"¡Tengo miedo a las estatuas!" Para terminar con Colón
En mi país, la Argentina, donde gobierna un régimen aliado de la Cuba castrista y de la Venezuela chavista, la campaña ideológica no se da sólo en los ámbitos escolares, televisivos y futboleros.
Se impone incluso derribando estatuas…Pero no sólo en mi país; hoy de vuelta, el sabelotodo de Evo Morales (que puede escribir sus discursos gracias a que España le dio la letra; letra que no existía entre los aborígenes de su patria), sale diciendo que “no quiere más plazas con el nombre de Colón“. Algo parecido pasó en Argentina hace algunos meses, donde se instalado una disputa por eliminar la hermosa imagen de Colón que se erguía en detrás de la Casa de Gobierno (Casa rosada). ¿Los motivos?: “Era un genocida”, un “saqueador", un “violador", etc.
¡Le tienen miedo a las estatuas!¡Le tienen miedo a las plazas!
- “Pero caray: ¡qué intolerantes!” - diría yo si fuera progre. Pero no; no entro en esa hoy.
Les dejo una reflexión de mi maestro, el gran historiador argentino, Enrique Díaz Araujo para…
Que no te la cuenten
P. Javier Olivera R.
Colón – Por Enrique Díaz Araujo
1. Con seriedad
Cristóbal Colón fue el Gran Almirante que, para defender y extender la Cristiandad, el 12 de octubre de 1492, descubrió América. Suceso que López de Gomara llamó “la mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo creó”.
Fue una peregrinación de carácter mas divino que humano, encaminada a formar una Cruzada marítima contra el Islam, según se enseñara en la Escuela de Sagres, la emprendiera el Reino de Castilla y León y la financiara el Obispo de Badajoz, tesorero de la Bula de la Cruzada.
Por disposición providencial: Descubrimiento – “nada está encubierto que no deba ser descubierto”, Mt. 10, 26- y Descubridor se correspondieron.
Con Precisión, S.S. León XIII definió esos acontecimientos. En su carta Encíclica“Quarta abeunte saeculo” dirigida a los Arzobispos y Obispos de España, Italia y ambas Américas, del 16 de julio de 1892, dijo:
“Ese hecho (del 12 de octubre de 1492), considerado en sí mismo, es el más grande y hermoso que edad alguna vio jamás, llevado a cabo por los hombres. Centenares de millares de mortales surgieron del olvido y de las tinieblas en que yacían, y fueron restituidos a la común sociedad del género humano, convertidos de la barbarie a la suavidad de costumbres y a la vida civilizada, transportados del camino de perdición al de la vida eterna, con la comunicación de los bienes que nos mereció Jesucristo”.
Y agregó:
“Colón fue quien movido por el deseo de preparar y facilitar el camino de la difusión del Evangelio y fija siempre la mente en tal propósito, lo dispuso y encaminó todo a ese fin, no haciendo cosa que no fuese conforme con la Religión y no estuviese inspirada por la piedad”.
Así se explica por qué, en un orden trascendente, fuera considerado “la paloma que transportó a Cristo”, y que, por eso, él firmara Christoferens Colombus. Sin perjuicio que en un plano meramente natural fuera tenido como “el Quijote del Mar”, conforme lo calificara Jacobo Wassermann. ¡Pobre Almirante, que vistió la estameña parda de los hijos de la Tercera Orden franciscana, con voto de pobreza!
El historiador norteamericano Washington Irving confirma esta efigie del Descubridor:
“Era devotamente piadoso: se mezcló la religión de todos con los pensamientos y acciones de su vida”.
De ahí que el Reino de las Indias Occidentales o América, y su Descubridor se aunaran. Y que los descendientes de aquel evento extraordinario pudieron ser denominados cristianoamericanos, cual lo hizo el insigne poeta nicaragüense Pablo Antonio Cuadra: “Nuestra historia es pasión. Ocupamos la geografía como una cruz. Cruz y cruce de rutas. Cruz y cruce de sangres. Rutas y sangres que se han unido únicamente por la Cruz… Somos Hispanoamérica, Cristianoamérica… El nuevo mundo de la fe y la esperanza. ¡Cristianoamérica!”.
