Los bebés abortados: ¿van o no al Cielo? Sermón
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En definitiva la cuestión está en el pecado original. El que muere en estado de pecado original no puede salvarse. ¿Los niños mueren en este estado o no? ¿Son justificados extra-sacramentalmente? La Iglesia, por más motivos de esperanza que se puedan tener e invocar, sólo puede confiarlos a la misericordia divina...
"En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (1Tim 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis” (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo" (Comisión teológica internacional, La esperanza de salvación para los ñiños que mueren sin bautismo, nro. 101).
Algo parecido ya expresó en este portal, hace años, el P. José María Iraburu, aquí: https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/1212271153-dios-lleve-al-cielo-a-los-nin
Bendiciones. PJOR
Federico María: pues es muy fácil decirlo pero, creo que ni usted ni yo nos gustaría estar abortados. Demos gracias a Dios por el Bautismo que se nos ha dado, un saludo, que Dios te bendiga.
Gracias, Héctor: sin duda, agamus Deo gratias, por el inmerecido Bautismo y por la inmerecida gracia. Otro saludo y que también te bendiga el Señor.
Rafaelus: eso de "autoridad para decidir en este caso" suena algo mal... "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, lo cual, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo oye con piedad, guarda con exactitud y expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer" (DV, 10).
Que las hay, está claro.
La Iglesia no puede definir lo que no está revelado, aunque exista de algún modo.
Por ejemplo, no está revelada la condición de las almas separadas, aunque de algun modo ese estado existe ciertamente.
La Iglesia podría, sí, condenar el error contrario, por ejemplo, es condenable afirmar como de Fe que los niños muertos sin Bautismo van al Infierno. Pero eso no lo va a hacer porque uhhhhhhh la que se montaría, uhhhhhh uhhhhh y uhhhh.
Prudencia y prudencia en este caso.
muchas gracias por iluminar en este delicado tema.
Si me permite una precisión, la Misa de los santos Ángeles -hasta la reforma litúrgica- era para los niños que morían sin uso de razón CON bautismo. Si mira el Rituale Romanum hasta 1962 va a ver que en los funerales de los ñinos indica dos condiciones: la falta de uso de razón y haber sido bautizados.
Así en el nuevo ritual fruto de la reforma litúrgica distingue entre niños bautizados y no bautizados.
El anterior no tenía un "rito" para el funeral de los niños que morían sin bautismo, pero ciertamente que se podía rezar por ellos.
Eso no quita fuerza a los otros argumentos que sabiamente Ud ha enseñado.
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Muchas gracias por la corrección y precisión. PJOR
Pero como se trata de nuestros hijos nos incumbe y mucho. Y aunque confiemos plenamente en Él, sin embargo nos dará más consuelo el saber que están en la gloria viendo a Dios a diferencia que estén en un lugarcito de felicidad solamente “natural”.
El Sacrosanto Concilio de Trento, citando a Orange II, que a su vez cita al glorioso san Agustín de Hipona (C. duas epist. Pelag. 4, 4-7 [PL 44, 611-614]), decretó cuanto sigue:
«Si alguno afirma que la prevaricación de Adán le dañó a él solo y no a su descendencia; que la santidad y justicia recibida de Dios, que él perdió, la perdió para sí solo y no también para nosotros; o que, manchado él por el pecado de desobediencia, sólo transmitió a todo el género humano la muerte y las penas del cuerpo, pero no el pecado que es muerte del alma: sea anatema, pues contradice al Apóstol que dice: Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así a todos los hombres pasó la muerte, por cuanto todos habían pecado (Rm 5,12; v. 175)» (1512 Dz 789).
Es claro que, quién quiera que tenga el pecado original, tiene el alma muerta, pero también es claro que quién tiene el alma muerta merece el infierno, luego quien tenga el pecado original merece el infierno.
Por eso la Iglesia apela a la misericordia de Dios con los niños abortados, porque si apelase a su justicia todos se condenarían.
Ahora bien, si bien sin el bautismo nadie se salva, conforme a las palabras del Divino Salvador: «el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios» (Jn 3, 5) esto hay que entenderlo por la gracia que transmite el sacramento, siendo Dios la causa de la gracia y el sacramento la causa instrumental, por eso es posible que Dios otorgue la gracia sin la causa instrumental que es el sacramento, dando la virtud sin el instrumento, lo cual es coherente con lo que enseña santo Tomás siguiendo a san Agustín (Cf. STh III, q. 62, a. 1), sin detrimento de lo que dice el Doctor Universal en el artículo uno de la cuestión anterior, antes bien, en plena coherencia, porque como dice el Aquinate en la respuesta a la objeción dos de ese artículo: «La gracia de Dios es causa suficiente de la salvación humana. Pero Dios da la gracia a los hombres acomodándose a su condición». Por lo cual se seguiría que Dios daría la gracia del bautismo a los niños que, Él sabe que serán abortados, de un modo acomodado a su condición.
Por ende, según lo que acabamos de exponer, la salvación de los niños abortados es altísimamente probable, dado que «Dios da la gracia a los hombres acomodándose a su condición» y a su vez no se ve cómo un niño sin uso de razón pueda negarse a ser infundido con el hábito de la gracia o cometer un pecado mortal después de recibir la misma, por lo cual, si ni puede negarse a ser santificado ni puede pecar después de serlo, parece más bien imposible la condenación de los mismos.
Cristo es la Vida, y ese asesinato tan miserable y cobarde que es el aborto es tambien un especial ataque a Cristo, como lo fue la matanza de Herodes. Si estos han alcanzado la gloria, también los abortados deben estar junto a quien dijo "dejad que los niños se acerquen a Mí".
A mi juicio es inexplicable que en nuestro tiempo no se haya declarado oficialmente el 28 de diciembre como el "día de la matanza de los inocentes y de las víctimas del aborto". Con ello se cerraría un debate teológico de 2000 años y además se condenaria el aborto, el gran horror silencioso de nuestro tiempo, de una manera mucho más rotunda.
