«El culto que me dan está vacío»
Y tan vacío. De hecho, está tan arrasado que solo queda una mera ‘apariencia’ del mismo. O ni siquiera ‘apariencia’, ya que, en tantos casos, ni lo hay. Porque las ‘apariencias’ ya NO es Culto. Hablo en general, y asumo todas las excepciones: que siguen siendo muchas, gracias a Dios y a su Madre Santísima.
Porque -¡cómo estará el patio!-, ha tenido que salir a la palestra pública el Tucho Fernández, cardenal nada sospechoso de ortodoxia y disciplina litúrgica y/o eclesial en ninguno de sus horizontes, para pedir que las fórmulas que se usen a la hora de administrar los Sacramentos sean las que deben ser: que, porfa, no se cambien: que paren la “creatividad", no vaya a ser que los estemos administrando inválidamente. Que vale ya de tanto intrusismo: quien dice cómo deben ser las cosas es Roma.
Sinceramente y como no podía ser de otra manera, se ha quedado tan cortito -era de esperar: otra cosa sería impensable-, que es como si no hubiese abierto la boca. Y me explico.
A estas alturas, a la hora de la Administración de los Sacramentos, lo de menos es la ‘creatividad’ de las fórmulas usadas. Creatividad que se puso en marcha -y muy bien promocionada, por cierto-, para la celebración de la Santa Misa, ya por algunos en el postconcilioI: una vez más, en la historia de la Iglesia, nos topamos con un inicio, tan cierto y evidente como insoslayable: todo pastoral, por supuesto.
Como ha remachado el papa Francisco, hace unas pocas fechas: “Sin reforma litúrgica no hay reforma en la Iglesia”. Y tiene toda la razón. Sólo queda dilucidar en qué sentido, claro. Pequeño detallito, que señala y pone de manifiesto toda la “bondad” del asunto.
Pero, ¿y las Rúbricas? Debían estar para saltárselas, o así. Es lo que pasó. Y sigue pasando; pues la inercia es tan fuerte que “las normas de funcionamiento y uso” no es que no se apliquen: es que ya ni se recuerdan. Y, en tantos casos, se han quitado.
Pero, insisto, lo de menos era y es lo formulario. En la Iglesia, en este tema como en casi todos, se ha copiado el desmoronamiento y la corrupción “por lo civil": aquí y ahora, se insiste en lo obvio, en lo superfluo, en lo menos…, para cargarse lo más sin pestañear.
Porque en la Iglesia ha copiado el mismo sistema, por desgracia: se insiste en las fórmulas, para obviar lo mollar: la Teología y la Gracia, lo que significan y obran los Sacramentos, si se administran conforme a ellas, y respetándolas; pues, en caso contrario, amén de los abusos, generan verdaderos sacrilegios.
Por señalar:
* Los años del furor por las “confesiones comunitarias”, que no eran ni confesiones; comunitarias sí; ahora ya no se pueden hacer pues la “comunidad” ha desaparecido y, para tres…., que comulguen. Y a continuación todos a comulgar, tan ricamente.
Sin olvidar “el secuestro de los confesonarios”; la falta de rigor a la hora de valorar los pecados por parte de tantos sacerdotes; o confesar al personal fuera del sitio establecido por el Derecho y la Disciplina de los Sacramentos… Un abuso más, entre tantos y tantos.
* “¡Todos a comulgar” como se esté!: que no hace falta confesar antes, aunque haya conciencia de pecado mortal. Ahí está Amoris laetitia, como última salida de pata de banco.
* “La administración de los Sacramentos del Bautismo, de la Confirmación, y las Nupcias, SÍ o Sí”, aunque el sacerdote sea consciente de que no hay vida cristiana real, ni la va a haber…, porque no la ha habido desde hace años, o porque el tenor de vida de los padres y padrinos no lo garantiza ni mínimamente.
Ni teniendo la mejor de las voluntades: únicamente se admiten a los Sacramentos por aquello de admitirlos, y rellenar la ficha correspondiente. No hay más razones, pues todas son falsas: fruto, todas ellas, de cerrar los ojos voluntariamente, por MIEDO. Tanto a las autoridades superiores, como a ponerse delante de la propia conciencia, renunciando a preguntarse por lo que haría Cristo en mi lugar, que es el Suyo: donde yo tengo que estar, sí o también.
