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15.05.17

Sobre la Independencia del Paraguay

(Por la Hna Claudia Ortiz, de Paraguay)

El mes de mayo es un mes de celebraciones en Paraguay, es llamado «el mes de la Patria», porque en él se gestó la independencia nacional. Pero, ¿cuáles fueron los motivos que impulsaron a nuestros antepasados a buscar la independencia?

En los corrientes libros de historia leemos que fueron varias las causas; entre ellas se citan circunstancias económicas, sociales y políticas y casi siempre se afirma que fueron influenciados por las ideas liberales de la Revolución Francesa.  Pero ¿realmente podríamos ver las ideas liberales en nuestros próceres? Es muy común pensar que la independencia fue gestada por hombres que se sentían oprimidos por el yugo español representados por la cruz y la espada. Pero eso, quizá sea un error.

Como dice el Dr. Antonio Caponnetto, un prolífico autor argentino:

 

«Una cosa es la “independencia” de los ideólogos masones y liberales; otra (muy distinta es) la autonomía gubernativa conservando las formas monárquicas, las grandes unidades geopolíticas americanas y la prosapia cultural de tres siglos gloriosos de evangelización española. Una cosa es la emancipación –concepto netamente kantiano, iluminista y rousseauniano- y otra cosa es la autodeterminación, fruto del legítimo del ejercicio del ius resistendi a la tiranía.»

 

Paraguay no se independizó por un odio contra España. Es más, ya tenían en común trescientos años de historia.

 

«Los conquistadores españoles radicados desde 1537 a orillas del río Paraguay, en unión con los guaraníes originaron, a través de los años, un pueblo numeroso, homogéneo, trabajador y valiente, que sabía lo que el Paraguay, fundador de ciudades, significó en la civilización del Río de la Plata, se enorgullecía de su ascendencia hispánica y poseía una robusta conciencia nacional»[1].

 

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14.05.17

La "bella virtù". La pureza según Don Bosco. Reedición de libro

La “bella virtù”; así llamaba San Juan Bosco a la hermosísima virtud angélica; aquélla que nos hace semejantes a los ángeles del Cielo y que, si nos mantenemos firmes, nos hará ver al mismo Dios verdadero (Mt 5,8).

Es Ella: la virtud tan amada y tan buscada una hermosa damisela que tantos dolores de cabeza nos ha dado (y sigue dando) para adquirirla y mantenerla; es, en fin, una Dama hermosa que quiere de nosotros el combate singular contra el mundo (y el Príncipe de este mundo), sus tentaciones y seducciones.


Entre tantos escritores y tantas cosas hermosas que se han dicho hay un santo que se destaca por su especial ternura y predilección; este fue San Juan Bosco, el patrono de la juventud; su vida y su ejemplo están impregnados de anécdotas, sueños y enseñanzas acerca de la pureza, de allí que hayamos querido ir sonsacando de entre sus discursos y correrías lo que más nos pueda servir para alcanzar y difundir la bella virtù.

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13.05.17

Gramsci, la Virgen de Fátima y la Revolución Cultural (para meditar)

Hace unos veinte años, cuando era apenas un joven estudiante de abogacía, escuché por primera vez al Padre Alfredo Sáenz, SJ, hablar acerca de “Antonio Gramsci y la revolución cultural”.

Recuerdo que fue tal la fascinación que causó en mí -por contraposición- el pensamiento del intelectual italiano que, al terminar la conferencia, me acerqué y con todo el entusiasmo juvenil, le dije:

- “Padre: ¡yo quiero hacer eso que dice Gramsci pero al revés! ¡La contra-revolución cultural!

Ni lerdo ni perezoso, el jesuita, tomando un libro, me dijo:

- “Para eso debes comenzar a leer y escribir…”.

Y ahí nomás me dio mi primer libro para recensionar en la Revista Gladius.

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11.05.17

Tres monjes rebeldes: la historia en el cine

Tres monjes rebeldes: la historia en el cine

 

Luego de esperar y esperar, ayer, finalmente, gracias a la generosidad de los productores de la película que compartieron la obra en internet, pude terminar de ver la excelente obra del padre Raymond, sacerdote cisterciense de mediados de siglo XX.

La historia, que narra de manera novelada pero absolutamente verídica, el nacimiento del Císter, llegó a marcar a generaciones y generaciones en décadas pasadas con saga “Tres monjes rebeldes” y La familia que alcanzó a Cristo.

La adaptación al cine es muy buena a pesar de haber sido hecha con poquísimos recursos y aunque siempre es recomendable el libro, puede ser una hermosa introducción para llegarse hasta su lectura.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi

 

 

 

 

 

 

 

 

9.05.17

"¿Misa de espaldas?". ¡No, hombre! "¡De cara a Dios!". Sermón sobre la misa "ad orientem"

Seguimos entonces[1], como el domingo pasado, con una catequesis de la Misa. Y esta vez tocan ver algunas disposiciones físicas del templo y de los fieles. Especialmente en lo que se refiere hacia dónde mira el sacerdote y el pueblo fiel.

Pero no hace falta que nos metamos en la Misa Tridentina o “tradicional” o en la “forma extraordinaria”, como bien lo ha señalado hace poco el Cardenal Sarah. Vayamos nomás al Misal del Concilio Vaticano II donde se lee en las rúbricas la siguiente indicación al momento de la preparación para la comunión:

«El sacerdote, volviéndose hacia el pueblo, dice en voz alta: “Dichosos los invitados a la mesa del Señor” […] Luego el sacerdote, volviéndose hacia el altar, dice en voz baja: “Que el cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna”».

 

¿Qué fue lo que pasó entonces? ¿Por qué hemos visto, desde niños nomás, que el sacerdote nos está mirando desde que comienza hasta que acaba la Misa? Es que se trató de una praxis litúrgica, impuesta con el tiempo y a maza y martillo…

Pero… ¿por qué la Misa de “espaldas al pueblo” y no “de cara al pueblo”?

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