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12.01.05

690 - ESPAÑA EXPORTARÁ EDUCACIÓN SEXUAL Y ABORTO.

ESPAÑA EXPORTARÁ EDUCACIÓN SEXUAL Y ABORTO.

Fuentes: Propias y La Razón, Madrid, 12-01-05.

Por Juan Bacigaluppi

Según se informó hoy en Madrid, "el anteproyecto del Plan Director de la Cooperación Española 2005-2008, al que ha tenido acceso La Razón pretende 'ayudar' a reducir la mortalidad materna e infantil apoyando el 'derecho a la atención médica en caso de interrupción de embarazos no deseados'. Con la promoción de una práctica sancionada por numerosas legislaciones nacionales como delito, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación puede entrar en serio conflicto con diversos países de Iberoamérica en cuyos territorios están expresamente prohibidas las prácticas abortivas. Sólo en Cuba sería bienvenida la ayuda abortista de Exteriores".

La nota firmada por Enrique Rivera, continúa diciendo que la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) ha elaborado un anteproyecto de Plan Director que promueve abiertamente el aborto con el objetivo de "ayudar" a reducir la mortalidad materna e infantil en el período 2005-2008. El anteproyecto es un trabajo conjunto de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional liderada por la socialista Leire Pajín Iraola y la Subdirección General de Planificación y Evaluación de Políticas de Desarrollo dirigida por Eduardo de Quesada Fernández de la Puente, ambas unidades dependientes del rediseñado Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

Con el mejor estilo de las grandes usinas de la cultura de la muerte, el texto del anteproyecto dice, "las actuaciones de la Cooperación Española se dirigirán hacia la educación sexual, la planificación familiar (facilitando información y acceso a métodos de planificación), (…) atención prenatal y derecho a la atención médica en caso de interrupción de embarazos no deseados". Asimismo, el documento afirma que las medidas para "reducir la morbimortalidad materna" tienen como "referencia el concepto de salud sexual y reproductiva de la conferencia de El Cairo (1994)", que incluye el aborto.

Conflicto internacional

El planteamiento del Plan Director presentado por la Secretaria de Estado el pasado 22 de diciembre ante el nuevo Consejo de Cooperación al Desarrollo entra en conflicto con diversas legislaciones nacionales que rechazan la práctica abortiva. Es el caso de Iberoamérica. Según datos proporcionados por la ONU, las legislaciones de El Salvador y Chile prohiben el aborto bajo cualquier motivo; en Argentina, Colombia, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Venezuela impiden la práctica salvo en el ya casi inexistente supuesto de riesgo de vida para la madre. En Brasil y México, a este caso se suma el rapto o incesto. La excepción es Cuba, donde el aborto está totalmente liberalizado.

El asunto no sorprende, puesto que la AECI mantiene vínculos con organismos abortistas. Es recomendada en materia de salud sexual y reproductiva y colabora con la Federación de Planificación Familiar de España (FPFE), filial española de la IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar), la multinacional del aborto y la perversión de menores. Además, la FPFE es subvencionada, entre otros, por las clínicas abortistas y por los laboratorios Schering, el mayor fabricante del mundo de la píldora del día después que comercializa con distintos nombres.

Asimismo, la AECI está relacionada con el Grupo de Interés Español en Población, Desarrollo y Salud Reproductiva (GIE), también ligado a la IPPF. Este organismo considera el aborto como parte de la salud sexual y reproductiva. Aunque el apoyo de la AECI a la salud reproductiva no es novedad, los fondos destinados a ello en el 2000 superan de lejos los 400.000 euros, sí lo es la manera explícita con que planea promover el aborto durante los próximos cuatro años. FIN, 12-01-05.

10.01.05

689 - JUAN PABLO II AL CUERPO DIPLOMÁTICO

JUAN PABLO II AL CUERPO DIPLOMÁTICO: Nada que viole la integridad y dignidad de la vida humana es éticamente admisible. No puede admitirse que la familia se vea amenazada por leyes dictadas por una visión restrictiva y antinatural.