* Pero, eso sí: “hay que cuidar las fórmulas de la administración y los demás ritos”. Lo que venga después, ni mención, ni dedicarle un segundo: “los Sacramentos son para los pecadores, no para los perfectos”. O, “los Sacramentos son para las personas”. Y: “pa’lante tan compante”.
Estas frases, u otras parecidas que, desde los últimos diez años, salen de Roma como auténticos obuses que causan una destrucción masiva, son FALSAS. Así recortadas, son meros sofismas; porque, dichas de este modo, ocultan la VERDAD de Dios, de la Iglesia y de la Gracia.
Cierto que, “los Sacramentos son para las personas", SÍ. Pero la verdad completa sólo se enuncia -se enseña, se recuerda y se vive-, si se añade: “Y las personas son de/para Dios”. Sin esto, lo otro no significa NADA. Sin la FINALIDAD de la vida sacramental, ésta se queda en ‘el limbo’…, que no existe.
Pues eso… ¡Como si “confesar antes de comulgar cuando hay conciencia de pecado grave” fuera un desatino! ¡Pero si es uno de los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia! Pero, ¿la Iglesia sigue anclada en el pasado, sin evolucionar? Pues está muy pasada para mucha gente.
Y todo esto -la Dignidad del Culto, la seriedad en la administración de los Sacramentos, las conciencias de los mismos sacerdotes y de sus ovejas-, todo, se ha dejado en manos de los Sacerdotes, que son los que están al pié del cañón. Y en muchísimos casos, “más solos que la una”: tan solos que son los que van a recibir los palos si no hacen lo que viene de arriba, o si pretenden ir más allá de lo que de arriba viene y va.
Por supuesto: esto también lo han aprovechado los que no saben ni para qué son sacerdotes, obispos, etc.: seguramente ni se lo han enseñado en sus años de formación, o así; o, a conciencia, lo han obviado. Y ahora, con la ayuda inestimable de señoras, señoritas, consagradas y “obispas"…, ni te cuento. ¡Todo por la progrez y la modernidad! ¡Y “que siga la música”!
Como no hay mal que por bien no venga -Dios, de los males saca bienes, y de los grandes males, grandes bienes-, a los Sacerdotes y a los Obispos y Cardenales que quieran ser fieles, se nos está dando de parte de Dios, y con la ayuda de los “modernos” -inestimable a su pesar-, una oportunidad de oro para ser lo que tenemos que ser: otro Cristo.
La oportunidad de, como Él, echarnos a las espaldas la Gloria y el Honor de Dios, la Misión de su Iglesia, la Salvación de las almas todas. Esta es la Heroicidad que se nos pide hoy, por parte de Dios. Es lo que necesita la Iglesia y esperan de nosotros las almas buenas, que nos miran y acuden a nosotros como sus únicos y verdaderos Pastores.
Muy conscientes de que, también en la Iglesia -no digamos mirando a la sociedad-, hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Y que “hemos de servir a su Iglesia como Ella quiere ser servida”: así lo expresaba, arrodillado ante el Santísimo Sacramento, el papa Benedicto XVI, pidiéndoLe Sacerdotes que quieren ser únicamente Sacerdotes: otros Cristos, el mismo Cristo.
Porque Jesucristo, cuando denuncia -citando a Isaías-, que el culto que me dan es un culto vacío, señala la razón que lo ha corrompido todo en su Iglesia, en su Jerarquía, en sus Instituciones y en sus fieles; para nada se le pasa por alto el tema: porque su corazón está lejos de Mí.
Esta es la oportunidad que Cristo nos brinda a nosotros Sacerdotes, a través de las circunstancias que están infligiendo una auténtica Pasión a su Iglesia: que pongamos nuestro corazón en Cristo, hasta el punto de que, con este afán primordial, toda nuestra vida personal, y todo nuestro quehacer sacerdotal, esté regido y gobernado por Cristo, de cara a la Salvación de las almas todas.
Sin esta finalidad la Iglesia no tiene futuro porque se queda sin sentido: lo habría perdido de modo absoluto.
Sería nuestra respuesta personal a aquella invitación esencial que Cristo nos ofrece: Venid a MÍ. En todo el Evangelio y en toda la Escritura Santa no hay invitación más clara por Su parte, ni más fecunda en sí misma: no digamos si la hacemos nuestra.