Hay una norma canónica Canon 864 (Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano aún no bautizado, y sólo él), que merece ser estudiada, en el sentido teórico que existe persona desde la concepción (por eso el aborto es un homicidio) a la vez que esa persona por nacer viene con pecado original cuya eliminación requerirá el bautismo, en este caso podrá tratarse de un bautismo de sangre o por la víctima inocente.
Decía Nº 99 de la encíclica Evangelium vitae, en su texto original, publicado el 25 de marzo de 1995:
“( para vosotras, mujeres que habéis recurrido al aborto:...) El Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la reconciliación. Os daréis cuenta de que nada esta perdido y podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en el Señor” (E.V. Nº 99).
El texto parece indicar que estos niños abortados están todos en el cielo. Luego se rectificó el texto original y en las Acta Apostolicae Sedis aparece esa frase redactada en modo distinto.
Dice el texto oficial del No. 99 de la citada encíclica: "el Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación. Podéis confiar con esperanza a vuestro hijo a este mismo Padre y a su misericordia".
Ya no se habla de que estos niños están en el Señor, sino que dice literalmente que “a vuestro hijo lo podéis confiar con esperanza al Padre y a su misericordia”.
Es importante recordar que con el texto que cité al principio salió a la venta en la librería vaticana y en todas las librerías católicas, aunque el luego el "texto oficial" fue modificado.
Los bebés abortados mueren con la mancha del Pecado Original, con el que fueron concebidos (Sal. 51:7), luego les está privada la gracia salvífica y no podrán ir al Cielo. Sin embargo, debido a que no cometieron ningún pecado personal en su corta existencia, no sufrirán en cambio de ninguna pena de sentido.
Por tanto, ellos estarán en un estado particular en el Infierno: el Limbo, donde sufrirán de pena de daño (es decir, carecerán de visión beatífica) pero por contraparte no sufrirán ningún dolor y en su lugar gozarán de un estado de felicidad natural, como se expone en una parte de la Parábola del rico y Lázaro (Luc. 16:25).
Lamentablemente para usted, los Santos Inocentes nunca se fueron directamente al Cielo, sino que, al igual que los mártires macabeos, ellos permanecieron en el Seno de Abraham hasta el descenso de Cristo a los Infiernos.
Debido a que murieron antes de que el Señor instituyera el sacramento del bautismo, su ejemplo no es válido, pues la necesidad del bautismo para la salvación solo se hizo necesaria después de su institución por Cristo y no antes (cf. Catecismo de Trento)
Ecclesiam:
El Concilio de Cartago declaró que los niños que morían sin bautismo y con solo el pecado original se condenarían (DS 224), no hay más discusión sobre el tema. Otra cosa son las nefastas consecuencias que está teniendo el buenismo conciliar y posconciliar en la predicación de la doctrina de la Iglesia, que son eso, nefastas.
Gracias por su respuesta.
Pero siendo cierto que Jesús dijo que no cambiaba tilde ni jota de la ley, tambíen cierto es que el Antiguo Testamento no menciona el infierno, que por eso llaman "novísimo", y como Jesús dijo a Pedro: "Lo que ates en la Tierra será desatado en el Cielo y lo que desates en la Tierra lo será en el Cielo", las excepciones dependerían de la ley y afirmaciones de Jesús, entonces, supongo y pregunto, la Iglesia no puede aprobar el divorcio porque Jesús lo prohibió, ni podría despenalizar la homosexualidad, que Jesús no mencionó, porque la condena la ley que Jesús no cambió, y como Jesús enalteció la niñez biológica y como estado espiritual, se puede suponer que fetos y lactantes no van al infierno.
La condenación eterna se merece por conductas y actitudes de los vivos, descritas en las parábolas evangélicas, de las que ningún vivo mayor es inocente, pero en las que no pueden incurrir fetos ni lactantes, por lo que la Iglesia podría establecer doctrina en el caso, y al evadir el asunto actuaría como el servidor que enterró un talento por temor a errar.
Puede parecer sentimentalismo divagar tanto por la salvación de niños no bautizados muertos pero por lo mismo nos indigna el aborto.
Que el pecado merezca la muerte nadie lo duda, lo que sí se duda es que Dios abandone en el pecado original a los que carecen de culpa individual, lo cual NO ES DE FE, a pesar del penoso san Agustín.
No y No.
No basta la letra de la Summa. Cuando el Doctor dice que Dios da la gracia acomodándose a la condición lo dice en un sentido, pero no en otro.
Esa frase es un argumento unidireccional, que el Doctor usa para establecer que los Sacramentos son los medios adecuados a la codición humana, NO para establecer que Dios de la gracia acomodàndose a circunstancias más cobtingentes. Tal cosa sería admitir unos medios ordinatios EXTRASACRAMWNTALES de la Gracia, lo cual es erróneo.
Eso pasa por leer sin saber lo que se lee.
La prueba de ello es haber definido la Iglesia que el Bautisno es la causa de la justificación, causa instrumental, sí, pero casa.
Con el mismo decreto de Trento apelar a la Justicia de Dios es lo que sw debe hacer, por supuesto, en el caso de los niños que mueren sin Bautismo, apelar a esa Justicia que no es diferente a su Santidad, causa formal de la justificación.
La analogía con los Inocentes es inaoropiada porque en el caso de los Santos de Belén lo que cuenta es que dieron testimonio de Cristo, algo que no se da, ni lejanamente, en los pobres niños abortados.
La violencia de la muerte no vale, porque su muerte no es más violenta que cualquier muerte violenta de cualquier niño.
La crueldad de la muerte no se puede alegar, por lo mismo.
No se da analogía posible con el martirio.
Tamaña aberración me parecía inimaginable, pero la acabo de ver.
¿Estamos locos?
