Hugo Wast no era antisemita (3-4)
e. La conversión del judío: ¿posible?
Este «crisol de razas» que sigue siendo la Argentina, ha recibido innumerables multitudes de pueblos: italianos, españoles, franceses, irlandeses… todos se han afincado en una tierra que no ha discriminado; el judío no fue la excepción. Muchos de los pueblos (es verdad) ya venían acristianados mientras que otros se volcaron a la verdadera Fe.
Los hijos de Abraham también abrazaron dicha Fe pues para un judío verdadero y sin doblez, su razón de ser es el preparar la venida del Salvador (salus iudaeorum) y abrazarla cuando llegue. Ellos han sido en cuanto pueblo el primero en el honor y gloria, como narra el mismo San Pablo: «gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego» (Rom 2,9-10), de allí que muchas y santas hayan sido las conversiones desde el principio de la nueva y última alianza hasta nuestros días.
Es verdad, sin embargo, que no siempre las conversiones fueron sinceras como denota la historia de la Iglesia; así plantea el problema Hugo Wast en boca de sus personajes:
¡Escuchad! Vosotros sabéis que el judaísmo es indeleble como el color de la piel. Porque no es una religión sino una raza, la primera y la única que salió de las manos del Eterno (¡Bendito sea Él). ¿Por qué los judíos no mandamos misioneros como los goyim? Porque sabemos que ningún convertido a nuestra religión se volverá judío. Como sabemos, también, que hay millones de judíos que han renegado aparentemente de su religión, y siguen siendo tan fieles como el más sabio rabino. ¡Acordaos de nuestro Maimónides, que se hizo mahometano! (…). Extrajo de sus bolsillos un texto y leyó esta prescripción talmúdica: «El hombre debe ser astuto por temor de Dios»; y a renglón seguido, este comentario del famoso rabino Ben Ascher: «Se permite a un judío engañar a los idólatras haciéndoles creer que se ha hecho cristiano»[1].
Podrá acusarse a Wast de demasiado duro con dicha expresión, aunque sigue en esto los textos judíos que cita en el Prólogo. Sea como sea, uno de sus protagonistas terminará por convertirse santamente al final de la novela, como un santo sacerdote había predicho a la joven Berta Ram, enamorada perdidamente y angustiada por la conversión de su amor:
—¡Padre, apenas entiendo!
—Ya lo sé; estas cosas son extensas y profundas. Por ahora, pídale a Dios la conversión de ese hombre, y no le preocupen sus palabras…
—Él dice que el judaísmo es una marca indeleble, y no la borra ni el martirio.
—¡Presunción, vanidad! Las marcas que hacen los hombres, las borra Dios con la misma facilidad con que el mar borra los dibujos trazados en la arena por la mano de un niño. Ese hombre no es más judío que Saulo; y Saulo, convertido, fue San Pablo. Rece y espere. No olvide que este pueblo de dura cerviz fue el pueblo elegido. Cristo mismo es de la estirpe de David. Y el propio San Pablo ha dicho: «¿Pensáis que Dios ha desechado a su pueblo? No, puesto que yo soy del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín. Y si los judíos son enemigos vuestros, a causa del Evangelio, no olvidéis que son muy amados del Señor, a causa de sus padres y de las promesas que les ha hecho…» (Rom, 11)[2].
Los judíos pueden convertirse ¡sin duda! Para muestra de ello basta con recordar en los últimos dos siglos los casos emblemáticos de Alfonso Ratisbona, Edith Stein o Eugenio Zolli, entre otros.
Pero no basta con el análisis literario. Hugo Wast recordó verdades completamente incorrectas que, hasta haciéndonos violencia y juntando vigor, debemos repetir para no ser perros mudos.
Son verdades silenciadas; verdades olvidadas e incómodas, pero verdades al fin.
3. Lo que hay que volver a decir con Hugo Wast
Si jugásemos a ser marxistas diríamos que nos encontramos en la síntesis. Luego de haber pasado por la crítica y por las palabras de nuestro autor, nos queda ahora dar una síntesis del tema, cosa que no es fácil; no es que nos falte información (justamente es de lo que sobra)[3]; se trata del tema escabroso de la eterna «cuestión judía» lo que muchas veces paraliza, como a los apóstoles en el Cenáculo (Jn 20,19).
No nos encontramos solos en esta empresa; es cierto. Hay muchos, incluso entre escritores y pensadores de extracto judío, quienes ya pasaron por el trance de hablar con parresía[4]. Hugo Wast se vio en una encrucijada similar al dar a luz su obra más polémica; sabía que una catarata de críticas vendría sobre él y por eso mismo comenzó su libro con un prólogo erudito y comprometido. Dicho trabajo sería el que —aún más que la novela— le ganase la persecución «hasta la quinta generación»[5].
