El mejor libro acerca del General San Martín
¿Es posible mostrar un San Martín diverso del que presentara Bartolomé Mitre, “belicista”, “antihispánico”, “liberal” y “probritánico”?
La generalidad de los historiadores -tanto españoles como hispanoamericanos- adhiere a la historiografía decimonónica creada por los liberales del siglo pasado con el fin de crear un “Eneas americano” de ultramar, acomodando sus ideas a las propias.
En el presente libro, no sólo se analizan los lugares comunes del “San Martín masón”, del verdadero “Plan Maitland” y de la mente completamente monárquica del gran Libertador.
De hecho, se analiza cómo variadas logias masónicas se coaligaron contra la obra de los Libertadores para impedir una verdadera confederación hispanoamericana que amenazaba ser el país más grande del mundo y la continuación de la verdadera España más allá de los mares.
No es un libro para buscadores de novedades, sino un trabajo de más de 50 años de investigación, fruto del -quizás- mayor historiador que ha tenido la Argentina en la segunda mitad del siglo XX: Don Enrique Díaz Araujo.
¡Presente!
P. Javier Olivera Ravasi, SE
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28 comentarios
El problema es que todo estaba organizado por la corona británica y coordinado a través de la masonería, que durante la guerra contra Napoleón en España (curiosamente llamada "guerra de la independencia") se infiltró profundamente en todo el ejército español, al que pertenecían muchos de los próceres. En mi opinión era una idea utópica para atraer a incautos, más que un proyecto real.
La logia "Lautaro" sí agrupaba y unificaba a muchos próceres independentistas (en realidad liberales masones en guerra civil contra Fernando VII, pero con los ingleses y la masonería detrás organizando y financiando la conspiración).
Más factible hubiera sido la oferta que le hizo Napoleón a Carlos IV y Fernando VII, que se fueran de reyes de Hispanoamérica, donde tenían un gran prestigio y el sentimiento monárquico era muy fuerte, y le dejaran a su hermano José Bonaparte la corona española... no hubo trato finalmente, aunque los ingleses hubieran infiltrado igualmente los virreinatos, quién sabe con qué resultados.
¡Viva España, viva la Hispanidad y sus países hermanos, viva Cristo Rey!
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Esto que dice ud. es justamente lo que este autor desmiente con fuentes. Bendiciones. PJOR
Un abrazo.
General San Martín, su traición a Dios, Roma y España pesa ahora como una losa sobre las espaldas de los pobres argentinos.
Consecuencia para Argentina: país lleno de masones y más pobre que las ratas, que no hace sino crecer la inflación porque la mentira de su padre San Martin lleva a que el dinero no valga nada porque tampoco lo vale la verdad; que se robe a manos llenas; que los masones practiquen sus políticas de género en el laboratorio de Argentina.
De ser Argentina, gracias a España y con España la región del mundo más rica, a uno de los países más pobres compitiendo con Venezuela: enhorabuena generales San Martin y Bolivar.
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Se ve que a España le fue excelente con los borbones...
Durante el SXVI los españoles libertan a América de ser regiones demoníacas. De España salen los mejores hombres, algunos santos, que, con ánimo solo de evangelizar dan sus vidas por el continente americano.
Evidentemente, van algunos individuos lamentables, pero, en términos muy generales, el balance es tremendamente positivo para América, y en apenas, dos generaciones, la mayor parte de América está civilizada, con el siguiente progreso monumental que se produce. El coste social para España es altísimo, para la época del descubrimiento de América, la península está despoblada, y la contínua emigración para evangelizar el mundo, mantiene una población en la época de Napoleón de apenas 6 millones de personas, por los 20-25 millones de Francia.
No fueron argentinos, mejicanos o peruanos los que se libraron de los españoles, fueron españoles traidores los que aprovechando el mal momento de la península, y ricos como eran, no fueron en su ayuda y dejaron vilmente que Francia la arrasara, como si no tuvieran que ver con ello.
San Martín, Bolivar y los demás, ¿qué fue lo que libertaron y de qué?. ¿Cuánto duró su bonanza?. Estando España en esa época en un estado social, económico, demográfico y de estatus internacional catastrófico, y los países independizados de América boyantes en todo, ¿Cómo se explica que no haya ni un solo país hispano que se acerque siquiera al estado actual de España (que tampoco es para tirar cohetes)?
La independencia de España fue el principio del fin de todos ellos. No es un tema político, es un tema de ingratitud y traición como pocas veces en la historia.
Saludos españoles (peninsulares... Y americanos, si es el caso...), los queremos, pero no tanto para sentirnos menos nosotros.
Pero estos son los frutos de sus acciones: una república democrática y liberal. Luego de décadas de guerra civil y traiciones a más no poder entre "argentinos" y hacia otros vecinos hispanos.
