410 - CHILE: ENTREVISTA AL CARDENAL ALFONSO LÓPEZ TRUJILLO (I Parte)

CHILE: ENTREVISTA AL CARDENAL ALFONSO LÓPEZ TRUJILLO, SOBRE LA PÍLDORA DEL DÍA DESPUÉS. (I Parte).

Fuente: El Mercurio, Santiago, 25-03-01. Por PILAR MOLINA A.

El domingo 25 de marzo, apareció en El Mercurio de Santiago de Chile una entrevista al Cardenal Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, sobre la llamada "píldora del día después". Reproducimos el reportaje, añadiendo delante de los párrafos del Cardenal, ALT.

Decía El Mercurio:

SEGURAMENTE ésta será recordada como la semana de la píldora, esa denominada "del día después" o "de emergencia", para atajar los embarazos no deseados que se pueden haber producido "ayer". La autoridad la aprobó el lunes, clausurando una discusión que estaba en auge y sorprendiendo incluso a los obispos, que se pronunciaron "un día después", como tituló "La Segunda". El vocero de la Conferencia Episcopal, Enrique Palet, sin embargo, hizo saber que era la ministra de Salud la que había anticipado su decisión y no los obispos los que habían llegado tarde.(…)

El caso es que la aprobación para comercializar este polémico fármaco se sumó a una serie de iniciativas relacionadas con la familia en las que el gobierno parece haber puesto mucho interés: el fin de la censura -que aunque inoperante en la práctica, ha sido levantada como un "hito" en las libertades individuales por el oficialismo-, el divorcio, proyecto al que el Ejecutivo le puso urgencia, y la esterilización voluntaria, que también decretó por decreto la autoridad de salud, durante el verano.

El mundo está cambiando rápido, sobre todo para la familia, en la que está de moda delegar toda la responsabilidad frente a lo que le toca enfrentar a los niños. Sea que los cambios los produzca la globalización o los induzca el gobierno. Pero los padres pueden resolver no introducir en sus hogares la pornografía y la violencia que trae consigo el Cable e Internet. No tienen la misma posibilidad de decidir, sin embargo, cuando es el Estado el que lidera iniciativas - utilizando los medios de comunicación, los colegios, los consultorios- para promover mayores libertades sexuales entre los menores.

De la "modernización" del entorno familiar es de lo que hablamos con el Cardenal Alfonso López Trujillo, quien tutela esta organización social en las esferas más altas del Vaticano, el Pontificio Consejo para la Familia que él preside desde 1990. Ya conocido en Chile, que ha visitado en varias ocasiones, quien presidiera antes el CELAM, es un hombre que trabaja muy cercano al Papa. Y como él, es un viajero infatigable, que no sólo promociona la familia por todo el mundo, sino que conoce lo que está pasando con ella, aquí y allá.

-Asistimos en Chile, desde hace algún tiempo, a toda una serie de presiones para que se legisle aquí respecto a la familia y a la vida en una manera más parecida a como se está legislando en otros países del mundo. ¿Cuál es el juicio de la Iglesia sobre este fenómeno internacional de "globalización"?

-ALT: No voy a entrar en cuestiones específicas de este país que no conozco en sus detalles concretos, pero los problemas que se presentan hoy en toda Latinoamérica son muy parecidos. Mis respuestas, en la medida en que reflejan el magisterio de la Iglesia, valen para América, Europa, África, para todas partes. No es una enseñanza mía, sino de la Iglesia, que tengo el deber de recordar.

Y después de este preámbulo, el Cardenal colombiano prosigue:

-ALT: En efecto, las presiones ejercidas a los legisladores para que hagan leyes contrarias a la familia y a la vida son una preocupante realidad. En la cultura (al menos aquella predominante en los grandes foros internacionales) hay una gran pobreza antropológica. No se pueden hacer leyes justas para el ordenamiento de la sociedad sin conocer y apreciar la dignidad de toda persona humana, y el valor social del matrimonio y la familia.