Allí, utilizando principalmente fuentes hebreas, nuestro autor intentó condensar el pensamiento católico tradicional acerca del judaísmo, del cual daremos aquí una apretada síntesis[6].
a. Que no es antisemitismo el estar en contra de una doctrina
Hay que repetirlo hasta el cansancio pues mucho se ha acusado a Wast de «antisemita» y no es fácil levantar el cargo cuando, según se indica, el 96% de los medios de comunicación mundial están en manos del judaísmo[7]. Debemos recordar, entonces, que si bien el odio a personas o razas es anticristiano, no lo es el odio a las malas doctrinas[8]:
—¡Acordaos que N. S. Jesucristo era judío y judía su Santísima Madre, y todos los santos apóstoles, y también San Pablo!
—¡Todo racismo es anticristiano!
—¡Los judíos se convertirán al final de los tiempos!
Estamos de acuerdo. Pero si el odio a una persona o a una raza es siempre anticristiano, el odio a una mala doctrina, o a una institución que la encarna, es, por el contrario, virtuoso y laudable.
El odio a los protestantes es perverso y anticatólico; el odio al protestantismo es profundamente católico, y hasta se han fundado órdenes religiosas para combatirlo.
Con la misma razón podemos decir que si el odio al judío es anticatólico, porque debemos amarlo como a prójimo, el odio a las doctrinas de la Sinagoga, autoridad civil y religiosa del judaísmo, que persigue la destrucción de la Iglesia Romana y pretende establecer en todo el mundo el imperio de su espíritu, abolido por Cristo, y el dominio del oro, instrumento de opresión de los pueblos, ese odio, mejor dicho, ese toque de somatén contra la Sinagoga, es auténticamente católico[9].
No es pecado estar en guardia y menos que menos es pecado el hecho de odiar las doctrinas odiosas. Hoy por hoy es fácil descalificar al enemigo diciéndole «antisemita», «facho», «discriminador», sin importar la verdad de las palabras.
Siempre habrá quien se escandalice de estas palabras, como también le sucedió al Crucificado:
Ya en tiempos de Cristo los fariseos aparentaban escandalizarse de su doctrina. No nos asustemos, pues, de que algunas almas medrosas hoy se hagan cruces de nuestro lenguaje. El propio Jesús (…) considerando sólo a la generalidad, llamó a los judíos raza diabólica (…): «Vosotros sois hijos del diablo» (Jn 8, 38-44) (…). Si llamar a los judíos perseguidores de la religión no es cristiano, tampoco fue cristiano el primer mártir de la nueva Ley, San Esteban. Si decir que los judíos son enemigos del género humano no es cristiano, no fue cristiano San Pablo, cuando dijo de ellos: «Los cuales también mataron al Señor Jesús, y a los Profetas, y nos han perseguido a nosotros, y no son del agrado de Dios, y son enemigos de todos los hombres (1 Tes, 2,15)»[10].
El antisemitismo, como tal, constituye un pecado condenado por la Iglesia; «amar al prójimo» e incluso «amar al enemigo», son las consignas del Hijo de Dios. Pero no parecen ser las mismas consignas de aquellos que el mismo Verbo llamó «raza de víboras» (Mt 3,7). En cuanto doctrinas y luego de la venida del verdadero Mesías, judaísmo y cristianismo, se contraponen como el agua y el aceite. No son ya mixturables pues el hacha se puso «a la raíz del árbol» (Mt 3,10), de ahí que el judío encuentre como principal acusador de su incredulidad al mismo Cristo, por lo tanto, a su prolongación que es la Iglesia. El famoso rabino Drach, convertido luego al cristianismo, decía que «el Mesías que los judíos se obstinan en esperar, a pesar de que éste se obstina en no venir, debe ser un gran conquistador que hará a todas las naciones del mundo esclavas de los judíos»[11]. La Sinagoga, es decir, la doctrina judía, al esperar a Quien ya ha venido, espera sin sentido y, como tal, se autoproclama Mesías, haciéndose cada día más acreedor de la acusación cristiana: «seguís tradiciones de hombres». Su esperanza está aquí abajo, como dice el mismo Wast: «el judío encuentra insustancial la esperanza del cielo. No sabe ni quiere saber de las cosas del otro mundo. Cree en el paraíso terrenal. No siempre es ateo, pero siempre es anticristiano»[12], es decir, se pone en el lugar de Cristo.
