29 - OBISPOS USA: DENUNCIAN ABUSOS EN PLANES DE CONTROL DE NATALIDAD
CONFERENCIA EPISCOPAL DE LOS ESTADOS UNIDOS: DENUNCIA DE GRAVES ABUSOS EN LOS PLANES DE CONTROL DE NATALIDAD
Por Juan Claudio Sanahuja
En un extenso artículo muy crítico hacia las políticas de población de su país, de las Naciones Unidas y del Banco Mundial, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, destaca que muy pocas mujeres norteamericanas se someten a algunos métodos de control de natalidad, que se exportan e imponen en el exterior, a través de la AID, (Agencia Internacional para el Desarrollo del Gobierno USA, USAID), e indirectamente a través de esas otras organizaciones internacionales. (Life Insight, NCCB, Secretariat for Pro-Life Activities, Vol 9, n. 2, marzo 1998).
Dice el artículo, "muy pocas mujeres y médicos norteamericanos se atreven a asumir los riesgos de usar o implantar el DIU, (dispositivo intrauterino), el Norplant y usar inyecciones de Depo-Provera, para el control de la fertilidad. Las tasas de uso de estos productos entre las mujeres norteamericanas entre los 15 y los 44 años, son de: 0,5% para el DIU; menos del 1% para el implante Norplant; y menos de 2% para la Depo-Provera, según la revista, Family Planning Perspectives, Enero-Febrero 1998". (Nota: la revista Family Planning Perpectives es un medio de propaganda antinalista).
De hecho el DIU se usa muy poco desde que hace años, varios laboratorios tuvieron que pagar grandes sumas de dinero indemnizando a las usuarias, por los perjuicios causados por el uso de ese dispositivo. El uso de la Depo-Provera provoca graves irregularidades en la mestruación, aumento de peso, depresión, migrañas y vértigos. El Norplant, además de estos efectos secundarios, añade náuseas y vómitos, caída del pelo, acné, y a largo plazo, diabetes, enfermedades hepáticas y renales y trombos sanguíneos.
Por otro lado, señala Life Insight, tampoco se aconseja a las nortemericanas la esterilización, (ligadura de trompas), porque según la revista Obstetrics & Gynecology, (febrero, 1998), la cantidad de embarazos ectópicos producto de las esterilizaciones, multiplica por cinco (5) la necesidad de la histerectomía, (ablación del útero), (Hil, S.D. et al., Higher Hysterectomy Risk foe Sterilized than Nonesterilized Women).
Sin embargo, sigue diciendo este boletín de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, parecería que en el mundo en desarrollo (en los países subdesarrollados), la salud de las mujeres ha sido puesta en segundo lugar y se da prioridad a conseguir a cualquier precio unas metas concretas para detener el aumento de la población, que incluyen la esterilización coactiva como en China, India, Pakistán, Perú y Africa.
Frente a los cuidados y precauciones que en salvaguarda de su salud se le aconsejan a las norteamericanas, contrasta el mal trato a las mujeres de los países en vías de desarrollo. El boletín reproduce una carta de Stephen K. Karanja, ginecólogo de Kenia, que describe los programas de control de población:
"La USAID y las Organizaciones No-Gubernamentales, sostenidas por el gobierno de los Estados Unidos tienen como blanco a nuestra gente. Nuestro sector de salud está colapsado. Millares de keniatas van a morir de malaria, cuyo tratamiento cuesta pocos centavos; sin embargo, sólo tenemos facilidades para repartir medios anticonceptivos: DIU's, Norplant, Depo-Provera, muchos de los cuales nos los proveen con dinero norteamericano. Algunos contaceptivos, como la Depo-Provera causan terribles efectos secundarios a esta pobre gente de Kenya, que no tienen posibilidad de revisiones médicas antes de aplicarse esas inyecciones. Muchas de estas mujeres quedan discapacitadas para toda la vida. Hipertensión, trombosis, enfermedades cardíacas, patologías hepáticas y desórdenes menstruales. El dinero no se usa para educar a estas personas en nociones de básicas de higiene, o enseñarles a mejorar su dieta o mejorar sus métodos de producción agraria, parece que los "controladores de la población" se han propuesto diezmar al pueblo de Kenia. Cuando una madre me trae a su hijo con neumonía, no tengo penicilina para darle al chico, pero tengo almacenadas cantidades enormes de anticonceptivos. La epidemia de Malaria en Kenia es endémica.
Todos los días mueren madres por falta de cloroquinina, y tenemos grandes "stocks" de anticonceptivos. Veo todos los días llegar a mi clínica mujeres que no pueden levantar las piernas para subir unos pocos escalones. Vienen dañadas por la Depo-Provera, las píldoras antoconceptivas y el Norplant. Las miro y me llenan dolor y tristeza. Han sido obligadas a usar estas drogas. Nadie les habló de sus efectos secundarios y no tenemos medicamentos para tratar esas complicaciones". FIN, 11-5-98.