-Pero ¿no está la Iglesia como a la defensiva, como desconfiando del sentido del progreso?

-ALT: Todo lo contrario. La experiencia de la Iglesia durante estos últimos años empieza a ser reconocida por muchos legisladores que, años atrás, promovieron cambios cuyas consecuencias ahora lamentan. Algunos de ellos, incluso, empiezan ya a admitir errores en las políticas que diseñaron respecto a la familia y la vida. Y no se trata sólo de aquellos países de Europa (como Italia) que se enfrentan ahora a las gravísimas consecuencias del derrumbe de la natalidad, la inestabilidad matrimonial, la difusión del aborto, etc., que están a la vista de todos. En muchos otros países se lamenta ahora la degradación moral producida por la ausencia de una legislación verdaderamente atenta a la dignidad humana.

-Algunos critican que la Iglesia pretende poseer en exclusiva las verdades últimas y por tratar de imponerlas a toda la sociedad.

-ALT: La fuerza de la Iglesia es la fuerza de la verdad. En efecto, la Iglesia es "experta en humanidad", porque en Cristo tiene el más profundo conocimiento de la verdad del hombre, que conoce integralmente puesto que es hechura de sus manos. A aquellos que critican a la Iglesia por proclamar la verdad es preciso sugerirles la siguiente reflexión: ¿acaso la Iglesia puede hacer algo diferente? ¿Puede contribuir la Iglesia de otra forma al bien común que proclamando la verdad sobre el corazón del hombre, el matrimonio, la familia, el sentido último y profundo de su vida? Llevar adelante la culminación de la redención de Cristo supone el anuncio del Evangelio haciendo de la verdad, convicción. El servicio al hombre comporta ponerle frente a su responsabilidad, ante las cosas verdaderamente importantes: frente al amor limpio entre los esposos, la acogida de los hijos como regalo de Dios, el grave deber de cuidar con premura de la vida de los niños no nacidos.

-ALT: ¿Se puede servir de otra manera a un pueblo?, continúa con entusiasmo el purpurado. En recientes encuentros internacionales que hemos celebrado con muchos e influyentes políticos y legisladores de toda América Latina, en Río de Janeiro (1993), México (1996), y de América entera en Buenos Aires (1999), este espíritu de servicio en la proclamación de la verdad de Dios sobre el hombre, por parte de la Iglesia, ha sido apreciado y reconocido. Es mejor sufrir la incomprensión, que callar en la denuncia de todo aquello que contraría la dignidad del hombre y de los pueblos. Pero no se trata de una verdad sólo "católica". Es algo que vale para todo hombre y es base para un diálogo fundamental que no puede olvidar la naturaleza del hombre. La ley natural que Dios ha inscrito en el corazón de todos los hombres es la guía y el norte para los seres humanos que, sincera y rectamente, tratan de obrar el bien. Esto es lo que la fe profundiza.

Libertad: dimensión social

-La posibilidad de la esterilización voluntaria está siendo actualmente objeto de debate en Chile porque…

-ALT: Permítame que le diga que ha sido y está siendo objeto de debate en todo el mundo. La esterilidad no puede ser nunca entendida como un bien de la persona y, por tanto, la esterilización directa no es nunca una curación: los hijos no son una enfermedad. Otra razón: con ella se daña el bien ético de la persona, al privarla de un aspecto esencial de la actividad sexual, que en este caso es irreversible casi siempre. El cuerpo y la función procreadora son parte de la persona, no un simple complemento suyo; la persona humana es unidad de alma y cuerpo.