Dios se ha acomodado a nuestra condición estableciendo el Bautismo como causa ibstfumental NECESARIA, no opcional, no, sino NECESARIA.
Que Dios no esté sometido a esta necesidad es posible, pero que Dios no se someta a esta nevesidad PORQUE prevé el aborto de la criatura es una blasfemia, hombre.
El argumento de que el infante no puede resistir la gracia es claro y para mí no tiene problemas. Pero si el feto no puede resistirla, el niño de 3 años que muere desnutrido tampoco.
Pero en ese caso, el ejemplo de los gemelos que ponía san Agustín se va al carajo, como todo su sistema, que se basa en afirmar que Dios no da a todos la gracia.
Si Dios da a todos la gracia, como parece ser lo que por Fe hemos de afirmar, todo el que sea incapaz de resistir se salva necesariamente.
Si esto no está definido es por lo que digo, porque la Iglesia no puede definir, sólo hipotetizar, que Dios dé la gracia sin los medios adecuados a nuestra condición, que son los Sacramentos y NO otras formas.
Sin embargo luego esté de acuerdo con la teoría agustiniana de que de dos mellizos si uno llega vivo y otro llega muerto al bautismo es porque Dios ha elegido salvar a uno y condenar al otro. La condición es la misma en los dos, pues ninguno de los dos "puede negarse a ser santificado ni puede pecar después de serlo"
Por supuesto yo creo que la Justicia de Dios no condena ni al uno ni al otro.
La necesidad del bautismo radica en la necesidad de la gracia, que instrumentalmente se da por el sacramento, por eso, no siendo posible el bautismo de los niños abortados en cuanto instrumento, sin embargo, no se descarta su salvación, pues la gracia del bautismo puede infundirse sin el instrumento.
En cualquier caso, es de fe católica que Dios da la gracia según su designio de predestinación. Por eso no da la gracia a absolutamente todos los hombres, sino que la da a todos los hombres según su designio de predestinación. Si fuera verdad que da simplemente a absolutamente todos los hombres la discusión sobre los bebés abortados estaría cerrada: se salvan absolutamente.
Pero no es así. Es de fe católica la predestinación, y por eso no sabemos si todos los niños abortados se salvan. Lo más que se puede hacer es rezar por ellos, por si Dios quiera salvarlos. Puesto que Dios no está obligado a salvarlos, sino ya no sería gracia ni misericordia. Si Dios estuviese obligado a salvar a esos niños, entonces le reclamaríamos su justicia y le exigiríamos el pago, pero no apelaríamos a su misericordia ni pediríamos su gracia (gratuita).
Hace algún tiempo leí que, en una revelación privada, que los bebés abortados van al Limbo, donde gozan de la felicidad natural, y tienen la visión de los Santos, y sobre todo de la Virgen, que los hace felices, pero no tienen la visión beatifica de Dios.
No tenemos suficientes elementos para saber que pasa con estos niños, pero esta explicación me parece muy coherente.
Pero precisamente si se admite, como hay que hacer, la distinción entre gracia suficiente y eficaz, se mantiene el agustinismo y no se va a ningún lado... (para no emplear su expresión). La gracia dada a todos es la suficiente, no siempre la eficaz. A no ser que quiera salvar a todos.
Y así se mantienen invictos el glorioso Agustín, la predestinación, y el glorioso Tomás.
Parece que coincidimos en que no tiene fundamento sostener la justificación de todos los muertos violentamente, de todos los asesinados, extendiendo así el martirio a todo asesinado. También es esto no poco "novedoso"...
¿ En qué queda la delegación para desatar en el Cielo como en la Tierra que Jesús asignó a San Pedro y sucesores ?
Jesús no fue promotor de autoayuda ni predicador parlanchín, el Evangelio es lo más serio que se ha escrito y la facultad para derogar o "desatar" dada por Jesús a la Iglesia es real y seria por muy grave y riesgoso que sea su ejercicio.
Inmediatamente después de la muerte, las almas de los fieles de la Verdadera Religión Católica que hayan muerto en estado de Gracia, tras el juicio particular a que son sometidas, irán al Paraíso.
Las almas de los que mueren fuera de la Iglesia Católica o no bautizados en ella, por motivos de ignorancia o por haber seguido con verdadera convicción otras creencias y habiendo sido justos y rectos dentro de ellas y haber cumplido con las normas del Decálogo, irán al limbo. Allí permanecerán hasta el día del Juicio Final en el Fin del mundo, tras el cual los justos (bautizados y católicos o no) irán al Cielo y los réprobos o muertos en pecado mortal (incluidos los bautizados) irán al Infierno. Tras el Fin del mundo y el Juicio Final ya sólo habrá Cielo e Infierno, por toda la eternidad.
Esta tesis está basada en revelaciones privadas de María Valtorta.
Como ya mencioné en un comentario anterior, el ejemplo de los justos de los tiempos del AT como prueba de la no necesidad absoluta del bautismo para la salvación no es válido, pues la necesidad del mismo no era requerida por Dios hasta el momento de su institución.
Aunque ya que menciona el tema, sepa que existe una tradición apostólica recogida en el Pastor de Hermas que afirma que, en el momento del descenso de Cristo al Infierno y la resurrección de los justos de tiempos del AT (Mateo 27:52), ellos fueron bautizados. Cito a la obra del Pastor:
«los apóstoles y los maestros que predicaron el nombre del Hijo de Dios, después que hubieron dormido en el poder y la fe del Hijo de Dios, predicaron también a los que habían quedado dormidos antes que ellos, y ellos mismos les dieron el sello de la predicación. Por tanto, descendieron con ellos en el agua y salieron de nuevo. Pero éstos descendieron vivos [y de nuevo salieron vivos]; en tanto que los otros que habían dormido antes que ellos descendieron muertos y salieron vivos. Así que por medio de ellos fueron vivificados y llegaron al pleno conocimiento del nombre del Hijo de Dios."
