Acerca de la gracia suficiente
Dado que Dios ha querido libremente ordenar a las creaturas racionales a un fin sobrenatural, que como tal no puede ser alcanzado mediante actos puramente naturales de estas creaturas, de donde éstas necesitan absolutamente de la gracia de Dios, que eleva los actos de estas creaturas al orden sobrenatural, para llegar a su fin último, y teniendo en cuenta que los mandamientos divinos se ordenan precisamente a conducir a las creaturas racionales hacia ese fin último sobrenatural, y que Dios no manda lo imposible, porque sería injusto que la creatura se condenara por no hacer lo que no podía hacer, o por hacer lo que no podía evitar hacer, se sigue de ello que Dios da la gracia que hace posible el cumplimiento de los mandamientos, y ésa es la que los teólogos llaman “gracia suficiente”.
Dice Garrigou – Lagrange:
“En efecto, si el amor de Dios es causa de la bondad de las cosas por voluntad de beneplácito y por amor, Dios da a todos los hombres no solamente la naturaleza humana ordenada a reconocerle y a amarle naturalmente, sino también la posibilidad real de observar los preceptos de la ley sobrenatural y, por ende, la posibilidad de la salvación. Dios, en efecto, no puede mandar nunca lo imposible; ello sería la injusticia misma: el pecado haríase inevitable y, desde entonces, dejaría de ser pecado y no podría ya ser justamente castigado, ni en esta vida, ni en la otra. Dios, pues, da a todos, por amor, la real posibilidad de observar los preceptos, de evitar el pecado y, en consecuencia, de salvarse (ver Ia , q. XXI, a. I, ad 3u m ): Deus dat unicuique quod ei debetur secundum rationem suae natura et conditionis ( 3 ); Ia , q. XXIII, a. 5, ad 3u m ): Deus nulli subtrahit debitum ( 6 ); (P-IP , q. CVI, a . 2, ad 2 u m ): Sufficiens auxilium dat ad non peccandum ( 7 ).”
(GARRIGOU – LAGRANGE, R., O.P., La predestinación de los santos y la gracia, p. 94-95).
Ahora bien, dado que evidentemente muchas de estas creaturas pecan y no cumplen los mandamientos divinos, y que son tenidas en la Revelación divina como culpables por ello, de tal modo que se hacen dignas de la pena eterna del infierno, la cual sin duda obtendrán si no se arrepienten de su pecado, es evidente que la gracia que Dios da a estas mismas creaturas para que puedan cumplir sus santos mandatos no da por sí misma el cumplirlos en forma efectiva y es compatible con el rechazo de esa misma gracia por parte de la creatura pecadora.
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Por otra parte, tanto la Escritura como el Magisterio de la Iglesia atestiguan la existencia de otra gracia, que es la gracia eficaz, con la cual la creatura racional infaliblemente cumple la Voluntad divina.
En el “post” anterior, en efecto, hemos citado varios pasajes, por ejemplo, del II Concilio de Orange, en los que claramente se enseña la existencia de la gracia eficaz, y que contienen también algunos de los textos fundamentales de la Sagrada Escritura al respecto:
“D-176 [II. Sobre la gracia.] Can. 3. Si alguno dice que la gracia de Dios puede conferirse por invocación humana, y no que la misma gracia hace que sea invocado por nosotros, contradice al profeta Isaías o al Apóstol, que dice lo mismo: “He sido encontrado por los que no me buscaban; manifiestamente aparecí a quienes por mí no preguntaban” [Rom. 10, 20; cf. Is. 65, 1].”
“D-177 Can. 4. Si alguno porfía que Dios espera nuestra voluntad para limpiarnos del pecado, y no confiesa que aun el querer ser limpios se hace en nosotros por infusión y operación sobre nosotros del Espíritu Santo, resiste al mismo Espíritu Santo que por Salomón dice: “Es preparada la voluntad por el Señor” [Prov. 8, 35: LXX], y al Apóstol que saludablemente predica: “Dios es el que obra en nosotros el querer y el acabar, según su beneplácito” [Phil. 2, 13].”
“D-179 Can 6. Si alguno dice que se nos confiere divinamente misericordia cuando sin la gracia de Dios creemos, queremos, deseamos, nos esforzamos, trabajamos, oramos, vigilamos, estudiamos, pedimos, buscamos, llamamos, y no confiesa que por la infusión e inspiración del Espíritu Santo se da en nosotros que creamos y queramos o que podamos hacer, como se debe, todas estas cosas; y condiciona la ayuda de la gracia a la humildad y obediencia humanas y no consiente en que es don de la gracia misma que seamos obedientes y humildes, resiste al Apóstol que dice “¿Qué tienes que no lo hayas recibido?” [1 Cor. 4, 7]; y: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” [1 Cor. 15, 10] (2).”
“D-182 Can. 9. «Sobre la ayuda de Dios. Don divino es el que pensemos rectamente y que contengamos nuestros pies de la falsedad y la injusticia; porque cuantas veces bien obramos, Dios, para que obremos, obra en nosotros y con nosotros» (5).”
“D-193 Can. 20. «Que el hombre no puede nada, bueno sin Dios. Muchos bienes hace Dios en el hombre, que no hace el hombre; ningún bien, empero, hace el hombre que no otorgue Dios que lo haga el hombre» (3).”
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Es clara la influencia póstuma de San Agustín en los cánones de este Concilio en el cual se condena justamente el error de aquellos adversarios de San Agustín que eran los “semipelagianos”, los cuales, queriendo salvar de modo equivocado el libre albedrío del hombre, enseñaban que la gracia de Dios es, sí, absolutamente necesaria para la salvación, contra Pelagio, pero que el comienzo de la fe y la conversión estaba exclusivamente en manos del hombre, de modo tal que Dios esperaba a ver ese “initium fidei” libremente realizado por el hombre para entonces dar su gracia con la cual y no sin la cual el hombre llegaría a la vida eterna.
Contra esto enseña el II Concilio Orange que la gracia es absolutamente necesaria también para el “initium fidei”, para el primer acto saludable de la creatura racional, pero además lo hace en términos que muestran claramente que está hablando de la gracia eficaz y no solamente de la gracia suficiente, es decir, de una gracia que da el obrar mismo, y no solamente el poder obrar.
En efecto, el citado canon 4 de este Concilio, por ejemplo, nos hace ver que los Padres Conciliares fueron obligados por los mismos textos bíblicos a refutar el “initium fidei” autónomo e independiente de los semipelagianos con la referencia a la causalidad infalible de aquel Dios que “obra en nosotros el querer y el acabar, según su beneplácito” (Fil. 2, 13), de modo que ese mismo “initium fidei”, lejos de ser autónomo e independiente, es un efecto de la gracia divina eficaz, que “hace” que Dios sea invocado por nosotros (canon 3) y “hace” que queramos ser limpios (canon 4).
Causalidad divina infalible, decimos, porque es evidentemente imposible que Dios haga algo y ese algo no se haga, imposible, decimos, en el mismo sentido en que es imposible que el que escribe no escriba, o que el que levanta la mano libremente no la levante libremente, sentido que los filósofos y teólogos llaman “sentido compuesto“.
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Sin embargo, fue precisamente la deformación posterior de la teología agustiniana por parte de algunos autores heterodoxos lo que llevó con el andar de los siglos a la negación de la gracia suficiente, en tanto que distinta de la eficaz.
En efecto, algunos autores perdieron el equilibrio de la teología de San Agustín llegando al predestinacionismo que niega el libre albedrío de la creatura racional.
El presbítero Lúcido todavía en tiempos patrísticos, el monje Gotescalco en la Edad Media, Lutero y Calvino, por supuesto, y también Bayo, Jansenio y los jansenistas.
Es claro que en el predestinacionismo no hay lugar para una gracia divina que puede ser rechazada por el libre albedrío de la creatura, pues ese libre albedrío en el predestinacionismo no existe, y que eso es precisamente, por lo que hemos dicho al comienzo, la gracia suficiente, en tanto que distinta de la gracia eficaz.
De donde es común que los predestinacionistas reduzcan las gracias divinas actuales a solamente la gracia eficaz.
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Cuando Jansenio, además, comenzó a escribir el “Augustinus”, el panorama estaba dominado por la reciente controversia “De Auxiliis” entre tomistas y molinistas.
Porque en efecto, el núcleo de esa controversia estaba precisamente en la diferente forma de entender, de un lado y del otro, tanto la gracia suficiente como la gracia eficaz.
Para los molinistas, la gracia eficaz lo era en forma extrínseca, por el consentimiento de la creatura racional, de modo que de dos hombres que recibiesen la misma gracia de parte de Dios, podría ser que uno se convirtiese y el otro no, pues uno con su asentimiento haría eficaz la gracia divina, mientras que el otro, con su disentimiento, la haría ineficaz.
Por lo que para los molinistas, la gracia suficiente no se distinguía esencialmente de la gracia eficaz: esta última era simplemente la misma gracia suficiente, más el libre y autónomo consentimiento de la creatura racional. Decimos “autónomo”, porque todo el sistema de Molina está construido con la única finalidad de negar la causalidad divina sobre el acto libre de la creatura racional, que los molinistas, empeñados como jesuitas que eran en la lucha contra el determinismo luterano y calvinista, veían como incompatible con el libre albedrío de la creatura.
Para los tomistas, por el contrario, existe una diferencia esencial entre la gracia suficiente y la gracia eficaz, tan irreductible como la que hay entre la potencia y el acto. La gracia eficaz lo es intrínsecamente, de modo que lejos de ser hecha eficaz por el consentimiento de la creatura, es ella la que produce eficazmente ese consentimiento mismo. Por tanto, de ningún modo puede ser la misma gracia suficiente transformada por el consentimiento de la creatura en eficaz, sino que es una gracia nueva, esencialmente distinta de la gracia suficiente, puesto que el objeto de ambas es esencialmente distinto: una da el poder querer y hacer, la otra da el querer y hacer efectivo, con esa característica exclusiva de la Omnipotencia divina que puede hacer libre lo libre y necesario lo necesario.
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Es claro entonces que el adversario contra el cual Jansenio dirige el “Augustinus” son los molinistas. Sin embargo, al Obispo de Ypres le parece que la defensa que los tomistas hacen de San Agustín y de la gracia eficaz es insuficiente, y por eso emprende una campaña contra la Escolástica en general y por el retorno a las fuentes patrísticas, lo cual quiere decir para él San Agustín, de ahí el título de su obra.
El resultado de esta campaña es la negación de la gracia suficiente distinta de la eficaz, distintivo del jansenismo, pero en el sentido exactamente contrario al de los molinistas, pues mientras éstos reducen, en definitiva, la gracia eficaz a la gracia suficiente, los jansenistas reducen la gracia suficiente a la gracia eficaz.
Es el problema de las identidades, que pueden ser en dos sentidos distintos, como bien notó Chesterton cuando dijo que había leído un libro según el cual budismo y cristianismo eran básicamente lo mismo, especialmente el budismo.
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Entre las cinco proposiciones condenadas por la Iglesia tomadas del “Augustinus” de Jansenio se encuentran estas dos:
D-1092 1. Algunos mandamientos de Dios son imposibles para los hombres justos, según las fuerzas presentes que tienen, por más que quieran y se esfuercen; les falta también la gracia con que se les hagan posibles.
Declarada y condenada como temeraria, impía, blasfema, condenada con anatema y herética.
D-1093 2. En el estado de naturaleza caída, no se resiste nunca a la gracia interior.
Declarada y condenada como herética
La segunda proposición de Jansenio está muy próxima a la primera: Interiori gratiae in statu natura lapsa nunquam resistitur ( 5 ); lo que equivale a volver a decir que no hay otra gracia actual interior que la eficaz.
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También ha condenado la Iglesia estos “errores de los jansenistas”, por el Decreto del Santo Oficio de 7 de diciembre de 1690:
D-1295 5. Los paganos, judíos, herejes y los demás de esta laya, no reciben de Cristo absolutamente ningún influjo; y por lo tanto, de ahí se infiere rectamente que la voluntad está en ellos desnuda e inerme, sin gracia alguna suficiente.
D-1296 6. La gracia suficiente no tanto es útil cuanto perniciosa a nuestro estado; de suerte que por ello con razón podemos decir: “de la gracia suficiente líbranos, Señor”.
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Y también ha condenado la Iglesia la negación de la gracia suficiente entre los errores del jansenista Pascasio Quesnel, errores de los que aquí se elencan algunos, a los que añadimos un breve comentario:
D-1353 3. En vano, Señor, mandas, si Tú mismo no das lo que mandas.
(O sea, que Dios manda en vano si da el poder obedecerle pero no el obedecerle mismo, o sea, si da la gracia suficiente sin la gracia eficaz. Pero como los pecadores obviamente no tienen la gracia eficaz, porque de hecho no obedecen, entonces tampoco han recibido la gracia suficiente).
D-1359 9. La gracia de Cristo es la gracia suprema, sin la cual nunca podemos confesar a Cristo y con la cual nunca le negamos.
(Claramente, la gracia suficiente, que puede ser rechazada por la creatura, no existe según esta afirmación).
D-1360 10. La gracia es operación de la mano de Dios omnipotente, a la que nada puede impedir o retardar.
(Nueva negación de la gracia suficiente, que puede ser rechazada por la creatura racional)
D-1361 11. La gracia no es otra cosa que la voluntad de Dios omnipotente que manda y hace lo que manda.
(Lo mismo)
D-1362 12. Cuando Dios quiere salvar al alma, en cualquier tiempo, en cualquier lugar, el efecto indubitable sigue a la voluntad de Dios.
(Luego, cuando el alma no se salva es que Dios no ha querido salvarla, y entonces, no le ha dado tampoco gracia alguna: la única gracia es la eficaz)
D-1363 13. Cuando Dios quiere salvar al alma y la toca con la interior mano de su gracia, ninguna voluntad humana le resiste.
(De nuevo, reducción de la gracia interior a la gracia eficaz).
Etc.
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Blaise Pascal, luego de haber hecho a la ciencia moderna aportes que aún hoy siguen vigentes, se convirtió a una fe cristiana viva y comprometida, pero en la línea de los jansenistas, los cuales quisieron utilizar sus grandes dotes de polemista en su campaña contra los jesuitas, de lo cual nacieron las célebres “Cartas Provinciales”.
En ellas Pascal dedica su aguda inteligencia, entre otras cosas, a no entender el concepto católico de la “gracia suficiente”.
Dice en la segunda de las “Cartas”:
“Entonces supe, en una palabra, que su disputa, concerniente a la gracia suficiente, es que los jesuitas afirman que hay una gracia dada generalmente a todos los hombres, sujeta de tal manera al libre albedrío, que la hace efectiva o ineficaz en su elección, sin ninguna nueva ayuda de Dios, y sin que le falte nada para actuar efectivamente; lo que les hace llamarla suficiente, porque con ella sola es suficiente para actuar. Y los jansenistas, por el contrario, quieren que no exista una gracia actualmente suficiente que no sea también eficaz, es decir que todas aquellas que no determinan la voluntad de actuar eficazmente son insuficientes para actuar, porque dicen que nunca se actúa. sin gracia eficaz. Esa es su disputa. Y luego informándome de la doctrina de los nuevos tomistas: Es extraño, me dijo. Están de acuerdo con los jesuitas en admitir una gracia suficiente dada a todos los hombres; pero quieren, sin embargo, que los hombres no actúen nunca sólo con esta gracia, y que sea necesario, para hacerlos actuar, que Dios les dé una gracia eficaz que realmente determina su voluntad para la acción, y que Dios no da a todos. De modo que, según esta doctrina, le dije, esta gracia es suficiente sin serlo. Precisamente, me dijo: porque, si es suficiente, no se necesita nada más para actuar; y si no basta, no es suficiente“.
Pascal se agarra de la palabra “suficiente” sin preocuparse de saber el sentido en que la usan los tomistas, y así encuentra contradictoria su doctrina.
El problema, bien planteado, es diferente de como lo plantea Pascal. Se trata de coordinar las siguientes afirmaciones, todas ellas indudables:
1) Dios no manda lo imposible, y por tanto, cuando da un mandamiento, da también la capacidad de cumplirlo.
2) Sin la gracia no es posible cumplir los mandamientos divinos del modo en que es necesario hacerlo para merecer la vida eterna.
3) A veces los seres humanos desobedecen los mandamientos divinos, y pecan.
De estas tres afirmaciones, se sigue que a veces la gracia, haciendo a los hombres capaces de cumplir los mandamientos, no hace sin embargo que los cumplan efectivamente.
Y eso es justamente la gracia suficiente: suficiente para poder cumplir los mandamientos, no para cumplirlos en forma efectiva - sin la gracia eficaz, dicen los tomistas, sin el libre consentimiento de la creatura racional, dicen los molinistas.
No hay por tanto contradicción alguna, porque la suficiencia y la insuficiencia no se dicen bajo el mismo aspecto.
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Pascal dice que en realidad los tomistas están de acuerdo con los jansenistas y no con los jesuitas, porque admiten en realidad la insuficiencia de la gracia suficiente, y exigen para que se haga efectivamente el bien, la gracia eficaz, que no es dada a todos, desde que de hecho no todos hacen efectivamente el bien:
“Pero, dije, ¿qué diferencia hay entre ellos y los jansenistas? Se diferencian, me dijo, en que al menos los dominicanos no dejan de decir que todos los hombres tienen suficiente gracia. Lo entiendo, le respondí, pero lo dicen sin pensarlo, ya que añaden que es necesario, para actuar, tener una gracia eficaz, que no se da a todos; y así, si se ajustan a los jesuitas por un término que no tiene sentido, son contrarios a ellos, y se ajustan a los jansenistas, en la sustancia de la cosa. Esto es cierto, dijo.”
No es así, obviamente. Una cosa es tener la capacidad de actuar y otra no tenerla, y también, una cosa es tener la capacidad de actuar, y otra, actuar efectivamente. Son tres cosas distintas, y eso es lo que Pascal no ve. La diferencia entre tomistas y jansenistas es que los primeros admiten una gracia que da la capacidad de actuar sin dar el actuar efectivo, y otra que da el actuar efectivo, mientras que los segundos admiten solamente la segunda.
La gracia suficiente, contra la broma de Pascal, no es insuficiente para aquello para lo que se da, que es para hacer a la creatura racional capaz de cumplir los mandamientos.
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La tesis jansenista se parece un poco a la de los megáricos, aquellos filósofos griegos que negaban la potencia distinta del acto. Para una tesis así, el pianista, por ejemplo, sólo tendría la capacidad de tocar el piano cuando está actualmente tocando, mientras que para Aristóteles, a quien también en esto se parecen los tomistas, la capacidad o potencia es distinta del acto, puede darse, tratándose al menos de una potencia activa, operativa, sin el acto correspondiente, y no alcanza con ella sola para que sin más ya el acto se dé.
Por supuesto, un molinista no entendería tampoco la gracia suficiente de los tomistas, porque para el molinista “suficiente” quiere decir que no hace falta otra para se dé efectivamente el acto libre, no porque, como dicen los jansenistas, toda gracia sea eficaz, sino porque al contrario, es nuestro libre albedrio el que hace eficaz, si quiere, a la gracia suficiente.
El molinista no es alguien que reduce la potencia al acto, como el jansenista, sino más bien alguien que afirma que la potencia puede actualizarse por sí sola, sin necesidad de una causa que ya esté en acto, como si el agua pudiese hervir por sí sola, sin el fuego u otra causa semejante. En efecto, nuestra voluntad libre, antes de obrar, està en potencia para obrar.
Por eso mismo el molinista estaría (o debería estar) de acuerdo con el tomista en decir que la gracia suficiente da la capacidad de obrar, sin dar el obrar mismo, pero porque para él, el obrar mismo no depende ni de la sola gracia suficiente, ni de una nueva gracia eficaz dada por Dios, sino del solo libre albedrío de la creatura racional, que si quiere, hace eficaz a la gracia suficiente.
El Magisterio de la Iglesia se ha pronunciado a favor de la existencia de una gracia que es dada también a los que de hecho pecan, y que por tanto, no da el efectivo actuar bien, sino solamente la capacidad de actuar bien. Al hacerlo, ha condenado a los jansenistas, que niegan tal gracia. Tanto tomistas como molinistas la aceptan, y por eso son católicos en este punto. Hasta ahora la Iglesia no ha querido pronunciarse expresamente sobre la cuestión de si para efectivamente obrar el bien sobrenatural hace falta otra gracia esencialmente distinta, como dicen los tomistas, o no, como dicen los molinistas. Aunque el tenor de los cánones del II Concilio de Orange, que vimos en el “post” anterior, sugiere fuertemente, por lo menos, la tesis tomista.
101 comentarios
Es un tema muy interesante, tengo las siguientes dudas:
1) ¿Puede un ser humano hacer algo bueno, pequeño y por breve tiempo, (por ejemplo, dar de beber al sediento), sin la gracia?
2) ¿Todo ser humano para pecar actualmente tiene que haber recibido la gracia suficiente?
3) ¿Dios no le dio la gracia eficaz a Adán y a Eva?
4) Entiendo por el artículo que se le da la gracia suficiente a los judíos, musulmanes, ateos, etc. ¿Es correcto?
Tengo más preguntas, pero dependen de las respuestas que espero me brinde. Muchas "gracias" de antemano por sus respuestas.
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Santo Tomás enseña que después del pecado original, el hombre puede hacer buenas obras de orden natural sin la gracia, no de orden sobrenatural y meritorias de la vida eterna.
La segunda respuesta la corrijo atendiendo a textos que me ha hecho llegar Federico. Porque si después del pecado original se pueden hacer obras buenas, de orden natural, sin la gracia sobrenatural, y no solamente eso, sino que, si, como dice Santo Tomás, después del pecado original se puede evitar algunos pecados, no todos, sin la gracia, entonces ésta no es necesaria para que precisamente esos pecados puedan evitarse, y entonces, tampoco lo que es para que si se realizan, sean verdaderos pecados. Sí es necesaria la gracia de todos modos en este estado posterior al pecado original para evitar todo pecado mortal, y por eso es herético decir que a los judíos, paganos, etc., no se les da gracia alguna.
En cuanto a Adán y Eva, es claro que Dios no les dio la gracia eficaz con la cual habrían evitado el pecado original originante, porque de hecho no lo evitaron. Otra cuestión es si para evitarlo habrían necesitado esa gracia eficaz o les habría bastado con la suficiente, dada la integridad de su naturaleza aún no herida por el pecado original. Los tomistas sostienen que sí habría hecho falta la gracia eficaz incluso en ese estado, porque la necesidad de la gracia eficaz no se basa solamente en la debilidad de la naturaleza herida por el pecado original, sino ante todo en el carácter sobrenatural del fin último del hombre, y en la necesidad de una moción divina para todo acto libre de la creatura racional.
En cuanto a si la gracia suficiente se da a los judíos, paganos, etc., efectivamente eso es lo que se desprende de la condena de ese error de los jansenistas que pongo en el "post", pero además se sigue de la necesidad de la gracia suficiente, en primer lugar, para poder evitar el pecado, y consecuentemente, para que una acción pecaminosa sea efectivamente tal, dado que para ello es necesario que sea posible evitarla, teniendo en cuenta que también pecan los judíos, paganos, etc.
Saludos cordiales.
2. Sin pecado original no es necesaria la Gracia pues. Por ello, el que el hombre en estado de creación original peque es por el don sobrenatural de la libertad que Dios le concede y al que no le conduce.
3. Ahora pregunto: ¿el sacramento del Bautismo, único regalo de Dios, es gracia suficiente y/o eficaz?
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Pues no. Dios ha querido hacernos "partícipes de la naturaleza divina", y eso no puede hacerse sin la gracia sobrenatural. Tampoco lo ha querido como consecuencia del pecado, sino que ése ha sido el fin para el cual ha creado al ser humano. Precisamente por eso los primeros padres no estaban en un estado de pura naturaleza, sino que ya tenían dones que al menos en sentido amplio son sobrenaturales, como la inmortalidad corpórea y el perfecto dominio de la razón sobre las pasiones, y fue necesario el pecado original para que la muerte entrara en el mundo.
Saludos cordiales.
Aquí veo uno de los más difíciles problemas de la Gracia. Si Dios concede la Gracia suficiente, debería ser, en principio, eficaz salvo el obstáculo que pueda poner el hombre merced a su libre albedrío.
Pero si está en las exclusivas manos de Dios que la Gracia, además de suficiente, sea eficaz, se plantean unos problemas a mi juicio irresolubles
¿Dónde queda el albedrío humano?
¿Por qué ese misterio, en virtud del cual Dios dé a todos la Gracia suficiente, pero sólo a unos la Gracia eficaz, sin que esa concesión pueda depender de lo que haga o no haga el hombre en orden a su salvación?
¿No parece acogerse aquí la reprobación absoluta de la que heréticamente hablaba Calvino?
El gran problema es éste: No se trata de que Dios conozca a los que van a rechazar la Gracia suficiente, sino que parece que Dios ha predestinado a determinadas personas a ser incapaces de acogerla, y por tanto hacerla ineficaz. Pero si esas personas son incapaces de acoger la Gracia suficiente para hacerla eficaz ¿Cómo podemos calificar esa Gracia de "suficiente"? ¿No necesitan unos hombres mayores gracias que otros, dada la inmensa diversidad de personas y circunstancias? ¿Por qué a unos sí y a otros no?
Sinceramente, este misterio me desborda. Por eso lo acepto por fe, y confianza en la sabiduría y misericordia de Dios que desborda cualquier reflexión humana.
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Ciertamente, éste puede que sea el misterio más grande que encierra nuestra fe cristiana y católica, al menos bajo cierto aspecto. Ante todo, no puede entenderse nada de este tema si se permanece bajo la ecuación común a protestantes, jansenistas y molinistas, a saber, que cuanto más interviene Dios, menos libre es el hombre. La ecuación tomista es la inversa: cuanto más interviene Dios, más libre es el hombre. Dios mueve a las causas segundas según la naturaleza de cada una de ellas: a las que carecen de libre albedrío, mediante leyes necesarias, y a las que tienen libre albedrío, las mueve a la producción de actos libres.
Luego está el tema de la elección y predestinación divinas, que en primer lugar, es una verdad revelada, presente por todas partes en la Escritura y enseñada por el Magisterio de la Iglesia.
Aquí hay que precaverse de otro escollo, que es achacarle a los tomistas cosas que son comunes a todas las escuelas católicas, entre ellas: que no todos son elegidos ni predestinados, que los elegidos y predestinados se salvan infaliblemente, y que los no elegidos y no predestinados no se salvan.
Queda la discusión acerca de si los elegidos y predestinados lo son o no lo son independientemente de la previsión divina de sus méritos. Aquí, todas las escuelas católicas, menos la molinista, sostienen la elección y predestinación divinas "ante praevisa merita", anteriores a la previsión divina de los méritos, e independiente de ellos.
Y finalmente, el tema más espinoso, cómo entender el caso de los no elegidos y no predestinados. Aquí los molinistas y los congruistas son los únicos, que yo sepa, que entienden la reprobación divina exclusivamente "post praevisa demerita", es decir, posteriormente a la previsión divina de las culpas. Los tomistas y los agustinianos enseñan la reprobación divina "ante praevisa demerita", o reprobación negativa antecedente, y la distinguen claramente de la reprobación positiva consecuente, posterior a la previsión divina de las culpas, que ésta solamente es la que consiste en el decreto de castigar el pecado y la impenitencia final con el infierno eterno, y aquí hay una diferencia esencial con Calvino, que hace que ésta reprobación positiva sea antecedente y no consecuente, es decir, la hace anterior a la previsión divina de las culpas e independiente de ella.
Aquí los principios también son claros: la gracia es gracia, porque es sobrenatural, no debida a la naturaleza creada ni exigida por ella. Nadie tiene derecho a reclamarla ni Dios está obligado a darla a nadie. Ahí no está la dificultad, sino en todo caso en ser consecuente con ello hasta el final.
Además, la diferencia más clara entre tomistas, agustinianos y escotistas por un lado, y calvinistas por otro, es que para los primeros el ser humano posee libre albedrío también después del pecado original, no así para los segundos.
Por otra parte, la gracia suficiente no hace a las personas incapaces de responder positivamente, al contrario, su función específica es hacerlos capaces de ello, porque Dios no manda lo imposible. El misterio en sí mismo es grande, pero sin duda que se vuelve un problema insoluble si no lo planteamos en los exactos términos en que los plantea la doctrina católica.
Lo que pasa es que una cosa es la capacidad para obrar, y otra el obrar efectivo, que es algo más perfecto, y que por tanto no puede proceder simplemente de lo que es menos perfecto, que es esa capacidad, sino que necesita de una causa al menos igualmente perfecta que lo produzca, o sea, de potencia a acto nada pasa sino por obra de un ser ya en acto, que en este caso es Dios, el Acto Puro.
La misma expresión "eficaz salvo que el hombre ponga obstáculo con su libre albedrío" carece de sentido si se la analiza un poco. Se parece a aquel jarrón que fue irrompible hasta que se rompió. Uno se imagina a la gracia suficiente y al libre albedrío mirándose perplejos la una al otro: el libre albedrío esperando a ser movido eficazmente por la gracia, y la gracia esperando a que el libre albedrío no ponga obstáculo. Si la gracia mueve eficazmente al libre albedrío, éste no pone obstáculo, pero para que la gracia lo mueva así, el libre albedrío debe no poner obstáculo. El huevo y la gallina, o bien, la serpiente que da vueltas eternamente tratando de morderse la cola.
Esa clase de "eficacia" se parece también al rey que figura en el cuento de "El Principito" de Saint Exupery, que siempre era obedecido, porque siempre mandaba a la gente que hiciera lo que la gente quería hacer.
La elección divina, además, no es como cuando nosotros vamos a un bazar y miramos lo que hay en el mostrador para ver qué nos llevamos. Porque ahí las cualidades de los objetos no dependen de nosotros, mientras que no hay bien en la creatura que no proceda del Creador. Amar es querer el bien del otro, pero en el caso de una Voluntad Omnipotente, es producir en el otro el bien que se quiere para él, y por tanto, todo bien que haya en la creatura procede del amor de Dios, en vez de ser motivo de ese amor. Por eso Dios no puede simplemente mirar a los hombres a ver quiénes aparecen dignos de ser elegidos, porque si unos son dignos y otros no es porque Él ya ha elegido a aquellos para que lo sean.
En definitiva, se trata de reconocer ante todo la Libertad divina, y su primacía y anterioridad, como no puede ser de otro modo, respecto de la libertad creada, y que no puede haber nada de ser y de bien en la creatura que no proceda del Creador, incluidos muy especialmente los actos libres de la creatura racional por los que ésta se encamina a la salvación eterna.
Saludos cordiales.
El ser humano no sería responsable de no obrar bien con la gracia suficiente de hecho si la gracia suficiente fuera insuficiente para obrar de hecho.
Y una cosa es q no podamos merecer la salvación eterna (q es pura misericordia divina) y otra cosa es q se pueda merecer la condenación eterna por no hacer el bien de hecho cuando es imposible obrar bien de hecho.
Es como si un padre castigara a su hijo por no hablar rumano "de hecho", alegando q (como todo ser humano) tiene la capacidad de hablar rumano en potencia, mientras le niega la posibilidad del contacto necesario con esa lengua, sin el q nunca podrá hablarla de hecho, por mucho q tenga el aparato fonador necesario.
Saludos cordiales.
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Es que si la gracia suficiente es suficiente para obrar de hecho, y no solamente para poder obrar, entonces los que pecan no han recibido de Dios gracia suficiente alguna, que es la herejía que la Iglesia ha condenado en los jansenistas, a los cuales pertenecía Pascal en el momento de escribir esas "Cartas", en las cuales no se aparta solamente de los tomistas, sino de lo que la Iglesia cree acerca de la gracia suficiente, pues sigue a los jansenistas en decir que la única gracia interior es la eficaz.
Los mismos molinistas reconocen que a la gracia suficiente le hace falta un "plus", sólo que ellos ponen ese "plus" en el libre consentimiento de la creatura.
Con la sola gracia suficiente no es que sea imposible obrar bien de hecho, sino que es posible, lo que sucede es que de hecho no se va a obrar bien. No olvidar nunca en este tema la distinción entre potencia y acto, posibilidad y realidad.
Saludos cordiales.
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Me alegro mucho y bendito sea Dios. Saludos cordiales.
Respecto de la respuesta al primer comentario, a ver si entendí:
En el estado de naturaleza caída sí que es necesaria la gracia actual suficiente (y también la eficaz, para hacerlo de hecho) para evitar todo pecado, como dice. Pero para evitar algunos, lo cual equivale a obrar algún bien natural, entiendo que santo Tomás sostiene que no es necesaria la gracia actual (sea suficiente, sea eficaz (ni tampoco la habitual, claro está)), sino que bastan las solas fuerzas naturales (supuesta siempre, claro está, la premoción física natural para hacer el bien y evitar el mal natural de hecho).
Dice, por ejemplo, en II-II, q. 10, a. 4, c.: “Unde manifestum est quod infideles non possunt operari opera bona quae sunt ex gratia, scilicet opera meritoria, tamen opera bona ad quae sufficit bonum naturae aliqualiter operari possunt”. Y si bien se refiere directamente a la gracia habitual (raíz del mérito), aquí habla, al parecer, de la suficiencia de la sola naturaleza. Así entiendo que lo interpreta el P. del Prado (De gratia et libero arbitrio, I, q. 1), quien cita la siguiente proposición condenada por Gregorio XIII: “Cum Pelagio sentit, qui boni aliquid naturalis, id est, quod ex naturae solis viribus ortum ducit, agnoscit” (entre las 79 condenadas de Bayo, la 37). Asimismo, habla santo Tomás de la fuerza de la naturaleza en I-II, q. 109, a. 2, c.: “Quia tamen natura humana per peccatum non est totaliter corrupta, ut scilicet toto bono naturae privetur; potest quidem etiam in statu naturae corruptae, per virtutem suae naturae aliquod bonum particulare agere”.