-ALT: Es necesario no ser ingenuos en esta materia: hay fuertes intereses ideológicos, y no sólo a nivel internacional. Toda América Latina está siendo objeto de presiones para promover la esterilización. El caso de Brasil es muy interesante. Según estudios muy serios, probablemente más del 30% de las mujeres en edad fértil fueron esterilizadas. Otro caso es el de Perú, donde es bien sabido que hubo gravísimos y notorios abusos, incluso con ausencia de información adecuada. Y no sólo son muy preocupantes las consideraciones éticas relativas a la justicia y a la lesión de derechos, que estas campañas internacionales comportan. Hay una gravísima cuestión de fondo: ¿cuál es la visión de futuro que subyace en estos planteamientos? ¿Es la esterilización "solución" de futuro para un pueblo? La familia es un valor fundamental, sólidamente cimentado en la persona humana.

-Sin embargo, hay familias con más de cuatro hijos en que no se ve por qué la esterilización sería mala. Algunos expertos en bioética así lo consideran.

-ALT: Bueno, es que esto requiere un planteamiento diferente. Mire, hoy en día se tiende a valorar en exceso la opinión de ciertos expertos. A veces los expertos parecen tener licencia para todo, cuando, en ocasiones, el correcto enfoque de un problema supera la perspectiva "científica". En esta cuestión es preciso partir de una filosofía clara y sana de la persona humana, de lo que es la procreación, y de lo que es la familia. Un hijo es siempre una bendición de Dios, una llamada a la acogida. La paternidad responsable no tiene nada que ver con la anticoncepción, ni con la esterilización. La doctrina de la Iglesia sobre este punto, con la luz de la fe, es clarísima.

-Hoy está en boga decir que cada uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera.

-ALT: Sí, es cierto que esta ideología ha calado en mucha gente. La vida es un bien precioso a custodiar, a proteger, a desarrollar. No somos dueños, sino custodios de nuestra propia vida. Y todos debemos ser solidarios en ello. No nos damos a nosotros mismos la vida; no elegimos a nuestros padres, ni siquiera el lugar donde hemos nacido. Los recibimos. La vida humana es un don de Dios que debemos custodiar, administrar, proteger. Sí, tenemos un dominio sobre nuestro cuerpo, pero no es un dominio absoluto.

-¿Por qué se critica que la sociedad legisle en materia de esterilización y de sexualidad cuando se trata de ámbitos privados donde la persona debiera poder elegir?

-ALT: Sólo en cierto sentido. La sociedad no puede permanecer indiferente ante su propia supervivencia y no preocuparse de la sucesión de las generaciones. La familia es la célula vital de la sociedad. La esterilización, en la práctica, compromete el futuro de un pueblo, y no sólo la moralidad del individuo. Por poner un ejemplo, ¿acaso no está el cónyuge afectado por la esterilización del otro? ¿No lo están los hijos? Por lo que se refiere a la sexualidad, ¿qué duda cabe que tiene una dimensión social y pública importante?

-Y la pornografía, verla o no, ¿no es una decisión libre de los adultos?

-ALT: No, porque la postración moral a la que se ha llegado en muchas sociedades tiene en la pornografía su raíz. ¿Y qué decir de esa horrible aberración que es la pornografía infantil? A finales de año tendrá lugar en Yokohama -Japón- un importante encuentro internacional convocado por Naciones Unidas -al que la Santa Sede presta gran atención y en el que participa activamente-, donde se abordará este problema, en el contexto del abuso sexual contra los niños. ¿No es en este caso clara la dimensión pública y no sólo privada de la sexualidad? En materia de sexualidad, la rotura del vínculo natural entre sexualidad y procreación ha desembocado en una negación de los valores de la familia y de la vida. Aparece como un dique roto, en que el tumulto desordenado del aluvión va arrasando a su paso todo: la dignidad de la mujer, de los niños. La persona es manipulada, instrumentalizada, reducida a objeto en una búsqueda desenfrenada de un placer que sólo genera frustración. ¡Cuán grande es la honestidad, la belleza, el honor del amor matrimonial abierto a la vida, la grandeza de la familia!. Continúa. FIN, 05-04-01