Noción escatológica que reiteró S. S. Juan Pablo II. En su discurso de 1992 en España, dijo: “Gracias España: por tu fidelidad al Evangelio y a la Esposa de Cristo, la porción más numerosa de la Iglesia habla hoy y reza a Dios en español”.
Y en su discurso de Santo Domingo a los Obispos del CELAM, del 12 de octubre de 1984, exaltó el “carácter providencial del descubrimiento y evangelización de América, y el “alumbramiento de la cristiandad del Nuevo Mundo”. Asimismo, reclamó que el Quinto Centenario del descubrimiento se celebrara “con alegría y orgullo”, porque “es justo que haya fiesta y alegría” (Lc. 15,32).
En la República Argentina aquel magno suceso fue conmemorado a partir del decreto del 4 de octubre de 1917, del Presidente Hipólito Irigoyen. Manifestó en sus considerandos: “El descubrimiento de América es el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad a través de los tiempos… La España descubridora… obró el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos afirmar y mantener con jubiloso reconocimiento”.
Entonces, el mayor historiador argentino, Julio Irazusta, ajustó el tema a una perspectiva doble: nacional y universal, al decir: “La historia de Colón es tan nuestra como la de España; y ambas, tan nuestras como de quienes antes fueran nuestros compatriotas y hoy son nuestros hermanos de raza. Y por ello pertenecemos al mundo occidental que recibió y tiene misión de transmitir a la posteridad las mejores tradiciones espirituales de la humanidad civilizada”.
Luego, a nosotros, los americanos, sólo nos cabe agradecer al Gran Almirante, rindiendo homenaje a su memoria y desagraviándolo por los ataques necios. Para ello, nada mejor que reiterar las palabras del insigne vate de América, Rubén Darío:
“¡Desgraciado Almirante!” Tú pobre América,
Hoy al favor siniestro de negros reyes
Fraternizan los Judas con los Caínes,
La cruz que nos llevaste padece mengua;
y otras encallanadas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones
Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!
Tal la oración que se eleva desde “la América fragante de Cristóbal Colón”, que invocara contra el imperialismo anglo-sajón, el mismo egregio poeta nicaragüense.
2. Con resentimiento
Pero, claro, los estultos, en su cortedad intelectual, no pueden alcanzar la genuina dimensión del Descubridor, y como zafios repetidores de la Leyenda Negra de la Conquista de América, vomitan su resentimiento contra el Descubrimiento, escupiendo para arriba.
Tal sendero ruin reconoce algunos jalones principales.
En julio de 1985, en el recinto de la ONU, el vetusto tirano caribeño Fidel Castro se opuso a la celebración del Quinto Centenario, expresando que el 12 de octubre era una“fecha infausta”, “una de las páginas más bochornosas de la historia universal”.
El eximio escritor venezolano Uslar Pietri lo comentó exponiendo: “Así paga Fidel haber sido ubicado en los mapas”.
En el año 1994; un grupo de diputados nacionales de la Argentina, encabezados porJosé Luis Manzano (quien todavía no era el empresario de multimedios que es hoy; aunque ya “robaba para la corona”), presentó un proyecto de ley para que el 11 de octubre se instituyera como el “último día de liberación de América latina”. América, se entiende, por Américo Vespucio; y Latina por el Lacio. O, si se prefiere, la“América precolombina”, usando los apellidos de los dos navegantes itálicos al servicio del Reino de Castilla (dado que el continente indígena carecía de nombre propio). Proyecto que no se redactó en quechua, aymará, mapuche o guaraní (que no tenían escritura), sino en castellano, la lengua “del ritmo de oro y la vibración marcial”.
En tercer lugar, en el 2004, el déspota parlanchín Hugo Chávez suprimió el Día de la Hispanidad, colocando al 12 de octubre como Día de la resistencia indígena. Ese mismo día los chaviztas derribaron y decapitaron el monumento a Cristóbal Colónerigido en el centro de Caracas. El zambo Chávez dijo que: “Cristóbal Colón fue el jefe de una invasión que produjo no una matanza, sino un genocidio. Noventa millones de aborígenes vivían en esta tierra, 200 años después quedaban tres millones. ¿Qué fue eso? Un genocidio”.