Fuente: Sala de Prensa Santa Sede.

El Sumo Pontífice se dirigió hoy a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, entre otros temas, el Santo Padre fijó los grandes desafíos actuales insistiendo que en primer lugar se encuentra la defensa y promoción de la vida humana y la familia. Presentamos una síntesis del discurso de Juan Pablo II.

Excelencias, Señoras y Señores: (…)

Al darles mi particular y cordial bienvenida, deseo un buen trabajo a los 34 Embajadores y a sus distinguidas consortes que, desde enero del año pasado hasta hoy, han iniciado su misión ante la Sede de Pedro.

2. En verdad, estos sentimientos de alegría han sido ofuscados por la enorme catástrofe natural que el 26 de diciembre pasado ha afectado a diversos Países del sureste asiático, alcanzando incluso algunas costas de África oriental. Esta catástrofe ha marcado con un gran dolor el año que ha terminado: un año probado también por otras calamidades naturales, como son otros huracanes devastadores en el Océano Índico y en el mar de las Antillas, así como la plaga de langostas que ha desolado vastas regiones de África del Norte. Otras tragedias han llenado también de luto el 2004, como son las bárbaras acciones de terrorismo que han ensangrentado Irak y otros Estados del mundo, el cruel atentado de Madrid, la masacre terrorista de Beslan, las violencias inhumanas sobre la población de Darfur, las atrocidades perpetradas en la región de los Grandes Lagos en África.

Nuestro corazón se siente turbado y angustiado por todo ello, y ciertamente no conseguiríamos liberarnos de las tristes dudas sobre el destino del hombre si, precisamente de la cuna de Belén, no nos llegara una mensaje, a la vez humano y divino, de vida y de esperanza más fuerte. En Cristo, que nace como hermano de todo hombre y se pone a nuestro lado, es Dios mismo quien nos invita a no dejarnos desanimar nunca, sino a superar las dificultades, por muy grandes que sean, reforzando y haciendo prevalecer los vínculos comunes de humanidad por encima de cualquier otra consideración.

3. (…) La Iglesia Católica, universal por naturaleza, está siempre implicada directamente y participa en las grandes causas por la cuales el hombre actual sufre y espera. Ella no se siente extranjera entre ningún pueblo, porque donde se encuentre un cristiano, miembro suyo, está presente todo el cuerpo de la Iglesia. Más aún, dondequiera que se encuentre un hombre, allí se establece para nosotros un vínculo de fraternidad. (…)

4. En el Mensaje que este año he dirigido para la Jornada Mundial de la Paz he propuesto a la atención de los fieles católicos y de todos los hombres de buena voluntad la invitación de apóstol Pablo: "No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien": vince in bono malum (Romanos 12, 21). En la base de esta invitación hay una verdad profunda: en el campo moral y social, el mal asume el rostro del egoísmo y del odio que tienen un carácter negativo; sólo el amor, que tiene la fuerza positiva de un don generoso y desinteresado hasta el propio sacrificio, puede vencer al mal. Esto es lo que se expresa precisamente en el misterio del nacimiento de Cristo: para salvar a la criatura humana del egoísmo del pecado y de la muerte, que es su fruto, Dios mismo, por medio de Cristo, plenitud de vida, entra con amor en la historia del hombre y lo eleva a la dimensión de una vida más grande.

Este mismo mensaje -vence al mal con el bien- quisiera dirigirlo ahora a Ustedes, Señoras y Señores Embajadores, y por su medio a los queridos pueblos que Ustedes representan, así como a sus Gobiernos: este mensaje es especialmente válido también para las relaciones internacionales, y puede orientar a todos para responder a los grandes desafíos de la humanidad actual. Quisiera indicar aquí algunos de entre los más importantes.

5. El primer desafío es el desafío de la vida. La vida es el primer don que Dios nos ha hecho y la primera riqueza de la que puede gozar el hombre. La Iglesia anuncia "el Evangelio de la Vida". Y el Estado tiene precisamente como tarea primordial la tutela y la promoción de la vida humana.