Entonces, ¿no se podría entender la no necesidad de la gracia para obrar algún bien natural y evitar algún pecado, incluso en la naturaleza caída, de toda gracia, tanto actual como habitual?
Gracias.
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Efectivamente, y ya corregí esa respuesta de acuerdo con esto.
Gracias y saludos cordiales.
"Igitur et antequam homo consequatur gratiam sanctificantem, accipit a Deo diversa auxilia, quibus potest illam consequi; et postquam gratiam habitualem consecutus est, ipsa gratia et ipsi habitus virtutum et donorum sunt etiam diversa auxilia, quibus homo potest mereri, recte agere et in bono perseverare. Unde D. Thomas I-II, q. 106, a. 2, ad 2: «Gratia Novi Testamenti, etsi adjuvet hominem ad non peccandum, non tamen ita confirmat in bono, ut homo peccare non possit ; hoc enim pertinet ad statum gloriae. Et ideo si quis post acceptam gratiam Novi Testamenti peccaverit, majori poena est dignus, tamquam majoribus beneficiis ingratus et auxilio sibi dato non utens ; nec tamen propter hoc dicitur, quod Lex Nova iram operatur, quia quantum est de se, sufficiens auxilium dal ad non peccandum»" (De gratia et libero arbitrio, tom. II, cap. 1, concl. 2).
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Eso ya no lo veo tan claro, porque Santo Tomás es categórico en decir que siempre hace falta una moción divina para que la creatura racional realice efectivamente alguna obra buena. Tal vez haya autores que digan que en los que tienen la gracia santificante esa moción divina puede ser solamente la moción divina natural, y no necesita ser una moción sobrenatural o gracia actual en sentido estricto.
Saludos cordiales.
La potencia y el acto son cosas distintas.
La gracia sin duda tiene algo de misterioso, como el misterio de la iniquidad, que podemos definir, pero sigue siendo un misterio.
La costumbre de decir "gracias" puede ser un desear la gracia santificante de Dios.
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Efectivamente. En cuanto al origen lingüístico es un tema interesante, no lo tengo averiguado.
Saludos cordiales.
Muchas gracias por este post y por las aclaraciones en torno a este complejo tema.
Si no he comprendido mal, debemos distinguir entre la gracia suficiente para obrar bien, de la cual nadie carece, de la gracia eficaz, que hace que de hecho obremos bien.
No podemos afirmar, según una correcta doctrina católica, que la gracia suficiente se vuelva eficaz por el libre consentimiento de la criatura, pues en ese caso, para “salvar” nuestra libertad, estaríamos poniendo en Dios cierta potencialidad de cara a las mismas criaturas, lo que es imposible. Además, caeríamos en la contradicción de que existe un cierto tipo de “bien” que no tiene en Dios su causa primera, lo cual sería nuestro “consentimiento”.
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Más bien es que eso no lo podemos afirmar según la doctrina tomista, agustiniana, o escotista, y, según entiendo personalmente, según la recta razón. Hoy por hoy la Iglesia no ha condenado a los molinistas y congruistas, que sostienen precisamente la gracia extrínsecamente eficaz, es decir, hecha eficaz por nuestro libre consentimiento, así que sigue siendo una tesis posible para un católico.
Saludos cordiales.
El otro tema complejo es el de la distinción entre voluntad divina antecedente y voluntad divina consecuente. Sabemos que Dios es omnipotente. Nosotros, como criaturas que somos, podemos querer algo y no poder hacerlo o conseguirlo, pero esto es imposible en Dios. El, todo lo que quiere lo hace. Pareciera, entonces, que esta “voluntad antecedente” en Dios es casi un ente de razón, porque lo que Dios quiere en verdad es lo que hace, y hace que se salven eficazmente los predestinados y “no hace” que se salven los demás. Lo cual no quiere decir que “hace que no se salven” (predestinación negativa) sino que “no hace que se salven”, lo que es diferente.
Aclaro que hago estas preguntas no por refutar al pensamiento tomista, sino con el deseo de entenderlo mejor, pues creo que es el auténtico pensamiento católico. Además, es evidente que el pensamiento molinista o congruista presenta objeciones insalvables y contradicciones internas evidentes.
Gracias Néstor.
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La causa por la que Pedro no ha obrado bien es la libre y falible voluntad de Pedro. Pero "causa" no es lo mismo que "condición". La causa hace que algo sea, la condición es necesaria para que algo sea, pero no hace que ese algo exista. Por ejemplo, el oxígeno es necesario para la vida, pero en las morgues y cementerios hay oxígeno de sobra.
Una condición fundamental para que Pedro peque es que Dios permita ese pecado, porque nada sucede en lo creado que el Omnipotente no quiera o permita; es claro que el pecado sólo puede ser permitido y nunca querido por Dios.
Dios permite el pecado cuando no lo impide, y lo impide cuando mueve a la creatura a obrar libremente el bien contrario a ese pecado, esa moción, si es para un acto sobrenatural, es la gracia eficaz. Por tanto, Dios permite el pecado no dando la gracia eficaz con la cual sin duda ese pecado no se realizaría.
Hay que distinguir esa permisión divina del pecado de rehusamiento de la gracia eficaz que se hace en pena por un pecado anterior, por el que la creatura ha rechazado la gracia suficiente. En este caso se trata de una pena, y no de una mera permisión, pero la permisión se supone, porque ese pecado que así se castiga con el rehusamiento de la gracia eficaz ha debido ser permitido previamente por Dios.
Y Dios no es culpable por permitir el pecado, porque no está obligado a mantener siempre en el bien a la creatura que ha creado, más bien, lo natural es que esa libertad creada algunas veces falle, y lo que supone una intervención divina sobrenatural y excepcional es que no falle nunca, como sucede en el caso de la Virgen María.
En cuanto a la Voluntad divina que no se cumple, lamentablemente la vemos todos los días, en cada pecado que cometen los demás o que cometemos nosotros, porque todo eso es contrario a la Voluntad divina, y sin embargo, sucede. No se puede decir que Dios no quiera de verdad que no pequemos, y sin embargo, pecamos.
Es una verdad de fe explícitamente enseñada en la Escritura que "Dios quiere que todos los hombres se salven", y por eso, dado que de hecho algunos se condenan, ese querer divino es verdadero, pero no tiene la misma eficacia que tiene la Voluntad con la cual quiere que se salven los que de hecho se salvan.
Por eso la distinción entre la Voluntad divina antecedente y la consecuente es muy clara, y Santo Tomás la compara al caso del juez que considerando que el reo es un ser humano, no quiere condenarlo a muerte, pero esa consideración es todavía abstracta, pues no atiende a la circunstancia concreta de que esa persona es culpable de un grave delito, ahora bien, todas las acciones, de las cuales la voluntad es el principio, son sobre lo concreto, atendiendo por tanto a todas las circunstancias, y por eso, el juez quiere con voluntad antecedente salvar al reo, y con voluntad consecuente condenarlo, y lo condena.
Saludos cordiales.
"Es que si la gracia suficiente es suficiente para obrar de hecho, y no solamente para poder obrar, entonces los que pecan no han recibido de Dios gracia suficiente alguna"
Ser suficiente para obrar de hecho no significa que obligatoriamente haya que obrar de hecho sino que existen dos posibilidades obrar de hecho o no obrar de hecho y cualquiera de las dos cosas pueden ocurrir.
Es que la gracia suficiente es suficiente para obrar de hecho, con tal que no se oponga uno a esa gracia suficiente. y eso es así porque esa es la voluntad de Dios, que el hombre pueda oponerse si quiere y rechazarla. Dios se toma en serio el libre albedrío humano.
Los que pecan han recibido gracia suficiente pero la han rechazado, han puesto un obstáculo (han cerrado los ojos para no recibir la luz con la que Dios ilumina a todo hombre, vendría a decir Tomás de Aquino). Los que no pecan han recibido gracia suficiente pero no la han rechazado. Por supuesto toda la luz la reciben de Dios, no hay mérito suyo, simplemente no han puesto obstáculos por su parte porque no han cerrado los ojos.
Es por eso por lo que una persona es responsable y puede ser condenada, porque ha puesto obstáculos que podría no haber puesto.
Por supuesto que Dios no nos debe nada y no tiene por qué darnos la vida sobrenatural. Pero, siendo justo, tampoco tiene por qué condenarnos eternamente si no hay responsabilidad por nuestra parte.
Y si fuera necesaria una gracia diferente de la suficiente para no rechazar la suficiente, entonces uno no sería responsable de rechazarla.
Un asesino no sería más responsable de su conducta que un lobo que se come un cordero ni tendría más motivos de condenación eterna que ese lobo.
Desde luego yo estoy de acuerdo con todo lo que dice el magisterio de la Iglesia, con Trento (que actuó contra la doble predestinación calvinista y previno contra el jansenismo y que a pesar de la opinión de los calvinistas, no era pelagiano), con el catecismo y con la existencia del misterio.
Con lo que no estoy de acuerdo es con vuestra pretensión bañeciana de destripar el misterio. Les gusta poco a vds citar Trento sin más, sin añadir coletillas filosóficas que alteran el lenguaje común en el que poder resistir es poder resistir de hecho, y obtener unas veces un resultado y otras otro según se resista o no etc etc.
Despedida cordial
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El tema entonces es qué se entiende por "suficiente". Una forma de entenderlo es que A es suficiente para B, si dado A, necesariamente se da B.
En ese caso, si la gracia suficiente fuese suficiente para hacer de hecho el bien, entonces los pecadores no han recibido la gracia suficiente, que es lo que dicen los jansenistas y la Iglesia ha condenado.
Otra hipótesis es que A es suficiente para B, si dado A, y algo más, que puede darse o no, se sigue necesariamente B.
En ese caso, sí es posible que los pecadores hayan recibido la gracia suficiente, sólo que les ha faltado ese "algo más" sin el cual no está asegurada todavía la obra buena o evitar el pecado.
No importa a esta altura del argumento si ese "algo más" es la gracia eficaz, o es el consentimiento del libre albedrío de la creatura, el asunto es que en todo caso hay que preguntarse, entonces, qué es lo que se consigue sí o sí en esta hipótesis con la sola gracia suficiente en cuanto tal, qué efecto sí produce necesariamente en nosotros, que en realidad sería preguntarse, en castellano llano al menos, para qué sí es suficiente la gracia suficiente en esta hipótesis.
Y es claro que la respuesta, tanto en el molinismo como en el tomismo, sólo puede ser "para que la obra buena sea posible, para que la creatura tenga la capacidad de realizarla, que no la tiene naturalmente, dado que se trata de una obra sobrenatural".
Por tanto, o la gracia suficiente da por sí sola el obrar efectivo, y estamos en el error condenado de Jansenio, o no, y entonces, por sí sola da solamente la capacidad de obrar, y en cuanto al "algo más" que falta para el obrar efectivo, se trata simplemente de elegir entre el tomismo y el molinismo, es decir, entre la gracia intrínsecamente eficaz y esencialmente distinta por ello de la gracia suficiente, y el consentimiento libre de la creatura, que hace que la misma gracia suficiente se vuelva extrínsecamente eficaz.
Los que destripan el misterio revelado son los herejes, luego de que lo han hecho, el trabajo de los ortodoxos es volverlo a entripar, por así decir. Obviamente, no en sí mismo, que ahí el misterio divino es intocable e inafectable, sino en nuestra comprensión.
Saludos cordiales.
5) ¿Si los judíos y paganos reciben la gracia suficiente y actúan conforme a ella, entonces tienen mérito sobrenatural y eterno por esos actos?
6) La gracia eficaz nunca se puede rechazar ¿Es correcta esta afirmación?
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En esos casos, se supone que la gracia suficiente es la gracia para la conversión y la fe en Cristo. Esta gracia, además, no es de suyo todavía meritoria, aunque sea sobrenatural, porque los méritos suponen la gracia santificante, a la cual conducen estas gracias actuales que se dan a los no cristianos para que crean, se bauticen, y por el bautismo reciban la gracia santificante, también llamada habitual.
Luego de recibida la gracia habitual, son necesarias de todos modos las gracias actuales, suficientes y eficaces, para obrar cristianamente. Esos actos ya son meritorios de la vida eterna, pero por la gracia habitual o santificante.
La gracia eficaz siempre se puede rechazar, nunca se rechaza de hecho. Siempre la distinción entre la potencia y el acto. Como el que hace un acto libre conserva la posibilidad de hacer lo contrario, si no, ese acto no sería libre, pero nunca se da que haga a la vez ese acto libre y su contrario.
Otra forma de decir lo mismo es distinguir entre la posibilidad en sentido dividido y la posibilidad en sentido compuesto. El que está sentado, en un sentido no puede estar de pie, y a eso se lo llama sentido compuesto, o sea, en composición con el hecho de que está sentado, y en otro sentido sí puede estar de pie, y a eso se lo llama sentido dividido, o sea, considerado en sí mismo, nada obsta a que esté de pie.
Análogamente, que bajo la gracia eficaz la creatura no haga aquello a lo que la gracia la mueve no es posible en sentido compuesto, porque nada puede ser movido sin moverse, pero es posible en sentido dividido, porque a la creatura racional Dios la mueve a obrar libremente, es decir, la mueve a elegir una cosa pudiendo elegir otra.
Saludos cordiales.
"Ciertamente, éste puede que sea el misterio más grande que encierra nuestra fe cristiana y católica, al menos bajo cierto aspecto. Ante todo, no puede entenderse nada de este tema si se permanece bajo la ecuación común a protestantes, jansenistas y molinistas, a saber, que cuanto más interviene Dios, menos libre es el hombre. La ecuación tomista es la inversa: cuanto más interviene Dios, más libre es el hombre. Dios mueve a las causas segundas según la naturaleza de cada una de ellas: a las que carecen de libre albedrío, mediante leyes necesarias, y a las que tienen libre albedrío, las mueve a la producción de actos libres."
Grácias por este artículo e aclaradora resposta. Saludos cordiales desde Brasil.
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Bueno, gracias a Dios y a Ud.
Saludos cordiales.
1) Creo que entiendo perfectamente la diferencia teórica entre gracia suficiente y gracia eficaz, que como muy bien dices, es análoga a la de potencia y acto. Tú mismo dices que el agua, si bien puede hervir (potencia), necesita un agente externo que la haga hervir (para que hierva en acto). Siguiendo con la analogía, decir que Dios no manda lo imposible es como decir que los futuros réprobos (los no predestinados a salvarse), mientras están en esta vida, tienen la posibilidad de cumplir los mandamientos de la ley de Dios en la misma medida en que el agua puede hervir sin que nada la caliente (porque herviría si algo la calentara).Ya sé que la distinción conceptual entre gracia suficiente y gracia eficaz sirve para salvar esa dificultad, pero entonces hay que hablar claro: cuando dices que Dios no manda lo imposible, estás diciendo que para una parte de la Humanidad cumplir la ley de Dios es algo tan factible como que el agua hierva sin que nada la caliente. Ahora bien, sabes perfectamente que en español ordinario eso quiere decir que Dios manda lo que para una parte de la Humanidad es imposible, porque Dios mismo ha decidido que esa parte de la Humanidad no lo cumpla. Todo lo demás es un juego intelectual interesantísimo, pero no creo que, en realidad, nos lleve a ningún lado.
2) La distinción entre "ante praevisa merita" y "post praevisa merita" es otro juego de palabras. Negamos que Dios condene a nadie al infierno de antemano. Lo único que hace es decidir que ese alguien no irá al cielo, y que se condenará por sí mismo, y que ese alguien no podrá evitar condenarse, pero Dios no ha decidido que se condene al infierno, tan solo que no vaya al cielo.
3) El ser humano es “más libre” cuanto mayor es la gracia que le concede Dios. ¿Acaso la gracia de Dios le otorga la libertad de pecar? No, por supuesto que no. La doctrina semipelagiana entendería que le da la libertad de elegir el bien, mientras que antes solo podía hacer el mal. Podemos compartir esa doctrina o no, pero es comprensible. Ahora bien, si es Dios quien decide en cada caso si el sujeto humano hará el bien o el mal, lo único que cabe entender es que “a mayor gracia, mayor libertad” significa que la gracia libera del pecado, no que permita al ser humano elegir entre pecar y no pecar. Así pues, estamos jugando con la polisemia de la palabra “libertad”. Esa libertad a la que te refieres, en efecto, libera del pecado, pero no tiene nada que ver con el libre albedrío que algunos oponen a la doctrina de la predestinación.
En realidad, los calvinistas y jansenistas llevaron la doctrina de la predestinación a su conclusión lógica. Estoy de acuerdo con Pascal: la posición de los que él llama jesuitas (entiendo que se refiere a los molinistas) y la de los jansenistas son coherentes, la de los "nuevos tomistas" es un intento de mediación que no funciona.
En fin, ninguno de los dos convencerá al otro, supongo, pero la discusión es interesante.
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Bueno, ante todo no sé si eres católico o no. Un católico no puede estar en este punto de acuerdo con Pascal, porque ahí él está defendiendo la herejía condenada de los jansenistas, es decir, la reducción de toda gracia actual a la gracia eficaz.
En segundo lugar, es muy cierto que el agua puede hervir, aunque de hecho no hierva nunca. De lo contrario habría que volver a los megarenses y decir que el agua sólo puede hervir cuando de hecho hierve, lo cual sí que es absurdo.
Porque si el agua puede hervir cuando no está hirviendo de hecho, nada importa si ese no estar hirviendo de hecho dura por la eternidad. Todos los instantes de esa duración son iguales, si en uno de ellos el agua tiene la real capacidad de hervir aunque no hierva, lo mismo vale para todos los demás.
Y en español ordinario eso no quiere decir que el agua no tenga la real capacidad de hervir.
Claro, en un sentido el que está sentado puede estar de pie, y en otro, no. Como ya dije, en un sentido, el que levanta libremente el brazo puede no levantarlo, en otro, no. Lo interesante es que este último "no" no quita el que el brazo haya sido levantado libremente.
Igual que si veo a alguien realizar un acto libre, en un sentido puede no realizarlo, porque el acto es libre, en otro sentido no puede ser verdad que no lo realiza, porque lo estoy viendo, y no puedo ver lo que no existe.
Es decir, la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido no es algo que es necesario para algunas corrientes teológicas en el tema de la predestinación, sino algo que es necesario para poder entender cómo hablamos coherentemente en nuestra vida cotidiana.
Lo que yo he dicho es que el ser humano es más libre cuanto más interviene Dios en su libertad. Esa intervención es la moción divina, por la cual Dios mueve a la creatura racional a la realización de actos libres. Todo lo que en estos actos, sean buenos o malos, hay de ser y de bien, viene de Dios, es que el Ser y el Bien por el cual son y son buenas todas las cosas que son y son buenas.
Lo que no viene de Dios en el acto del pecado es solamente lo que tiene precisamente de pecado, que es una carencia de ser y de bien. Eso es lo único que procede exclusivamente de la voluntad no eficiente sino deficiente de la creatura racional.
Por eso no se trata de que la gracia haga al hombre más libre para pecar, porque la gracia es la moción divina para los actos buenos, solamente.
Como dije, la doctrina de la predestinación es una verdad de la fe católica. Decir que los jansenistas la interpretan correctamente es negar la fe de la Iglesia.
Saludos cordiales.
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Así sea. Gracias y saludos cordiales.
[...] Y eso es justamente la gracia suficiente: suficiente para poder cumplir los mandamientos, no para cumplirlos en forma efectiva - sin la gracia eficaz, dicen los tomistas, sin el libre consentimiento de la creatura racional, dicen los molinistas.
[...] El molinista no es alguien que reduce la potencia al acto, como el jansenista, sino más bien alguien que afirma que la potencia puede actualizarse por sí sola, sin necesidad de una causa que ya esté en acto, como si el agua pudiese hervir por sí sola, sin el fuego u otra causa semejante. En efecto, nuestra voluntad libre, antes de obrar, està en potencia para obrar.
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Magnífico y pedagógico hilo, sintetizada magistralmente la cuestión desde el punto de vista teológico e histórico.
¿Por qué la Iglesia no se ha pronunciado definitivamente acerca de la diferencia entre gracia eficaz y gracia suficiente? En mi opinión, dado lo sabido, porque la postura estrictamente tomista contiene una contradicción fuerte. Y, probablemente, si no se llega a avanzar por este camino, no se terminará pronunciando.
Sobre una gracia que da el poder hacer algo pero no el hacer cabe preguntarse si realmente se le puede llamar gracia. Ni siquiera queda claro qué significa dar el poder hacer algo en relación a los actos salvíficos. Y ¿cómo puede alguién resistirse al poder hacer? Eso si que es verdaderamente misterioso. De hecho, si Dios da el poder hacer ¿cómo puede alguién resistirse a algo que da Dios? ¿Cómo es que una gracia puede ser resistida y la otra no?
Resulta significativo, Don Nestor, que utilice para rebatir la lógica molinista el ejemplo del fuego y el agua -la necesidad ineludible de un agente externo para pasar de la potencia al acto-, que es un ejemplo que suscribiría un jansenista; y para rebatir la tesis jansenista se sirva del caso del pianista, que se puede ver como un caso propio del molinismo.
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Sofía
Y una cosa es q no podamos merecer la salvación eterna (q es pura misericordia divina) y otra cosa es q se pueda merecer la condenación eterna por no hacer el bien de hecho cuando es imposible obrar bien de hecho.
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Efectivamente. Y, además, para salvar la preeminencia absoluta de Dios y su poder omnímodo se llega a poner en cuestión su naturaleza amorosa y misericordiosa y se vuelve incomprensible para el ser humano.
Sofía, usted y yo en el team Molina, quien sí intenta hacer inteligible el el dispositivo de los méritos y culpas.
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Muchas gracias. Sin duda que es una gracia dar a alguien una capacidad que por naturaleza no tiene, y sin la cual no puede nada menos que salvarse. Siempre se ha dicho que es mejor enseñar a pescar que dar pescado, luego, si el pescador no quiere pescar, no por eso se va a decir que no se le hizo un gran favor.
El poder hacer algo en relación a los actos salvíficos es simplemente poder realizar esos actos, que al ser sobrenaturales, exceden la capacidad de la sola naturaleza humana o angélica.
Sin duda, que en la medida en que la gracia suficiente es eficaz, tampoco la resiste nunca la creatura racional. Es decir, si Dios me da la capacidad de hacer A, lo que me da es solamente suficiente (en el sentido teológico ya explicado) en orden a hacer A, pero es eficaz en orden a tener la capacidad de hacerlo.
Rechazar esa capacidad no es rechazarla como capacidad, sino no realizar aquello para lo que ella nos capacita.
En cuanto a los ejemplos, da lo mismo, podemos decir que el molinista es uno que dice que el pianista se pone a tocar sin que su voluntad dé la orden de hacerlo, es decir, que su potencialidad de tocar se actualiza sin necesidad de la intervención de una causa ya en acto, y que el jansenista es uno que dice que el agua sólo puede hervir cuando está hirviendo.
Por lo demás, lamento informar que el molinismo está de acuerdo en que la gracia suficiente, por sí sola, da solamente la capacidad de obrar, y hace falta "algo más", que en su caso es el libre consentimiento de la creatura, para obrar de hecho.
Por lo que el molinista también reconoce que la voluntad creada podría estar toda la eternidad pudiendo realmente hacer algo y sin hacerlo nunca de hecho.
Igualmente, conceden los molinistas que los no elegidos y no predestinados no pueden salvarse, en sentido compuesto, pueden hacerlo, en sentido dividido.
Es decir, según el molinismo, Dios, con su "ciencia media", ha previsto infaliblemente lo que cada creatura racional haría en determinadas circunstancias, lo cual incluye determinadas gracias dadas por Dios, sin ser movida infaliblemente para ello por Dios, y ha elegido, desde la Eternidad, a los que ha previsto que responderán positivamente a esas gracias, reprobando a los otros.
A partir de ahí, dada la infalibilidad de la "ciencia media" divina, es imposible, en sentido compuesto, que los no elegidos y no predestinados se salven; sí es posible en sentido dividido, porque al ser seres libres, podrían haber elegido algo distinto de lo que de hecho la "ciencia media" divina ha previsto que elegirán. O sea, no se van a salvar.
Por la misma razón es imposible para el molinismo, en sentido compuesto, que los elegidos y predestinados se pierdan, ello es posible en sentido dividido. O sea, no se van a perder.
Saludos cordiales.
1. Con el segundo comentario me refería a que la gracia habitual puede ser entendida (al menos así la entiende al parecer el P. del Prado) como suficiente respecto de los actos para los cuales da capacidad, como asimismo los hábitos infusos: es decir, que no sólo la gracia actual puede ser suficiente, sino también la habitual: un hábito infuso, por ejemplo, da la capacidad de ejercer el acto (y por eso sería suficiente respecto del mismo), acto que se ejerce de hecho cuando es dada la gracia eficaz que premueve al mismo.
2. Sobre lo que le contesta a Eloísa, cuando Ud. dice que el molinismo "sigue siendo una tesis posible para un católico", en cuanto no ha sido expresamente condenado. Pero el tomismo clásico entiende al molinismo como incompatible con la doctrina católica al implicar el sustraer algo a la causalidad divina, al introducir potencialidad en Dios... Y si en efecto lo hace, como el tomismo lo demuestra, entonces lo es, y entonces no parece posible, en este sentido, que un católico lo sostenga (en cuanto implica estas tesis). Entiendo que Ud. mismo así lo ha sostenido en artículos anteriores. Si lo puede explicar por favor algo más, se lo agradeceré.
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En cuanto a lo primero, sí, correcto, por lo que tiene que ver con la pluralidad de modos o tipos de gracias suficientes. Aquí agrego un texto de Billuart que aunque no incluye la gracia habitual (quiero decir, santificante), incluye unas cuantas cosas:
Billuart, t. III, Dissert. V, art. V:
“Hinc colliges varias esse divisiones auxilii sufficientis. 1°. Dividitur in externum et internum. Ad externum pertinent quae jam dixi: lex, praedicatio, exhortatio, exempla, miracula, adversitates, beneficia, imo certa rerum creatarum dispositio per specialem providentiam directa et imperata in ordine ad salutem. Internum est quod Deus intra hominem operatur ad ipsum promovendum in bonum et avocandum a malo. Est duplex: unum transiens, ut sunt illustrationes mentis et motiones voluntatis. Alterum permanens, ut sunt habitus infusi. Ad hoc posset aliquo sensu revocari bonum naturae, scilicet bona indoles, naturalis amor virtutis, horror vitii et alia similia, quae sunt veluti naturalia virtutum semina, non quidem quod haec valeant per se ad actus supernaturales, sed tantum ad removendum peccatum quo reddimur indigniores auxilii supernaturalis.”
En cuanto al segundo punto, parto de la distinción entre Magisterio y Teología, y que lo que vincula a los fieles en la Iglesia es el Magisterio, no la Teología.
Desde que la Iglesia no ha querido pronunciarse, hasta ahora, sobre la cuestión "De Auxiliis", el molinismo sigue siendo una opción posible para el católico, es decir, no está uno excomulgado por el hecho de ser molinista.
Es claro, el teólogo tomista puede ver con claridad y certeza que el molinismo lleva de hecho a consecuencias contradictorias con las verdades de fe, pero en todo caso lo que el teólogo diga no es vinculante para los fieles, y por tanto, no es requisito para ser católico hacerle caso.
Ese teólogo sí estaría en conciencia obligado a no ser molinista, so pena de dejar de ser católico, entiendo, porque en esa hipótesis estaría aceptando cosas que él entiende clara y ciertamente contrarias a la fe, y entonces, estaría pecando contra la fe.
Otra cosa sería, obviamente, si mañana la Iglesia definiese como dogma de fe la eficacia intrínseca de las gracias eficaces.
Saludos cordiales.
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Efectivamente, esta es una particularidad importante del pensamiento molinista. Muchas gracias por su respuesta, Don Nestor.
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Por eso digo, ojo con achacarle al tomismo cosas que en realidad comparten todas las escuelas católicas.
Saludos cordiales.
De lo que estoy segura es de que el concilio de Trento no es semipelagiano y yo lo suscribo totalmente, sin necesidad de añadirle coletillas interpretativas destructoras del significado normal de las palabras.
Tampoco tengo nada que objetar a lo que dicen sobre este tema otros tomistas como Marín o Maritain, que no son bañecianos.
En realidad creo que basta con el catecismo y el evangelio, el sentido común y la aceptación del misterio tal como se revela a los sencillos. El único motivo por el que veo necesario hablar sobre esto es porque no quiero que los "sabios y entendidos", sean molinistas o bañecianos, intenten imponer sus teorías como una verdad de fe, no siéndolo.
Estoy bastante de acuerdo con lo que dice Oriol - que no ha dicho que esté de acuerdo con Pascal en su jansenismo sino en su crítica a la incoherencia "tomista"(bañeciana), al menos esa es mi postura y entiendo que la suya. El jansenismo, como el calvinismo, son tan coherentes como erróneos y heréticos.
Vds no caen en la herejía pero en cambio utilizan esos conceptos incoherentes de suficiencia insuficiente e irresistibilidad que se puede resistir.
La diferencia entre potencia y acto y entre sentido compuesto y sentido dividido no salva esa incoherencia de llamar suficiente a una gracia que no es suficiente para obrar de hecho, con la que se asegura que no será nunca posible obrar de hecho, nunca ocurrirá.
Si hace falta un plus para obrar de hecho, si no se concede el plus, no existe responsabilidad por parte del que no obra de hecho, que no puede hacerlo de hecho y si se le condena por no hacer lo que no puede hacer, es una condena injusta.
No soluciona nada lo del acto y potencia ni lo del sentido compuesto o dividido, porque si afirmamos que el hombre nunca volará agitando los brazos de hecho, es porque tampoco existe esa posibilidad de volar en potencia, si existiera esa potencia de volar, no podríamos afirmar categóricamente que nunca volará.
Si el hombre en potencia puede estar sentado o de pie, unas veces estará sentado y otras de pie, de hecho, aunque no pueda estar a la vez sentado y de pie, de hecho. No podemos decir que nunca estará sentado por toda la eternidad o que nunca estará de pie por toda la eternidad. Son afirmaciones gratuitas y contrarias al sentido común.
Sabemos que Aquiles alcanzará a la tortuga, aunque no sepamos rebatir el planteamiento de que no la alcanzará. También sabemos que habrá quien sepa rebatirlo, pero no nos hace falta rebatirlo para saber por sentido común que no tiene razón quien afirma que no la alcanzará.
Buenas noches.
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Para poder decir que Dios puede, si quiere, aniquilar el mundo que ha creado ¿es necesario que también podamos decir que alguna vez lo hizo o que lo va hacer?
Es más, para poder decir que Dios pudo haber decidido no crear nada por toda la Eternidad ¿es necesario que podamos decir que alguna vez lo hizo o lo va a hacer?
Cuando yo elijo algo ¿puedo no elegirlo? Si me dicen que sí, diré que es contradictorio elegir y no elegir a la vez. Si me dicen que no, diré que entonces no soy libre.
Y si me dicen que eso así no puede quedar, y que tiene que tener una solución, sin duda, responderé: hay que distinguir entre el sentido compuesto y el sentido dividido.
Si Dios sabe desde la eternidad lo que voy a hacer mañana ¿puedo no hacerlo? Si me dicen que sí, diré que eso es contradictorio con el hecho de que Dios sepa infaliblemente que sí lo voy a hacer. Si me dicen que no, diré que no soy libre.
Y si me dicen que eso así no puede quedar, lo mismo de arriba.
¿Pero cómo, me van a decir, puede ocurrir que mañana yo decida no levantarme de la cama, si Dios sabe desde la Eternidad que voy a decidir levantarme? Nunca va a ser posible, me dirán, que decidas no levantarte.
Y si luego de que les digo que obviamente, eso se entiende distinguiendo el sentido dividido y el sentido compuesto, me responden que con eso no se arregla nada, entonces pregunto cómo se resuelve esa cuestión.
No, me van a decir, para que puedas decir que es realmente posible que mañana decidas no levantarte de la cama, siendo así que Dios sabe desde la Eternidad que vas a decidir levantarte, tiene que poder darse efectivamente que Dios sepa eso, y que sin embargo, no te levantes.
O sea, tiene que poder darse efectivamente que Dios sepa lo que no es verdad, y conozca infaliblemente que harás lo que no harás.
Ah, no, claro, esto es absurdo, imposible. ¿Y entonces?
Entonces ¿puede darse o no puede darse que mañana yo no me levante, sabiendo Dios desde la Eternidad que lo haré? Parece que hay que distinguir dos sentidos de "puede".
¿Y serán dos verdaderos "puedes"? Y, deberán serlo, porque sin duda que en algún sentido eso posible, y en otro, no lo es.
¿Y si prescindimos de esa distinción podremos hablar con sentido de estas cosas? No, claro.
Veamos el caso del que se condena. Dios sabe desde la Eternidad que se ha de condenar, y además lo sabe infaliblemente. Por tanto esa persona no puede no condenarse, pero claro, sí puede no condenarse, porque es libre.
Muy bien. Parece que hay que distinguir dos sentidos de "puede", ¿no?
¿Pero puede ocurrir que de hecho esa persona no se condene? A ver, elija el "puede" según el cual me hace esa pregunta, y según eso le contesto. Si me pregunta con el "puede" del sentido dividido, la respuesta es "sí", si me pregunta con el "puede" del sentido compuesto, la respuesta es "no".
No, yo no quiero hacer distinciones, porque me alcanza el sentido común. Respóndame sí o no, nada más. "Atención: la pregunta que Ud. ha realizado tiene errores de sintaxis y no puede ser procesada. Inténtelo de nuevo. Gracias".
No y no, voy a usar el sentido común y hablar sin complicadas distinciones escolásticas. Sí, esa persona puede no condenarse, de modo tal que eso que Dios conoce infaliblemente desde la Eternidad sea un lamentable error...ehm.
