Ante la muerte de Quino, el inventor de Mafalda
Hace apenas unos días ha pasado a rendir cuentas al Buen Dios Joaquín Salvador Lavado Tejón o, más conocido como “Quino", el inventor de Mafalda, esa niña inteligente, perspicaz y a su vez profunda que muchos de nosotros hemos leído cuando chicos con admiración y deleite.
Sin embargo, en honor a la verdad y para conocer un poco más acerca de su autor, hay un aspecto interesante que uno de nuestros lectores nos ha hecho llegar y que ahora ponemos a disposición del público en general para,
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
Ha muerto Quino
Por Pablo Marini
Ante la avalancha de elogios de parte de todo el espectro “bienpensante” y cultor enfermizo de lo “políticamente correcto” a lo largo y ancho del país y más allá de nuestras fronteras, dedicados a Joaquín Salvador Lavado, que se hacía llamar “Quino”, es bueno recordar que este señor “deformó” a generaciones de argentinos con su humor ácido, cínico y escéptico.
Nadie discute su genialidad y su pericia artística, pero hay que entender que un genio no implica que se sea un sabio. Y su cinismo y escepticismo profundo se expresó con gran claridad, no tanto en su personaje Mafalda (y que, de paso sea dicho, hay que recordar que la dibujó solo unos pocos años), sino especialmente en las viñetas a toda página que dibujaba para otra basura ideológica que ha envenenado el alma de millones de argentinos como es el diario Clarín, en su suplemento “Viva”.
Allí, Quino se explayó con comodidad para mostrar su profundo aborrecimiento de la noción de un Dios amoroso y providente.
Hemos seleccionado aquí unos pocos pero claros ejemplos de lo afirmado, subtitulándolos para destacar qué es lo que más llama la atención en cada una de ellas y cómo subyace el oscuro desprecio por la noción de un Dios redentor. No por nada en ninguno de los chistes que hizo, aparece precisamente la clave de bóveda para entender el infinito amor que Dios tiene por los hombres y el total rechazo al pecado: Nuestro Señor Jesucristo.
Tampoco debe sorprender que la masonería haya cantado la elegía de “su hermano”. Es la satánica noción de “deísmo”, un dios que da el puntapié inicial a toda la realidad, pero que inmediatamente se desentiende de ella para mostrarnos el rostro de un dios indiferente al sufrimiento y el dolor humano. Y en el peor de los casos (como quiere mostrar Quino), como un sádico observador.
Por eso repetimos lo que pensamos y dijimos al conocer la noticia de su muerte: que Dios se apiade de su alma.
Prof. Pablo Marini
Filósofo y teólogo
Burla a los milagros y apariciones