Cuando había que poner orden, se fue a vivir tranquilo a Europa.
Fue una independencia "conservadora" o "monárquica", de hecho su primer nombre fue "el imperio Mexicano", ¿y qué pasó? Que las potencias europeas y los Estados Unidos no sólo boicotearon todo con altísimo éxito sino que les invadió Francia poniendo un emperador efímero y luego los EEUU les robaron el 60% del territorio imponiendo luego una dictadura masónica que dura hasta hoy día... y no hace tanto de todo lo anterior.
Creo que Hispanoamérica hubiera acabado con independencias verdaderas más tarde, y quizás con países que reflejaran un espíritu monárquico basado en los virreinatos, países grandes en todos los sentidos que además no hubieran propiciado la anomalía del tamaño del Brasil actual... pero la historia no da marcha atrás.
En todo caso muy interesante el trabajo que nos relata, padre, algo muy interesante para todo hispanista tradicionalista.
El caso de San Martín, es objetivamente ridículo plantearlo como un libertador de su pueblo. El padre, palentino, de familia castellana hidalga más vieja que el hilo negro, tiene que viajar por su trabajo a Sudamérica, donde conoce a su madre, también de familia palentina de toda la vida que está allí circunstancialmente.
A los pocos años se quieren volver a la península, de modo que José de San Martín nace en la argentina actual de rebote y llega a España, con su familia española, con apenas seis añitos. El típico niño que nace allí o aquí por el trabajo de su padre y que no tiene otra relación con el lugar.
De los 6 añitos hasta los 34 añazos, José de San Martín crece, se desarrolla personal y profesionalmente (como militar) en la península y apenas le quedará algún recuerdo de dónde nació, lugar que por otra parte, seguía siendo España sin discusión. Es más español que Don Quijote.
Pero con 34 añazos, de repente, se convierte en un militar libertador de su pueblo sudamericano. Ya no es español, ahora es argentino, sea lo que fuere lo que eso significara en aquel momento. De repente sus padres, sus amigos de toda la vida, la familia de su mujer, sus profesores y todos aquellos que le ayudaron a ser lo que era, por ser españoles, se convierten en opresores de su nuevo pueblo de siempre, al que no conocía de nada.
Deber ser curioso sufrir semejante cambio transpatriótico. Pasar de ser un militar opresor español, a ser un libertador que acusa falsamente a todo un país de ser, justamente, lo que ha sido él toda su vida. Un traidor que apoyando querellas inexistentes, nacionalismos inventados ad hoc, hizo un daño brutal a todo el mundo hispánico y católico por extensión.
En Argentina pueden enseñar en las escuelas que San Martín era un héroe argentino que les libertó de los españoles. Es increíble que eso se pueda sostener, sin hacer una mueca de carcajada.
Riego era liberal y masón, obligó a Fernando VII a aceptar la constitución liberal de Cádiz (de hechura muy británica) y luego se abandonó desde Madrid cualquier otro intento de vencer a los rebeldes, con pasividad total durante años, y cuando el gobierno liberal de Riego pasó ya era demasiado tarde y no había vuelta atrás.
Así que el liberalismo y la masonería (y la acción directa de la corona británica) están en la misma génesis de las independencias, más allá de que los liberales masones españoles de ambos hemisferios que la propiciaron y la ejecutaron tuvieran en el fondo una cultura católica y una simpatía y atracción inconsciente por la monarquía tradicional que abandonaban para siempre, o por mejor decir para estos dos siglos, porque el futuro sólo lo conoce Dios y para Él no hay imposibles. A Él nos encomendamos, junto con toda la Hispanidad.
La administración de infocatolica puede confirmar este extremo.
Por favor, no levante falso testimonio y rectifique.
Los sentimientos nacionalistas son muy peligrosos, especialmente cuando se fundan en naciones que no existen, o en diferencias accidentales y no substanciales.
Eso se aprecia cuando uno viaja por el mundo, y compara las diferentes culturas, y las culturas que no te son propias te comparan a ti. Un señor de Gales puede decir que su país es esencialmente distinto de inglaterra, y que le es propio una separación nacional. Desde fuera, un español, un francés, un chino o un ruso, apreciarán en el trato, costumbres, historia, etc, que el galés y el inglés son esencialmente, lo mismo, y que sus diferencias son cuestiones regionales como se dan en todos los países. Lo mismo en tantas otras zonas.
