La persecución de los buenos. Bis
Hace exactamente un mes publiqué un post con este título: La persecución de los buenos. Y lo repito nuevamente, porque los acontecimientos me lo imponen.
A dia de hoy -es público, pues está publicado hasta por el mismo Vaticano-, los Heraldos del Evangelio están siendo comisariados exactamente por “los buenos", por los “oficialistas” de turno y de “obediencia debida”. Aunque ya se sabe que, en la Iglesia Católica, y en esto de la obediencia, siempre hay una excepción: “que nos manden pecar". En este caso, hay que resistirse, ya que obedecer se convertiría automáticamente en obediencia INDEBIDA: y se cometería un pecado. Mortal o Venial, según materia. Pero PECADO. Y no hay otra.
Automáticamente, han salido personas singulares a entrar al tema, como hago yo hoy. Por mi parte, lo considero un deber en conciencia, en primer lugar; aparte la cercanía de su situación a mi experiencia personal.
Otros, también han salido a la palestra, en el bando que podríamos calificar de contrario: cargando contra ellos. Curiosamente -hoy mismo, sin ir más lejos- los de “la banda de la cizaña", osease, el Vidal “veneno mortal” y sus mariachis, vuelven a la carga en esa línea “tan católica” -bendecida incluso por padres y demás jerarcas católicos-, de sembrar la única semilla de la que tienen abundates reservas: la SOSPECHA. Y utilizando lo que mejor se les da: la MENTIRA.