En estos últimos años el desafío de la vida se está haciendo cada vez más amplio y crucial. Se ha ido centrando particularmente en el inicio de la vida humana, cuando el hombre es más débil y debe ser protegido mejor. Concepciones opuestas se enfrentan sobre temas como el aborto, la procreación asistida, el uso de células madres embrionarias humanas con finalidades científicas, la clonación. Apoyada en la razón y la ciencia, es clara la posición de la Iglesia: el embrión humano es un sujeto idéntico al niño que va a nacer y al que ha nacido a partir de ese embrión. Por tanto, nada que viole su integridad y dignidad es éticamente admisible. Además, una investigación científica que reduzca el embrión a objeto de laboratorio no es digna del hombre. Se ha de alentar y promover la investigación científica en el campo genético, pero, como cualquier otra actividad humana, nunca puede considerarse exenta de los imperativos morales; por otra parte, puede desarrollarse en el campo de las células madres adultas con prometedoras perspectivas de éxito.

Al mismo tiempo, el desafío de la vida tiene lugar en lo que es propiamente el santuario de la vida: la familia. Actualmente, ésta se ve a menudo amenazada por factores sociales y culturales que, ejerciendo presión sobre ella, hacen más difícil su estabilidad; pero en algunos Países la familia está amenazada también por una legislación que atenta -a veces incluso directamente- a su estructura natural, la cual es y sólo puede ser la de la unión entre un hombre y una mujer, fundada en el matrimonio. La familia es la fuente fecunda de la vida, el presupuesto primordial e irreemplazable de la felicidad individual de los esposos, de la formación de los hijos y del bienestar social, así como de la misma prosperidad material de la nación; no puede, pues, admitirse que la familia se vea amenazada por leyes dictadas por una visión restrictiva y antinatural. Que prevalezca una concepción justa, alta y pura del amor humano, que encuentra en la familia su expresión verdaderamente fundamental y ejemplar. Vince in bono malum.

6. El segundo desafío es el del pan. La tierra, hecha maravillosamente fecunda por su Creador, tiene recursos abundantes y variados para alimentar a todos sus habitantes, presentes y futuros. A pesar de esto, los datos publicados sobre el hambre en el mundo son dramáticos: centenares de millones de seres humanos sufren gravemente desnutrición y, cada año, millones de niños mueren de hambre o por sus consecuencias.

(…) Para responder a esta necesidad, que aumenta en magnitud y urgencia, se requiere una vasta movilización moral de la opinión pública y, más aún, de los hombres responsables de la política, sobre todo en aquellos Países que han alcanzado un nivel de vida satisfactorio y próspero.

A este respecto, quisiera recordar un gran principio de la enseñanza social de la Iglesia, que yo he subrayado de nuevo en el Mensaje para la Jornada mundial de la Paz de este año, y que está desarrollado también en el "Compendio de la Doctrina social de la Iglesia": el principio del destino universal de los bienes de la tierra. Es un principio que no justifica ciertas formas colectivistas de política económica, sino que debe motivar un compromiso radical para la justicia y un esfuerzo de solidaridad más atento y determinado. Éste es el bien que podrá vencer el mal del hambre y de la pobreza injusta. Vince in bono malum.

7. Está además el desafío de la paz. La paz, bien supremo, que condiciona la consecución de otros muchos bienes esenciales, es el sueño de todas las generaciones. Pero, ¡cuántas guerras y conflictos armados -entre Estados, entre etnias, entre pueblos y grupos que viven en un mismo territorio estatal- que de un extremo al otro del globo causan innumerables víctimas inocentes y son origen de otros muchos males! Nuestro pensamiento se dirige espontáneamente hacia diversos Países de Oriente Medio, de África, de Asia y de América Latina, en los cuales el recurso a las armas y a la violencia, produce no sólo daños materiales incalculables, sino que fomenta el odio y acrecienta las causas de discordia, haciendo cada vez más difícil la búsqueda y el logro de soluciones capaces de conciliar los intereses legítimos de todas las partes implicadas. A estos trágicos males se añade el fenómeno cruel e inhumano del terrorismo, flagelo que ha alcanzado una dimensión planetaria desconocida por las generaciones anteriores.

