Inclusión de los "progres": cotillón lingüístico para idiotas
Es sabido que los oriundos de la provincia de Córdoba, Argentina tienen ese “no sé qué” que los hace ocurrentes, graciosos, buenos para contar historias y tremendamente perspicaces a la hora de colocar sobrenombres.
Así, cuentan que a uno le decían “hijo único". ¿Por qué? Porque cada vez que le pedían plata respondía: “¡No tengo, hermano…!".
Hace un par de días se volvió viral la narración de un papá cordobés, hijo de un niño autista y hermano de una mujer ciega que, cansado de tanta farsa, narró esta desopilante anécdota ocurrida en un bar de su ciudad, donde lo único que se demuestra, es la urgente necesidad de inclusión que necesitan… estos progres de cotillón.
Venga el texto entonces para,
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
“Ayer me siento en un bar en Nueva Córdoba con un amigo y la sra. Llega la encargada de atendernos, nos saluda con una sonrisa y se da el siguiente diálogo que me trajo un recuerdo de una charla con unos amigos:
-¡Hola chiques!-
-¿Chiques?- le dije yo, también con una sonrisa.-
-¡Así es! Somos un bar inclusivo. Orgullosamente lo decía.-
-Mira que bien, me viene bárbaro entonces, porque en un ratito viene mi hermana que es ciega. ¿Tienen la carta en braille?-
-Ay no, eso no tenemos. Me dijo la verdad un poco preocupada.