa contradicción no necesariamente aparece, porque Santo Tomás dice que la Virgen “nec solum a peccato actuali immunis fuit, sed etiam ab originali, speciali privilegio mundata.”, o sea, que su inmunidad del pecado original consistió concretamente en una “purificación” ("mundata", más adelante dice "purgata"), lo cual es perfectamente coherente con lo que dice en la Suma.
Recordemos además que para Santo Tomás el pecado original sólo puede tener por sujeto al alma, así que no se lo puede confundir con el débito de incurrir en él, que estuviese ya presente antes de la animación.
Es que hay que ver cómo sigue el texto, también por lo que toca al “privilegio especial”:
“Quidam enim a peccato originali purgantur post nativitatem ex utero, sicut qui in Baptismo sanctificantur. Quidam autem quodam privilegio gratiae etiam in maternis uteris sanctificati leguntur , sicut de Ieremia dicitur Ierem. I, 5: priusquam te formarem in utero, novi te, et antequam exires de vulva, sanctificavi te; et de Ioanne Baptista Angelus dicit: spiritu sancto replebitur adhuc ex utero matris suae. Quod autem praestitum est Christi praecursori et prophetae, non debet credi denegatum esse matri ipsius: et ideo creditur in utero sanctificata, ante scilicet quam ex utero nasceretur. Non autem talis sanctificatio praecessit infusionem animae. Sic enim nunquam fuisset peccato originali subiecta, et redemptione non indiguisset. Non enim subiectum peccati esse potest nisi creatura rationalis. Similiter etiam gratia sanctificationis per prius in anima radicatur, nec ad corpus potest pervenire nisi per animam: unde post infusionem animae credendum est eam sanctificatam fuisse . Eius autem sanctificatio amplior fuit quam aliorum in utero sanctificatorum. Alii namque sanctificati in utero sunt quidem a peccato originali mundati, non tamen est eis praestitum ut postea non possent peccare, saltem venialiter. Sed beata virgo Maria tanta abundantia gratiae sanctificata fuit, ut deinceps ab omni peccato conservaretur immunis non solum mortali, sed etiam veniali.”
Es decir, la Virgen participa del privilegio especial que tuvieron Jeremías y Juan Bautista de ser purificados del pecado original antes de nacer, con la diferencia, a favor de la Virgen, de que a ella le fue concedido además no pecar de hecho nunca ni siquiera venialmente.
Pero aclara además Santo Tomás, contra la hipótesis de Garrigou – Lagrange, que la purificación del pecado original en María no fue anterior a la infusión del alma espiritual, sino posterior a la misma, de modo que efectivamente el pecado original afectó al menos por un instante a esa alma (cosa que dicha después de la "Ineffabilis Deus", sería herejía).
La razón que da Santo Tomás es siempre la misma: de otro modo la Virgen no hubiese necesitado la redención de Jesucristo.
En cuanto al texto de la Exposición de la Salutación Angélica, hay por lo visto discusión acerca de si el original contenía o no la expresión “nec originali”. De hecho, en el Corpus Thomisticum la versión que figura es ésta:
“Tertio excedit Angelos quantum ad puritatem: quia beata virgo non solum erat pura in se, sed etiam procuravit puritatem aliis. Ipsa enim purissima fuit et quantum ad culpam, quia ipsa virgo nec mortale nec veniale peccatum incurrit .”
https://www.corpusthomisticum.org/cst.html
Saludos cordiales.
Respecto de lo segundo, precisamente. Si la premisa aceptada por S. Tomás en la Summa como verdadera fuera válida: "no puede ser redimido sino sólo quien contrae el pecado original", entonces el dogma sería imposible. Entonces, como sólo concibe el privilegio bajo la condición de que sea irredenta, rechaza el privilegio. Por tanto, el motivo por el que rechaza la Inmaculada es válido y verdadero y conforme a la fe, pero no lo es el rechazo mismo, obviamente. Pero aceptada (hipotéticamente) la premisa errónea, se sigue la conclusión de santo Tomás. Y por eso la Inmaculada que rechazó, la única que concibió en la Summa, en cuanto incluyendo la "irredención", es la que rechaza la Iglesia, toda vez que el dogma la proclama preservada (o pre-redimida, por así decir). Bueno, si no me equivoco me parece que estamos diciendo lo mismo.