b. Que «la cuestión judía» no es un invento de Hugo Wast, sino de los judíos
Pero ¿por qué se habla tanto del pueblo elegido, no tanto de los polacos, de los rusos, de los gitanos? ¿Qué tiene esta gente que suscita odios y amores, predilecciones y expulsiones? Siguiendo a Wast, la «cuestión judía» es el misterio de un pueblo elegido por Dios para depositar allí Sus promesas y hacerlo partícipe de un protagonismo sin igual a lo largo de la historia. No fueron los griegos, ni los romanos, ni los fenicios, los depositarios de las promesas mesiánicas. Fue Israel de donde, independientemente de sus traiciones, idolatrías y persecuciones vendría el Hijo de Dios vivo; aceptar a Cristo era su gloria y rechazarlo su eterno problema: «caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos» (Mt 27,25), dijeron el Viernes de Pasión:
Hace muchos años, en mi mocedad, escribí una novelita con el título de El judío, para no recuerdo qué revista española. Me la devolvieron sin publicarla, y me dieron como razón de no aceptarla el que la obrilla defendía a los judíos (…). El episodio sólo sirvió para enardecer en mi joven corazón una romántica simpatía hacia el pueblo más perseguido de la historia (…). Han pasado treinta años. Seguimos creyendo que aquí no existe un problema inglés, ni francés, ni alemán, ni español, ni italiano. Pero ya no pensamos igual respecto de los judíos. ¿Qué significa eso? Significa que este país (…) ha visto nacer el conflicto del que no se ha librado ningún pueblo, en ningún siglo: la cuestión judía. Efectivamente, releyendo la historia, penetrando hasta en los tiempos más remotos, observamos este hecho singular: en todas partes el judío aparece en lucha con la nación en cuyo seno habita[13].
Un pueblo difícil de amalgamarse, difícil de reunir (Wast escribe trece años antes de la fundación del «Estado de Israel», en 1948), que no se mezcla fácilmente con el resto… Otro autor mucho más lejano como Marx ya había dicho que encontraba «en el judaísmo un elemento antisocial»[14]; pero no fue el único.
Bernard Lazare —escribe Wast— uno de los escritores judíos que mejor han disecado el espíritu de Israel, en su excelente libro L’antisemitisme plantea la cuestión: «¿Qué virtudes o qué vicios valieron al judío esta universal enemistad? ¿Por qué fue a su tiempo igualmente odiado y maltratado por los alejandrinos y por los romanos, por los persas y por los árabes, por los turcos y por las naciones cristianas? Porque en todas partes y hasta en nuestros días, el judío fue un ser insociable. Porque jamás entraron en las ciudades como ciudadanos sino como privilegiados. Querían ante todo, habiendo abandonado la Palestina, permanecer judíos, y su patria era siempre Jerusalén. Consideraban impuro el suelo extranjero y se creaban en cada ciudad una especie de territorio sagrado. Se casaban entre ellos; no recibían a nadie… El misterio de que se rodeaban excitaba la curiosidad y a la vez la aversión»25.
El judío hace un estado dentro de otro estado; una nación dentro de otra nación, teniendo por prójimos, al más prójimo, es decir, al igual. De allí que San Pablo tuviera que decir: «ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gál 3, 28). Lo problemático de la doctrina judía, que no encuentra su centro sino en el problema del Mesías, no ha llevado al cristianismo a ser anti-judío; la Iglesia siempre ha sido aristotélica y ha sabido separar la obra de su autor; de allí que todo anti-semitismo entendido como un odio a una raza, sea siempre anti-católico, como ya dijimos.
c. Que la doctrina de la Sinagoga es una doctrina de dominación anticristiana
Pero decíamos que Wast se había tomado el ímprobo trabajo de consultar las fuentes judías para hablar del pueblo elegido; de este modo pensaba que no sería atacado (un tanto inocente el hombre…).
Con Teodoro Herzl a la cabeza, «el gran apóstol de la restauración de la patria israelita» nos decía que «la cuestión judía existe dondequiera que habitan judíos en cierta cantidad… No es ni una cuestión económica, ni una cuestión religiosa, aunque a veces tenga el color de una y otra. Es una cuestión nacional, y para resolverla tenemos que hacer de ella una cuestión mundial»[15]. Es por medio del poder y a partir del dinero como el judío intenta la dominación mundial, pues «nadie ha perfeccionado tanto el sistema capitalista como los banqueros judíos, por ejemplo, Rothschild» pero «nadie lo ha condenado con más acerbidad como los economistas judíos, por ejemplo, Marx»[16], de allí que este último nos recuerde que «el dinero es el celoso Dios de Israel, ante el que no puede legítimamente prevalecer ningún otro Dios (…). El Dios de los judíos se ha secularizado, se ha convertido en Dios universal. La letra de cambio es el Dios real del judío»[17].
