Ciertamente, hemos de convenir que, en la Iglesia y a pesar de los pesares, que son legión, el Espíritu Santo también trabaja… y hace de las suyas. Non est abbreviata manus Domini…!
La prueba, incuestionable, es la canonización del citado cardenal Newman: una eminencia intelectual y moral, siendo aún anglicano; no digamos tras su conversión a la Iglesia Católica; máxime, sabiendo que le iban a dar desde los dos lados; o sea, que iba a recibir en las dos mejillas.
¿Cómo teniendo un futuro seguro además de prometedor entre los anglicanos se hizo católico? Por la fidelidad a SU CONCIENCIA: no podía ir contra su conciencia, se pusiesen los demás como se pusiesen; porque, como dicen los clasicos castellano: “el alma solo es de Dios".
Había tenido un buen y “cercano” maestro en su paisano el mártir santo Tomás Moro: entre guardar fidelidad a su Rey a costa de negársela a Dios, o guardar fidelidad a Dios a costa de negársela al Rey, no lo dudó: primero Dios.
Era la “escuela” y el “ejemplo” que siempre se había vivido en la Iglesia Católica desde los tiempos apostólicos. Cierto que mucha gente, a lo largo de los siglos, habia apostatado a la hora de la persecución Cierto. Pero otros muchos, “innumerables", habían permanecido fieles, y habían entregado no solo hacienda y presente: sino sobre todo, habían entregado su vida: era la mayor y perfecta IMITACIÓN de Cristo: la FIDELIDAD a Dios, y a su Hiijo Jesucristo, y su la Iglesia y a sus hermanos en la Fe… y esa fidelidad no admitía otra forma de actuar.
Así hizo Tomás Moro desde su puesto de segunda autoridad del Reino, solo tenía al Rey por encima de él. Y así hizo Newman, aunque sin sufrir “técnicamente” martirio: pero que lo hostigaron y lo acosaron… sin ninguna duda. Pero fue fiel a Dios, por serlo a su conciencia, insisto.
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