(…) Yo seguiré interviniendo para indicar las vías de la paz y para invitar a recorrerlas con valentía y paciencia. A la prepotencia se debe oponer la razón, al enfrentamiento de la fuerza el enfrentamiento del diálogo, a las armas apuntadas la mano tendida: al mal el bien. (…)

Pero para construir una paz verdadera y duradera en nuestro planeta ensangrentado, es necesaria una fuerza de paz que no retroceda ante ninguna dificultad. Es una fuerza que el hombre por sí solo no consigue alcanzar ni conservar: es un don de Dios. Cristo vino precisamente para ofrecerla al hombre, como los ángeles cantaron ante la cuna de Belén: "Paz a los hombres que ama el Señor" (Lucas 2,14). Dios ama al hombre y quiere para él la paz. Nosotros estamos invitados a ser instrumentos activos de la misma, venciendo al mal con el bien. Vince in bono malum.

8. Quisiera referirme aún a otro desafío: el desafío de la libertad. Ustedes saben, Señoras y Señores Embajadores, cuánto estimo este tema, precisamente por la historia del pueblo del que provengo; pero dicho tema es ciertamente estimado también por todos Ustedes, que por su servicio diplomático son justamente celosos de la libertad del pueblo que representan y solícitos en defenderla. Pero la libertad es ante todo un derecho del individuo. "Todos los seres humanos nacen -como dice justamente la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, concretamente en el artículo 1º- libres e iguales en dignidad y derecho". Y el artículo 3º declara: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona". Ciertamente, la libertad de los Estados es también sagrada porque deben ser libres y, precisamente, para poder llevar a cabo de manera adecuada su deber primordial de proteger, además de la vida, la libertad de sus ciudadanos en todas sus justas manifestaciones.

La libertad es un gran bien, porque, sin ella, el hombre no puede realizarse de manera consecuente con su naturaleza. La libertad es luz: permite elegir responsablemente sus propias metas y la vía para alcanzarlas. En el núcleo más íntimo de la libertad humana está el derecho a la libertad religiosa, porque se refiere a la relación más esencial del hombre: su relación con Dios. Incluso la libertad religiosa está garantizada expresamente en la mencionada declaración (cf. art. 18). Ella fue objeto -como todos Ustedes bien saben- de una solemne declaración del Concilio ecuménico Vaticano II, la cual inicia con las significativas palabras "Dignitatis humanae".

La libertad de religión sigue siendo en numerosos Estados un derecho no reconocido de manera suficiente o de modo adecuado. Pero el anhelo de la libertad de religión no se puede erradicar: será siempre vivo y apremiante mientras el hombre esté vivo. Por esto dirijo hoy también este llamamiento expresado ya tantas veces por la Iglesia: "Que en todas partes se proteja la libertad religiosa con una eficaz tutela jurídica y se respeten los deberes y derechos supremos del hombre a desarrollar libremente en la sociedad la vida religiosa" (DH 15).

No hay que temer que la justa libertad religiosa sea un límite para las otras libertades o perjudique la convivencia civil. Al contrario, con la libertad religiosa se desarrolla y florece también cualquier otra libertad, porque la libertad es un bien indivisible y prerrogativa de la misma persona humana y de su dignidad. No hay que temer que la libertad religiosa, una vez reconocida para la Iglesia Católica, interfiera en el campo de la libertad política y de las competencias propias del Estado. La Iglesia sabe distinguir bien, como es su deber, lo que es del César y lo que es de Dios; ella coopera en el bien común de la sociedad, porque rechaza la mentira y educa para la verdad; condena el odio y el desprecio e invita a la fraternidad; promueve siempre por doquier -como es fácil reconocer por la Historia- las obras de caridad, las ciencias y las artes. La Iglesia quiere solamente libertad para poder ofrecer un servicio válido de colaboración con cada instancia pública y privada, preocupada por el bien del hombre. La verdadera libertad es siempre para vencer el mal con el bien. Vince in bono malum.

