Las siete trompetas del Apocalipsis. Conversando con un director de cine
Continúa la miniserie documental acerca del Apocalipsis según la interpretación del Padre Castellani.
Esta vez, la tercera entrega del director de cine Simón Delacre, quien continúa tozudamente esta difícil pero excelente tarea de llevar a la pantalla uno de los libros más enigmáticos de las Sagradas Escrituras.
Vale la pena.
Que no te la cuenten
P. Javier Olivera Ravasi, SE
17 comentarios
Véase alguna crítica aquí: www.academia.edu/83034085/Los_sentidos_de_la_Sagrada_Escritura.
Santo Tomás de Aquino lo rechaza expresamente, como puede verse en ese artículo sobre los sentidos de la SE.
En cuanto a los Padres, dice el padre Saranyana: «Generalmente, la manualística ha considerado que el consenso de algunos Padres más destacados hacen autoridad. En Occidente, tales Padres son: San Hilario de Poitiers, San Ambrosio, San Agustín y San Gregorio Magno, ninguno de los cuales ha aceptado el milenarismo mitigado; y, no sólo no lo han aceptado, sino que han escrito en contra. En Oriente hacen autoridad: San Basilio, San Gregorio Nacianceno, San Atanasio y San Juan Crisóstomo, también contrarios al milenarismo en cualquiera de sus formas» (El milenarismo lacunciano y la teología de la liberación, p. 148 [https://dadun.unav.edu/handle/10171/9138]).
Respecto de lo de espiritual, las condenas del Santo Oficio en los 40 no hacen ningún distingo.
Excmo. y Revdmo. Sr. :
Se ha recibido en este Santo Oficio la carta número 126/40, de 22 de abril de 1940, en que V. E. daba noticia de que en esa archidiócesis había quienes defendían el sistema de los milenaristas espirituales y que cada día iba en aumento el número de los admiradores de tal doctrina y de la obra del P. Lacunza Venida del Mesías en gloria y majestad. Al mismo tiempo, V. E. pedía a la Santa Sede las normas oportunas.
Llevado el asunto a la reunión plenaria del miércoles día 9 de este mes, los Emmos. y Revdmos. Cardenales de esta Suprema Sagrada Congregación mandaron responder:
El sistema del milenarismo aun mitigado —o sea, del que enseña que, según la revelación católica, Cristo Nuestro Señor ha de venir corporalmente a reinar en la tierra antes del juicio final, previa la resurrección de muchos justos o sin ella— no se puede enseñar con seguridad.
Así, pues, apoyándose en esta respuesta y en la condenación ya hecha por este Santo Oficio de la obra del P. Lacunza, V. E. procurará vigilar cuidadosamente para que dicha doctrina bajo ningún pretexto se enseñe, propague, defienda o recomiende, sea de viva voz, sea por cualquier escrito.
Para conseguirlo podrá emplear V. E. los medios necesarios no sólo de persuasión, sino también de autoridad, dando, si fuere oportuno, las instrucciones que fueren necesarias a los que enseñan en el seminario y en los institutos.
Y si surgiere algo de mayor gravedad, no omita V. E. comunicárselo al Santo Oficio.
Aprovecho la ocasión para testimoniarle el sentimiento de mi estimación y quedo de V. E. afectísimo, F. Card. Marcchetti Selvaggiani. — Excmo. y Revdmo. Sr. D. José M. Caro Rodríguez, arzobispo de Santiago de Chile.»
La precedente carta habla de un milenarismo que se enseñara como perteneciente a la revelación cristiana. El decreto del Santo Oficio para la Iglesia universal prescinde de las razones que dicho milenarismo invoque en su favor.
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En estos últimos tiempos se ha preguntado más de una vez a esta Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio qué se debe pensar del sistema del milenarismo mitigado, que enseña que Cristo Nuestro Señor antes del juicio final, previa la resurrección de muchos justos o sin ella, ha de venir visiblemente a reinar en esta tierra.
Propuesto el asunto a examen en la reunión plenaria del miércoles 19 de julio de 1944, los eminentísimos y reverendísimos señores cardenales encargados de la tutela de la fe y de las costumbres, oído previamente el voto de los reverendos consultores, decretaron responder que el sistema del milenarismo mitigado no se puede enseñar con seguridad.
