"Hipócritas...! Ciegos...!"

El Evangelio de la Misa del XXI Domingo TO, ciclo B, clama con una fuerza y rotundidad que debería ponernos los pelos de punta, si nos quedase algo -a los que somos la Jerarquía de la Iglesia en uno y otro nivel-, de lo que se ha venido llamando, hasta no hace demasiado, “Conciencia". Palabra desaparecida o casi del acerbo Católico.

Y ruge el Señor Jesús con notable fortaleza; pues hemos de espabilar, de despertar de esa modorra que tan fácilmente se pilla, e inhunda y apaga cuerpos y almas, en esta Iglesia cada vez más irreconocible, comparada con el original, del que tenemos testigos y memoria:

Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis el Reino de Dios a los hombres! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren!

Es realmente sobrecogedora está directísima acusación que profiere Cristo contra todos aquellos que, por Oficio instituido por Dios Padre, tenían como Misión asegurar en la Fe y la Esperanza al Pueblo Escogido, para llevarlo y meterlo de ese modo en el Reino de los Cielos.

Claro que siempre tendremos las tan famosas como malhadadas Catequesis, a todos los niveles y para toda solución que, curiosa y eficazmente, tienen como efecto que todo el que las acaba, desaparece automáticamente.

Estarán montadas para esto, en concreto? Porque, tantos años con el mismo efecto perverso, NO sería motivo para ver qué está pasando, por qué pasa, y cambiarlas de raíz?

Sí no se hace, cabe pensar que esa tan notable y constante “desaparición” es lo buscado, no? 

Tan dura y certera la denuncia, como que no se conforma con lo dicho; sino que, sin poderlo remediar, se lanza a fondo:

Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que recorreis mares y tierras para hacer un prosélito y, cuando llega a serlo, lo hacéis reo del fuego dos veces más que vosotros!

Toda está diatriba es trasladable a nuestros días? No está denunciando el Señor Jesús las causas -y el efecto-de la inmisericorde Descristianización que nos ha destrozado y destruido? No nos estará hablando directamente a todos nosotros, los clérigos de la (antes) Católica Iglesia; hoy, vete tú a saber: habrá que ver caso por caso?

Por acudir a algunos casos:

Se podría calificar de “hipocresía” la presencia y el discursito de un Sr. Cardenal de la Iglesia Católica -gran sarcasmo, me da…!-, en el mitin de la Kamala Harris?

Podría calificarse como “hipocresía” dolernos -es un decir-, como Iglesia Católica y soplo “del espíritu” para todos en Ella, por los migrantes del mediterráneo -asi, a bulto, sin entrar en detallitos, que los tiene-, y no decir ni una palabra por la galopante y feroz Descristianización de países enteros?

Sí que hemos “mejorado” en lo de buscar y tratar de hacer un prosélito: ahora tenemos prohibida hasta la misma palabra! Es hipocresía, o qué demonios es?

Una prueba? los “frutos” de las Catequesis. Podría repetir aquí lo escrito anteriormente.

Pero Jesucristo no ha terminado; y por ésto continúa: Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: si se jura por el Santuario, no es nada; pero el que jura por el oro del Santuario queda obligado! Necios y ciegos! Qué es más? El oro o el Santuario que santifica el oro?

No está presente hoy en la Iglesia, antes Católica, esta misma perversión, esta tergiversación de los significados y de los horizontes, hasta el punto de magnificarse los plásticos y la naturaleza y ningunear la recepción de la Eucaristía; no sólo en pecado grave, sino estando cierto de vivir en una verdadera y estable situación irregular?

Los “católicos a lo Biden” son una clamorosa denuncia, y un permanente y sangrante escándalo al respecto. Que sucede, porque se permite. En la Iglesia, antes Católica.

Todo esto es ceguera o necedad? Como mínimo es una locura que no soporta ninguna institución que se precie; y menos la Iglesia, antes Católica, que tiene como Origen y Bandera la Verdad, que no sólo viene de Dios, sino la Verdad que ES Dios.

Pues da toda la impresión de que el Señor no se ha quedado aún a gusto del todo. Y prosigue:

Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidais lo más importante de la ley: la Justicia, la Misericordia y la Fe! Hay que hacer una cosa sin descuidar la otra.

O sea: hacer el ridículo sin sombra de pudor alguno, ostentosamente.

O sea: cerrar las parroquias, comunidades, y cualquier realidad eclesial, por pequeña que sea: ojo con el COVID, que nos pilla…!!!

O sea: seguir catalogando como “primavera” el mas crudo invierno que ha padecido la Santa Madre Iglesia en toda su historia: es que va camino de desaparecer si Dios no lo remedia…!!! Y seguir con la matraca del “soplo del espíritu” a esta tórrida DANA que ha secado, que ha abrasado, con foraz incendio, almas e instituciones.

Y como ahora no hay nada respecto al anís, el comino y la menta…, siempre nos quedará la burocracia para justificarnos sobre el papel o el ordenador…

Guías ciegos, que colais un mosquito y os tragáis un camello! Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera el vaso y el plato, pero por dentro están llenos de rapiña y codicia! Farisei ciego, limpia primero el vaso y el plato por dentro, para que también por fuera queden limpios!

Algo que ver con los abusos y la pederastia? Algo que decir respecto a la formación en los Seminarios, aparte que lean novelas, como última y gran aportación vaticana?

Contaba un Sacerdote, más joven que yo, el ambiente de sus años de seminaristas: nada de oración, si acaso una plática o meditación al mes, Misas sin vestes los celebrantes, poquísima vida de piedad… Todo así.

Eran años ya no tan inmediatos al CV II: a caballo entre finales del 70 y primeros 80. Como es natural, no viste de Sacerdote, entre otras cosas.

Podríamos seguir, porque el Señor Jesús sí continúa: por supuesto, no se apea de lo de maestros de la ley y fariseos hipócritas. Pero no se queda ahí. Porque hace más gruesos los trazos.

Vamos pues a quedarnos con algunas de las perlitas que nos sigue dedicando. Y que cada palo aguante su vela:

Sepulcros blanqueados… llenos de hipocresía y de crímenes!

(…) Colmad pues la medida de vuestros padres. Serpientes, raza de víboras! Cómo escapareis de la Condenación del fuego?

Recapacitaremos? Seremos capaces de convertirnos, al escuchar estas palabras de Jesucristo? Nos va a tener que recordar que los ninivitas se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay Uno que es más que Jonás?

Sí no lo hacemos, será prueba evidente de que estamos mucho peor de lo que parecía. O de lo que nos creíamos respecto a nosotros mismos.

Acudamos a María: con Ella, esta Conversación, que necesitamos como el comer o el beber, como el respirar, se nos dará por añadidura. Con Ella, bien agarrados a su Mano Maternal, la alcanzaremos seguros.