9. Señoras y Señores Embajadores, en el año que acaba de empezar estoy seguro de que Ustedes, en el cumplimiento de su alto mandato, seguirán estando al lado de la Santa Sede en su esfuerzo diario por responder, según sus responsabilidades específicas, a los mencionados desafíos que abarcan a toda la humanidad. Jesucristo, cuyo nacimiento hemos celebrado hace unos días, fue anunciado por el Profeta como "Maravilla de Consejero… Príncipe de la Paz" (Isaías 9,5). Que la luz de su Palabra, su espíritu de justicia y de fraternidad, y el don tan necesario y tan deseado de su paz, que él ofrece a todos, puedan resplandecer en la vida de cada uno de Ustedes, de sus familias y de todos sus seres queridos, de sus nobles Países y de toda la humanidad. Vaticano, 10-01-05. FIN, 10-01-05

5.01.05

688 - BRASIL: ABORTO PRIORIDAD DE SALUD PÚBLICA

BRASIL: ABORTO PRIORIDAD DE SALUD PÚBLICA.

Fuentes: Propias (vid. NG 666, 667 y 679).

Por Juan C. Sanahuja

Este mes de enero comenzará a sesionar la comisión especial creada por el gobierno de Brasil para estudiar cambios en la legislación sobre el aborto.

El grupo de trabajo convocado por el gobierno del presidente Lula Da Silva fue organizado en el área de la Secretaría de Políticas para la Mujer, cuya titular es la abortista Nilcéa Freire (vid. NG 679), en el ámbito del Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer, también presidido por Freire. Del grupo formarán parte funcionarios y también organizaciones de la sociedad civil.

La legalización del aborto es para el gobierno una de las prioridades establecidas en el Plan Nacional de Salud, siguiendo los dictados de la cultura de la muerte que quieren convertir el crimen del aborto en un servico de salud pública, dentro del marco del desarrollo social sustentable.

La legislación actual castiga con prisión a las mujeres y a los médicos que cometen ese crimen. La legislación contempla dos excepciones en los casos en que el embarazo sea consecuencia de una violación y cuando no haya otros medios para salvar la vida de la madre. El último año el Servicio Único de Salud autorizó 1.888 abortos contemplando estas excepciones. Demás está decir que las "excepciones" constituyen también una gravísima violación de la ley moral natural.

Con la misma estrategia que en otros países, el gobierno abortista convoca, a través de esta comisión, a "una amplia discusión social sobre el tema", con la clara intención de que el proyecto de ley que sea enviado al parlamento después de las deliberaciones, aparezca avalado por el "consenso social", como es costumbre en la manipulación del diálogo que hace universalmente la cultura de la muerte.

La comisión cuenta con el apoyo de UNIFEM (Fondo para el Desarrollo de la Mujer de la ONU), cuya directora general de este organismo para el Como Sur es la abortista Ana Falú. También hizo público su apoyo, el grupo de apóstatas Católicas para el Derecho a Decidir.

Comunicado de la Conferencia Episcopal

El 9 de diciembre pasado, al anunciarse la creación de la comisión, la Conferencia Episcopal declaró a través de un comunicado, "como hemos declarado en varias oportunidades, especialmente a lo largo de este año, reafirmamos el principio ético del pleno respeto a la dignidad de la vida del ser humano, sin importar la etapa de su desarrollo o las condiciones en que se encuentre. Este principio, que fundamenta todos los demás derechos de la persona, es base y condición para una convivencia social digna, justa y solidaria". El comunicado lleva la firma del cardenal Geraldo Majella Agnelo, Arzobispo de San Salvador de Bahía, Presidente de la Conferencia Episcopal.