Y el día siguiente, jueves 20 del mismo mes y año, nuestro Santísimo Padre Pío, por la divina Providencia Papa XII, en la acostumbrada audiencia concedida al excelentísimo y reverendísimo asesor del Santo Oñcio, aprobó, confirmó y mandó publicar esta respuesta de los eminentísimos Padres.
Dado en Roma, desde el Palacio del Santo Oficio, a 21 de julio de 1944.—J. Pepe, notario de la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio.
El “milenarismo espiritual” consiste en la interpretación literal del Cap. XX del Apocalipsis y de las citas relacionadas de San Pablo, San Pedro, San Juan, etc. Como sabemos, la interpretación literal es la primera que exige la Biblia, como nos explicó San Jerónimo y actualmente sigue exigiendo también el Catecismo (numeral 116). El milenarismo espiritual puede resumirse así:
1. No es lo mismo el fin de los tiempos que el fin del mundo.
2. El fin de los tiempos (de los gentiles) comenzó con la Ascensión de Cristo al Cielo y terminará con la derrota del falso profeta y del Anticristo en la Parusía o Segunda venida de Cristo, en gloria y majestad. Son los tiempos de los gentiles (es decir, de los cristianos).
3. En esta Segunda venida o Parusía se produce el Juicio de las Naciones o gentiles, consistente en que:
Cristo, en su Venida, castiga al mundo incrédulo, apóstata y paganizado, (“Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿acaso quedará fe sobre la Tierra?”, Lc. 18, 8) con una lluvia de fuego (2 Pedro 3,7) y derrota al falso profeta y al Anticristo y a sus huestes, de forma que ambos serán echados vivos al Infierno (Apoc. 19,20), al tiempo que el Demonio será encerrado para siempre.
Cristo, en su Parusía, premia a los suyos con una primera resurrección, la de los justos de Cristo, justos que componen dos grupos:
los mártires asesinados durante la gran tribulación ocasionada por la persecución del Anticristo y del falso profeta;
y los cristianos muertos en gracia de Dios desde la Ascensión de Cristo hasta ese momento.
Además, los que estén vivos en el momento de la Parusía serán transformados en cuerpos gloriosos (1 Cor. 15, 51 y 1 Jn. 3, 2) (ver nota 1).Los resucitados en esa primera resurrección reinarán con Cristo por mil años (número que puede ser simbólico o literal) en esta Tierra, en el mundo, que no será como es ahora sino que será transfigurado por el Espíritu Santo (“nuevos Cielos, nueva Tierra”, Apoc. 21,1 e Isaías 65,17). Este Reino de Cristo no tendrá fin pues se funda en primer lugar en la Tierra y luego continúa en el Cielo, tras el Juicio universal, que se producirá en el fin del mundo.
¿Podría condenarse entonces esta doctrina? Claro que no.
Y desde San Juan y los apóstoles, por vía de sus discípulos, la profesaron todos los santos de los primeros cinco siglos de la Iglesia y entre ellos quienes más autoridad tenían: los padres de la Iglesia: S. Papías, S. Policarpo, S. Ireneo, Lactancio, S. Victorino, Sulpicio Severo, Justino Mártir, Apolinario de Laodicea, Lactancio, Victorino, Sulpicio Severo, S. Ambrosio, San Metodio, San Hipólito, San Epifanio, Dionisio de Alejandría, y un largo etc. y hasta el mismo San Agustín en su primera etapa (por enseñanza de su maestro San Ambrosio, uno de los grandes padres de la Iglesia occidental).
Al menos, si copia y pega, podría poner la fuente... Quizá no lo hizo porque las conclusiones de ese artículo del que ha extraído algo de lo que escribió son del todo disparatadas, y así todo el artículo se torna con razón como carente de rigor y seriedad.
Sería bueno también que no repitiera autores eclesiásticos que ni siquiera son Padres de la Iglesia en el listado, como Sulpicio Severo y Lactancio, para fundamentar un peregrino parecer. Es un procedimiento bastante infantil como para pretender que son muchos los Padres que fundamentan su posición. Y Apolinar, por cierto, está bien lejos de ser Padre de la Iglesia. Parece que ni leyó lo que copió. En fin, es más que claro que no hay unanimidad entre los Padres, así que no tiene sentido seguir por ahí: no pueden aportar una "prueba".