En realidad el “bolivariano” mató más indios que los encomenderos hispanos. Él no era andaluz, como el Padre Las Casas, pero le gustaba multiplicar. En efecto: el primer especialista en el tema de la demografía amerindia, Ángel Rosemblat, ha demostrado que la población precolombina ascendía a 13.300.000 personas, y que la despoblación entre 1492 y 1570 (la mayor parte producto de pestes y enfermedades, para las cuales los aborígenes carecían de anticuerpos) fue de 2.500.000 personas. Población que se repuso, y aún se acreció, pasado ese primer ciclo. Tesis sostenida por Nicolás Sánchez Albornoz, Ernesto Maeder, José Luis Moreno, Richard Konetzke, George Kubler, Edgard Gaylord Bourne y Rolando Mellafé.
Luego de los otros 80 millones que se inventó Chávez no hay noticias. Y el “genocida”verdadero resultó ser el demagogo macaneador.
Rencor y furia, bramido y espuma es lo que dejan, en definitiva, los negadores.
3. Con farsa
Ahora, en junio del 2013, el Gobierno de la Presidente Cristina Fernández de Kirchnerdispuso la extracción del monumento a Cristóbal Colón, inaugurado en 1921 por el gobierno radical, enviándolo a Mar del Plata, y reemplazándolo por una estatua a Juana Azurduy de Padilla.
Ante una impugnación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un juez acordó una medida cautelar provisoria, evitando de momento la remoción del monumento a Colón.
Ahí se abrió una polémica increíble, fundada en eventuales jurisdicciones escultóricas, y en la donación efectuada por la colectividad italiana de la Argentina.
La palabra “América” no se oyó en medio de la baraúnda de dichos y reproches, ni qué decir de las voces “Hispanidad” y “Cristiandad”. Esto semejó a un debate sobre parques y jardines entre opositores y oficialistas. Una vergüenza oprobiosa. Y el secretario Oscar Parrilli contribuyó con la guinda del cóctel, al sacar el monumento,“sólo para repararlo”, esquivando hipócritamente la medida cautelar.
Encima, además al rencor indigenista que ha presidido toda esa gestión, se le ha añadido el condimento feminista de la categoría de “género”, convirtiendo a doñaJuana Azurduy de Padilla en una especie de india o mestiza guerrillera castrista y abortera. Es decir, se aprovechó la ocasión para atropellar la Historia, transformando a la “Luz del Alto Perú” y aguerrida coronela, en una antecesora de doña Cristina. La pobre Juana que ya había tenido que sufrir que en una película de Torres Nilsson sobre Güemes su personaje fuera interpretado por la bella Mercedes Sosa. Lo que no se dijo es que el matrimonio patriota de los Padilla-Azurduy (que tuvo cuatro y no seis hijos como por ahí se dice), que disponía de cierta riqueza antes de las campañas bélicas norteñas, terminó en la ruina. Juana -“mucha mujer”- murió en la indigencia total. Nada que ver con algún otro matrimonio que en los cortos años de su carrera política multiplico su fortuna más de setenta veces.
En fin: comedia burlesca.
Lo que nadie pregunta es: ¿dónde habrían estado los Parrilli, los Timerman, los Zannini, los Fernández, los Alak, los Scioli, los Wilhem y demás charlatanes si don Cristóbal Colón no hubiera descubierto América…?
La respuesta se la dejamos al lector.
Una contestación probable sería: Andarían en taparrabos y sin carteras de Louis Vuitton.
Enrique Díaz Araujo
Patria Argentina Nº 300, página 4
19 comentarios
"Todavía en algunas ciudades tenemos plaza Colón. ¿Cómo puede ser plaza Colón? [Él era un] invasor, saqueador que nos ha traído otra forma de vivencia, saquearnos para dejarnos en la pobreza", dijo Morales en un acto con indígenas de la región amazónica de Beni (Nordeste), fronteriza con Brasil."
Excelente el comentario de E. Díaz Araujo. Y para intentar aportar algo, recomiendo el libro de Léon Bloy " Le révelateur du globe " en el que se nos ofrece una visión mística, y por ello más próxima a la realidad, de el gran don que se le concedió a Colón, y por medio de él a España, de ser protagonista de una de las mayores gestas espirituales de toda la historia de la humanidad.
