El género en el ser humano - Mª Victoria Roqué
La biología determina nuestras características físicas, pero también nuestra mente y nuestra manera de relacionarnos con los demás. La doctora Mª Victoria Roqué lo explica con gran claridad.
La perspectiva desde la cual yo voy a enfocar este tema de sexo y género. Lo voy a trabajar desde el punto de vista biológico, pero muy básico, y luego desde una perspectiva de lo que es el ámbito social, psicológico y sobre todo desde el ámbito de humanidades o filosófico. Hoy en día ya nada nos resulta extraño acerca de la sexualidad. Hay cosas que quizá hace ya unos años, o decía, bueno, pero esto, desde que en Facebook tenemos más de 50 modos de expresar el género, de ser de género, pues uno ya se lo espera todo y por lo menos no hay sorpresas, ¿no? El punto de partida siempre es, por mi parte, es de todo lo que el tratamiento que voy a hacer es teniendo en cuenta una visión integral de la persona en sus dimensiones racional, afectiva y corporal.
Empiezo con esta primera parte, aclarando conceptos, sexo y género, y vemos que hay una gran confusión de conceptos. Aquí tenemos, se habla de masculino, femenino, cultura, sexo, naturaleza, bueno, todo es un batiburrillo de conceptos que, por lo menos, hay que saber de qué hablo cuando hablo de esto.
Voy a empezar por el sexo. Cuando se habla de sexo es el sexo biológico, pero afinando un poco más distinguimos entre genotipo y fenotipo.
Esto los de medicina, vamos, yo sé que lo tenéis ya, pero nosotros por lo menos tenemos que tener ideas claras. Entonces, el genotipo es la constitución genética de un individuo.
En el momento de la concepción se establece el sexo de la persona, la combinación de cromosomas XX, el hombre o varón, la combinación de cromosomas X. Lo sabemos, pero recordamos.
Fenotipo: Se implica el genotipo las características físicas observables que se desarrollan durante las primeras semanas después de la fecundación. Aquí el feto masculino y femenino no se distinguen, parecen exactamente iguales, aunque genéticamente, insisto, ya son diferentes, pero con el genotipo no se distingue. Tiene que pasar unas cuantas semanas más de gestación para que se vea esa diferencia y es cuando aparece el embrión femenino que desarrolla los ovarios y el masculino los testículos. Esto es lo que ya, pero no antes. En el momento del nacimiento tiene un fenotipo claramente visible, masculino o femenino, y este fenotipo se sigue desarrollando especialmente en la adolescencia, las niñas van a desarrollar el pecho, los niños cambian la voz, les crece el vello, etcétera. Por lo tanto, al hablar de sexo, hablamos de genotipo y de fenotipo.
Género. Aquí el género también distinguimos, podemos distinguir dos significados, uno psicológico y otro sociológico. El psicológico, el género concierne a lo que es a nuestra comprensión, a nuestra comprensión como hombre o mujer.
Entre los dos o tres años comienza el niño a darse o niña, a darse cuenta de si es un niño o niña. Esta autoconciencia, yo me doy cuenta, comienza además cuando él interactúa con el mundo que le rodea, cuando ve a otros niños o niñas y aprende a distinguirlos y a entender a qué grupo pertenece. Por eso es tan importante la socialización, los niños que estén con otros niños inmediatamente. Esta autoconciencia del sexo que el niño va queriendo madura con los años, a medida también que el cuerpo se va desarrollando y empieza a comprender su cuerpo. Tiene una visión real de lo que es ser un niño, ser una niña, ser mujer, ser un varón. Por lo tanto, un correcto sentido del género está estrechamente ligado con una fiel aceptación de la realidad biológica. El género masculino femenino se corresponde con una adecuada aceptación de que yo, mi realidad biológica es que soy hombre o soy mujer. Además, hay otro elemento importante que es que el individuo, la persona que es hombre o mujer, comunica esta verdad a los demás. Yo no solamente es algo que hace referencia a mí, sino que este ser hombre o mujer lo comunico a los demás. Voy a recordar, estamos distinguiendo tres estados de desarrollo sexual. Empezamos con un genotipo, desarrollamos un genotipo y en reacción a esta realidad tomamos conciencia de nuestros sexos, comunicamos nuestro género a nosotros mismos y a los demás. Hasta aquí.
Pasamos ya a la parte del género en cuanto que es sociológico. El género tiene un significado sociológico y una función sociológica. Mira, cuando estamos en sociedad, todos expresamos esta conciencia de nuestro género y que es compartida y desarrollamos entonces todo tipo de rituales, de vocabularios, estándares de comportamiento. Por ejemplo, desarrollamos formas masculinas y femeninas al bailar. O sea, cuando bailamos, aquí tenéis, inmediatamente nos expresamos lo masculino y lo femenino. Creamos espacios, solo masculinos o femeninos, luego ya hablaremos o ya podéis estar pensando que tenemos un grave problema ahora. Diseñamos moda y todo esto lo que hace es comunicar, con todo esto estamos comunicando nuestras diferencias de género.
