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9.05.17

"¿Misa de espaldas?". ¡No, hombre! "¡De cara a Dios!". Sermón sobre la misa "ad orientem"

Seguimos entonces[1], como el domingo pasado, con una catequesis de la Misa. Y esta vez tocan ver algunas disposiciones físicas del templo y de los fieles. Especialmente en lo que se refiere hacia dónde mira el sacerdote y el pueblo fiel.

Pero no hace falta que nos metamos en la Misa Tridentina o “tradicional” o en la “forma extraordinaria”, como bien lo ha señalado hace poco el Cardenal Sarah. Vayamos nomás al Misal del Concilio Vaticano II donde se lee en las rúbricas la siguiente indicación al momento de la preparación para la comunión:

«El sacerdote, volviéndose hacia el pueblo, dice en voz alta: “Dichosos los invitados a la mesa del Señor” […] Luego el sacerdote, volviéndose hacia el altar, dice en voz baja: “Que el cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna”».

 

¿Qué fue lo que pasó entonces? ¿Por qué hemos visto, desde niños nomás, que el sacerdote nos está mirando desde que comienza hasta que acaba la Misa? Es que se trató de una praxis litúrgica, impuesta con el tiempo y a maza y martillo…

Pero… ¿por qué la Misa de “espaldas al pueblo” y no “de cara al pueblo”?

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27.04.17

Conferencia: "Lutero: a 500 años de la ruptura". Conferencia. Manzana de las luces (Bs.As.)

Invito a quienes deseen asistir, a la conferencia que daré en Capital Federal (Buenos Aires).

“LUTERO:

A 500 AÑOS DE LA RUPTURA”

Sábado 6 de Mayo, 11 hrs.

Bilbioteca de la Manzana de las Luces

Perú 272, 1º Piso

La entrada es libre y gratuita, pero es conveniente anotarse previamente a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected]

Con mi bendición.

P. Javier Olivera Ravasi

PS: para quien desee ver una charla similar puede hacerlo aquí

https://www.facebook.com/quenotelacuenten

http://www.quenotelacuenten.org/

20.04.17

No vayan a esta peregrinación. Es peligrosa: "Nuestra Señora de la Cristiandad, 2017"

Hace algunos años vengo oyendo que un grupo de jóvenes recalcitrantes, con algunos mayores que los secundan, el fin de semana largo de Agosto (19-20 y 21), hacen una peregrinación hasta la Basílica de Luján, en Argentina.

Estos herederos de lo más rancio del catolicismo, caminan durante tres días, llegando sedientos, hambrientos y exhaustos hasta el santuario mariano nacional.

En el colmo de los fascismos y dejando de lado el amor por la madre tierra, las ballenas y el ecumenismo, se centran en la arcaica manera de celebrar la Cena del Señor (a la que llaman “El Santo Sacrificio de la Misa”), según la denominada “forma extraordinaria” que –en mala hora- permitió el anterior papa, Benedicto XVI (¡y menos mal que renunció que, si no, nos la imponía a todos!).

Lo más preocupante es que de estos encuentros, que ya reúnen a más de 600 personas por año, terminan surgiendo nuevos “bolsones de autoritarismo” (como los llamaba nuestro hermano mayor Aguinis), noviazgos heterosexuales y, lo peor de todo, futuras vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio.

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16.04.17

Resurrección de Cristo: traducción más conforme al original, según Antonio Persili

Vittorio Messori, en “Dicen que ha resucitado” (la continuación de “¿Padeció bajo Poncio Pilato?”), ha sacado del olvido una obra del padre Antonio Persili, sacerdote italiano de Tívoli y gran conocedor del griego bíblico que estudió durante años los siguientes pasajes evangélicos:

 

“Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó” (Jn 20, 4-8).

 

La pregunta que se hacía Persili (y que nos hicimos nosotros más de una vez) era: ¿qué es lo que había visto San Juan para que le llamara tanto la atención al punto de llegar a creer? ¿un simple par de lienzos? ¿Por qué no creyó, más bien, que se habían robado el cuerpo del Señor?