Como el mundo, según el Talmud, «no ha sido creado sino a causa de Israel», el pueblo escogido «tiende a destruir las (patrias) de los otros. Es patriota como ningún otro pueblo, y, al mismo tiempo, fácil para abandonar la patria. Se le encuentra en todas partes, pero no es asimilado en ninguna. Y la razón es simple: la patria real del judío moderno no es la vieja Palestina; es todo el mundo, que un día u otro espera ver sometido al cetro de un rey de la sangre de David, que será el Anticristo»[18].
H.W. entiende que, si bien Israel es el Mesías, al final de los tiempos este pueblo se verá confundido por un líder político-religioso que no será sino quien se ponga en lugar de Cristo («Anticristo» no significa «el que está en contra de Cristo» sino «el que está en lugar de Cristo»); este «Mesías dará a los judíos el imperio del mundo, al cual estarán sometidos todos los pueblos»[19].
¿El Mesías? ¿Acaso los judíos esperan el advenimiento del Mesías? —se pregunta. Es posible que algunos judíos, de esos que todavía lloran al pie del Muro de las Lamentaciones en la Ciudad Santa, conserven la esperanza de un mesías personal, que vendrá como un rey omnipotente a realizar las profecías. Pero la inmensa mayoría, inclusive sus teólogos de más autoridad, han abandonado hace tiempo esa interpretación. No creen en el Mesías, pero creen en la misión mesiánica de Israel[20].
Dicha convicción por la «misión mesiánica» de la cual habla Wast, se realiza por medio de la doctrina judaica, que llega a ser, en palabras de Marx, la enemiga mortal de la religión del estado, y, especialmente, será más enemiga del estado cuanto más éste profese como su fundamento el Cristianismo[21].
De allí que —sigue diciendo el autor de El Capital, citando a Bauer— «los judíos no deban abrazar el cristianismo, sino la disolución del cristianismo y de la religión en general, es decir, la ilustración, la crítica y su resultado, la libre humanidad»[22]. Dicha dominación no sólo por medio de las ideas (prensa, cine, cultura, etc.), sino por medio de la economía, cuyo fundamento será la usura. Con palabras que parecen más cercanas a Hitler que a Marx, nos confiesa este último:
¿Cuál es el fundamento secular del judaísmo? La necesidad práctica, el interés egoísta. ¿Cuál es el culto secular practicado por el judío? La usura. ¿Cuál su dios secular? El dinero (…). El judío se ha emancipado a la manera judaica, no sólo al apropiarse del poder del dinero, sino por cuanto que el dinero se ha convertido, a través de él y sin él, en una potencia universal, y el espíritu práctico de los judíos en el espíritu práctico de los pueblos cristianos. Los judíos se han emancipado en la medida en que los cristianos se han hecho judíos[23].
Coincidiendo con Wast, podríamos decir que «el judaísmo no es una nacionalidad, no es una religión; es un nacionalismo; mejor todavía, un imperialismo»[24].
[1] Hugo Wast, op. cit., 87-88.
[2] Hugo Wast, op. cit., 229
[3] Sólo para citar algunos títulos conocidos: Henry Ford, El judío internacional, Editorial temas contemporáneos, 1983, 514 pp.; Bernard Lazare, El Antisemitismo, La Bastilla, Bs.As. 1974, pp. 317; Julio Meinvielle, op. cit.; David Núñez, Los deicidas, Organización San José, Bs.As. 1968, 135pp.
[4] En los últimos años, el historiador Ariel Toaff, hijo del gran rabino de Roma, ha sido ejemplo de ello por su libro Pasque di sangue, donde se narra el asesinato ritual de niños católicos, en manos de judíos durante la Edad Media.
[5] Carta del mismo Hugo Wast publicada en La Nación ante el boicot que sufrían sus libros, en Agosto de 1935.
[6] De lo que conocemos y tan o más silenciado que Wast, el libro del Padre Meinvielle, no tiene desperdicio acerca del problema judío.
[7] Según el sociólogo noruego Johan Galtung, son familias sionistas (http://tenacarlos.wordpress.com/2012/05/03/6-familias-sionistas-controlan-el-96-de-los-medios-de-comunicacion-occidentales/; consultada el 17 de Julio de 2012)
[8] El mismoHugo Wast plantea el asunto en uno de los subtítulos del Prólogo (p. 13).
[9] Hugo Wast, op. cit., 12-13.
[10] Hugo Wast, op. cit., 14-15.
[11] David Paul Drach, De l’harmonie entre l’Eglise et la Synagogue, citado por Julio Meinvielle, op. cit., 74.
[12] Hugo Wast, op. cit., 46.
[13] Hugo Wast, op. cit., 9-10.