Un ejemplo. Pues para coger el tren, comíamos y yo cogía el tren. Y yo no conocía a un compañero mío de mesa, de congreso, dice, ¿te puedo coger la maleta para llevarla? Y dije, sí, claro. Dice, bueno, es que hoy en día… Y claro, me quedé sorprendida. Dije, que estemos en esta situación, que haya que pedir permiso a una señora para llevarle la maleta, por no sé qué. Debería pensar, dice, bueno, es que en alguna u otra le puedo dar una bofetada, pero tú que te has querido, ¿no? Cada sociedad, es verdad, desarrolla sus propias costumbres, sus propios rituales y su propio vocabulario también, pero la intención es la misma en toda la sociedad, es decir, que hay diferencias y se marcan estas diferencias. Por lo tanto, el género adquiere un significado social y una función social.
A modo de resumen, somos biológicamente masculinos o femeninos. Nuestra composición sexual está inscrita en cada una de las células de nuestro cuerpo.
Dos, el género es, primero, un concepto psicológico que surge como resultado de la conciencia que cada persona tiene de su realidad biológica y, de manera secundaria, el género es un concepto sociológico, que es el resultado de una comunidad de ideas compartidas según nuestro sexo y género.
Pero también puede suceder, y realmente sucede, que la construcción de una sociedad, de lo que significa ser masculino o femenino, afecte a lo que es la comprensión psicológica de cada individuo sobre sí mismo. Es decir, nuestro entorno social puede mejorar o minimizar nuestra autocomprensión como hombre o como mujer, porque hay que reconocer que esa dimensión social de la sexualidad ha puesto de relieve, o sea, ha emergido un problema, y es que es verdad que las mujeres han sido víctimas de un trato injusto durante muchos siglos. Por ejemplo, el tema del derecho de voto, la escasa presencia de mujeres en el liderazgo, la dedicación casi exclusiva a las tareas domésticas, y por ahí podíamos seguir, con lo cual en esto sí que hay que compartir y hay que trabajar en ese aspecto. Pero también es verdad que muchas de estas investigaciones que hay de género se deslizan con mucha frecuencia hacia elementos con una fuerte carga ideológica y que están subordinando y retorciendo el estudio de la realidad social e histórica a la igualdad, haciendo iguales a todos los géneros.
Esta dimensión social creo que es clave, porque está ahí, me parece, el punto en lo que es la dimensión social para comprender la actual perspectiva de género que se está utilizando. Para esta corriente, la igualdad no se refiere únicamente a los derechos sociales y políticos, en lo cual yo pienso que estamos todos de acuerdo, tener los mismos derechos hombres y mujeres en lo social, en lo político, en más campos si queréis, porque lo que se hace, lo que se pretende, es dar el mismo significado de esposo o de esposa, de padre o de madre, como roles que pueden ser compartidos de forma que una mujer pueda ser marido de otra y padre de los hijos de su compañera, y viceversa, que un hombre pueda ser la mujer de otro hombre y compartir los hijos del otro. Aquí, abro un paréntesis para aclarar esto, como en ese caso cuando se radicaliza esa decisión social, el género es un constructo de la sociedad, lo que se está haciendo es un reduccionismo, pero al hacer tanto inciso en ese aspecto social, solamente ver que es una mera construcción cultural, por lo tanto es algo cambiante, es algo convencional, nos está ofreciendo una visión de un hombre como individuo caprichoso y arbitrario, en estos momentos esto es lo que se lleva, en estos momentos ahora quiero ser hombre, en estos momentos quiero ser mujer, porque puedo variar. Pasamos a otro punto que es el concepto de identidad, he intentado sintetizar mucho estos tres puntos, la identidad personal, la identidad sexual y la identidad de género, que se entiende por identidad personal.
La identidad es lo propio, lo singularizante, lo que permanece pese a los cambios interiores y exteriores, que todos experimentamos, la persona de 8 años tiene la misma identidad que los 30, los 70 y a los 90, es lo que se resiste al cambio y lo que nos hace únicos e irrepetibles.
La identidad sexual, es el cuerpo sexuado, es el origen, principio de la identidad personal, yo me manifiesto como persona a través de mi cuerpo, mi cuerpo visibiliza a la persona, la importancia aquí, porque no podemos entrar, pero ese sería otro gran apartado que tenemos aquí, que es cómo es el cuerpo humano, que no es un cuerpo cualquiera y como hoy en día este cuerpo es tratado como un objeto muchas veces. El cuerpo humano por otra parte no solamente es el lugar, por expresarlo de un modo tanto poético, sino de la diferencia sexual, es decir, no es el lugar de la diferencia sexual, sino también es ese espacio donde la persona se relaciona con los demás y consigo mismo. En muchas de estas crisis es porque no se sabe quién es uno mismo. Ese desprecio que hay ahora, esa manipulación a antojo de lo que es la identidad, lo que está haciendo es privar a los hombres y a las mujeres de puntos de referencias sociales, morales, culturales y religiosas y que obligan de alguna manera a la persona a hacer un recorrido solitario, sin normas, que acaba en un profundo desarraigo interior.
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