Ah, no, veamos entonces por el otro lado. No, esa persona no puede no condenarse, así eso del libre albedrío es puro cuento...ehm.
¿Cómo era eso del sentido dividido y el sentido compuesto?
"Atención. Recuerde Ud. además que para cualquier evento cósmico que Ud. quiera señalar como posible, Dios sabe desde la Eternidad si ha de darse o no, y que por tanto, toda posibilidad pensable es la posibilidad de algo que en un sentido no va a poder ser de otro modo de como es. Por tanto, si Ud. insiste en no ver cómo en ese caso pueda haber verdadera posibilidad, mucho nos tememos que no va a poder encontrar posibilidad verdadera en ningún rincón de lo creado. Que tenga un buen día."
Pero no estamos hablando aquí de presciencia divina, sino de predestinación y gracia eficaz.
Respuesta: la objeción que se pone contra la predestinación y la gracia eficaz es que no es posible de ningún modo aquello que dado un cierto factor X no puede ocurrir. Que ese factor X sea la gracia eficaz o la ausencia de la gracia eficaz o la presciencia divina, no cambia el principio (falso, obviamente) que estamos usando.
Saludos cordiales.
Si él ve claramente que el molinismo no es compatible con la doctrina católica, está en conciencia obligado a rechazar el molinismo. Es claro, está muy bien.
Pero ¿acaso puede decir a sus prójimos que es posible ser católico molinista? Él ve claramente que no, y por eso él no puede adherir al mismo, so pena de pecar contra la fe. Pero ¿sería caritativo que les dijera a sus hermanos católicos, tranquilamente, que pueden ser molinistas, toda vez que él entiende ser el molinismo incompatible con la fe católica...?
Y si es así, ¿no debería trabajar con denuedo para que, efectivamente, el molinismo sea de hecho condenado, para que nadie, dentro del catolicismo, profese una doctrina que tiene implicancias contrarias a la doctrina católica?
Por eso no termino de entender cómo un teólogo tomista puede llegar a sostener que es posible ser católico molinista cuando él ve con claridad que el molinismo no puede ser católico, y por tanto que, de hecho, el que adhiere a todo lo que implica el molinismo, adhiere, sépalo o no, a tesis contrarias a la doctrina católica.
Y si el molinismo no acepta algunos de los cánones del II Concilio de Orange, como así lo entendían algunos tomistas clásicos (como Tomás de Lemos, por ejemplo), parecería que él mismo se auto-condena.
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Bueno, sí, el tomista debe hacer campaña, por así decir, en la Iglesia a favor de la verdad, obviamente. El solo hecho de mostrar las incoherencias del molinismo y cómo se siguen lógicamente de él cosas contrarias a la fe es parte de ello. Pero lo que no podemos hacer, entiendo, es tomar el lugar del Magisterio de la Iglesia para excluir de la comunión de los fieles a los que ella, hoy por hoy, no excluye. Es claro que de lo que nosotros decimos se sigue que el católico que adhiere al molinismo introduce un elemento grave de incoherencia en su fe. Pero mientras no haya proposiciones propiamente molinistas condenadas por la Iglesia, no podemos hacer más, entiendo. No hay que olvidar que el asunto terminó con la Iglesia prohibiendo a cada una de las partes que acuse de herejía a la otra. En todo caso, si, Dios mediante, la Iglesia ha de dar en el futuro un juicio sobre el tema, es bueno que la reflexión teológica lo vaya preparando, mostrando cada vez con mayor solidez y profundidad lo erróneo del molinismo.
Saludos cordiales.
5. Es más, aún tras la Caída, el hombre no pierde del todo su naturaleza divina en cuanto a libertad y razón. Lutero niega la libertad y la razón por causa del pecado original convirtiéndonos en animales. Pero, quien se excluye de conocer, amar y obedecer a Dios no es un animal.
6. Dios nos ha creado sin nosotros, pero en la Historia de la Salvación nos ha salvado con nosotros haciéndose Hombre para que podamos regresar a Él mostrándonos la Verdad, el Camino y la Vida.
7. La Providencia divina y el auxilio de la Gracia es necesaria y suficiente para nuestra salvación, pero también requiere de nuestra razón y nuestro fiat para que sea eficaz la justificación en la Verdad. Sólo así es eficaz el injerto de divinidad que nos va haciendo Dios y suficiente cuando la fe obra en la Ley de la Caridad que nos trae Cristo. Gracia y obras son necesarias para nuestra salvación pues.
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La racionalidad y libertad del hombre no son dones sobrenaturales, sino parte de la naturaleza humana. No es por ellos que somos partícipes de la naturaleza divina, que es algo sobrenatural, obviamente, sino por la gracia santificante, que es también sobrenatural.
Con la caída, el hombre pierde la gracia sobrenatural, y queda con la sola naturaleza humana, herida además en sí misma, si bien no destruida ni corrompida radicalmente como dice Lutero.
Conserva por eso la racionalidad y la libertad, que son parte de la naturaleza humana, pero heridas por el pecado original. Queda incapacitado para alcanzar el fin último para el que Dios lo ha creado, que es sobrenatural, la visión de Dios.
Como dice el II Concilio de Orange, nuestra salvación no se hace sin nosotros, pero nuestro mismo "fiat" es obra de la gracia eficaz divina.
Por ejemplo:
“D-176 [II. Sobre la gracia.] Can. 3. Si alguno dice que la gracia de Dios puede conferirse por invocación humana, y no que la misma gracia hace que sea invocado por nosotros, contradice al profeta Isaías o al Apóstol, que dice lo mismo: “He sido encontrado por los que no me buscaban; manifiestamente aparecí a quienes por mí no preguntaban” [Rom. 10, 20; cf. Is. 65, 1].”
“D-177 Can. 4. Si alguno porfía que Dios espera nuestra voluntad para limpiarnos del pecado, y no confiesa que aun el querer ser limpios se hace en nosotros por infusión y operación sobre nosotros del Espíritu Santo, resiste al mismo Espíritu Santo que por Salomón dice: “Es preparada la voluntad por el Señor” [Prov. 8, 35: LXX], y al Apóstol que saludablemente predica: “Dios es el que obra en nosotros el querer y el acabar, según su beneplácito” [Phil. 2, 13].
Saludos cordiales.
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En realidad, digno no era ninguno, todos pecadores. La elección divina es gratuita.
Pero algunos respondieron positivamente a la gracia de Dios, Judas pienso que podemos decir por lo que dice el Nuevo Testamento que la rechazó.
Eso también quiere decir que Dios permitió que la rechazara, lo que no permitió en el caso de Pedro, por ejemplo, porque Pedro se arrepintió, y eso quiere decir que Dios no permitió que Pedro rechazara la gracia del arrepentimiento, cosa que al parecer sí permitió en el caso de Judas.
Nada falla nunca considerado en relación con el Plan de Dios, con lo que Dios hace o permite, aunque a veces las creaturas fallan en sí mismas consideradas.
La conclusión de ésta y de toda reflexión acerca de la elección, predestinación, y gracia divina nos la ha dado ya San Pablo para que no tengamos que buscarla (Rom. 11, 33 - 16):
"!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén."
Saludos cordiales.
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Sobre cuán amado es alguien por Dios no se puede juzgar hasta haber visto el resultado final, porque eso es lo que finalmente importa y ahí es donde se ve cuánto bien ha producido en esa persona el Amor divino, que siempre produce algún bien y cuanto más grande es, mayor bien produce e inversamente, cuanto mayor bien produce, más grande es.
Así que Judas, suponiendo que finalmente se condenó, ha sido menos amado por Dios que el más ínfimo habitante del Purgatorio.
Por eso, globalmente considerando las cosas del modo dicho, ha sido menos amado por Dios el que recibió en esta vida dones y responsabilidades más altas, pero finalmente se condenó, que el que los recibió no tan grandes, pero finalmente se salvó.
Saludos cordiales.
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Con la sola gracia suficiente, se puede hacer lo necesario para salvarse, pero de hecho no se hace.
Por tanto, apurando, hay que decir que esa persona no puede salvarse en sentido compuesto, es decir, mientras permanezca en ese estado de no tener la gracia eficaz, sí puede en sentido dividido, a saber, porque en principio podría recibir la gracia eficaz y salvarse.
Saludos cordiales.
Mete usted en el mismo saco a seres temporales y a Dios y mezcla el saber con el hacer.
La presciencia divina no impide para nada que yo pueda elegir hoy lo que voy a hacer mañana.
Naturalmente mientras que no he elegido A ni B puedo elegir cualquiera de las dos cosas. Eso está en el presente. Mañana, cuando ya haya elegido B, dejaré de estar en situación de poder elegir A o B, porque ya lo he hecho. Es pasado.
Y que Dios, para quien no existe el tiempo sepa lo que he elegido no impide en absoluto que lo elija yo libremente en mi presente. Simplemente él también conoce el futuro porque lo conoce todo, pero eso no afecta para nada a la realidad temporal en la que nos desenvolvemos ni a nuestra libertad.
Yo no planteo que se pueda elegir A a la vez que se ha elegido ya B, sino que se puede elegir A o B antes de tomar la decisión.
Esto es una obviedad, se hable o no se hable de sentido compuesto y sentido dividido.
Tampoco es correcto meter a Dios omnipotente en esta discusión sobre lo que las personas pueden hacer o no hacer. Pero en todo caso, tampoco es lógico que usted asegure que Dios no hará nunca algo que puede hacer, que es lo que yo planteaba respecto a los seres humanos.
Es lógico que usted afirme que el ser humano nunca volará agitando los brazos porque realmente no tiene esa posibilidad. No es lógico que usted asegure que el ser humano nunca se sentará de hecho si realmente puede sentarse.
Pero sobre todo, si al hombre para ponerse de pie, no le basta que le digan que puede hacerlo, sino que necesita que le quiten unas cadenas que le retienen atado a su silla, sin lo cual nunca se pondrá de pie de hecho, está claro que ese hombre no es responsable de no ponerse de pie, sino el que le mantiene encadenado a su silla. No es libre ni responsable, sencillamente no lo hace de hecho porque realmente no puede hacerlo.
En cambio si no existe la necesidad de ese plus de desencadenarle porque no existen esas cadenas, entonces sí será suficiente decirle que se levante y podrá elegir realmente sentarse o ponerse de pie y será responsable de lo que haga.
Gracias por contestar y despedida cordial
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La cuestión es simplemente si se puede aceptar el principio que dice que lo que no es posible para X bajo cierta condición, necesariamente no es posible para X absolutamente hablando.
Si lo aceptamos, como obviamente que supuesto que Dios sabe eternamente que mañana Juan va a ir a trabajar, no puede ser que mañana Juan no vaya a trabajar, entonces tenemos que negar simplemente que Juan pueda no ir mañana a trabajar. Y lo mismo, obviamente, si lo que Dios sabe eternamente es que mañana Juan no va a ir a trabajar: entonces no sería posible, en la hipótesis de que aceptamos este principio, que Juan vaya a trabajar.
Si lo negamos, entonces tenemos que aceptar que aunque bajo cierto aspecto y debido a cierta condición, como por ejemplo, la posesión de la sola gracia suficiente y no de la gracia eficaz, Juan no puede hacer algo, de ahí no se sigue que no pueda hacerlo bajo ningún otro aspecto.
Y después notar simplemente que eso lo tenemos que decir de toda posibilidad que se nos ocurra afirmar, porque todo lo que ocurre o no ocurre en este mundo ha sido eterna e infaliblemente conocido por la Sabiduría divina, y bajo ese preciso aspecto, no es posible que no ocurra o que ocurra, respectivamente.
Saludos cordiales.
7) ¿Pecar siempre implica rechazar la gracia suficiente?
Me parece que usted modificó ese párrafo (que esta casi debajo de la ultima foto de Pascal).
8) ¿Es correcto afirmar que Dios puede modificar nuestra voluntad? (Éxodo 7,3 y 14:4, "Yo endureceré el corazón de Faraón") Sí es así, podría pensar que los molinistas están en un error al contraponer gracia contra voluntad porque a pesar de haber sido modificada nuestra voluntad, seguiría siendo nuestra y los actos derivados de ella también.
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Atendiendo a lo que dice Santo Tomás, que luego del pecado original el hombre puede evitar algún pecado, no todos, sin la gracia, hay que concluir, parece, que no siempre el pecado implica rechazar la gracia suficiente, pues en esos casos no hacía falta la gracia suficiente para no pecar.
Más que modificar nuestra voluntad, Dios es Causa Primera de todo lo que hay de ser y de bien en el acto libre de la voluntad creada. Cuando ese acto es malo, lo único que Dios no causa en él es justamente lo que tiene de malo, que es una falta de ser y de bien, concretamente, la falta de adecuación con la norma moral, que procede exclusivamente de la creatura racional.
El "endurecimiento" implica la permisión divina del pecado, por la cual Dios causa el ser y el bien que hay en el acto del pecado, sin impedir el no ser y el no bien que es lo que ese acto tiene de pecaminoso, y que procede exclusivamente de la creatura como de su causa, no eficiente, sino deficiente, teniendo como condición, no causa, la permisión divina.
Y efectivamente, los tomistas decimos que los molinistas se equivocan porque ven un impedimento a la libertad de nuestra voluntad en aquello mismo que la produce, porque produce el acto libre con todas sus cualidades y propiedades, y obviamente, como acto nuestro, que es la única forma en que puede existir el acto de nuestra voluntad, y porque Dios mueve a cada causa segunda a actuar según su propia naturaleza.
Saludos cordiales.
En cuanto al precepto de entregar la vida que Jesucristo recibió del Padre, según dice la SE (Jn 10, 18) y trae santo Tomás (III, q. 47, a. 2, ad 1), ¿cómo entender, no la voluntariedad (que está clara según ad 2), sino la libertad de cumplirlo por parte de Jesucristo? Pues Él no podía dejar de cumplirlo (pues dado el precepto, no cumplirlo hubiera implicado pecado de desobediencia, siendo Él absolutamente impecable); es decir, no había “indiferencia” respecto de su cumplimiento en orden al fin último (que entiendo es el campo precisamente propio de la libertad), sino conexión necesaria entre el medio y el fin. Y tampoco se puede decir que no fue un acto libre, porque entonces no habría mérito. Y lo mismo valdría, parece, para el cumplimiento de todos los preceptos por parte de Jesucristo: Él veía con claridad meridiana su conexión necesaria con el fin (aunque tampoco en orden a alcanzarlo, pues ya lo poseía, en cuanto era comprehensor), y así no podía dejar de cumplirlos (y en este caso no había precepto positivamente dado, como en el anterior), dado que es absolutamente impecable. El problema, para la libertad, parece estar en todos los preceptos que obligan bajo pecado en alguien absolutamente impecable y que conoce la necesidad de su conexión con el fin: ¿cómo ha de entenderse en ese caso su libertad? Si puede aclararlo algo, se lo agradeceré.
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Respondo basándome en Billuart, tomo V, Tratado de la Encarnación, XVIII, art. IV, II.
La dificultad dice:
“Cristo no puede pecar. Pero dado el mandato del Padre de morir en la cruz, no morir en la cruz habría sido desobedecer ese mandato, y eso habría sido pecar. Por tanto, Cristo no pudo no morir en la cruz. Pero entonces, no murió por nosotros libremente, y entonces, tampoco en forma meritoria para nuestra salvación.”
Respuesta: Se debe distinguir la libertad de ejercicio, de hacer o no hacer, de la de especificación, de hacer esto o aquello, que incluye la capacidad de hacer el bien o el mal; también se debe distinguir entre el “no morir” negativo y el “no morir” privativo: el primero es el no morir considerado en sí mismo y haciendo abstracción del mandamiento divino, el segundo, considerado en relación al mandamiento divino, e igualmente, hay que distinguir un “no obedecer” negativo, que hace abstracción del mandato divino, y un “no obedecer” privativo, que no la hace. Lo primero sería una no-obediencia, lo segundo, una desobediencia.
Y se debe distinguir también entre una posibilidad en sentido dividido y una posibilidad en sentido compuesto.
Sobre esta base, se responde a la objeción de esta manera: No morir en la cruz, privativamente considerado, habría sido desobedecer y pecar: Concedo. Negativamente considerado: Niego. Cristo no pudo no morir en la cruz: Con posibilidad en sentido compuesto, es decir, atendiendo al mandamiento divino, y por eso, no morir privativamente, desobedeciendo al Padre: Concedo. Con posibilidad en sentido dividido, es decir, haciendo abstracción del mandamiento divino y considerando la muerte solamente en sí misma y no también como mandada por Dios, y por eso, no morir negativamente: Niego. Niego por tanto la Conclusión.
Dice Billuart (traducción algo libre):
“Para la libertad de morir no se requiere que Cristo pudiese recusar la muerte como mandada por Dios y no obedecer privativamente o por modo de contrariedad, que es desobedecer, sino que alcanza con que pudiese recusar la muerte en sí misma considerada, que es “no morir” negativamente, y que pudiese no obedecer negativamente; porque, como dijimos, la capacidad de pecar, o la libertad de especificación no es necesaria para el libre albedrío. Y que Cristo pudiese no morir negativamente, una vez dado el precepto, es claro porque, como se ha dicho, el precepto, siendo extrínseco a la voluntad, no la cambia, sino que la supone, y la supone libre.
Lo mismo vale si se distingue: no pudo no morir según la posibilidad consecuente, en sentido compuesto, Concedo. Según la posibilidad antecedente, en sentido dividido: Niego. Cuidado sin embargo con decir que Cristo pudo pecar o desobedecer con posibilidad antecedente y en sentido dividido, porque la capacidad de pecar es mala en sí misma, y porque comporta un sentido compuesto, es decir, la conjunción del precepto con su transgresión, al contrario de la capacidad precisiva de no morir.”
Saludos cordiales.
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Según Billuart, a los que carecen de uso de razón no se les da una gracia suficiente "inmediata", sino "mediata", es decir, dada inmediatamente a otros, como ser los padres. Dice en el tomo III, Tractatus de Gratia, dissert. V, art. V:
"Posset insuper dividi auxilium sufficiens in collatum et oblatum, quod nempe reciperemus, si per nos non staret. Item in immediatum, quod confertur personae; et mediatum, quod confertur alteri, ut auxilium collatum parentibus pro pueris qui non sunt capaces auxilii sufficientis propriae personae collati."
Esta gracia suficiente, entonces, capacita a los padres para llevar a sus hijos al bautismo, que lo hagan o no depende, obviamente, de la gracia eficaz.
Saludos cordiales.
Puesto que Dios ha decidido que el ser humano pueda elegir, podemos elegir en el presente de cada instante, independientemente de que el futuro nos sea desconocido a nosotros y no a Dios, que el conocimiento es otra cuestión.
En cuanto a "aunque bajo cierto aspecto y debido a cierta condición, como por ejemplo, la posesión de la sola gracia suficiente y no de la gracia eficaz, Juan no puede hacer algo, de ahí no se sigue que no pueda hacerlo bajo ningún otro aspecto.", que es el tema que nos ocupa y preocupa,
por favor, explique usted bajo cuál aspecto Juan que no podrá hacer algo con la posesión de la sola gracia suficiente y no de la gracia eficaz sí podrá hacerlo.
Es decir, explique usted como el señor al que no se quitan las cadenas que le mantienen atado a su silla puede ponerse de pie, simplemente porque usted se lo mande, y por qué le considera responsable de no hacerlo y piensa que hay que castigarle por ello.
Saludos cordiales.
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Explíqueme Ud. qué otra cosa distinta de levantar el brazo puede hacer Juan si Dios desde la Eternidad sabe que Juan va a levantar el brazo.
Saludos cordiales.
Y además en mi pregunta no mezclo conceptos diferentes como hacer y saber ni aplico a seres temporales conceptos que no le corresponden.
Yo sé lo que elegí hacer ayer, y desde luego no puedo hacer que ayer eligiera hacer otra cosa, porque el momento de la elección era ese y el pasado, pasado está. Pero indudablemente si elegí ayer era porque entonces podía elegir y eso no cambia porque yo sepa hoy lo que elegí ayer.
En cuanto a Dios, aunque no podamos comprender ese misterio, está fuera del tiempo y lo sabe todo, pero eso no cambia el planteamiento del ser humano temporal con sus capacidades y sus limitaciones, por mucho que ustedes o los molinistas o los calvinistas o los jansenistas o los pelagianos o quien sea, pretendan conocer el misterio de Dios.
El catecismo y los evangelios y unas cuantas verdades declaradas dogma de fe nos dicen lo que debemos pensar sobre Dios, donde están los límites.
En cuanto a nosotros, la doctrina nos deja claro que somos libres para elegir entre el bien y el mal y que por eso somos responsables de lo que hacemos ante Dios que es Bueno y Justo. Eso es algo fácilmente comprensible.
Pero a usted le correspondía contestarme, yo pregunté primero. Y yo le he pedido algo sencillo, que se refiere al ser humano, su temporalidad y su libre albedrío y su responsabilidad. Le he pedido que resuelva esa contradicción en la que a mi juicio incurren los bañecianos:
"explique usted bajo cuál aspecto Juan que no podrá hacer algo con la posesión de la sola gracia suficiente y no de la gracia eficaz sí podrá hacerlo.
Es decir, explique usted como el señor al que no se quitan las cadenas que le mantienen atado a su silla puede ponerse de pie, simplemente porque usted se lo mande, y por qué le considera responsable de no hacerlo y piensa que hay que castigarle por ello."
Saludos cordiales.
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El que además de estar sentado, está encadenado, puede también estar de pie en sentido dividido, pero con una posibilidad más remota que el que sólo está sentado, sin las cadenas.
Y puede ponerse de pie libremente, supuesto, claro, que se le quiten las cadenas.
Porque lo que tiene encadenado son los miembros, no la voluntad. Puede querer ponerse de pie sin necesidad de que le quiten las cadenas.
Con la gracia suficiente la persona puede querer lo que tiene que querer para salvarse, el asunto es que sin la gracia eficaz no lo quiere de hecho.
Entonces, sucede que con la gracia suficiente y sin la gracia eficaz, la persona puede querer, pero no es posible que quiera, del mismo modo que supuesto que Dios sabe desde la Eternidad que Juan va a levantar libremente el brazo, Juan puede no levantarlo, pero no es posible que no lo levante.
Porque eso hay admitirlo sí o sí: si Dios sabe desde la Eternidad que Juan va a levantar el brazo libremente, Juan puede no levantar el brazo, porque lo levanta libremente, y no es posible que no lo levante, porque Dios sabe desde la Eternidad que lo va a levantar.
Aquí no se mezcla nada, sino que se saca las consecuencias lógicas inevitables de verdades indudables: que Dios lo sabe todo desde siempre, y que podemos levantar libremente el brazo y lo hacemos a veces.
Por eso le vuelvo a preguntar: Si Dios sabe desde la Eternidad que en un momento dado Juan levanta libremente el brazo ¿es en algún sentido verdadera la proposición que dice que no es posible que Juan no levante el brazo en ese preciso momento?
Saludos cordiales.
Podemos decir que Dios en su Omniciencia conoce de tal forma la pasta de cada una de sus criaturas que sabe todo, incluso las decisiones libres que hacen. La libertad también es algo abstracto, condicionado por la realidad. Nadie es libre de tomar un té si en su cultura no se conoce el té. Es de acuerdo a las posibilidades. Y Dios conoce todo hasta qué va a elegir su criatura libre y dotada de alma. Porque va a elegir lo que está determinada a elegir (programada).
La libertad de la criatura y la gracia eficaz son dos planos que coexisten perfectamente.
Los pecados de omisión no sé cómo se explican desde la gracia eficaz.
Muchas gracias por todas las pacientes aclaraciones.
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La carencia de la gracia eficaz no es una excusa para el pecado, porque en esas condiciones, se peca libremente, precisamente porque se posee la gracia suficiente que nos da la capacidad de no pecar.
Es cierto que muchas veces (salvo en el primer pecado) la carencia de la gracia eficaz es pena por haber rechazado, con un pecado anterior, la gracia suficiente. Pero incluso en esos casos ese rechazo ha debido ser permitido por Dios, que podría haberlo impedido dando la gracia eficaz.
Dios no conoce nuestros actos libres por la supercomprensión que tiene de nuestra naturaleza y de nuestra personalidad individual, ésa es una de las hipótesis del molinismo. En el tomismo, Dios los conoce porque desde la Eternidad ha determinado movernos eficazmente a la realización de esos actos, con la salvedad de que en el caso de los actos malos, esa moción divina alcanza solamente a lo que tienen de ser y de bien, no a lo que tienen de mal, que procede exclusivamente de nosotros mismos, y que no es un ser ni un bien, sino un no ser.
No estamos programados ni determinados a elegir, porque elegimos libremente, dado que Dios mueve a cada creatura según la naturaleza propia de esa creatura, y nuestra naturaleza de seres racionales incluye el obrar con libre albedrío.
Efectivamente, la tesis molinista del conocimiento divino de nuestros actos libres por la supercomprensión divina de nuestra naturaleza lleva al determinismo, porque entonces hacemos lo que necesariamente tenemos que hacer, dados quienes somos.
Los pecados de omisión son aquellos en los que falta la gracia eficaz para hacer lo que se ha omitido, no la gracia suficiente que da la capacidad de hacerlo. Los teólogos explican que la omisión nunca es absoluta, es decir, que cuando se deja voluntaria y libremente de hacer algo es porque se elige hacer otra cosa incompatible con ello, ya que no puede haber opción libre sin acto alguno de la voluntad.
Saludos cordiales.
[...] todo lo que ocurre o no ocurre en este mundo ha sido eterna e infaliblemente conocido por la Sabiduría divina
[...] Por eso le vuelvo a preguntar: Si Dios sabe desde la Eternidad que en un momento dado Juan levanta libremente el brazo ¿es en algún sentido verdadera la proposición que dice que no es posible que Juan no levante el brazo en ese preciso momento?
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Un físico es capaz de predecir el comportamiento de un objeto en un momento dado conociendo ciertos parámetros.¿Podría el objeto comportarse de una forma distinta? Sí, si cambiasen los parámetros que lo determinan. Ahí tenemos el sentido dividido aplicado al mundo de la física. Pero cuando se trata del comportamiento voluntario de una criatura con capacidad racional hay que incluir en la ecuación el factor del libre albedrío.
De ahí la inadecuación de la pregunta que formula.
El orden ontológico es: Primero Juan decide, después Dios conoce. Luego no es que Juan no pueda levantar o no el brazo porque Dios conozca, sino que Dios conoce porque Juan ha decidido o no levantar el brazo.
De acuerdo a lo que dice el Catecismo: "Cat. 2002 La libre iniciativa de Dios exige la respuesta libre del hombre".
"1731 La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas".
Esa libertad, esa capacidad -capacidad, no posibilidad en sentido dividido o posibilidad hipotética en función de que se diesen otros factores externos determinantes- de obrar o no obrar por sí mismo acciones deliberadas es necesaria para la exigencia de una responsabilidad:
"1036 Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno".
Teniendo en cuenta que el hombre -todos los hombres- son creados para que puedan disfrutar del banquete de bodas:
"1035 La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira".
"358. "[...] Dios no ha cesado de hacer todo lo posible para que el hombre subiera hasta él y se sentara a su derecha» (San Juan Crisóstomo, Sermones in Genesim, 2,1: PG 54, 587D - 588A)".
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No es un tema, a esa altura del argumento, de causalidad, sino de necesidad o no necesidad.
Es decir ¿es posible que estas dos proposiciones sean verdaderas: "Dios sabe que en el momento X Juan levanta el brazo" y "En ese momento X Juan no levanta el brazo"?
Obviamente que no es posible. Por tanto, sin duda que Juan levanta libremente el brazo, pero hay un sentido en que es verdad que dado que Dios sabe que Juan levanta el brazo, no es posible que Juan no levante el brazo.
Y eso es todo lo que quiero obtener con el brazo de Juan: que se reconozca que la libertad de nuestros actos es compatible con una cierta necesidad de los mismos, y que una verdadera posibilidad, en un sentido, es compatible con una imposibilidad de la misma cosa, en otro sentido.
Porque luego, cuando sí vayamos a la causalidad de la Voluntad divina sobre nuestros actos libres, y a la distinción entre la gracia eficaz y la gracia suficiente, voy a decir que con la gracia suficiente y sin la gracia eficaz, Juan es libre de hacer aquello para lo que no tiene gracia eficaz, aunque de hecho es en cierto sentido verdad que es necesario que no lo haga.
Aparte de todo eso, es falso que primero venga nuestro acto libre, y luego el conocimiento que Dios tiene de él. Porque Dios sabe lo que yo hago desde la Eternidad, y por tanto, desde siempre, y por tanto, ya ayer, más aún, ya hace mil años, antes de que yo hiciese lo que hago hoy, era verdadera la proposición que dice que Dios sabe lo que hago hoy.
Saludos cordiales.
Uno de los jugadores era plenamente libre de ir a por el delantero y hacerle penalty o de quedarse mirando sin acercarse.
Cuando empecé a ver el partido grabado yo ya sabía el resultado y sabía que ese jugador iba a hacer penalty. Había leído la crónica del partido.
Nada de mi conocimiento del partido afecta en lo más mínimo a la elección libre por parte del jugador de haber ido a hacer el penalty o permanecer quieto. y sin embargo cuando estaba viendo el vídeo grabado sabía que el jugador iba a hacer penalty y sabía además que el penalty iba a ser gol.
Todo su razonamiento mezclando la omnisciencia de Dios con la falta de libertad humana es una enorme falacia, fruto de una abrumadora falta de lógica.
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Lo que pasa es que Ud. no expone claramente ni su tesis ni su razonamiento para probarla. Por lo que dice ahí parece coincidir con lo que estoy sosteniendo, que la presciencia divina no quita la libertad del hombre, incluso cuando en virtud de esa misma presciencia divina, en cierto sentido (compuesto, a saber), el resultado no puede ser otro que el que Dios sabe desde la Eternidad.
En efecto, en ninguna parte he hablado de "falta de libertad humana", al contrario.
Pero a falta de más datos y claridad, sólo me queda esperar.
Saludos cordiales.
No comprendo suficiente y eficaz, capacidad de actuar bien y capacidad de actuar bien con eficacia. Me parecen lo mismo.
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En el "post" he intentado explicar algunos de esos conceptos. "Capacidad de actuar bien" y "capacidad de actuar bien con eficacia" son efectivamente lo mismo, pero lo que yo he distinguido es la "capacidad de actuar bien" y el "actuar bien" de hecho.
Saludos cordiales.
¿Qué más dará que Dios sepa el resultado?
Es que decir que Dios sabe el resultado es equivalente a decir que yo sé el resultado que está grabado. No afecta para nada en ningún sentido a lo que puede o no puede ocurrir en el momento presente en el que ocurren las cosas. Mezcla saber y hacer y temporalidad y atemporalidad.
Pero sobre todo, debería usted contestar a mi planteamiento anterior y su continuación, porque lo mismo se aplica para una voluntad encadenada:
Dije:"explique usted cómo el señor al que no se quitan las cadenas que le mantienen atado a su silla puede ponerse de pie, simplemente porque usted se lo mande, y por qué le considera responsable de no hacerlo y piensa que hay que castigarle por ello."
Usted objeta: "Porque lo que tiene encadenado son los miembros, no la voluntad. Puede querer ponerse de pie sin necesidad de que le quiten las cadenas"
Yo le respondí: "Somos seres temporales que actuamos en cada momento presente, es en ese contexto en donde existe el libre albedrío, la posibilidad de elegir entre A y B. En ese instante preciso si, según usted, no es posible que la persona quiera el bien de hecho porque no se le ha dado la gracia eficaz, tiene su voluntad encadenada y carece de libre albedrío, no puede elegir realmente entre A y B. Y por tanto no se la puede considerar responsable de no elegir lo que no puede elegir de hecho."
Y usted ni lo publica ni contesta nada.
Creo que existe la necesidad de que justifique cómo y por qué esa persona que no puede querer de hecho es responsable de no poder querer de hecho y merece la condenación eterna.
Saludos cordiales
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¿Es posible que Dios sepa desde la Eternidad que Juan va a levantar el brazo, y que finalmente Juan no levante el brazo?
No tiene sentido que Ud. siga argumentando si no responde a esto.
Saludos cordiales.
“Creo que existe la necesidad de que justifique cómo y por qué esa persona que no puede querer de hecho es responsable de no poder querer de hecho y merece la condenación eterna”.
Pues:
Sí que puede querer de hecho (con la gracia suficiente), pero de hecho no quiere (si no tiene la gracia eficaz, que hace que de hecho quiera).
Y no es responsable de no poder querer de hecho (“ad impossibilia nemo tenetur”, Dios no manda lo imposible), sino de no querer de hecho, lo cual pudo, merced a la gracia suficiente, y por tanto es responsable de no hacer lo que pudo hacer.
El que se aparta del tomismo cae en insolubles contradicciones…: siete siglos lo vienen demostrando. Como cuando Cos dice que “Primero Juan decide, después Dios conoce” y “Dios conoce porque Juan ha decidido o no levantar el brazo”, como si la ciencia de Dios dependiera de las decisiones libres de las creaturas y fuera posterior a ellas, como si Dios fuera determinado cognoscitivamente por ellas, como si fuera potencial o pasivo respecto de ellas: es un absurdo superlativo, que ni merece ser refutado. Porque esa es otra: si se niega la eficacia intrínseca de la gracia, la premoción física predeterminante, se hace imposible explicar la presciencia divina. Y ahí llevan los ingenuos molinistas (y congruistas) siglos sudando para explicar la imposible ciencia media, contradiciéndose incluso entre ellos mismos ya desde sus orígenes: pues Molina critica a Suárez y Suárez a Molina…
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Exactamente, muchas gracias. "Dios determinante o determinado", decía Garrigou-Lagrange, de ahí no se puede salir. Y la segunda alternativa es absurda e imposible. Dios no es la creatura más grande, sino el Absoluto. Todo depende de Él, Él no depende de nada. Nada puede darle la creatura, pues todo lo recibe de Él, incluso sus mismos actos libres. No recibe Dios de las cosas su conocimiento, sino que las conoce en Sí mismo, eternamente, sin cambio. A las meramente posibles, por su Inteligencia que contempla la Esencia divina en tanto imitable y participable de infinitos modos posibles, a las actualmente existentes, por su Inteligencia que contempla la Esencia divina en tanto realmente idéntica al acto libre por el que la Voluntad divina les da el ser.