Como puede ver, incluso ellos fueron bautizados antes de su ascensión final al Cielo, pues el bautismo le es necesario a todo el mundo para su salvación.
Le replico dos de sus puntos. En primer lugar, afirma usted que quienes sostenemos la teoría del Limbo creemos que los bebés abortados sufrirán los tormentos del Infierno; falso, lo que sostenemos es que, aunque carecerán de la visión beatífica de Dios, ellos no sufrirán nada y en cambio se hallarán en un estado de felicidad natural.
Le recomiendo leer mi comentario del 04/01/21 1:13 AM, donde explico la doctrina del Limbo detalladamente.
Segundo, afirma usted que los no católicos que sigan con convicción sus falsas creencias se salvarán (aún conociendo la existencia de la verdadera Religión Católica). La doctrina de la Iglesia sostiene, por contraparte, que la verdad de su religión puede demostrarse mediante la mera razón natural (cosa que ya hacen nuestros doctos filósofos y apologistas), de modo que si alguien ha creído con convicción en otra falsa religión, lo ha hecho por no ir en busca de la Verdad.
No me parece una buena excusa.
Dios le bendiga.
No, los bebés abortados no pueden ser salvos. Solo imagínese lo que podría pasar si así fuera: una madre embarazada, que está preocupada por la salvación de su hijo, coge y lo aborta porque así sabe que se irá al Cielo de forma directa (según usted, claro).
Como puede ver, la misericordia excesiva puede ser aprovechada para ocasionar abusos de la misma.
Afirma además usted que la gracia del bautismo puede infundirse sin el instrumento. Esto es teóricamente cierto, pues nada impide al Dios Todopoderoso infundir dicha gracia de otra forma si así le apeteciera, pero en la práctica no es tanto así. El Magisterio afirma que Dios ha promulgado como única forma (práctica) de recibir dicha gracia al bautismo sacramental:
Papa Paulo III, Concilio de Trento, canon 2 sobre el sacramento del bautismo, sesión 7, 1547, ex cathedra: “Si alguno dijere que el agua verdadera y natural no es necesaria en el bautismo y, por tanto, desviare a una especie de metáfora las palabras de nuestro Señor Jesucristo: ‘Si alguno no renaciere del agua y del Espíritu Santo’ (Juan 3, 5), sea anatema”.
Le recomiendo a usted también que se lea mi comentario del 04/01/21 1:13 AM para comprender qué es verdaderamente la doctrina del Limbo y en qué consiste.
¿ Una madre embarazada abortaría a su hijo para que logre ganar el cielo ? ¿ No exagera usted ?
Nadie se suicida para ir al Cielo, incluso la gente cuida su vida sin desear continuarla por temor a condenarse por negligencia suicida.
Recordemos también que nuestro paraíso espiritual sin pecado es imaginado por muchos como nada monótona, aunque sólo unos cuantos adinerados osan reconocerlo, pues siendo el mundo lugar de pecado y origen de tentación, en el Paraíso nada encontrarán de lo que aman y disfrutan en el mundo.
Ese temor a un estado de privación o austeridad perpetua no es inspirado sólo por posibilidades modernas de goce terrenal crecientes desde fines del siglo XIX, pues Jesús advirtió que de nada sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma, y en la parábola de los invitados descorteses, los primeros invitados rechazaron la invitación de su señor por preferir sus asuntos, y de los invitados siguientes, convocados en campos y caminos, hubo uno que al no poder explicar su desencanto con el festejo (no lucía traje de fiesta) fue desalojado enseguida. Es como si hasta el aburrimiento incierto del pasado antiguo hubiera sido más atractivo para muchos que la eternidad sin pasiones ni posibilidad sensual ni ansia intelectual.
Cuando leo artículos y foros en este portal y observo la sabiduría de los participantes con sus competencias intelectuales exquisitas y vanidosas, me pregunto cuántos padecerían decepción si entran al Cielo y cómo los tratará un anfitrión que no parece tan condescendiente como los obsequientes terrenales.
Es poco creíble que una mujer embarazada que ame a su hijo no nacido le aborte privándole de ilusiones, goces y deseos en esta vida terrena pasajera y única, por ganarle un estado espiritual que tal vez teme pero calla por miedo a la peor opción que es el infierno. Conformidad con el mal menor.
Son necesarias aclaraciones al respecto porque a los católicos nunca se nos ha ofrecido el hastío del nirvana sino un estado de gloria superior inimaginable tal que ningún ojo vió, ningún oído escuchó ni ha penetrado la mente humana. Aspiración al bien supremo.
Yo no he dicho que Dios salva a los niños abortados, sino que es muy probable, muy posible. Pero no más. Y esto según lo que he expuesto, no según mi opinión personal, que no la he dado, sino sólo he expuesto ciertos argumentos.
En ese cánon de lo que se habla es de la necesidad del agua para el sacramento, es decir, no basta sólo las palabras o la intención, es necesario la materia y la forma.
Por otra parte, es claro que, sin negar la necesidad del bautismo, a la vez es verdad que: "Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato." (Hch 10, 34-35) y es claro que el que es grato a Dios se salva, y a la vez es claro que éstos no pueden recibir el bautismo sacramentalmente.
Por eso dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
1260 "Cristo murió por todos y la vocación última del hombre en realmente una sola, es decir, la vocación divina. En consecuencia, debemos mantener que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, se asocien a este misterio pascual" (GS 22; cf LG 16; AG 7). Todo hombre que, ignorando el Evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y hace la voluntad de Dios según él la conoce, puede ser salvado. Se puede suponer que semejantes personas habrían deseado explícitamente el Bautismo si hubiesen conocido su necesidad.