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El asunto es que, precisamente por eso, el rechazo de la Inmaculada en la mente de Santo Tomás es absoluto, porque cree que sus razones son concluyentes.
No es un rechazo hipotético "Si son verdaderas estas premisas, se sigue esta conclusión", porque para él las premisas son sin más verdaderas, incluyendo la que dice que la única redención posible es la que libera del pecado original ya contraído.
No es, por tanto, que él rechace solamente a la "Inmaculada irredenta", sino que él rechaza a la Inmaculada, porque cree que no puede ser sino irredenta.
De otro modo, y dejando en claro, obviamente, que Santo Tomás no fue hereje, porque en su tiempo la Inmaculada todavía no estaba definida, todo aquel que ha sido condenado por la Iglesia por negar alguna verdad de fe podría argumentar que él sólo ha negado lo que la Iglesia también niega, porque seguramente que ha debido tener razones (erradas, obvio) para esa negación.
Por ejemplo, Arrio, que partiendo de la base de que ser engendrado significa comenzar a existir, negó la Divinidad del Verbo, podría argumentar que él niega lo que la misma Iglesia niega, a saber, la divinidad del Verbo engendrado con comienzo temporal.
Saludos cordiales.
Pues parece establecerse una inmunidad semejante del pecado actual y del pecado original. Pero si del pecado original fue (para santo Tomás) "mundata" luego de contraerlo, lo mismo podría decirse del pecado actual..., pero esto último entiendo que santo Tomás siempre claramente lo negó respecto de la Virgen.
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Capaz que se resuelve todo quitando la última coma: "No sólo fue inmune del pecado actual, sino que también fue purificada del pecado original por un privilegio especial."
Pero de hecho, en el Corpus Thomisticum viene con esa coma, habría que ver el original.
Otra explicación sería que "inmune", aplicado al pecado original, y a diferencia de lo relativo al pecado actual, lo toma en sentido amplio, que luego especifica: "mundata, purgata".
El asunto es que precisamente ahí, en el Compendium, él vuelve a explicitar, con más claridad todavía, si se quiere, lo que dijo en la Suma Teológica, de modo que vuelve imposible la explicación de Garrigou - Lagrange.
Saludos cordiales.
"En esta edición crítica del Comentario del Ave María [la de Rossi], se demuestra, pp. 11-15, que el pasaje relativo a la Inmaculada Concepción se encuentra en 16 de los 19 manuscritos consultados por el editor, que se define por su autenticidad, y pone en el apéndice fotografías de los principales manuscritos" (La Madre del Salvador, p. 56).
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Bien, pero el hecho de que la mayoría de los manuscritos lo tengan no quiere decir que ésos sean los más antiguos, que sería lo verdaderamente importante. Supongamos que quedan pocos manuscritos antiguos, y que a partir de una copia posterior en la que se incluyó "nec originale", se hicieron muchas copias que perduran hoy día.
Es decir, no creo que haya 19 manuscritos autógrafos de Santo Tomás, sino que muchos (capaz que todos, no sé) han de ser copias.
Por algo el Corpus Thomisticum no trae esa versión, es cierto que pone "nec mortale" con otro tipo de letra, como avisando que ahí hay problemas.
Saludos cordiales.
"Peccatum enim aut est originale, et de isto fuit mundata in utero ; aut mortale aut veniale, et de istis libera fuit . (...) Sed Christus excellit beatam virginem in hoc quod sine originali conceptus et natus est. Beata autem virgo in originali est concepta, sed non nata ."
Este texto explica además el uso de "immunis" que hace en el otro texto: en un caso fue "mundata", de lo otro estuvo "libre".
Vuelvo a aclarar, por si alguien lee esto desprevenido, que esto no puede decirse en la Iglesia luego de la definición de la Inmaculada Concepción de María, que nunca estuvo bajo el pecado original, definición que tuvo lugar varios siglos después de Santo Tomás.