San Martín pudo sentirse lo que quisiera, eso no lo convierte en nada, y menos en algo que no existía, ni había existido antes, argentino. Creo que Vd. no comprende que San Martín vivió en la península hasta bien pasada su juventud y en plena madurez, con su nacimiento en Sudamérica como mera anécdota. Eso le configura en todo como un español de la península, que no tenía nada de español de Sudamérica. Por eso la afirmación de San Martín es espantosamente ridícula. Por cierto, San Martín lucho contra Napoleón como militar peninsular español que era, no vino de Sudamérica, porque, parece necesario repetirlo mil veces, no tenía nada que ver con Sudamérica.
San Martín es uno de los casos más sangrantes por la obviedad de su españolidad. Pero el resto no se queda atrás. Bolívar y los demás, no eran jefes de tribus aborígenes, eran españoles con una autoridad fundada en su españolidad y la de sus ascendientes, sino ¿de qué iban a disfrutar en Sudamérica del estatus social que tenían ellos y sus familias?.
Aún siendo estas cuestiones importantes, más sangrante es ver las consecuencias que tuvo aquel proceso de la independencia para toda Sudamérica. Se generó un odio contra si mismos, contra sus orígenes, guerras entre las nuevas naciones, etc...El proceso no solo llevó a una independencia, sino a un aislamiento de todas las antiguas regiones hispanoamericanas como si fueran perfectas desconocidas entre ellas. Se cortó en seco el trato comercial y social, y en las agresiones que se tuvieron de enemigos comunes, especialmente Inglaterra, allá cada uno que se apañara como pudiera. Fue terrible y dura hasta la fecha. Es evidente que fue una división forzada y antinatural, idea de aquel al que le gusta dividir, el diablo.
Y seguirá durando, porque el sentimiento nacionalista de los países sudamericanos, necesita sustentarse en el dogma de que la independencia era necesaria, que el alzamiento era lícito, que los españoles peninsulares no tenían nada que ver con los españoles sudamericanos (que pasaron a llamarse por fuerza, argentinos, bolivianos, venezolanos, etc..), y que era necesario libertarse de 300 años de opresión.
Y, hoy, 200 años después, con el desgaste cultural y social que eso significa, es curioso comprobar con la inmigración reciente, que en muchas parroquias españolas, personas de toda Hispanoamérica forman grupos en perfecta unión y que no hay diferencias esenciales, entre el católico mexicano, el venezolano, el colombiano, el argentino y el español. Digan lo que digan. ¿Y sabe por qué?, porque la esencia sigue siendo la misma.
Masivo, estará usted de broma. El siglo XVIII fue un gran siglo americano. América no tenía nada que envidiar a Europa. Zonas que siempre habían sido periféricas como la propia Argentina, Venezuela o la Luisiana vivieron un gran desarrollo. La España europea vivía una crisis desde la caída hacendística de 1793, nada que no pudiera reconducirse. Justificar una independencia por razones meramente coyunturales es un despropósito, puro nihilismo. Por esa misma razón se podría justificar cualquier cosa. Y por muy malos que crea usted que eran los borbones napolitanos, Nápoles seguía siendo una gran potencia económica que solo declinaría a raíz de la unificación italiana.
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Que es uno de los tantos libros de "story" y no de "history", como dicen los ingleses. PJOR
https://andaluciainformacion.es/andalucia/34211/la-cobardia-del-libertador/#!
https://www.diariodecadiz.es/cadiz/Masones-Cadiz_0_797620847.html
https://sanmartiniano.cultura.gob.ar/noticia/general-solano/
Yo lo que veo es una historia paralela a ambos lados del Atlántico. El capital inversor en el siglo XIX será fundamentalmente extranjero (francés en el caso español), la riqueza del subsuelo será explotada por industriales ingleses. Aunque España sale victoriosa de la guerra napoleónica, en realidad es derrotada en el terreno internacional -¿A quién le interesaba una España fuerte?-, empezando por el Tratado de París. Ahí comienza verdaderamente la historia de su subordinación material e ideológica. Además, el liberalismo, al haber roto con la tradición anterior, incide en la leyenda negra. El liberalismo es verdaderamente quien asume la leyenda negra en clave interna. Los paralelismos entre España y América son enormes.
- Las reformas borbónicas no supusieron una centralización.
- Se multiplica la recaudación por diez, pero mas del 90% se queda en América.
- Insignificante gasto militar en comparación con Europa.
- Gasto civil enormemente superior.
- Superior nivel de vida en la Nueva España que en la España peninsular.
- Gran y muy flexible circulación de capitales entre las distintas (numerosas) cajas americanas, a través de los situados y otras fórmulas.
Regina Grafe.
www.youtube.com/watch?v=-XHbHhM8UWg
Por cierto, cuando hace referencia al préstamo que el Consulado de comerciantes de Buenos Aires hace a la corona, habría que decir que no es algo nuevo. Ya el Consulado de Sevilla, por ejemplo, lo hacía en el XVI.
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