Saludos cordiales.
Si, como dicen ustedes, la condición imprescindible para que esa persona quiera de hecho es que le concedan la gracia eficaz, no cumpliéndose esa condición es imposible que quiera de hecho, de modo que no se le puede hacer responsable de no haber hecho lo que es imposible.
En cuanto al tema del conocimiento de Dios, sigue usted ignorando mis respuestas. He visto en la wiki que CS Lewis viene a decir lo mismo que yo. Espero que al menos le conteste a él.
CS Lewis sugiere que la percepción del tiempo de Dios es diferente, y que esto es relevante para nuestra comprensión de nuestro propio libre albedrío. En su libro Mere Christianity , Lewis argumenta que Dios está realmente fuera del tiempo y, por lo tanto, no "prevé" eventos, sino que simplemente los observa a todos a la vez. El explica:
" Pero supongamos que Dios está fuera y por encima de la línea del tiempo. En ese caso, lo que llamamos "mañana" es visible para Él de la misma manera que lo que llamamos "hoy". Todos los días son "ahora" para él. Él no recuerda que hiciste cosas ayer, simplemente te ve haciéndolas: porque, aunque ayer perdiste, no lo hizo. Él no "prevé" que hagas cosas mañana, simplemente te ve hacerlas: porque, aunque mañana todavía no está allí para ti, es para Él. Nunca supusiste que tus acciones en este momento eran menos libres porque Dios sabe lo que estás haciendo. Bueno, Él conoce las acciones de tu mañana de la misma manera, porque ya está en el mañana y simplemente puede observarte. En cierto sentido, Él no conoce tu acción hasta que tú lo hayas hecho: pero entonces el momento en que lo has hecho ya es "Ahora" para Él."
Dice CS Lewis, "en cierto sentido Él no conoce tu acción hasta que la hayas hecho", porque esa es la forma correcta de entenderlo para nosotros, seres temporales. Pero en realidad Dios está fuera del tiempo y no se le puede aplicar lo de antes y después.
Por supuesto que "Todo depende de Él, Él no depende de nada."
Cuando Dios observa nuestro presente, pasado y futuro, todo como "ahora", no está dependiendo de nosotros ni dejándose determinar por nosotros. Es Él quien ha determinado que nosotros podamos elegir en nuestro presente, por mucho que vea al mismo tiempo nuestro presente nuestro pasado y nuestro futuro, al estar fuera del tiempo.
Por eso me parece que carece de sentido la pregunta que usted plantea mezclando el hacer de una persona con el saber de Dios.
Buenas noches.
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No se puede responder a una pregunta que no tiene sentido. Por tanto, o la pregunta tiene sentido, o no tiene sentido aducir lo que dice C.S. Lewis.
Además, lo que dice Lewis, en esencia, no cambia la cuestión, porque no responde a la pregunta que yo hice: si es posible que Dios sepa eternamente que en un determinado momento yo hago X y que en se momento yo no haga X.
Sin duda que la palabra "presciencia" divina, en cuanto sugiere una anterioridad temporal, no es exacta. Pero quitando lo temporal, hay toda la anterioridad que Dios, eterno e inmutable, tiene respecto de la creatura, que es la anterioridad lógica y ontológica de la causa respecto del efecto. Dios sabe inmutablemente e infaliblemente, desde la Eternidad, que yo hago X en el momento Y. ¿Puedo en esa hipótesis no hacer X en ese momento?
Sí, porque soy libre, no, porque el conocimiento eterno, inmutable e infalible de Dios no puede fallar.
O sea, hay que distinguir dos sentidos de "posibilidad", y por tanto, también de imposibilidad, necesidad y contingencia.
Y por eso, al texto que Ud. copia arriba se responde simplemente así: "No se puede hacer responsable a alguien de no haber hecho lo que es imposible": Lo que es imposible en sentido dividido: Concedo. En sentido compuesto: Niego. Todo lo que dejamos de hacer es imposible en sentido compuesto que lo hagamos, pues desde la Eternidad Dios sabe que hemos de dejar de hacerlo.
Por tanto, Ud. sigue sin contestarme: ¿Puedo o no puedo hacer en un momento dado lo que Dios sabe desde la Eternidad que no he hacer?
Saludos cordiales.
"Era imposible que Juan no levantara el brazo".
Porque levantar el brazo es un acto contingente. Ahora bien, el sentido compuesto no hace referencia a lo "intrínseco" de las cosas, sino a la coherencia de nuestras proposiciones. Por eso, porque es imposible que "Juan levante el brazo y Juan no levante el brazo", en sentido compuesto es verdadero decir que:
"Era imposible que Juan no levantara el brazo".
Las acciones voluntarias no se vuelven necesarias en virtud del sentido compuesto.
Saludos
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Más exacto es decir que las acciones voluntarias no dejan de ser voluntarias y libres por ser necesarias en sentido compuesto.
Ud. mismo dice que es verdad que es imposible que Juan no levante el brazo.
Y es que es en la realidad, y no solamente en nuestras proposiciones, que es imposible que Dios sepa desde la Eternidad que Juan levanta el brazo y Juan no levante el brazo.
Porque la verdad de nuestras proposiciones consiste en su adecuación con la realidad.
Por eso Santo Tomás dice, hablando de las cosas reales, que nada es tan contingente que no tenga algo de necesario.
Ia, q. 86, a. 3:
"Los entes contingentes se pueden considerar de dos modos. Uno, según que son contingentes. Otro, según que en ellos se encuentra algo de necesario, pues nada hay tan contingente que no tenga en sí algo de necesario. Como esto mismo de que Sócrates corra, en sí mismo es contingente, pero la relación de la carrera con el movimiento es necesaria, y por tanto es necesario que Sócrates se mueva, si corre."
Efectivamente, si Sócrates corre, es necesario, en sentido compuesto, que se mueva.
Saludos cordiales.
Respecto de la disputa en los comentarios, voy a demostrar que nosotros no tenemos libre arbitrio, que esto de la libertad es una ilusión, y lo haré utilizando palabras «sin necesidad de añadirle coletillas interpretativas destructoras del significado normal de las palabras».
Si mañana Sócrates vive y tiene que ir al trabajo, él decidirá ir al trabajo o decidirá no ir al trabajo. No hay tercera posibilidad. Por lo tanto, es absolutamente necesario que decida una de las dos. Y lo que es necesario no es libre. Por lo tanto, Sócrates no elige libremente. Y esto es carecer de libre arbitrio. Luego es claro que no tenemos libre arbitrio.
Bueno, este argumento no es mío, es de los viejos griegos y romanos fatalistas. Si nos quedamos con el «significado normal de las palabras» obviamente será concluyente que no hay libre arbitrio. Por eso, estas complicaciones que se hacen los filósofos no son un lujo que ostentan, sino una necesidad de la realidad de las cosas de co-implicar varias cosas. Cuando un médico habla de células, tejidos, órganos, etcétera no es un lujo que él se está dando ni está haciendo algún mero ejercicio intelectual o mera pedantería, es la realidad de las cosas la que lo obliga a co-implicar todas estas cosas, a que sean complicadas.
Una solución al argumento presentado es el sentido compuesto y el sentido dividido, que si santo Tomás, san Buenaventura, los escolásticos o Aristóteles no usaron este nombre, sin embargo, sí usaron este argumento.
Lo mismo con el argumento de Zenón, que no es concluyente ya que no está lógicamente bien construido, pues, absolutamente hablando, un argumento lógicamente bien hecho es uno que parte de premisas verdaderas y concluye con recta conexión lógica alguna proposición. Si hay alguna premisa falsa, aunque haya una recta conexión lógica, el argumento no es concluyente (aunque la proposición o proposiciones a las que se concluye podrían ser falsas o no).
Además, responder a una pregunta con otra pregunta es totalmente legítimo, hasta Nuestro Señor Jesucristo lo hacía:
Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?» Jesús les respondió: «También Yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, Yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?»
Mateo 21, 23-25
Por otra parte, como bien señaló el estimado Federico, la otra opción fuera de la tomista lleva necesariamente a eliminar una cualidad divina, que es la omnisciencia (y también la simplicidad e inmutabilidad, pero esto se sigue de lo primero), cosa que va contra la fe y la doctrina católica, la verdad "más simple" de toda la Escritura:
Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Yahveh, la conoces entera... Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos.
Salmo 139, 4.16
Notemos como la Escritura Sagrada hace énfasis en que el conocimiento de Dios no depende de la criatura, que Él no necesita de la misma para conocerla. Por eso es completamente falso que, ontológicamente, primero esté la existencia de la criatura, y luego el conocimiento de Dios sobre la misma. Va contra la fe divina y revelada.
El por qué veo que hay católicos con estas ideas considero que es porque hay varios apologistas católicos que han hecho suya la explicación del mal y del infierno del protestante William L. Craig, que se adhiere completamente al molinismo y rechaza por completo y abiertamente la simplicidad divina (al menos hemos de notar que es algo coherente en sus ideas), cosa que es dogma de fe para todo católico:
«Creemos firmemente y confesamos que hay un solo verdadero Dios, inmenso e inmutable, incomprensible, todopoderoso e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Tres Personas, pero una sola esencia, substancia o naturaleza absolutamente simple» (Concilio de Letrán IV: DS 800).
«Sancta Catholica Apostolica Romana Ecclesia credit et confitetur, unum esse Deum verum et vivum, Creatorem ac Dominum caeli et terrae, omnipotentem, aeternum, immensum, in comprehensibilem, intellectu ac voluntate omnique perfectione infinitum: qui cum sit una singularis, simplex omnino et incommutabilis substantia spiritualis» (Concilio Vaticano I, Constitución dogmática Dei Filius, I)
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Exacto: eso del "sentido compuesto" y el "sentido dividido" no es una complicación añadida por las escuelas filosóficas, sino un tomar conciencia del sentido preciso que tienen las cosas que decimos todos los días. Es imposible que el que está sentado esté de pie ¿sí o no? Pues ambas cosas, según el sentido de "posible" que se use.
Gracias y saludos cordiales.
En el ejemplo, Tomás dice: que Sócrates corra, en sí, es contingente. Y si quisiera hablar del sentido compuesto, podría haber agregado: pero si corre, es necesario que esté corriendo. Ahora, hasta donde yo veo, eso no agrega tanto necesidad en el acto libre de Sócrates de correr, sino en la relación lógica de no contradicción.
Saludos
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La relación entre correr y moverse no es ante todo lógica, sino real, ontológica. Porque el mismo principio de no contradicción es antes ontológico que lógico, es la realidad la que no puede ser y no ser a la vez y en el mismo sentido. Lo otro sería nominalismo y dejaría al mismo principio de no contradicción convertido en un mero "chip" mental nuestro.
Y el sentido compuesto está presente en el texto de Santo Tomás, porque está diciendo que la carrera y el movimiento, que en sí mismos (sentido dividido) son contingentes, son necesarios en conexión con el hecho de que Sócrates corre (sentido compuesto).
Porque si es necesario que Sócrates se mueva, si corre, es porque 1) Hay una conexión necesaria entre la carrera y el movimiento y 2) Es necesario que Sócrates corra, si corre. Si no fuese por esta última relación necesaria, no habría relación necesaria tampoco entre el hecho de que Sócrates corre y el hecho de que Sócrates se mueve, porque en esa hipótesis, Sócrates podría no correr, en tanto que corre, y entonces, no moverse, en tanto que corre.
Saludos cordiales.
Sí que puede querer de hecho (con la gracia suficiente), pero de hecho no quiere (si no tiene la gracia eficaz, que hace que de hecho quiera).
Y no es responsable de no poder querer de hecho (“ad impossibilia nemo tenetur”, Dios no manda lo imposible), sino de no querer de hecho, lo cual pudo, merced a la gracia suficiente, y por tanto es responsable de no hacer lo que pudo hacer.
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Repito lo que dice el Catecismo:
"1731 La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas".
Esa es la definición que se usa, por ejemplo, en el mundo jurídico. La que entiende todo el mundo, la que hace posible establecer si alguien es inocente o culpable en la comisión de un acto.
Libertad es capacidad de poder hacer, no la existencia de una posibilidad hipotética ajena a la voluntad del individuo de la intervención de factores externos determinantes.
No se discute si decimos " la criatura puede hacer tal cosa" con el sentido de existir la posibilidad hipotética de que la criatura haga tal cosa, sino si la criatura tiene o no tiene la capacidad real de en un momento dado elegir entre A o B o entre hacer y no hacer. Si no tiene esa capacidad porque para ello es necesario un tipo distinto de gracia que no recibe, entonces Dios está mandando lo imposible.
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Néstor Martínez
No recibe Dios de las cosas su conocimiento [...] a las actualmente existentes, por su Inteligencia que contempla la Esencia divina en tanto realmente idéntica al acto libre por el que la Voluntad divina les da el ser.
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Bien, pero si nos limitamos a decir que al acto le es dado el ser, entonces ya no es libre. La inclusión de la palabra libre resulta gratuita. No es que la intligencia Divina sea idéntitica al acto, que sería una definición de conocimiento, es que le da el ser al acto. Y si, somo dice Don Federico María, solo se puede explicar la presciencia divina a través de una premoción física predeterminante, pues entonces cerramos la discusión: No existe el libre albedrío. Pero es que además Dios predeterminaría físicamente los crímenes y los asesinatos.
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Néstor Martínez
[...] es falso que primero venga nuestro acto libre, y luego el conocimiento que Dios tiene de él. Porque Dios sabe lo que yo hago desde la Eternidad, y por tanto, desde siempre, y por tanto, ya ayer, más aún, ya hace mil años, antes de que yo hiciese lo que hago hoy, era verdadera la proposición que dice que Dios sabe lo que hago hoy.
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No sería así en el molinismo, entiendo yo. En todo caso al hablar de la eternidad se debe de estar hablando del estado antes de la creación, después para la omnisciencia Divina el tiempo es un continuo presente.
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"No se discute si decimos " la criatura puede hacer tal cosa" con el sentido de existir la posibilidad hipotética de que la criatura haga tal cosa, sino si la criatura tiene o no tiene la capacidad real de en un momento dado elegir entre A o B o entre hacer y no hacer. Si no tiene esa capacidad porque para ello es necesario un tipo distinto de gracia que no recibe, entonces Dios está mandando lo imposible."
Efectivamente. La falta de la gracia eficaz no quita la capacidad real de la creatura para hacer otra cosa distinta de la que hace o dejar de hacer lo que hace. Lo que sucede cuando falta la gracia eficaz no es que la creatura no pueda hacer, sino que de hecho no hace.
Todos sabemos que poder hacer no es lo mismo que hacer, y que la capacidad de obrar puede darse en nosotros sin la obra correspondiente.
Y por eso hay que distinguir dos sentidos de "posible", porque a la vez no puede ser que la creatura actúe sin la gracia eficaz, y la creatura conserva, sin la gracia eficaz, la capacidad real de actuar.
De nuevo, hay que distinguir entre la potencia y el acto.
Es lo mismo que cuando decimos que no puede ser que la creatura no elija A si está eligiendo A, a la vez que esa creatura conserva la capacidad de no elegir A mientras lo está eligiendo.
Del mismo modo en que el que está sentado, al mismo tiempo puede y no puede, en sentidos diferentes, estar de pie.
Sí alcanza con decir que Dios da el ser al acto libre de la creatura, porque el ser del acto libre incluye todo lo que ese acto libre es, también su misma libertad.
Fuera del ser no hay nada, porque el no ser no es por definición. El ser del acto libre incluye la misma libertad del acto libre. Por eso no podemos entender nada de este tema si no nos damos cuenta de la Causalidad Creadora divina es esencialmente distinta de toda causalidad creada. Sólo Dios Omnipotente puede hacer eso, producir un acto libre de la creatura incluyendo en ello la misma libertad de ese acto. Como sólo Él, también, puede crear las cosas "ex nihilo", sin materia previa.
En cuanto a los crímenes y asesinatos, en cuanto son actos, tienen algo de ser y de bien, y bajo ese aspecto, son efecto de la Causalidad Primera divina. Lo que Dios no causa en ellos es justamente lo que tienen de malo, que no es ser ni acto ni bien, sino privación de todo ello, porque el mal no es un ser, como creían los maniqueos, sino una privación de ser, es decir, la carencia de algo que se debería tener.
En cuanto a la "presciencia divina", para el molinismo es eterna y anterior a la creación del mundo, igual que para el tomismo. Desde toda la Eternidad, según Molina, Dios ha previsto con su "ciencia media" la respuesta positiva o negativa de las creaturas racionales a la gracia, y según esto, ha elegido y predestinado a los que responden positivamente, y ha reprobado a los que no. Todo ello antes del libre decreto divino de crear el mundo, obviamente que con prioridad lógica, no temporal, porque tanto la presciencia divina como el acto divino creador son igualmente eternos.
En efecto, la previsión divina, en Molina, no se dirige a lo que las creaturas racionales harán en el futuro, una vez que existen, sino a lo que, antes de ser creadas, se puede prever de ellas en el mundo de los "futuribles", que son para Molina los posibles que de hecho se darían en determinadas circunstancias.
Todo el asunto de la predestinación y la reprobación, entonces, para Molina, está ya decidido cuando Dios determina libremente crear el mundo, y pasar así de los "futuribles" a los seres actualmente existentes.
Saludos cordiales.
Dice en Ia., q. 14, art. 13, ad 3um:
"Unde et haec propositio, omne scitum a Deo necessarium est esse, consuevit distingui. Quia potest esse de re, vel de dicto. Si intelligatur de re, est divisa et falsa, et est sensus, omnis res quam Deus scit, est necessaria. Vel potest intelligi de dicto, et sic est composita et vera; et est sensus, hoc dictum, scitum a Deo esse, est necessarium."
"Por lo que esta proposición: "Todo lo que Dios conoce es necesario que sea", se suele distinguir. Porque puede ser "de re" o "de dicto". Si se entiende "de re", es dividida y falsa, y su sentido es: todo lo que Dios conoce es necesario. Pero puede entenderse "de dicto", y así es compuesta y verdadera, y su sentido es "esta proposición, "lo que Dios conoce, es", es necesaria"."
Que esa proposición es "necesaria" quiere decir que es necesariamente verdadera. Y eso quiere decir, que no solamente se adecua a la realidad, sino que además no puede no adecuarse a ella, lo cual obviamente sólo es así porque la realidad no puede ser de otro modo que como esa proposición la afirma, o sea, no puede ser en la realidad de las cosas que Dios conozca algo y que eso que Dios conoce no sea.
Saludos cordiales.
En Ia., q. 19, a. 8, "Si la Voluntad divina impone necesidad a las cosas", se plantea Santo Tomás esta objeción:
"Videtur quod voluntas Dei rebus volitis necessitatem imponat. Dicit enim Augustinus, in Enchirid., nullus fit salvus, nisi quem Deus voluerit salvari. Et ideo rogandus est ut velit, quia necesse est fieri, si voluerit."
"Parece que la Voluntad de Dios impone necesidad a las cosas. Porque dice San Agustín, en el Enchiridion: "nadie se salva, sino aquel al que Dios quiere salvar. Y por eso se ha que rogar para que quiera, porque es necesario que suceda, si Él quiere"."
Y responde:
"...per illud verbum Augustini intelligenda est necessitas in rebus volitis a Deo, non absoluta, sed conditionalis, necesse est enim hanc conditionalem veram esse, si Deus hoc vult, necesse est hoc esse."
"Por esas palabras de Agustín hay que entender una necesidad en las cosas queridas por Dios, no absoluta, sino condicional, pues es necesario que esta condicional sea verdadera: "Si Dios quiere esto, es necesario que esto sea"."
Véase cómo para Santo Tomás la necesidad de la proposición condicional implica una necesidad en las cosas.
Y más abajo, en la respuesta a otra objeción:
"...ea quae fiunt a voluntate divina, talem necessitatem habent, qualem Deus vult ea habere, scilicet, vel absolutam, vel conditionalem tantum. Et sic, non omnia sunt necessaria absolute."
"...las cosas que se hacen por la Voluntad divina, tienen tal necesidad, como Dios quiere que tengan, es decir, absoluta, o solamente condicional. Y así, no todas las cosas son necesarias absolutamente."
Donde de nuevo, tanto la necesidad absoluta como la condicional se dan en las cosas, y no solamente en las proposiciones (lo que no tendría sentido, como ya dije).
Saludos cordiales.
De veritate, q. 24 a. 1 ad 13.
"...ex praescientia Dei non potest concludi quod actus nostri sint necessarii necessitate absoluta, quae dicitur necessitas consequentis; sed necessitate conditionata, quae dicitur necessitas consequentiae, ut patet per Boetium in fine de Consolat. philosophiae."
"..de la presciencia divina no se puede concluir que nuestros actos sean necesarios con necesidad absoluta, que se llama "necesidad del consecuente", sino con necesidad condicional o condicionada, que se llama "necesidad de la consecuencia", como es claro por Boecio al final de la "Consolación de la Filosofia"."
Y nótese que aquí habla de una necesidad, condicionada, de nuestros actos, y no solamente de las proposiciones acerca de nuestros actos, lo cual, de nuevo, no tendría sentido.
Saludos cordiales.
Permítame, por favor, comentar un comentario (que alude a "ustedes").
Nuevamente hay aquí error:
"Si, como dicen ustedes, la condición imprescindible para que esa persona quiera de hecho es que le concedan la gracia eficaz, no cumpliéndose esa condición es imposible que quiera de hecho, de modo que no se le puede hacer responsable de no haber hecho lo que es imposible".
Pues:
La gracia eficaz hace que infaliblemente se quiera de hecho: no es una "condición" como si luego el libre albedrío creado actuara por su sola cuenta, independientemente (puesta ya la “imprescindible condición”). Metafísicamente, la "condición" no ejerce causalidad ni premueve, sino que es un requisito para que la causalidad se ejerza: y entonces quedaría sin última explicación el actuar creado, si sólo se tratara de una “condición” (todo lo “imprescindible” que se quiera).
Y nuevamente, no es "imposible" sin ella querer: pues la gracia suficiente se define por dar la posibilidad o capacidad de ello. Y por tanto se es responsable de no haber hecho lo posible (no lo imposible). Si no se atiende a las nociones de potencia y acto es como hablar a un sordo y es imposible (aquí sí) tratar la cuestión. Es obvio que no es lo mismo decir que algo es imposible a decir que algo no es de hecho.
En cuanto al texto de Lewis en todo caso lo que está claro es que no hay una dependencia de la ciencia divina respecto de las determinaciones libres de las creaturas. Pero entonces: ¿cómo las conoce Dios? Lo de Lewis, en el fondo, no lo resuelve. Pues lo futuro, por definición, no existe todavía en sí mismo: todavía no es (incluso Dios podría (y lo ha hecho) manifestar en un tiempo anterior lo que libremente sucederá después, en el futuro, como en las profecías). Entonces, ¿dónde lo ve Dios? "En sí mismo", dice santo Tomás. Pero, ¿cómo puede estar en Dios lo que todavía no es en sí? Pues Dios lo conoce en tanto lo causa, como término connotado de su querer eficaz eterno, de su acción. Y entonces, en la medida que causa toda entidad, también los actos libres (pues tienen entidad, no son la nada, como es obvio), entonces y así los conoce. Y es obvio que la causalidad de Dios causa: que es lo mismo que decir que sus mociones (y la gracia "eficaz") son intrínsecamente eficaces conforme a su intención: causa lo que quiere (consecuentemente). La presciencia divina universal exige la eficacia intrínseca de la gracia: sin ella Dios sería o ignorante o un mero espectador, es decir, no sería Dios. Por eso el molinismo es insostenible. Y los que niegan la eficacia intrínseca de la gracia no pueden salir del laberinto.
Vamos al Angélico (I, q. 16, a. 7, ad 3):
“illud quod nunc est, ex eo futurum fuit antequam esset, quia in causa sua erat ut fieret. Unde, sublata causa, non esset futurum illud fieri. Sola autem causa prima est aeterna. Unde ex hoc non sequitur quod ea quae sunt, semper fuerit verum ea esse futura, nisi quatenus in causa sempiterna fuit ut essent futura. Quae quidem causa solus Deus est”.
“aquello que ahora es fue futuro antes de ser porque en su causa estaba que había de ser. Por eso, quitada la causa, no hubiera sido ese futuro. Sólo la causa primera es eterna. Por eso de ahí no se sigue que las cosas que ahora son, siempre haya sido verdad que serían, sino en cuanto en la causa sempiterna fue que serían futuras. Y esta causa es únicamente Dios”.
Saludos
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Las proposiciones pueden ser categóricas, como “Pedro es mortal”, o modales. Las proposiciones modales incluyen un término que indica que lo que se afirma o niega es posible, imposible, necesario o contingente. Por ejemplo, “Pedro es necesariamente mortal”.
Pero las proposiciones modales pueden ser de dos modos: “de dicto” o “de re”. La que hemos puesto de ejemplo es “de re”, en el caso de una proposición modal “de dicto” sería, por ejemplo: “Es necesario que Pedro sea mortal.”
La diferencia está en que en las “de re”, la modalidad afecta al sujeto de la proposición, indicando el modo en que el predicado le pertenece a ese sujeto en sí mismo considerado, mientras que en las “de dicto” la modalidad afecta a la proposición misma, indicando simplemente el modo en que sujeto y predicado se dan juntos (o separados) en la realidad, lo cual puede no deberse a lo que el sujeto es en sí mismo, sino a alguna circunstancia.
Por eso Santo Tomás, en el texto citado arriba, relaciona la modalidad “de re” con el “sentido dividido”, y la modalidad “de dicto” con el “sentido compuesto”.
Porque la modalidad “de re” se afirma del sujeto en sí mismo considerado, “dividido” de toda circunstancia, mientras que la modalidad “de dicto” se afirma del sujeto no en sí mismo considerado, sino “en composición” con alguna circunstancia.
Por eso, para dar a entender, por ejemplo, que si se apaga el foco luminoso la pared deja de estar iluminada, lo propio es usar una modalidad “de dicto”, no una modalidad “de re”: “Es necesario que la pared esté iluminada si tiene delante un foco encendido”, y no “Una pared que tiene delante un foco encendido está necesariamente iluminada”.
Porque la iluminación, en ese caso, le pertenece a la pared no en virtud de lo que ella es en sí misma, y por tanto, necesariamente, sino por la circunstancia contingente de tener delante un foco encendido.
Ahora bien, lo interesante de todo esto para nuestra discusión es que el libre albedrío exige solamente la posibilidad de no hacer lo que se hace o de hacer otra cosa distinta en sentido dividido, no en sentido compuesto .
Eso se ve ya por el mismo ejemplo que pone ahí Santo Tomás: “Es necesario que suceda lo que Dios sabe que sucede”. Esa proposición “de dicto” es verdadera, pero es falsa la proposición “de re”: “Lo que Dios sabe que sucede, sucede necesariamente”.
Porque eso que sucede, en sí mismo considerado, no es necesario, sino contingente, y si además depende de la elección de una voluntad, es libre.
No entramos aquí en la cuestión de si el conocimiento divino causa o no lo que Dios conoce. El mero hecho es que no es posible que estas dos proposiciones sean verdaderas: “Dios conoce que A sucede” y “A no sucede”.
Es lo mismo que cuando veo a alguien realizar libremente un acto. Sin duda que es verdad que es necesario que la persona realice el acto libre que yo veo que está realizando , o sea, en sentido compuesto, “de dicto”, porque no es posible que sean verdaderas estas dos proposiciones: “Veo a X levantar libremente el brazo” y “X no levanta libremente el brazo”.
Si pidiésemos además que, para que un acto sea libre, ha de ser también no necesario en sentido compuesto, eso nos llevaría a muchas contradicciones.
Porque eso querría decir que debería ser posible que esas dos proposiciones mencionadas fuesen verdaderas, lo cual implica contradicción.
Y no cambia nada si pasamos del conocimiento divino de los actos libres de las creaturas a la causalidad divina sobre esos mismos actos, de nuevo, sin entrar por ahora en la relación entre ese conocimiento y esa causalidad.
Porque todo lo que se objeta contra esa eficacia infalible de la causalidad divina sobre nuestros actos libres es que en esa hipótesis no podrían ser libres, porque no podríamos dejar de hacer lo que hacemos.
Y ahí la respuesta es la misma: No podemos dejar de hacerlo en sentido compuesto, sí en sentido dividido, y eso basta para el libre albedrío.
Pedir en este caso también la posibilidad en sentido compuesto lleva a una contradicción, porque se está pidiendo que puedan ser verdaderas estas dos proposiciones: “Dios mueve eficazmente la voluntad de A a hacer B” y “A no hace B”.
Y lo mismo sucede con la objeción contra la doctrina tomista de la gracia suficiente, que dice que según esa doctrina, con la sola gracia suficiente y sin la gracia eficaz no podríamos hacer lo que de hecho no hacemos, y por tanto, no seríamos libres, y por tanto, no seríamos responsables.
La respuesta es la misma: No podemos hacerlo en sentido compuesto, sí podemos hacerlo en sentido dividido, porque justamente la gracia suficiente le da al sujeto la capacidad de obrar. Y eso basta para el libre albedrío, que se tenga la capacidad de hacer lo que de hecho no se hace, y por eso mismo, el no hacer en ese caso es libre y responsable.
Y si se nos dice que no basta con la posibilidad de hacer en sentido dividido, sino que hace falta la posibilidad de hacer en sentido compuesto, eso nos lleva otra vez a una contradicción. Porque equivale a pedir que con la sola gracia suficiente para hacer X, pueda ser verdadera la proposición que dice que “A hace X”, y eso es lo mismo que pedir que la sola posibilidad sea lo mismo que la realidad efectiva.
Esto lo conceden los mismos molinistas, porque para ellos tampoco alcanza con la sola gracia suficiente para pasar de la potencia al acto, sino que hace falta, según ellos, el consentimiento libre de la creatura racional.
Y si se dice que en el caso del molinismo es la libre voluntad de la creatura la que rehúsa el consentimiento a la gracia suficiente, de modo que ahí sí se ve claro cómo es responsabilidad de la creatura el no hacer aquello para lo que la capacitaba esa gracia, hay que recordar que para ellos, Dios conoce desde la Eternidad, por la "ciencia media", lo que las creaturas harán libremente en una circunstancia determinada, de modo que pueden no hacerlo o hacer otra cosa, porque lo hacen libremente (proposición "de re", sentido dividido) pero no es posible que no lo hagan o hagan otra cosa distinta (proposición "de dicto", sentido compuesto).
Saludos cordiales.
"Si Deus movet voluntatem ad aliquid, incompossibile est huic positioni quod voluntas ad illud non moveatur. Non tamen est impossibile simpliciter. Unde non sequitur quod voluntas a Deo ex necessitate moveatur" (I-II, q. 10, a. 4, ad 3).
"Si Dios mueve la voluntad hacia algo, es incomposible con esta posición que la voluntad no se mueva hacia ello. Sin embargo, no es absolutamente imposible. Por eso no se sigue que Dios mueva la voluntad con necesidad".
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En efecto, ahí Santo Tomás, como se ve por otros textos suyos que he citado antes, niega la necesidad absoluta en la voluntad movida por Dios, no la condicional.
Saludos cordiales.
No sé a qué le llama tener la capacidad. Es como si la gracia suficiente fuera el aparato fonador de una persona y usted afirmara que con él esa persona tiene la capacidad de hablar rumano pero que nunca lo hablará, porque necesitaría el plus de que le pusieran en contacto con la lengua rumana y esa condición nunca se va a cumplir porque su padre se lo va a impedir. Y a pesar de todo dijera que el hijo es responsable si no habla rumano y se merece que el padre le castigue.
Creo que me entiende perfectamente y no sé por qué no contesta a algo tan simple como esto: Vds afirman que con la gracia "suficiente" no se hace el bien de hecho jamás, a menos que se tenga un plus que es la gracia eficaz ¿cómo va a ser responsable de no obrar bien de hecho alguien a quien no se le ha dado el tipo de gracia que según ustedes es necesario para obrar bien de hecho? Podría no merecer el cielo, pero desde luego no merecería el infierno.
En todo caso, es aún más importante que quede claro que, por mucho que a ustedes los bañecianos les parezca que tienen razón, no tenemos por qué pensar como ustedes, como católicos, porque en ninguna parte se ha definido que ustedes tengan razón.
Podemos pensar como otros tomistas no bañecianos como Marín-Sola o Maritain o podemos pensar como los molinistas etc etc. O podemos pasar de todos ustedes y quedarnos con las fórmulas del catecismo y del concilio de Trento tal cual.
No dejar suficientemente claro que no tenemos por qué pensar como ustedes es hacer un daño enorme a la fe católica de la gente sencilla.
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A Ud. ya se le ha contestado varias veces, el hecho de que no le guste la respuesta es otra cuestión.
El que no hace algo que puede hacer es responsable de no hacerlo, y al que se le ha dado la gracia suficiente se le ha dado el poder hacer, por tanto, si no hace lo que debe hacer es responsable de no hacerlo, independientemente del hecho de que sin la gracia eficaz no lo hace de hecho. Se le ha dado, en efecto, la gracia que es necesaria para poder obrar bien.
