Es seguro que a Dios no lo van a matar ni queriendo, que sí quieren. Si pudieran claro, que no pueden. Pero ahi están borrando todo vestigio -o intentándolo, y a conciencia- de cualquier rastro divino por pequeño que sea: en la Creación, en la sociedad y en el mismo hombre.
Y por eso se ensañan con toda la crueldad de la que son capaces -todos los métodos les parecen buenos para eso- para matar al HOMBRE: verdadero “vestigio” o “signo y presencia visible” de Dios en la Tierra.
Esto no es de ahora, evidentemente. Es “moderno” y “viejo” a la vez, porque es el producto del odio a Dios, que se transmite y se perpetúa en el tiempo; y, en consecuencia, del odio a sus obras. Y la mejor, con muchísima diferencia, es la “persona humana", creada a imagen y semejanza de Dios exactamente, como nos lo narra Él mismo, en el Génesis: Hombre y mujer los creó, varón y hembra los creó: Palabra de Dios, Verdad de Dios.
Por “viejo” no hay que irse hasta las catacumbas: viene del s. XVIII-XIX, y se hace realidad en toda su brutalidad en el s. XX-XXI. En el fondo: todo “contemporáneo". Y, de hecho, los que tenemos una edad, lo hemos visto casi de primera mano; de algunas de sus barrabasadas somos testigos de visu.
Nace y está presente desde el primer día, con la MASONERÍA, que sigue en ello; ahora con mucho más PODER que antes, eso sí. Y se pone en práctica brutal y cruelísimamente, como nunca se había visto antes sobre la tierra, con los Regímenes Totalitarios -NAZISMO y MARXISMO, antes; y hoy con las “DEMOCRACIAS” al uso-, que nacen y viven todos y todas exactamente para desterrar a Dios del mundo, de la sociedad -empezando por el mundo político, que es el poder absoluto- para llegar, en consecuencia, al hombre.
Podrán cambiar tacticas y/o métodos, y las cambian, de hecho: por eso se llaman y se reconocen de modos distintos; pero la finalidad es la misma cerrilmente, obcecadamente: matar a Dios, matando al hombre.
No se salva ningún régimen occidental, aunque no todos están al mismo nivel, como es lógico y constatable. Pero no se salva ninguno.
Hasta entonces, hasta bien entrado el s. XX, los regímenes católico-monárquicos habían sido el muro de contención de la masonería y de los incipientes “socialismos” y demás “ismos” de todo signo y condición, genéticamente revolucionarios -está en su ADN-, precisamente a favor de sus pueblos, de todas sus gentes, especialmente las más desfavorecidas.
Por eso, los masones no pararon hasta que se los cargaron. España, con Alfonso XIII, y Austria con el emperador Carlos, fueron los últimos, sustituidos en Europa por una serie de “estaditos” perfectamente manejables, como se ha demostrado, que acabaron entregando, las “democracias europeas", a los soviéticos. Poco antes se habían cargado la dinastía reinante en Portugal, volándola en pedazos, o con un tiro en la cabeza.
¿El método? Siempre encontraban a mano “curiosamente” a un anarquista o asimilado, izquierdoso y ateo, dispuesto a cargarse a quien hiciese falta, inmolándose o no: pero asesinando a quien le señalaban. Al que luego -no les dolían prendas en esto-, ensalzaban hasta el “martirio” por la libertad del pueblo: “to’o p’al pueblo", ¿les suena?
Tampoco dudaban en presentarse -estaban más que crecidos: se sabían soberbiamente vencedores de antemano- ante los reales soberanos, puestos previamente en la diana, para ofrecerles “el oro y el moro", empezando por mantener el trono…, si cedían a las pretensiones masónicas; aunque, eso sí, “perdiesen su alma” -pequeño “detallito"-, como bien sabían los interpelados, por católicos: caso de Alfonso y Carlos, calcados; y casi por las mismas fechas.
Los dos se negaron heroicamente, como personas de honor y como reyes católicos, como sabemos; y se les cumplieron las amenazas: los dos, a no tardar mucho, ¡a la calle! Porque eso sí: los masones y sus aliados -todos los de los “ismos"-, no amenazan en vano. Ahí están los hechos de unos y de otros.
Les copio, para que vean de dónde viene todo lo que está pasando a día de hoy en este país, y antes en otros: en todas las democracias occidentales. Aquí llegó todo más tarde, fundamentalmente por Franco, que fue el único gobernante que consiguió echar de España a los masones: sabía perfectamente dónde le dolía al País y al personal. Y, por lo mismo, ofreció la enseñanza privada a la Iglesia, amén de la tutela religiosa de la enseñanza pública.
Los conocía bien -muchos militares lo fueron: de los republicanos, pero también algunos en las mismas filas nacionales, como Cabanillas: era público-: los había estudiado, se fue a por ellos y se largaron, con el rabo entre las piernas, y con todo lo que pudieron arramblar. Solo volvieron con la “democracia", y ahí están, resucitando todas sus máximas y sus fobias anticatólicas y antihumanas, por ateas.