[14] Karl Marx, La cuestión judía, 20. www.rubenkotler.com.ar/attachments/214_kmarx.pdf (consultada el 21/06/2012).
[15] Teodoro Herzl, L’Etat juif, París, Librairie Lipschutz, 1926, p. 17 ; citado por Hugo Wast, op. cit., 38.
[16] Hugo Wast, op. cit., 23.
[17] Karl Marx, op. cit., 21.
[18] Hugo Wast, op. cit., 23.
[19] Trat. Schahb, f. 120 c.l. citado por Hugo Wast, op. cit., 35.
[20] Hugo Wast, op. cit., 35.
[21] Karl Marx, op. cit., pps. 2 y 4.
[22] Karl Marx, op. cit., 19.
[23] Karl Marx, op. cit., 20.
[24] Hugo Wast, op. cit., 37.
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22 comentarios
a) Tema en que algunas veces asoma el odio en ambas partes de la discusión. Es importante recordar que el odio siempre viene de Satanás, para quien tenga interés de comentar el post, se suplica ser siempre respetuosos, es válido estar en desacuerdo, pero hay que explicar el por que.
b) Semántica. El nombre de judío se usa con muchos significados distintos y es importante aclararlos.
Entre otras.
- Que siguen la religión Judaíca. Problema actual: El judaísmo es profundamente diferente a la religión de los Hebreos, la primera carece de sacerdotes, la religiosidad se hereda vía materna (los hebreos tienen solo genealogía paternas), su libro central es el Talmud, niegan la necesidad de una segunda alianza con Dios, aseguran que la primera nunca se rompió, contradiciendo a los profetas, en particular Jeremías,nace después de la caída de Jerusalem, por lo tanto, es posterior al cristianismo. Contrariamente a la creencia popular, son nuestros "hermanos menores", no mayores, como muchas veces se les nombra.
- Descendiente de la tribu de Juda. Problema actual: La mayoría de los judíos de religión, simplemente no lo son de etnia judía por ser conversos caucásicos.
- Algunas veces se considera como sinónimo de sionismo. Problema actual, aunque aparentemente minoritaro existe un grupo judío contrario al sionismo, pero no estan tan seguros que es un es un "regreso" a la tierra prometida, dado que la mayoría de los judíos son descendientes de Jafet amén que se busca el territorio de Israel, es decir la de las 12 tribus, cuando se podría alegar tener derecho solo a la de Judá que, para colmo, no incluía Jerusalem.
La primera definición es religiosa, la segunda étnica y la tercera política. Creo que el post permite discusión con las tres ascepciones, pero siempre respetuosas, sin que lluevan descalificaciones para uno y otro punto de vista.
Hugo Wast parece que continúa usando la palabra judío mezclando los significados, por lo que fácilmente se hace blanco de insultos y descalificaciones, que no creo que en realidad los merezca.
De los tres hijos de Noé, ni los camitas son camitas, ni los jafetitas son jafetitas; únicamente el término semita tiene un significado lingüistico que abarca las lenguas emparentadas entre sí como el hebreo, el arameo, el árabe, el fenicio y, por extensión, a los pueblos que las hablan, pero no racial. Definir las las razas es sumamente difícil pero hacerlo utilizando términos tan ambiguos como los bíblicos supone que todos los blancos somos jafetitas, todos los negros camitas y todos los de Oriente Medio semitas, quedando el resto de las razas sin definir.
Es evidente que los negros no pertenecen a una sola raza, los blancos tampoco, y los habitantes de Oriente Medio igual, siendo el término raza sumamente esquivo.
Digamos que después de la fundación del Judaísmo, tal como lo conocemos hoy, los grupos procedentes de Palestina, que pudieron mezclarse con otros pero aceptaron la nueva ortodoxia judía, se diferenciaron de otros grupos humanos y esa diferenciación tomó forma no solo forma religiosa sino también racial y, en cierto modo, política por atribuirseles un tipo de comportamiento dentro de las sociedades en que vivían. El Sionismo es otra cosa mucho más fácil de definir.
De manera general, de los tres hijos de Noé, y quizás hablando de manera figurada, a los habitates del medio Oriente se les conoce genéricamente como hijos de Sem, a los de raza negra como hijos de Cam y a los de raza blanca como hijos de Jafet.
Los judíos por muchos años conservaron aproximadamente su herencia genética semítica, propia de pueblos del medio oriente. Una notable excepción, el rey David. Por la genealogía paterna escrita en el libro de Ruth, sabemos que era judío, pero ¿lo sería por parte de madre? En el Salmo 51.5, atribuido al rey David, se indica "...en pecado me concibió mi madre", sabemos del 1er libro de Samuel sabemos que era rubio o quizás pelirrojo, por lo que tenemos la casi plena certeza que su madre era caucásica.