El que no aprendió rumano tiene la capacidad remota de hablar rumano, esto es, si lo aprende, pero sin haberlo aprendido no tiene la capacidad próxima, y sin ella no se le puede pedir que hable rumano, ni hacerlo responsable si no lo habla. Es como si a alguien no se le diese toda la gracia suficiente que necesita para poder realizar tal acto determinado, sino solamente una gracia suficiente remota que aún necesitase de otra gracia suficiente más: tampoco se lo puede responsabilizar de no realizarlo.
Ha quedado ya suficientemente claro, además, lo hemos dicho hasta el hartazgo, que la Iglesia no ha querido definir entre las dos teologías, y con eso basta para que se pueda ser católico adhiriendo a cualquiera de ellas. Lo cual no nos pone ninguna mordaza a los que sostenemos la tesis tomista.
La que no responde es Ud. ¿es en algún sentido verdadera la proposición que dice que si Dios sabe que Juan hace X, no es posible que Juan no haga X?
Saludos cordiales.
Véase lo esencial de esta doctrina en Boecio, "La consolación de la Filosofía", escrito en el año 524:
BOECIO, “La consolación de la Filosofía”, Libro V, prosa VI.
“Así, pues, como el juicio abarca el objeto conforme a las leyes de la naturaleza cognoscente, y Dios goza de un eterno presente, su ciencia, elevándose por encima de todo movimiento del tiempo, conserva la simplicidad del estado presente; y abarcando el curso infinito del pasado y del futuro, considera todos los acontecimientos en su conocimiento simplicísimo como si sucedieran en el presente. 16.– ”Por lo cual, no se puede pensar que esta presciencia universal sea como la presciencia del futuro de la que hablan los mortales, sino que es la verdadera y certísima ciencia de un presente siempre actual. 17.– ”Por eso es mejor llamarla providencia y no previdencia o presciencia; puesto que existiendo lejos de los seres, todas las cosas ve delante de sí desde el encumbrado ápice del mundo. 18.– ”¿Cómo quieres, pues, que una necesidad coaccione a lo que está iluminado con luz divina, cuando ni siquiera los hombres imponen tal necesidad a las cosas que ven? 19.– ”¿Acaso lo que tú ves en este momento se hace necesario por el hecho de que tú lo veas?”. 20.– “Pues bien, si me es lícito parangonar lo divino con lo humano, de la misma manera que vosotros veis series de hechos en el presente fugaz que vivís, Dios los contempla todos en el eterno presente de su existir. 21.– ”De manera que esta presciencia divina no transforma ni la naturaleza ni las propiedades de las cosas: estando presentes ante Dios, él las contempla como un día serán en el tiempo. 22.– No confunde sus juicios acerca de los seres; y con una sola mirada de su divina inteligencia discierne lo que debe suceder necesariamente de lo que no está sujeto a necesidad. De manera semejante vosotros, al ver por ejemplo, que mientras un hombre camina por la tierra a la vez está saliendo el sol, simultáneamente presenciáis dos cosas, pero las distinguís, reconociendo que la una es necesaria y la otra es voluntaria. 23.– ”Así, la mirada de Dios al contemplar las cosas no transforma su carácter; y siendo para él presentes, son, sin embargo, futuras con relación al tiempo. 24.– “De donde resulta que no es conjetura sino conocimiento cierto y verdadero el que Dios tiene de que un acontecimiento se haya de producir en el tiempo, sabiendo además que no ha de ocurrir en virtud de necesidad alguna. 25.– ”Me dirás acaso: un hecho, cuya realización ve Dios en el futuro no puede menos de suceder; y en estas condiciones ocurrirá por cierta necesidad. He de confesar que hay aquí una verdad innegable, pero sólo está al alcance de que pueda contemplar lo divino. 26.– ”Debes advertir, no obstante, que un mismo hecho futuro, referido a la ciencia divina, aparecerá como necesario, pero considerado en su propia naturaleza, será independiente y libre. 27.– ”Hay dos clases de cosas necesarias: unas que lo son absolutamente, como el que los hombres sean mortales; otras son condicionalmente necesarias, como el hecho de que uno ande, cuando con certeza se sabe que está andando. 28.– ”Porque si se conoce un hecho, éste no puede menos de ser como se conoce; pero esto no implica necesidad absoluta de que el hecho exista. 29.– En tal caso, la necesidad no viene de la naturaleza del hecho sino de una condición o circunstancia que a él se agrega ; porque ya se comprende que nada hay que obligue a un hombre a caminar cuando lo hace voluntariamente; aunque mientras está caminando, necesariamente se verifica el hecho de que camine. 30.– ”Del mismo modo, si la Providencia ve un hecho en el presente, necesariamente se ha de dar tal hecho, aunque por su naturaleza no implique ninguna necesidad. 31.– ”Ahora bien, Dios ve simultáneamente presentes los futuros libres; los cuales, por consiguiente, con relación a la mirada divina son necesarios, por ser conocidos por la ciencia de Dios; pero considerados en si mismos, no pierden el carácter de libres, propio de su naturaleza. 32.– ”Es, pues, indudable que todos los futuros previstos por Dios se han de verificar: algunos de ellos proceden del libre albedrío, y aun en el verificarse, su existencia no borra en ellos el carácter de libres, porque antes de producirse podrían no haberse producido. 33.– ”Pero dirás: ¿qué importa que no sean necesarios, si de todas maneras se han de producir por el hecho de estar en la presciencia divina, que se parece muchísimo a la necesidad? 34.– ”Recuerda solamente lo dicho al exponerte el ejemplo del sol que está saliendo, a la vez que va caminando un hombre: en el momento en que estos hechos se verifican no pueden menos de verificarse; pero el primero, aun antes de existir, llevaba en sí la necesidad de producirse, y el segundo no estaba sujeto a semejante necesidad. 35.– ”Del mismo modo las cosas que Dios tiene ante sí presentes, ineludiblemente se producen; pero unas proceden de la necesidad y otras, de la libre facultad del agente. 36.– ”Con razón, pues, te dije, que los hechos libres, referidos al conocimiento divino son necesarios; pero considerados en sí mismos, están exentos de toda necesidad: al igual que un conocimiento sensible, considerado por la razón, reviste aspecto universal; pero mirado en sí mismo, no pierde su carácter particular."
Saludos cordiales.
A veces, le echo un ojito a su blog. He debatido varias veces con usted, algunas veces he sentido que lo he hecho bien, otras usted me ha derrotado de forma contundente y en otras hasta me ha mandado a estudiar. Pero en todas no puedo dejar de admirarlo, su forma de razonar es para mi un ejemplo. Algunas entradas suyas y sus respectivos debates han sido materia reiterada de estudio miá.
En muchas cosas estoy en la otra orilla, así que reciba este reconocimiento de buena manera. El Nestor que he visto en este debate, es el Nestor que leí hace muchos años en la página electrónica de Razón y Fe, aquella de fondo verdoso y sin ilustraciones.
Si mi conversión se malogró, tenga la seguridad que no fue porque usted no haya hecho lo suficiente para sembrar la semilla sino porque mi terreno no ha sido apto.
Así que déjeme hacerle un pequeño homenaje, aunque de pronto no le agrade mucho que venga de mi parte.
Y cómo usted bien sabe decir ( y he tratado de encontrar algo parecido que me identifique en los cierres, pero no lo he encontrado).
Saludos Cordiales
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Bueno, muchas gracias. La conversión no termina de malograrse hasta que uno muere, y es siempre es obra de la gracia de Dios, lo que nosotros podemos hacer es tratar de abrirle paso, sobre todo pidiendo a Dios esa gracia, y tratando de que nuestra vida se ajuste lo más posible a lo que Dios quiere. Obviamente que todo eso es también fruto de la gracia de Dios, pero es que si tenemos esa inquietud, eso también ya es obra de la gracia.
Saludos cordiales.
En este texto de C.S. Lewis no se responde a la pregunta acerca de cómo podemos hacer algo distinto de lo que hacemos si Dios sabe desde la Eternidad lo que hacemos y lo que no hacemos, sino a la cuestión de cómo podemos ser libres si Dios “prevé” nuestros actos libres, es decir, si los conoce temporalmente antes de que los hagamos.
Es una pregunta legítima, porque la única forma de saber lo que va a suceder, temporalmente antes de que suceda, es si eso que va a suceder está determinado por leyes, y nosotros conocemos esas leyes, etc.
Y por eso la respuesta de Lewis es la correcta: Dios no prevé, Dios ve, porque para su inmutable Eternidad, que es puro Presente, sin antes y sin después, todo está presente. No es que las cosas no sean temporales, sino que el modo de ser de Dios hace que las conozca en forma intemporal, o sea, todas juntas desde siempre, en un indivisible instante eterno.
Y entonces no hacen falta leyes necesarias para que la conducta humana libre pueda ser sabida con certeza infalible por Dios desde la Eternidad, en forma análoga a como puede ser sabida por cualquiera de nosotros cuando en el presente ve a alguien hacer algo libremente.
Eso que dice ahí que en cierto sentido no las conoce hasta que existen, quiere decir simplemente que para Dios siempre existen, porque siempre están presentes ante Él, y por eso siempre las conoce. O sea, nuevamente, que propiamente hablando Dios no prevé, aunque por comodidad y para no estar siempre explicando todo usemos a veces el término “presciencia” divina. Lewis no está diciendo que Dios va aprendiendo ni nada de eso.
Otra cuestión totalmente diferente, que Lewis ahí no toca, es cómo puedo entonces hacer algo distinto de lo que hago, si Dios sabe desde la Eternidad que lo hago, la cual tampoco es esencialmente distinta de la cuestión de cómo puedo hacer algo distinto de lo que hago si mi vecino me está viendo hacerlo.
Tampoco dice en ese texto Lewis que el conocimiento divino dependa de la creatura, o que la creatura dependa del conocimiento divino. Como bien lo señala Boecio en la obra antes citada, eso no cambia la dificultad:
“12.– ”Pero si uno está sentado, ello no se cumple por que sea cierto el juicio que lo declara; al contrario, este juicio es verdadero porque antes de él se ha dado el hecho de que alguien estuviera sentado. 13.– ”De suerte que aun cuando la verdad proceda de causa exterior, en los dos casos existe igual necesidad. 14.– ”De análoga manera podemos razonar acerca de la Providencia y de los acontecimientos futuros; pues aun cuando sean previstos porque tienen que suceder, sin ser cierto que sucedan por haber sido previstos, sin embargo, por parte de la Providencia es de toda necesidad que lo que haya de suceder sea previsto, y que todo lo previsto se verifique: con lo cual desaparece el libre albedrío humano. 15.– ”Ahora bien, sería cosa absurda el afirmar que el desarrollo de los acontecimientos en el tiempo sea la causa de la presciencia divina.”
Al final de este texto Boecio se pronuncia en contra de la idea de que el conocimiento divino dependa de las cosas conocidas por Dios, pero lo sustancial de su razonamiento aquí es que ello es indiferente para la dificultad que se trata, a saber, cómo puede ser libre, y por tanto, cómo puede ser de otro modo, aquello que se sabe que es de un modo determinado:
“17.– ”Por lo demás, si yo sé con certeza que una cosa existe, es necesario que exista ; e igualmente si con certeza sé que ha de existir, necesariamente un día u otro existirá: es decir, que es infalible la realización de una cosa prevista. 18.– ”Por último, si uno se representa una cosa diferentemente de como es, no sólo no tiene conocimiento de ella, sino que su idea es falsa, en un todo opuesta a la verdad del conocimiento. 19.– ”Por consiguiente, si debe darse un hecho sin que su realización sea cierta y necesaria, ¿cómo puede preverse su cumplimiento? 20.– ”Pues así como el conocimiento verdadero excluye el error, de igual manera lo que mediante aquel se sabe no puede menos de existir tal y como se conoció. 21.– ”Si la ciencia no conoce la mentira, es porque necesariamente las cosas son como aquélla se las representa. ”
Saludos cordiales.
Lo que pasa es que es algo tan evidente para nosotros, que después lo descartamos y no lo tomamos en consideración a la hora de filosofar.
Ésa es una de las dificultades principales de la filosofía: aprender a contar con lo obvio.
Precisamente, no viene a cuento aquí decir que sin duda la persona puede hacer algo distinto de lo que hace diez minutos antes o diez minutos después de que yo veo que lo está haciendo.
Eso no es el libre albedrío, porque funcionaria igualmente con una máquina que estuviese programada para hacer cosas distintas en momentos distintos.
No, el asunto, para que la persona sea libre, es que pueda hacer algo distinto de lo que hace, en el momento mismo en que lo hace.
Tampoco sirve decir que ahora no puede hacer otra cosa que la que hace, pero que pudo elegir entre hacerla o no hacerla un ratito antes.
Eso no hace más que tirar el problema para atrás, porque cuando eligió A, y en ese mismo instante ¿podía no elegir A?
Y ahí es donde aparece la dificultad: ¿cómo que puede hacer algo distinto de lo que hace en el momento mismo en que lo hace? ¿Va a hacer y no hacer lo mismo al mismo tiempo?
Ahora estamos en el momento propiamente filosófico, que es cuando lo obvio nos lleva a lo aparentemente insoluble.
Y es evidente de toda evidencia que la única solución posible es distinguir dos tipos de posibilidad, de imposibilidad, de necesidad y de contingencia. Según uno de ellos es que la persona puede hacer, en ese mismo instante, algo distinto de lo que de hecho está haciendo, según el otro, es que no puede hacerlo.
Saludos cordiales.
Precisamente hace un par de días leí algo de Boecio sobre el asunto, en un breve ensayo sobre Spinoza; "les grands esprits se rencontrent" que decía el infame Voltaire o como dicen en Colombia "matamos al diablo al mismo tiempo".
La filosofía desde Descartes se vuelve oscura, para los diletantes al menos y seguramente se me escapan muchas cosas, pero hay un pensamiento de Spinoza que no me parece fácil rebatir. Por dónde se puede romper la cadena.
Si Dios es Acto puro, su Pensamiento, Voluntad y Creación son una misma cosa, no hay nada en Dios "en potencia". Dios crea por un acto absolutamente libre, podría no haber creado nada, decimos. Pero eso implica una elección, quiere decirse que "en potencia" podría haber decidido otra cosa (no crear). Y además, al ser Dios la Bondad y Justicia infinitas "no puede" elegir hacer lo que Él sabe que sería menos bueno.
La consecuencia que yo infiero es que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Que aún previendo la malicia y bajeza del hombre decide crearlo, aunque Él sabe que "más les valdría no haber nacido".
Si Dios, que es Bondad, Sabiduría y Justicia infinitas "pudiese" haber creado un mundo mejor, con otras leyes de la física o de la naturaleza aún más "afinadas" o con creaturas "más perfectas", lo hubiese hecho
Y también se plantea el problema de si de alguna manera la necesidad no está reñida con la libertad.
Espero no haber sido pueril en la exposición.
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Muchas gracias. Ahí el problema es que en realidad no existe el mejor mundo posible. Los mundos posibles son realidades finitas, y en lo finito siempre es posible algo mejor, como en los números siempre es posible alguno mayor.
Los mundos posibles pueden concebirse cada vez mejores y mejores indefinidamente, nunca van a dejar de estar infinitamente por debajo de la Bondad de Dios, como cualquier cifra, por grande que sea, estaría infinitamente por debajo de una supuesta cantidad infinita.
Por eso mismo para Dios es exactamente lo mismo crear que no crear, crear este mundo que crear aquel otro. Sin que esto quiera decir que la creatura es estrictamente nada, es cierto que la distancia entre Dios y la creatura es la misma que la que hay entre Dios y la nada: infinita.
En cuanto al problema de la libertad del acto divino creador, dada su identidad real con el Dios Inmutable y Necesario, Acto Puro sin mezcla alguna de potencia pasiva, es famoso como "crux theologorum", cruz de los teólogos.
La respuesta tomista es que toda la contingencia y potencialidad del acto divino creador está en su término creado, no en el acto creador mismo en tanto idéntico al Acto Puro y Ser Necesario.
Es la Libertad y Soberanía llevada al máximo: no solamente el acto de la voluntad divina es libre en el sentido de que no depende de su objeto como determinado por ese objeto, que eso lo tiene también la libertad creada, sino que además, tampoco depende de su objeto en el sentido de que implique algún cambio para la Voluntad divina el elegir ese objeto en vez de no elegirlo. No hay relaciones reales de Dios a la creatura, solamente las hay de la creatura a Dios.
Saludos cordiales.
"Pedro: esta misma noche, antes de que cante el gallo, negarás tres veces" Mateo 26:34 y Marcos 14:30
Jesús ya sabía. Pedro lo hizo libremente. ¿o no?
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Sin duda, ambas proposiciones son innegables. Ahí tenemos a Dios hablando desde el tiempo, no desde la Eternidad, pero en virtud de su Ciencia eterna.
No está, por eso, tampoco "prediciendo" en el sentido estricto del término, porque la Ciencia eterna divina, como dije, está fuera del tiempo y para ella todo es presente.
Pero sí es cierto que ese pasaje muestra que el conocimiento que Dios tiene de lo que Pedro hace en un determinado momento no comienza en el momento en que Pedro hace eso, sino que no comienza nunca, existe desde siempre.
Saludos cordiales.
No, el asunto, para que la persona sea libre, es que pueda hacer algo distinto de lo que hace, en el momento mismo en que lo hace.
Tampoco sirve decir que ahora no puede hacer otra cosa que la que hace, pero que pudo elegir entre hacerla o no hacerla un ratito antes.
Eso no hace más que tirar el problema para atrás, porque cuando eligió A, y en ese mismo instante ¿podía no elegir A?
Y ahí es donde aparece la dificultad: ¿cómo que puede hacer algo distinto de lo que hace en el momento mismo en que lo hace? ¿Va a hacer y no hacer lo mismo al mismo tiempo?
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Lo mismo sería aplicable a Dios y podríamos acabar concluyendo que Dios no es libre de elegir entre ofrecer la gracia a la creatura o no ofrecerla, entre dar paso a la creación o no darla, etc.
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Por eso mismo es que hay que distinguir dos sentidos de "posible". Se puede hacer algo distinto de lo que se hace en el instante mismo en que se lo hace, en sentido divido, no en sentido compuesto.
Porque es evidente que el que hace algo libremente, en el momento en que lo hace, en un sentido puede no hacerlo, porque actúa libremente, y en otro sentido, no puede no hacerlo, porque no puede hacerlo y no hacerlo a la vez.
Saludos cordiales.
Dice usted: "No, el asunto, para que la persona sea libre, es que pueda hacer algo distinto de lo que hace, en el momento mismo en que lo hace."
¿Cómo va a consistir ser libre en el absurdo de poder estar haciendo en el mismo instante a la vez una cosa y la contraria?
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Sin duda, eso es imposible. Y a la vez es necesario que al hacer algo libremente, conservemos la capacidad de no hacerlo, porque eso es la libertad de elección, elegir algo pudiendo elegir otra cosa.
No alcanza con solamente elegir algo pudiendo haber elegido otra cosa antes de elegir. Eso quiere decir que en el momento de elegir no podemos elegir otra cosa distinta, y eso no es ser libre.
Como dije, una máquina programada para hacer algo distinto en distintos momentos, cada vez que obrase lo haría habiendo tenido en el pasado la posibilidad de hacer algo distinto, pero no sería libre.
"Elegir" es querer algo pudiendo querer otra cosa. Es claro que no se puede querer a la vez algo y otra cosa, pero se debe poder querer algo pudiendo querer otra cosa, o de lo contrario no se puede ser libre.
Es obvio, entonces, que hay que distinguir dos sentidos de "posible", que se expresan muy bien con las proposiciones "de re" y "de dicto": "El que hace libremente algo conserva al mismo tiempo la capacidad de hacer otra cosa", "de re", sentido dividido, verdadera.
En efecto, si decimos que el momento de hacer A el sujeto no tiene la capacidad de no hacerlo o de hacer otra cosa, estamos negando evidentemente su libre albedrío, porque estamos diciendo que el sujeto simplemente hace aquello que no puede no hacer.
"Es posible que el que hace libremente algo haga al mismo tiempo otra cosa distinta": "de dicto", sentido compuesto, falsa.
Porque es claro que no se puede a la vez hacer y no hacer lo mismo.
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El libre albedrío según la RAE: 1. m. Potestad de obrar por reflexión y elección
Somos libres porque podemos decidir entre hacer X o no hacerlo antes de estar haciendo o no haciendo lo que hemos decidido.
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Es lo mismo, como digo en el mensaje anterior: al decidir hacer X, o puedo no decidir eso, o decidir otra cosa, o no.
En el segundo caso, no decido libremente. En efecto, estamos diciendo en esa hipótesis que la persona no puede no decidir hacer X.
En el primer caso, está la dificultad de que no puedo a la vez decidir hacer X y no decidir hacer X.
Por tanto, ni remedio: distinguir: puedo no decidir hacer X o decidir hacer otra cosa, en sentido dividido, no puedo, en sentido compuesto.
Es decir, no puedo a la vez decidir algo y no decidirlo (sentido compuesto), pero si soy libre, puedo decidir algo pudiendo no decidirlo (sentido dividido).
Saludos cordiales.
En Dios se dan todas las virtudes en grado sumo: Bien, Bondad, Justica, Belleza, Sabiduría. Pero estas virtudes ¿son creadas o increadas? Deben ser increadas como parte de su substancia, Dios posee eternamente y tal vez no yerre si digo en exclusiva, estos atributos.
La libertad en cambio no es una virtud.
"La respuesta tomista es que toda la contingencia y potencialidad del acto divino creador está en su término creado, no en el acto creador mismo en tanto idéntico al Acto Puro y Ser Necesario."
Entonces ¿se debe interpretar esta respuesta como que todos los "por qué" en cuanto al acto creador son lícitos en las creaturas en cuanto su afán de conocer a su Creador, sin que ello implique que haya habido elección alguna por parte de Él?
Dios no dejaría de ser libre por responder a la necesidad, que vendría sugerida por las virtudes que posee eternamente.
Gracias Néstor.
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Es claro que hay que distinguir dos sentidos de "libertad", uno, cuando se habla de libertad de elección, y otro, cuando se habla de libertad en sentido pleno, que es la libertad para el bien.
Porque la misma libertad para el bien es una libertad para elegir. Sin elección, no hay libertad, y con elección, hay la suficiente libertad para que el acto del pecado sea culpable.
La falta de libertad en la acción, justamente, es uno de los motivos que excusa de pecado.
Negar toda clase de libertad en el acto del pecado es negar el pecado mismo y establecer la inocencia universal.
No somos culpables de aquello respecto de lo cual no tenemos libertad de elección.
Respecto de las virtudes en Dios, es iluminador este texto de Santo Tomás en Ia, q. 21, a.1:
"Algunas virtudes morales tienen su punto de referencia en las pasiones: La templanza, en la concupiscencia; la fortaleza, en el temor y la audacia; la mansedumbre, en la ira. Tales virtudes no pueden ser atribuidas a Dios más que metafóricamente; porque como ya se dijo (q.20 a.1 ad 1), en Dios no hay pasiones, ni apetito sensitivo, que es el sujeto de tales virtudes, como dice el Filósofo en III Ethic. Algunas virtudes morales, por otra parte, tienen su punto de referencia en las operaciones: como la justicia, la liberalidad y la magnificencia, en el dar y recibir. Estas no están en la parte sensitiva, sino en la voluntad. Por eso, nada impide que se atribuyan a Dios, pero no con respecto a acciones específicamente humanas, sino las propias de Dios. Pues resulta ridículo alabar en Dios la virtuosidad política, como dice el Filósofo en X Ethic."
La libertad no es una virtud, sino una capacidad de la voluntad sin la cual no existen virtudes ni vicios.
No entiendo la pregunta con la que termina el mensaje. Lo que sí es cierto es que Dios no está sujeto a ninguna necesidad, fuera de la necesidad de existir y de ser Dios.
Saludos cordiales.
Lo de que no se puede hacer una cosa y la contraria a la vez es una obviedad, pero si quiere alguien señalarlo y hablar del sentido compuesto, pues tampoco pasa nada, pero no hace falta.
Y no me parece que ser libre consista en que se pueda hacer una cosa distinta de la que se está haciendo en el mismo instante en sentido dividido (eso también es posible para una máquina) sino en que se puede decidir, antes de hacer una cosa, que se va a hacer esa cosa y no la otra. En un mismo instante la decisión va antes de la ejecución. Y eso instante tras instante.
La temporalidad es imprescindible para el ejercicio del libre albedrío que consiste en la capacidad de que nuestra conducta esté dirigida por la reflexión y la elección. Eso no lo puede hacer ninguna máquina.
Ni tampoco lo puede hacer quien esté predeterminado, ya sea una marioneta del mecanicismo físico, o del genético o del ambiental, o marioneta del destino o del "dios" de Calvino y demás deterministas teológicos.
Buenas noches.
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"se puede decidir, antes de hacer una cosa, que se va a hacer esa cosa y no la otra."
¿Cómo hacerlo, si en ese mismo instante no se tiene la capacidad de decidir hacer la otra cosa?
Ésa es justamente la definición del determinismo: no poder hacer otra cosa distinta de la que se hace.
La elección es un acto de la voluntad, en el cual consiste, justamente, el libre albedrío.
Ahí es donde usamos la palabra "decidir", y por lo general, "hacer" la aplicamos a los actos de las otras potencias, movidas por la voluntad, luego de que la voluntad ha elegido o decidido.
Y no se puede decir que la voluntad elige o decide si no tiene la capacidad de elegir otra cosa distinta de lo que elige.
No vale tampoco decir que esa capacidad la tiene antes de elegir, pero no en el momento de elegir.
Si en el momento de elegir no puedo elegir otra cosa sino eso que estoy eligiendo ¿qué clase de "elección" es ésa?
Sería como decir que el hombre es libre antes de elegir y deja de serlo cuando elige. Pero eso no es la libertad de elección, sino en todo caso de pre-elección.
La libertad no es solamente una capacidad del hombre, sino una propiedad de ciertos actos. ¿Y cómo van a ser libres esos actos, si la capacidad de querer otra cosa termina justo cuando el acto comienza?
No olvidar que el acto es el acto de la facultad. La que tiene la capacidad de querer esto o no quererlo, o querer aquello otro, es la facultad, o sea, la voluntad. Y esa capacidad es esencial a la voluntad, por tanto, no puede perderla precisamente por el hecho de actuar. El acto libre no cambia la naturaleza de la voluntad ni le quita, por tanto, la capacidad para el acto libre contrario o para simplemente no realizar ese acto libre que realiza.
Sin duda que con la elección actual es incompatible la elección actual contraria, pero eso no quiere decir que también sea incompatible con la elección actual la capacidad para la elección contraria. De nuevo, la distinción entre la potencia y el acto, sin la cual no se puede dar un paso en este tema.
Los megarenses estaban equivocados, la potencia es realmente distinta del acto y por eso puede darse sin su acto propio, e incluso con el acto de la potencia contraria. Juan puede ser santo, pero es un pecador. Mientras peca no puede no pecar...pero también puede no pecar, porque si no, no pecaría libremente. El pecado se da o no se da justamente en la elección o "decisión" de la voluntad. Es incompatible con el pecar en acto el no pecar en acto (sentido compuesto), pero no el poder no pecar (sentido dividido).
Una máquina no puede elegir, porque está gobernada por leyes: dado tal antecedente, se sigue necesariamente tal consecuente. Por eso apretamos un botón, y funciona. Pero eso quiere decir que la máquina no tiene capacidad de hacer otra cosa tampoco en sentido dividido. Cuando apretamos el botón, la máquina no elige nada, precisamente porque no tiene capacidad alguna, si funciona bien, de hacer otra cosa que lo que se sigue necesariamente del hecho de apretar el botón. En el caso de la máquina, no hay una capacidad para No A o para B junto con el acto de A, porque las leyes de la física no dejan lugar para ella.
¿Qué sentido tiene escandalizarse de que según los tomistas el que tiene gracia suficiente en un sentido puede y en otro sentido no puede hacer el bien, para luego sostener que cuando se elige algo no se puede elegir otra cosa distinta de la que se elige? Eso sí que es una tesis determinista.
Saludos cordiales.
Nada tiene q ver con esto la absurda contradicción bañeciana de una supuesta gracia "suficiente" con la q uds aseguran q jamás se obrará bien y q x tanto sería de nula utilidad para obrar el bien . No le veo la gracia a esa gracia. Ni he leído en Trento nada q sugiera q existan dos tipos de gracia q se reparten dependiendo de q se haya elegido a alguien para q haga el bien (de hecho) o para q no lo haga.
El tema es q claro q la voluntad tiene dos opciones en el instante q se decide por una y elimina la otra, la decisión consiste en eso. Y va x delante de la ejecución. Al elegir una está eliminando la otra y ya solo queda la elegida. Y en los siguientes momentos seguirá eligiendo una opción (por ejemplo, seguir haciéndolo) y eliminando otra (dejar de hacerlo) o viceversa.
Nuestro libre albedrío consiste en la posibilidad permanente de elegir entre opciones, tomando una y eliminando la opuesta. Son decisiones sucesivas en cada momento presente en las q se acepta una y se elimina la otra.
Lo q permanece inalterable es nuestra capacidad real de decidir entre las opciones diferentes q se nos van presentando q nunca son exactamente la misma alternativa ni siquiera cuando lo parezca, pues el momento es distinto.
Nongún determinismo en esto.
Determinismo seria decidir de antemano qué grupo de personas no harán nunca el bien de hecho (obsequiadas con ese extraño "don" de algo llamado gracia "suficiente" con el q nunca se hará el bien de hecho, por definición) y a qué grupo de personas se les dará una gracia eficaz "resistible" q nunca se resistirá de hecho ( tb x definición)
Saludos cordiales
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Como muestro en el "post", la gracia suficiente es parte de la fe de la Iglesia, que ha condenado como heréticas las proposiciones que la niegan.
En cuanto a la comprensión teológica de la gracia suficiente, los molinistas dicen que aquellos a los que con su "ciencia media", y antes de la creación del mundo, Dios ha previsto rechazando la gracia suficiente, de hecho no van a hacer el bien, por más que tienen la gracia suficiente, y que es verdaderamente suficiente también en ellos. Y nadie por eso los llama "bañecianos".
En cuanto a que la gracia suficiente tal como la entienden los tomistas sería de nula utilidad para obrar el bien, hay que distinguir, porque si por "útil para obrar el bien" se entiende lo que nos capacita realmente para obrar el bien, la gracia suficiente es útil, y si se entiende por ello lo que nos hace obrar el bien de hecho, la gracia suficiente no tiene esa finalidad y por tanto tampoco es inútil si no lo proporciona.
Eso quiere decir que la gracia suficiente es útil para aquello para lo que se da, a saber, para que el hombre no esté sometido a un mandato divino imposible de cumplir, y no tiene sentido pedirle que sea útil para alguna otra cosa.
De hecho, la misma finalidad tiene la gracia suficiente en el molinismo: hacer posible la obra buena, y sólo para eso es útil, también en esta corriente teológica.
Además, tampoco enseña la Iglesia que la gracia suficiente se dé solamente a los que no van a hacer el bien. Se da a todos, lo que no tienen los que de hecho no hacen el bien es la gracia eficaz.
En el momento en que la voluntad se decide por una alternativa, elimina la otra en sentido compuesto, no en sentido dividido. En efecto, es lógico que la elección actual de A es incompatible con la no elección actual de A, pero es totalmente irrazonable pretender que también sea incompatible con la capacidad para no elegir actualmente A.
Sería como decir que el que tiene la capacidad de hablar tanto en francés como en inglés pierde la capacidad de hablar en francés cuando habla en ingles. Es lógico que no puede hablar en francés y en inglés al mismo tiempo, pero es totalmente irrazonable pretender que pierda la capacidad de hablar en francés cuando habla en inglés, y que esté continuamente dejando de ser francófono y volviendo a serlo según que habla en inglés o deja de hablar en inglés.
De nuevo, los megarenses estaban equivocados.
Por eso no hay más remedio que entender "capacidad para hablar en francés" en dos sentidos: en composición con el hecho de que se está hablando inglés, y ahí se niega, y en sí misma, en cuanto capacidad del sujeto parlante, y ahí se afirma.
Y es que el acto es incompatible con el acto contrario, pero no con la potencia para el acto contrario, porque se puede ser y no ser al mismo tiempo, en sentidos diferentes, por ejemplo, en acto y en potencia, no en el mismo sentido.
La libertad, por otra parte, es una propiedad esencial y permanente de la voluntad, que consiste justamente en la capacidad de elegir A o no elegirlo o elegir otra cosa. La voluntad no deja de ser libre por el hecho de elegir, porque entonces dejaría de ser voluntad. Pero eso implica que durante todo el tiempo en que está eligiendo A, la voluntad conserva la capacidad para no elegirlo o elegir otra cosa, porque conserva el libre albedrío.
Y como por otra parte es evidente que la voluntad no tiene la capacidad de elegir y no elegir A al mismo tiempo, es claro que hay que distinguir dos sentidos de "capacidad de no elegir A", como ya dije.
Por tanto, afirmar que con la elección de A la voluntad pierde simplemente hablando y sin distinciones la capacidad de no elegir A o de elegir B, que las tenía antes de la elección, es sostener una especie de "determinismo intermitente", en el que la voluntad humana dejaría de ser libre cada vez que actuase y volvería a serlo al dejar de actuar.
Lo cual destruye el concepto mismo de "libertad", que es una propiedad de ciertos actos de la voluntad, y no solamente de ciertas capacidades de la voluntad: aquí la libertad desaparecería justamente al aparecer los actos.
Y si se dice que los actos son libres porque proceden de una voluntad libre, hay que preguntar si en el preciso instante en que el acto de la voluntad comienza a existir, la voluntad es libre o no es libre. En el primer caso, hay que distinguir, como ya dijimos, entre sentido compuesto y sentido dividido. En el segundo caso, ¿cómo es libre el acto de la voluntad si la voluntad misma no es libre en el momento en que su acto comienza a existir?