Con la finalidad de resumir su trabajo, lo presentamos en grandes trazos, pidiendo perdón desde ya por la pedantería académica y un par de latines y griegos que deberemos usar.

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13.04.17

Sacerdocio católico. Hugo Wast, Castellani y romance español

Los que es bravo es ser Quijote

siendo a la vez sacerdote.

Los sacerdotes más anchos 

se reclutan entre Sanchos.

(Padre Leonardo Castellani, El Ruiseñor Fusilado)

Jueves Santo e institución del sacerdocio católico van de la mano. Y estos dos textos también.

Recemos para que nunca nos falten verdaderas y santas vocaciones sacerdotales.

Buena Semana Santa de conversión.

P. Javier Olivera Ravasi

Cuando se piensa que ni la Santísima Virgen puede hacer lo que un sacerdote.

Cuando se piensa que ni los ángeles ni los arcángeles, ni Miguel ni Gabriel ni Rafael, ni príncipe alguno de aquellos que vencieron a Lucifer pueden hacer lo que un sacerdote.

Cuando se piensa que Nuestro Señor Jesucristo en la última Cena realizó un milagro más grande que la creación del Universo con todos sus esplendores y fue el convertir el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote.

Cuando se piensa en el otro milagro que solamente un sacerdote puede realizar: perdonar los pecados y que lo que él ata en el fondo de su humilde confesionario, Dios obligado por su propia palabra, lo ata en el cielo, y lo que él desata, en el mismo instante lo desata Dios.

Cuando se piensa que la humanidad se ha redimido y que el mundo subsiste porque hay hombres y mujeres que se alimentan cada día de ese Cuerpo y de esa Sangre redentora que sólo un sacerdote puede realizar.

Cuando se piensa que el mundo moriría de la peor hambre si llegara a faltarle ese poquito de pan y ese poquito de vino.

Cuando se piensa que eso puede ocurrir, porque están faltando las vocaciones sacerdotales; y que cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la Tierra, como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla; y las gentes gritarán de hambre y de angustia, y pedirán ese pan, y no habrá quien se los dé; y pedirán la absolución de sus culpas, y no habrá quien las absuelva, y morirán con los ojos abiertos por el mayor de los espantos.

Cuando se piensa que un sacerdote hace más falta que un rey, más que un militar, más que un banquero, más que un médico, más que un maestro, porque él puede reemplazar a todos y ninguno puede reemplazarlo a él.

Cuando se piensa que un sacerdote cuando celebra en el altar tiene una dignidad infinitamente mayor que un rey; y que no es ni un símbolo, ni siquiera un embajador de Cristo, sino que es Cristo mismo que está allí repitiendo el mayor milagro de Dios.

Cuando se piensa todo esto, uno comprende la inmensa necesidad de fomentar las vocaciones sacerdotales.

Uno comprende el afán con que en tiempos antiguos, cada familia ansiaba que de su seno brotase, como una vara de nardo, una vocación sacerdotal.

Uno comprende el inmenso respeto que los pueblos tenían por los sacerdotes, lo que se refleja en las leyes.

Uno comprende que el peor crimen que puede cometer alguien es impedir o desalentar una vocación.

Uno comprende que provocar una apostasía es ser como Judas y vender a Cristo de nuevo.

Uno comprende que si un padre o una madre obstruyen la vocación sacerdotal de un hijo, es como si renunciaran a un título de nobleza incomparable.

Uno comprende que más que una Iglesia, y más que una escuela, y más que un hospital, es un seminario o un noviciado.

Uno comprende que dar para construir o mantener un seminario o un noviciado es multiplicar los nacimientos del Redentor.

Uno comprende que dar para costear los estudios de un joven seminarista o de un novicio, es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre que durante media hora, cada día, será mucho más que todas las dignidades de la tierra y que todos los santos del cielo, pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo.

(Hugo Wast, “Cuando se piensa").

De regalo, un hermoso “Romance del Jueves Santo” interpretado por Joaquín Díaz que cantábamos de chicos: