O sea: ¿tampoco hay que hablar del infierno...?
El ínclito cardenal Marx, tan de buen ver como inteligente y/o viceversa, se tira de la moto -una alemana, supongo, para hacer patria-, o es “la voz de su amo", con lo siguiente: “Allí donde alguien siembre el miedo -al infierno o a cualquier otra cosa- el Evangelio no puede tener efecto”.
Vale. Pero esto, ¿que recorrido tiene? Dicho de otro modo, y sin que este hombre haya explicado o acotado su sentido, ¿para qué sirve? ¿Jesús dice algo de esto -o parecido- en su Evangelio? ¿Acaso pretende este buen sr. cardenal que el Evangelio solo “tiene efecto” CUANDO SE OCULTA EL EVANGELIO?
Porque no hablar del infierno -al que, por cierto y por boca de Jesucristo, hay que TEMER- es ocultar el Evangelio… tapándole la boca al mismo Dios. E, intelectualmente, viene a ser algo así como que “una fachada solo queda bien pintada cuando no se pinta". O, “uno aprende bien matemáticas cuando no se le enseñan". Más o menos o por el estilo.