En declaraciones a la prensa, el Cardenal Majella, dijo "ningún poder humano puede legitimar el exterminio de una vida. No podemos hacer concesiones en este aspecto. El aborto siempre irá contra el quinto mandamiento de la Ley de Dios".

También algunos líderes evangélicos se han pronunciado en contra del aborto. El pastor Adarlei Martins, de la iglesia Asamblea de Dios, declaró "el aborto quiebra un principio bíblico y moral. Independientemente de las circunstancias del embarazo, el aborto siempre es la eliminación una vida indefensa".

Otras presiones abortistas

El Tribunal Supremo, que en octubre rechazó el aborto en casos de anacefalia (vid. NG 666, 676), según la prensa de 9 de diciembre, volvería sobre la cuestión, ya que aún queda pendiente de solución jurídica a la suspensión provisoria de los procesos judiciales contra las mujeres que han abortado y los médicos intervinientes, en casos de aborto por anencefalia.

La directora de UNIFEM ya ha declarado que espera que la Corte, "reconozca plenamente los derechos humanos inalienables de las mujeres, privilegiando ante otros derechos su plena autonomía reproductiva". FIN, 05-01-05

31.12.04

687 - ESPAÑA: UNIONES HOMOSEXUALES: MONEDA FALSA

ESPAÑA: UNIONES HOMOSEXUALES: MONEDA FALSA.

Fuentes: Propias y Nota de la Conferencia Episcopal, 30-12-04. (Vid. 655, 656, 670, 672, entre otros).

El gobierno socialista español aprobó ayer, 30 de diciembre, el anteproyecto de ley que será enviado al parlamento. El anteproyecto pretende equiparar al matrimonio las uniones entre los homosexuales, con "los mismos derechos y libertades" al matrimonio natural, incluida la adopción.

Al respecto la Conferencia Episcopal de España hizo conocer la siguiente Nota de Prensa:

Error e injusticia

El Consejo de Ministros ha aprobado hoy un proyecto de Ley que pretende equiparar al matrimonio la unión de personas del mismo sexo. Es una propuesta errónea e injusta. Porque "el matrimonio, engendrando y educando a sus hijos, contribuye de manera insustituible al crecimiento y estabilidad de la sociedad. Por eso le es debido el reconocimiento y el apoyo legal del Estado. En cambio, a la convivencia de homosexuales, que no puede tener nunca esas características, no se le puede reconocer una dimensión social semejante a la del matrimonio y a la de familia" (Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, Matrimonio, familia y uniones homosexuales nº13).

Uso arbitrario del poder

Las personas homosexuales no deben ser discriminadas en sus derechos ciudadanos. Pero las instituciones sociales deben ser tuteladas y promovidas por las leyes. El matrimonio es una institución esencialmente heterosexual, es decir que "no puede ser contraído más que por personas de diverso sexo: una mujer y un varón. A dos personas del mismo sexo no les asiste ningún derecho a contraer matrimonio entre ellas. El Estado, por su parte, no puede reconocer este derecho inexistente, a no ser actuando de un modo arbitrario que excede sus capacidades y que dañará, sin duda muy seriamente, el bien común. Las razones que avalan estas proposiciones son de orden antropológico, social y jurídico" (Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española, En favor del verdadero matrimonio, nº 3). Como la moneda falsa, perjudicial para todos

La medida propuesta tendrá consecuencias negativas que afectarán a toda la sociedad. No se trata de reconocer un pretendido derecho a algunas personas que en nada perjudicaría a los demás. "Si el Estado procede a dar curso legal a un supuesto matrimonio entre personas del mismo sexo, la institución matrimonial quedará seriamente afectada. Fabricar moneda falsa es devaluar la moneda verdadera y poner en peligro todo el sistema económico. De igual manera, equiparar las uniones homosexuales a los verdaderos matrimonios, es introducir un peligroso factor de disolución de la institución matrimonial y, con ella, del justo orden social". "¿Será posible seguir sosteniendo la verdad del matrimonio, y educando a los hijos de acuerdo con ella, sin que padres y educadores vean conculcado su derecho a hacerlo así por un nuevo sistema legal contrario a la razón? ¿No se acabará tratando de imponer a todos por la pura fuerza de la ley una visión de las cosas contraria a la verdad del matrimonio?" (En favor del verdadero matrimonio, nº 4 b y c ).