Saludos cordiales.
Y he aquí una prueba de que hay algunos "tomistas" que pretenden declarar infalible a Santo Tomás, con los que creo que él, Santo Tomás de Aquino, no habría estado de acuerdo.
Claro que, como dice usted, el dogma de la Inmaculada Concepción de María no se había declarado aún y el concepto en el que se basa, no se lo había planteado tampoco Santo Tomás.
Despedida cordial
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Estos excelentes hermanos tomistas es lógico que quieran defender en lo posible a Santo Tomás, cosa a la que yo también aspiro, pero veo que en este caso sobre todo hay que aplicar el criterio fundamental del mismo Santo Tomás: la verdad ante todo, y en mi caso, me parece que la verdad se decanta claramente por admitir que en este punto Santo Tomás incurrió en el error que fue común a la gran mayoría de los teólogos de su época, según tengo entendido. Y hablo de "error" en sentido meramente gnoseológico, de afirmación que no se adecua a la realidad, sin poner censura teológica alguna, obviamente.
Al menos hasta que aparezcan argumentos más claros, ésa es mi postura, que no quita nada de la grandeza única de Santo Tomás ni de la verdad sin más de sus tesis fundamentales filosóficas y teológicas, de las cuales, como ya dije, no se sigue ni la afirmación ni la negación de la Inmaculada Concepción, que es una verdad de hecho que sólo se puede conocer por la Revelación divina manifestada por el Magisterio de la Iglesia, y que en este caso particular necesitó una larga historia luego de los tiempos de Santo Tomás para finalmente hacerse totalmente clara a la conciencia eclesial, por así decir.
Pienso que Santo Tomás jamás hubiese aceptado para sí mismo el calificativo de "infalible", pues como dije, una cosa es estar en la verdad y otra no poder no estar en ella, y de hecho, no hay razones para afirmar la infalibilidad de los teólogos en general ni de alguno en particular.
Otra cosa es que, obviamente, supuesta la verdad de las premisas y la validez lógica de la conclusión, ésta es infaliblemente verdadera, y que eso es lo habitual en los razonamientos que hace Santo Tomás, en un grado mucho mayor que en el caso de cualquier otro teólogo o filósofo.
Saludos cordiales.
Dije: "finalmente parece que...". Parece fundado lo que decías: "tampoco está claro que Santo Tomás haya afirmado la Inmaculada Concepción al final de su vida".
Sí está claro que en la Summa la negó.
Pienso que queda únicamente alguna incertidumbre de esa frase que te cité del Comp. Theol. (aisladamente considerada), si bien el contexto es muy semejante al de la Summa, y en ese sentido habría quizá que entenderla.
Respecto del Comentario al Ave Maria la cuestión a dilucidar es sobre los manuscritos... Es cierto que lo importante es la antigüedad, no la cantidad, o mejor, la fidelidad. Pasa que si es un estudio serio el de Rossi es obvio que eso lo habrá tenido que tener en cuenta. Quizá, al no poder determinarlo, se fijó en el criterio del número.
En fin: es posible (y pienso que hasta no poco probable) que los dones del Espíritu Santo, en los que santo Tomás abundó, le hayan inspirado esa verdad en sus últimos días, máxime comentando el Ave María y precisamente la frase que se supone es el fundamento escriturístico de la verdad dogmática. En este sentido puede quizá mantenerse el "parece que al final la aceptó...", a la vista de lo que concluye Rossi y hasta tanto no se avance en la línea de sus estudios.
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Me gustaría leer el artículo del P. Rossi, que fue publicado hace años en una revista teológica. El asunto es que, como dije, en el mismo Comentario al Ave María Santo Tomás vuelve a repetir lo sustancial de su tesis de la Suma.
Saludos cordiales.
Me parece que para evitar emplear la palabra "necesidad" has utilizado la expresión "no poderes".
Si para los griegos la Necesidad lo gobierna todo, para nosotros la necesidad deviene del Logos, de las características que alcanzamos a atribuirle a Dios.