Adelantándome a las posibles respuestas a este comentario, a las que no pienso responder, sugiero a los que no estuvieren de acuerdo que sigan con atención este blog para que tengan datos objetivos sobre cuestiones históricas, y a los que no les satisficieren,que vean Los Pitufos 2.
La región de Guayana debe mucho a los capuchinos quienes fundaron varias misiones, que posteriormente fueron destruidas durante la guerra de independencia, hoy es historia enterrada y olvidada.
En un artículo del filósofo Mehol Ferré decia que el sustrato de nuestra cultura eran el barroco y Trento (el concilio).
El Señor te guarda en el esplendor de la verdad.
Cuando yo era niña, en el libro de Historia se nos contaba que el motivo primero de la expedición de Cristóbal Colón, era descubrir una nueva ruta para llegar más rápido a la India, de la que se traían las especias, y fue en ésa búsqueda cuando se encontraron con América. Fue precisamente por creer que se encontraban en la India, que a sus habitantes les llamaron indios.
Me ha encantado la preciosa poesía de Rubén Darío.
Gracias y que Dios lo bendiga.
Bendiciones.
Esto es una rama más del "árbol de odio" antiespañol, que diseccionara magistralmente el profesor Philip Wayne Powell y que perturba las relaciones entre las naciones de la comunidad hispánica.
Considero que el hecho de derribar la estatua de Colón, es bastante más grave que una comedia burlesca. Porque es el manejo de los símbolos, vital en la lucha cultural en la que estamos inmersos.
Esto se sabe en cualquier buen aparato de propaganda, como los católicos hispanos supimos tener, al punto de desarollar la más grande evangelización de todos los tiempos. Esta herramienta que nosotros, ingenuamente, abandonamos, los profesionales del odio antiespañol la usan con total desparpajo y eficacia.
Nada ha cambiado en los casi dos siglos en que el Liberalismo domina esta parte del mundo. Antes, es cierto, no se hubieran atrevido a derribar la estatua de Colón, y hasta eran capaces de recitar loas a la Raza (Hispanidad), como el liberal Irigoyen. Pero todo ello con una hipocresía y una doblez inauditas, porque al mismo tiempo se seguían imponiendo a capa y espada en la educación las enseñanzas de un antiespañol y anticatólico patológico llamado Domingo Sarmiento, un furibundo enajenado que llegó ser llamado "El Maestro de América" en un congreso americano, nada menos.
Y me parece que detrás del "quid prodest" están aquéllos a los cuales servía Theodore Roosevelt, el cual dijo, tras una visita a Argentina, a principios del siglo XX: “While these countries remain Catholic, we will not be able to dominate them.” ("Mientras estos países permanezcan católicos, no seremos capaces de dominarlos").
(Por cierto, Theodore Roosevelt, era descendiente de una antigua familia israelita cuyo fundador en Norte América fue el judío holandés Claes Martenszen van Rosenvelt).
Eso es ni más ni menos lo que subyace a todo este vodevil. La estrategia de descatolización de Hispanoamérica, a cuya cabeza está el mundo anglosajón, en poder de las élites sionistas.
("We control the U.S., and they know it", Ariel Sharon dixit).
La ruptura del Imperio Español en América era solamente la primera fase de la actuación. Ahora estamos en la segunda fase, que es la eliminación de cualquier referencia católica y la protestantización del continente, parte de cuya estrategia es la activación de los indigenismos.
De ahí el odio a lo español, inculcado también en la misma España por mano de la izquierda política y de los nacionalismos, con la complicidad de los tontos útiles de la derecha liberal, movidos todo ellos por la Masonería, o sea, los mismos que crean en Hispanoamérica la zozobra política permanente para que el continente no pueda prosperar lo más mínimo.
Vaciar los símbolos para poder descartarlos o deformarlos a gusto.
Vaciar, en definitiva, al hombre.
Vaciar la persona desarraigándola de sus tradiciones, de su fe, es de algún modo, vaciar al hombre de sentido y, a pocos centímetros, de su propia dignidad humana.
Los mismos que apoyan el "indigenismo de laboratorio" son quienes fomentan y difunden doctrinas perversas nacidas del caldo venenoso del gnosticismo (y hoy se presentan como "new age") que, curiosamente, nada tiene que ver con las culturas nativas prehispánicas de América (excepto en varios aspectos que ya trataste, Javier, en post anteriores).