En cuanto a su última caracterización del "determinismo", en primer lugar, no es cierto que la gracia suficiente impida hacer el bien de hecho, sino que con sola la gracia suficiente no se lo hará, porque es suficiente para el poder hacer, no para el hacer, y en segundo lugar, esa caracterización del "determinismo" se aplica perfectamente al molinismo y a todas las escuelas católicas, también a la de Marín Solá, pues todas ellas aceptan la infalibilidad, desde la Eternidad, de la predestinación y reprobación divinas.
En efecto, el "de antemano" se cumple también en el molinismo, porque los decretos divinos correspondientes son posteriores a lo que la "ciencia media" divina ve en el mundo de los "futuribles", pero anteriores a la existencia real del mundo.
Y en la tesis de Marín-Solá se habla de una "Vía de Eternidad" para el conocimiento divino de las acciones libres de las creaturas racionales actualmente existentes, al menos cuando están en juego las "mociones falibles", que consiste en que todas esas acciones son presentes ante la Eternidad divina, pero que por lo mismo logra eliminar solamente la anterioridad temporal de la elección y predestinación divina, que nadie por otra parte afirma, y mantiene inevitablemente la anterioridad lógica y ontológica de la inmutable Eternidad divina y del inmutable Conocimiento divino y de la inmutable Libertad divina, respecto del tiempo.
Saludos cordiales.
Dios no está sujeto a ninguna necesidad, fuera de la necesidad de existir y de ser Dios.
Decimos de Dios el Todopoderoso. Pero Dios no "puede" no existir, y no "puede" caer en contradicción: no puede engañar (luego la vida, el universo, no pueden ser un sueño), no puede aprobar ningún mal ni cambiar de opinión porque en Dios no hay opinión, no hay duda y por lo tanto no hay "elección" tal y como la entendemos nosotros. Nosotros, al ser creados de la nada, no participamos en absoluto de la naturaleza del Uno y la distancia entre Él y nosotros no es ni mucha ni poca, es infinita.
Es imposible para el hombre llegar al conocimiento de Dios, más allá de lo que se ha revelado, y de que es eterno, infinito, Verdad, Bien y Amor, pero ni las almas de los bienaventurados, ni las almas más elevadas, podrán tener más que un atisbo de su infinita gloria. Hasta los ángeles, que gozaban de la Visión pecaron, entonces incluso ellos tienen una imagen parcial del Uno.
A mi me cuesta entender la libertad del acto creador, en la cual sin embargo creo. No consigo conciliarla con la posesión absoluta que Dios tiene de todas las virtudes en grado sumo.
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La elección no implica necesariamente la duda, solamente la capacidad de querer algo o no quererlo, o de querer otra cosa. Las perfecciones que en Dios se dan sin defecto ni límite alguno, en nosotros se dan con defectos y límites.
Es dogma de fe por el Concilio Vaticano I que el ser humano puede conocer con certeza algo acerca de Dios con la sola razón natural.
Como le dije, Dios no posee todas las virtudes, porque algunas de ellas suponen necesariamente algún defecto en el sujeto, como la templanza, que es para evitar el abuso de los placeres, y la fortaleza, que es para evitar la debilidad ante el dolor, dos cosas que evidentemente no pueden darse en Dios por lo que Él no necesita esas virtudes.
Tampoco pueden darse en Dios la fe y la esperanza, que son virtudes teologales, y que suponen, una, la falta de evidencia respecto de lo que se cree, y la otra, la carencia de algún bien que se espera y desea para el futuro, de nuevo, dos cosas que de ningún modo pueden darse en Dios.
Y en cuanto a las virtudes que sí se pueden afirmar en Dios, como la justicia, por ejemplo, no implican ninguna dificultad para la Libertad divina. La libertad no incluye esencialmente, en tanto que libertad, la capacidad de pecar, que en Dios no se da, obviamente .
Saludos cordiales.
"Respecto a la capacidad de hablar inglés y francés o elegir hablarlos me parece que se están mezclando conceptos.
Cuando elijo concretamente entre hablar ahora inglés en vez de hablar ahora francés, para nada estoy eligiendo entre eliminar el conocimiento del inglés o del francés que hay en mi cerebro. No tiene más motivos para hablar de la posibilidad de eliminar la capacidad de hablar francés que la capacidad de cantar ópera o jugar al mus.
Elegir hablar inglés en vez de elegir hablar francés es una elección irrepetible que se da en un momento dado. Elegir una anula la otra en ese momento. Lo que se anula es el hablar francés en ese instante no en cualquier otro momento.
Y es ya otra elección diferente la que se plantea a continuación si decido elegir dejar de hablar en inglés en vez de decidir seguir hablando en inglés. Y lo mismo si dentro de tres días me planteo aparentemente la misma elección decidiendo si me conviene más hablar inglés o francés en ese momento dado. Es otro momento, es otra elección."
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"Se anula el hablar francés en ese instante", pero no la capacidad de hablar francés que se tiene en ese mismo instante, en sentido dividido, no en sentido compuesto.
Es decir, la persona no deja de saber francés en ese instante, ni deja de tener la conformación de las cuerdas vocales, etc., necesaria para poder hablar en francés.
No tiene que hacer de nuevo el curso de francés luego que ha terminado de hablar en inglés, ni tiene que dedicarse otra vez a ejercicios de pronunciación francesa.
No tiene que hacerlo, porque todo eso, que ya había aprendido, ya lo tiene y no lo ha perdido por el hecho de hablar en inglés, y eso que tiene y que no ha perdido y que por tanto ha conservado incluso mientras estaba hablando en inglés, es justamente la capacidad de hablar en francés.
En sentido dividido, claro, porque en sentido compuesto es evidente que no puede al mismo tiempo hablar en inglés y en francés.
La verdad que no termino de ver dónde está la dificultad tan grande para entender estas cosas.
En definitiva, es libre la elección que se realiza pudiendo realizar otra elección y no es libre nada que se haga sin poder hacer otra cosa distinta de lo que se hace. Por tanto, si en el momento de elegir algo no se conserva la capacidad de no elegirlo, no se lo elige libremente.
Saludos cordiales.
Ambas proposiciones pueden ser verdaderas al mismo tiempo.
Es decir, no es posible que a la vez sean A y No A, pero sí es posible que al vez sean A y la capacidad o posibilidad de No A.
Saludos cordiales.
"Ni yo entiendo que a usted le resulte tan difícil comprender que si el libre albedrío consiste en elegir una opción concreta y eliminar la otra (ambas dentro de nuestras capacidades o habilidades, por supuesto), eso no puede afectar para nada a nuestras capacidades o habilidades porque no estamos eligiendo entre ellas, no estamos eligiendo entre nuestra capacidad de hablar inglés y nuestra capacidad de hablar francés o nuestra capacidad de jugar al dominó o de cantar hip-hop, estamos eligiendo entre hablar inglés o francés en un momento concreto.
La capacidad de elegir o no elegir algo permanece siempre, pero elegir consiste precisamente en tomar una opción concreta y eliminar la otra opción concreta - que, en su concreción, queda eliminada para siempre porque es única. Si en otro momento se vuelve a plantear elegir hablar inglés o hablar francés ya no será el mismo momento ni la misma decisión, será otra opción concreta que elegir y otra opción concreta que eliminar."
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Perfecto, entonces quedamos en que "la capacidad de elegir o no elegir algo permanece siempre".
Porque es claro que para la libertad de la elección que Fulano hace de A no alcanza con que pueda elegir No A en otro momento distinto, sino que hace falta que en algún sentido pueda elegir No A mismo cuando elige A, de lo contrario deberíamos concluir que al elegir A, Fulano no podía elegir otra cosa, y entonces, no eligió libremente.
Por ejemplo, si se declara inválido un matrimonio por falta de libertad en el consentimiento de uno de los contrayentes, que en ese momento tenía el cañón de un revólver apoyado sobre la sien, se entiende que esa persona no fue libre, no porque dentro de diez días no iba a tener la capacidad de hacer otra cosa, sino porque carecía de la capacidad de hacer otra cosa (y en la medida en que carecía de ella) precisamente en el momento en que supuestamente dio el consentimiento.
Luego, lo que hace la libertad del acto es la capacidad de elegir o hacer lo contrario de lo que se elige o hace, en el momento en que se lo elige o hace.
Al mismo tiempo, admitimos que "la otra opción concreta" queda "eliminada" en el momento en que se opta por una de las alternativas posibles, porque obviamente no se puede elegir o hacer A y No A al mismo tiempo.
Por tanto, en el momento en que se toma una opción concreta, la otra opción concreta contraria o alternativa en un sentido sigue siendo posible, en el otro, no .
El sentido en que esa otra opción alternativa sigue siendo posible, es tal que dicha opción ya no se va a realizar de hecho.
Y sin embargo, es claro que por el hecho de que esa otra opción concreta distinta de la efectivamente elegida, con fecha y lugar, nunca va a existir, no negamos la libertad del que ha elegido esta última alternativa.
No decimos: "Fulano no es libre porque lo otro distinto de lo que hizo de hecho nunca se va a realizar", ni tampoco "esa posibilidad que Uds. dicen que tiene Fulano de hacer otra cosa que la que hizo es ilusoria, porque de hecho, supuesto que Fulano elige A, no es posible (en sentido compuesto, claro) que elija No A."
Y eso es lo que sucede con la gracia suficiente: da la capacidad de hacer un acto bueno, el cual si falta la gracia eficaz no se hace de hecho, de modo que esa capacidad queda para siempre en pura capacidad, sin realizarse nunca, pero es por ella precisamente que decimos que la persona obra con libre albedrío, pues hace A pudiendo no hacer A o hacer B, pudiendo, digo, en sentido divido, no en sentido compuesto.
Decir que ese tipo de posibilidad de hacer o elegir otra cosa no basta para la libertad, es destruir el libre albedrío, porque por lo arriba dicho y concedido, en el acto libre no hay posibilidad de hacer otra cosa fuera de esa posibilidad en sentido dividido , ya que es claramente imposible hacer o elegir A y no hacer o no elegir A al mismo tiempo (sentido compuesto).
Saludos cordiales.
"No, como ya dije, una vez hecha la elección la otra opción concreta contraria o alternativa en ningún sentido sigue siendo posible. Lo era en el pasado al que pertenece, ya no existe. Lo que existe es la posibilidad de hacer otras elecciones nuevas con opciones concretas, pero el pasado pasado está. La nueva elección de hablar francés en el momento presente no es la antigua opción de hablar francés en las circunstancias del momento pasado."
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Es en el preciso instante en que la persona de nuestro ejemplo habla en inglés, que tiene, en un sentido, la capacidad de hablar en francés, y en otro sentido, obviamente, no.
La cuestión no es lo que sucede una vez que se ha hecho la elección, sino lo que sucede en el momento en que se elige.
No es el temas de las elecciones pasadas o de las elecciones futuras, sino de la posibilidad de elegir otra cosa en el momento mismo en que se elige algo.
Ahí es cuando, si no tenemos posibilidad de elegir otra cosa distinta de la que estamos eligiendo, no somos libres.
Porque ésa es la libertad de elección: elegir A pudiendo no elegir A o elegir B.
Y como al mismo tiempo hay que admitir que en otro sentido no se puede no elegir A mientras se lo está eligiendo, hay que distinguir dos sentidos de "posibilidad": el compuesto y el dividido.
Y de nuevo: la posibilidad de elegir otra cosa en sentido dividido es necesaria y suficiente para la libertad.
Posibilidad que permanece cuando la persona tiene la gracia suficiente para hacer A, pero no lo hace por no tener la gracia eficaz para lo mismo.
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"Pero si usted asegura que la gracia suficiente da la capacidad de hacer el bien, eso significa que con ese tipo de gracia usted puede hacer el bien de hecho, si así lo elige, de modo que alguna vez lo hará, no puede asegurar que no hará nunca ningún hombre lo que de hecho puede hacer."
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Sin duda, con la gracia suficiente se puede hacer el bien de hecho. No se lo hace de hecho, que es otra cosa, sin la gracia eficaz. Siempre la distinción entre potencia y acto.
"De modo que alguna vez lo hará". Eso no se sigue de lo anterior. "Poder ser" no implica necesariamente "ser". Hay un montón de posibilidades que nunca se van a realizar en concreto. Los megarenses estaban equivocados. Pensemos solamente que Uruguay pudo haber salido campeón mundial de fútbol todas las veces en que participó en ese torneo, de lo contrario no habría tenido sentido jugarlo, y lamentablemente no ha sucedido.
No se trata, es claro, de que nunca alguien haga lo que de hecho puede hacer, sino de que nunca le va a bastar a nadie con poder hacerlo para hacerlo. La posibilidad no tiene la mágica capacidad de volverse realidad por sí sola. Felizmente, además, porque tantas catástrofes pueden sucedernos.
Al final, lo mismo estamos diciendo si decimos que con la gracia suficiente alcanza para salvarse, si no la rechazamos.
Es otra forma de confirmar que la posibilidad por sí sola no pasa al acto. Aquí hace falta, en efecto, algo más: que no la rechacemos. Y no es la gracia suficiente, sin duda, la que hace que no la rechacemos, porque entonces, nunca la rechazaríamos. Sería eficaz.
Por tanto, ahí nos quedamos: con una posibilidad real, que por sí sola puede perfectamente quedarse por los siglos eternos sin hacerse realidad efectiva, y que de hecho se va a quedar así, con toda seguridad, si no interviene algo más, sea la gracia eficaz tomista, sea el consentimiento molinista.
O sea que no hay más remedio que aclarar para qué es suficiente la gracia suficiente, cosa que no entienden Pascal y sus seguidores.
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"Pero sobre todo, si la causa de q alguien haga el bien de hecho es que se le ha dado otra gracia q sí es eficaz, en el caso de que no se haga el bien de hecho la causa sería que no se le ha dado la gracia eficaz."
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No causa, sino condición. La condición es aquello que es necesario para que algo suceda, de modo que sin ello, no sucede. No es una causa, porque no hace que la cosa sea. Por ejemplo, la luz es condición para escribir, pero no hace la escritura. Ni siquiera la condición "removens prohibens", que es la que quita un obstáculo que impide que algo suceda, es causa. Por ejemplo, si corro las cortinas de la ventana, entra la luz, pero el correr las cortinas no causa la iluminación, sino la luz.
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"En ese caso, no se puede hacer responsable de no hacer el bien de hecho a quien es imposible que lo haga de hecho, porque carece de lo que necesitaría para hacer el bien de hecho"
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El argumento cerraría si estuviese redactado así:
"En ese caso, no se puede hacer responsable de no hacer el bien de hecho a quien es imposible que lo haga de hecho, porque carece de lo que necesitaría para poder hacer el bien de hecho"
Siempre la potencia y el acto.
Pero el que tiene la gracia suficiente tiene lo que necesita para poder hacer el bien de hecho. La gracia eficaz no es necesaria para que pueda hacer el bien de hecho, sino para que de hecho lo haga.
De nuevo: acto y potencia, poder y ser, posibilidad y realidad.
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"Simplemente Dios quiere que la gracia suficiente se haga eficaz con nuestra libre colaboración. El Dios que te creó sin ti no te salvará sin ti, según San Agustín."
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Ésa es la tesis molinista, la gracia extrínsecamente eficaz, por el consentimiento de la creatura racional.
Ante todo, no tiene sentido eso de que la gracia se hace eficaz por nuestra colaboración. ¿Eficaz para qué? ¿Para nuestra colaboración? No, porque requeriría justamente de nuestra colaboración para ser eficaz.
De nuevo, el Rey del libro "El Principito", que le mandaba a la gente solamente lo que la gente quería hacer. Eso no es verdadera autoridad, como aquello no es verdadera eficacia.
Además, es obvio que eso es muy difícil de conciliar con los claros textos del II Concilio de Orange:
“D-176 [II. Sobre la gracia.] Can. 3. Si alguno dice que la gracia de Dios puede conferirse por invocación humana, y no que la misma gracia hace que sea invocado por nosotros , contradice al profeta Isaías o al Apóstol, que dice lo mismo: He sido encontrado por los que no me buscaban; manifiestamente aparecí a quienes por mí no preguntaban [Rom. 10, 20; cf. Is. 65, 1].”
Por tanto, igualmente, la misma gracia hace que nuestra voluntad consienta a la gracia o colabore libremente con ella . Nótese que no dice que "la misma gracia hace que pueda ser invocado por nosotros", que eso sería la gracia suficiente, sino "que sea invocado por nosotros": eso es la gracia eficaz.
“D-177 Can. 4. Si alguno porfía que Dios espera nuestra voluntad para limpiarnos del pecado, y no confiesa que aun el querer ser limpios se hace en nosotros por infusión y operación sobre nosotros del Espíritu Santo , resiste al mismo Espíritu Santo que por Salomón dice: Es preparada la voluntad por el Señor [Prov. 8, 35: LXX], y al Apóstol que saludablemente predica: Dios es el que obra en nosotros el querer y el acabar, según su beneplácito [Phil. 2, 13].”
Por tanto, aún el consentir a la gracia o colaborar libremente con ella se hace en nosotros por infusión y operación del Espíritu Santo . De nuevo, nótese que no dice "aún el poder querer ser limpios", que sería la gracia suficiente, sino "el querer ser limpios", que es la gracia eficaz.
“D-179 Can 6. Si alguno dice que se nos confiere divinamente misericordia cuando sin la gracia de Dios creemos, queremos, deseamos, nos esforzamos, trabajamos, oramos, vigilamos, estudiamos, pedimos, buscamos, llamamos, y no confiesa que por la infusión e inspiración del Espíritu Santo se da en nosotros que creamos y queramos o que podamos hacer, como se debe, todas estas cosas ; y condiciona la ayuda de la gracia a la humildad y obediencia humanas y no consiente en que es don de la gracia misma que seamos obedientes y humildes, resiste al Apóstol que dice: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? [1 Cor. 4, 7]; y: Por la gracia de Dios soy lo que soy [1 Cor. 15, 10].”
Por tanto, por infusión e inspiración del Espíritu Santo se da en nosotros que consintamos a la gracia o colaboremos libremente con ella , sin que la ayuda de la gracia esté condicionada al consentimiento o libre cooperación de nuestra voluntad, sino que ellos son don de la gracia misma . Nótese que no dice que por la infusión e inspiración del Espíritu Santo se dé en nosotros que podamos creer o querer, que eso sería la gracia suficiente, sino que creamos o queramos, o sea, la gracia eficaz.
“D-182 Can. 9. «Sobre la ayuda de Dios. Don divino es el que pensemos rectamente y que contengamos nuestros pies de la falsedad y la injusticia; porque cuantas veces bien obramos, Dios, para que obremos, obra en nosotros y con nosotros ».”
Por tanto, cuantas veces consentimos a la gracia o colaboramos libremente con ella, Dios, para que consintamos o colaboremos libremente, obra en nosotros y con nosotros . Nótese que no dice "para que podamos obrar", que sería la gracia suficiente, sino "para que obremos", que es la gracia eficaz.
"D-193 Can. 20. «Que el hombre no puede nada, bueno sin Dios. Muchos bienes hace Dios en el hombre, que no hace el hombre; ningún bien, empero, hace el hombre que no otorgue Dios que lo haga el hombre ».”
Sin duda que consentir a la gracia o colaborar libremente con ella es un bien. Por tanto, Dios otorga que consintamos a la gracia o colaboremos libremente con ella . Nótese que no dice "que no otorgue Dios que lo pueda hacer el hombre", que sería la gracia suficiente, sino "que lo haga el hombre", o sea, la gracia eficaz.
Saludos cordiales.
"Pero como Dios quiere la salvación de todos los hombres, a todos les da la gracia suficiente que necesitan para alcanzar la vida eterna.
Con la gracia suficiente el hombre podría obrar el bien, si quisiera.
La gracia suficiente se convierte en eficaz cuando el hombre colabora . Los adultos tienen que cooperar a esta gracia de Dios. Dijo San Agustín: "Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti"."
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Hay dos cuestiones: en qué sentido todo ello está exigido por la fe católica, y si necesariamente hay que interpretarlas en sentido molinista, que no es improbable que fuese la interpretación que les daba el mismo P. Löring, dado que fue jesuita.
¿En qué sentido "Dios da a todos los hombres la gracia suficiente que necesitan para alcanzar la vida eterna?
Si dijese "Dios da a todos los hombres la gracia que es suficiente para alcanzar de hecho la vida eterna", sería difícil entender cómo es que algunos se condenan, porque no dice "suficiente para que puedan alcanzar", sino "suficiente para alcanzar de hecho".
Una razón suficiente, en efecto, es aquella de la cual se sigue necesariamente algo.
Pero por eso dice ahí "la gracia suficiente que necesitan para alcanzar la vida eterna".
Con ello se indica que es suficiente para que puedan alcanzar la vida eterna. Porque en efecto, lo primero que se necesita para hacer algo, es poder hacerlo.
De hecho, no es parte de la fe de la Iglesia decir que Dios da a todos los hombres la gracia suficiente para que de hecho alcancen la vida eterna. No vamos a encontrar nada así en los textos del Magisterio relativos a la gracia suficiente, por ejemplo, los que he citado en el "post". Pues de ello se sigue que todos se salvan.
Y es que es así: el efecto que infaliblemente produce la gracia suficiente no es la salvación efectiva, porque entonces se salvarían todos; es, por tanto, la posibilidad de la salvación.
No se puede hablar con sentido de este tema si no se distingue la potencia y el acto. Los megarenses estaban equivocados.
Eso lo confirma la frase siguiente:
"Con la gracia suficiente el hombre podría obrar el bien, si quisiera."
Donde se ve que la gracia suficiente no es suficiente para que de hecho se salve el hombre. Solamente lo es, entonces, para que se pueda salvar.
¿Esa frase, más allá de cómo la entendiese el P. Löring, hay que entenderla necesariamente en sentido molinista? No. Un tomista la hace suya sin problemas, porque para él, el hombre querría de hecho obrar bien con la gracia suficiente, si fuese movido a ello por la gracia intrínsecamente eficaz.
Esta otra frase sí suena claramente a molinismo:
"La gracia suficiente se convierte en eficaz cuando el hombre colabora."
porque en el tomismo la gracia eficaz no es una transformación de la gracia suficiente, sino una nueva gracia.
Aunque si se admitiese que esa transformación es obra de Dios y no del hombre, todavía se podría entender en sentido tomista, pues efectivamente la gracia eficaz y la libre colaboración del hombre son simultáneas, no porque la colaboración haga eficaz a la gracia, sino porque la gracia produce eficazmente la colaboración, y se cumple así con la definición mínima de la gracia eficaz: aquella que va siempre acompañada de la buena obra correspondiente, que es aceptada tanto por tomistas como por molinistas.
Ibáñez y Mendoza, en "La fe divina y católica de la Iglesia", enseñan que es "doctrina católica" la tesis que dice que "La gracia actual, de manera inmediata e intrínseca, ilumina el entendimiento y mueve la voluntad en orden a realizar actos sobrenaturales", y a su negación la califican de "error en doctrina católica". (p. 115).
Se apoyan para ello en el II Concilio de Orange, el Concilio de Trento y el Concilio Vaticano I.
Respecto de los cánones del II Concilio de Orange ya hablamos en la respuesta anterior. Tener presentes dos cosas: por un lado, que esos cánones hablan de una gracia divina que produce la libre respuesta del hombre, y que obviamente la colaboración del hombre con la gracia es parte de esa libre respuesta del hombre o se identifica con ella, por otro lado, que la fe católica abraza el Magisterio de todos los Concilios que en la Iglesia tienen autoridad universal y no solamente algunos.
Por lo que tiene que ver con el Concilio de Trento, se refieren al cap. V del Decreto sobre la Justificación, donde se lee que el comienzo de la justificación se debe a un llamado divino "para que quienes se apartaron de Dios por sus pecados, por su gracia excitante y adyuvante se dispongan a convertirse a su propia justificación, asintiendo y cooperando libremente a la gracia."
Lo que quiere decir, o que se disponen asintiendo y cooperando libremente a la gracia, o que se disponen a la conversión, la cual implica un asentimiento y libre cooperación con la gracia.
En todo caso, esa disposición, que obviamente incluye actos libres de la creatura racional, ocurre "por su gracia excitante y adyuvante", la cual, por tanto, no les da solamente el poder disponerse, asentir y cooperar, sino el disponerse, asentir y cooperar efectivos.
Respecto de la "doctrina católica", en tanto distinta del dogma de fe, los mismos autores dicen que es "toda verdad enseñada por el Magisterio auténtico de la Iglesia, al cual se debe de manera particular una religiosa sumisión de la voluntad y el entendimiento (...) la proposición contraria se llama "error en doctrina católica".(p. 16)
Saludos cordiales.
(Es increíble cómo después del inmenso arsenal de pruebas y explicaciones que ha dado siga habiendo ojos que no vean: parece sólo explicable porque no quieren ver).
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Parece que ésa es la conclusión se que sigue de la calificación que ponen estos autores, efectivamente. Obviamente, se trata de una calificación teológica privada, no es parte del Magisterio de la Iglesia.
Saludos cordiales.
"Dice usted que da a todos la gracia "suficiente" para salvarse que es una gracia con la que nunca se hará el bien de hecho, de modo que no se salvarán si no se da la condición de que además haya decidido concederles otra gracia que sea eficaz para obrar bien de hecho
Si según ustedes la condición necesaria es que Dios haya decidido darles una gracia eficaz para hacer el bien de hecho ¿cómo va a ser responsable un ser humano de no hacer de hecho, lo que no nunca se hará de hecho si no se cumple esa condición, cuando la condición no depende en ninguna medida de él mismo, sino de que Dios decida a priori antes de crearnos que va a dar a unos gracias eficaces y a otros no, de modo que unos se salvarán y otros se condenarán?"
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No se es responsable de no hacer aquello que no se puede hacer, pero eso no quiere decir que no se sea responsable de no hacer aquello que no se hace.
Otra vez la potencia y el acto. Los megarenses están equivocados.
Para que yo sea responsable de no hacer algo, lo necesario y suficiente es que pueda hacerlo. Para eso, la gracia suficiente. Pero la gracia eficaz no es necesaria para poder hacerlo, sino para hacerlo. Y no tiene sentido decir que para ser responsable de no hacer algo, yo debo hacerlo.
La gracia eficaz no es necesaria para poder hacer, sino para hacer. Sin entender esto no se entiende nada de este tema.
Saludos cordiales.
"Las gracias actuales iluminan nuestro entendimiento y mueven nuestra voluntad para obrar el bien y evitar el mal. Sin esta gracia no podemos comenzar, ni continuar, ni concluir nada en orden a la vida eterna."
Pues, si esas gracias mueven realmente a la voluntad, no puede ser que sea la voluntad la que las haga eficaces, como parecía decir la otra frase que sí cité del P. Löring.
Entraríamos otra vez en un círculo del tipo del huevo y la gallina o de la serpiente que se quiere morder la cola.
Porque si la voluntad hace eficaz a la gracia, será moviéndose de algún modo, obviamente, y si para eso necesita ser movida por la gracia, obviamente que se tratará de una moción eficaz, o sea, que realmente mueve, y tendremos nuevamente a la gracia y la voluntad mirándose una a otra y esperando cada una que la otra haga algo: la gracia, a que la voluntad la haga eficaz, y la voluntad, a que la gracia la mueva eficazmente.
Por tanto, si esa frase del P. Loring que cito en esta respuesta se entiende en el sentido de una eficacia intrínseca de la gracia, estamos en el tomismo, y entonces, la otra frase, que decía que "la gracia suficiente se convierte en eficaz cuando el hombre colabora", habrá que entenderla, en todo caso, en el sentido de que esa transformación de la gracia es obra de Dios, y que ese "cuando el hombre colabora" no se dice en sentido causal, del hombre haciendo eficaz a la gracia, sino sólo en sentido de concomitancia, que la colaboración del hombre es concomitante con la acción de la gracia eficaz, precisamente porque es suscitada por ella.
De lo contrario, si se entiende que la gracia suficiente se hace eficaz cuando el hombre colabora, porque el hombre la hace eficaz con su colaboración, estamos obviamente en el molinismo, y entonces no encajan bien las afirmaciones del II Concilio de Orange, que dejan bien claro que toda colaboración del hombre, y no solamente la capacidad de colaborar (otra vez la potencia y el acto) es obra de la gracia de Dios.
Que haya sistemas que incluyen tanto gracias intrínsecamente eficaces como gracias extrínsecamente eficaces no quita que efectivamente son las dos únicas formas posibles de concebir la eficacia de la gracia, porque evidentemente, la gracia eficaz, lo es por sí misma, o no.
Las gracias de las que habla el II Concilio de Orange, desde el mismo "initium fidei", son evidentemente intrínsecamente eficaces. En ningún lado ese Concilio dice que la voluntad humana haga eficaz a la gracia de Dios, y en todas partes dice que la misma colaboración humana es fruto de la gracia.
De hecho, los sistemas eclécticos que combinan ambos tipos de eficacia ponen al comienzo de todo las extrínsecamente eficaces, porque en el fondo tienen la misma preocupación que los molinistas de poner en las creaturas la razón de ser de la elección y la predestinación divinas. A los que hiciesen eficaces a esas gracias con su libre albedrío, Dios les daría las gracias intrínsecamente eficaces.
Pero el II Concilio de Orange estaba hablando justamente de eso, del "initium fidei" contra los semipelagianos, y sin embargo, es el Concilio que con más fuerza expresa la eficacia intrínseca de la gracia.
Recordemos:
“D-176 [II. Sobre la gracia.] Can. 3. Si alguno dice que la gracia de Dios puede conferirse por invocación humana, y no que la misma gracia hace que sea invocado por nosotros , contradice al profeta Isaías o al Apóstol, que dice lo mismo: He sido encontrado por los que no me buscaban; manifiestamente aparecí a quienes por mí no preguntaban [Rom. 10, 20; cf. Is. 65, 1].”
“D-177 Can. 4. Si alguno porfía que Dios espera nuestra voluntad para limpiarnos del pecado, y no confiesa que aun el querer ser limpios se hace en nosotros por infusión y operación sobre nosotros del Espíritu Santo , resiste al mismo Espíritu Santo que por Salomón dice: Es preparada la voluntad por el Señor [Prov. 8, 35: LXX], y al Apóstol que saludablemente predica: Dios es el que obra en nosotros el querer y el acabar , según su beneplácito [Phil. 2, 13].”
“D-179 Can 6. Si alguno dice que se nos confiere divinamente misericordia cuando sin la gracia de Dios creemos, queremos, deseamos, nos esforzamos, trabajamos, oramos, vigilamos, estudiamos, pedimos, buscamos, llamamos, y no confiesa que por la infusión e inspiración del Espíritu Santo se da en nosotros que creamos y queramos o que podamos hacer, como se debe, todas estas cosas ; y condiciona la ayuda de la gracia a la humildad y obediencia humanas y no consiente en que es don de la gracia misma que seamos obedientes y humildes, resiste al Apóstol que dice: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? [1 Cor. 4, 7]; y: Por la gracia de Dios soy lo que soy [1 Cor. 15, 10].”
“D-182 Can. 9. «Sobre la ayuda de Dios. Don divino es el que pensemos rectamente y que contengamos nuestros pies de la falsedad y la injusticia; porque cuantas veces bien obramos, Dios, para que obremos , obra en nosotros y con nosotros ».”
"D-193 Can. 20. «Que el hombre no puede nada, bueno sin Dios. Muchos bienes hace Dios en el hombre, que no hace el hombre; ningún bien , empero, hace el hombre que no otorgue Dios que lo haga el hombre ».”
El II Concilio de Orange no es meramente un Concilio regional, recordar la nota que trae E. Denzinger en su "Enchiridion":
"– Este Concilio aprobado por Bonifacio II alcanzó tanta autoridad en la Iglesia que con razón se tiene por regla infalible de la fe."
Saludos cordiales.
“Insisto en que las decisiones sobre opciones concretas no son elecciones sobre capacidades y que cuando elegimos entre dos opciones concretas (que están dentro de nuestras capacidades, como es lógico) la decisión consiste precisamente en eso, eliminar una opción concreta y tomar la otra.
La persona sigue con todas sus capacidades para hablar francés o para nadar o escribir emails, ninguna se ve afectada por esa decisión.
Las capacidades no son mera potencia, son realidades en acto, conexiones neuronales, disposiciones físicas, habilidades, que no se ven afectadas por la decisión de la voluntad al elegir entre dos opciones concretas.
Lo que pasará de potencia a acto por la decisión de la voluntad será la opción concreta de hablar inglés aquí y ahora en vez de hablar francés. Pero no hay que confundir esa potencia de hablar inglés aquí y ahora con la capacidad de hablar inglés.”
Pues no, es la misma potencia de hablar inglés aquí y ahora la que tiene que permanecer de algún modo si es que yo elijo libremente aquí y ahora no hablar inglés sino francés, por ejemplo.
Propiamente hablando, no se elige entre opciones, porque las opciones son elecciones, y se elige entre determinados bienes, reales o aparentes. La elección libre supone que hay otras elecciones posibles además de la que de hecho se realiza. No se trata solamente de capacidades en general, sino de varias posibles elecciones aquí y ahora, de las cuales, obviamente, sólo una será, en todo caso, actual.
Al hacerse actual, esa elección elimina, en un sentido la posibilidad de que las otras sean actuales, porque no se puede actualmente realizar dos elecciones contrarias entre sí al mismo tiempo, en otro sentido, no lo hace, porque la actualidad de la elección A no es incompatible con la potencialidad de la elección B, y porque la definición de la elección incluye el querer algo pudiendo no quererlo o querer otra cosa, de modo que no es electivo, ni por tanto, tampoco, libre, el acto en el que se quiere algo no pudiendo no quererlo o querer otra cosa.