Si negamos esta necesidad, corremos el riesgo de caer en el error de los nominalistas más consecuentes, que hacen de la Voluntad de Dios un absoluto. Y así, Dios "podría" haber querido que el incesto, el robo, la mentira... fuesen moralmente aceptables, lo que es absurdo.
Un saludo,
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Sí, en efecto, es que "no poder ser" es la necesidad de no ser, por ejemplo, en Dios, la necesidad de no ser malo o de no ser finito. La Necesidad en Dios emana de la Esencia divina, que es la que, por identificarse con el Ser mismo, no puede simplemente no ser.
Y en efecto, el voluntarismo nominalista sólo es lógico si al final pone a la Voluntad divina por encima de la misma Esencia divina, y de hecho se llegó a ello en los "filósofos de la libertad", protestantes franceses del siglo XIX que dijeron que Dios era libre de existir o no existir y que se creaba libremente a Sí mismo, haciendo de Dios, en definitiva, un ser contingente, o sea, una creatura.
Pero ya antes de eso, Duns Escoto, que es como el iniciador de este voluntarismo, aunque no es nominalista, había dicho que los siete últimos mandamientos podrían haber sido diferentes en otro mundo posible en el que Dios le hubiese dado al hombre una naturaleza humana distinta de la que tiene ahora.
En realidad, en ese concepto de una naturaleza humana que podría haber sido distinta de la que de hecho tenemos ya está en germen el nominalismo, porque eso es lo mismo que negar que exista una naturaleza humana, ya que si una naturaleza no es un conjunto necesario de notas, en el cual cambiar una sola es cambiar de naturaleza, entonces no es nada.
Saludos cordiales.
Supongo que porque mi interés es filosófico y no teológico (aceptando la superioridad de la otra, sin embargo admito que no es para mi). También porque dan la oportunidad de ver mucho más desarrolladas algunas cuestiones que en la ST son tratadas brevemente.
Saludos a todos.
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En la Suma Contra Gentiles, en efecto, está más presente la Filosofía y aparece más la capacidad de análisis, tal vez, de Santo Tomás, mientras que la Suma Teológica es sobre todo una obra de síntesis. Pero por lo mismo que en ésta el centro es la Teología, es más profunda y concreta que la otra.
Saludos cordiales.
Sobre la Inmaculada, cuando distingo entre simpliciter y secundum quid, recordemos que en el siglo XIII no existía (no podía existir) ninguna declaración magisterial de que la Virgen María sí fue concebida en pecado original. Dicho esto, si queremos interpretar lo mejor del Aquino, él no hubiera podido sustentar esta afirmación en la autoridad de la Iglesia, que tiene para él la autoridad por encima incluso de cualquier otro doctor. Por lo tanto, santo Tomás no hubiera podido afirmar, simplemente y sin más, que la Virgen María sí nació con el pecado original, porque sería lo mismo que afirmar que es un contenido de la fe, lo cual él sabía que no es así. No fue de fe y nunca será que la Virgen María nació con el pecado original, y santo Tomás sabía que en su tiempo no era parte de la doctrina de la fe. Él podría utilizar principios para deducir de ellos que la Virgen María sí nacio con pecado original, pero esto ya no es simpliciter, sino secundum quid. Y de hecho, eso es lo que hace en la Summa.
Por eso, justamente, como bien señala usted estimado Néstor, el Aquino habla allí de un modo específico de santificación. Si santo Tomás no ahondó esta cuestión, a pesar de su grandísima veneración por la Virgen, creo yo que es porque consideraba que debía centrarse más en cuestiones universales y comunes, y en enseñar y tratar éstas todo lo posible; gracias a ello es llamado hoy el Doctor Común o Universal.
Por otra parte, con esto no pretendo afirmar que simpliciter consideraba que sí y que secundum quid consideraba que no. Estimando lo mejor posible del Aquino, creo que él veía la doctrina del pecado original en la Virgen como una doctrina segura (por eso la enseñó), pero no más, y por supuesto, no una doctrina de fe o dogmática.
Pero sí pretendo afirmar con esto que, bien interpretado, en la Suma teológica de santo Tomás no hay ningún error. No, ciertamente, por la autoridad de la Iglesia, sino tratando de sustentarlo en la fuerza de los argumentos.