Conclusión: entonces Ud. sabe más que la Iglesia cuando lo rechaza expresamente.
La interpretación de san Agustín es literal, por si no lo sabe (y no la creó él, como Ud. dice). Y la presenta como verdadera. No veo que diga que "va contra la interpretación de los Padres". Si así lo dice, le agradeceré la referencia. Y lo mismo dice santo Tomás: rechaza el milenarismo como erróneo.
2. Esta doctrina se apoya en una errónea interpretación del Apocalipsis 20,1-5.
3. En el contexto del lenguaje hebreo "mil años" significa un tiempo largo indefinido. Y el concepto mesiánico judío de un reino terrenal es saduceo. El Señor Jesús le dice a Pilato: mi Reino no es de este mundo por ahora. La Iglesia Católica militante es el Reino de Cristo en la tierra fundada por Él que durará "mil años" (=último tiempo=tiempo indefinido hasta Su Segunda Venida CIC 668-669).
4. El milenarismo intermedio antes de la gloriosa Segunda Venida de Jesucristo ha sido específicamente condenado por la Iglesia (CIC 676). El Apocalipsis se refiere al combate espiritual contra las fuerzas del demonio y del mundo rebelde. Jesucristo nunca nos ha abandonado (Eucaristía y Sagrario). Siempre ha estado verdaderamente presente, Presencia real y substancial, con nosotros en Su Iglesia y lo recibimos en la Eucaristía y velamos Su Segunda Venida momento que ya no será necesaria la Eucaristía. Jesús Sacramentado ya reina desde la eternidad (1 Cor 15,24-27; Ap 4-5). El Credo enseña que en la Segunda Venida Cristo viene con gloria para juzgar a vivos y muertos. Por lo tanto, Jesucristo Rey no viene de manera pública y gloriosa antes del final del tiempo (=fin historia humana).
Eso de pretender volver a parte de los primeros padres de la Iglesia es un muy mal argumento, precísamente porque en la discusión teológica esta doctrina fue superada por su contraria, y eso si que fue unánime.
Desafío a que alguien intente seguir un hilo conductor historico ininterrumpido del mlenarismo hasta hoy, seguido siquiera por una parte de la Iglesia.
Lamentablemente el milenarismo judaico influyo en los padres milenaristas de los primeros siglos y algunos cristianos primitivos, probablemente algunas opiniones de los padres milenaristas fueron influidas por enseñanzas y libros apócrifos judíos de genero apocalíptico que circulaban en aquellos tiempos sobre el mesianismo y la esperanza de un mesías terrenal y un reino terrenal. Milenarismo judaico que también había influido en la mayoría de los judíos en tiempos de Jesús
Que 3 santos de los primeros 2 siglos de la Iglesia - Justino Mártir, Ireneo de Lyon [1] e Hipólito de Roma - sostuvieron el milenarismo es claro. Que S. Policarpo también lo sostuvo es muy probable a partir de que S. Ireneo fue discípulo suyo. Y según Eusebio de Cesarea S. Papías también lo sostuvo (Hist. Ecl. III,39,12). Notemos que la cadena de tradición:
S. Juan Evangelista -> (S. Papías, S. Policarpo) -> (S. Justino, S. Ireneo)
cierra espacial y temporalmente dado que Justino vivió en Efeso [2].
Desde la posición amilenarista podríamos explicar lo anterior diciendo simplemente que Papías y Policarpo interpretaron mal la enseñanza de S. Juan, lo cual estaría en línea con lo que Eusebio afirma en Hist. Ecl. III,39,13 sobre Papías: "Era de muy limitado entendimiento (σφοδρα σμικρος τον νουν) como se puede ver en sus escritos. No obstante, él fue el responsable de que tantos autores eclesiásticos asumieran su misma creencia basándose en la antigüedad de este varón, como por ejemplo Ireneo y quienquiera que muestre ideas semejantes."