Por lo cual, todo hombre justo que no haya podido recibir el bautismo sacramentalmente, es decir, con la forma y la materia de este sacramento, de algún modo se asocia al mismo. Es semejante al caso de los catecúmenos que murieron antes de recibir el mismo:
1259 A los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo explícito de recibir el Bautismo, unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento.
angeles wernicke:
Así dice el Concilio de Quierzy, que está aprobado por el Papa y es, por condenar errores contra la fe, infalible, por lo tanto, son cánones que todo católico debe aceptar:
Cap. 1. Dios omnipotente creó recto al hombre, sin pecado, con libre albedrío y lo puso en el paraíso, y quiso que permaneciera en la santidad de la justicia. El hombre, usando mal de su libre albedrío, pecó y cayó, y se convirtió en “masa de perdición” de todo el género humano. Pero Dios, bueno y justo, eligió, según su presciencia, de la misma masa de perdición a los que por su gracia predestinó a la vida [Rom. 8, 29 ss; Eph. 1, 11] y predestinó para ellos la vida eterna; a los demás, empero, que por juicio de justicia dejó en la masa de perdición, supo por su presciencia que habían de perecer, pero no los predestinó a que perecieran; pero, por ser justo, les predestinó una pena eterna. Y por eso decimos que sólo hay una predestinación de Dios, que pertenece o al don de la gracia o a la retribución de la justicia.
La Santa Iglesia rechaza la doble predestinación calvinista, pero acepta la predestinación única de los elegidos. Es de fe católica.
Tomen buena nota para entender el misterio de la llamada "predestinación" de los elegidos q lógicamente no tiene nada q ver con el significado normal q los fatalistas dan a la palabra predestinación.
Dios nos ha hecho libres y nuestro futuro no está predeterminado. Ofrece su gracia a todos y su luz ilumina a todo el q no decida cerrar los ojos para rechazarla. La luz es suya y la mala decisión de cerrar los ojos es culpable porque es libre, no predeterminada.
"A providentia omnia sunt praedeterminata et ordinata" (Tomás de Aquino, santo, Quodl. XII, c.).
Y nótese que aquel que, como decía Báñez, pesaba las palabras cual metal precioso, ha escrito "OMNIA". Lo cual, como bien saben los tomistas, es clara doctrina del Angélico y de su gloriosa escuela.
La predestinación de los condenados "post praevisa demerita" no es ninguna herejía, como está claro por lo que muy oportunamente ha citado Ecclesiam.
Sí es una imprudencia ponerse a hacer afirmaciones sobre estas cuestiones sin la debida preparación.
Lo que es una imprudencia es pretender imponer a todos lo que no es doctrina oficial de la Iglesia, que en el tema concreto de la gracia deja varias posibilidades abiertas y no obliga a comulgar con sus ruedas de molino.
Aunque uds tuvieran toda la razón del mundo - que a mi juicio no la tienen- no tendrían derecho a decir que esa es LA doctrina oficial de la Iglesia, porque no lo es.
Por lo demás estoy de acuerdo en que nuestros intercambios no nos llevan a ninguna parte, así que
Despedida cordial
Y si la doctrina agustiniana y tomista de la gracia está incluida en las declaraciones oficiales de la Iglesia, y de negarla se termina yendo contra las mismas, como de hecho ocurre, entonces es claro que las "otras posibilidades" no son en el fondo sostenibles para un católico y no son verdaderas.
Pero la Iglesia interpreta de otro modo a San Agustín -aparte de no haber declarado infalible a ningún doctor. La doctrina es la q es.
En cuanto a los concilios locales o universales, les han respondido adecuadamente en el blog al q vd aludió. Dejando claro cuál es la doctrina católica.
Si el lenguaje de un concilio local muy anterior a la aparición de la doble predestinación calvinista no es lo suficientemente claro, a partir de Trento están muy claras las cosas. Por algo está condenada la doble predestinación y está claro q la reprobación post deméritos no es predestinación a la condenación. POST.
Sabe vd perfectamente q la Iglesia ni siquiera condenó el molinismo -va ud a pretender condenar ahora a quien no mantenga las mismas ideas y terminologías q vds...
En todo caso nos asiste el derecho a saber exactamente cuáles son los límites lícitos q no se deben traspasar. Según pude leer en ese blog, no son más q unos cuantos -creo eran cinco- y tb pude comprobar q todo lo q digo está dentro del catolicismo y es compartido por teólogos católicos entre cuyas teorías hay diversidad.
No sé si hacer un cortapega para tranquilidad de las conciencias a las q vd acusa falsamente.
En cuanto tenga acceso a mi ordenador lo veré.
«Diferimos las cosas en este asunto (…) porque si una y otra parte convienen en la substancia con la verdad católica, esto es, que Dios con la eficacia de su gracia nos hace obrar y hace que nosotros pasemos de no querer a querer y dobla y cambia las voluntades de los hombres, de lo que se trata en esta cuestión, pero sólo son discrepantes en el modo, porque los Dominicos dicen que predetermina nuestra voluntad físicamente, esto es real y eficientemente, y los Jesuitas mantienen que lo hace congrua y moralmente, opiniones que una y otra se pueden defender» (DS suppl ad 1997)
Es decir, el Papa dice claramente que la substancia de la verdad católica es «que Dios con la eficacia de su gracia nos hace obrar y hace que nosotros pasemos de no querer a querer y dobla y cambia las voluntades de los hombres».
El Papa se refiere allí a la controversia de los auxilios, pues en esa disputa se discrepaba no la substancia de la fe católica, sino sólo el modo en cómo Dios hacía el doblar y cambiar las voluntades.
Por eso no es opinable decir que Dios cambia y mueve las voluntades, ya que esto es doctrina católica.
Además, cabe señalar lo que dice al final el Papa: «los Dominicos dicen que predetermina nuestra voluntad físicamente, esto es real y eficientemente, y los Jesuitas mantienen que lo hace congrua y moralmente, opiniones que una y otra se pueden defender»
Es decir, los dominicos decían que Dios predetermina nuestra voluntad de un modo y los jesuitas decían que predetermina de otro modo, y el Papa sentencia: «opiniones que una y otra se pueden defender».