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Es que eso es justamente lo que yo llamo un "error", una afirmación que contradice la realidad. La Virgen no estuvo nunca bajo el pecado original, Santo Tomás afirmó que la Virgen estuvo en algún momento bajo el pecado original, luego, erró en ese punto.
Es claro que no lo afirmó como verdad explícitamente revelada, sino como conclusión teológica, pero eso quiere decir que lo entendió como implícitamente revelado, porque ésa es la misión de la teología, explicitar, mediante el razonamiento, lo que está implícito en la Revelación.
Y es claro que para Santo Tomás, en la verdad revelada de la universalidad de la salvación por Jesucristo, está implícita la negación de la Inmaculada Concepción, porque lo dice varias veces: si la Virgen no hubiese estado nunca bajo el pecado original, entonces la Redención de Cristo no sería universal.
Una conclusión teológica no es una opinión ni una sentencia probable, a menos que se lo diga expresamente. Es algo que se deduce necesariamente de la verdad revelada. Por eso, el que afirma una conclusión teológica la afirma absolutamente, no "secundum quid", aunque no pretenda hacer de ella un dogma ni una verdad de fe.
La Teología, para Santo Tomás, es ciencia, y la ciencia tiene por objeto las conclusiones necesarias de principios verdaderos, y en ese sentido, necesariamente verdaderas (aunque se trate de hechos contingentes como en este caso), que por tanto, se afirman simplemente hablando.
Saludos cordiales.
«Et sic, quocumque modo ante animationem beata virgo sanctificata fuisset, nunquam incurrisset maculam originalis culpae, et ita non indiguisset redemptione et salute quae est per Christum»
Aquí está su argumento:
Si es verdad que «nunquam incurrisset maculam originalis culpae», entonces se concluye que «et ita non indiguisset redemptione et salute quae est per Christum».
Es evidente que aquí santo Tomás recurre a al menos un entimema, porque no está el término medio (o los términos) que haga evidente esa conclusió (lo cual utilizarlos -los entimemas- es completamente conveniente, dado el tipo de escrito que es la Summa).
Y en el sed contra, el Aquino expone más claramente su postura, recalco una palabra en negrita:
«Sed contra est quod ea quae fuerunt in veteri testamento, sunt figura novi, secundum illud I Cor. X, omnia in figura contingebant illis. Per sanctificationem autem tabernaculi, de qua dicitur in Psalmo, sanctificavit tabernaculum suum altissimus, videtur significari sanctificatio matris Dei, quae tabernaculum Dei dicitur, secundum illud Psalmi, in sole posuit tabernaculum suum. De tabernaculo autem dicitur, Exod. ult., postquam cuncta perfecta sunt, operuit nubes tabernaculum testimonii, et gloria domini implevit illud. Ergo et beata virgo non fuit sanctificata nisi postquam cuncta eius perfecta sunt, scilicet corpus et anima».
Santo Tomás utiliza el término "videtur". Él no está, por lo tanto, seguro de que eso se refiera necesariamente a la Virgen María, sino que parece que se refiere.
Por eso no creo que sea un error, bien entendido al Aquino. En resumen, yo entiendo así al Aquino: él afirma, según ciertas razones, que la Virgen María sí nació con el pecado original, pero esto no lo afirma como algo necesario, pero sí con la suficiente sospecha (distinguiendo los grados de certeza: certeza, sospecha, opinión, etc) de que sí sea verdadero, a tal punto que lo enseña con seguridad a los fieles.
Obviamente, la afirmación simplemente de santo Tomás sí es errónea. Pero de lo que hablo es que, según ciertas razones, si seguimos el argumento del Aquino, efectivamente es verdadera es afirmación; pero no se aplica a la Virgen María tal argumento, porque la santificación de la Virgen no es por limpieza, sino por preservación. Además, no se puede hablar de error de quién enseña algo, no como necesario, sino como muy posiblemente verdadero. Así como si mañana el equipo de fútbol A pierde contra B, no decimos que está errado quién hoy dice que es muy probable que A hubiera ganado.