Con respecto a la religión, la respuesta es mas compleja: luego de la gran Apostasía y la necesidad de una nueva alianza (Jeremías 31, 31) la alianza con Moisés se rompió y hubo varias grupos que intentaban justificar su existencia, las 3 mas notables en la época de Jesús: Fariseos, Saduceos y Esenios. Los dos primeros actuaban en la vida pública, esto es, tenían un fuerte componente político. Los esenios aceptaban que la enseñanza de Moisés se rompió, y no actuaban en política algunas enseñanzas de Jesús (como la del divorcio, "Pero al principio no fue asi") asemejan a las enseñanzas esenias.
Luego de la caida del Templo de Jerusalem, solo sobrevivieron, al menos como grupo, los fariseos, y el "judaísmo" es pues la continuación del fariseismo.
En la actualidad, tras la importante conversión jázara en los primeros siglos del cristianismo (raza blanca) a la religión judía, ha perdido importancia la definición étnica.
¿Por que el arma arrojadiza de "antisemita"? ¿Por que se les acusa de ello a quienes están en desacuerdo con el sionismo?
Séfora, hija de Jetro-sacerdote de Madian-fue la esposa de Moisés y tampoco era israelita. Y si analizas la Biblia aparecen bastantes casos, no sé por qué tienes tanta obsesión con el Rey David. Pues, imagínate, si David tenía una genealogía oscura y Ruth aparece también en el árbol genealógico de San José la "pureza racial" de éste era una entelequia.
Tienes la costumbre de sacar conclusiones que no son válidas, debido a tu enorme admiración por los levitas, y porque Zacarías lo era, deduces que Isabel también y, como ésta era prima de la Virgen María, pues ella debía de serlo. No hay genealogía de la Virgen y si las cosas fueran como las pintas María nunca se habría casado con José, que era de la tribu de Judá, sino con otro levita como hizo su prima. No hay constatación alguna de que los levitas se casaran sólo con gente de la tribu de Leví. Simplificas lo complicado.
Por otra parte lo que se llama "antisemitismo" no es antisionismo porque existía mucho antes de que el movimiento sionista se pusiera en marcha con Theodor Herzl hacia 1882. Antes de esa fecha ya había progromos en Rusia, por ejemplo, y los hubo en la España Medieval y en otros lugares. Quizás el nombre mejor es antijudaísmo.
Quizás el nombre mejor es anti-anti-cristianismo. Porque el judaismo rabínico talúmdico que domina (y los define) estos dias no es otra cosa que un rábido anti-cristianismo.
Los pogroms no surgieron de la nada, o por "envidia" de los gentiles. Mas bien han sido una reacción debido al comportamiento judío. Debido a sus acciones. Especialmente la usura. Ahora se podria mencionar muchas otras cosas.
No por nada los expulsaron 109 veces de cada país en que se instalaron. Palas Judea nos quiere hacer creer que siempre la culpa fue de los gentiles, nunca de la tribu...
me temo que las conclusiones son válidas. Todas las genealogías de la Biblia, de la nueva y la vieja Alianza son genealogías paternas. Clara indicación de que la religión de los hebreos difiere en forma muy importante con el judaísmo, éstos últimos relacionan la religión por vía materna. No hay genealogía de ninguna mujer en la Biblia, así que tampoco de la Santísima Virgen, tampoco la de Ruth. Pero sabemos dos cosas con seguridad
1.- Que Isabel era descendiente de Aarón, del Evangelio de San Lucas, capítulo 1
05 En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón.
2.- Había una relación de consanguinidad entre la Virgen e Isabel. lo demuestra la visita que le hizo, del mismo capítulo. Amén de que la tradición siempre lo ha afirmado.
41 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
42 exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Jesús, por vía paterna, era de origen divino. Por vía materna, descendiente de Aaron (lo sabemos porque Isabel, prima de María lo era), y por adopción fue judío. Los evangelistas escribieron dos genealogías de José, padre putativo de Jesús. Intentando demostrar que también se cumplía ésta profecía con respecto al Mesías, que debía de ser del linaje del rey David.
El judaísmo no es otra cosa que el pensamiento fariseo. Sabemos que los saduceos desaparecieron cuando los romanos mataron a los principales y sacerdotes del templo a la caída de Jerusalem, lo puedes leer en Las guerras judías de Flavio Josefo.
Las enseñanzas de Jesús tienen muchos puntos de contacto con los esenios, que reconocían la apostasía general de Israel. No sabemos con seguridad que pasó con ellos pero, probablemente, formaron parte de los cristianos, dados los puntos de contacto de las doctrinas.