Ni qué decir tiene que claramente es Magisterio, porque el Papa está sentenciando sobre cosas relativas a la fe. Por eso está en el Denzinger.
Y de ahí que el Catecismo, que cita al grandioso san Agustín de Hipona, dice:
2001 La preparación del hombre para acoger la gracia es ya una obra de la gracia. Esta es necesaria para suscitar y sostener nuestra colaboración a la justificación mediante la fe y a la santificación mediante la caridad. Dios completa en nosotros lo que Él mismo comenzó, “porque él, por su acción, comienza haciendo que nosotros queramos; y termina cooperando con nuestra voluntad ya convertida” (San Agustín, De gratia et libero arbitrio, 17, 33)
El que tenga ojos, que vea.
Pues demuéstrelo.
De lo contrario sus afirmaciones seguirán siendo gratuitas, como la calificación de bañecianismo que todavía no ha explicado.
Tampoco explicó la imposibilidad de que habla santo Tomás de resistir a la moción divina:
"Si Deus movet voluntatem ad aliquid, incompossibile est huic positioni quod voluntas ad illud non moveatur. Non tamen est impossibile simpliciter. Unde non sequitur quod voluntas a Deo ex necessitate moveatur" (I-II, q. 10, a. 4, ad 3).
Tampoco explicó la predeterminación divina bajo la cual incluye todo.
Frente a esto Ud. negó la predeterminación y la predestinación de los condenados a la pena.
Dice Ud.: "está claro q la reprobación post deméritos no es predestinación a la condenación. POST".
Precisamente: demérito es realmente distinto de condenación. Entonces su afirmación es incorrecta, como lo testimonia la afirmación del Concilio de Quierzi.
¡Salve a la nueva doctora!, que corrige al Concilio, niega lo que sostiene el divino Tomás y su gloriosa escuela, y pretende ser prudente.
Sobre eso ya pusimos la cita de Trento en el post anterior:
(Trento, l.c., can. IV: "Si alguno dijese que el libre albedrío, movido y puesto en acción por Dios, no puede cooperar por asentimiento a la llamada de Dios, ni disentir si así lo desea… sea anatema "). Con este decreto el Concilio no sólo condenó la opinión protestante de que en la recepción de la gracia la voluntad permanece meramente pasiva, sino que también se anticipó a la herejía jansenista respecto a la imposibilidad de resistir la gracia actual. A partir del siguiente breve extracto puede verse con qué poco derecho los herejes apelaban a los escritos de San Agustín en defensa de su doctrina: "El que te hizo sin tu acción no te justifica sin tu acción. Te hizo sin tú saberlo, te justifica con tu voluntad, pero es Él quien justifica, para que la justicia no sea tuya." (Serm. CLXIX, C. XI, n. 13).
Lo cual no quiere decir que divida a las personas en los predeterminados a salvarse a los que les dará la gracia y los predestinados a condenarse porque no se la dará.
Da la gracia suficiente para salvarse a todos, no dos tipos distintos de gracia, según haya decidido que se condenen o no.
(Norberto del Prado, O.P., De gratia et libero arbitrio, I, Intr., VIII, p. LXX).
La predestinación a la condenación la defienden los protestantes, y es una impiedad. No hay predestinación a la condenación.
13/09/20 1:13 PM
Porque toda doctrina, y toda herejía, siempre es universal, es decir, en todas partes y en todo tiempo. Siempre la verdad es verdadera en todas partes y en todo tiempo, y siempre la falsedad es falsa en todo lugar y todo tiempo. No existe una doctrina para un lugar y tiempo, y otra para otro lugar y tiempo.
Ahí el Concilio no decreta algo sólo para ese lugar, sino doctrina para la Iglesia universal, como el sínodo II de Orange.
Y el concilio es claro: existe la predestinación a la vida (gracia justificante) y la vida eterna (visión beatífica), no existe predestinación a la culpa (pecado) y sí existe predestinación a la pena (castigo).
"Lo cual no quiere decir que divida a las personas en los predeterminados a salvarse a los que les dará la gracia y los predestinados a condenarse porque no se la dará. "
El Concilio dice que sí existen los predestinados a la vida eterna o a la salvación, y lo predestinados a la condenación pero no al pecado que los lleva a merecer el castigo:
Pero Dios, bueno y justo, eligió, según su presciencia, de la misma masa de perdición a los que por su gracia predestinó a la vida [Rom. 8, 29 ss; Eph. 1, 11] y predestinó para ellos la vida eterna; a los demás, empero, que por juicio de justicia dejó en la masa de perdición, supo por su presciencia que habían de perecer, pero no los predestinó a que perecieran; pero, por ser justo, les predestinó una pena eterna. Y por eso decimos que sólo hay una predestinación de Dios, que pertenece o al don de la gracia o a la retribución de la justicia.
Es decir, la única predestinación de Dios es aquella del don de la gracia, en la cual Él eligió a algunos darle la vida y vida eterna, y la retribución de la justicia, en la cual Dios predestinó la condena eterna a los que supo que habrían de perecer en el pecado.
Y el Concilio de Trento no puede contradecir a las sentencias anteriores, sino que tiene que estar en plena continuidad, hay que aplicar la hermenéutica de la continuidad.
Por eso cuando dice: "ni disentir si así lo desea" se entiende que ese deseo del libre arbitrio es un deseo permitido por Dios, porque Dios puede mover la voluntad para que el hombre no desee disentir, porque es verdadero que Dios mueve la voluntad, como usted mismo lo ha dicho. Eso de "marionetas" no viene al caso, porque el Magisterio entiende que Dios mueve a la voluntad sin forzarla, y por lo tanto, haciendo que nosotros queramos no nos quita libertad sino que nos la otorga. Cuando Dios hace que el hombre quiera el hombre no es una marioneta porque él mismo está queriendo aquello que Dios quiere que quiera.
