Igual no es sólo "aire"...

Me refiero a lo de la “mariconeria", Francisco dixit.

Lo debe de saber muy bien, hasta el punto de mojarse con el tema; y no solamente por la insistencia al reiterar su denuncia, o eso ha parecido en un primer vistazo; sino también desde dentro del tema: prologar el librito del James indica conocimiento y, además, opinión nada condenatoria: más bien apoyo explícito. También en un primer momento.

Que hay “mariconeria” parece bastante evidente a estas alturas. Y no sólo en los seminarios: también en otros lugares de peso en la Iglesia: mismamente en Roma, conocido por público y publicado. ¡Es que han pillado al personal en plena francachela del mundillo!

O, ya en España -por poner un caso escandalosamente clamoroso-, lo del párroco que vivía con su “novio” en la casa rectoral, con conocimiento del todo el mundo menos del sr. obispo y su equipo: se enteraron por la prensa y por la Guardia Civil: ambos estamentos sí hicieron su trabajo.

También en sacristías, y demás. Hay denuncias al respecto ante las autoridades eclesiásticas; denuncias que no han producido mayores movimientos; quizá amenazar a los denunciantes. Que ya tiene mérito…

Y en colegios. Y en tantos y tantos “ambientes” que han propiciado, primero, negado después, y admitido mas tarde ante la evidente condena, los casos que ya eran innegables. Eso sí: todas las instituciones se han desgañitado protestando su apoyo a las víctimas -¡a buenas horas mangas verdes!-, su acompañamiento y cercanía. Y, por supuesto, con medidas para evitar nuevos casos…

Pero es que, abundando en el tema, ¿cómo ha podido desarrollarse, en el seno de la Iglesia, una multitud de casos de pederastia, tan horripilante como avasalladora? Todos estos casos, en su inmensa mayoría, se producen en/desde ambientes “mariconeriles". Lo que es evidente, y no puede ser de otra manera.

Pero claro: si al Sacerdote se le despoja de su Ser y Condición: “otro Cristo”. Si los Pastores se convierten en “mercenarios”. Si se llama “formación” a la desinformación y a la desasistencia de clero y laicos: “ya te apañarás", o “que Dios te la depare buena". Si se pretende que la identidad del Sacerdote es “mimetizarse con el mundo”. Si se le oculta, al Sacerdote, que la Vida Interior es su “primera tarea": su primer deber. Si se le llena de actividades que lo alejan de su ministerio; pues se lo entorpece y, en último término, se lo impide. Etc., etc., etc. Llegamos, de este modo, a donde estamos: el mariconeo rampante y campante. Y sus efectos colaterales: inevitables por otra parte en cuanto esto ha calado como forma de “estar” en la Iglesia.

¿Qué evidencia todo esto, más otras cosas que podríamos añadir? Lo que evidencia a todas luces es que, la Iglesia, se ha acercado tanto al mundo, que se ha convertido al mundo: no hay proclama, por mundana que sea, que no apoye; incluso explícitamente. Da igual su carácter.

Si hay que afirmar que Jesucristo ha hecho mal las cosas, o que las ha hecho fatal la Iglesia -"la Iglesia es claramente responsable de la criminalización de la homosexualidad": Schepers dixit, obispo auxiliar de Essen, encargado de la pastoral LGTB dentro de la CEA: lógico de toda lógica; por cierto: este buen hombre hace unos dias defendía la “transexualidad como parte de los planes de Dios": lo sabe de buenísima fuente-, pues va y se dice: ¿pasa algo?

Está teniendo tal inmersión mundana que, como pasa con el mundo de los políticos, a los autoridades eclesiásticas se les ve el plumero exactamente igual: hay que creer lo contrario de lo que postulan: así acertamos de pleno para discernir lo que aún es “católico". Y quedarnos con ello.

Como pasa con la Sociedad, infectada de masonería desde arriba con el NOM a la cabeza, la Iglesia se asemeja cada vez más con un “Estado fallido". Es decir: un Estado que, aparentemente parece que funciona -mal, cierto, pero aún quedan Instituciones en las que parece que se puede confiar-, pero que, en realidad lo que funciona es la CORRUPCIÓN INSTITUCIONAL, corroborada y amparada por las Leyes: otra mera apariencia, o utopía.

La Iglesia se está convirtiendo en una “iglesia fallida". Tan fallida que, como denuncia el Cardenal Sarah, la crisis de la Iglesia es una crisis de Magisterio. O, directamente, una “crisis de Fe", como también lo denuncia.

O tan fallida, como evidencian los intentos, reales, de crear una “nueva iglesita, molona y modernita, al servicio del mundanal ruido: ¡faltaría más!”.

¿Esto tiene arreglo? Humanamente, NO. Sobrenaturalmente, estamos en las manos de Dios. A nosotros nos toca hablar, rezar, y estar a disposición de todo el que quiera ser fiel a Dios, en su Iglesia, en medio del mundo, que es donde está Ella y nosotros.