Yo sigo preguntándome por qué la sede del "Gobierno Mapuche" se encuentra en Londres ¿no sería lógico que un "movimiento" de tal característica se encontrara en Temuco o en Neuquén? Pues no, en Londres, a no muchos kilómetros del castillo fastuoso del progresista músico Sting que tanto hace por los "niños pobres de Etiopía"...
A los sudamericanos de hoy, digo sin gran temor de errar, nos moviliza más el futbol que la propia Patria. Ni qué decir de aquellos "ideólogos" (que de idealistas no tienen ni el cartel) que levantando la bandera multicolor del "indigenismo a-la-Steven Rockefeller" entregan como regalo zonas de explotación de petróleo y oro, con alto riesgo efectivo de contaminación en áreas que son habitadas por... ¡Población indígena! Y nada menos que a empresas relacionadas con aquellas potencias tan interesadas en difundir y proteger el "indigenismo de laboratorio".
Cierro aquí: Cuando se habla de genocidio o etnicidio ¿no se referirán los pasmados gobernantes argentinos a los tristes sucesos de Salta y Formosa de los últimos años?
Vaciar la historia de sentido; vaciar al hombre de identidad, de fe, de tradiciones; arrancarle la esperanza y la libertad; someterlo a la suave dictadura del dinero y el hedonismo. O volvemos a las raíces o no podremos aspirar a las alturas: No conozco árbol que sin raíces se eleve saludable hacia el cielo.
Un abrazo grande, P. Javier
Más nunca lo volvieron a hacer, aunque después no la restituyeran a su pedestal.
Había otra en las escalinatas del Calvario, en pleno centro de la ciudad, que la quitaron y pusieron a un general de una de las tantas guerras civiles de Venezuela, llamado Ezequiel Zamora.
La estatua de Colón del Calvario tenía su dedo índice apuntando a Macuro, el primer lugar donde los europeos tocaron tierra firme en el continente americano, en 1498.
Cuando algunos sudamericanos criminalizan de todos o gran parte de sus males a los españoles, se suele contestar: "Habrán sido tus antepasados los que cometieron "tales maldades", porque los míos se quedaron en España.
Saludos cordiales.
Me sorprende la frialdad con que se arregla el asunto de la muerte de millones de indígenas. Sobre todo que se afirme que ese déficit de población luego "se repuso", como si eso fuera consuelo o un eximente o atenuante de culpa.
También se repuso el cristianismo de los muertos en las persecuciones romanas y no por eso se las deja de condenar.
Y me gustaría saber dónde estan los indios de las Antillas que repusieron a los nativos exterminados.
También es un recurso frecuente hacer una elipsis y dar un salto desde el s.XIX con la independencia de las nuevas repúblicas hasta el día de hoy, pues se supone que ahora y en época colonial América era y es católica, pero denuncian que las nuevas repúblicas mataron más indios que los españoles como si los criollos decimononicos no hubieran sido católicos.
El racismo es un asunto no resuelto en América por mucho mestizaje del que presumamos.
Mi mujer es una mulata dominicana y me cuenta que todavía en los años noventa en Santo Domingo había locales donde sólo dejaban entar a los blancos, por no hablar del genocidio contra los negros que cometió el dictador Trujillo en las zonas fronterizas con Haití matando a miles de morenos. Trujillo por lo que se cuenta no soportaba saberse cuarterón y en su empeño por blanquear el país, acordó con su amigo el dictador de la otra orilla Francisco Franco (padrino de bautizo de una de sus hijas) la emigración de españoles para " reponer" a la población negra aniquilada.
También cuenta Hugo Chávez en el libro entrevista "Mi primera vida" de Ignacio Ramonet que cuando era un joven oficial del ejército y patrullaba por la selva acompañado de nativos, cuando los blancos veían juntos a un nativo y un europeo decían "un racional y un indio". A los nativos se les negaba el raciocinio.
Para no extender más se puede buscar en la Red el informe Figueiredo redactado por el fiscal de ese nombre sobre el continuo genocidio cometido contra los indígenas brasileños a lo largo del s.XX.
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