Referencias
[1] Adversus Haereses, Libro V, Cap. 30-36. Para descartar la posibilidad de una interpretación amilenarista de esos capítulos ver nota 71 en p. 54 de la tesis doctoral:
centaur.reading.ac.uk/78890/1/24907140_Hiestand_thesis.pdf
Para un tratamiento extenso del tema en castellano ver:
cauriensia.es/index.php/cauriensia/article/view/535/816
[2] www.newadvent.org/cathen/08580c.htm
Pero hay una explicación alternativa de que Papías, Policarpo, Justino, Ireneo e Hipólito hayan interpretado el milenio literalmente, la cual descubrí hace poco. Sucintamente, quienquiera que en los siglos I-III esperase una Parusía temprana e interpretase las dimensiones de la Nueva Jerusalén (NJ) (Apoc 21,16) como indicativas del número de los salvados que iban a habitarla luego de la segunda resurrección y el Juicio Final (Apoc 20,13), necesariamente debía sostener que entre la Parusía y el Juicio Final transcurriría un tiempo prolongado ("milenio") durante el cual una porción importante de los habitantes de la tierra procrearía. Porque sino, ¿de dónde iban a salir los pobladores de NJ?
Es facil estimar la población de NJ comparando sus dimensiones con las de Roma. La superficie de NJ es la de un cuadrado de 1900 km de lado si usamos el estadio egipcio, que es más corto que el olímpico. La superficie de Roma puede aproximarse a la de un circulo cuya circunferencia tiene la longitud de las murallas aurelianas (aunque éstas todavía no existian), 19 km. Es facil ver que la relación de superficies es 12,56 x 10.000. Suponiendo que la densidad de población en NJ es 12,56 veces menor que en Roma, para que sus habitantes estén más cómodos, y estimando una población de Roma en el siglo I de 1.000.000, llegamos a 10.000 millones de personas.
Es evidente que con una Parusía temprana simplemente no habría tiempo para que esa cantidad de personas llegase siquiera a existir antes de la Parusía, porque Dios ha dispuesto que los seres humanos lleguemos a la existencia por procreación de hombre y mujer, no por generación espontanea. Y para poder llegar a la salvación primero hay que llegar a existir.
Por lo tanto, la población de la tierra durante el milenio estaría compuesta por:
- una aristocracia que entraría al milenio en estado corporal glorioso y que por lo tanto no procrearía;
- una plebe que entraría al milenio en estado de cuerpo mortal y a quienes los fieles en estado corporal glorioso evangelizarían, catequizarían, administrarían los sacramentos y pastorearían. Esto es consistente con la parte final de Apoc 20,6: "serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años", porque si no hubiese una plebe que habitase la tierra junto con ellos, ¿sobre quiénes reinarían? Las personas de esta plebe procrearían y morirían al cabo de largas vidas (digamos del orden de 120 años), y así por sucesivas generaciones hasta que hacia el fin del milenio una gran parte de las personas de las ultimas generaciones se rebelaría y vendría el Juicio Final.
Así, el milenio es el tiempo en el cual llegan a existir primero, y a la salvación después, la mayoría de las personas que poblarán la Nueva Jerusalén. Un tiempo cúbico (10 x 10 x 10) para poblar una ciudad cúbica (coincidencia simbólica no descartable porque la connotación geométrica de los números era relevante para los antiguos). Para quien en los primeros siglos esperase una Parusía temprana e interpretase literalmente las dimensiones de la Nueva Jerusalén, la interpretación literal del milenio no era sólo correcta: era la única correcta. Nosotros, en cambio, podemos perfectamente interpretar que el milenio ha sido simbólico y viene transcurriendo desde el Edicto de Milán (en ese punto sigo a Eusebio de Cesarea) hasta ahora. Y a mi juicio esa interpretación simbólica cuadra muchisimo mejor con el resto del NT.
Pasa que al decir eso, si se da a entender que la interpretación de santo Tomás no es literal, ya hay un problema y un error de base, como expliqué aquí: www.academia.edu/83034085/Los_sentidos_de_la_Sagrada_Escritura.
Porque la interpretación de santo Tomás es literal.
Dice Mons. Barriola: "Nos atrevemos, pues a pensar que, ni Dallaeus ni Dedóminis, ni Castellani, manejan un concepto católico de Tradición. Porque esta no se reduce a "la más primitiva", sino a la que "siempre", en "todas partes" y "por todos" fue enseñada y defendida. Se ve, una vez más, que no han prestado atención a los argumentos de Franzelin...".
Vid. todo el artículo: www.academia.edu/76878794/El_Reino_de_mil_a%C3%B1os_Ap_20_1_10_Aportes_para_su_interpretaci%C3%B3n_Mons_M_A_Barriola_.
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