Los niños, desamparados

La adopción ha de mirar siempre al bien de los niños, no a supuestos derechos de quienes los desean adoptar. Dos personas del mismo sexo, que pretenden suplantar a un matrimonio, no constituyen un referente adecuado para la adopción. "La figura del padre y de la madre es fundamental para la neta identificación sexual de la persona. Ningún estudio ha puesto fehacientemente en cuestión estas evidencias" (En favor del verdadero matrimonio, nº 4 a ).

Si esta legislación se llevara adelante, abandonaríamos la sabiduría humana y jurídica de toda la Humanidad. "La historia universal lo confirma: ninguna sociedad ha dado a las relaciones homosexuales el reconocimiento jurídico de la institución matrimonial" (En favor del verdadero matrimonio, nº 4 b). La diferencia sexual constituye la base antropológica indispensable del matrimonio: "Hombre y mujer los creó" (Gen 1, 27). (Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, Hombre y Mujer los creó). Madrid, 30 de diciembre de 2004. FIN 31-12-04

27.12.04

686 - JUAN PABLO II-USA: LA IGLESIA Y LA VIDA PÚBLICA (III).

JUAN PABLO II-USA: LA IGLESIA Y LA VIDA PÚBLICA (III).

Fuente: Pagina web de la Santa Sede. (Vid. NG 649, 663, 664).

Discurso de Juan Pablo II al decimotercer grupo de obispos de Estados Unidos en visita "ad limina", 04-12-04. (Obispos de las provincias eclesiásticas de Louisville, Mobile y Nueva Orleáns). (…)

"Ante todo, deseo expresar mi profundo aprecio por la extraordinaria contribución que los laicos han dado, y siguen dando, al crecimiento y a la expansión de la Iglesia en vuestro país, una contribución que he constatado y admirado personalmente durante mis visitas a Estados Unidos. Puesto que "la renovación de la Iglesia en América no será posible sin la presencia activa de los laicos" (Ecclesia in America, 44), estoy convencido de que una parte esencial de vuestro gobierno pastoral debe consistir en guiarlos y sostenerlos en sus esfuerzos por ser la levadura del Evangelio en el mundo.

2. Como afirmó claramente el concilio Vaticano II, el ejercicio del munus regendi episcopal requiere por su misma naturaleza un reconocimiento de la contribución y de los carismas de los fieles laicos y de su papel en la construcción de la unidad de la Iglesia y en el cumplimiento de su misión en el mundo (cf. Lumen gentium, 30-31). Cada obispo está llamado a reconocer el "papel esencial e irreemplazable" de los laicos en la misión de la Iglesia (cf. Christifideles laici, 7) y a capacitarlos para llevar a cabo su apostolado propio, "guiados por la luz del Evangelio y el pensamiento de la Iglesia, y movidos por el amor cristiano" (Apostolicam actuositatem, 7).

En vuestro ministerio de gobierno, deberíais considerar como una clara prioridad pastoral ayudar a los fieles laicos en la comprensión y realización del munus regale que han recibido por su incorporación bautismal en Cristo. Como afirma la tradición de la Iglesia, este oficio real se expresa en primer lugar mediante la "libertad real", que permite a los fieles superar el dominio del pecado en su vida y, "sirviendo a Cristo también en los demás, llevarlos (…) al Rey, a quien servir es reinar" (Lumen gentium, 36). Sin embargo, los fieles laicos ejercen este oficio real de un modo específico, a través de sus esfuerzos por extender el reino de Dios en su actividad secular y mediante ella, para que "el mundo se impregne del Espíritu de Cristo y consiga más eficazmente su fin en la justicia, en el amor y en la paz" (ib.).

