546 - ARGENTINA-BOLIVIA: SOBRE LAS LEYES INICUAS.
ARGENTINA-BOLIVIA: SOBRE LAS LEYES INICUAS.
Fuentes: Propias; El Día, La Plata, 18-12-02; La Nación, Buenos Aires, 18-12-02; AICA 17-12-02 y 19-12-02
Bolivia: atentado contra la familia
El reconocimiento de la unión entre homosexuales o de la adopción de hijos por parejas del mismo sexo -reclamados recientemente a una comisión de Diputados por una agrupación de gays y lesbianas- afectarán directamente a las auténticas familias bolivianas, advirtió la Iglesia en Bolivia.
"Reconocer 'derechos' especiales para la minoría homosexual afecta a instituciones sagradas como la familia, hombre y mujer, esposos, con hijos", declaró Mons. Edmundo Abastoflor, Arzobispo de La Paz, al comentar las presiones que grupos de homosexuales vienen ejerciendo a favor de leyes especiales.
"Hay que respetar a las personas en sus derechos, pero los derechos de todos tienen ciertos límites. No se puede equiparar el matrimonio, el auténtico y normal matrimonio de hombre y mujer, abierto a la procreación, con la unión homosexual o con la unión lesbiana", agregó el Arzobispo. "Querer estar al mismo nivel es atentar contra los derechos de la familia", señaló.
Por su parte, el Obispo de El Alto, Monseñor Jesús Juárez, afirmó que "nosotros, como Iglesia, decimos que Dios ama y acepta a todos y, en este sentido, el homosexual es una persona humana cuya dignidad es reconocida; pero hay que buscar cuáles son las causas de su desorden, los motivos de esta situación anómala que está viviendo y no avalarla jurídicamente".
La Plata, Argentina: Las leyes inicuas no obligan en conciencia
"Nosotros nos encontramos en la Argentina de hoy ante perspectivas dolorosas de división y ante amenazas ominosas de violencia. Y eso tiene que ver con una alteración del orden moral", advirtió el Arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer en una conferencia de prensa en la que difundió el mensaje de Juan Pablo II para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz del 1º de enero de 2003. En ese sentido, el arzobispo platense mencionó que "quería resumir la convocatoria ecuménica por la paz en difundiendo a través de los medios el mensaje del Santo Padre. Difusión que tiene un significado especial en estos momentos, pero que también indica la preocupación de la Iglesia en establecer los fundamentos de una paz verdadera. A veces nuestras manifestaciones permanecen en la retórica. No es a través de gestos simbólicos como se revierten los procesos de decadencia, sino con acciones concretas". Más adelante, fue terminante al afirmar que "a la autoridad pública le corresponde asegurar esas condiciones para una paz verdadera y el orden moral, sobre todo en la sanción de las leyes".
"Si los gobernantes dictan una ley contraria al orden espiritual que debe regir en la sociedad y por lo tanto, contraria a Dios, no pueden obligar en conciencia al ciudadano". "Es bueno recordarlo cuando en el Congreso y en las legislaturas, se agita la posibilidad de declaración de nuevos derechos que van en contra del orden natural. Esas leyes bajo el punto de vista moral, son irrelevantes y el ciudadano no tiene por qué acatarlas". "
Monseñor Aguer explicó que la Jornada Mundial de la Paz "tiene que ver con la misión de la Iglesia que continúa con paciencia y perseverancia su propósito de contribuir a la recta formación de la conciencia de los ciudadanos, para que puedan instaurarse en el mundo las condiciones necesarias para que florezca una verdadera paz en la relación entre los hombres. Esta tarea de educación de las conciencias tiene que ver con la misión esencial de la Iglesia ordenada a la salvación del mundo". Refiriéndose al documento de Juan Pablo II señaló que el Papa indica, como Juan XXIII en Pacem in Terris, como condiciones esenciales para la paz, la verdad, la justicia, el amor y la libertad. "Hoy estamos acostumbrados a reivindicar derechos, pero no se recuerdan los deberes de esos derechos. Es que cada derecho tiene un deber". Y consideró que "no es posible una reivindicación auténtica del propio derecho si no se tiene conciencia del derecho y respeto de los demás".
"Tantas veces nos hemos dedicado a criticar la corrupción, y es verdad, la corrupción tiene en la Argentina dimensiones gigantescas; pero esa corrupción debe ser lamentada no sólo en los casos que saltan a la vista, como por ejemplo el de un funcionario deshonesto, sino también la corrupción existente en las costumbres. Cuando se obnubila en la conciencia social el sentido de moral establecido por Dios, esos pilares de la verdad, la justicia, el amor y la libertad dejan de tener consistencia y ya no puede mantenerse la paz en esas condiciones. A la autoridad pública le corresponde en su tutela del bien común, asegurar esas condiciones que permiten establecer y consolidar una paz duradera".
Declaración del Arzobispado de Buenos Aires
"Según la ley natural, tal como lo expresa el segundo capítulo del Génesis: 'El hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer y los dos serán una sola carne' (Gen 2, 24). De esta unión se siguen los hijos, por eso dicha unión requiere estabilidad.
"No resulta necesario convertirse en erudito, científico o religioso para comprender, aún desde un punto de vista funcional y biológico que la especie humana se perpetúa a partir de la diferenciación sexual entre el hombre y la mujer. Sin la unión entre éstos la especie estaría condenada a la extinción.
"Del amor entre los cónyuges nacen los hijos y éstos requieren de un padre y de una madre, a lo largo de muchos años, para alcanzar la salud espiritual y la madurez humana. Cada uno de los progenitores con sus diferencias le aportarán a los hijos elementos básicos y necesarios para la formación de su personalidad.
"La necesidad de darle estabilidad a estas relaciones humanas, en el marco de una sociedad regida por la Ley, ha hecho nacer el derecho de familia. Es de vital importancia respetar estas normas para salvaguardar los vínculos entre los cónyuges y para con sus hijos; marcar deberes y derechos, atribuciones y límites.
"La Ley tiene un sentido ejemplificador y orientador para el ser humano y no debe ser tomada a la ligera ya que podría sembrar confusión.
"En una legislatura pluralista, cuando se discuten leyes que atañen al bien común se debe considerar qué es lo mejor para toda la sociedad, donde se intercambien opiniones sobre las distintas posturas respetando el derecho a la disidencia y no desacreditando al otro porque no piensa como uno. La Iglesia tiene derecho de pensar que: "La Alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los esposos y a la generación y educación de los hijos" (Catecismo de la Iglesia, N° 1601), y que las uniones homosexuales no pueden equipararse con las heterosexuales ya que éstas son el modo natural y mayoritario de conformar la célula básica de la sociedad, que es la familia.
"También afirmar sin discriminar que los inconvenientes legales que llevaron a la sanción de la ley de 'Uniones Civiles' podrían haber sido subsanados de otra forma sin el marco de una ley que por ser de la Ciudad contradice el derecho de familia, que mira el bien del conjunto y de una célula básica en el sostén de sus mutuas relaciones. Además la modificación de dicha ley presupondría una reforma del Código Civil, que corresponde al Congreso Nacional conforme al artículo 75, inciso 12, de la Constitución Nacional y no a una Legislatura local". FIN 21-12-02