Desde el punto de vista de la teología, el judaísmo moderno tiene su base en la interpretación farisea. Y su forma definitiva se asumió después de finalizar el Talmud, por lo que, es evidente que son nuestros hermanos menores y no mayores como muchas veces se les nombra.
Con Jesucristo Israel se divide en dos: el Israel cristiano -del cual los cristianos somos hijos espirituales -y muchos biológicos al menos en parte- y por otra parte, los Judíos, como claramente lo expresan los apóstoles llamándolos asi, judíos, y no considerándose ellos como tales judios.
Estos judíos, que rechazaron a Jesucristo. un Mesías espiritual, solo podían desear un mesias material (el anticristo), que les colocara a ellos como la raza suprema en un imperio universal material y judío. Lo suyo es el mismo "non servian" de Lucifer. Ellos rechazan ser en pueblo elegido para extender la buena nueva y lo re-interpretan como el pueblo elegido para dominar la tierra. Para lo cual han retorcido el antiguo testamento hasta limites horripilantes, y cuyo trabajo de retorcimiento doctrinal es la base de muchas herejías e ideologias modernas.
Por ejemplo, para neutralizar toda idea de igualdad con otros pueblos, los Fariseos, en el Talmud arguyen que la humanidad se reduce a los judíos y todos los pueblos se referiría a todas las tribus de Israel. Los demás somos animales de dos patas, puestos en la tierra para su servicio.
Desde entonces el "non-serviam" se ha repetido allí donde la palabra de Cristo se ha difundido, Los no judios que dicen "non-serviam" ahora mismo son una proporción grande de gente, y son pues, hijos del Diablo según expresión de Nuestro Señor. pero es lógico que los que llevan mas tiempo sean los mas avezados, los mas adelantados y los mas organizados en el servicio de Satán. Y es lógico que éstos sean sus hijos como dijo Nuestro Señor. Y sus hijos predilectos. Y es lógico que el que no quere servir y se quiere dejar corromper pase a servir a los judíos, porque esa es también, la mejor forma de servir a Lucifer y su padre lo sabe. Y además pagan muy bien.
Dicho esto está claro que esto no es una cuestión de raza. Ni siquiera es una cuestión de religión, sino de como uno se planta ante la figura del Salvador, que nos enseña que todos somos hermanos y nos da esperanza en la vida eterna, que nos abre al mundo y nos quita el miedo. Es la única base posible para la verdadera civilización.
Los pobres judíos están atrapados en una religión primitiva, tribal, carnal que prima la sangre y lucha por la tierra que, como toda tribu, ha declarado la guerra contra el mundo, pero ellos creen que pueden ganarla,. que en vez de hachas y flechas usan Iphones, juegan en la bolsa, en la banca, dominan medios de comunicación, minan la Iglesia con herejías, se infiltran en los gobiernos, tienen ellos un gobierno central a su vez, inmensamente rico y lanzan con sus ideologías a hombres contra mujeres, trabajadores contra empresarios, musulmanes contra cristianos, LGBT's contra católicos, promociona el aborto y la homosexualidad y la inmigración masiva. todo lo que destruya a su declarado por ellos archi-enemigo: el gentil y su armamento moral: la cristiandad. Repasar los líderes de estos movimientos y veréis quienes son y de donde vienen
Los Judios están atrapados por sus rabinos, que los adoctrinan en el odio. la simulación y el miedo al gentil, en ritos paganos que según las sectas puede llegar a ser indescriptibles que un neocatólico no seria capaz de admitir. Y cuando escapan mentalmente de sus garras, continúan chantajeados por una homerta propia de una mega-mafia global. Nuestro deber, por caridad y misericordia, es convertirlos a la Verdad.
- Pero hijo mío, ya te han echado de mas de 100 colegios...
- Es que los profes me tienen manía, son unos dictadores y unos sanguinarios. Me acusan de cosas que yo no he hecho. ya sabes lo mismo de siempre.
- Vale te creo hijo. Siempre lo mismo. la verdad es que si, según lo que me dices, es que te tienen manía. Voy a escribir una carta contra ese colegio. No hay ni que escuchar su versión porque son unos impresentables.
- Asi me gusta papá, yo te la dicto. Y escríbela rapidito que se van a enterar.
Esa es una parábola de como razona el hombre post-moderno con los judíos y una medida del poder que los judios tiene sobre éste.
Efectivamente el Judaísmo se fundó en un momento dado del S. I, es lo único demostrable y que fue obra de los fariseos, pero los fariseos no pertenecían a una tribu determinada ni había once tribus malas y una buena. San José no fue ningún maldito por descender de la tribu de David, ni Pinchas ningún bendito por ser levita. Por otra parte, los profetas, que tienen una importancia fundamental, tampoco eran todos levitas: unos sí y otros no.