La explicación tomista de la libertad lo deja bien claro: la voluntad es libre frente a los bienes particulares porque no lo es frente al bien en general, que es su objeto al que quiere necesariamente, de modo que por eso mismo, todo bien particular queda por debajo del objeto de la voluntad y carece por tanto del poder de necesitarla.
Eso quiere decir que cuando la voluntad quiere un bien particular, conserva, en un sentido, la capacidad de no quererlo, porque sigue teniendo siempre por objeto al bien en general, y éste sigue siendo, mientras la voluntad sea voluntad, lo único que ella quiere necesariamente, es decir, sin poder no quererlo.
Por otra parte, las capacidades, como tales, son algo actual solamente en el sentido de que se las tiene actualmente, no en el sentido de no sean, de suyo, meras potencialidades.
Las cualidades actuales que tenga un pianista, por ejemplo, en su cerebro o sistema nervioso no se identifican con la ejecución musical actual, la cual sigue siendo una mera potencialidad mientras el pianista está durmiendo o jugando al golf, por más que esas cualidades cerebrales y nerviosas sean algo actual.
En el momento en que el pianista elige sentarse en el piano, su configuración cerebral (por la parte que le toca al cerebro en todo ello, obviamente) lo hace capaz de elegir en cambio irse a jugar al golf en ese mismo instante, y esa capacidad en un sentido permanece y en otro no, al elegir sentarse a tocar el piano, como ya expliqué.
De lo contrario, el pianista no elegiría realmente sentarse a tocar el piano, porque no es elección, como ya dije, cuando se quiere algo no pudiendo no quererlo o querer otra cosa.
Digo "por la parte que le toca al cerebro en todo ello", porque en realidad las capacidades adquiridas por el aprendizaje son hábitos, y éstos son cualidades de la inteligencia y la voluntad, de hecho, el arte, según Aristóteles, es una de las virtudes intelectuales (las virtudes son hábitos), y por tanto, de orden espiritual (la inteligencia y la voluntad son inmateriales).
Saludos cordiales.
Como mínimo creo que se podría categorizar de error teológico, y por ende, doctrina peligrosa.
Por cierto, si bien es verdad que algunos no pueden o no quieren conocer la verdad, con todo, estas discusiones públicas pueden cumplir aquello que manda san Pablo: «No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen» (Efesios 4, 29).
Sería inútil este debate en privado, siendo que una parte parece estar cerrada a la verdad; pero hacerlo público, puede edificar, pues a los oyentes (en este caso lectores) nos puede ayudar a esclarecer más y mejor la verdad, reafirmar puntos dudosos, salir del error, etcétera.
Así hacía Jesucristo, quién, sabiendo que algunos de sus detractores estaban cerrados a la verdad, con todo, discutía con ellos públicamente para hacer bien a los que lo oían.
En mi caso particular, ha sido precisamente de los debates que ha mantenido Néstor con algunos de sus lectores lo que me ha hecho ver la verdad de la doctrina de santo Tomás en diversos aspectos.
Por otra parte, a los que aspiramos a ser díscipulos del Aquinate nos viene bien ser objetados, pues no solo parecía que santo Tomás se lo pasaba en grande con las objeciones, sino que éstas ayudan a perfilar mejor la verdad y a mostrarla con mayor contundencia; además, a nosotros mismos, los que conocemos la verdad, nos puede ayudar a conocer aún más y mejor ciertos aspectos de la realidad.
Finalmente, también considero que esto puede ayudar a la santa Iglesia de Dios, porque al paso que vamos, pronto tendremos declaraciones del Magisterio haciendo dogma de fe muchas de las doctrinas tomistas, entre las más importantes, obviamente, la predestinación ante praevisa merita, entre otras, porque, precisamente, en las academias de occidente está comenzando a ganar relevancia esta discusión filósofica y teológica.
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No tengo dudas de que la tesis molinista es falsa, sin entrar en la cualificación teológica.
En cuanto a las discusiones públicas, en efecto, el sentido es analizar las objeciones que se plantean a la tesis tomista. Sin discusión no hay filosofía, la cual consiste esencialmente en tesis y argumentos a favor de esas tesis. Ésa ha sido una de las carencias fundamentales de la enseñanza católica post-conciliar, el no enseñar a discutir. Recordar solamente las farragosas e interminables exposiciones históricas de tantos manuales que al final dejaban las cuestiones principales en suspenso.
En cuanto a la posible próxima definición dogmática de estos temas, admiro el optimismo de Ecclesiam, y espero que tenga razón :) pero humanamente hablando, el ambiente actual no parece favorable para ello.
Saludos cordiales.
"Tampoco entiendo su forma de enfocar la actuación de la voluntad. La decisión es poner un obstáculo concreto en un momento concreto y en el momento en que se toma esa decisión concreta y se pone el obstáculo, la opción contraria desaparece, ya es pasado, ya no es."
Veamos: ¿Sostiene Ud. que en el momento en que alguien elige libremente hacer algo, no puede no elegirlo, o elegir otra cosa diferente?
Ésa es toda la cuestión.
Saludos cordiales.
"Sostengo que hasta el momento de la decisión tengo las dos opciones, pero en el momento en que elijo, elimino la opción contraria, en eso consiste la decisión precisamente, en eliminar la opción contraria."
O sea que en realidad, no responde. La pregunta es si en el momento de elegir A se puede no elegirlo, o elegir B. Hay solamente dos respuestas posibles: Sí, se puede. No, no se puede. Descartando, por supuesto, "no sé" o también "no se puede saber".
Saludos cordiales.
"He explicado claramente que no sostengo lo que usted sugiere en su pregunta, que lo que sostengo es otra cosa:"
La función de las preguntas no es sugerir, sino preguntar. No entiendo cuál es la dificultad para entender eso. Cuando alguien pregunta, lo lógico es responderle, o decirle al menos que no se quiere responder, etc.
Dice también:
"Y no, la pregunta de usted era literalmente: "¿Sostiene Ud. que en el momento en que alguien elige libremente hacer algo, no puede no elegirlo, o elegir otra cosa diferente?""
¿Y esto? Es claro que se trata de la misma pregunta. En todo caso, dejemos sí ésta en vigor, es lo mismo.
Y todavía dice:
"Y evidentemente no sostengo eso sino otra cosa que es la que yo he expuesto."
¿Qué es esto? ¿Hay algún tabú que impide responder directamente a esa sencilla pregunta?
Por el principio de tercero excluido, la única "otra cosa" frente a lo que se pregunta en la pregunta citada arriba es que "en el momento en que alguien elige libremente hacer algo, puede no elegirlo, o elegir otra cosa diferente".
Si esto es lo que Sofía sostiene, tal vez sería más sencillo decirlo claramente, y ya.
Saludos cordiales.
No hay otra posibilidad, y eso no depende de la voluntad de nadie, es por el principio de tercero excluido.
Por tanto, negar una de esas alternativas es afirmar la otra, porque es un tema de lógica, no de querer o no querer.
Por tanto, si alguien dice que es falso que en el momento de elegir algo no se puede no elegirlo o elegir otra cosa, está diciendo, quiera o no, que en el momento en que alguien elige algo, puede no elegirlo, o elegir otra cosa.
Saludos cordiales.
La única forma de entender la elección libre es diciendo que en el momento en que se elige algo, al mismo tiempo es posible y no es posible que no se lo elija o que se elija otra cosa, obviamente, en sentidos diferentes.
Es posible, porque eso es elegir, querer algo pudiendo no elegirlo o elegir otra cosa, ya que lo contrario, elegir algo no pudiendo no elegirlo o elegir otra cosa, es claramente la negación de la elección.
No es posible, porque obviamente no es posible que al mismo tiempo se quiera y no se quiera algo, o se lo quiera y se quiera otra cosa diferente e incompatible con ello.
Para el libre albedrío, entonces, es necesario y suficiente ese sentido de ser posible que no se quiera lo que se quiere, o se quiera otra cosa distinta de la que se quiere, y no es obstáculo que al mismo tiempo, en otro sentido, no sea posible que no se quiera eso que se quiere, o que se quiera otra cosa distinta.
Por tanto, no es argumento contra el libre albedrío el que bajo la gracia suficiente y sin la gracia eficaz, en un sentido sea posible que se quiera algo, a saber, porque se tiene la gracia suficiente que da la capacidad de querer, y en otro sentido no lo sea, a saber, porque no se tiene la gracia eficaz que da el querer efectivo.
En efecto, si un agente tiene una potencialidad de obrar cuya realización efectiva depende de una causa eficiente, no pierde esa potencialidad por el hecho de que esa causa no la actualice, y a la vez es claro que sin esa actualización que viene de la causa, esa potencialidad no se va a realizar.
Como una pared no deja de tener la capacidad de ser pintada de blanco por el hecho de que nadie la pinte efectivamente. Y esto no cambia si la pared sigue siendo azul por los siglos de los siglos.
Supongamos que además la pared tiene la capacidad de elegir si sigue de color azul o es pintada de blanco, y que esa capacidad también depende de una causa externa para actualizarse en un sentido o en otro.
Es el mismo caso, finalmente: del hecho de que esa causa externa no actualice la capacidad que tiene esta hipotética pared de elegir ser pintada de blanco, no se sigue que la pared no tenga esa capacidad, y al mismo tiempo es claro que sin esa actualización de la capacidad de elegir que viene de esa causa externa, la pared no va elegir, de hecho, ser pintada de blanco.
Saludos cordiales.
Así como la esencia de la creatura, en tanto meramente posible y no contradictoria, la hace capaz de recibir el acto de ser, dado por Dios al crearla, así también la esencia de la creatura una vez creada y actualizada por su acto de ser tiene la capacidad de obrar, mediante sus facultades, y eso quiere decir, que tiene la capacidad de ser movida por Dios a la realización de sus operaciones, en forma análoga a como tiene la capacidad de ser puesta por Dios en la existencia.
De modo que la acción concreta de la creatura tiene dos condiciones: una es la naturaleza de la creatura con sus facultades, de la que depende la capacidad de obrar de la creatura, es decir, la capacidad de ser movida por Dios a obrar, y otra es la misma moción divina, de la que depende la acción efectiva de la creatura.
Por eso mismo, respecto de las acciones sobrenaturales que la creatura ha de realizar en orden a alcanzar el fin último sobrenatural para el que de hecho Dios la ha creado, la creatura necesita, además de su naturaleza y sus facultades, de un don de la gracia que la capacite para realizar esas acciones, eso es la gracia suficiente, y una moción divina que la mueva a la realización de los actos sobrenaturales, y ésa es la gracia eficaz.
O sea que tanto en el plano del ser como en el plano del obrar natural como en el plano del obrar sobrenatural, la creatura es una potencia que necesita ser actualizada por Dios, Acto Puro. Potencia dice capacidad, pero también, capacidad que no se actualiza sin una intervención ulterior de una causa.
En el plano del ser, esa potencia es la misma esencia de la creatura en tanto que no contradictoria y por tanto posible; y la actualización divina es la Creación; en el plano del obrar natural, esa potencia son las facultades operativas de la creatura, y la actualización divina es la moción divina para los actos naturales, en el plano del obrar sobrenatural, esa potencia de la creatura es la gracia suficiente (más precisamente, las mismas facultades naturales operativas de la creatura, en tanto elevadas sobrenaturalmente por la gracia suficiente), y la actualización divina es la gracia eficaz, que es la moción divina para los actos sobrenaturales.
De ahí la necesidad de distinguir el sentido compuesto y el sentido dividido: porque por el lado en que la creatura está en potencia para esas cosas, las puede, sentido dividido, a la vez que no es posible, sentido compuesto, que esa potencia se actualice sin la intervención ulterior del Creador.
Eso es lo propio de la potencia, justamente: ser una capacidad para algo, sentido dividido, que por eso mismo es insuficiente por sí sola para producir ese algo, y necesita de la intervención de una causa, sentido compuesto, porque no se llega a ser sino lo que se puede llegar a ser, pero al mismo tiempo, el acto es más que la potencia y no se da lo que no se tiene, por lo cual la potencia no se actualiza sino por la intervención de una causa ya en acto; como el agua, que a diferencia de otras cosas está en potencia para la ebullición, pero no hierve sin la fuente calórica necesaria, o la pared, que a diferencia de otras cosas está en potencia para ser blanca, pero para eso necesita que alguien la pinte.
Por eso dice Santo Tomás
Ia. IIae., q. 109, a. 9, co.:
“…como ya dijimos, ninguna cosa creada puede producir acto alguno a no ser en virtud de la moción divina.”
Ia IIae., q. 109, a. 1, co.:
“Conocer la verdad es un ejercicio o acto de la luz intelectual, puesto que, según dice el Apóstol en Ef 5,3, todo lo que se manifiesta es luz. Pero cualquier ejercicio de una facultad implica movimiento, si tomamos esta palabra en su sentido amplio, de modo que también el entender y el querer puedan llamarse movimientos, como lo hace el Filósofo en el libro II De anima. Ahora bien, en las cosas corporales vemos que, para obtener un movimiento, no basta la forma que es principio del movimiento o acción, sino que se requiere además el impulso del primer motor (…) así todos los movimientos, tanto corporales como espirituales, se reducen al primer motor universal, que es Dios. De modo que, por perfecta que se suponga una naturaleza corporal o espiritual, no logrará producir su acto si no es movida por Dios (…)”
Ia. IIae., q. 109, a. 6, co.:
“…que el hombre se convierta a Dios no puede ocurrir sino bajo el impulso del mismo Dios que lo convierte . Teniendo en cuenta que prepararse para la gracia consiste precisamente en convertirse a Dios, lo mismo que el que está de espaldas al sol se prepara para ver su luz volviendo sus ojos hacia él. Es, pues, manifiesto que el hombre no puede disponerse para recibir la luz de la gracia sino mediante el auxilio de un don gratuito de Dios que le mueva interiormente.”
Ia. IIae., q. 109, a. 6, ad 1um:
“La conversión del hombre a Dios es, ciertamente, obra del libre albedrío. Por eso precisamente se le manda que se convierta. Pero el libre albedrío no puede volverse a Dios si Dios mismo no lo convierte a sí , de acuerdo con aquello de Jer 31,18: Conviérteme y quedaré convertido, porqué tu eres mi Dios y Señor; y en las Lamentaciones 5,21: Conviértenos, Señor, a ti, y nos convertiremos.”
Ia. IIae, q. 109, a. 6, ad 2um:
“ El hombre no puede hacer nada si no es movido por Dios , tal como se dice en Jn 15,5: Sin mí nada podéis hacer. Por eso, cuando se dice que el hombre hace lo que en él está, se entiende que hace lo que puede supuesta la moción de Dios .”
Y por eso, Santo Tomás debe aplicar necesariamente al libre albedrío del hombre la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido; necesidad de la consecuencia y necesidad del consecuente:
Ia. IIae, q. 10, a. 4, ad 3um:
“Si Dios mueve la voluntad hacia algo, es incompatible con esta suposición que la voluntad no se mueva hacia ello . Sin embargo, no es absolutamente imposible . Por eso no se sigue que Dios mueva la voluntad con necesidad.”
Saludos cordiales.
"No, lo que he dicho yo es que en el momento de la decisión existen varias opciones concretas, pero la decisión consiste precisamente en elegir una para pasar de potencia a acto y eliminar las demás."
Frase contradictoria. ¿Qué quiere decir "en el momento de la decisión"? Si la decisión consiste en eliminar las otras alternativas, entonces "en el momento de la decisión" ya hay solamente una opción posible.
Si las muchas alternativas existen solamente en el instante anterior a la decisión, entonces cuando se elige algo ya no se puede elegir otra cosa, y eso no es libre albedrío.
Si la decisión consiste en eliminar las otras alternativas, es imposible que en el mismo instante haya decisión y otras alternativas posibles. Y entonces, no es verdad que se decide algo pudiendo decidir otra cosa.
En todo caso se decidirá algo habiendo podido, antes, decidir otra cosa, pero eso es lo mismo que si nos cae encima un piano habiendo podido no caernos encima: no depende de nosotros.
En el instante X se elige A. ¿Se puede o no se puede en ese mismo instante no elegir A?
Saludos cordiales.
Si la decisión consiste en eliminar las otras alternativas, es obvio que existen esas distintas posibilidades, pues no podría eliminarlas si no existieran. El momento de la decisión es exactamente el mismo que el momento de la eliminación de esas opciones alternativas dejando solo lo elegido, en eso consiste la decisión.
Contradictorio es lo que dice usted: "Si la decisión consiste en eliminar las otras alternativas, entonces "en el momento de la decisión" ya hay solamente una opción posible."
Si en el momento de la decisión hubiera solo una opción posible no veo cómo se podría eso compaginar con mi definición de la decisión precisamente como la eliminación de las otras opciones posibles, es la decisión la que elimina opciones dejando que solo una pase de potencia a acto.
Saludos cordiales
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Es que, en un sentido, las cosas no existen en el momento en que son eliminadas, porque entonces la eliminación sería muy poco eficaz. Bueno fuera que tuviesen que esperar al instante posterior a su eliminación para dejar de existir.
También es cierto que no se puede eliminar lo que no existe.
Por eso el instante indivisible de la eliminación de algo hay que verlo como teniendo un término "a quo" (desde el cual) y un término "ad quem" (hacia el cual), el primero es la existencia de ese algo, el segundo, su inexistencia.
En el instante en que es eliminada, entonces, la cosa existe mirando al término "a quo" de ese instante, y no existe, mirando al término "ad quem" del mismo.
Pero el asunto es qué es lo que se elimina al elegir.
¿Qué es eliminar las otras opciones? Ninguna de ellas existe todavía como realidad actual, para ser eliminada. En un sentido, entonces, se la elimina como posibilidad, pero solamente en el sentido de que se impide su actualización, no que se elimine su posibilidad como tal.
No hace falta eliminar la posibilidad de A para impedir de hecho que A exista. El que cierra los ojos, en un sentido no puede ver, y en otro sí, porque no se ha vuelto ciego por el hecho de cerrar los ojos, y entonces, puede ver, aunque es claro que no va a poder ver mientras tenga los ojos cerrados.
Al no elegir una opción, se elimina la posibilidad de que sea actual junto con la otra opción efectivamente elegida, no la posibilidad de que sea actual sin más, porque para esto último no hay razón alguna, como sí la hay para que una opción no pueda coexistir con su contraria.
Se elimina entonces la posibilidad de que la opción B coexista con la opción A (sentido compuesto) pero de ahí no se sigue que se elimine simplemente la capacidad de elegir B (sentido dividido). Porque la capacidad de elegir B (sentido dividido) no es la capacidad de elegir B supuesto que se ha elegido A (sentido compuesto), sino simplemente la capacidad de elegir B.
Y por eso es que la libertad de elección es la capacidad de elegir A pudiendo no elegirla, y no solamente habiendo podido no elegirla.
Y por eso también elegir algo no pudiendo no elegirlo o elegir otra cosa es la negación del libre albedrío.
Saludos cordiales.
Usted habla como si esas opciones concretas fueran capacidades, pero no son lo mismo. La capacidad es una realidad actual que tiene existencia en acto, diferente de la posibilidad concreta de hacer esto o aquello aquí y ahora o no hacerlo, es decir, diferente de la elección entre opciones potenciales concretas haciendo pasar una de potencia a acto y eliminando las demás.
Yo tengo capacidad para arrojar objetos al aire y evidentemente esa capacidad no la pierdo en ningún momento tanto si decido tirar una pelota al tejado como si prefiero no hacerlo. Pero la opción concreta de tirar la pelota al tejado en ese momento concreto queda eliminada en el momento en que decido no hacerlo, sino guardarla en un cajón, por ejemplo. Las capacidades son realidades actuales no potenciales, lo que está en potencia es la opción concreta que puedo elegir o no para pasar de potencia a acto.
Naturalmente si yo decido lanzarle un jarrón chino a la cabeza y paso inmediatamente a la acción, usted puede usar esos términos en latín para decir que en el instante en que se lo arrojo usted puede mirar al pasado y verlo entero o al futuro y verlo hecho pedazos. Pero una vez estrellado el jarrón, mire a donde mire, el jarrón estará definitivamente roto.
Y mañana podré decidir tirarle un jarrón o no, pero ya no será ese que pasó a la historia. Es otra opción concreta. La anterior dejó de existir definitivamente al hacer yo mi elección.
Y claro que la libertad consiste en poder elegir (tras reflexionar), en aceptar una opción concreta y eliminar otras, pero eliminadas quedan y lo que se puede elegir a continuación es otra elección entre opciones distintas en un nuevo momento que no es el anterior.
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"Repito que la opción que no se elige es una opción concreta y cuando se elimina eligiendo otra opción, ya no sigue existiendo en ningún sentido como opción potencial porque ha sido eliminada para siempre."
Ya no sigue existiendo en ningún sentido, en sentido compuesto con el hecho de que se ha elegido otra opción: Concedo. En sentido dividido, como capacidad simplemente de elegir otra cosa: Niego. Lo que se ha eliminado no es la capacidad de elegir A, simplemente hablando, sino la de hacerlo supuesto que se ha elegido No A.
"La capacidad es una realidad actual que tiene existencia en acto, diferente de la posibilidad concreta de hacer esto o aquello aquí y ahora o no hacerlo, es decir, diferente de la elección entre opciones potenciales concretas haciendo pasar una de potencia a acto y eliminando las demás."
La capacidad es una realidad actual en cuanto a su posesión por parte del sujeto: Concedo. En cuanto a aquello para lo que capacita al sujeto: Niego. Ud. misma habla de "opciones potenciales".
Esas opciones potenciales son eliminadas cuando alguna otra pasa de potencia a acto, en cuanto a la posibilidad en sentido compuesto: Concedo. En sentido dividido: Niego. Obviamente que lo se vuelve imposible para el sujeto en esas condiciones no es simplemente el elegir A, sino el elegirlo en tanto que se ha elegido No A.
Y es que la voluntad sigue teniendo siempre como único objeto necesario el bien en general, todos los otros bienes los quiere en forma contingente, si los quiere, y eso quiere decir, que los quiere pudiendo no quererlos y conservando su indiferencia fundamental respecto de los mismos. Eso no cambia por el hecho de elegir uno de esos bienes, porque esa elección no cambia la naturaleza de la voluntad ni el único objeto necesario de la misma, que es el bien en general. El bien particular de hecho querido sigue siendo contingentemente querido, y eso quiere decir, que la voluntad conserva la capacidad de no quererlo - en sentido dividido, no en sentido compuesto.
Saludos cordiales.
"no se está discutiendo la capacidad de determinados mecanismos musculares y conexiones neuronales, interpretaciones cerebrales etc. Esa capacidad no es algo potencial es una realidad actual que dejaría de serlo solo en el caso de que se produjera un accidente o enfermedad que modificara las circunstancias, pero que no depende en ninguna manera de ninguna elección y no es una opción concreta que se elige o se elimina, sino una realidad actual."
La capacidad es algo actual en cuanto a su fundamento neurológico, etc.: Concedo. En cuanto a su objeto, que es lo que la define como tal capacidad: Niego. El pianista que está jugando al golf puede tocar el piano, y esa capacidad suya está basada en ciertas propiedades actuales de su cerebro, etc., pero el objeto de esa capacidad, que es lo que la define como tal capacidad, no es algo actual en ese momento.
Es algo actual que en un determinado momento yo puedo hacer algo, pero ese algo que puedo hacer, en cuanto tal, no es algo actual, sino solamente posible, como es algo actual que en una hoja de papel se pueden escribir infinidad de discursos distintos, por las propiedades actuales del papel, precisamente, de los cuales ninguno es por ello actual ni tiene porqué serlo, y por eso mismo hablamos de la capacidad que para ello tiene el papel.
Sin ese objeto de suyo meramente potencial no se podría hablar de "capacidad", por más conexiones cerebrales actuales que hubiese.
Por eso, cuando dice:
"Las opciones potenciales son siempre potencialidades concretas y no las generan nuestras capacidades reales actuales, sino nuestro entendimiento y nuestra voluntad, según lo que juzga que es posible o no, aunque tal vez ni siquiera se corresponda con nuestras capacidades reales y se elija erróneamente pasar de potencia a acto una opción que al final está destinada a fracasar."
Las opciones potenciales, las potencialidades concretas y las capacidades reales actuales son la misma cosa, si se mira a estas últimas en el objeto que las define, que es aquello que ellas pueden realizar aunque no lo estén actualmente realizando.
Por eso en ese mismo pasaje suyo las "capacidades reales" aparecen finalmente como algo que elegimos hacer pasar de potencia a acto, cosa que no tendría sentido con algo que ya es actual.
Saludos cordiales.
En ningún momento aparecen en mi párrafo las "capacidades reales" como "algo que elegimos hacer pasar de potencia a acto", si lee usted el párrafo mío, puede observar que, por el contrario, lo que digo es que la opción que elijo para pasar de potencia a acto, lo mismo que las opciones que decido eliminar, son diferentes de nuestras capacidades reales actuales.
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La capacidad real actual de elegir una opción concreta determinada tiene por objeto a esa misma opción concreta considerada como posible. Por eso, por el lado de su objeto, no es algo actual, sino potencial, salvo que se elija efectivamente esa opción, en cuyo caso sin duda que se actualiza esa potencialidad, y lo que se elimina, por así decir, es la posibilidad de las otras opciones en sentido compuesto, no en sentido dividido.
Una pared blanca que es pintada de azul no adquiere la capacidad de ser azul solamente cuando se la pinta efectivamente de azul, sino que ya la tenía antes, siendo blanca, sólo que la tenía en sentido dividido, no en sentido compuesto, porque es claro que no podía ser blanca y azul al mismo tiempo.
Saludos cordiales.
En cuanto a las opciones concretas entre las que yo elijo, por ejemplo, pintarla de azul aquí y ahora o pintarla de amarillo aquí y ahora, en el momento en que elijo una sopesando los datos (por ejemplo, que quiero que sea un color relajante) elimino la otra opción de pintarla de amarillo aquí y ahora y esa opción concreta que es irrepetible queda eliminada para siempre. Si dentro de una semana decido que me he cansado del azul porque me amuerma y la pinto de amarillo, las opciones concretas ya no son las mismas, aunque lo parezca, porque estoy decidiendo en otro momento y en otras circunstancias, si mantener el color azul o cambiarlo por amarillo.
Saludos cordiales
PS
Y si yo decido pasar de potencia a acto la opción de cambiarla por amarillo, en vez de mantenerla azul, y después resulta que por las propiedades de la pintura la pared se vuelve verde, eso no cambia el hecho de que yo elegí la opción concreta de pintarla de amarillo, y ese acto de embadurnar la pared de pintura amarilla lo realicé, pasando de ser una opción en potencia a una realidad en acto (el embadurnamiento amarillo), independientemente de que el objeto haya quedado al final pintado de verde por mi desconocimiento de las propiedades de la mezcla de pinturas en esa pared.
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El caso en el fondo es el mismo, porque bastaría suponer que la pared tiene voluntad libre, y puede elegir el color que quiere tener, y eso solo nos llevaría necesariamente a distinguir entre el sentido dividido y el sentido compuesto.
En efecto, el poder elegir otra cosa le viene a la voluntad de la desproporción que hay entre su objeto, que es el bien en general, y los bienes particulares, y esa desproporción no se anula ni desaparece nunca. Siempre que la voluntad se inclina sobre un bien particular lo hace, por tanto, conservando su capacidad de no inclinarse sobre él, o sea, conservando su orientación al bien en general como su única orientación necesaria, y por tanto, inclinándose sobre ese bien particular en forma contingente, lo cual quiere decir, pudiendo no hacerlo y conservando su capacidad de no hacerlo. Esto depende de la naturaleza misma de la voluntad, que no cambia por el hecho de que la voluntad elija algo.
No estamos hablando aquí del instante anterior a la elección, sino del instante de la elección misma, porque es la elección la que es libre, no su instante anterior.
Desde otro punto de vista, es claro que las exigencias del principio de no contradicción hacen que no sea posible no elegir algo en tanto que se lo elige. Pero se trata de dos puntos de vista diferentes que son necesarios ambos para entender lo que es el libre albedrío: el primero es el del sentido dividido, el segundo, el del sentido compuesto.
Saludos cordiales.
Eso precisamente es lo que digo, que la voluntad siempre podrá elegir entre opciones, y decidir elegir una supone a la vez eliminar la otra. Eso es lo que sucede cuando se pone en marcha la decisión: optará por una opción concreta y eliminará la otra, en eso consiste decidir.
Y por supuesto según el principio de no contradicción no se puede decidir elegir y no elegir al mismo tiempo la opción A, por eso mismo al decidir elegir A decides eliminar B en un mismo acto. Una cosa va con la otra. Y viceversa.
En lo que no estoy de acuerdo es en que la opción concreta eliminada siga exstiendo en ningún sentido, tampoco en sentido dividido, una vez eliminada. La que se elimina, eliminada queda. Tan rota como el jarrón que decidí tirar y que ya jamás podré guardar en una vitrina.
La siguiente elección se hará entre otras opciones concretas, que nunca serán exactamente las mismas puesto que el momento y las circunstancias cambian.
Y para comprender lo que es el libre albedrío no hace falta la perogrullada obvia del principio de no contradicción, basta con la definición de la RAE que aporté anteriormente:
1. m. Potestad de obrar por reflexión y elección.
A la que se pueden agregar otras definiciones desde distintas ciencias:
"El libre albedrío es la potestad que el ser humano tiene de obrar según considere y elija."
" ... por libre albedrío se entiende la capacidad de optar entre distintas alternativas que se nos ofrecen o crear otras nuevas..."
Saludos cordiales
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Lo que se elimina al tomar una de las opciones no es la potencialidad para la otra opción, pues la voluntad sigue careciendo de una relación necesaria con el bien finito y particular que elige, por lo dicho, sino la actualización de esa potencialidad.
Pero para que una opción sea libre no hace falta que la otra se actualice, lo cual sería absurdo, pues se actualizarían a la vez dos opciones incompatibles entre sí; alcanza con tener la potencialidad de actualizar la otra opción, que en el sentido dicho, que es el dividido, permanece.
Saludos cordiales.
En el momento en que se decide actualizar una opción se está decidiendo a la vez eliminar la otra opción, son las dos caras de una misma moneda.
Cuando se actualiza mi elección de tirarle un jarrón aquí y ahora queda eliminada para siempre la potencialidad de guardarlo en la vitrina, en todos los sentidos. De acuerdo con mi decisión actúo sobre la realidad y hago imposible esa potencialidad concreta que ya pertenece al pasado, ya no es, ni será.
A continuación la voluntad se podrá plantear elegir entre otras opciones concretas, pero incluso las que sean parecidas no serán exactamente las mismas que se eliminaron.
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Pues no, no es así. La potencialidad es una cosa, la actualización de la potencialidad, otra. Impedir la segunda, por tanto, no es necesariamente impedir la primera.
Si alguien cierra los ojos, impide la actualización de su potencia visiva, pero no la pierde, no se vuelve ciego por ello.
Mientras una pared esté pintada de blanco, no va a poder estar pintada de azul, sin embargo, conserva la capacidad de ser pintada de azul.
Si la voluntad carece de una relación necesaria con el bien finito que elige, eso quiere decir que lo quiere pudiendo no quererlo, o sea, conservando la potencialidad para otra opción distinta.
Saludos cordiales
Al elegir una opción elimina la otra definitivamente porque es una opción concreta única e irrepetible. No elimina su actualización, su actualización no existía y no se puede eliminar lo que no existe, la elimina como opción potencial que existía pero que ya se hace imposible.
"Si la voluntad carece de una relación necesaria con el bien finito que elige quiere decir que lo quiere pudiendo no quererlo", pero cuando elige esa actualización, a la vez, en la misma decisión, elimina las otras opciones posibles. Son opciones potenciales concretas las que quedan eliminadas, no capacidades actuales.
Por ejemplo, estoy viendo la ruleta de la fortuna y van a enseñar en la pantalla la letra oculta, me planteo si es más divertido verla o no verla y decido cerrar los ojos para no verla, aquí y ahora y lo actualizo. La opción de verla queda definitivamente eliminada, pasó el momento, ya es una opción imposible, porque está en el pasado.
Por supuesto sigo teniendo la capacidad actual de ver, porque la voluntad no elegía entre tener esa capacidad o perderla. Eso también sería posible elegirlo si lo que se planteara como opción concreta fuera cegarse voluntariamente los ojos para siempre, con lo cual perdería la capacidad de ver y quedaría eliminada para siempre, pero no es esa la elección que se planteaba.
Saludos cordiales
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La otra opción potencial concreta queda eliminada, sin duda, en sentido compuesto, que es lo que Ud. expone. No en sentido dividido, porque la relación de la voluntad con la opción sí elegida sigue siendo contingente, no se vuelve necesaria, ya que no cambia el objeto de la voluntad, que sigue siendo el bien en general, único al que la voluntad tiende necesariamente.
La actualización de la otra potencialidad concreta se elimina en el sentido de que se hace imposible, en sentido compuesto, sin que deje de ser posible en sentido dividido como se dijo, porque la voluntad sigue sin guardar una relación necesaria con la opción sí elegida.
Saludos cordiales.
El hecho de que la voluntad no guarde una relación necesaria con la opción concreta elegida es pertinente cuando esa opción concreta se puede elegir o no, antes de la decisión y la actualización. Pero una vez se actualiza esa opción concreta aquí y ahora, en el presente, se eliminan las otras opciones potenciales concretas también para siempre, porque ya pertenecen al pasado. Ya no son una opción en potencia, el paso del tiempo lo hace imposible.
No es un problema de necesidad por parte de la voluntad sino de que la concreción de las opciones se da en el tiempo.y a su vez las opciones elegidas modifican la realidad, produciéndose nuevas opciones a partir de la nueva realidad.
Esa nuevas opciones concretas, incluso las que sean parecidas, nunca son las mismas, porque las circunstancias son ya otras, como el momento es otro.
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Al elegir algo contingentemente, se conserva la capacidad de no elegirlo o de elegir otra cosa. Pero al elegir libremente algo se lo elige contingentemente. Por tanto, al elegir algo libremente se conserva la capacidad de no elegirlo o de elegir otra cosa.