3. De aquí se sigue que es preciso impulsar a los laicos, hombres y mujeres, mediante una oportuna catequesis y una formación permanente, a reconocer la dignidad y la misión distintivas que han recibido en el bautismo y a encarnar en todas sus actividades diarias un enfoque integral de la vida, que se inspire y encuentre su fuerza en el Evangelio (cf. Christifideles laici, 34). Esto significa que es necesario enseñar a los laicos a distinguir claramente entre sus derechos y deberes como miembros de la Iglesia y los que tienen como miembros de la sociedad humana, y se les ha de estimular a integrarlos armoniosamente, reconociendo que "en cualquier cuestión temporal han de guiarse por la conciencia cristiana, pues ninguna actividad humana, ni siquiera en los asuntos temporales, puede sustraerse a la soberanía de Dios" (Lumen gentium, 36).

Una clara y autorizada reafirmación de estos principios fundamentales del apostolado seglar ayudará a superar los graves problemas pastorales causados por una creciente falta de comprensión de la obligación vinculante de la Iglesia de recordar a los fieles su deber de conciencia de actuar de acuerdo con su enseñanza autorizada. Es urgente la necesidad de una catequesis exhaustiva sobre el apostolado seglar, que destaque necesariamente la importancia de una conciencia bien formada, la relación intrínseca entre libertad y verdad moral, y el grave deber que tiene todo cristiano de trabajar para renovar y perfeccionar el orden temporal de acuerdo con los valores del reino de Dios. Esta catequesis, respetando plenamente la legítima separación entre la Iglesia y el Estado en la vida de Estados Unidos, debe explicar también que para los cristianos no puede haber separación entre la fe que se ha de creer y poner en práctica (cf. ib., 25) y el compromiso de participar de forma plena y responsable en la vida profesional, política y cultural.

Dada la importancia de estas cuestiones para la vida y la misión de la Iglesia en vuestro país, quiero animaros a considerar como elemento esencial de vuestro ministerio de maestros y pastores de la Iglesia en Estados Unidos enseñar los principios doctrinales y morales inherentes al apostolado seglar. También os invito a discernir, consultando a los miembros del laicado que sobresalen por su fidelidad, conocimiento y prudencia, los modos más eficaces de promover la catequesis y una reflexión profunda sobre esta importante área de la enseñanza social de la Iglesia.

4. El aprecio de los diferentes dones y del apostolado de los laicos llevará naturalmente a reforzar el compromiso de fomentar entre los laicos un sentido de responsabilidad compartida con respecto a la vida y la misión de la Iglesia. Insistiendo en la necesidad de una teología y una espiritualidad de comunión y misión para la renovación de la vida eclesial, he señalado la importancia de "hacer nuestra la antigua sabiduría, la cual, sin perjuicio alguno del papel jerárquico de los pastores, sabía animarlos a escuchar atentamente a todo el pueblo de Dios" (Novo millennio ineunte, 45).

Ciertamente, esto requerirá un esfuerzo consciente de cada obispo para desarrollar, en su Iglesia particular, estructuras de comunión y participación que, sin detrimento de su responsabilidad personal con respecto a las decisiones que está llamado a tomar en virtud de su autoridad apostólica, permitan "escuchar al Espíritu que habla y vive en los fieles" (cf. Pastores gregis, 44). Aún más importante es que esto requiere, en todos los aspectos de la vida eclesial, el cultivo de un espíritu de comunión fundado en el sensus fidei sobrenatural y en la rica variedad de carismas y misiones que el Espíritu Santo derrama sobre todo el cuerpo de los bautizados en orden a edificarlos en la unidad y en la fidelidad a la palabra de Dios (cf. Lumen gentium, 12).

"Comprender la cooperación y la responsabilidad común, firmemente arraigada en los principios de una sana eclesiología, asegurará una genuina y fructífera colaboración entre los pastores de la Iglesia y los fieles laicos, sin peligro de que esta relación se tergiverse a causa de la aceptación, sin sentido crítico, de categorías y estructuras tomadas de la vida secular. (…) ". FIN 27-12-04