Les deseo paz y bien y siempre es vivificante leer sus comentarios y ni que decir del blog del padre Olivera, que Dios le bendiga, mi comentario es una petición para que alguien pudiera compartirnos el Talmud , ya que lo he buscado y prácticamente es imposible encontrarlo, de antemano gracias por su ayuda.
Saludos
Los católicos afirmamos que Cristo murió por nuestros pecados. Yo tampoco apruebo el argumento del "deicidio", menos aún cuando los judíos actuales no son descendientes de habitantes de Judea de hace 2000 años, sino conversos blancos del reino de Jazaria, no me parece ni siquiera razonable considerar que ellos son responsables.
Para un católico, Jesús si fue judío, porque por adopción lo era. Lo trágico, es que, de acuerdo con la definición judía de lo que es ser judío, simplemente no lo era. Ni bajo el punto de vista religioso ya que judaísmo es una continuación del fariseismo, ni desde el punto de vista étnico (Isabel era descendiente de Aaron y prima de María).
De hecho, de la religión de los hebreos partieron ambas ramas: los cristianos que consideran el Nuevo Israel el mundo entero y, en forma simbólica Jesús nombró 12 apóstoles (uno por cada tribu), esto es, una religión incluyente. Los judíos en cambio, al pensar en Israel excluyen a las otras tribus, asegurando que la Antigua Alianza no se rompió con ellos..... ¿Pero entonces por que con las demás tribus si? Mismos argumentos esgrimes para defender que no se rompió con lo judíos, aplican para el resto de los israelitas.
La confusión de la definición de lo que es ser un judío parece estar desde su origen, no hay una definición clara. Lo mismo se concluye con la palabra antisemita, usada como arma arrojadiza pero, en el fondo, carente de todo sentido.
Es una pena que usted, que afirma ser católica, escriba cosas como "...los otros se unieron a los antiguos paganos tomando como guía a una Persona, Jesús de Nazareth." Jesús no era pagano, es Dios hecho hombre que vino a redimirnos y que hizo la Nueva Alianza.
me temo que los mismos judíos distinguen las diferencias entre judíos y los israelitas, tu aseveración tal como "Jesús sí fue judío desde el momento que era israelita, lo mismo que todos los hijos de Israel, por la sencilla razón que la Virgen María fue judía.", es simplemente un sinsentido.
//www.enlacejudio.com/2013/04/09/diferencias-entre-israelita-israeli-judio-hebreo-semita/
Judío
"... De acuerdo con la legislación judía, judío es aquel que: a) es hijo de madre judía (ley que deriva una interpretación del pasaje de Deuteronomio 7:3-4) o b) aquella persona que se convierte formalmente al judaísmo bajo la supervisión halájica de un reconocido Bet Din (corte judía o tribunal rabínico) presidida por tres dayanim (jueces). Este proceso de conversión está desarrollado en textos legales judíos, tales como el Talmud, el Shulján Aruj y las interpretaciones de la ortodoxia rabínica."
Mientras que Israeltia es: "En la antigüedad, se llamó israelita al pueblo que se formó de la descendencia de Israel o Jacob, de sus 12 hijos surgió el pueblo de Israel, la nación de Israel."
Nota que la definición es cíclica: judío es el hijo de judía..... pero no define que es judía. Así que no hay una definición clara.... no sabemos que significa entonces "odiar a los judíos"..... no sabemos si Hugo Wast lo era.
Lo que si sabemos es que no es sinónimo de ni de Israelita, ni de hebreo, ni de Sionista. ¿Por que entonces se afirma que alguien es antisemita si critica el sionismo? ¿Por que afirmar que todo israelita es judío?
Sin embargo eso choca frontalmente con ciertos comentarios leídos en Infocatólica según los cuales los cristianos tampoco debíamos ser patriotas, porque el Reino de Dios no es de este mundo. Algunos comentaristas, que no blogueros, han dicho que en el problema de Cataluña no deberíamos tomar parte porque no es asunto nuestro.
Es decir que el vivir como los "cosmopolitas" debe ser también la posición de los cristianos. Claro que dudo mucho que se den cuenta de lo que dicen, pero lo dicen. Desde luego Hugo Wast, y ningún otro cristiano de su tiempo, habría pensado semejante cosa porque a él le dolía Argentina y era un patriota. Pero en esas estamos, a punto de convertirnos en "desarraigados" nosotros también por mor de que no somos de este mundo.
Es tan común porque es real. En el pasado, y ahora también. En todo tiempo y lugar.
Lo de Cataluña es un non sequitur de Palas Judea para desorientar, smoke and mirrors.
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