Mayor: Elegir algo contingentemente es elegirlo pudiendo no elegirlo o elegir otra cosa.
Menor: Elegir algo no necesariamente es elegirlo contingentemente. Pero elegir algo libremente es elegir algo no necesariamente. Ergo.
Objeción:
La capacidad de no elegir algo o de elegir otra cosa se conserva hasta justo antes de elegirlo, luego ya no se la tiene.
Respuesta: No se la tiene en sentido compuesto: Concedo. En sentido dividido: Niego
En efecto, no se la tiene en sentido compuesto, porque no se puede a la vez elegir y no elegir algo. Pero se la tiene en sentido dividido, porque de lo contrario la elección sería necesaria, y entonces, no sería libre.
En efecto, en el preciso instante en que la elección tiene lugar, o sucede contingentemente, y entonces, y en esa medida, permanece la capacidad de no elegir o de elegir otra cosa, o sucede necesariamente, y entonces, la elección no es libre.
Objeción: La elección es un proceso temporal, mientras se lleva a cabo, hay la posibilidad de no elegir o de elegir otra cosa, pero una vez efectuada, ya no la hay.
Repuesta: La elección no existe hasta que no está efectuada. Por tanto, cuando existe, o sea, una vez efectuada, o es necesaria, y entonces, no es libre, o es contingente, y entonces, se conserva la posibilidad de no elegir o de elegir otra cosa. Lo que implica un proceso temporal es la deliberación previa a la elección. La elección misma no admite grados, porque o se elige, o no, y por lo mismo, no puede ser un proceso, sino que se da en un instante del tiempo. De hecho, ésa es nuestra experiencia: deliberar nos lleva un tiempo, pero cuando se elige o decide, es un acto puntual.
Saludos cordiales.
"No digo que "La capacidad de no elegir algo o de elegir otra cosa se conserva hasta justo antes de elegirlo, luego ya no se la tiene." No es antes, sino en el mismísimo momento en que se elige ejecutar una opción concreta y se actualiza, cuando se elimina la otra opción concreta y deja de existir en todos los sentidos. Son las dos caras de la misma moneda."
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Eso es exactamente lo que dice la frase que Ud. cita. Es lo mismo "conservar la capacidad de no elegir algo o de elegir otra cosa hasta justo antes de elegirlo" y "eliminar la otra opción concreta en todos los sentidos en el mismísimo momento en que se elige ejecutar una opción concreta".
Saludos cordiales.
"Lo que yo dije exactamente en ese comentario era: "El hecho de que la voluntad no guarde una relación necesaria con la opción concreta elegida es pertinente cuando esa opción concreta se puede elegir o no, antes de la decisión y la actualización .
Y del mismo modo he repetido hasta la saciedad que es en ese mismo momento en que se actualiza la opción concreta en el que se destruyen para siempre las otras opciones concretas, no antes .. Son las dos caras de la misma moneda, van juntas."
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Y lo que yo le he respondido a eso es que si la decisión o la elección es libre, es en la decisión o en la elección misma, y no antes de ella, que se tiene que tener la capacidad de decidir o elegir otra cosa, o de no elegir lo que se elige, porque esa capacidad es justamente la libertad de elección, y que de lo contrario, la decisión o elección misma no sería libre.
Porque la elección o decisión no es lo mismo que lo que viene antes de la elección o decisión.
Y es la elección o decisión lo que es libre, ya que la libertad es una propiedad que se afirma justamente de las decisiones o elecciones, no del proceso deliberativo anterior, que además, es un acto de la inteligencia y no de la voluntad, ni se afirma la libertad solamente de las capacidades de la voluntad, sino precisamente de algunos actos voluntarios, concretamente, las decisiones o elecciones.
Ud. parece decir que la elección es libre porque procede de una capacidad que antes de la elección estaba abierta a no elegir eso o a elegir otra cosa, pero de tal modo que esa capacidad se pierde totalmente con la elección misma.
Pero entonces sería más propio decir que lo que es libre es todo lo que antecede a la elección, y que la elección misma no es libre.
Porque en efecto, la libertad implica la capacidad de no elegir lo que se elige o de elegir otra cosa, y en esta hipótesis, esa capacidad pertenece a lo que viene antes de la elección, no a la elección misma.
Saludos cordiales.
“En dónde he dicho yo eso de "pero de tal modo que esa capacidad se pierde totalmente con la elección misma."? La capacidad de elegir entre distintas opciones no se pierde porque se actualice una opción concreta al mismo tiempo que se elimina otra opción concreta (que en eso consiste la elección)”
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Me refiero precisamente a la capacidad de elegir la otra opción concreta distinta de la que de hecho se elige. Ésa es la que digo que de algún modo debe permanecer en la elección misma, si la elección ha de ser libre, porque entendemos que es libre la voluntad cuando elige algo pudiendo no elegirlo, de modo que si elegirlo es una opción posible concreta, no elegirlo es otra opción posible concreta contraria a la anterior, y entonces, si se elige algo pudiendo no elegirlo, y en eso consiste la libertad de la elección, es que al realizar una opción concreta se conserva la capacidad para realizar la otra opción concreta contraria a ésta.
Eso quiere decir, repito, que la libertad es una propiedad de la elección, y no de lo que viene antes de la elección (que además eso que viene antes de la elección, la deliberación, es del intelecto, no de la voluntad, que es la que es libre).
Saludos cordiales.
"Es que elegir consiste en actualizar una opción concreta y eliminar la otra opción concreta en un mismo instante. Son las dos caras de la misma moneda, inseparables. Naturalmente en vez de elegir actualizar la opción A y eliminar la B, podríamos actualizar la B y eliminar la A, pero en cualquier caso, la actualización de una opción supone la eliminación de la otra opción potencial concreta, para siempre, en todos los sentidos."
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En efecto, y como también es verdad que elegir libremente es elegir la opción concreta A conservando la capacidad de elegir la opción concreta No A o la opción concreta B, por lo dicho en el comentario anterior, a saber, que es la elección misma la que tiene que ser libre, y que eso implica elegir algo pudiendo no elegirlo o elegir otra cosa, por eso hay que distinguir dos sentidos de "capacidad de elegir la otra opción concreta distinta de la que de hecho se elige" : el sentido compuesto, considerando esa opción concreta posible en composición con el hecho de que se elige otra; en el cual esa capacidad desaparece con la elección, y el sentido dividido, considerando esa opción concreta posible y la capacidad de la voluntad para esa opción en sí mismas, en el cual esa capacidad permanece en la elección misma.
Del mismo modo en que no hay más remedio que acudir a la distinción entre sentido compuesto y sentido dividido para responder correctamente a algo tan sencillo y banal como si el que está sentado puede estar de pie.
Mientras no quede claro esto, es inútil contestar al resto de los comentarios, lo cual además tendría el efecto negativo de distraer la atención de este punto, que es capital.
Saludos cordiales.
“Si le entiendo bien parece ser que se trata de consideraciones teóricas que usted hace sobre esas opciones potenciales concretas que se plantean en la elección.
Si uno considera el aspecto de que si elige A no puede elegir B y viceversa, está atendiendo al sentido compuesto y si uno considera que en un momento dado puede elegir A o puede elegir B, una sola de las dos opciones, la que prefiera, está atendiendo al sentido dividido.”
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No exactamente. Si uno considera que si elige A no puede elegir B, está atendiendo al sentido compuesto si dice que en ese caso no se puede elegir B, y está atendiendo al sentido dividido si dice que en ese caso se puede elegir B, porque la elección es libre y eso quiere decir que se elige A pudiendo elegir B.
Saludos cordiales.
“Aunque acepte la matización suya sobre lo que es el sentido compuesto y el sentido dividido, eso no cambia el hecho de que una vez elegida la opción A, la opción B queda eliminada y no sigue existiendo en ningún sentido.”
Esto es contradictorio. Si se acepta esa distinción, no se puede luego seguir diciendo que la opción no elegida ha sido eliminada en todos los sentidos posibles, porque lo más que se podrá mostrar es que ha sido eliminada en sentido compuesto, lo cual nadie discute, pero de ahí no se sigue que haya sido eliminada también en sentido dividido, y no se tiene otra prueba de su eliminación que la que mira al sentido compuesto solamente, pues se basa en el hecho de que la opción A es la que ha tenido lugar.
Saludos cordiales.
Lo que se puede mostrar es que una vez que le he tirado el jarrón y se ha roto, ya no es posible guardarlo en la vitrina - opción potencial concreta en el pasado que quedó eliminada para siempre en todos los sentidos, como cualquiera puede comprender perfectamente y sostenerlo lógicamente, mientras usted no pueda demostrar lo contrario.
Los trozos del jarrón son prueba suficiente para cualquiera de que no se va a poder plantear la opción de guardar ese jarrón en la vitrina nunca más.
Saludos cordiales.
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Lo que es contradictorio es aceptar que "poder elegir" se puede decir en dos sentidos, y luego pretender que la demostrada imposibilidad de "poder elegir" en uno de esos sentidos es ya por ello imposibilidad de "poder elegir" en el otro sentido. Es contradictorio, porque se trata a esos dos sentidos diferentes de "poder elegir" como si fuesen uno solo.
El que elige A no puede al mismo tiempo elegir B, en sentido compuesto, sí puede hacerlo, al mismo tiempo, en sentido dividido, porque "elegir A" quiere decir justamente eso, elegir A pudiendo elegir B (o no elegir A), y ese "pudiendo" implica "al mismo tiempo". Y sin ese "pudiendo al mismo tiempo no elegir A o elegir B" no hay elección libre.
La libertad de elección no es solamente "elegir A en el momento T1 pudiendo no elegirlo o elegir B en el momento T2".
Eso querría decir que en el momento T1 la persona no tiene la posibilidad de no elegir A o de elegir B. Y eso no es elegir A libremente.
Si yo elijo tirar un jarrón, en el momento en que lo elijo tengo que tener la capacidad de no elegirlo o de elegir otra cosa. Lo que pasa luego de la elección no importa, porque la elección no es libre por algo que sucede luego de que ella ha tenido lugar, sino por algo que sucede cuando ella está teniendo lugar.
Por la misma razón, la elección no es libre tampoco por algo que sucede antes de que ella exista. La libertad es una propiedad de la elección, y por tanto, debe darse junto con la elección misma.
Saludos cordiales.
“Tomar una decisión es elegir una opción y descartar otra, por lo cual, antes se sopesan las distintas opciones existentes, reflexionando, y cuando se produce la actualización de una opción, se produce al mismo tiempo el descarte de la opción contraria. En el momento T1, decido actualizar A, en el momento T2, la actualizo y al mismo tiempo destruyo la posibilidad de la opción no A, que deja de existir en todos los sentidos, en el momento T3, las opciones que se plantean ya son otras.”
De nuevo una contradicción. Si tomar una decisión es elegir una opción y descartar otra, y en el momento T1 decido algo, entonces ahí ya estoy descartando lo contrario, y no recién en el momento T2 siguiente.
Lo otro es seguir ignorando la aclaración que ya hice: al decidir A, elimino No A en sentido compuesto, no en sentido dividido, porque “decidir” o “elegir”, que para el caso es lo mismo, implica querer algo, pudiendo no quererlo o querer otra cosa.
En el instante mismo en que se elige o decide algo, o se puede no elegir eso o elegir otra cosa, o no. En el primer caso, al tiempo que desaparece la capacidad de no elegir eso o elegir otra cosa en sentido compuesto, permanece en sentido dividido. En el segundo caso, la "elección" nunca coexiste con la posibilidad de no elegir o de elegir otra cosa, y entonces, no es en realidad elección, ni es por tanto libre.
Saludos cordiales.
“No hay ninguna contradicción.
Tras sopesar los pros y contras, en el momento T1 decido elegir una opción para actualizarla y descartar la otra, esta es una actividad mental que tiene que ser previa (aunque pueda tratarse de nanosegundos) a la actualización; pero es en el momento T2, cuando se pasa a la actualización real de una opción a la vez que se elimina irreversiblemente la otra.”
O sea, cuando elijo hacer A, puedo todavía elegir no hacerlo o hacer B. Pero luego, cuando ejecuto esa elección, ya no tengo posibilidad alguna de hacer otra cosa.
Ante todo hay que distinguir la elección, que es acto de la voluntad, y los actos de las otras facultades del hombre, imperados por la inteligencia y la voluntad luego de la elección.
La libertad se juega en la elección de la voluntad. Los actos de las otras facultades imperados por la inteligencia y la voluntad son libres porque dependen de una elección que es libre. Y esa elección es libre porque incluye en sí misma el poder de no elegir lo que se elige o de elegir otra cosa, lo que al final Ud. parece admitir porque no pone en T1, que es el momento de la elección, la eliminación en todos los sentidos de las otras alternativas.
Saludos cordiales.
Por el contrario, esa elección es libre porque se produce tras la reflexión de un ser racional.
Un animal irracional puede en una bifurcación escoger un camino o escoger el otro, pero “aunque escoja un camino pudiendo escoger el otro” eso no demuestra que tenga libre albedrío, porque su acción no es producto de la reflexión sino del instinto ciego o del azar, según los casos.
En tanto no se produce la actualización, la consideración de las dos opciones tanto en sentido compuesto como en sentido dividido no es más que mero ejercicio especulativo que solo existe en la mente: nuestro entendimiento conoce el principio de contradicción por el que no se puede hacer una cosa y la contraria y entiende que no puede elegir A y B, si B implica no A, sino que puede elegir A o B, y en ese caso, cuando actualice A, eliminará para siempre la opción B. Sopesa pros y contras y actúa libremente en consecuencia.
Saludos cordiales
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Es cierto que la elección supone la deliberación, que es un acto de la inteligencia, y por eso mismo, los animales irracionales no eligen propiamente hablando.
Pero en el acto libre los factores en juego son tres, no solamente dos: la inteligencia que delibera, la voluntad que elige, y las otras facultades que son imperadas por la inteligencia y la voluntad para ejecutar lo elegido.
Por ejemplo, delibero con mi inteligencia si en una bifurcación tomo el camino A o el camino B, elijo con mi voluntad el camino A, e impero con la inteligencia y la voluntad a mis piernas que den los pasos necesarios para avanzar por A.
Lo que Ud. llama "actualización" parece ser el tercer momento, pero la libertad de elección se da, evidentemente, en el segundo, y la mera consideración intelectual, que no es especulativa sino práctica, porque se refiere a la acción, se da en el primer momento.
La distinción entre sentido compuesto y sentido dividido no se aplica al primer momento de la deliberación intelectual, sino al segundo momento de la elección volitiva, que por su mismo concepto implica elegir algo pudiendo no elegirlo o elegir otra cosa, de lo cual se sigue que ese poder no elegir algo o elegir otra cosa en tanto se lo elije, sin el cual no hay libre albedrío, debe afirmarse en sentido dividido, y debe negarse en sentido compuesto.
Saludos cordiales.
La distinción teórica entre sentido compuesto y sentido dividido se hace en el momento de la deliberación intelectual, justo antes de decidir elegir A o B, en vista de que no se puede elegir A y B y es un factor obvio a tener en cuenta en el momento de la reflexión la constatación de esa realidad.
Lo de aplicarse el sentido dividido y el compuesto al momento de la elección de una opción y eliminación de la otra, no es diferente de su aplicarse a la elección de un animal entre una opción y otra, que también podrá hacerla en sentido dividido y no en sentido compuesto. Esas son las condiciones de la realidad, no las condiciones del libre albedrío.
Lo de tomar A o B y no poder tomar A y B, es exactamente la misma situación de un gusano ante dos ramitas, o toma por una o por la otra y puede tomar por cualquiera de las dos. Y aunque eso se llame poder en sentido dividido y en sentido compuesto , el gusano sigue sin tener libre albedrío.
La diferencia entre animal y ser humano está exclusivamente en el factor reflexión.
Así que no, no estoy de acuerdo con su respuesta de que la libertad de elección se pueda dar separando el segundo momento del primero, porque lo fundamental para la existencia del libre albedrío es lo primero, lo segundo ocurre de modo exactamente igual en el caso del gusano.
Despedida cordial.
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Es claro que no es la misma situación la de un animal que frente una bifurcación de caminos toma por uno de ellos, y la de un ser humano que hace "lo mismo".
Porque el ser humano lo hace eligiendo libremente, y el animal no.
Y esa elección libre del ser humano tampoco consiste solamente en que se agrega la "reflexión".
Porque la reflexión es algo de la inteligencia, mientras que el libre albedrío es algo de la voluntad.
El animal irracional no tiene control sobre el cúmulo de factores que finalmente hacen que tome por el camino A en vez del camino B: sensaciones, apetitos, estímulos y reacciones a estímulos.
El ser humano sí, tiene la capacidad de determinar personalmente a cuáles de esos factores seguir y a cuáles no. Por eso tiene libre albedrío, y es dueño de sus actos, y moralmente responsable, todas cosas que no se dan en el caso del animal irracional.
La reflexión por sí sola no tiene ese efecto, porque simplemente muestra la opción a la realizar, pero no la realiza.
Por eso el "hacer A pudiendo no hacerlo o hacer B" es una propiedad del libre albedrío, pero no alcanza a distinguirlo de la contingencia del obrar de los seres vivos irracionales, para eso hay que agregar que se determina por sí mismo si se va a hacer A o no hacerlo o hacer B.
Y por eso es que también en el caso del animal, y de todo evento contingente en general, sucede A permaneciendo la posibilidad de que no suceda, en sentido dividido, no en sentido compuesto.
Si llueve, sigue siendo posible que no llueva, porque la lluvia es un evento contingente, que puede darse o no darse, y no pierde su naturaleza por el hecho de ocurrir.
Sigue siendo posible, digo, en sentido dividido, no en sentido compuesto, porque es claro que no puede llover y no llover a la vez.
Por eso es que para Santo Tomás todo evento contingente es necesario en sentido compuesto, tanto porque no puede no ocurrir en tanto que ocurre, como porque no puede no ocurrir supuesto que Dios sabe que ocurre y que Dios quiere, con voluntad consecuente, que ocurra.
Así dice en Ia., q. 19, a. 3, c.:
“Algo puede ser necesario en dos sentidos: absolutamente y bajo suposición. Algo es necesario absolutamente por la relación entre los términos de la proposición, es decir, porque el predicado entra en la definición del sujeto , y así es necesario que el hombre sea animal; o porque el sujeto forma parte de la razón del predicado, como es necesario que el número sea par o impar. Así no es necesario que Sócrates esté sentado, por lo que no es necesario absolutamente. Pero se puede decir que es necesario bajo suposición, porque supuesto que Sócrates está sentado, es necesario que esté sentado, mientras está sentado."
Y en Ia., q. 14, a. 13, ad 3um:
"Las cosas que son conocidas por Dios son necesarias en tanto que son objeto de la Ciencia divina, como se ha dicho, no absolutamente hablando, es decir, según se consideran en sus propias causas. Por lo que esta proposición: “Todo lo que Dios sabe es necesario”, se suele distinguir, porque esa necesidad se puede atribuir a la cosa o a la proposición. Si se atribuye a la cosa, es en sentido dividido, y es falsa, y su sentido es: toda cosa que Dios conoce es necesaria. Pero se puede entender que lo necesario es la proposición, y entonces es sentido compuesto, y verdadera, y el significado es que esta proposición, “Lo que Dios sabe ocurre”, es necesaria."
Y en Ia., q. 22, a. 4, c:
"La providencia divina impone necesidad a algunas cosas, pero no a todas, como sostuvieron algunos. Pues a la providencia le corresponde ordenar las cosas al fin. Y después de la bondad divina, que es el bien separado de las cosas, el principal bien está en las mismas cosas, y es la perfección del universo, que no existiría si en las cosas no se dieran todos los grados de ser. Por eso, a la providencia divina le corresponde producir todos los grados de seres. De este modo, para algunos efectos dispuso causas necesarias, para que se dieran necesariamente; para otros efectos dispuso causas contingentes, para que se dieran contingentemente según la condición de las causas próximas."
Lo cual no contradice lo anterior, porque en la respuesta a la tercera objeción dice:
"La indisolubilidad e inmutabilidad a la que alude Boecio se refiere a la certeza de la providencia, que no falla en la producción de su efecto ni en el modo como tiene que producirse; no se refiere a la necesidad de los efectos. Y hay que tener presente que la necesidad y la contingencia siguen al ser en cuanto tal. Por eso, el modo de contingencia y de necesidad cae bajo la providencia divina, que es el provisor universal de todo ser. Pero no cae bajo la provisión de los particulares."
Así que los efectos de la Divina Providencia, si son eventos contingentes, se siguen necesariamente con necesidad condicional, de suposición, o en sentido compuesto, no con necesidad absoluta o en sentido dividido, porque Dios produce infaliblemente los efectos absolutamente necesarios mediante causas segundas que obran necesariamente, y produce infaliblemente los efectos contingentes mediante causas segundas que obran contingentemente.
Esos eventos contingentes, por tanto, al suceder, siguen pudiendo no suceder, en sentido dividido, no en sentido compuesto.
Saludos cordiales.
Encuentro incongruencia en el tomismo por lo siguiente: la gracia suficiente me hace poder obrar bien pero solo obro bien por la gracia eficaz. De aqui la incoherencia del tomismo presentado en este artículo (honestamente no sé si hay mas variantes). ¿Cómo el pecador es responsable de su perdición si no se salva a menos que reciba la gracia eficaz, la cual es arbitrariamente otorgada a algunos? Es como que Dios invite a todos a una boda (gracia suficiente que da la potencia de obrar bien a todo el mundo) pero solo a algunos les da el traje formal requisito para entrar a la boda (gracia eficaz exclusiva para algunos, catalizadora de la actualizacion de la potencia). ¿De que sirve que me des la invitacion a la boda si no me das el traje necesario y que proviene exclusivamente de ti? Ergo, si se presentan invitados con ropa informal a la puerta es porque no les diste el traje formal que solo tu puedes dar (no tienen mas ropa), por lo que la responsabilidad recae sobre ti por requerir condiciones imposibles en tus invitados para entrar a tu boda, ya que nadie puede conseguir el traje formal requerido si no es por que tu se los des y solo se los das a algunos (entiendase "poder" y sus conjugaciones en esta oracion, no como mera potencia sino como capacidad de actualizar la potencia en acto). En conclusion, Dios determina que algunos se pierdan al negarles su gracia eficaz arbitrariamente, independientemente de sus meritos, aceptacion o rechazo de la gracia, ya que estos, redundantemente, dependen de la gracia eficaz. Todo el que tenga la gracia eficaz se salva, todo el que no tenga la gracia eficaz se pierde, por ultimo, la gracia eficaz es otorgada arbitrariamente a algunos. Por ende algunos son arbitrariamente salvados. ¿Que papel juega bajo esta vision el libre albedrio?
Por favor, si pudieras explicar estas dudas se lo agradeceria un monton.
Gracias.
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Para ser responsable por no hacer algo alcanza con que se haya podido hacerlo. Pero la gracia suficiente da el poder hacer. Por tanto, para ser responsable por no hacer algo alcanza con la gracia suficiente.
Objeción ¿De qué sirve que se dé la capacidad de hacer el bien, si no se da el hacer el bien mismo?
Respuesta: Sirve para que se tenga la capacidad de hacer el bien, y en base a ella se pueda efectivamente hacer el bien. Dios no podría dar la gracia eficaz sin haber dado antes la gracia suficiente, porque no se hace sino lo que se puede hacer, y no hay pasaje inmediato de no poder hacer algo a hacerlo. Sin duda que Dios puede dar ambas gracias juntas en el mismo instante, pero ha de darlas ambas.
Objeción: ¿Y por qué da Dios a veces la gracia suficiente, sin la gracia eficaz?
Respuesta: Dios da la gracia suficiente a todos los hombres, porque es Justo y no manda lo imposible, y la gracia suficiente hace posible cumplir los mandamientos.
No da a todos la gracia eficaz, porque la gracia es gratuita, y en la distribución de la gracia, lo único que cuenta es la soberana Libertad del que la distribuye, como dice en la parábola de los viñadores de la última hora: “¿Acaso no puedo hacer lo que quiero con lo que es mío?”
En cuanto a razones, Santo Tomás dice que de ese modo Dios manifiesta su Bondad, no solamente mediante su Misericordia, en los que se salvan, sino también mediante su Justicia, en los que se pierden.
Eso no constituye una arbitrariedad, porque sólo habría arbitrariedad si las creaturas tuviesen derecho a la gracia, que no lo tienen.
Pero Dios no determina que algunos se pierdan, sino que los condena eternamente después de haber previsto su pecado y su impenitencia final, lo cual a su vez supone la permisión divina de ese pecado. Una cosa es el pecado, otra la impenitencia final, y otra la condenación divina del pecador al Infierno, y se dan en ese orden lógico.
La responsabilidad no cae sobre Dios, por lo mismo que Él no está obligado a dar la gracia, de lo contrario, no sería gracia. Se es responsable cuando se falta a alguna obligación.
La potencia es siempre capacidad de ser, es el acto el que hace ser. La potencia no puede actualizarse a sí misma, porque el acto es más perfecto que la potencia, y no se da lo que no se tiene. De potencia a acto nada pasa sino por un ente en acto (principio de causalidad).
Yo puedo tener toda la capacidad del mundo de hacer algo, y morirme sin hacerlo. Y no voy a hacerlo por el solo hecho de tener la capacidad, porque en ese caso, debería hacerlo desde el instante mismo en que tengo esa capacidad.
En cuanto al libre albedrío, la acción libre es el modo concreto en que las creaturas racionales llegan a Dios. Tenemos libre albedrío sobre nuestros actos, no sobre el plan Providencial de Dios sobre el mundo. La gracia eficaz es tan eficaz, que no sólo causa los actos libres de las creaturas racionales, sino que también causa que sean libres.
Saludos cordiales.
Puede ayudarme a entender qué quiere decir Tomas de Aquino con la cuestión 24 sobre el libro de la vida. Me da la impresión de que un no predestinado también está ordenando a la vida eterna y se puede salvar si no muriese en pecado mortal, porque esa gracia también falla. Yo podría entender que los no elegidos al tener gracia suficiente están ordenados a la vida eterna y tienen sus nombres temporalmente inscritos en el libro de la vida, estando como en potencia, pero en la medida que mueren en sus pecados mortales (sin gracia eficaz) se hace acto y se borrados del libro. Todos los no elegidos en última instancia no se pueden salvar. Es la única que me hace sentido. Me podría enseñar?
Cita:
El libro de la vida es la inscripción de los que se ordenan a la vida eterna. Pues bien, a ella se ordena alguien por dos cosas: por predestinación, y esta ordenación no se frustra jamás, o por la gracia, pues todo el que tiene la gracia, sólo por tenerla es digno de la vida eterna, y esta ordenación a veces falla, porque hay quienes han sido ordenados por la gracia a la vida eterna y, sin embargo, no la alcanzan por haber cometido pecado mortal. Por tanto, los ordenados por predestinación divina, a la vida eterna están inscritos en absoluto en el libro de la vida, porque lo están como quienes han de poseer la vida eterna en sí misma, y éstos nunca serán borrados de él. En cambio, los ordenados a la vida eterna, no por predestinación divina, sino por la gracia están inscritos en el libro de la vida, pero no en absoluto, sino de alguna manera, porque lo están como quienes han de tener la vida eterna, no en sí misma; sino en su causa, y éstos pueden ser borrados del libro de la vida, con tal que el hecho de borrar no se refiera al conocimiento divino, como si Dios supiera primero una cosa y después no la supiese, sino al objeto conocido, en el sentido de que Dios sabe que alguien primero estuvo ordenado a la vida común y después no lo estuvo por haber perdido la gracia.
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Lo que dice Santo Tomás ahí es que en el libro de la vida hay dos clases de personas, pero además, están de diferente manera en él. Están los "imborrables", por así decir, que son los predestinados, y están los no predestinados, que no sólo son "borrables", sino que de hecho serán "borrados", porque sólo los elegidos y predestinados se salvan.
Estos "borrables" están ahí porque de hecho reciben la gracia de Dios en esta vida, pero luego la pierden por el pecado mortal y mueren sin arrepentirse.
Todos los hombres están ordenados a la vida eterna porque Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, como dice San Pablo. Pero eso depende de la Voluntad divina antecedente, que no siempre se cumple, a diferencia de la Voluntad divina consecuente, que siempre se cumple, y que es la que quiere la salvación de los predestinados.
En cuanto a los no elegidos, se pueden salvar, el caso es que no se salvan. Yo puedo elegir entre A o B, si elijo A, lo hago pudiendo elegir B en un sentido, y no pudiendo elegir B en otro sentido.
Pudiendo elegir B, porque eso es el libre albedrío, elegir una cosa pudiendo elegir otra. No pudiendo elegir B, porque es claro que no puedo al mismo tiempo elegir A y elegir B (suponemos que son incompatibles entre sí).
Esa es la famosa distinción entre sentido dividido y sentido compuesto. ¿Puede Dios no crear el mundo que crea? En sentido dividido, sí, porque es Libre, en sentido compuesto, no, porque no puede al mismo tiempo crearlo y no crearlo.
Igualmente ¿se puede salvar el no elegido? En sentido dividido, sí, porque tiene libre albedrío y tiene la gracia suficiente, en sentido compuesto no, porque de hecho muere en pecado mortal, y por tanto no figura entre los elegidos y predestinados, que se salvan infaliblemente.
El no figurar entre los elegidos y predestinados tampoco es causa de su condenación, sino sólo condición necesaria de la misma. La causa está exclusivamente en su pecado y en su impenitencia final, permitidos por Dios.
Saludos cordiales.
No queda otra que hacerse como niño. No queremos vernos como ese niño, mucho menos como arcilla. Queremos tener parte determinante. No solo es complicado el binomio gracia-libertad. La condenación también. Esto último es lo que claramente parece atormentar a la señora Sofía. Queremos entenderla, antes siquiera de aceptarla. Pero sería posible entenderla del todo, incluso habiéndola aceptado de corazón? Misterios...
Qué tenemos que previamente no nos haya sido dado! Y si no nos ha sido dado, quienes somos para exigirlo? En tal caso podemos pedirlo, petición movida también por Dios. Creo que lo voy viendo... aunque sigo sin entender la diferencia con el calvinismo. Pero eso ya se andará. Poco a poco, Dios mediante.
Una pregunta, aunque no sé si podré leer la posible respuesta.
El Papa Francisco, a pesar de ser jesuita, parece estar cerca de Santo Tomás, no? No parece molinista. Me veo yo más afectada por el molinismo que él. También le veo simpatizante de algunos protestantes. Tal vez sea errónea mi apreciación. Lo digo por las palabras sobre Lutero, la estatua, ciertas encíclicas-AL, las bendiciones-FS. Entonces, cómo se debe proceder ante quienes no han recibido la gracia eficaz y viven en situación objetiva de pecado? Al no haber cristiandad, hemos de volver a una especie de primer cristianismo, adaptado al siglo actual y con la riqueza de lo andado? O cómo lo ven ustedes?
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La diferencia con el calvinismo está en que éste niega el libre albedrío, los católicos, tomistas y no tomistas, lo afirmamos. Además, el calvinismo sostiene que Dios destina a los hombres al infierno antes de haber previsto sus culpas, cosa que no sostiene ningún católico, porque es herejía. Y también, el calvinismo enseña que la fe no se puede perder, de modo que el que se dice que la pierde, es porque en realidad nunca la tuvo. Y eso lo dicen, porque dicen que el que tiene fe tiene por ello mismo la certeza de estar predestinado, cosa que niega la Iglesia Católica, que ha definido en el Concilio de Trento que sin revelación divina especial no se puede saber en esta vida a ciencia cierta si se está entre los predestinados.
De las enseñanzas del Papa Francisco la que yo recuerdo que suena bastante tomista es aquello de que "Dios nos primerea", que se parece bastante a la iniciativa divina gratuita que afirman los agustinianos y los tomistas.
Eso no tiene nada que ver, por supuesto, ni con el protestantismo ni con Lutero, que niegan el libre albedrío del hombre después del pecado original, como dije.
En cuanto al que no ha recibido la gracia eficaz, no deja por eso de ser responsable, y culpable en la medida en que actúe con conocimiento y libre consentimiento, porque tiene la gracia suficiente, que le da capacidad de obrar bien.
En todo caso, al hallarse en situación objetiva de pecado no puede recibir la Eucaristía sin pasar antes por el Sacramento de la Reconciliación con arrepentimiento y verdadero propósito de enmienda, es lo que enseña la Iglesia en "Familiaris Consortio" de San Juan Pablo II, que no ha sido abrogada, obviamente.
La Iglesia no puede adaptarse en lo que tiene que ver con lo esencial de su doctrina. Al primer cristianismo no vamos a volver nunca, por razones lógicas, puede ser que haya en el futuro algunas semejanzas con la situación de los primeros cristianos, pero hay una diferencia muy grande: ellos se dirigían a un mundo pagano sin pasado cristiano, nosotros nos dirigimos a un mundo que ha apostatado de veinte siglos de cristianismo.
Saludos cordiales.
El problema principal no es que alguien pueda estar atormentado, sino que el calvinismo ofrece una imagen de Dios deshonrosa.
A mí no me atormenta nada. Le podrá atormentar en todo caso a quien crea en la injusta doble predestinación calvinista pero yo creo en el Dios justo y misericordioso que se nos revela en Jesucristo y en el Magisterio de la Iglesia.
Entre las teorías católicas, que son todas distintas de la calvinista, aunque usted misma confiese que no acaba de distinguirlas en algún caso, intento comprenderlas, pero no diré que comprendo lo que me parece abstruso o contradictorio en cualquiera de ellas.
En todo caso al final todos sacan a relucir la palabra "misterio" solo que situamos el misterio en un lugar diferente de los intentos de explicación.
Saludos cordiales
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