También aclarar que no entro en la cuestión de si santo Tomás afirmó o no al final de su vida la Inmaculada. Esta cuestión es paralela. Incluso si afirmó hasta el final de su vida que nació con el pecado original, intentando interpretar lo mejor posible al Aquino, yo considero que su afirmación es verdadermante salvable.
Demás está decir que puedo estar equivocado, porque hasta ahora ningún intento mío en estos argumentos ha sido la de declarar como necesaria las conclusiones que afirmo, sino muy probable. Por lo cual, si mañana alguien demuestra de modo necesario que estas conclusiones no son ciertas, no se podrá decir que estaba errado.
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El hecho de que el dato revelado no permita afirmar como conclusión necesaria la negación de la Inmaculada Concepción no quita que Santo Tomás haya creído que sí lo permite y más aún, que lo exige: ésa es justamente la naturaleza del error.
El argumento de Santo Tomás es: "Si la Virgen no estuvo nunca bajo el pecado original, entonces no necesitó la Redención de Cristo. Pero esto último es falso. Por tanto, también lo primero."
El error está, precisamente, en la premisa Mayor, pero hasta Escoto por lo menos, con su concepto de "redención preventiva", esa Mayor parecía indiscutible, y es claro que también le parece así a Santo Tomás.
La razón de que pareciese indiscutible, y lo que falta en ese entimema, es la premisa que dice que "la Redención consiste en librar del pecado original a los que están bajo su dominio", pero no falta porque Santo Tomás la considere dudosa, sino al contrario, porque la da por supuesta.
Partiendo de esas premisas, la conclusión de ese razonamiento es necesaria, no solamente posible o probable. Y ésas son las premisas que contempla Santo Tomás.
En cuanto al "sed contra", no juega un papel decisivo en los artículos de la Suma, sino simplemente el de balancear por la contraria los argumentos que se ponen en el "Videtur", que hoy llamamos a veces las "objeciones".
La doctrina de Santo Tomás se encuentra con seguridad en en cuerpo del artículo y en las respuestas a las objeciones.
Y en el hecho de que la conclusión de Santo Tomás no se aplique en realidad a la Virgen es en lo que consiste, justamente, lo erróneo de esa conclusión.
El problema está, justamente, en que tratando de "salvar" a Santo Tomás no terminemos negando el dogma de la Inmaculada Concepción, pues yo no veo cómo es compatible con ese dogma el "salvataje" de la proposición que dice que María Santísima estuvo al menos un instante de tiempo bajo el pecado original.
Saludos cordiales.
"Como hemos indicado más arriba, el Príncipe de la teología católica, Santo Tomás de Aquino, figura en la lista de los que negaron el privilegio de María por no saberlo armonizar con el dogma de la redención universal de Cristo. Quizá Dios lo permitió así para recordar al mundo entero que, en materia de fe y de costumbres, la luz definitiva no la pueden dar los teólogos —aunque se trate del más grande de todos ellos— , sino que ha de venir de la Iglesia de Cristo, asistida directamente por el Espíritu Santo con el carisma maravilloso de la infalibilidad.
[...].
Su equivocación, sin embargo, prestó un gran servicio para encontrar la verdadera teología de la Inmaculada, cerrando la puerta falsa por donde no se podía pasar —una Inmaculada no redimida— ; y la puerta que él cerró continúa cerrada todavía después de la definición dogmática de la Inmaculada redimida con la redención preservativa".
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Totalmente de acuerdo.
Saludos cordiales.
Y, por supuesto, no creo que exista ningún católico sensato (y menos tomista) que utilice al Doctor Angélico para ir en contra del dogma católico; sería tan o más absurdo que hacer una protesta reclamando que se prohiban todas las protestas.
Le agradezco la disputa estimado Néstor y, nuevamente, muchas gracias por el post.
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Es que el asunto no es si se quiere utilizar a Santo Tomás para ir contra el dogma católico, sino que, más allá de lo que se quiera o no, no se puede evitar lógicamente la negación del dogma de la Inmaculada Concepción si se salva la proposición que dice que María estuvo en algún momento bajo el pecado original.
Saludos cordiales.
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