El comentario del estimado Alonso se refiere obviamente al pecado que lleva a la condenación. Dios no predestina a ningún pecado, pero sí predestina al castigo eterno a los que supo que habrían de merecerlo por sus pecados.
"Sicut enim praedestinatio includit voluntatem conferendi gratiam et gloriam, ita reprobatio includit voluntatem permittendi aliquem cadere in culpam, et inferendi damnationis poenam pro culpa".
S. Th., I, q. 23, a. 3, c.
"... a los malos, no les preparó voluntades malas u obras malas, sino que les preparó justos y eternos suplicios".
Papa Adriano I.
"... a los demás, empero, que por juicio de justicia dejó en la masa de perdición, supo por su presciencia que habían de perecer, pero no los predestinó a que perecieran; pero, por ser justo, les predestinó una pena eterna".
Concilio de Quierzi.
"... confiadamente confesamos la predestinación de los elegidos para la vida, y la predestinación de los impíos para la muerte; sin embargo, en la elección de los que han de salvarse, la misericordia de Dios precede al buen merecimiento; en la condenación, empero, de los que han de perecer, el merecimiento malo precede al justo juicio de Dios".
Concilio III de Valencia.
La cita de A.G. se refiere, evidentemente, a la impía predestinación a la condenación ante praevisa demerita o bien a la también impía predestinación al mal moral o a la culpa. Oportet distinguere...
De allí que él mismo diga:
"A.G.: La predestinación al mal no tiene nada que ver con todo esto, y es, como digo una impiedad, porque hace a Dios causa del pecado del hombre" (13/09/20 4:51 PM).
Pero precisamente aquí no estamos hablando sino de la pena supuesta y a causa de la culpa. Y entonces la pena como tal es simpliciter justa y buena, y de este modo es querida por Dios, como dice santo Tomás.
No se pueden deducir correctamente cosas contradictorias.
"Anda q no citaban los protestantes a San Agustín para justificar sus posturas".
Como todos los herejes suelen citar las SSEE.
Además Santo Tomás deja bien claro que ningún doctor es infalible - eso también se le aplica a él. Infalible es el magisterio declarado infalible.
De modo que yo tengo bien claro que no disiento en nada del magisterio oficial de la Iglesia.
Por supuesto estoy de acuerdo con todo lo que dice Trento sobre la gracia y con lo que dice el catecismo. Encuentro compatible lo que dice Trento con lo que dijeron concilios locales - con una terminología primitiva e imperfecta. El magisterio de un concilio universal como Trento que se plantea el problema de la doble predestinación protestante es aclaratorio y es de un orden superior.
En cuanto a explicaciones sobre el tema del post, será vd el que tenga que explicar cómo puede haber seres humanos sin alma y por qué discutir a dónde va el alma de un feto cuando no tiene. Todo porque vds consideran a Santo Tomás infalible, lo mismo si se equivoca al rechazar el misterio de la Inmaculada concepción como si se equivoca al decir que los niños tienen alma a partir de no sé cuántos meses y las niñas a partir de unos cuantos más. Que eso no quita que él tuviera argumentos según el conocimiento de la época o los planteamientos que se hacían en la época.
Pero yo no digo que no fuera inteligente, digo que no era infalible, y en esto el mismo Santo Tomás me da la razón a mí cuando dice que ningún doctor es infalible. Que hubiera aceptado el dogma de la Inmaculada con los supuestos del siglo XIX, también yo creo que sí. Que si tuviera el conocimiento actual cambiaría de opinión respecto a la falta de alma de los fetos, pues también lo creo así. Pero el caso es que no es infalible y no tienen por qué declarar dogma todo lo que dijo.
Y no pueden señalar ni un solo punto en el que yo me aparte de la doctrina de la Iglesia. Tengo todo el derecho del mundo a no estar de acuerdo con lo q me parezca ilógico de los planteamientos de vds, Báñez, Garrigou etc. La Iglesia lo permite.
Y en la cuestión de la gracia, me quedo estrictamente con lo que ha sido declarado doctrina oficial.
"La pena que sigue al mal merecimiento, como Dios que todo lo prevé, esa sí la supo y predestinó, porque justo es Aquel en quien, como dice san Agustín, tan fija está la sentencia sobre todas las cosas, como cierta su presciencia. Aquí viene bien ciertamente el dicho del sabio: "Preparados están para los petulantes los juicios y los martillos que golpean a los cuerpos de los necios" (Pr 19,29)".
Y es que está claro que si la reprobación es POST deméritos no es PREdestinación.
Otra cosa es que para Dios no haya pasado ni futuro y por tanto todo lo conoce y lo tiene presente, pero que Dios conozca todo no quita un ápice de libertad a quien decida rechazar su gracia. Si no la hubiera rechazado Dios conocería que no la rechazó en vez de que la rechazó. Y la condenación es POST la mala decisión libre del hombre, que no está en absoluto predeterminado y que podría haber decidido lo contrario.
Por lo demás sigan vds intentando destripar el misterio a su modo, pero no intenten imponernos a todos su peculiar destripación.
Porque dice el Concilio:
«...a los demás, empero, que por juicio de justicia dejó en la masa de perdición, supo por su presciencia que habían de perecer, pero no los predestinó a que perecieran; pero, por ser justo, les predestinó una pena eterna.»
La condenación es la pena eterna. Luego existe la predestinación a la condenación. Pero la pena eterna no es el pecado, porque por el pecado se merece la pena eterna.
Además, ningún concilio de la Iglesia que esté en comunión con el Papa está por encima del otro, ni se contradicen unos a otros, sino que están en completa continuidad.
Por otra parte, los concilios, cuando están en comunión con el sucesor de san Pedro y sentencian algo sobre la fe, son infalibles:
«La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el Cuerpo de los Obispos cuando ejerce el supremo magisterio en unión con el sucesor de Pedro» (Lumen Gentium 25).