Esto es lo que se ha llamado siempre y desde siempre en la Iglesia ‘Vida Interior’, ‘Vida Sobrenatural’, ‘Camino de Santidad’, ‘Vida de Piedad’…
Es lo único necesario -es el unum necessarium!, que enaltece Cristo en María, la hermana de Marta y de Lázaro-, que nunca nos será quitado. Es lo que recogen, a manos llenas, los Mártires y los Santos de todos los tiempos. Es la “apuesta por Jesucristo”, decidida, fiel y fecunda, y que Cristo, en correspondencia amorosa, nunca defrauda: al contrario: electi mei non laborabunt frustra!
Es el criterio permanente de nuestra vida de Sacerdotes, Obispos y demás. Es el Verdadero Camino. Con cualquier otra opción se nos cumpliría aquello de san Pablo: bene curris, sed extra viam!: nuestra vida sólo sería, entonces, DESCAMINO y CONDENACIÓN, como denuncia la Santísima Virgen en Garabandal. Y en otros lugares. Denuncia que Cristo hace suya, y la corrobora.
Es la hora de la Santidad de todos los que hemos recibido, en un grado u otro, la Participacion en el Único Sacerdocio Real: el de Cristo, Sacerdote, Víctima y Rey. Nuestra Identidad más preciosa y más precisa.
Amén.
Recomiendo, a mis hermanos Sacerdotes que, siempre que podáis, digáis la Santa Misa por los Sacerdotes, por las Vocaciones Sacerdotales, y por el Propio Sacerdote. Nos mantendrán en vela, fieles a nuestra Vocación y Misión. Nos va en ello la vida terrena y eterna.
13 comentarios
Gracias a Dios que aún hay sacerdotes que lo tienen claro, pero tendrían que ser todos.
Gracias de corazón Padre, que el Señor lo siga fortaleciendo, ayudando, inspirando, para bien de muchas almas, entre ellas, la mía.
Así que no tenga reparo en pedírselo también al resto de la feligresía, de modo que, cuando usted eleve las manos y diga "orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre todopoderoso" todos cuantos participan en la Santa Misa se sientan incumbidos, se unan a usted y logren arrebatar más almas para el Cielo.
Cómo se dice coloquialmente: "tienes más razón que un santo".
Gracias por tu comentario.
Y reza x mí.
2. Recomiendo la lectura de "La instrucción del Señor a los gentiles por medio de los doce apóstoles", "Instrucciones de los apóstoles" o, más conocida Didaché/Didajé (enseñanza apostólica).
Cuando s descuida la Vida Interior no queda nada a lo q agarrarse q merezca la pena y nos salve.
Comprenderé que su prudencia le lleve a no dar paso en su blogg, a estas consideraciones que me permito.
Considero un ataque al Padrenuestro, la pésima traducción que hace la Biblia de la Conferencia Episcopal Española del 2011.
Siendo el mismo Jesucristo el Autor del Padrenuestro, ¿porqué no respetan los traductores el texto y traducen ... como traducen?:
El Padrenuestro, tiene dos partes. En la primera Jesús enseña a dirigir nuestras peticiones al Padre después de una consideración a ese Padre a quién nos vamos a dirigir: "Padre nuestro que estás en los cielos" y a continuación las peticiones...
En la segunda parte, Jesús, como Dios que Es, pide que esa misma consideración debida al Padre, se tenga también hacia el Pan que vamos a pedir: "El pan nuestro de cada día" y a continuación las demás peticiones
¿Acaso no hay una "perla" de "Teología trinitaria" insinuada en esa consideración que enseña Cristo antes de que pidamos el pan? ¿No está diciendo implícitamente algo así como "el pan y Yo somos una misma cosa, igual al Padre"?.
La fórmula que impuso la CEE, y que persiste en la Biblia del 2011, ¿no devalúa la fórmula original de Cristo?. No es lo mismo entrar diciendo: "Danos hoy nuestro pan..." que "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy".
Si encima resulta que gracias a S. Jerónimo, tenemos en S. Mateo y S. Lucas dos versiones del Padrenuestro que se complementan e iluminan mutuamente, ¿porqué se des-aprecia la traducción de San Mateo que en la Biblia Oficial de la Iglesia, la Neovulgata disponible en la web del Vaticano "vatican.va", dice en el cap. 6, 11: «Panem nostrum supersubstantialem da nobis hodie»
¿Porqué se escamotea a los fieles el «hecho» de que Cristo enseñara según San Mateo (Palabra de Dios) el adjetivo «sobresustancial» referido al pan que vamos a pedir en el Padrenuestro?
