Publicamos aquí el testimonio de uno de nuestras lectoras que, nacida en el judaísmo, terminó convirtiéndose a la Fe católica.
El testimonio es largo, pero vale la pena.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
Quería conocer la verdad de lo que me pasaba y LA VERDAD salió a mí encuentro
A mi hijo
Mi nombre es Gabriela, nací el 6 de diciembre de 1960, en Rosario, Pcia de Santa Fe, Argentina, en el seno de una familia judía. Aunque mis padres no fueron practicantes, yo desde toda la vida tuve total conciencia de que era judía, era como si de las mismas paredes de la casa emanara en cascadas de Agua Viva el perfume de Jesús y María. Íbamos a la Sinagoga para las fiestas más importantes, para las bodas que nos invitaban y los Bar Mitzvah (rito por el cual el varón a los 13 años ya es considerado adulto y puede comenzar a participar de la liturgia) en Pesaj siempre comíamos matze, en la sopa o también con dulce de leche estaba muy bueno y aunque mi familia no era muy unida, nos sentábamos juntos en la Sinagoga (los hombres abajo y las mujeres en la platea) para nuestras fiestas más importantes y celebrábamos el Año Nuevo todos juntos y nos visitábamos. Fui al preescolar a la escuela judía y aunque la primaria la hice en la pública, para la secundaria volví a la escuela judía. Además concurría al club judío, mis amigos lo eran y ésto era muy importante, pues llegada la época en que los chicos y las chicas comienzan a pensar en un noviazgo, lo peor que podría haberle hecho a mí madre, hubiera sido tener un novio goy (no judío), aunque también tuve amigos en el barrio. El único abuelo que conocí, el padre de mi madre, vivía en Buenos Aires y cada tres meses más o menos nos venía a visitar, hacía defiltefish (comida típica) y se la pasaban hablando en idish (dialecto de los judíos en Europa) todo el tiempo y como yo no sabía, no me enteraba de nada…. Todas éstas cosas las cuento para dejar claro, que aunque mis padres no fueron practicantes, el hecho de pertenecer al pueblo judío, lo aprendí desde siempre, estaba tan arraigado a mi personalidad como ser mujer, por ejemplo.
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