No es necesario una declaración solemne para que alguna declaración sea infalible, sino que basta con que el texto deje en claro que quiere sentenciar algo como definitivo. Por ejemplo, el Concilio que cita el estimado Federico:
"... confiadamente confesamos la predestinación de los elegidos para la vida, y la predestinación de los impíos para la muerte; sin embargo, en la elección de los que han de salvarse, la misericordia de Dios precede al buen merecimiento; en la condenación, empero, de los que han de perecer, el merecimiento malo precede al justo juicio de Dios".
Dice "confiadamente confesamos", es claro que está sentenciando algo sobre la fe, y por consiguiente, infalible. Y más aún, porque ese concilio fue convocado contra las herejias predestinacionistas de Juan Escoto.
Pero, además, aunque no todo el Magisterio es infalible, sin embargo todo el magisterio debe aceptarse para ser católico. Relegar la aceptación sólo a lo infalible es contrario a la doctrina católica, así por ejemplo dice el Papa Pío XII en la Humani Generis (12-14):
Ni puede afirmarse que las enseñanzas de las encíclicas no exijan de por sí nuestro asentimiento, pretextando que los Romanos Pontífices no ejercen en ellas la suprema majestad de su Magisterio. Pues son enseñanzas del Magisterio ordinario, para las cuales valen también aquellas palabras: `El que a vosotros oye, a Mí me oye` (Lc 10:16); y la mayor parte de las veces, lo que se propone e inculca en las Encíclicas pertenece ya -por otras razones- al patrimonio de la doctrina católica.
Todos los que mueren en estado de pecado original o con él son condenados a la pena de daño. Esto sostienen la fe católica, san Agustín, santo Tomás.
Se cree que por poner el evangelio en latín hay que darle la razón.
Mt 25,41 "Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles."
¿Es vd uno de esos ángeles del diablo?
En cuanto al juicio final, deja muy claro Jesucristo que dependerá de lo que hayamos hecho o dejado de hacer nosotros: "porque tuve hambre y no me diste de comer...etc"
Somos responsables porque tenemos conocimiento y libertad y podemos elegir entre hacer el bien o hacer el mal. Dios nos dará a todos la gracia suficiente para hacer el bien, de modo que si elegimos el mal es porque así lo hemos querido.
El castigo es posterior a la mala conducta
Esto es así para todos menos para usted ya que se empeña, pues seguramente será uno de esos predestinados a la condenación y no le darán la gracia por la que haría vd el bien en vez del mal. Puesto que está predestinado a la condenación. Calvino dixit.
Y por supuesto yo sigo el magisterio de la Iglesia.
Totalmente conforme con el catecismo
1037 Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles, la Iglesia implora la misericordia de Dios, que "quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión" (2 P 3, 9):
«Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos (Plegaria eucarística I o Canon Romano, 88: Misal Romano)
Así que no moleste.
Pero si Ud. no es capaz de comprender la diferencia entre la culpa y la pena, entonces esto es de alguna manera como tratar de dialogar con una piedra...
Por eso se agrega en el Catecismo: "para esto, en efecto, se requieren la aversión a Dios voluntaria (el pecado mortal) y persistir en ella hasta el fin" ("ad hoc enim requiruntur aversio a Deo voluntaria (peccatum mortale) et in illa usque ad finem persistere").
Nunca, jamás, dije que el castigo no sea posterior a la mala conducta. ¿Acaso ha leído siquiera lo que escribí? ¡¿Dejará por fin de acusarme falsa e injustamente?! Objetivamente no es leve la acusación que hace al atribuirme falsamente ese error herético (como ya lo ha hecho y no se ha disculpado). ¿Pero sabe acaso lo que significa "post" y "per" y "ante"?
¡Cite siquiera mis palabras, si puede, en las que según Ud. sostengo lo que falsamente me atribuye!
He aquí su injusta acusación: "El castigo es posterior a la mala conducta. Esto es así para todos menos para usted ya que se empeña...". Falso, falso y falso: jamás de los jamases dije eso.
Por si todavía hay esperanza...: mire el post de Néstor sobre la condenación (del 20/04/20) y encontrará desarrollado y bien fundamentado todo el tema. Y antes de leerlo no diga por favor más necedades, como que "por poner el evangelio en latín hay que darle la razón"...
"Dios no predestina a nadie a ir al infierno (cf DS 397; 1567); para que eso suceda [esto es: el ir al infierno] es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal)".
Y eso es lo que dice el Magisterio: Dios no predestina al pecado.
Por eso está en continuidad con los dos concilios, en los que claramente se dice que Dios sí predestina a la condenación pero no predestina al pecado.
Bueno, ya está todo dicho sobre esto. El que quiera ser católico, acepte los documentos del Magisterio, y el que no quiera aceptarlo, que abandone la fe católica.
Ah, que esa frase la dijo Ecclessiam y no vd, y qué, se dan continuamente la razón y mi comentario iba para los dos, a cada uno lo suyo, pero en realidad vienen a ser indistinguibles.
Entiendo perfectamente lo que es pre y lo que es post y lo que es culpa y lo que es pena, como se puede observar en mis comentarios.
Los que hacen una curiosa ensalada de pre y post son vds.
No tengo ningún problema con lo que dice la doctrina tal cual. Son vds los que pretenden estropearla añadiendo sus "matices" absurdos e incomprensibles.
El catecismo está muy bien, ese punto se entiende perfectamente, de modo que no tengo necesidad de intercambiar comentarios con vds, que efectivamente resulta tan poco práctico como hablar con piedras ya que le gusta usar esa expresión.
Pues cada uno coge por su vereíta y tan contentos.
Despedida cordial
PS
Naturalmente nada que vd recomiende me podrá parecer una buena recomendación, teniendo en cuenta los resultados. En cuanto a tontería, la que vd tiene, como muestra la exhibición de latines en donde no pegan. (Y perdone que mantenga el decoro para no desmerecer su tono)
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