¿Tan "insustancial" es en el Paternoster la palabra «supersubstantialem» que enseña S. Mateo?
«Supersubstantialem» es la palabra en latín que traduce a «epiousios» en la versión griega de S. Mateo.
«Epiousios» es palabra que aparece en el evangelio griego de S. Lucas, traducido aquí por «quotidianum», «cotidiano», «de cada día».
Y «epiousios» es palabra que aparece en el Paternoster de la Didaché, que es una especie de primer Catecismo de la Iglesia.
Si «epiousios» es palabra refrendada por la autoridad de dos Evangelios y un documento de los Santos Padres, ¿porqué a los primeros cristianos se les enseñaba a pedir el "pan sobresustancial" y hoy se nos escamotea?
¿Acaso la Doctrina de la Transustanciación, no queda refrendada por "sobresustancial"?
Es un principio a tener en cuenta en la profundización (escudriñar) de los textos de la Sagrada Escritura confrontar unos textos con otros. ¿Acaso la palabra «epiousios»-«supersubstantialem»-«sobresustancial», no ilumina el Discurso del Pan de Vida en la Sinagoga de Cafarnaún?
El Paternoster es también y muy principalmente "oración litúrgica", y "oración sacramental", ¿o no?. ¿Porqué se le resta contenido?. ¿No es acaso "patrimonio espiritual" debido a Jesucristo, que nos lo otorga a los fieles?.
Si se devalúa y se respeta poco el contenido del mismo Padrenuestro ¿no se "interpreta" con "libre examen" a las palabras del Autor del Padrenuestro?
¿Y no empieza a vaciarse de contenido el culto?.
Christus vincit, Christus Regnat, Christus Imperat.
Recuerdo un cuento que me contaban siendo niño, aquel que para volver a casa fue dejando migas de pan por el camino. Los pájaros se comieron el pan y él se perdió. Las migas de pan representan para mi el falso evangelio. Cuando salgo por el monte practicando senderismo me llevo la brújula, que unido a este cuento simboliza la Palabra de Dios. Por ello he de elegir entre perderme o seguir la dirección que me indica la brújula.
Si abandonamos la Palabra de Dios nos perderemos. Ahora vamos a pasar por una criba en la Iglesia, un cisma, y quienes se equivoquen a la hora de elegir serán sellados posteriormente por el falso mesias, (chip-666), que vendrá para liderar la falsa iglesia, fruto del falso ecumenismo que ya está en marcha.
Arzobispo Fulton Sheen: de la verdadera Iglesia surgirá la falsa iglesia del anti-cristo.
2ª tesalonicenses 2: ¿Por que permite Dios este engaño? Para que se condenen todos aquellos que rechazaron a Jesucristo que los habría salvado.
Apocalipsis 13 y 14.
Catecismo 675.
Non Nobis.
Padre, le hago la siguiente pregunta :
Una pareja, hombre y mujer, casada o no, van a la iglesia a que les bauticen al niño.
El párroco nunca los vio en misa.
De hecho no van a misa.
¿ a ese niño hay que bautizarlo ?
¿ El bautismo es un derecho que tenemos los hombres ?
Lo mismo con el matrimonio.
¿ Tenemos derecho a recibir el sacramento del matrimonio sólo por el hacho de estar bautizados ?
¿ Son los sacramentos un derecho que tenemos los hombres y un deber de la Iglesia administrarlos cuando los fieles queramos ?
Le hago estas preguntas porque no he conseguido nunca que nadie me diera una respuesta clara.
A lo mejor es que no existe una respuesta clara.....
Pues hay una respuesta muy clara: los Sacramentos sólo s pueden administrar en orden a la Salvación d las almas. X lo tanto, s administran si s cumplen las condiciones de licitud y d validez en los sujetos q los piden. En caso contrario, y si no s pueden revertir las circunstancias q impiden esas condiciones, cuya salvaguarda grava muy a fondo la conciencia d quién tiene q sdministrarlos, NO s pueden administrar. No negarse, sería, en palabras del mismo Cristo, "echar las perlas a los cerdos". Y s nos pedirá cuenta estrecha a la hora d rendirlas.
Si necesitas más aclaraciones, no dudes en preguntar.
Reza x mí.
En la Misa Hispano-mozárabe, antes de la Comunión el sacerdote se gira al pueblo y recita la frase: "Lo Santo, para los santos", queriendo indicar que lo sagrado es para los que estan en gracia de Dios.
En fin, se recoge lo sembrado.
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