Supongo que les sonará lo del divorcio, el aborto, la escuela laica -o sea: atea y anticatólica; y por lo mismo, infrahumana-, ¡fuera matrimonios! -o sea: “matrimonio civil"-, ¡revolución obrera y muerte al empresario!, anarquismo y terrorismo, huelga, corrupción económica, política y judicial, separatismo, abajo el orden público, la mentira sistemática y como sistema, prensa partidista escorada sin pudor alguno a la progrez y sus promotores, enfrentándose descaradamente al poder legítimo, saqueo de las arcas del Estado, limitación de nacimientos, ingeniería social, asalto y saqueo al patrimonio de la Iglesia, etc., etc., etc.
¿Saben de dónde viene todo eso? ¡Mismamente, de la MASONERÍA! No se han movido ni un paso de todos y cada uno de sus presupuestos y finalidades desde el s. XVIII: lo que no han podido hacer antes, lo dejan en pendientes y lo hacen cuando pueden, por ejemplo, ahora mismo, a través de los políticos y de los grupos de presión, más los tontos útiles, que siempre los encuentran… porque los hay: son los únicos que, además, lo hacen gratis: ¡más tontos, imposible!
Y MATAN. Tanto desde dentro de la propia persona como matarlas directa e impunemente: para eso se hacen las leyes convenientes: a conveniencia del legislador y del ejecutor: los jueces, como tantas y tantas veces, son meros “mandaos", como demuestran ellos mismos con sus “ensoñaciones” y los “juristas de prestigio".
Ahí están, instalados en la sociedad española, la anticoncepción como primera manipulación del orden y del sentido del matrimonio y de la familia; y, si falta hace, siempre nos quedará el aborto. Ahí está el divorcio, y la colección-carrera de “emparejamientos". La sustitución de “marido y mujer” por “pareja", con la admisión de que cualquier cosa es/sustituye al MATRIMONIO y a la familia, con “matrimonio civil” o con arrejuntamiento. La reduccion de la mujer, y del amor conyugal, a objeto y sexo. El desconocimiento de lo que son y suponen los hijos: el bien, el verdadero bien, del matrimonio, fruto del amor conyugal y de la generosidad y el cariño por el propio cónyuge; sin pretender que “comprar” un crío, y/o “alquilar un vientre", o la “inseminación artificial” -tal cual a una vaca: a eso se reduce a sí misma ya la mujer- da exactamente lo mismo que “creced y multiplicaos". La “ideología de género” que, como toda ideología, ha de encontrar un enemigo, normalmente inventado: en este caso, el hombre contra la mujer; la persona con un cuerpo sexuado -hombre o mujer- sustituida por una quimera: la locura por decreto.
Por supuesto, nada de esto sería posible -podríamos alargar el listado-, si mucho antes no se hubiese empezado a pretender que la mujer no supiese lo que es ser mujer. Luego, que estuviese enfadada con ser mujer. Y, más adelante, que se rebotase y renegase de ser mujer… para ser ¿hombre, quizás?
Por si toda esta ingeniería no bastase, se coge a los niños y se les machaca desde dentro y desde bien temprano: ahora ya en parvulillos. Se les quita, con la educación -así se explica la fijación de la progrez con la educación y sus “planes de desarrollo"; y así quedan más en evidencia las antes “derechas", que ahora son la misma progrez: tan progrez que ni ellos mismos caen en la cuenta: así de podridos están-, se les quitan las coordenadas de bien/mal, bueno/malo, cierto/dudoso, verdadero/falso, espacio y tiempo que me miden, lo quiera o no/lo que me da la gana, persona/animal/cosa, Dios/hombre, eternidad/caducidad, pensar/opinar, padre y madre/hijo…
es decir: se les quitan todas las referencias antropológicas -que no culturales- con las que uno se encuentra existiendo y se le borran, igual que se hace en un ordenador: se le borran los “programas” y se “reprograman".
Y ¿qué sale? Lo vemos todos los dias: niñ@s enganchados al alcohol, las drogas y el sexo ya con 12-13 años. Hijos que les sacuden a sus padres: antes ya les han denunciado varias veces. Fracaso escolar como nunca, y va a más. Incomunicación -con quién me voy a comunicar si no sé con quién debe hacerlo, si me he quedado sin entorno, si soy/estoy como “un pulpo en un garaje".
Este es el panorama nada imaginario: no es la pintura de un locatis. Esto está en los periódicos que, aún, tocan estos temas y levantan alguna voz -solo un poquito-, para callarse a continuación porque en la página siguiente tienen que hablar de los bien que no hacen “estos chicos". Y seguir admitiendo lo que degrada personal y colectivamente.
Por último: siempre les quedará la EUTANASIA. Que ya está en marcha. Y no es el coronavirus: eso va por otro lado, y no da los resultados que estos buscan.